La educacién en los primeros afios / 71
RL TLE LE TELA
Es la hora del almuerzo, en la silla alta
se encuentra un nifio de unos ocho o
ueve meses, més 0 menos, al que lla-
‘maremos Juan.
La maestra le esté dando de comer;
inferimos que Juan se siente molesto
con algun aspecto de la modalidad
que ella tiene para darle de comer,
Porque ests inquieto, se queja, transpi-
fa, tiene sus melas un poco arrebata-
das..., no obstante la maestra lo sigue
insistentemente con la cuchara,
El bebé demuestra que desea la comi-
da, ya que la mira atentamente y se-
sgrega saliva al hacerlo, pero al mismo
tiempo parece rechazarla moviendo su
cuerpo de un lado a otro, como esqui-
vando la cuchara, aunque de ver en
‘cuando abre la boca e incorpora algo
del alimento.
‘Al observar esta situacién, podriamos
infer: hay un malestar interno en el
bebé como si sintiera que las cuchara-
das de comida -que obviamente vie-
nen de la mano del adulto que lo cui
da- lo vulneraran, lo acosaran, lo aho-
garan... Se advierte en Juan una mez-
dla de afectos entre furia, enojo y tris
teza. Si intentasemos poner en pala-
bras, o hacer una hipétesis acerca de
lo observado hasta aqui, diriamos que
es como si esa forma de dar de comer
no es lo que él espera de su maestra -
‘adulto disponible y proveedor de cui-
dados afectuosos.
Pasadcs unos minutos, Juan escupe la
comide y da vuelta la cara en sefial de
descontento con la situacién en su to-
talidad
Por suerte la maestra, que parece que
se siente dolida, desilusionada y casi
furibunda por el rechazo de Juan, tole-
ra esas emociones penosas y no pro-
mueve una batalla; espera paciente-
mente a ver qué pasa
Luego de unos minutos, Juan mete la
‘mano en el plato, toma bruscamente la
papilla con la mano y descubre que le
interese la textura, la temperatura, la
sensacién de pegoteo.
‘También se chupa la mano como chupa
todo lo que esté a su alcance y descu-
bre que le encanta comer de esa forma.
Tanto le gusta, que insiste en comer con
la. mano, y su maestra lo habilita y
alienta para que lo siga intentando.
‘Apareci una iniciativa propia y parece
‘que Juan, con su rostro, su gestualidad y
su cuerpo, les dijera a todos los presen-
tes: 7Quiero comer yo solo! Lo hago yo
solo! Esto es un placer!”