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En Felipe, el abandono filial a la voluntad de Dios es un motivo recurrente y

consolador: Como Tu sabes y quieres, as haz conmigo, oh Seor, es una


de las ms queridas jaculatorias del Padre, y ste gnero de plegarias las
tena como familiares.

Todas las cosas creadas son generosas, escriba Felipe en una carta a su
sobrina monja, y muestran la bondad del Creador: el sol esparciendo su luz,
el fuego, el calor; cada rbol extendiendo sus brazos, que son sus ramas y
ofrecen los frutos que producen; y el agua, y el aire, y toda la naturaleza
expresan la liberalidad del Creador. Y en un soneto cantaba as:
Re la tierra y el cielo
Y el aura y las ramas
estn quietos los vientos
y estn tranquilas las ondas,
y el sol jams aparece tan luciente
cantan los ngeles: entonces
quin hay que no ame y no goce?
Las realidades terrenas son vistas y consideradas por Felipe con una luz
optimista, gozable y deseable.

Era su conviccin que la vida espiritual, tenida por cosa difcil, se volviese
de tal manera familiar y domstica, que para cada estado de las personas
se vuelve grata y fcil; en su profesin, laico o clrigo, prelado o prncipe
secular, cortesano, padre de familia, liberato o ignorante, noble o no noble,
mercader y artesano y toda clase de personas, era capaz de vida espiritual.
Pero ante todo es necesario desear la perfeccin: Lo importante es que
seamos santos, deca el padre. Y tambin: Es necesario desear hacer
cosas grandes para el servicio de Dios y no contentarse con una bondad
mediocre. Para esto, la base es siempre y slo la humildad. El Oratorio es
sobre todo escuela de humildad y Felipe es un maestro genial. Adems est
convencido de que la renuncia a s mismo es condicin absoluta para la
conquista de las almas para Dios: Denme diez personas verdaderamente
desapegadas, y con stas me da la confianza de convertir a todo el mundo.
El amor de Dios, que es esencial, brota de esto, de la abnegacin de s
mismo: Concentrmonos tanto en el divino amor y entremos tan adentro
en la llaga del costado, en la fuente viva de la sabidura del Dios humanado,
que nos inundemos a nosotros mismos, que no encontremos la ruta que nos
lleve afuera. Cristo es el vrtice de todo su amor y no hay libertad de
eleccin: Quien desea otra cosa que Cristo, no sabe lo que desea; quien
busca otra cosa que a Cristo, no sabe lo que busca; quien acta y no por
Cristo, no sabe lo que hace

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