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Sabemos que Judas era egosta, porque malvers las donaciones (ver
Juan 12, 6). Resuelto a encontrar "qu hay en ella para m?" quera que
Jess se convirtiera en mesas para liberarlo de la opresin Romana.
Jess se convirti en una desilusin bastante incontrolable. Judas
estaba tan ciego por sus propias estrategias que no pudo
comprender la posibilidad de que Dios pudiera tener una mejor
idea.
Caemos en la trampa del "qu hay para m aqu" cada vez que
buscamos nuestras propias soluciones despus de haber confiado en
Dios y de no haber obtenido los resultados que desebamos.
Sucumbimos al escuchar nuestros temores auto-defensivos. El egosmo
nos dice que protejamos nuestros deseos, nuestra felicidad, nuestra
zona cmoda, nuestras posesiones y nuestro estilo de vida. Nos ciega a
la posibilidad de que Dios podra tener una mejor idea.
Como Judas, por nuestro egosmo traicionamos a Jess. Profesamos
confiar en l como el Seor de nuestras vidas, pero nuestras decisiones
centradas en nosotros mismos prueban lo contrario. Creemos en l slo
cuando se adapta a nuestros propsitos. Lo adoramos slo cuando es
fcil.
Imagina que ests sentado con los discpulos en la ltima Cena. Jess
acaba de pasar su pan en su plato de salsa, y te lo entrega. Te est
mirando a los ojos. l conoce tu corazn. Te ama a pesar de todas tus
traiciones. Qu le dirs? Admite tu traicin; recibe su sonrisa. Ahora l
llevar tus pecados a la cruz. Recuerda hacer esto en cada Misa, porque
la liturgia trasciende el tiempo para conectarnos con la verdadera ltima
Cena.