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Master en Estudios Contemporáneos e Investigación Avanzada –

Universidad Jaume I de Castellón


Trabajo final materia: Medios de comunicación en sociedades
contemporáneas.
Profesora: Inmaculada Rius - CEU. Universidad Privada Valencia CEU
Cardenal Herrera. España.
Alumno: Guillermo Gabriel Fernández Amado
Reseñas sobre: La comunicación en la historia. Tecnología, Cultura,
Sociedad.
Reflexiones sobre: La invención del telégrafo y sus consecuencias
tecnológicas, Sociología sistemática. Sociedad comunicacional. Teoría de
la Dependencia. Capitalismo cognitivo. Mercado laboral.

METODOLOGIA
En particular los dos capítulos de la bibliografía seleccionados, versan sobre el mismo
tema: La invención del telégrafo y sus consecuencias tecnológicas, con el fin de
profundizar el análisis en un proceso histórico con múltiples consecuencias en la
actualidad, destacándose el grado de sociabilidad alcanzado por la nueva aplicación
tecnológica y la velocidad con se produjo.
La metodología adoptada fue intercalar reflexiones al resumen de los capítulos.

INTRODUCCION
Esta es una es una obra recomendable para entender cómo la humanidad intenta
concebir la historia tratando de encontrar mejores sistemas para la comunicación, y el
papel cultural y cognitivo que esas tecnologías y soportes han jugado en el desarrollo de
la sociedad moderna.
Deja entrever algunas consecuencias no deseadas de este tipo particular de desarrollo: el
de los medios de comunicación, que toma un rol cada vez más importante en el avance
de una sociedad tecnificada e interpenetrada por redes simbólicas como la actual.
En el campo de las telecomunicaciones, la rapidez en alcanzar un gran número de
usuarios de las nuevas modalidades de comunicación ha ido, casi siempre en aumento.
Sea del pasaje del telégrafo al teléfono, de este a internet y a la telefonía móvil, todas las
innovaciones de las telecomunicaciones son cada vez mas masivas y descansan sobre
las infraestructuras de los anteriores sistemas, pero también en costumbres, formas
sociales, empresariales y cosmovisiones ya implantadas desde que el telégrafo eléctrico
se inventó y consolidó. Se trata pues del desafío de comprender críticamente los
cambios sociales contemporáneos en relación directa con la diseminación de los
recursos de información y comunicación. Recursos y flujos multiplicados,
concentrados, interconectados y ubicuos como nunca antes en la historia del hombre.1

1
Martín Becerra. La Sociedad de la Información. Portal de la comunicación. Aula
Abierta / Lecciones básicas. Universidad Nacional de Quilmes. Arg.
Texto 1: Cap.16, Líneas Relámpago, Daniel Czitrom.
IMPLICACIONES DE UN INVENTO EXTRAORDINARIO
En 1844 se inauguró con éxito la primera línea telegráfica, y con ella la era de la
comunicación moderna en América. Era un invento extraordinario, en una época
extraordinaria. Antes no había separación entre transporte y comunicación, ni por tanto,
en la velocidad de una respecto a la otra. Los modernos medios de comunicación son
consecuencia y herederos (tecnológicos e institucionales) de las redes telegráficas.
La novedad era la comunicación instantánea y el impacto de las comunicaciones en el
ámbito intelectual, cultural y social. También estos foros de debate, vieron entrelazados
discusiones sobre el desarrollo económico del sistema telegráfico: el poder corporativo,
el monopolio y la regulación gubernamental.
Sobre esta regulación gubernamental y sobre los monopolios, decidí hacer el video
documental para presentar junto con estas dos reseñas comentadas, ya que preferí
continuar con el mismo “hilo conductor”. El análisis será sobre la ley de medios en
Argentina, que se ha visto reformada recientemente por el gobierno, y en el intento ha
suscitado numerosas críticas, avales, y discusiones políticas que retrataré con una serie
de videos guionados a fin de explicar un caso concreto de poder ligado a los medios de
comunicación. Poder que retrata Czitrom ya desde el comienzo de esta nueva etapa
tecnológica de comunicación moderna hace mas de cien años, y que podemos palpar
hasta el día de hoy, con aún mas intensidad que entonces.
El elemento clave de esta etapa originaria, es que inaugura una época de tensiones entre
los fervores de la innovación y los detractores del desarrollo hegemónico.
Los fervorosos se encarnaban en personajes como Joseph Henry, científico americano
que celebraba la terminación del cable del Atlántico enalteciendo la ciencia aplicada,
como rasgo del control y sometimiento del esclavo mundo material, al intelecto
humano. Se inauguraba también el uso masivo de la palabra Tecnología, como concepto
de ciencia útil en provecho del beneficio humano.
Ahora bien este concepto de técnica como bien instrumental, la encontramos ya en
Heidegger, cuando comenta las dos acepciones de la palabra: la técnica es un medio
para unos fines. El otro dice: la técnica es un hacer del hombre. Las dos definiciones de
la técnica se copertenecen. Porque poner fines, crear y usar medios para ellos es un
hacer del hombre. Afirma que la reestructuración técnica de las sociedades modernas se
encuentra enraizada en una voluntad de poder nihilista, la degradación del hombre y del
Ser al nivel de meros objetos.
A lo que es la técnica pertenece el fabricar y usar útiles, aparatos y máquinas; pertenece
esto mismo que se ha elaborado y se ha usado, pertenecen las necesidades y los fines a
los que sirven. El todo de estos dispositivos es la técnica, ella misma es una instalación,
dicho en latín: un instrumentum.2
La pregunta es al servicio de quién o quienes esta a disposición, de forma mas
asequible, dicho instrumento? Para responder esto, luego se comentará a Habermas,
para explicar que el modo de producción Capitalista es el que se beneficia con este
instrumento y a Marcuse para explicar que quien dirige esta intentona es el dominio
político hegemónico, deshumanizante y antidemocrático asociado a este modo de
producción.
Watson en Inglaterra y Franklin en América fueron los pioneros en la transmisión de
electricidad a través de hilos en el S.XVIII, a partir de estos descubrimientos en
química, magnetismo y electricidad es que se pudo pasar del telégrafo semafórico al
electromagnético. Luego Galvani y Volta revelaron la naturaleza del galvanismo.
Oersted en Dinamarca y Ampere de Francia descubrieron el electromagnetismo en 1820
y una década después J. Henry con un potente electroimán logra producir el primer
efecto mecánico a distancia. Samuel Morse ocho años después dio al mundo el primer
telégrafo electromagnético práctico. Este personaje al igual que Leonardo, fue uno de
los genios que lograron mezclar ciencia y arte, ya que contaba también con capacidades
artísticas-pictóricas.
Morse invento también el código que lleva su nombre, como señalización utilizada en
la telegrafía. Alfredo Vail desarrolló mas tarde un mecanismo receptor simplificado que
permitía al operador leer mensajes escuchando los clicks emitidos por un emisor de
sonido.
Luego de exhibiciones públicas a lo largo de 1838, Morse solicitó la autorización del
Congreso de EEUU para construir una línea experimental, y solo cinco años después de
incesantes demostraciones, logró el subsidio necesario para construir la primera línea
entre Baltimore y Washington, y la inauguración oficial de la primera línea nacional en
1844. Entre disputas por la patente del invento, ocho años después EEUU contaba con
más de 23.000 líneas telegráficas.

2
Martín Heidegger. La pregunta por la técnica. Conferencias y artículos, Ediciones del
Serbal, Barcelona, 1994, pp. 9-37
A Finales de la década del 1840, En varios países europeos y en Estados Unidos de
América, se habían construido grandes líneas electro telegráficas, que eran utilizadas
por las compañías de ferrocarriles, por los respectivos Estados y por el público en
general. El tendido de los cables aprovechando la vía férrea, impulsó a los gobiernos a
obligar a las compañías ferroviarias a compartir la infraestructura telegráfica,
tendiéndose los cables ferroviarios y estatales sobre los mismos postes.3
Las reacciones en la gente, iban del estupor y asombro incrédulo, al orgullo y
excitación.
La prensa y los informes de los funcionarios del gobierno que asistían a las
demostraciones fueron determinantes en el éxito, legitimación y difusión del gran
invento de Morse, rescatando lo innovador del mismo y su capacidad de aniquilar al
tiempo.
La prensa de la época transmitía noticias y retrataba el asombro de la población que
apenas comprendía el efecto eléctrico y que por tanto también eran proclives a la
incredulidad y temor supersticioso, como cuando en 1844, Cornell (ayudante de Morse)
se vio obligado a pagar certificaciones para asegurar que los hilos telegráficos no sean
perjudiciales a la seguridad pública.
Finalizando el artículo, se afirma que tal confusión e intranquilidad sobre la
significación del telégrafo, inaugura una época de similar reacción ante el efecto de la
“propia” comunicación.
3
Gaspar Martínez Lorente. El Telégrafo y la Sociedad de su tiempo. 150 aniversario del
telégrafo en España.
Veamos entonces como fueron aclaradas y teorizadas durante el s.XX las distintas
visiones sobre estas consecuencias técnicas desde la aparición del telégrafo.

TEORIAS SOBRE LA TECNOLOGIA


Feenberg resume las distintas teorizaciones sobre la Tecnología, proponiendo una
tercera mirada sobre la misma. Comienza detallando a la Teoría Sustantiva de la
tecnología (Heidegger), y considera que la tecnología no es simplemente un medio, sino
que se ha convertido en nuestro ambiente y en un modo de vida: este es su impacto
sustantivo. La tecnología propone un nuevo tipo de sistema cultural que reestructura al
mundo social entero en un objeto de control. Este sistema se caracteriza por una
dinámica expansiva que finalmente mediatiza a todo enclave pre-tecnológico y da forma
al todo de la vida social. La instrumentalización de la sociedad es, por lo tanto, un
destino del cual no hay escape más que la retirada del progreso.
La Teoría Instrumental ofrece la mirada más aceptada sobre la tecnología. Esta basada
en la idea del sentido común que las tecnologías son herramienta que esperan listas para
servir a los propósitos de quienes las usan. La tecnología es considerada como neutral
en lo socio-político, sin ningún contenido valorativo en sí misma, generalmente
atribuida a su carácter racional ya que la tecnología, esta basada en proposiciones
causales verificables. La universalidad de la tecnología significa que los mismos
patrones pueden ser aplicados en diferentes escenarios, aumentando la productividad en
diferentes países, regiones, eras y civilizaciones.
El punto en que ambas teorías no sostienen la crítica es en la consideración de que la
tecnología para ser verdaderamente neutral, debería ser capaz de servir a una pluralidad
de fines, y no lo hace, de hecho confirma los argumentos de la Teoría Sustantiva.
Por ello existe una tercera posición, que es la Teoría Crítica de la tecnología, que traza
un difícil recorrido entre la resignación y la utopía.
Esta teoría analiza las nuevas formas de la opresión asociadas con el industrialismo
moderno y sostiene que son sujeto de nuevos desafíos. Debe explicar como la
tecnología moderna puede ser rediseñada para adaptarse a las necesidades de una
sociedad más libre.
Esta teoría impulsada por la Escuela de Frankfurt, muestra que la conquista de la
naturaleza no es un evento metafísico, sino que comienza con la dominación social. No
hay Apocalipsis, sino que el remedio, por lo tanto, no debe ser encontrado en la
renovación espiritual sino en un avance democrático. Rechaza la neutralidad de la
tecnología y en su lugar afirma que la racionalidad tecnológica ha devenido en
racionalidad política. La forma dominante de la racionalidad técnica no es ni una
ideología (discurso de clase) ni es un requerimiento neutral determinado por la
naturaleza “verdadera” de la técnica. Esta mas emparentada con el Poder, más
precisamente en donde ideología y técnicas e encuentran para controlar a los seres
humanos y a los recursos en conformidad a los “códigos técnicos” que sedimentan
valores e intereses en reglas y procedimiento, instrumentos y artefactos que rutinizan la
búsqueda de poder y de ventajas por una hegemonía dominante.
Un buen ejemplo de la aplicación de esta teoría es la que se expondrá el video
documental adjunto a este trabajo, que toma el caso de la nueva ley de medios de
Argentina, un caso de normatividad que asegura la neutralidad de la producción,
distribución y reproducción de la información. Esta ley asegura que ni el Estado, ni las
empresas monopólicas trasnacionales puedan tener control sobre las representaciones
simbólicas, ya que las democratiza y las segmenta en partes iguales, para que la
pluralidad de voces sea equivalente, un tercio para el Estado, un tercio para los entes
privados, un tercio para las instituciones intermedias, cooperativas y medios
independientes.
La teoría crítica coincide con la visión Marxista de que una economía controlada por los
trabajadores seria capaz de rediseñar la tecnología para aplicar altos niveles de destreza
a la producción, y que de esta recalificación de la fuerza de trabajo fluirían grandes
cambios en la educación, la política y en la vida social. Sugiere la contingencia social de
la tecnología moderna, que posee un potencial democratizante inexplorado que solo
podrá ser realizado a través de un cambio en el centro del control. El cambio a través de
la sustitución del control desde arriba por un control desde abajo.
Esto sin embargo es todo lo contrario a lo que sucede en la actualidad, con reiteradas
crisis económicas del capitalismo transformada en una verdadera máquina de destruir y
precarizar empleos y empresas hegemónicas de medios de comunicación que haces uso
monopólico de la tecnología.
En años recientes, activistas envueltos cuestiones de políticas urbanas y ambientales, y
en políticas raciales y de genero, han cuestionado la importancia del planeamiento
económico marxista y del control por parte de los trabajadores, como es el caso de M.
Foucault con sus estudios históricos sobre el proceso de racionalización que dejan al
descubierto las raíces de las estructuras de poder modernas en una variedad de técnicas
sociales. El trabajo de Foucault aboga por nuevas formas de resistencia al ejercicio del
poder a través de estrategias técnicas.
La democratización radical presupone que exista en los ciudadanos de las sociedades
industriales un deseo por aumentar su responsabilidad y poder, pero esto no siempre es
posible ya que los modernos ciudadanos tecnificados e hiperconectados, son reducidos a
pasivos robots en las esferas publicas y también privadas e improbablemente adquieran
la calificación educacional y caracterológica para ejercer una ciudadanía activa si el
poder hegemónico nunca es cuestionado y combatido.
Solo en algunos heroicos casos se proponen alternativas civilizacionales coherentes,
basadas en un sistema de transformaciones en las instituciones sociales, la cultura y la
tecnología que se apoyen mutuamente, fomentando una nueva civilización participativa
que abogue por otros atributos de la tecnología, compatible con una distribución más
amplia de las calificaciones culturales y de los poderes, por medio de la dignificación
del trabajo, la auto organización colegiada de ciudadanos, y la integración técnica de
una amplia gama de valores que apuntan a mejorar la calidad de vida, más allá de la
mera conquista política-militar o búsqueda de ganancias y poder.4

En el video documental se retratará un caso de éxito en Argentina pero podría haberse


elegido Venezuela también. En Argentina sí fue posible la resistencia de esta ciudadanía
luchando contra el poder hegemónico de los medios, para reformar las normas e
instaurar un poder desde abajo, mediante diversas expresiones ciudadanas a favor de la
democratización de la ley de medios audiovisuales, pero fue un ejemplo de lucha y

4
Andrew Feenberg. Critical Theory of Technology. El parlamento de las cosas. Oxford
University Press, 1991.
resistencia ciudadana contra los grupos de presión y lobby de las empresas
multinacionales de medios que se negaban a la reforma de la ley.
Esta nueva ley de democratización de medios estuvo bajo aprobación de la Corte
Suprema de Justicia, a pesar de estar aprobada por el Congreso y el Ejecutivo, debido a
que ley fue frenada y trabada sucesivamente por las empresas monopólicas y sus grupos
de poder mediáticos, mediante manipulación de la información y formación de opinión
pública mediante programas de radio, informativos televisivos como Canal 13,
América, prensa como ser Clarín, La Nación y grupos de presión empresariales
asociados como ser las visitas de Asociaciones patronales (UIA con su presidente H.
Magnetto, dueño de Clarín) a modo de lobby al Tribunal de Justicia, ya que estos
grupos se verían afectados en la democratización de este sector de la generación y
distribución de cultura e información. Estos grupos mediáticos y de presión se oponen
sistemáticamente al funcionamiento de los medios de comunicación de forma regulada
por el Estado. Actualmente y tras sucesivos conflictos populares, medidas de fuerza,
intervenciones legales y trabas mediáticas se aprobó la misma mediante el dictamen del
Tribunal supremo de Justicia para poner en vigencia una ley ya aprobada en el
parlamento.
Como dice Ignacio Ramonet, existe la censura democrática en el ocultamiento de la
información y su monopolio, esto esta evidenciado en estos países donde la información
y la cultura tienen dueños, y por tanto requieren la regulación e intervención del Estado
para su democratización, ya que el mercado solo tendió a la concentración de este sector
y su resultado fue la manipulación simbólica y semiológica mediante nuevas formas de
presión por parte de los grupos mediáticos. Esta necesidad de denuncia de la
manipulación informativa desde estos grupos de presión privados, en este caso tiene la
particularidad de la bidireccionalidad, ya que la contraofensiva mediática esta
instrumentada desde los medios de comunicación estatales (Canal7 y sus programas
críticos de la manipulación mediática como ser pej: 6,7,8 y Radio Mitre con Víctor
Hugo Morales), que responden a las líneas ideológicas del Partido Gobernante (Partido
Justicialista-Frente para la Victoria).
Las relaciones políticas a veces son públicas y otras discretas, legales o ilícitas, y los
grupos de presión se vinculan con estas relaciones, de distintas formas: por medio de la
coerción, coacción, favores, amenazas, gratificaciones, actividades manipuladoras,
etcétera. Los tipos de presión ejercida son: persuasión, argumentación, soborno
mediante bienes materiales y/o simbólicos (publicidad, protagonismo, fama,
popularidad), compensaciones intangibles, compensaciones electorales, infiltración,
sabotaje, etc... En la forma de operar el grupo de presión se preocupa por no generar
reacciones adversas que se opongan a sus objetivos, por lo cual se crean opiniones
públicas favorables gracias a medios de comunicación manipulados.
Texto 2: Cap.17, Tiempo Espacio y Telégrafo, David Crowley
y Paul Heder.

IMPLICACIONES CULTURALES DEL INICIO DE LOS MEDIOS DE


COMUNICACIÓN
El aspecto más relevante del telégrafo es que separó transporte y comunicación, que
antes eran sinónimos. Y no solo separó símbolos de mercancía, sino que los primeros se
transportaban más rápido.
Esta separación fue mas allá de la señalización con contacto visual que existía ya desde
después de la revolución francesa (brazos, discos, contraventanas ubicadas en cerros de
cada ciudad importante, precursores de las redes de microondas con repetidoras), a
partir del invento de Claud Chappe.

La Convención Nacional adoptó al telégrafo como elemento de utilidad nacional y el


Comité de Seguridad nacional fue quien trazó los mapas de rutas, coincidiendo con el
fervor por la construcción de vías de ferrocarril y canales. Esto entró en conflicto con la
concepción de Montesquieu por ejemplo, de que las repúblicas no deberían ser
demasiado grandes, y lo hizo a partir de que se inauguraba una comunicación y
coordinación entre las regiones y la autoridad central, a partir del telégrafo.
A través de determinados datos estadísticos, podemos vislumbrar la utilización que del
telégrafo se hizo desde los diferentes establecimientos del Estado.
En 1800, esta comunicación entre ciudades también se vio en América, entre Martha’s
Vineyard y Boston. Una década mas tarde se diseñaron planos incluso para extenderlos
desde Maine a Nueva York.
Su primer uso fue transmitir noticias de las llegadas de barcos, sector con experiencia en
la técnica del contacto visual.
La tecnología eléctrica no solo permitió esta separación sino el control sobre las cosas
materiales a distancia, de su movimiento físico, específicamente para el ferrocarril.
Esta función primordial se inauguró en 1844 en Inglaterra y un par de años después en
EEUU. Esto reemplazó el uso de caballos para advertir las colisiones como anticipar los
cambios de tramo y desvíos.
Este mecanismo de control es abstracto, y es el mismo que se utiliza hoy en día en los
modernos controles de telecomunicaciones. Los efectos en aquella época se vieron
también en otros ámbitos.
Los periódicos que circulaban en las primeras décadas del siglo XIX, tenían un
contenido denso y doctrinario y las noticias que recogían habían sucedido días o
semanas antes de su publicación. El desarrollo del telégrafo eléctrico, dinamizó el
mundo de la información, modernizando las primeras agencias de prensa, como la
Havas y la Associated Press, que habían utilizado hasta entonces el correo y el telégrafo
óptico. Surgió así un nuevo estilo periodístico: la prensa de noticias. En 1851, la agencia
Havas utilizaba ya el telégrafo eléctrico, gozando de tarifas especiales y prioridad a la
hora de transmitir, igual que ocurriría con la alemana Wolf y la británica Reuter.
En el ámbito militar, los diferentes cuerpos del ejército habían aprovechado las ventajas
de la telegrafía óptica para incorporarlas a sus sistemas de comunicaciones. Se habían
construido carruajes, que transportaban aparatos ópticos similares a los de las líneas
civiles e incluso se construyeron grandes redes de torres de telegrafía óptica militar. La
telegrafía eléctrica revolucionó las transmisiones militares. En primer lugar, porque por
fin los gobiernos podían tener información rápida de las vicisitudes bélicas, por muy
alejados que estuvieran de los frentes, y también permitía la comunicación instantánea
entre los jefes de campaña de los ejércitos. 5

5
Gaspar Martínez Lorente. El Telégrafo y la Sociedad de su tiempo. 150 aniversario del
telégrafo en España.
Por último Telégrafo y Ferrocarril para el autor es un claro ejemplo del concepto
científico “Teoría de Sistemas”, en la cual la interrelación ordenada de componentes es
fundamental e incluso más importante que sus partes. La inauguración del pensamiento
estructural-funcionalista vio el germen de sus metáforas orgánicas y fácticas no solo en
las teorías biológicas del sistema nervioso animal, sino en las teorías del control del
telégrafo sobre el ferrocarril.
Veremos luego como los sociólogos mas recientes han incluso avanzado más en esta
concepción sistemática, como es el caso de Parsons y Luhmann.6

SOCIOLOGIA SISTEMATICA Y LA SOCIEDAD DE LA COMUNICACION


La teoría de sistemas es una teoría con pretensiones universalistas. Aplicada de la
sociedad afirma poder describir y explicar la sociedad y su funcionamiento como un
complejo sistema de comunicaciones.
De esta manera, propone un punto de partida radicalmente diferente al de las teorías
tradicionales de la sociedad, que entienden al hombre como "unidad básica" de la
construcción social. Para Luhmann esta es una visión europeísta, que debe ser dejada de
lado a la hora de analizar la estructura de la sociedad moderna: no son los individuos
sino las comunicaciones las unidades constituyentes y reproductoras de los sistemas
sociales.
El construccionismo sistémico se basa en al teoría de la diferenciación, focalizando en
el conocimiento desde la diferencia, el conocimiento siempre se ha establecido entre la
vinculación sujeto-objeto. Esto implica una operación de identificación. Cuando

6
Comentarios varios sobre la obra de Niklas Luhmann. (1998). Sistemas sociales,
Barcelona: Anthropos.
nosotros conocemos, lo primero que hacemos es diferenciar respecto a otros objetos
conocidos.
La teoría de sistemas construida por Niklas Luhmann parte de asumir la complejidad
siempre creciente de las sociedades contemporáneas como una realidad insoslayable
que pone contra la pared a las clásicas concepciones de la sociedad. Su pretensión es
ambiciosa en el sentido de intentar elaborar una teoría general que no se limite a una
teoría de la sociedad sino que tenga aplicación en otras esferas aunque paralelamente (y
como primer evidencia quizás, de lo paradójico de su pensamiento), puede afirmarse
que resigna inclinaciones totalizantes al incorporar la temporalidad, la contingencia y el
caos (en oposición a la tendencia "natural" al equilibrio Parsoniano) como componentes
intrínsecos de su teoría.
La teoría de Luhmann gira en torno al concepto de comunicación, por eso su adecuación
tan particular a esta concepción que da el autor a la tecnología del telégrafo, como
herramienta que habilita una nueva etapa comercial, y construye una nueva sociedad
como veremos.
Por comunicación Luhmann no entiende una acción humana en el sentido de Habermas,
ni un fenómeno tecnológico, ni un intercambio de información. Los hombres no pueden
comunicar, "solo la comunicación comunica". Según Luhmann, los sistemas sociales
emergen "...siempre que se establezca una relación comunicativa autopoiética, que
limite su comunicación y se diferencie así de un medio ambiente. Por lo tanto, los
sistemas sociales no están conformados por hombres ni por acciones, sino por
comunicaciones."
En esto radica la novedad deshumanizante de Luhmann, pero que por otra parte es una
visión más que acertada de la sociedad actual. El dilema ético es la distribución de la
riqueza y la pobreza frente al desarrollo de los países ricos que fueron precursores en la
aplicación de tecnología a sus sociedades, motores de la innovación, es un claro ejemplo
de cómo se niega y oculta a la exclusión. De hecho el término excluidos ya supera al de
pobre, ya que lo sitúa fuera de un sistema.
Si un sistema es deshumanizante para sus miembros, mas lo será para sus excluidos.
Esto es lo que se percibe en particular en un mercado económico particular, el laboral,
el cual se analizará al final del resumen. Este mercado como expresión de esa tecnología
comunicativa que inaugura el telégrafo, deja fuera a miembros de las sociedades
desarrolladas como de las subdesarrolladas. Es por tanto una característica sistémica y
no nacional ni regional, tal cual lo expresa el autor al referirse a las comunicaciones
telegráficas como primer esbozo de una aldea global intercomunicada, mas allá de las
particularidades de las regiones. Un ejemplo de cómo en la actualidad este proceso se
adapta y sigue el mismo patrón descentralizador, es el caso que comenta M. Castells
durante los ´80, cuando las nuevas tecnologías transformaron el mundo de los medios
de comunicación. Los diarios pasaron a ser escritos, editados e impresos a distancia,
haciendo posibles ediciones simultáneas del mismo diario adaptadas a varias áreas
importantes. 7
Luhmann recoge el concepto de autopoiesis desarrollado originalmente por los biólogos
Humberto Maturana y Francisco Varela y lo aplica a los sistemas sociales. Describir los
sistemas sociales como autopoiéticos implica que el carácter autorreferencial de los
sistemas no se restringe al plano de sus estructuras sino que incluye sus elementos y sus
componentes, es decir, que el sistema mismo construye los elementos de los que
consiste. En este sentido, un sistema autopoiéticamente cerrado (denominado también
"Operativamente Cerrado o Clausura Operacional") es aquel que produce comunicación
a partir de su comunicación y sólo permite el ingreso de irritaciones comunicativas del
medio ambiente por canales de “Acoplamiento Estructural” que actúan como
disparadores de acción intrersistémica, ya que la comunicación de un sistema sólo
puede darse a través de su propio medio simbólico y respondiendo a su propio código
binario.
La comunicación se produce mediante medios de comunicación simbólicos
generalizados, diferentes en cada sistema social pero comparable entre sí, por su
carácter estructural. Por ejemplo, el sistema económico opera con el medio dinero, el
sistema judicial con justicia, la politica con poder, etc.
Estos medios determinan la codificación de los sistemas, que reducen su complejidad
inherente a un código binario (si/no) de aceptación: Lo Acepto/No lo acepto,
Pago/NoPago, Legal/Ilegal, Poder/Oposición, etc.
El núcleo de la teoría de Luhmann son las sociedades contemporáneas. Incorpora los
avances recientes de las teorías de los sistemas para explicar la complejidad creciente de
las sociedades modernas.
Esta particularidad de complejidad es fundamental ya que en este artículo también se
caracteriza como inaugurada por los medios de comunicación.
7
Manuel Castells. El surgimiento de la sociedad de redes. Blackwell Publishers, 1996.
Capítulo 5: La cultura de la virtualidad real: la integración de la comunicación
electrónica, el fin de la audiencia masiva y la emergencia de las redes interactivas
Para Luhmann existen básicamente tres sistemas (vivos, psíquicos, sociales) que se
diferencian por su propio tipo de operación y el modo en que reducen la complejidad.
Para reducir la complejidad los sistemas utilizan la diferencia como principio orientador
y principio de procesamiento de la información. La reducción de la complejidad se
realiza a través de una estabilización interna/externa. Para sobrevivir un sistema debe
establecer una relación concordante entre su propia complejidad con la del medio
ambiente.
Los sistemas para Luhmann son cerrados sobre sí mismos, es decir, son autoreferentes y
autopoiéticos, en tanto son capaces de crear sus propias estructuras y componentes. Esta
característica de los sistemas cuestionan la relación todo/parte para incluir una nueva
diferenciación sistema/entorno. Por otra parte no existe como en Parsons jerarquía entre
sistemas en función de las relaciones de control de uno sobre otro. La relación entre
sistemas en Luhmann es contingente.
El fenómeno que observa Luhmann es la diferenciación progresiva de las sociedades a
lo largo de su evolución temporal en diferentes subsistemas sociales (derecho, cultura,
política, economía, educación, religión, etc.). Estas especializaciones son modos
eficaces de reducir la complejidad y se caracterizan por ser todos ámbitos de
comunicación.
La sociedad engloba al conjunto de las comunicaciones, este es un punto crucial en la
teoría de Luhmann: la sociedad no está compuesta por individuos sino por
comunicaciones. Los seres humanos son un sistema más y son el entorno del sistema
social. Esto permite entender porque en los mercados modernos, comerciales o
laborales, lo humano es siempre prescindible, ya que se sitúa en esta frontera, que
excluye incluso mas aún de las comunicaciones sociales a los menos interpenetrados
por estas redes autopoiéticas de contención.
El evento comunicativo tiene tres momentos: información, participación, y
comprensión. El cierre de cada evento comunicativo se da con el último paso. Este
proceso constituye la operación que define al sistema social. Si un colectivo social
marginal, no accede a la información, menos a la participación y menos aun a la
comprensión por carencias de entendimiento, mas excluidos estarán de la sociedad.
La autonomía de los sistemas presupone una cooperación entre sistemas que les
permitan una acomodación al entorno. Para explicar esta relación Luhmann incorpora el
concepto "Acoplamiento Estructural", a partir del cual un sistema aumenta la
irritabilidad del otro de forma tal que pueda llevarlo a una forma interna capaz de
operar. El lenguaje sirve al “Acoplamiento Estructural” entre el sistema social y los
sistemas de conciencia (sociedad e individuo). Una vez más, la carencia de acceso al
lenguaje intersistémico de un sistema social (como puede ser un colectivo agrícola), lo
excluye de las negociaciones entre los demás sistemas (mercado agropecuario, mercado
crediticio) y lo excluye al no tener ni voz ni voto.
En cuanto al desdibujamiento del individuo como agente capaz de construir y modificar
su propia historia, vemos en el caso de Parsons que el individuo pierde su creatividad y
libertad a través del concepto de rol/status, acción regulada a partir de la introyección de
las normas y valores y la doble contingencia, en el caso de Luhmann este desaparece
por completo, proponiendo incluso resignar la noción de individuo recordando el
carácter histórico del concepto nacido con la modernidad.
De algún modo la preocupación de Luhmann por la creciente complejidad del entorno y
la necesidad de reducir y sintetizar esta complejidad a través de los sistemas, se monta
sobre el concepto de diferenciación estructural de Parsons, una de las dos formas en la
que Parsons concibe el cambio.
La primera relación básica se da entre el sistema y el entorno ya que no hay sistema sin
entorno. Lo básico y fundamental de la teoría es que el sistema se construye por la
capacidad de distinción entre sistema y entorno. La vida para Luhmann sería la
capacidad de autoorganizarse que la diferenciaría de otros elementos, como por ejemplo
una piedra, que no puede autoreproducirse; no puede realizar la autopoiesis, que es la
capacidad que tienen los seres vivos de reproducirse a partir de los propios elementos
(las células se reproducen a través de sí mismas, no existen agentes externos que
desarrollen esa misión). Relacionado con este concepto, está el de autoreferencia que
significa que en este proceso de autopoiesis, los seres se toman a sí mismos como
referencia. Cómo cualquier otro sistema vivo, el sistema social se basa en la
comunicación y es autoorganizado, ejerce la autopoiesis.
Habermas se inclina por la teoría de la acción, Luhmann se inclina por la teoría de
sistemas. Weber afirma que la acción social es individual, la hace una persona. Es una
cosa que hace un individuo, y la experiencia por más que sea “la experiencia
intersubjetiva” de Shütz, para Luhmann no existe. Weber y Parsons explican que es lo
que quiere decir acción, pero no lo que quiere decir social. Lo que hay que explicar dice
Luhmann, no es “la acción” ni “las experiencias” porque están son de los individuos,
son cosas individuales, no sociales. Lo Social tiene una manera sencilla de resolverse
para Luhmann, que en esta cuestión Habermas está más o menos de acuerdo, y es que la
Sociología no estudia la acción o la experiencia, sino que descubren un nuevo objeto de
estudio, que por primera vez es social, digamos así, no individual. El objeto de la
Sociología es la Comunicación, y los dos lo definen de una manera muy diferente, pero
que tiene la peculariedad de poder abarcar todo aquello que es social en la sociedad, es
una operación que incluye problemas de varios, de muchos intersujetos actuando
relacionalmente. Por eso Habermas hace una teoría de la acción comunicativa, pero que
sigue formando parte de la teoría de la acción, aunque interesándose por este tipo de
acción que crea lazos, que crea vínculos, que crea acuerdos, que permite la coordinación
de los individuos, la acción comunicativa. Esto asociado con los medios de intercambio
del Sistema Cultural de Parsons, es preocuparse por los Compromisos de Valor, que
generan acuerdos palpables o tácitos. Es el mismo enfoque pero desde distintos ángulos.
Cuando Weber define en economía y sociedad “la acción social” y sus cuatro tipos
asociados, inmediatamente después dice “no es social la acción solitaria...” y como
ejemplo, dice “la acción económica no es social” y es exactamente lo mismo que esta
diciendo Luhmann, solo es social en la medida que esa actividad condiciona al
individuo de una determinada manera para relacionarlo de una determinada manera con
otros, pero esto ya se da por la comunicación.
Como dice Luhmann que Habermas afirma, la sociedad global seria un conjunto de
conversaciones, de acciones comunicativas en el que las personas pueden conversar
racionalmente, y cruzar argumentos para entenderse una a otras.
Complementamos pues el argumento sobre la teoría de sistemas que da el autor como
suma de partes, con la teoría Weberiana de la acción, en donde la sociedad es el
conjunto de las acciones, de las interacciones, esto es lo mismo que decir que el todo es
igual a la suma de las partes. Habría otra manera de pensar a la sociedad que también
esta bastante instalada en la Sociología que diría (siguiendo a Durkheim o a Marx en
alguno de sus textos): la sociedad no es la sumatoria de sus partes, es algo más que la
suma de sus partes, la totalidad es más que las sumas de las partes. Se puede decir
entonces que es el producto de las partes, lo cual es distinto. Entre estas dos ideas, una
que pone el acento en las partes y otra que pone el acento en el todo, gira más o menos
toda la Sociología, claro está, hasta que Luhmann desembarca con su teoría de la
complejidad (que la toma de muchos autores que se dedican a las disciplinas complejas,
a las ciencias de la complejidad, a la cibernética).
Para Luhmann la totalidad es menor que las sumas de las partes, es siempre menor que
las sumas de sus partes. Ante este tipo de sociedades como las nuestras, modernas
(“sociedades hipercomplejas”), que ya dejo de ser para siempre una sociedad simple, su
modelo o su tipo de diferenciación ya no es la segmentación, o la estratificación, y esto
no quiere decir que no exista más la estratificación ni la segmentación, sino que quedan
subordinados a otro tipo de diferenciación, que es la que domina en esta modalidad
societal moderna, que se llama diferenciación funcional.
Pero lo que pasa dentro del individuo no se llama comunicación, por lo tanto los sujetos
forman parte del entorno del sistema social. Hay una separación muy tajante entre
individuo y sociedad, entre comunicación y conciencia, a la sociedad le interesa cada
vez menos la característica de los individuos, por lo tanto cualquier individuo puede
formar parte de todos estos sistemas al mismo tiempo. Un individuo forma parte al
mismo tiempo del sistema económico, del sistema político, del sistema artístico, del
sistema jurídico, del sistema de la familia, de todos los sistemas al mismo tiempo,
depende de cuantas comunicaciones participa, pero nada más. La sociedad moderna se
vuelve muy abierta en ese sentido en la participación en los sistemas, cuanto más
moderna hay menos barrera a la participación de los individuos porque cada vez ignora
más al individuo como individuo. La comunicación depende cada vez menos de los
individuos, la comunicación se vuelve más automática. Esto es un argumento muy
fuerte de Luhmann ya que si los sistemas dependieran de los individuos que participan,
no podría existir, no podría durar. La comunicación muy especializada no se puede
sostener en los individuos, se tiene que sostener en algo más automático y
autorreferencial. Son mensajes que generan automáticamente otros tipos de mensajes,
pero no pueden apelar a la conciencia individual, porque efectivamente la capacidad de
procesar complejidad de la conciencia individual es muy precaria, es muy poca;
alcanzaba para las sociedades tradicionales que eran fuertemente dependientes de los
individuos, y para la sociedad burguesa liberal incluso que es muy individualista, pero
para la sociedad moderna actual, no.
El sistema funciona solo todo el tiempo, aunque el individuo este ausente, el sistema
económico sigue funcionando, y el sistema de la ciencia también, no depende de los
individuos, tiene su propia lógica, entonces el sistema de la ciencia genera congresos,
seminarios, hace publicaciones, impone una carrera que el individuo puede elegir para
estudiarla o no, pero el sistema sigue funcionando y buscando nuevos individuos
interesados en ello. Con el sistema económico es mas claro, no pregunta si el individuo
esta de acuerdo o no, sobre el sueldo, sobre la propiedad privada, sobre el uso del
dinero...no, el sistema económico funciona al margen de ese tipo de problemas
individuales, porque sino se detendría, y como todos los demás sistemas están
dependiendo de que los demás están funcionando, no se puede detener, no se puede
parar, por lo tanto hay que descargar al individuos de la responsabilidad de sostener la
comunicación, la comunicación sigue sola, esta institucionalizada en los códigos en los
lenguajes sistémicos.
Lo mismo pasa con el sistema cultural, no importa si el individuo puede o quiere elegir,
este condiciona y mantiene las pautas culturales cual maquinaria en marcha, sin
detenerse. Luhmann rescata entonces a Durkheim: “hay que explicar a lo social por lo
social no por lo individual”. Lo social se explica por lo social, la comunicación se
explica por la comunicación, no por la conciencia del individuo, porque sino estaríamos
explicando a la sociedad por el individuo.

EL TELEGRAFO Y LA TECNOLOGIA COMO DETERMINANTES DEL NUEVO


MERCADO ECONOMICO CAPITALISTA
La influencia del telégrafo sobre la ideología también es relevante, ya que impactó
sobre la conducta del comercio, del gobierno y de los militares. Fue un bien productor
antes que de consumo. Que haya sido utilizado inicialmente para partidas de ajedrez es
una particularidad que pronto viró en forma general a su utilización más profusa en la
reorganización de los mercados y del comercio.
Habermas podría agregar que esta ideología representa a la racionalidad instrumental
del capitalismo incipiente, y que la institución del mercado, en el que los propietarios
privados intercambian mercancías, que incluye al mercado en el que personas privadas
que carecen de propiedad intercambian como única mercancía su fuerza de trabajo,
promete la justicia de la equivalencia en las relaciones de intercambio. El autor no hace
referencias expresas al capitalismo como modo de producción, y esto a mi entender es
uno de los valores agregados (y necesario) que se le puede añadir a este artículo, es
decir, la reflexión sobre esta etapa del desarrollo occidental y el juicio crítico sobre sus
consecuencias (en particular sobre el trabajo). El capitalismo entonces, ofrece una
legitimación del dominio, que ya no es menester hacer bajar del cielo de la tradición
cultural (gracias al proceso de secularización weberiano de las sociedades tradicionales
a las modernas), sino que puede ser buscada en la base que representa el trabajo social
mismo8.

8
Jürgen Habermas. Ciencia y técnica como “ideología”. Tecnos, Madrid, 1986. Pag 76.
El capitalismo posee la ideología necesaria para desarrollarse, tecnificarse, expandirse,
volverse hegemónico y acaparador de todos los ámbitos sociales al punto del encierro
deshumanizante, mientras que simultáneamente gratifica necesidades frivolizadas y
creadas ad hoc, brinda representaciones simbólicas legitimantes mediante la cultura y
asegura su reproducción mediática, en un mundo cada vez mas comunicado y eficiente
en la reproducir los patrones de esfuerzo/consumo/gratificación, que ordenan al sistema
social dotándolo de cierto equilibrio. Este panorama es para algunos autores expresión
de cierto pesimismo en el cambio social, como afirma Feenberg al afirmar que la
sociedad tecnológica esta condenada a un liderazgo autoritario, al trabajo embrutecedor
y a un igualmente embrutecedor consumo, pero rescatando como hace Habermas, que la
degradación del trabajo, la educación y el medio ambiente se encuentra enraizada, no en
la tecnología per se, sino en los valores antidemocráticos que gobiernan el desarrollo
tecnológico.9
Los precios de los mercados antes del telégrafo eran distintos de un pueblo a otro,
determinados por la oferta y demanda locales. Esto ya se avizora como el origen del
actual gobierno mundial de la aldea global, donde todo se sabe, emigrantes van de un
país a otro en búsqueda de los salarios y calidad de vida que no tienen en sus países de
origen, por la misma razón; saber los precios y oportunidades de otros lugares antes de
decidir comprar, estudiar, consumir, producir o trabajar, y luego actuar en consecuencia.
Se inaugura un período donde la maximización económica capitalista, obtiene ganancias
extraordinarias y novedosas por medio de una nueva herramienta económica que será la
estrella de los mercados financieros de la actualidad: la especulación habilitada por el
poder que otorga el acceso y manipulación de la información.
Lo interesante es que por ejemplo, hay una disparidad que es contradictoria éticamente,
aunque no de hecho: que el dinero no tiene las trabas regionales ni fronterizas para
instalarse, producir, explotar, acumular, pero que si tiene un trabajador rumano o
marroquí para trabajar en cualquier país desarrollado de Europa.
Es que el desarrollo capitalista produjo países ricos y pobres, a consecuencia de su
propia lógica.

9
Andrew Feenberg. Critical Theory of Technology. Oxford University Press, 1991. La
Tecnología y el Fin de la Historia
Quizás la explicación socioeconómica para que esto ocurra con la magnitud de lo
sucedido en el s.XX es la Teoría de la Dependencia de Fernando H. Cardoso y Enzo
Faletto.10
Las críticas a la visión desarrollista que fueron levantadas por las teorías del
subdesarrollo y la dependencia, nacidas principalmente en América Latina y África,
fueron útiles e importantes precisamente porque enfatizaron el hecho que la evolución
de un sistema económico regional o nacional dependía en gran medida de su lugar
dentro de las estructuras jerárquicas y de poder del sistema mundo capitalista. Las
regiones dominantes continuarán desarrollándose y las subordinadas continuarán
subdesarrollándose, como polos mutuamente apoyados en la estructura mundial de
poder. 11
La teoría de la dependencia es una respuesta teórica elaborada entre los años 50 y 70
por científicos sociales (principalmente brasileños, argentinos y chilenos) a la situación
de estancamiento socioeconómico latinoamericano en el siglo XX. La Teoría de la
Dependencia utiliza la dualidad centro-periferia para sostener que la economía mundial
posee un diseño desigual y perjudicial para los países subdesarrollados, a los que se les
ha asignado un rol periférico de producción de materias primas con bajo valor agregado.
Por consiguiente las decisiones fundamentales en lo económico se toman en los países
centrales, los que tienen los medios de producción industrial de alto valor agregado. La
inspiración teórica de esta teoría económica-social estaba en las tesis marxistas en
diálogo con los postulados de Max Weber. Esta confluencia teórica aporto
significativamente a la estructura de esta teoría que recomienda a los países
subdesarrollados limitar y reducir toda interacción con países desarrollados que tienen
interés en generar lazos de dependencia, como por ejemplo el endeudamiento o las
inversiones con injerencia política, alterando la soberanía de los países periféricos.
En el caso de que exista relación de dependencia hacia los países ricos, cuanto mas
carnal resulte esta relación, mas se evidenciaría que, gracias a un factor interno (la
burguesía nacional y elite política pro globalización e integración) y por un factor
externo (compañías multinacionales, organismos internacionales de crédito, uniones
comerciales globales para el libre comercio, etc.), se produciría inevitablemente en

10
Cristóbal Kay, “Estructuralismo y teoría de la dependencia en el periodo neoliberal,
una perspectiva latinoamericana”.Nueva Sociedad Nro. 158 Noviembre-Diciembre
1998, pp. 100-119
11
Hardt, Michael, y Negri, Antonio, Imperio. Bs. As., Piados, capítulos 13,14,15, y 16
desmedro de la periferia, el suscitado subdesarrollo por parte de la sumisión a los
dictámenes económico-sociales (y culturales) de las potencias económicas.
Los autores de la dependencia hacen hincapié en la dependencia tecnológica. Los
estructuralistas han hecho referencia a la debilidad del proceso de sustitución de
importaciones de los países periféricos en los 60 y 70, debido a las dificultades
enfrentadas al pasar de las industrias de bienes de consumo a las de bienes de capital.
Sin embargo, los países más grandes han logrado desarrollar un sector industrial de
bienes intermedios como, por ejemplo, las industrias químicas y del acero. A pesar de la
creciente presencia de empresas trasnacionales en estas regiones periféricas, la difusión
tecnológica ha sido escasa, lo que ha confirmado la crítica hecha por la teoría de la
dependencia a las empresas trasnacionales. La política del gobierno no ha podido
desarrollar una capacidad tecnológica autóctona en estos países subdesarrollados,
habiendo podido actuar de manera más decisiva para garantizar que las empresas
trasnacionales contribuyeran con este proceso. Con la nueva revolución tecnológica de
las telecomunicaciones y la electrónica, las economías más avanzadas han llegado a
tener una mayor ventaja competitiva sobre los países periféricos. Esto ha aumentado
aún más la dependencia tecnológica de la mayoría de estas naciones, confirmando
aquello de que el arbitraje no desapareció con la inauguración de la sociedad
comunicacional.12
También es un hecho confirmado el continuo deterioro de los términos de intercambio
de la periferia en comparación con los de los países del centro. Esto significa que los
países periféricos deben exportar una mayor cantidad de productos a los países
desarrollados para poder comprar a estos últimos la misma cantidad de bienes. Esto
avala la teoría del intercambio desigual de la dependencia en desmedro de la concepción
de un arbitraje que al desaparecer, provee transparencia y equidad en el intercambio
comercial.
En el pasaje a la economía informacional moderna, la línea de montaje ha sido
reemplazada por la red como modelo organizacional de la producción, transformando
las formas de cooperación y comunicación dentro de cada lugar productivo y entre
distintos lugares productivos. La fábrica industrial masiva definió los circuitos de
cooperación laboral principalmente mediante el despliegue físico de trabajadores en la
12
Castells, M. y R. Laserna: «The New Dependency: Technological Change and
Socioeconomic Restructuring in Latin America» en A.D. Kincaid y A. Portes (eds.):
Comparative nacional Development: Society and Economy in the New Global Order,
University of North Carolina Press, Chapel Hill, 1994.
planta. Los trabajadores individuales se comunicaban con los trabajadores cercanos, y la
comunicación estaba limitada habitualmente por la proximidad física. La cooperación
entre los sitios productivos requería también de proximidad física tanto para coordinar
los ciclos productivos como para minimizar los costos y tiempos de transporte de las
mercancías producidas.
La tendencia hacia la deterritorialización de la producción es mayor en los procesos de
trabajo inmaterial que implican la manipulación del conocimiento y la información. Los
procesos laborales pueden ser conducidos de modo totalmente compatible con las redes
de comunicación, para las que la locación y la distancia tienen una importancia limitada.
Incluso los trabajadores pueden quedarse en su hogar y trabajar o consumir. El trabajo
de la producción informacional descansa sobre la cooperación abstracta. Dicho trabajo
asigna un papel aún más central a la comunicación de conocimientos e información
entre los trabajadores, pero dichos trabajadores cooperadores no requieren estar
presentes e incluso pueden ser relativamente desconocidos entre sí, o conocerse sólo
mediante la información productiva intercambiada. El circuito de cooperación se
consolida en la red y la mercancía en un nivel abstracto. Por ello los sitios de
producción pueden deterritorializarse y tender hacia una existencia virtual en cuanto
están coordinados en la red de comunicación. 13También el trabajo puede mecanizarse y
virtualizarse a tal punto que una computadora puede hacer el trabajo de cientos de
personas, aumentando el desempleo por la innovación tecnológica. He aquí el drama de
la sociedad comunicacional deshumanizada de Luhmann, que se mide prioritariamente,
en el mercado laboral.
Desde la perspectiva de las regiones subordinadas está quedando cada vez más claro
que la modernización ya no es la clave del avance económico y la competencia. Las
regiones más subordinadas, tales como las áreas del África sub-Sahariana, están
efectivamente excluidas de los flujos de capital y las nuevas tecnologías, encontrándose
a sí mismas en los límites de la inanición.14
La solución para evitar esta sujeción y dependencia, nuevamente estaba en el énfasis del
rol del Estado, quien debía tomar el control total de las políticas nacionales; entre éstas
el control del dinamismo estacionario del capital, promoviendo la creación de empresas

Manuel Castells, The Rise of the Network Society. Oxford 1996, pp. 151-200.
13

Manuel Castells, “The Informational Economy and the New International División of
14

Labor”, en Martín Carnoy, Manuel Castells, Stephen Cohen y Fernando Enrique


Cardoso, The New Global Economy in the Information Age (University Park:
Pennsilvania State University Press, 1993), pp. 15-43.
nacionales estratégicas con dirección y capital estatal y por ultimo una regulación
bancaria a fin de lograr la independencia financiera y económica respecto a los países
desarrollados y centrales. Este Estado al regular, estaría contradiciendo los postulados
de la teoría neoclásica en boga durante este siglo, y allí radica su dilema.
Por otro lado esta postura teórica en lo económico no se contradice en absoluto con el
Keynesianismo, sino mas bien se complementa, apuesta por lo contrario a las
asociaciones internacionales y vinculaciones al estilo Unión Europea, ya que la
autonomía de un país en crisis y subdesarrollado es vital para su estabilidad y salida del
estancamiento.
Dada la crisis del socialismo y el fracaso neoliberal respecto de lo económico y social
para estos países débiles, es fundamental fundar una alternativa de gobierno y desarrollo
que pueda atacar los problemas citados mediante el paradigma centro-periferia o Teoría
de la dependencia que promueve medidas económicas ligadas al keynesianismo.
Esto que hoy en día conocemos como comercio offshore, comercio trasnacional,
exportaciones, mercerización de la producción en países subdesarrollados y demás
ventajas sustentadas en la diferencia del PBI, costes laborales, barreras arancelarias de
las naciones, y demás…surgió en aquella época cuando el “arbitraje” fue el nombre que
se le dio al comercio que consistía en comprar barato en una región y vender caro en
otra, de acuerdo a estas diferencias de mercado. Así se permitía no solo acumular capital
por medio de la plusvalía (que se realizaba desde tiempos anteriores, denominados por
Marx como etapas de acumulación originaria o primitiva) sino por una ganancia
obtenida directamente por un diferencial de precio, restados los costes del transporte.
El sistema de precios, los términos del intercambio, contaban, gracias al telégrafo, con
una variada, rápida, minuciosa y compleja información. Los datos estadísticos de 1875,
nos muestran que el 33% de telegramas totales expedidos en España por ejemplo, en esa
fecha, eran de naturaleza comercial.15
Este supuesto del nuevo comercio como generador de un equilibrio comercial de oferta
y demanda, se sustentaba por la teoría económica clásica de los mercados con perfecta
información entre oferentes y demandantes, que se incrementaba con el telégrafo, pero
dejaba al desnudo las deficiencias estructurales de dicha teoría.
La intervención de los medios de comunicación en la economía, de alguna forma se
inaugura según el autor en la invención del telégrafo, ahora bien, esto permitió el

15
Gaspar Martínez Lorente. El Telégrafo y la Sociedad de su tiempo. 150 aniversario
del telégrafo en España.
desarrollo capitalista de la sociedad comunicacional Luhumanniana, y estos medios
encontraron otras expresiones como ser el teléfono, la radio, la televisión, Internet,
todas herramientas de comunicación global. A medida que se reestructuran y
transforman radicalmente las economías nacionales y se crean nuevas formas de
organización social, se está construyendo una nueva economía política en el mundo,
mediadas y ayudadas por estas herramientas comunicacionales. Las economías y
sociedades de la región reaccionaron ante estos cambios y se reconectaron con las
exigencias de un mundo cada vez más competitivo e interdependiente. El capitalismo se
impuso de forma global en el s XX, en gran parte del globo.
El estructuralismo y la teoría de la dependencia desempeñaron una forma de ver las
cosas distintas, como crítica a este capitalismo que pasó de una economía clásica y
neoclásica a un neoliberalismo conservador que deshumanizó aun más a la sociedad de
comunicaciones, ya no de individuos. El papel de la Teoría de la Dependencia fue
provechoso en este proceso de cuestionamiento y construcción de un paradigma de
desarrollo alterno con respecto al dominio actual del esquema neoliberal.
Veamos luego algunas consecuencias de esta sociedad comunicacional capitalista en
los mercados económicos, particularizando el análisis en un mercado tan especial como
el laboral ya que el interés de comentar este artículo, se sitúa en el tiempo presente, que
tiene por rasgo un elemento histórico fundamental que surge de finales del sXIX: el
auge de la información como condicionante en el mercado comercial.
Las diferencias entre esta época y la actual, quizás radican en las tecnologías utilizadas
para comunicar, pero vimos que desde la teoría funcional-estructuralista e incluso la
Sistémica, hay semejanzas en el manejo, bondades y controles que poseen en común
una red telegráfica que conecta ciudades, y una red de telecomunicaciones que conecta
naciones en la actualidad. La diferencia quizás radica en que los mercados en el s.XVIII
y XIX transaccionaban mercancías, cuando en la actualidad, la mercancía mas
comercializada quizás, es la información, y el mercado de bienes encontró otro
semejante, el mercado laboral debido al crecimiento demográfico del ultimo siglo
acompañando al auge de la industria de los bienes y servicios intelectuales, inmateriales
y culturales que compiten con las clásicas mercancías materiales.
Por eso la importancia de no elegir cualquier mercado para este análisis, sino poner el
foco en el mercado laboral, para estudiar y comprender algunas consecuencias de estas
tecnologías de comunicación en la economía y la cultura del trabajo capitalista de
nuestro siglo.
Las diferencias de precios en el mercado de bienes del sXIX en EEUU, se fue
normalizando y regionalizando con la construcción de canales, mientras las mejoras en
la comunicación telegráfica nacionalizó la reducción de tal disparidad. El efecto del
telégrafo es repartir equitativamente los mercados en el espacio, todo el mundo en el
mismo sitio comercial, pasando a segundo plano las diferencias geográficas y
propugnando por la unicidad y facilidad en los mecanismos de intercambio económico:
moneda, leyes laborales, créditos, impuestos, etc.
El autor afirma que el telégrafo brinda la perfecta información para que el “arbitraje” y
la disparidad de precios, costos y oportunidades entre mercados no comunicados, deje
de existir. Pero esta afirmación es válida solo si se adopta el marco economicista
clásico. Por ello para sostener esta hipótesis de invalidez del postulado del autor, se
analizará luego esta teoría clásica en el marco laboral, para argumentar que la
información produce apenas un equilibrio relativo en los mercados de bienes (que
tienden inexorablemente a la acumulación, concentración y oligopolización), pero
desequilibrios enormes en los mercados laborales.
El marco teórico para afirmar esto, es tanto el marxista como alguna concepción
posweberiana como la de Michels, y su ley férrea de la oligarquía, ya que la
información se controla para mantener a los sistemas en orden (Parsons-AGIL), y estos
cuanto mas organizados estén, mas tienden a la oligarquización y su expresión
económica: monopolio/oligopolio.
En su aspecto político económico este desarrollo capitalista y tecnológico conforma un
modelo tradicional de análisis de la evolución de las organizaciones que se origina en
Max Weber y Robert Michels16. Este último realiza un estudio sociológico de la
emergencia del liderazgo, la psicología del poder y las tendencias oligárquicas
inevitables de la organización, sostiene que hay una ley de hierro que lleva de manera
automática al establecimiento de una oligarquía dirigente en toda organización, la
aparición de grupos de presión que coercionan políticamente a los gobiernos, al tiempo
que aumenta la influencia de los líderes organizadores, teniendo como consecuencia
también la desaparición paulatina del potencial disponible para la movilización de base,
la resistencia y la reforma (tendencia al cambio), como así la frecuencia de su accionar.
Es decir, no hay suficiente resistencia al impulso tecnocrático globalizador. Michels
recoge de Weber la idea de que la sociedad contemporánea es la sociedad de las

Irving M. Zeitlin, Ideología y Teoría Sociológica (Buenos Aires: Amorrortu Editores),


16

1982, pp. 181-316


organizaciones, por lo que los grandes conglomerados humanos necesitan de una
determinada estructura organizativa para poder actuar en todas las esferas de la vida
pública, política o social17. Michels sostiene que la masa tiene una necesidad psíquica y
moral de ser conducida por una minoría, compartiendo así las tesis del elitismo político
clásico de Wilfredo Pareto y Gaetano Mosca respecto a la imposibilidad de la
democracia, y a postular finalmente la existencia de una única ley de evolución de las
sociedades contemporáneas, sustentada en una visión cíclica y pesimista del hombre y
de la historia. La tecnología puesta al control de la administración de gobierno,
inaugura en aquella época un nuevo tipo de agente: el burócrata, el tecnócrata, el
mediático.
La descentralización y dispersión global de los sitios y procesos productivos,
característica de la posmodernización o informatización de la economía, provoca una
centralización equivalente del control sobre la producción del sXIX. La comunicación
antes y ahora, es la herramienta para tal control, inaugurando la concepción pesimista de
una sociedad panóptica, al estilo Foucault.
El diagnóstico o punto de partida es similar, Michels parece compartir la contundente y
pesimista tesis de la “jaula de hierro” (termino que popularizo Talcott Parsons
refiriéndose al original de Weber: ‘férreo cofre”) de su profesor Max Weber , que
afirmaba que la era del capitalismo victorioso había encerrado al ser humano en esta
jaula asfixiante, simbolizando así nuestra fragilidad ante el inmenso y anónimo poder
económico que nos rodea y por otro lado su carácter mecánico, carente de sustento
espiritual y sometido ineluctablemente a la racionalización de la existencia. 18
El proceso de “nacionalización” de la existencia en Weber habilita las condiciones
mayores o menores de posibilidad de que exista esta tendencia a la oligarquización de
las organizaciones, sean estas grandes y estatales, o pequeñas y de protesta.
El modelo oligopólico se transfiere en el s.XX a la red moderna de medios de
comunicación, y se caracteriza por sistemas de difusión. Según este modelo, en los
sistemas de radio o televisión hay un único y relativamente fijo punto de emisión, pero
los puntos de recepción son potencialmente infinitos y territorialmente indefinidos. La
red de emisión se define por su producción centralizada, su distribución masiva, y la

17
Wolfgang J. Mommsen, The Political and Social Theory of Max Weber (Chicago:
The University of Chicago Press, 1989), pp. 406
18
Max Weber, The Protestant Ethic and the Spirit of Capitalism (London & New York:
Routledge,1992), pp. 181-183.
comunicación unidireccional. Toda la industria de la cultura, desde la distribución de
diarios y libros hasta las películas y video, ha operado tradicionalmente dentro de este
modelo. Un número relativamente pequeño de corporaciones (o, en algunas regiones, de
empresarios como Rupert Murdoch, Silvio Berlusconi y Ted Turner) pueden dominar
efectivamente todas estas redes. Este modelo oligopólico no es un esquema democrático
sino una estructura de árbol que subordina todas las ramas a la raíz central, que posee el
control sobre los significados y representaciones simbólicas de las esferas económicas y
culturales de la sociedad moderna.
El autor sostiene que el telégrafo no solo reduce el arbitraje, sino traslada la
especulación del espacio al tiempo, ya que la comunicación al ser más rápida que el
transporte, permite la anticipación y la transacción comercial a futuro, nuevo lugar de
acciones prácticas. A modo de ejemplo se ve como el mercado de futuros “Intercambio
de Mercancías de Chicago” se inaugurara el mismo año en el cual llegó el telégrafo a la
ciudad (1848).
Si bien el autor afirma luego que no existe reducción total del arbitraje por la novedad
de la transacción de información, considera que este arbitraje residual es una
imperfección por causas imprevistas o marginales, pero en realidad este residuo no es
tal, no se reduce, sino se oculta. Es que nunca puede desaparecer porque la información
reproduce una disparidad natural en la interacción social más básica. Según Parsons, en
las interacciones sociales (incluidas las interacciones de información), hay negociación
y esta incluye un alter y un ego (al modo de la doble contingencia de la acción).
Para definir que la diferenciación en la información social es estructural, con los efectos
que esto conlleva, podemos partir de Parsons en su definición de ¿Cómo se forma la
cultura?, Según este teórico se forma por la interacción de dos actores que analiza con el
modelo de "La Doble Contingencia de la Acción". Al principio en la relación social
entre el ego (un sujeto) y el alter (otro sujeto) se da esta doble contingencia ya que
ninguno de los dos sabe como va a responder el otro frente a una conducta que cada uno
desarrolle, la respuesta del otro se la tiene como contingente. Tampoco se prevé como
se va a reaccionar ni las expectativas del otro ante un intercambio de información. Las
acciones dejan de ser contingentes cuando se "normalizan"; es decir cuando se
"institucionalizan"; cuando se transforman en "roles" y se espera una determinada
reacción ante una acción; Entonces, lo social es justamente lo que evita la doble
contingencia, porque transforma en patrón aquellas relaciones determinadas. Lo social
en nuestro ejemplo, es la norma, el mercado que se inaugura con un telégrafo que
comunica, pero que es necesario transformar en elemento de control y unicidad.
En la relación entre ego y alter de a poco se van a ir construyendo normas y estas irán
definiendo "roles"; que los actores van a desempeñar dependiendo, siempre, de la
"situación"; en que se encuentren. Así se supera la contingencia. Los roles, las
expectativas son objetivaciones, tal cual lo son para un mercado, la definición y
publicación de precios para cada cosa comerciable, incluso la fuerza laboral, el salario.
Como se fija, pues bien, históricamente podemos demostrar entonces que se fijó desde
el SXIX según mecanismos provenientes de la economía clásica, por medio de la
intervención de la oferta y la demanda y en mucho menor medida por los estados.
Volviendo a la idea de "estructura social"; dentro del sistema social vamos a encontrar
un conjunto de normas y valores que forman 'el Subsistema o Sistema Cultural". Este
está compuesto por "mecanismos de socialización" y por "status-rol". El "status" refiere
a una posición determinada dentro de sistema social y el "rol" refiere a un desempeño
determinado en función de su status. El status es lo estático y el rol lo dinámico. A un
nivel de organización más complejo tenemos "colectividades"; que son conjuntos
interactivos de status-rol (familia, escuela, etc.). El status-rol interactúa con los demás
según la función que le toca cumplir.
Esta claro ahora como la doble contingencia de la acción nunca permite la suposición de
que dos actores estén en igualdad de condiciones, ni materiales, ni de ideales, ni de
expectativas, ni de información que permita la idéntica disposición a participar de un
mismo mercado económico o laboral. Este es quizás el argumento central para refutar
cabalmente la teoría económica clásica.
Entendemos pues que la tecnología del telégrafo acrecentó la cantidad de
comunicaciones al tiempo que aumento la disparidad comercial luego del equilibrio
momentáneo (transición mejor dicho) que trajo la eliminación del arbitraje, hasta la
aparición años después una nueva forma del mismo, pero de índole global, con un
efecto concentrador y oligopólico, formando elites políticas y un poder hegemónico a
causa de la ley de la oligarquía. Veamos luego como los teléfonos en la Bolsa de Nueva
York fueron un claro ejemplo de este control y vuelta a la ley de la oligarquía.
Las nuevas tecnologías de comunicación, que levantaron la promesa de una nueva
democracia y una nueva igualdad social, han creado de hecho nuevas líneas de
inequidad y exclusión, en los países dominantes y especialmente fuera de ellos.19
19
Hardt, Michael, y Negri, Antonio. Imperio. Bs. As., Paidos, capítulos 13,14,15, y 16
En esta anticipación al futuro, aparecen en escena los primeros contratos temporales,
por ejemplo para prever épocas estacionales de comercio agropecuario, también
consecuencia de la separación del transporte (trasatlántico predominantemente hacia
1840 en Chicago) y la comunicación. Incluso las crisis y retrasos vieron un aumento en
cuanto a su instantaneidad respecto a los laxos tiempos del pasado comercial pre-
telégrafo (de años, las consecuencias de estas crisis pasaron a hacerse visibles en días).

Estos análisis de alguna manera retratan en menor medida los mismos procesos más
amplios y acelerados incluso luego de la invención del teléfono, como se puede ver en
la Bolsa de Nueva York hacia 1894.
También aquí se ve como se destruyó la identidad temporal de los mercados, ya que la
Bolsa de Nueva York restringió el uso de los teléfonos en la sala y se creó un defasaje
que propició la ventaja relativa de esta frente a otras como la de Chicago, creando las
bases de un monopolio en el manejo de la información. Un claro ejemplo es ver como
estos movimientos comunicacionales e informativos en la actualidad, ya no está en
manos de las fuerzas políticas que fueron concebidas tradicionalmente como
depositarias de la soberanía, y el consenso se determina por mecanismo que no son los
políticos tradicionales. El gobierno y la política tienden a integrarse dentro del sistema
de comando transnacional.
Hubo otras tres consecuencias, la primera fue que los mercados se tornaron insensibles
a las condiciones locales de oferta y demanda, sobre un mercado entonces, confluían
fuerzas de distintas lugares y tiempos, en un anonimato virtual que logró ocultamientos
de identidades y mayor expansión de los mismos, al tiempo que los volvió más difíciles
de comprender y poderosos.
En segundo lugar se separo a las mercancías de sus representaciones, logrando una
transaccionalidad y circulación independientemente del movimiento físico de las
mismas. La mercancía se objetivó en papeles, recibos y demás instrumentos comerciales
de intercambio. Ya no se comerciaba dinero por mercancías, sino tiempo y papeles a
cambio de un precio.
El tercer elemento fue la estandarización ya que la impersonalización de las
mercaderías, su calidad homogénea y controlada, mas su embalaje uniforme facilitaba la
colocación y circulación de la misma a diferentes actores e intermediarios.
Aquí se puede aplicar según el autor el concepto de Marx sobre el fetichismo de la
mercancía, separando el valor de uso del valor de cambio de la misma, en este proceso
de descontextualización y estandarización comercial, abstrayendo la mercadería de su
esencia material y condición de producción, objetivándola en un recibo o representación
de intercambio. Esto supone pues la ruptura de la relación real y directa entre
comprador y vendedor, ocultando las condiciones reales de producción.
El espacio a partir de entonces se volvió un medio para la difusión del sistema de
precios y objetivo de colonización.
S puede analizar el mercado laboral entonces, como caso particular de un mercado
económico, basado en la teoría marxista para dar cuenta de que este fetichismo de la
mercancía que explica Crowley, también existe cuando la mercancía es la mano de obra,
y que como tal, también es objeto de manipulación mediática, ya que el trabajo humano
también cedió al intercambio, circulación, transacción y manipulación simbólica,
informatizada. La alineación del trabajador de su producción es un efecto de este
fetichismo de la mano de obra.
La fetichización de la mercancía, potenciada en la visión negropontiana de la
insustancialidad del bit o de la información transaccionada, proviene de esta mediación
de la cosa entre los hombres, oscureciendo el carácter social de la producción, con la
consecuente atribución de cualidades intrínsecas a los objetos, cuando en realidad
dichas cualidades son consecuencia de la materialización de determinadas relaciones
sociales. El valor de las cosas, la información, los bits, o lo que fuera, no es otra cosa
que la envoltura que asumen los objetos de la actividad humana creativa por excelencia,
bajo relaciones capitalistas de producción.20
En nuestros tiempos la modernización ha concluido. En otras palabras, la producción
industrial ya no está expandiendo su dominación por sobre otras formas económicas y
fenómenos sociales. Un síntoma de este cambio se manifiesta en los cambios
cuantitativos del empleo. Mientras el proceso de modernización estaba indicado por una
migración del trabajo desde la agricultura y la minería (el sector primario) a la industria
(el secundario), el proceso de posmodernización o informatización se demuestra
mediante la migración desde la industria a los servicios (el terciario), cambio que viene
teniendo lugar en los países capitalistas dominantes, en especial desde los ´70 en los
Estados Unidos, en continua expansión hasta nuestros días. Los servicios abarcan un
amplio rango de actividades, desde el cuidado de la salud, la educación, las finanzas y el
transporte hasta los entretenimientos y la publicidad. Los empleos para la mayor parte
son altamente móviles e involucran habilidades flexibles. Más importante aún: se
caracterizan en general por el papel central desempeñado por el conocimiento, la
información, el afecto y la comunicación. En este sentido muchos denominan a la
economía posindustrial una economía informacional. Del mismo modo que durante el
proceso de modernización toda la producción tendió a industrializarse, así también
durante el proceso de posmodernización toda la producción tiende hacia la producción
de servicios, a volverse informacionalizada. Aunque las naciones y regiones
subordinadas del mundo no sean capaces de implementar estas estrategias, los procesos
de posmodernización les imponen cambios irreversibles. 21
En el curso de los dos últimos siglos, el conocimiento que se genera con la transacción
de información, ha jugado su papel en la objetivación del mundo, adaptando la
naturaleza y los hombres a la producción. Sin embargo, en este proceso el conocimiento

20
Emilio Cafassi, Bits, Moléculas, y Mercancías. Bibliografía materia: Sociedad e
Informática. FSOC. UBA .Arg. p10
21
Hardt, Michael, y Negri, Antonio. Imperio. Bs. As., Piados, capítulos 13,14,15, y 16
se convierte en parte integrante del desarrollo industrial, con las máquinas, los mercados
y el cálculo económico. Así, en el capitalismo moderno el conocimiento se ha
convertido en un factor necesario, tanto como el trabajo o como el capital.22
Si es insensato pronosticar, a más o menos largo plazo, la desaparición de la producción
material, hay que constatar sin embargo el desarrollo, a una escala inédita, de una nueva
práctica que se inscribe en una economía basada en la producción, la distribución y la
utilización de servicios y de bienes inmateriales.23
Este hecho de reducción del trabajo privado, concreto e individual a trabajo abstracto
que crea valor tan común en nuestros días, devenido de la innovación telegráfica, pone
de manifiesto la materialización del trabajo humano en una forma social específica: la
economía mercantil capitalista, sobre la que se desenvuelve la producción de
información en esta sociedad comunicacional.24
Ahora bien, Marx en este análisis es fundamental para explicar como se da la creciente
aceleración en la concentración de capital en la sociedad actual, partiendo de su análisis
del valor de las mercancías. Gran parte de la mercancía que mayores volúmenes de
dinero mueve en el mundo hoy en día, es digital, es información comunicada.
La novedad, quizás tan importante como lo fue la invención del telégrafo, con
capacidad suficiente para inaugurar una nueva época tecnológica y de modos de
producción, es que el sustrato de valor del bit, su valor de uso, la naturaleza concreta de
su composición, introduce por primera vez una ruptura entre este proceso de
producción, y el de su reproducción. La particularidad decisiva que introduce el bit es
su posibilidad de exacta clonación, prácticamente sin costos.
El trabajo como creador de mercancías contiene dos aspectos: concreto y abstracto.
Aunque la teoría neoclásica suponga lo contrario, el trabajo abstracto es trabajo social y
socialmente necesario. Esta forma de trabajo no es intrínseca a la cosa sino que es una
relación social. El trabajo en sí mismo no produce valores, no otorga valor al producto;
la mercancía posee valor en la medida en que contiene una cantidad de trabajo
coagulado, objetivado. Ahora bien, si la mercancía creada, es abstracta, es información
comunicada y se puede reproducir digitalmente sin costo, he aquí la particularidad
tecnológica que explica el porqué de la enorme tasa de crecimiento en la acumulación
de capital de las empresas poseedoras de los medios de producción de información, de
22
Enzo Rullani. El capitalismo cognitivo ¿un déjà- vu? Cap 6, en Capitalismo cognitivo.
23
Olivier Blondeau. Génesis y subversión del capitalismo informacional, en Capitalismo
cognitivo.
24
Emilio Cafassi, Bits, Moléculas, y Mercancías. Pag 9
comunicación. Para decirlo de otra forma, pagan por la producción una vez, y la
reproducen cientos de veces sin costo significante, y lo que es aún otra capacidad de
acumulación y concentración de capital…lo comunican y retransmiten a todo el globo.
A esta novedosa capacidad, Castells la define como un nuevo modo de producción
llamada informacionalismo, que cerraría la etapa del telégrafo, superándola en las
mismas capacidades.
Los modos de desarrollo conforman todo el ámbito de la conducta social, incluida por
supuesto la comunicación simbólica. Debido a que el informacionalismo se basa en la
tecnología del conocimiento y la información, en el modo de desarrollo informacional
existe una conexión especialmente estrecha entre cultura y fuerzas productivas, entre
espíritu y materia. De ello se deduce que debemos esperar el surgimiento histórico de
nuevas formas de interacción, control y cambio sociales.25
Es por esto que si en la economía mercantil del s XIX la comunicación permitió una
mayor concentración de capital con la consecuente explotación de los trabajadores, en la
actualidad con esta capacidad digital de la información y de las comunicaciones
incrementa la acumulación de capital, la tendencia oligopólica de las empresas y
productoras de estos tipos de bienes y servicios, y por tanto incrementa
exponencialmente la explotación de trabajadores, que como resultado de este
incremento exponencial, genera un ejercito de reserva de desocupados relacional a la
cantidad de información producida por clonación, sin intervención humana. Por tanto a
mayor valor abstracto de las mercancías digitales transaccionadas por los modernos
sistemas de información y medios de comunicación, originadas por su clonación, mayor
se prescinde de la mano de obra que ya no es necesaria para su reproducción o
transporte.
Marx decía “el robo del tiempo de trabajo de otro sobre el que reposa la riqueza actual”
aparece así como ‘una base miserable’, pues “en cuanto el trabajo deja de ser la gran
fuente de la riqueza bajo su forma inmediata, el tiempo de trabajo deja necesariamente
de ser su medida y, como consecuencia, el valor de cambio deja de ser la medida del
valor de uso”26. La exacerbación de esta contradicción constitutiva del proceso de

25
Manuel Castells, La era de la información. Tomo I, Economía, Sociedad y Cultura.
Cap. 1
26
Karl Marx. Manuscritos de 1857-1858. Paris. Editions Sociales, 1980, tomo 2, pg.
192.
acumulación capitalista está en la raíz del desorden del mundo, de su creciente
irracionalidad, de los angustiosos desastres sociales y ecológicos.27
Estamos ante un nuevo estatuto social del trabajador caracterizado por el pasaje de la
ejecución mecánica de tareas repetitivas (mano de obra) al de un trabajo con un mayor
componente de iniciativa de parte del trabajador en el ejercicio mental de nuevos modos
de saber-hacer, despliegue de destrezas intelectuales que no significan la liberación de
la iniciativa y de su capacidad de innovación, sino su control por la lógica de la
rentabilidad empresarial que la supedita en todo momento a la “evaluación de los
resultados” y la comunicación eficiente, al mismo tiempo que esa llamada flexibilidad
oculta su verdadera realidad: la precarización del empleo en términos de la duración del
contrato de trabajo tanto como en las prestaciones salariales en salud, pensión,
educación, vacaciones, etc. Sometido a la férrea lógica de la competitividad, el trabajo
sufre un fuerte descrédito y hasta la desaparición del vínculo societal–espacial–
temporal, afectando profundamente la estabilidad psíquica del trabajador: al dejar de ser
la trabajo un ámbito clave de comunicación social, del reconocimiento social de sí
mismo, el trabajo pierde también su capacidad de ser un lugar central de significación
del vivir personal, del sentido de la vida. Se inaugura entonces una etapa de
individuación, aislamiento y virtualización de las relaciones sociales y laborales gracias
a la sociedad comunicacional.28
En los ´90, en pleno auge de este nuevo modo de producción, se llevaron a cabo
políticas reformistas neoliberales que se centraron en la desregulación de mercados, la
privatización y el desmantelamiento del contrato social entre el capital y la mano de
obra, en el que se basaba la estabilidad del modelo de crecimiento previo. Se realizaron
una serie de reformas, tanto en las instituciones como en la gestión de las empresas,
encaminadas a conseguir cuatro metas principales: profundizar en la lógica capitalista
de búsqueda de beneficios en las relaciones capital trabajo; intensificar la productividad
del trabajo y el capital; globalizar la producción, circulación y mercados, aprovechando
la oportunidad de condiciones más ventajosas para obtener beneficios en todas partes; y
conseguir el apoyo estatal para el aumento de la productividad y competitividad de las
economías nacionales, en detrimento de la protección social y el interés público. La

27
Daniel Bensaïd, El dominio público contra la privatización del mundo. Publicado en
Madrid, Revista Viento Sur Nº 70 de octubre de 2003 (págs 73-82)
28
Jesús M. Barbero. Tecnicidades, identidades, alteridades: des-ubicaciones y
opacidades de la Comunicación en el nuevo siglo. Departamento de Estudios
Socioculturales. ITESO, Guadalajara, Mexico
innovación tecnológica y el cambio organizativo, centrados en la flexibilidad y la
adaptabilidad, fueron absolutamente cruciales para determinar la velocidad y la eficacia
de la reestructuración.29
Es por ello que el avance tecnológico inaugurado por el telégrafo, ha tenido un impacto
tan relevante en el mercado laboral, que se analizará mas en detalle a continuación.

EFECTOS DE LA INFORMACION SOBRE LOS MERCADOS DE TRABAJO


SEGÚN LA TEORIA NEOCLASICA y MARXISTA:
Para Marx, la teoría del valor es la clave explicativa de la naturaleza de la sociedad
capitalista. Marx consideró la noción de valor como un concepto esencial para explicar
las condiciones sociales y económicas prevalecientes en la sociedad, el crecimiento de
las Fuerzas productivas y la acumulación de riqueza, la división de la sociedad en la
clase de los que tenían que trabajar para vivir y la clase de los que vivían del trabajo de
los anteriores, el contraste entre pobreza y riqueza. Pero para Marx el cálculo del valor
era específico de la sociedad capitalista. A diferencia de la teoría económica neoclásica
que extiende su modelo hasta cubrir todas las sociedades posibles en el tiempo y en el
espacio, la teoría de Marx pone de relieve la relatividad histórica de las categorías
económicas. De modo que Marx no cree que las relaciones de valor sean aplicables a
sociedades feudales o comunistas: las relaciones de valor sólo son válidas en una
sociedad capitalista.
El valor es para Marx una relación social. La primera idea de la que hay que
desembarazarse es la de que la explotación está basada en la ignorancia de los
explotados o es debida a imperfecciones de la estructura competitiva Neoclásica. En
estas modernas teorías se define la explotación, como la diferencia entre el salario y la
productividad marginal del trabajo, diferencia debida a elementos monopolísticos. El
concepto de explotación en Marx no depende de imperfecciones de este tipo.
Precisamente, lo importante es explicar la existencia de la explotación en un mundo
exento de tales imperfecciones, por muy reales que estas sean.
El intercambio es mutuamente beneficioso en un mundo en que el intercambio está
basado en la libertad de contratación. En las sociedades capitalistas los trabajadores
están en libertad de vender su trabajo al empresario que pague más, y los empresarios

Manuel Castells, La era de la información. Tomo I, Economía, Sociedad y Cultura.


29

Cap. 1
son igualmente libres. Estas condiciones no se extienden universalmente por el tiempo y
por el espacio; por el contrarío, surgen en el contexto histórico especifico del
capitalismo En una sociedad feudal un siervo no puede contratar con su señor ni con
nadie. La explotación no puede explicarse al nivel del intercambio libre y del comercio
mutuamente beneficioso. Si nos limitamos a estudiar las relaciones de cambio es
imposible observar y/o explicar la explotación. Para alcanzar esta explicación, debemos
acudir a las relaciones de producción o, como diría Marx, a las realidades que están
detrás de las formas. Marx encontró inadecuada la economía política burguesa de su
tiempo porque esta sólo estudiaba los problemas económicos al nivel formal del
intercambio en el mercado.
Como todos los conceptos y categorías de Marx, las relaciones de producción surgen
históricamente y son especificas de ciertas sociedades o modos de producción.
La misión de la teoría del valor es explicar por qué y cómo esas relaciones de
producción dan lugar a explotación. Nos encontramos aquí con una contradicción en el
sentido hegeliano entre la aparición del trabajo libre y su explotación, entre la
destrucción de todas las barreras artificiales a la competencia y la consolidación de un
monopolio de clase de los medios de producción. Para Marx, la importancia de la teoría
del valor radica en que hace visible la explotación que está oculta tras la aparente
igualdad de los intercambios; en tanto que la teoría de precios, la teoría del valor de la
economía neoclásica, analiza el intercambio y las relaciones definidas por el
intercambio, la misión que Marx asignó a la teoría del valor fue la de desenmascarar la
explotación. La relación visible entre el empresario y el trabajador es una relación
mercantil. En la concepción de la teoría económica neoclásica todo es reducible a
mercados de bienes, y el mercado de trabajo es sólo un caso particular de éstos. El
precio de la fuerza de trabajo; la mercancía que ofrece el trabajador, está determinado,
lo mismo que el precio de cualquier otra mercancía, por la oferta y la demanda. Pero a
diferencia de otras mercancías que se usan durante el proceso de producción, en que
tanto el comprador como el vendedor son capitalistas, en el cambio de fuerza de trabajo
por dinero nos encontramos con una transacción entre personas pertenecientes a
diferentes clases de la sociedad: la clase de los trabajadores desposeídos de los medios
de producción y la clase de los capitalistas que poseen los medios de producción, las
dos clases relevantes para Marx. Esta relación de clase se encuentra oculta detrás de la
relación mercantil que tiene lugar sobre una base de aparente igualdad. Los trabajadores
aparecen en el mercado como la mercancía fuerza de trabajo, y al vender esta fuerza de
trabajo tratan de obtener otra mercancía, capital (una suma de dinero anticipada por el
capitalista), que, a su vez, es la forma en que el capitalista aparece en el mercado. En
cada caso los hombres establecen relaciones entre si a través de las mercancías que
representan. Esta transformación de una relación social, de una relación de clase, en una
relación mercantil, en una relación de cambio, es lo que Marx llama fetichismo de la
mercancía.
El fetichismo es una institución peculiar del capitalismo. El trabajador, en vez de llevar
su producto al mercado para cambiarlo allí, lleva directamente su fuerza de trabajo que
cambia por una cantidad de dinero o por una cesta de bienes, con independencia de la
naturaleza de la mercancía que está dedicado a producir. No está implicado
directamente en el resultado final de su trabajo y, en este sentido, está alienado de su
actividad productiva. Pero la única manera en que puede vivir es gracias a su trabajo
(pues no tiene medios de producción a su disposición) y, en consecuencia, su situación
libre le convierte en fuerza de trabajo. Su actividad productiva, que es esencial para su
existencia, está alienada de lo que constituye su producto final. Al ser comprada la
fuerza de trabajo, se la transforma en un producto final que se cambia por otros
productos finales que son, a su vez, versiones transformadas de las fuerzas de trabajo de
otros trabajadores. En estas condiciones, los trabajadores sólo se relacionan entre si y
con el capitalista a través de la mediación de las mercancías.
La productividad de la fuerza de trabajo conserva la vida del trabajador y perpetúa su
situación de trabajador libre. De modo análogo la productividad de la maquinaría
legitima el excedente que se apropia el capitalista. El capitalista se apropia el excedente
como consecuencia de la relación social de propiedad privada históricamente dada, y de
las circunstancias del monopolio de clase de los medios de producción y de los medios
de información en la actualidad.
El rasgo especifico del capitalismo —del modo de producción mercantil— no es
precisamente el que la producción esté destinada al intercambio, pues extensas
relaciones comerciales, tanto internas como internacionales, existieron a menudo en
muchas economías precapitalistas. Para Marx, la aparición de un mercado en que se
cambia la mercancía trabajo es el rasgo específico que distingue al modo capitalista de
los modos de producción anteriores. El mercado de trabajo es distinto de los mercados
de las restantes mercancías, y esta diferencia debe entenderse si queremos ser capaces
de distinguir a Marx de otros economistas como Ricardo, por ejemplo.
Marx introduce la distinción entre trabajo y fuerza de trabajo, El contrato de venta de
trabajo constituye un convenio recurrente que se reanuda diaria, semanal o anualmente.
El trabajador sólo estará en condiciones de recontratar después de finalizar la jornada de
trabajo, si conserva su libertad. El trabajador no podrá celebrar un contrato vitalicio:
esto serla equivalente a una situación de esclavitud. Lo que el trabajador vende de hecho
cada día es, según Marx, su fuerza de trabajo: la capacidad potencial de trabajar por un
periodo determinado de la jornada laboral. Para que pueda hacerlo una y otra vez, el
trabajador ha de estar en condiciones de reproducirse a si mismo, reproducirse no en el
sentido de crecimiento de la población sino en el de mantenerse vivo y preservar su
capacidad de trabajo. El valor de la fuerza de trabajo —la mercancía que vende el
trabajador— viene determinado, como el valor de cualquier otra mercancía, por el
tiempo de trabajo socialmente necesario para su reproducción, estando condicionada la
cesta de bienes que asegura su subsistencia tanto por consideraciones históricas como
por consideraciones morales. El valor de la fuerza de trabajo es el mismo para todos los
trabajadores, puesto que todos los trabajadores son intercambiables y han sido reducidos
a trabajo abstracto e indiferenciado por el proceso histórico a que hemos hecho
referencia. Según Marx, el valor de la fuerza de trabajo está determinado
independientemente de la tarea específica a que el trabajador pueda dedicarse y con
anterioridad a ella. Una vez que ha vendido su fuerza de trabajo a cambio de una suma
de dinero, a fin de obtener una cesta de bienes determinada, el tiempo del trabajador
está a disposición del capitalista por toda la duración de la jornada laboral. En este
momento se hace muy importante la distinción entre el valor de cambio de la tuerza de
trabajo y su valor de uso. Lo que el trabajador consume durante la jornada laboral no es
ya fuerza de trabajo —no es ya capacidad potencial— sino trabajo efectivo. El valor
añadido por el trabajador es el valor de uso de su trabajo empleado por el capitalista
juntamente con los materiales de producción. El valor de uso del trabajo es mayor que
el valor de cambio de la fuerza de trabajo. La diferencia es el plus-valor, y el capitalista
trata de comprar trabajo porque espera obtener plus valor. La diferencia entre el valor de
cambio y el valor de uso del trabajo, la noción de que en el capitalismo el trabajador
vende su fuerza de trabajo, y la determinación del valor de cambio de la fuerza de
trabajo independientemente de la tarea especifica en que el trabajador participa, son tres
elementos cruciales en la teoría marxista del trabajo.
El mercado de trabajo, lugar del intercambio, revela la homogeneidad del trabajo
abstracto más allá de la infinita variedad de trabajos concretos que se manifiestan en los
procesos productivos.
Una consecuencia de la informatización de la producción y la emergencia del trabajo
inmaterial ha sido una homogeneización real de los procesos laborales. Desde la
perspectiva de Marx las prácticas concretas de las diversas actividades laborales en el
s.XIX eran radicalmente heterogéneas: la sastrería y la tejeduría incluían incontables
acciones concretas. Sólo cuando se las abstraía de sus prácticas concretas podían
juntarse diferentes actividades laborales y ser vistas de modo homogéneo, ya no como
sastrería o tejeduría sino como el gasto de fuerza de trabajo humano en general, o
trabajo abstracto. Con la presente informatización de la producción, sin embargo, la
heterogeneidad del trabajo concreto tiende a reducirse, y el trabajador está cada vez más
alejado del objeto de su trabajo.30
Marx trata del problema de empleo a partir del análisis del proceso de acumulación
capitalista. La acumulación capitalista genera un proceso de exclusión de mano de obra
que tiende a formar una reserva permanente de personas, a través de una progresiva
sustitución de mano de obra por maquinaria, lo que coincide con las ideas de Ricardo
sobre la introducción de nuevas maquinarias.
Ello posibilita frenar la tendencia alcista de los salarios, promotora de una demanda de
mano de obra que creciera al mismo ritmo que la acumulación. Dicha reserva de mano
de obra sirve como reserva en sí misma para los períodos de expansión capitalista y a la
vez como mecanismo de presión para la baja de los salarios. Los salarios gracias a la
comunicación entre regiones, permiten ajustarse también por oferta y demanda, ya que
el elemento que permite su regulación es la mano de obra desempleada (ejercito de
reserva marxista). Por ello el telégrafo inaugura no solo una etapa de mercados
transparentes, sino un mercado laboral que al ser mediado por la información permite la
comunicación de estos excedentes de mano de obra para regular los salarios, como así
también permite las migraciones entre regiones y la especulación del capitalista en bajar
sus costos de mano de obra al máximo, por medio de la baja salarial. Los precios de la
mano de obra pues, también son regulados por este arbitraje, que en lugar de
desaparecer como dijimos, se oculta y se transforma en especulación capitalista, o
directamente en plus valor. Tener entonces información de que se puede contratar mano
de obra mas barata de una región distante donde los salarios son menores, quizás
30
Karl Marx, Capital, Vol. 1, pp. 131-137
producto de la escasez de oferta de empleo local, permite al capitalista, su contratación,
la tercerización de la producción, la descentralización fabril, su control a la distancia,
para bajar sus costos, a igual precio. Aquí se ve la relatividad del arbitraje, este quizás
equipara precios, pero maximiza la ganancia ya que permite bajar los costos, en
particular mediante la explotación del trabajador.
La acumulación genera un excedente de mano de obra, pero a la vez, precisa de él para
continuar la acumulación: es causa y condición de la acumulación capitalista. El
incremento del capital lleva consigo el incremento de su parte variable, es decir, de la
parte invertida en fuerza de trabajo. Una parte de la plusvalía invertida en fuerza de
trabajo. Una parte de la plusvalía invertida necesariamente tiene que volver a
convertirse en capital variable o en fondo adicional de trabajo. Si suponemos que, sin
alterar las demás circunstancias, la composición del capital permanece invariable, es
evidente que la demanda de trabajo y el fondo de subsistencia de los obreros crecerán en
proporción al capital y con la misma rapidez con que este aumente, la acumulación del
capital supone, por tanto, un aumento del proletariado.
Sobre las consecuencias de este crecimiento constante de la demanda de fuerza de
trabajo, tiene sobre los salarios, llega forzosamente, más temprano que tarde, un
momento en que las necesidades de la acumulación comienzan a exceder la oferta
normal de trabajo y en que, por lo tanto, suben los salarios. Este tipo de proceso se dio
efectivamente, durante los períodos de gran expansión del capitalismo. Los salarios
tienen una relación inversa con las ganancias de los capitalistas o empresarios, pues el
aumento de los salarios genera una baja de la tasa de ganancias. Esta situación trae
como consecuencia que los empresarios tengan que decidirse entre invertir más o no. Si
toma la primera opción el volumen global de ganancias obtenidas puede compensar la
disminución porcentual de la tasa de ganancia y, la disminución de la inversión
capitalista inicia un ciclo descendente de la economía, un excedente de trabajadores y,
finalmente, una baja de los salarios y una recuperación de la tasa de ganancias.
En la medida que no varíe la composición del capital (en su componente variable o
destinado a la compra de fuerza de trabajo y constante, o destinado a los bienes de
capital), la crisis son el mecanismo propio del capitalismo de generar desempleo
coyuntural, y así, bajar los salarios y mantener las ganancias. Pero ello no alcanza, es
decir, en el propio proceso de acumulación debe existir un mecanismo de ajuste de la
relación salario-ganancia y no esperar hasta que el ajuste los provoque la crisis.
La competencia entre los capitalistas los lleva a la búsqueda del abaratamiento de las
mercancías. Esto se consigue logrando una mayor productividad del trabajo. Pero si en
el proceso, la relación entre el capital constante y variable permanece igual, las nuevas
inversiones generan pleno empleo y favorecen las condiciones de la clase obrera para
pelear por aumentos salariales y por mejoras en las condiciones de trabajo, lo que
determina que la productividad tienda incluso a bajar.
Esto es uno de los factores que llevan a los capitalistas a invertir de manera creciente en
capital constante, maquinarias, nuevas tecnologías, métodos modernos de producción,
herramientas de comunicación como el telégrafo, etc. Es decir que la búsqueda de
mayor productividad no se basa en la fuerza de trabajo, generando un cambio casi
permanente en la composición orgánica del capital. Por esta razón, no se produce un
aumento proporcional de la demanda de trabajo, sino por lo contrario, una disminución
progresiva. Como la demanda de trabajo no depende del volumen de capital total sino
solamente del capital variable, disminuye progresivamente a medida que aumenta el
capital total, en vez de crecer proporcionalmente en relación con este.
Marx señala que aunque el aumento del capital total supone también un crecimiento del
capital variable (y la demanda de fuerza de trabajo que este representa), y este ritmo de
crecimiento comienza a ser menor que el de la población obrera y, por tanto, surge un
excedente o sobrante de los trabajadores, que tiende a ser mayor cuanto mayor es el
ritmo de la acumulación capitalista.
Esta población obrera sobrante se genera por dos vías: el despido de los obreros que
antes tenían trabajo, y la imposibilidad de conseguirlo por una parte de los nuevos
contingentes de trabajadores.
Es importante señalar que los procesos no se enmarcan en una situación de crisis, sino
que resultan del proceso natural de acumulación capitalista. Y como los nuevos
capitales invertidos son, en última instancia, resultado del trabajo acumulado, es la clase
obrera, con su trabajo, la que genera las condiciones para su futuro desempleo.
Marx denomina a la población obrera sobrante “Ejército Industrial de Reserva”. Su
primera función es deprimir los salarios: una alta dotación de mano de obra desocupada
o subocupada presiona a la baja de los salarios, por existir gente disponible a trabajar
por menores salarios. Su segunda función es la de reserva, ya que en los momentos de
expansión de la economía, siempre habrá disponibilidad de mano de obra que, de no
haberla, presionaría a los salarios al alza.
En períodos de crisis, el ejército de reserva , integrado hasta ese momento por
desplazados de la acumulación o buscadores de trabajo por primera vez que no
consiguen empleo, se incrementa en volumen con el ingreso de todos los trabajadores
desplazados por las empresas cerradas en las crisis.
En definitiva, el desequilibrio del mercado de trabajo es la sumatoria de un componente
estructural (modelo de acumulación) y un componente coyuntural (crisis cíclicas). Este
ejército esta entonces formado por: Los desempleados propiamente dichos, es decir, la
superpoblación excedente relativa por su entrada y salida del mercado de trabajo. Seria
el desempleo abierto. Los que tiene trabajo esporádico, en malas condiciones y por ende
siempre están dispuestos a ingresar al trabajo formal, estos son los precarios e
informales. Los que están en sectores que serán destruidos y están en espera de ser
reserva y los desplazados definitivamente, es decir, los desocupados crónicos.

EFECTOS DE LA MANIPULACION DE LA INFORMACION SOBRE LOS


MERCADOS DE TRABAJO SEGÚN LA TEORIA NEOCLASICA:
Por economía clásica entendemos el contenido de la tradición de Adam Smith, David
Ricardo y John Stuart Mill. La economía neoclásica, que constituye hoy la escuela
dominante entre las diversas tendencias económicas, fue fundada en la década de 1870.
Los autores que en los inicios más influencia tuvieron en la determinación de
las hipótesis de base de la economía neoclásica, son probablemente Wilfredo
Pareto y León Walras. La teoría neoclásica ortodoxa sobre el mercado de trabajo
se construyó en un contexto histórico dado, la revolución industrial y emergencia
del asalariado, afirmando que para lograr el equilibrio, el libre funcionamiento
del mercado es el modo óptimo de organizar los intercambios y que el mismo
debe estar auto-regulado por una competencia pura y perfecta, en el cual la
información debe circular libremente, sin regulaciones ni arbitrajes.
Dentro de la teoría económica moderna (neoclásica), el papel de la teoría del valor es
proporcionar una teoría de los precios relativos. La determinación simultánea de los
precios relativos de iodos los bienes y de las cantidades producidas y cambiadas
constituye el problema central de la teoría del equilibrio general.
El papel de la teoría del valor en la economía clásica y neoclásica es proporcionar una
explicación de la estructura de los precios y cantidades observados. Las diferencias en
enfoque radican en que mientras la última pone el acento sobre el problema estático de
la asignación de los recursos, la economía clásica esta orientada hacia la teoría del
crecimiento. Ambas se limitan, sin embargo, a estudiar relaciones estrictamente
económicas y van dirigidas a explicar hechos económicos observados, como cantidades
de las diferentes mercancías (Incluyendo el trabajo producido y el consumido), precios
obtenidos por las mismas, tasas de acumulación y de cambio tecnológico, etc.
La teoría neoclásica defiende el criterio de la mano invisible, donde de forma
automática los mecanismos del libre mercado regulan la igualdad entre la oferta y la
demanda de trabajo, manteniendo la economía en el equilibrio del pleno empleo, en la
cual oferentes y demandantes tienen el mismo acceso a la información respecto al
mercado, y dado que hay multiplicidad de agentes, son igualmente libres de acudir a el
y poseen la misma información del mercado.
Gracias al mercado, cada uno podría obtener el bien que necesita y busca, al
precio que conviene. Variando las cantidades y los precios, se puede pasar de una
asignación de recursos a otra. Sin embargo contrariamente a los postulados de la
teoría neoclásica ortodoxa, el encuentro y “apareamiento” de la oferta y la
demanda de fuerza de trabajo en el mercado no se hace de manera instantánea y
directa. Los empleadores y los buscadores de empleo recurren a los
intermediarios para compensar las fallas del mercado y los costos originados en las
insuficiencias de la información.
Lo que se intercambia en ese mercado específico es una cierta cantidad de
tiempo de trabajo, como resultado de un arbitraje entre la utilidad que le aportan
el trabajo y el costo de oportunidad del ocio. Existe en consecuencia un mercado
de trabajo, y el factor trabajo se considera así una mercancía, cuyos precios y
cantidades deben ser analizados de manera paralela que los demás factores (tierra
y capital). Los buscadores de empleo tienen libertad para decidir asignar su tiempo
entre el trabajo y el ocio.
El precio de la fuerza de trabajo es un dato objetivo de la realidad, resultado de
la confrontación de la oferta y la demanda agregadas en el mercado y no puede
ser modificado por la acción de cada agente individual, centralizando las ofertas
y las demandas se retiene el precio más elevado que es ofrecido por los
compradores. Una vez logrado ese equilibrio y fijado un precio, en caso de
perturbaciones, el ajuste debe hacerse entonces a nivel de la cantidad de la fuerza
de trabajo ofrecida y demandada.
Los “productos” ofrecidos y demandados en ese mercado son homogéneos, es
decir que todos los poseedores de fuerza de trabajo tienen las mismas cualidades
para satisfacer las necesidades de las unidades de producción significando aquí
que los trabajadores tienen equivalente productividad debido a la educación, la
formación profesional y las competencias, y por lo tanto en caso de necesidad
pueden ser fácilmente substituibles unos por otros.
Los factores de producción, y especialmente la fuerza de trabajo, son perfectamente
móviles en el espacio y entre empresas. Los empleadores y sobre todo los
buscadores de empleo se desplazan buscando maximizar su función de utilidad y
no existen trabas a su movilidad por razones no económicas.
Oferentes y demandantes tienen desde el momento en que comienzan a operar
en el mercado una información completa y perfecta, homogénea, acerca de las
necesidades y posibilidades que éste les ofrece en materia de cantidades, precios y
calidad, es decir que el mismo es transparente, con un rápido y libre acceso.
Los salarios ofrecidos por los empleadores se corresponden con su certera
estimación ex-ante de la productividad marginal del trabajo, que sería aportada
por el último trabajador incorporado. El nivel de los salarios es objeto de una
transacción mercantil tomando como base el salario fijado por el mercado.
El desempleo sería de naturaleza esencialmente voluntaria, debido a que los
trabajadores no estarían dispuestos a trabajar por un salario que consideran
inferior a su productividad marginal.
La hipótesis central de esta teoría, afirma que todos los agentes actúan dentro
del mercado en función de una racionalidad económica individual, que consiste
en buscar la optimización de sus respectivas utilidades marginales, y una vez que
esto se logre a nivel de cada unidad de producción, de ello resultaría el equilibrio
del mercado de trabajo. La decisión de emplear una cierta cantidad de trabajo y pagar
por esto un precio, es objeto de una elección entre cálculos económicos alternativos,
substituyendo un factor por otros.
En caso de existir un desequilibrio en el mercado de trabajo, desempleo o sobre-empleo,
eso se debería a la intervención indebida de ciertas instituciones y a la existencia
de normas que interfieren con la libertad de mercado, fijando salarios mínimos,
pagos de seguros contra el desempleo, etc., o al predominio de prácticas
monopólicas u oligopólicas, que pueden adoptarse por parte de los empleadores
(que abusando de su poder fijan salarios por debajo de la productividad marginal) o
de los sindicatos (que atribuyéndose la representación del conjunto de los
asalariados demandan salarios por encima de la misma). Es decir de leyes,
normas, instituciones y comportamientos que impiden el libre juego de las fuerzas
del mercado.
En cuanto a las relaciones entre el costo salarial y el empleo, la teoría
neoclásica postula que los empleadores reaccionarían de inmediato ante una
reducción de las tasas de salarios que ellos pagan, y como aumentarían sus
perspectivas de obtener beneficios en el mercado interno dado que sus
competidores venderían más caro pues continuarían pagando durante un tiempo
salarios mas elevados, aquellos tendrían la posibilidad de aumentar sus ventas y
ganancias por el hecho de haber trasladado esa reducción sobre los precios; en
consecuencia estarían incitados a invertir para ampliar sus beneficios, lo cual
aumentaría el nivel de empleo, siempre y cuando, el presupuesto de la inversión se
mantenga y no se transforme en explotación y oportunismo de ganar mas a menos coste
laboral, sin inversión alguna.
Los puntos débiles de esta teoría se centran en que el contrato de trabajo no se lleva a
cabo entre agentes iguales, sino que establece una doble dependencia entre empleador y
el trabajador empleado, pues el buscador de empleo se pone a disposición del
empleador, es este el que dirige, controla su esfuerzo y evalúa sus resultados.
El buscador de empleo es un "trabajador libre", es decir que al no poseer la
propiedad de los medios de producción, su única forma de sobrevivir es la de
emplearse contra un salario.
El contrato de trabajo es de hecho una locación. El asalariado no es un esclavo,
y el empleador no compra su persona sino el derecho a usar durante un tiempo
determinado su fuerza de trabajo, es decir la aptitud del trabajador para trabajar
cada día en condiciones normales, pagándole un salario que le permita
asegurar la reproducción de su fuerza de trabajo. Pero esta tarea no puede
realizarse fuera de un puesto de trabajo, existiendo cierta incertidumbre en cuanto a
los resultados.
La relación salarial es algo que se caracteriza porque permanece en el tiempo, y
puede ser de duración por tiempo indeterminado, de duración determinada, de
carácter temporario, etc. y está muy lejos de ser un permanente acuerdo puntual
e instantáneo como es generalmente el caso de las transacciones en los demás
mercados. Por eso el empleador debe controlar la ejecución del trabajo en el tiempo
que dura la locación.
La información sobre lo que es el objeto del intercambio es siempre imperfecta,
incompleta , ya que cada trabajador tiene una educación, formación, calificaciones y
competencias que son específicas y difieren según las personas, y cada puesto de trabajo
tiene requerimientos que son más o menos identificables, pero ex-ante, es
difícil acceder de manera instantánea a toda la información existente sobre esos
dos aspectos, ni siquiera por medio de aquel intento de evitar el arbitraje inaugurado por
el telégrafo.
La negociación de la relación salarial entre un empleador y el buscador de
empleo individual no es una relación simétrica, sino que está caracterizada por
el menor poder negociador del segundo. Por esta causa, a veces no hay una
verdadera negociación sino una imposición del empleador y, salvo en el caso de
los altos ejecutivos y personal altamente calificado, el buscador de empleo se
limita a aceptar o rechazar las ofertas.
A diferencia de los demás mercados, donde los excedentes de bienes son almacenados
a la espera de los compradores, en este mercado los excedentes de fuerza de
trabajo son medidos estadísticamente con regularidad y al menos una parte del
"stock de desocupados" son indemnizados para asegurar la reproducción de la fuerza de
trabajo.
Es un mercado donde no predomina la simetría y la homogeneidad, pues la
relación salarial difiere según la categoría socio económica del buscador de
empleo, y donde reina la jerarquía y la heterogeneidad en materia de estabilidad,
permanencia, protección social, representación sindical para negociar colectivamente,
etc.
No hay una simetría entre el poder de las partes, sino que los empleadores tienen
siempre la iniciativa y la ultima palabra en materia de selección y reclutamiento,
la organización de la empresa, de la producción y de los procesos de trabajo,
generando tensiones.
En lugar de la homogeneidad, dentro de la fuerza de trabajo empleada hay cada
vez mas diversificación y diferenciación y se establece una segmentación, entre el
mercado interno (los insiders, con estabilidad y protegidos) y externo (los
outsiders desocupados y dispuestos a aceptar menores salarios), mercados
primarios (trabajadores con buenas condiciones de trabajo) y los secundarios
(donde el trabajo es penoso, insalubre, de baja calidad y precario).
El mercado de trabajo es diferente de los demás porque en los mercados de
bienes y de dinero las empresas ofrecen sus productos y los consumidores los
compran, mientras que en el mercado de trabajo los individuos ofrecen en venta su
fuerza de trabajo y las empresas son los que la demandan y compran.
Los buscadores de empleo y los empleadores no tienen acceso a toda la
información existente sobre la totalidad de los empleos ofrecidos, las
características de los mismos, los salarios ofertados, las aptitudes y
competencias de los trabajadores, su productividad esperada. Las decisiones se
adoptan en base a información incompleta y parcial.
La competencia pura y perfecta no significa sino un caso límite dentro de
un conjunto de modalidades; lo que predomina en la realidad es la
competencia imperfecta, son los monopolios, y los oligopolios. La realidad
laboral es heterogénea y opaca, y las transacciones ponen de manifiesto las
distancias entre aquella y el equilibrio que debería reinar en caso de un
mercado de competencia pura y perfecta.
El postulado neoclásico más banalizado, que bajando los salarios finalmente
va a aumentar el empleo, está condicionada al hecho de que los demás
empleadores sigan pagando los mismos salarios que anteriormente, que serían más
elevados, y por esa causa no modifican sus precios a la baja. En el caso de que esa
reducción de los salarios se traduzca en baja de los precios y permita incrementar sus
partes del mercado debido al aumento de las exportaciones, eso supone que los
demás países no hacen nada esencial para defender sus productores, que estos no
reciben subsidios ni bajan sus precios o que no modifican sus tasas de cambio,
devaluando, porque si lo hicieran compensarían las reducciones de salarios del otro
país. Contrariamente a los postulados neoclásicos, si el desempleo se agrava y
persiste, una baja de los salarios en lugar de estimular la demanda de fuerza de trabajo,
puede generar a corto plazo una disminución de la demanda y, por lo tanto de la
producción, lo cual normalmente haría disminuir la demanda de fuerza de trabajo.
La división vertical del trabajo, el carácter casi universal de la ley de los rendimientos
decrecientes, la separación de la fuerza de trabajo de la persona del trabajador, el
paradigma del valor como transformación y gasto de energía muscular, la escasez, la
usura y el deterioro de los bienes y de los servicios, la divisibilidad de los factores, la
ley de la entropía generalizada y del deterioro de los bienes por su uso; el carácter
subalterno o marginal de las externalidades, en particular las exigencias de hacerlas
valer en el ámbito del sistema ecológico... son todos rasgos que formaron el horizonte
de la economía política clasica y neoclásica, que hoy día están más que cuestionados.31

CONCLUSION:
La inauguración de la época de la sociedad comunicacional, requirió que las bases
materiales y tecnológicas se desarrollen y se expandan con rapidez, tal cual sucedió a
partir de la invención del telégrafo.
Si bien esta comunicación tuvo efectos en los mercados comerciales equiparando
precios en una primera instancia, al estar enmarcado en un modo de producción
capitalista, terminó con el deterioro de los equilibrios entre regiones, ocultando el
arbitraje pero haciéndolo a la larga, mas efectivo y funcional a la acumulación
capitalista.
La visualización de este hecho se ve en dos aspectos, la existencia de una mayor
disparidad entre países ricos y pobres, y su diferencial en la concentración de unos en
desmedro de los otros, y la creciente proletarización de la mano de obra, con un
aumento del desempleo y de la informalidad en el mercado laboral, como se analizó
desde la teoría marxista y la crítica a la Neoclásica.
La fetichización de la mercancía alcanza también pues también, a la mano de obra,
alienándola y explotándola.
Esto permite refutar las bases de la teoría económica clásica, neoclásica y neoliberal,
que a pesar de no tener sustento racional y lógico, han utilizado estas comunicaciones,
monopolizándolas y creando un discurso que legitima estas disparidades.
Precisamente esta concentración y manipulación contradicen la noción de “libre”
mercado, ya que las empresas multinacionales y los poderes económicos hegemónicos
se apropian de los medios de comunicación, manipulan simbólicamente los mensajes y
controlan a la economía, para soportar sus desigualdades, principalmente en el mercado
laboral. Con esto queremos decir que el capitalismo y las tecnologías de comunicación
fueron de la mano en el proceso de globalización creciente del s.XX.

31
Yann Moulier Boutang. Riqueza, propiedad, libertad y renta en el capitalismo
cognitivo. Cap. 7, en Capitalismo cognitivo.
Creer que en la actualidad, el desarrollo tecnológico de los medios de comunicación y la
sociedad en red, pueden escapar a este control hegemónico del capitalismo, puede
parecer ilusorio. Como afirma L. Lessig en su análisis del estado de la cuestión de las
comunicaciones en la actualidad: el ciberespacio se transformará en una herramienta
perfecta de control, aunque no necesariamente control ejercido por el gobierno, y no
necesariamente control con un fin malévolo o fachista. Pero la mano invisible del
ciberespacio, como lo fue antes con los sistemas de comunicación del sXIX, está
construyendo una arquitectura que es prácticamente opuesta a lo que era el ciberespacio
en su nacimiento.
La mano invisible, está construyendo a través del comercio, una arquitectura que
perfecciona el control, una arquitectura que hace posible una regulación altamente
eficiente.32 Esta regulación es tendiente a ser afín a los intereses del poder hegemónico y
oligárquico del capitalismo cognitivo, en la medida que no haya códigos reguladores
democráticos.
Feenberg solo sale de su pesimismo al afirmar que sólo una profunda transformación
33
democratizante de la civilización industrial moderna puede resolver estos temas. Esta
transformación es revolucionaria en su concepción, como lo fue el socialismo respecto
al modo de producción que masivamente explotaba trabajadores en una época reciente
de la economía de los bienes materiales.

Lawrence Lessig, Code and other laws of cyberspace, 2002. Cap. Regulabilidad.
32

Andrew Feenberg. Critical Theory of Technology. Oxford University Press, 1991. La


33

Tecnología y el Fin de la Historia


La sociedad comunicacional actual, es cada vez más deshumanizante, entendido esto no
solo a partir de teorías marxistas o sociológicas como las de Luhmann, sino gracias a la
creciente disparidad entre centro y periferia en la distribución de los excedentes
económicos, como se vio en la Teoría de la Dependencia, y por ello necesita de medidas
revolucionarias para lograr la equidad social y económica del género humano.
Por último citando a Marcuse, éste afirma que el proceso de desencantamiento del
mundo weberiano por la racionalización progresiva del mundo, oculta un dominio
político hegemónico, ya que la técnica es para él: Ideología.
La técnica misma es dominio sobre la naturaleza y sobre los hombres, un dominio
metódico, científico, calculado y calculante. La técnica es en cada caso un proyecto
histórico–social; en él se proyecta lo que una sociedad y los intereses en ella dominantes
tienen el propósito de hacer con los hombres y con las cosas.
Con la invención del telégrafo pues, se vislumbra un proyecto de dominio que se
implanta y vence en todos los ámbitos durante el s.XIX y XX.
El telégrafo estableció los cimientos del gran conglomerado que posibilita la
comunicación inmediata entre cualquier punto de nuestro planeta. Pero como ya se
argumento anteriormente, el gran perdedor fue el ser humano, la dignidad de su empleo
y la libertad de expresión y cambio social, ya que vemos al día de hoy las consecuencias
de este universo donde la tecnología proporciona también la gran racionalización del
encarcelamiento simbólico y material del hombre y demuestra la imposibilidad técnica
de la realización de la autonomía, de la capacidad de decisión sobre la propia vida. Pues
esta ausencia de libertad no aparece ni como irracional ni como política, sino más bien,
como sometimiento a un aparato técnico que hace más cómoda la vida y eleva la
productividad del trabajo a unos pocos, en detrimiento de muchos otros. En caso de no
tenerse, o se lo excluye, o se muere por inanición en caso de la periferia. En el centro,
se subvenciona con un asistencialismo tan básico que solo permite la simple
supervivencia.
La racionalidad tecnológica, en lugar de eliminar estas consecuencias deshumanizantes,
respalda la legalidad del dominio abriendo el juego a la concepción instrumentalista de
la razón, representante de una sociedad totalitaria de base racional.34
Solo queda como solución la democratización radical de los ciudadanos de las
sociedades hiperconectadas, como expresión del deseo por participar, lograr el cambio

Herbert Marcuse. El hombre unidimensional. Joaquín Mortiz, México


34

1968. pp. 177


social humanizante y aumentar su conciencia, responsabilidad y poder para revertir la
tendencia oligopólica de la tecnología.
BIBLIOGRAFIA:

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Abierta / Lecciones básicas. Universidad Nacional de Quilmes. Arg.
• Martín Heidegger. La pregunta por la técnica. Conferencias y artículos,
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• Gaspar Martínez Lorente. El Telégrafo y la Sociedad de su tiempo. 150
aniversario del telégrafo en España.
• Andrew Feenberg. Critical Theory of Technology. El parlamento de las cosas.
Oxford University Press, 1991
• Comentarios varios sobre la obra de Niklas Luhmann. (1998). Sistemas
sociales, Barcelona: Anthropos.
• Manuel Castells. El surgimiento de la sociedad de redes. Blackwell Publishers,
1996. Capítulo 5: La cultura de la virtualidad real: la integración de la
comunicación electrónica, el fin de la audiencia masiva y la emergencia de las
redes interactivas
• Jürgen Habermas. Ciencia y técnica como “ideología”. Tecnos, Madrid, 1986.
• Cristóbal Kay, “Estructuralismo y teoría de la dependencia en el periodo
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Noviembre-Diciembre 1998.
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Socioeconomic Restructuring in Latin America» en A.D. Kincaid y A. Portes
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Global Order, University of North Carolina Press, Chapel Hill, 1994.
• Manuel Castells, The Rise of the Network Society. Oxford 1996.
• Manuel Castells, “The Informational Economy and the New International
División of Labor”, en Martín Carnoy, Manuel Castells, Stephen Cohen y
Fernando Enrique Cardoso, The New Global Economy in the Information Age
(University Park: Pennsilvania State University Press, 1993).
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cognitivo.
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• Daniel Bensaïd, El dominio público contra la privatización del mundo.
Publicado en Madrid, Revista Viento Sur Nº 70 de octubre de 2003.
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opacidades de la Comunicación en el nuevo siglo. Departamento de Estudios
Socioculturales. ITESO, Guadalajara, Mexico.
• Karl Marx, Capital, Vol. 1.
• Yann Moulier Boutang. Riqueza, propiedad, libertad y renta en el capitalismo
cognitivo, en Capitalismo cognitivo.
• Herbert Marcuse. El hombre unidimensional. Joaquín Mortiz, México 1968.

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