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Cusderyror Teorema VA. M. Turing LPUEDE PENSAR UNA MAQUINA? 2/K. 4. Ayer, E- Geliner, FILOSOFIA Y Cie! 3/4. Lukasiewicz PARA UNA HISTORIA DE LA LOGICA DE ENUNCIADOS AVE. W. Both LAS PARADOJAS DE LA LOGICA 5/M. 0. Beckner EL DARWINISMO G/N. Chomsky, M. Foucault UA NATURALEZA HUMANA: {JUSTICIA © PODER? 71°. K. Feyerabend COMO SER UN BUEN EMPIRISTA 8/K, GBdet SOBRE PROPOSICIONES FORMALMENTE INDECIDIBLES: DE LOS PRINCIPIA MATHEMATICA Y SISTEMAS AFINES 9/L Kolakowski, St. Hampehire EL MITO DE LA AUTOIDENTIDAD HUMANA. UNIDAD DE LA SOCIEDAD CIVIL Y LA SOCIEDAD POLITICA 10/¥. R. Hanson EN LO QUE NO CREO 11/0. Hume UN COMPENDIO DE UN TRATADO DE LA NATURALEZA HUMANA 12/d. M. Bochenski LOGICA Y ONTOLOGIA 13/4. Habermas LA CRITICA NIILISTA DEL CONOCIMIENTO EN NIETZSCHE VOLOMENES EN PRENSA GH. Vor wright LOGICA DEONTICA E. Laazio FILOSOFIA DE SISTEMAS be JM.Bochenski LOGICA Y ONTOLOGIA Introduccion de PASCUAL MARTINEZ FREIRE Version castellana de ANA SANCHEZ REVISTA TEOREMA. VALENCIA 1977 Este ensayo aparecié originalmente pu- blicado en inglés en la revista Philosophy East and West, vol. 24, n. 3 (Julio de 1974), pp. 275-92. Teorema agradece a The Univer- sity Press of Hawai su amable permiso para la publicacién de ta presente versiGn caste- ana. INTRODUCCION EI presente trabajo de Bochenski se ocupa del es- tudio de las relaciones entre ldgica y ontologia. Pero tal tema general se bifurca en tres cuestiones: 1) la relacién entre logica y ontologia consideradas en st mismas, cues- tidn que el autor califica de puramente l6gica, 2) la rela- cién entre el sistema Iégico y el sistema ontologico ela- borados por aquellos autores creadores en ambas disci- plinas, fion calificada de histérica, y 3) la relacién entre la filosofia de la logica y la filosofia de la metafi- sica, es decir, entre los puntos de vista metateoréticos acerca de ambas disciplinas, cuestion que, segtin Bochens- ki puede considerarse logica 0 historicamente. El autor se ocupa de manera principal con la pri- | mera de tales cuestiones, estudia la tercera de modo oca- sional al hilo de la primera cuestin, y dedica el tiltimo pérrafo de su trabajo a ta segunda. Por otra parte, es fun- damental para la adecuada comprension del trabajo la division que establece Bochenski de la logica en general Distingue, en primer lugar, la logica pura (entiéndase pu- ramente tedrica) que identifica con la légica formal, en segundo lugar la légica aplicada, ya sea al lenguaje 0 al razonamiento, y finalmente la filosofia de la l6gica. Para él, la parte basica y central de la ldgica en general es la IMPRESO EN ESPARA PRINTED IN SPAIN | | | | ISBN, 8440057285 epsatto Legal: V-2008-1977 GRAFIgledles - Av. Puerto, 260 Valance (12) J6gica formal, entendida como logica puramente tedrica de tal manera que sus leyes no han sido establecidas para servir a inferencia practica alguna o discusion. En conse- cuencia, el tema de las relaciones entre logica y ontologia se restringe al estudio de la relacién entre lgica formal y ontologia. El autor, magnifico conocedor de la historia de la logica, se remonta en sus consideraciones al creador de la logica. Advierte en Aristoteles la existencia de dos logicas claramente diversas, la de los Tépicos y la de los Analiti- cos Primeros. La primera es un conjunto de reglas, de- sarrollado en lenguaje ordinario y no axiamatizada, mien- tras que la segunda es fundamentalmente un sistema de leyes, usa en parte un lenguaje artificial y esté axiomatiza- a, Tal dualidad en el Organon aristotélico tiene esenciales repercusiones, a los ojos de Bochenski, en el tema de las relaciones entre logica y ontologia. En efecto, cuando la l6gica es entendida como una tecnologia de la discusion $e sostendrd una radical distincién entre logica y ontolo- ta, en cambio cuando la logica es considerada como é- ica formal se sostendré una fuerte aproximacion e inclu- $0 una identificacién entre ambas disciplinas. La primera situacién aludida la encuentra Bo- chenski en los estoicos, en los escolisticos y en los auto- res modernos (con la excepcién de Leibniz). Ya se con sidere como objeto de la logica las significaciones, ya se considere las segundas intenciones o la estructura sintacti- a de las frases, ya se considere la actividad mental, tanto estoicos como escolisticos y modernos entienden la logi- ca como dialéctica o arte de discusién, como arte de pen- sar; en consecuencia, todos ellos sostendrén la radical dis- tincion entre légica y ontologta, La situacién es clara en 6 los autores modernos, los cuales insisten en la logica co- mo arte de pensar (y en este sentido es revelador el pro- io tinulo de la denominada \ogica de Port-Royal) y mant- fiestan su desprecio y condena de la logica formal. En el caso de los estoicos y escolisticos, la tesis de Bochenski de que la logica es arte de discusién parece s6lo aproxima- da, ya que en unos y otros hay notables desarrollos de l6- ica formal, que fueron objeto de la condena de los hu- ‘manistas. Con el surgimiento de la légica matemética se pro- duce la segunda situacién aludida. Bochenski advierte que os trabajos realizados dentro de la légica matemética es- tan en linea con la logica aristotélica de los An: Primeros, es decir, constituyen una légica formal y ya no una dialéctica o arte de la discusién. Analiza las caracte- risticas metodolégicas de los nuevos sistemas logicos, y sefala que mientras algunas de ellas acentiéan las diferen- cias entre légica y ontologia en cambio otras marcan una fuerte aproximacin entre ambas disciplinas jamas sos- pechada, salvo por Leibniz. Los caracteres metodolégicos que separan la ldgica de la ontologia son el empleo de un lenguaje simbdlico y la axiomatizacién, puesto que la on- tologia no se formula en un lenguaje artificial ni se desa- rrolla axiométicamente. En cambio, los caracteres meto- dolégicos propios de la légica matemética de establecerse en forma de leyes y de eliminacién de la dialéctica la aproximan a la ontologia, ya que también ésta se estable- ce en forma de leyes, no de reglas, y no tiene que ver con un arte de pensar. Més atin, para Bochenski, la logica, ta! como esté ahora constituida, posee un objeto semejante al de la ontologia. Ambas disciplinas aparecen como con- Juntos de aseveraciones acerca del ser en general, esto es, #: acerca de entidades cualesquiera. Tal conclusion, que puede sorprender a muchos, es matizada por el autor, qui- zds considerando su gravedad, en el sentido de que mas que un solapamiento entre ambas disciplinas se produce una coextensién de sus campos. En suma, la logica tal como hoy esté constituida, es decir, la Iogica matemdtica, aparece a los ojos de Bo- chenski como una teoria méximamente abstracta de ob- jetos cualesquiera, ya sean reales o ideales. Entonces la ontologia es una especie de prolegsmeno de la logica, es una investigacion no formal e intuitiva acerca de las pro piedades y aspectos basicos de las entidades en general, a su vez, la l6gica es la elaboracién sistemdtica, formal y axiomédtica de ese material predigerido (predigested) por la ontologia. Tales conclusiones sorprenderén, y proba- blemente serén rechazadas, a muchos metafisicos y tam- bién a bastantes logicos, pero en todo caso la lectura del presente trabajo resultard sumamente interesante para to- dos ellos. Pascual Martinez FREIRE LOGICA Y ONTOLOGIA J.M.Bochenski El objetivo de este ensayo es presentar un panora- ‘ma global de las relaciones entre la logica y la ontologia tal como han sido concebidas en la historia del pensa- ‘miento occidental. Si ofrece un campo de que todavia no estamos preparados para tratarla de una forma sintética. Simplemente, no conocemos los suficien- tes detalles de las doctrinas hindiies. NOTA DEL AUTOR. El autor queda en deuda con varios ‘miembros de la 1973 East-West Philosopher's Conference —sobre todo con los Profesores R.S.Y.Chi, J.van Heijenoort y R Martin— Por sus comentarios, que permitieron clarificar ciertos puntos del Dresente texto, 10 La cuestion ““jcémo se relacionan entre si la logica » la ontologia?” es una cuestion ambigua, es decir, puede referirse 0 bien a la logica y Ia ontologia, o bien a las me- tateorfas de la légica y Ia ontologia (esto es, a las opinio- nes sobre ellas. Ademés, en el primer caso, tanto la logica como 1a ontologfa pueden ser consideradas objetiva o sub- jetivamente. (A) Si la cuestion va referida a la logica y a la onto- logia objetivamente consideradas (esto es, en su conteni- do), ambas disciplinas son contempladas como conjuntos de leyes y/o reglas, y el problema es, asi, puramente logi- co. Seré claro que su solucin depende en gran medida del contenido de la logica y de la ontologfa tal y como fueron construidas en un tiempo dado. (2) Si la cuestiOn se refiere a lo mismo, pero visto subjetivamente (esto es, tal como fueron concebidas estas disciplinas por algunos pensadores o grupos de pensado- res), entonces versa sobre hechos empiricos y es una cues- tion Aist6rica: ,cmo influyé el hecho de que x sostuvie- ra la ontologfa 0 en el hecho de que también sostuviera la logica L 0 viceversa? (3) Finalmente, si la cuestion se refiere, no a los dos sistemas como tales, sino més bien a las opiniones metatedricas sobre ellos (esto es, a las correspondientes fi- losoffas de la légica), entonces es una cuestion bastante distinta. Que esto es asf, viene indicado por el hecho de que con frecuencia el mismo tipo de logica fue interpreta- do filosoficamente de manera distinta por dos escuelas di- ferentes. A su vez esta cuestion puede ser considerada 0 bien logica o bien historicamente. Debiera estar claro que 1a primera cuestiOn es fun- damental. Por lo tanto, el foco principal de la presente exposiciOn se centraré en ella. La filosoffa de Ia logica y Ja ontologta serén tratadas s6lo secundariamente, y la ccuesti6n historica de las mutuas influencias facticas de las doctrinas al respecto ser apuntada solo marginalmente. las principales conclusiones de la presente investigacién, es preciso confesar que hay bastante confusion en lo que concieme a esta cuestién bésica. Casi todas las respuestas imaginables han sido propuestas por uno u otro filésofo. Por mencionar solamente dos de las opiniones extremas, logicos respetables han mantenido que existe una identi- dad completa entre ambas disciplinas (asi, Scholz), y que no hay relaci6n alguna entre ellas (as{, Nagel). El mismo hecho de que tal suceda requiere una explicacién. Como siempre ocurre en semejantes casos, esta explicacion ha de ser historica, Una de las razones del infortunado estado que pre- valece en las investigaciones de este problema puede ser Prontamente identificada: la ignorancia. La mayor parte de los ontélogos no conocen ni siquiera el abecé de Ia 16- 12 ica. Pero lo contrario también es cierto: la mayorfa de los logicos no tienen 1a menor idea de qué pueda ser la ontologfa. Con frecuencia estas deficiencias estén combi- nadas, por ambos lados, con juicios de valor de una espe- cie poco gentil. Asf, para la mayor parte de los ont6logos la l6gica no parece ser una disciplina seria, aunque conce- den que proporciona (hélas!) ciertos resultados pricticos para las ciencias de la computaci6n. Por otro lado la on- tologia es, segiin la estimacion de muchos l6gicos, simple- mente un sinsentido. No hay, pues, apenas por qué asom- brarse de que estos especialistas produzcan escasas con- tribuciones valiosas con respecto a las relaciones de las dos disciplinas. Pero esta no es toda la respuesta. No siempre pre- valecié la actual dicotomfa. Ha habido ontélogos que es- taban bien instruidos en légica y que incluso fueron 16- gicos creatives por derecho propio; Tomas de Aquino y Uddyotakara (siglo séptimo) son ejemplos. También hu- bo I6gicos que sabfan mucho de ontologia; s6lo hay que pensar en Leibniz y Whitehead. Pese a ello, la confusion acerca de este problema se ha extendido mucho a través, de los siglos. Alguna explicacién hay que ofrecer de este hecho, y, una vez més, la explicacion ha de ser hist6- rica, Ahora bien, la historia nos ensefia sin dejar lugar alguno a dudas una cosa bastante clara: mientras la onto- logia tuvo un status mas bien claro en muchos periodos, de tal modo que habja un acuerdo general sobre qué fue- se la ontologia, eso mismo rara vez ha ocurrido con la 16- gica. Este hecho es asombroso, especialmente si se consi- dera el rigor con que esta dltima ha sido tradicionalmente desarrollada y el impreciso lenguaje que a menudo han 13 empleado muchos ontdlogos. Pero no obstante ello es un hecho, y un hecho que, como se ha observado, ha de ex- ia naturaleza de la l6gica y la ontologia, « lo que dicen, a sus objetos, y no a sus origenes nia laj Jicacién que cada una usa para establecer sus teoremas. Ahora bien, esta distincién ha sido ampliamente descui- dada —o asi parece. Un acercamiento al problema puede establecerse como sigue. Primero, la l6gica es una especie de juego basado en reglas convencionales; como tal, sus enunciados no pretenden, ni pueden pretender, ser ver- daderos en ningin sentido del término. Segundo, la onto- logia, por el contrario, se constituye mediante la penetra- ci6n en la realidad; en consecuencia, se supone que sus enunciados son verdaderos —¢ incluso ciertamente verda- eros. Pero es claro que ambos supuestos adolecen de fal- 4a de justificaci6n. (1) Un \ogico puede ver su trabajo de esa manera, y algunos (aunque no muchos) asi lo hicie- on. Pero no la mayor parte. De hecho, es bien sabido que hay pocos especialistas que estén tan seguros de la verdad de sus creencias como suclen estarlo cluso el dicho de que la expresi6n “ €8 una contradiccion in adiecto. (2) Con frecuencia —qui- 2s en la mayorfa de los casos— se concibié que la ontolo- gia se basaba en la intuicion. Pero, una vez més, no era necesario que la ontologfa fuese concebida asi, ni lo fue en muchos casos. Por mencionar s6lo dos casos en que no Io fue, los filésofos de las escuelas neotomistas hicieron un uso extensivo de la inferencia deductiva en su ontolo- fa, mientras que Whitehead ofrecié su ontologia como 14 un conjunto de hip6tesis explicativas comparables a las de las ciencias naturales, s6lo que mds abstractas, De otra parte, estos presupuestos son irrelevances investigacion. La cuestion no es como se justifican los enunciados de las dos disciplinas ni cual es su valor de verdad, sino més bien de qué tratan. En otras palabras, no es una cuestion epistemoldgica, sino logica Antes de comprometernos en nuestra investigacién historica, convendr recordar unos cuantos extremos de naturaleza sistemética. En el curso de la historia ha sido frecuentemente inadecu: trinas. Asf pues, ser4 util exponerlas desde el mienzo. Una de ellas se refiere al MoD EN QUE SE DIVIDE LA Locica GENERAL. Se puede hacer una primera distincin entre Ia légica propiament ica; esta dltima es un conjunto de enunciados (metateo- remas) sobre la misma lgica. La logica propiamente di- cha puede di en légica pura y logica aplicada, La Jogica pura es la logica formal, y, aunque se puede decir que toda ciencia es l6gica aplicada, los l6gicos han culti- vado siempre, y contimian haciéndolo, dos clases de apli- caciones, que han legado a ser consideradas por ello par- te de la logica general: la légica aplicada al lenguaje (esto 8, semidtica logica) y la logica aplicada al pensamiento (esto es, metodologta general del pensamiento). Un logico no necesita interesarse por las galaxias o las bacterias, pe- ro tiene que hablar o que escribir ~y también tiene, segin Parece, que pensar, al menos de vez en cuando, De las consideraciones anteriores debiera estar cla- 16 ro que la parte central y bésica de la légica general es la logica formal. La filosofia de la légica es una especulacion sobre la Iogica formal, mientras que la ldgica aplicada consiste simplemente en aplicaciones de la misma. Por esta raz6n, la presente investigacion se concentrard en la 6gica formal La segunda doctrina que merece mencionarse es la distincién seméntica entre LENGUAJE OBJETO Y METALEN cuase. El lenguaje objeto es aquel en que hablamos de entidades translingifsticas; como ocurre en el discurso de Ia zoologia, que es sobre vacas y cocodrilos y no sobre las palabras “vaca” 0 “cocodrilo”. Por el contrario, el meta- Tenguaje es un lenguaje en el que hablamos de otro len- guaje y sus partes. La gramética estd escrita cn metalen- guaje; Ia zoologia, en lenguaje objeto. Finalmente, debemos distinguir entre Leves Y RE Las. Una ley es un enunciado que dice lo que hay; una regia no es un enunciado, sino mas bien una indicacién ‘© una prescripcién de cémo puede o debe uno actuar. puerta est cerrada” es un enunciado, mientras, que “cierra la puerta” es una regla, En logica, una regla debe ser formulada en metalenguajc; las leyes logicas pueden ser objeto-lingiifsticas 0 meta-lingi(sticas. La di- ferencia cardinal entre leyes y reglas en légica es que so- lo las leyes tienen un valor de verdad (esto es, son verda- deras 0 falsas). Las reglas pueden ser vilidas 0 correctas, pero no propiamente verdaderas © falsas. Con respecto a nuestro modo de entender las re- laciones mutuas entre reglas y leyes en l6gica, los estoicos nos han proporcionado una importante perspectiva. Ellos dirfan que un argumento (una sustitucién en una regla) es 7 valido si y s6lo si un condicional (un enunciado) que ten- ga el producto de las premisas como antecedente y su conclusion como consecuente, es verdadero. Asi, la regla conocida como el modus ponendo ponens —“de ‘si p en- tonces q” y ‘p’, se infiere ‘gq’ "— es valida si cl siguiente condicional es verdadero: “si, si p entonces q, y p, enton- ces q”. Este principio permite la traduccién completa de uuna légica establecida en términos de leyes a una logica formulada como un conjunto de regias y a la inversa. Este punto es importante para la investigacion que nos ocupa, Porque la ontologta es un sistema de leyes, mientras que la logica ha sido frecuentemente formulada como un con- junto de reglas; tal diferencia complica cualquier esfuerzo Por una confrontacién directa entre las dos disciplinas. Pero el principio enunciado més arriba nos permite trans- formar las reglas en leyes, y por tanto facilita la compara- ibn. Un hecho de central importancia concerniente a la logica es que, en casi todos los casos, ésta se ha desarrolla doa partir de la piaLectica —esto es, a partir de un con- junto de reglas para la discusi6n y el razonamiento. Este comentario no pretende excluir otros factores que fueron operativos. Por ejemplo, la Iogica griega debe muchisimo a las especulaciones metafisicas y matematicas de Platon, la logica hindi a los gramaticos, y la logica matemética, por supuesto, alos mateméticos. No obstante, parece que el factor predominante ha sido la dialéctica en el viejo sentido del término, el arte de discutir. El término “dialéctica” tiene, ciertamente, muchos usos. Durante largos perfodos —como con los estoicos los primeros escolisticos— era sindnimo de “l6gica’ ‘embargo, por lo que se refiere a la practica pre-aristotél ca, significa un conjunto de reglas que se pretende que sean seguidas en las discusiones, y reglas, ademds, que no estén formuladas en abstracto ni son universalmente vali- das. Tanto los Tépicos aristotélicos como el Nydye-sittra son primeros intentos de formular tales reglas; aunque con frecuencia contindan adoleciendo de falta de una va- lidez universal. En esas dos obras se puede ver claramente como se desarrollé la logica formal a partir de tales reglas 19 el silogismo de cinco miembros del Nydya-siitra en particular, es una espléndida ilustracion de ese hecho. Por lo que se refiere a la “‘logica” china (y lo mismo po- driamos decir de la de los hebreos), da la impresion de que hubo més dialécticos que no alcanzaron nunca el ni- vel de la légica formal, como ocurrié en Grecia y en In- dia. Esto explica, al menos en parte, el hecho de que haya persistido una determinada opinin sobre las rela- ciones entre la légica y la ontologta. Segtin esta opinion, la Logica y 1a ontologia tienen poco o nada que ver entre “ontologia ¢s una teorfa de lo que hay, mientras que la légica nos ensefia como argumentar con éxito. Si se acepta esta opinién, no es facil ver qué relaciones pueda haber entre las dos. En cualquier caso, si se da por senta- do este supuesto, son ciertamente disciplinas muy distin- tas. Pero la verdad es que hay Wégica formal y que la 1o- ica formal no es obviamente mera dialéctica. Esto es asi, en primer lugar, porque con frecuencia Ia légica formal formula leyes, no reglas; pero ello no seria de por s{ deci- sivo, puesto que una ley puede ser transformada en regla, dado el suficiente aparato. Lo que es més importante es el hecho de que, desde Aristoteles, toda logica contiene una serie de leyes que no han sido establecidas para servir a in- ferencia prictica ni discusién alguna y que, segiin todas las probabilidades, nunca serin aplicadas de este modo.En realidad, es asombroso cudn poco se usa la logica formal no solo en la argumentacién cotidiana, sino ni siquiera en las sofisticadas inferencias de la matemitica superior. Qui- 224s no sea exagerado decir que lo que tenemos en los frag- mentos estoicos, mds unas cuantas reglas derivadas de los 20 Primeros Analiticos, bastan para tales propésitos. Y no obstante, los Iégicos han desarrollado vastos sistemas de leyes o de reglas sin considerar para nada su uso prictico en el razonamiento, El gran cuerpo de doctrinas conteni- do en Frege, Schroder, los Principia, etc., no fue construi- do para proporcionar a los matemiticos reglas de razo- namiento en sus campos (cualquier matematico conoce bastante bien por s{ mismo estas reglas), sino con el fin de los fundamentos de la matemstica o de una fi- losofia de la matemitica. De hecho, hallamos que en una fecha tan temprana como en los Primeros Analiticos ocu- rri6 algo similar. Valla tenia bastante raz6n al sefialar que nadie ha razonado nunca en Bocardo 0 Felapton. a Como en tantas otras cuestiones filos toria comienza con ARISTOTELES. Pero no se trata tan s6lo de que la historia simplemente empiece con ‘en muchos casos se saca la impresion de que cuando Maestro de los que saben” (Dante) no acert6 a perci formular un problema, a sus sucesores les cost6 arduos esfuerzos formularlo o resolverlo. Entre estos problemas se encuentra el de las relaciones entre légica y ontologia Lo que sigue es una breve descripcién de ambas dis- ciplinas tal como aparecen al lector imparcial del corpus aristotélico. Existe un libro, o mejor una coleccién de es- ctitos, que Andrénico de Rodas denominé “Metafi Existe también una coleccion de obras que recibié de los comentadores el nombre de “Organon”. Ninguno de nombres deriva del mismo Aristételes. Sin embargo, no puede haber ninguna duda de que en sus escritos encon- tramos un niimero considerable de doctrinas que pertene- cen a lo que més tarde se llamard “logica” y “ontologia”, respectivamente. Por lo que hace a la ontologéa, Aristoteles habla de una “filosoffa primera” y de una “ciencia divina””. Dice que tratan del ser en cuanto ser; en lo cual vemos un in- tento de definir esta disciplina. Pero por lo que concierne 22 a la logica no encontramos en sus escritos ningiin nombre para ella. (El Nov ds griego significa alli “probable”; lo que quizds corresponda a nuestra uévwov, que significa “a partir de los supuestos”), Menos atin hay aqui intento alguno de definir el objeto de la logica. Ahora bien, si de su filosofia de la logica y de la ontologia volvemos nuestra atenci6n a las teorias mismas (esto es, a los sistemas que Aristételes desarroll6) es rela- tivamente fécil describir lo que hubiera querido decir con “ontologia” y “légica” respectivamente, si hubiera dis- puesto de tales términos. En cuanto a la onToLocta, debemos observar en primer lugar que Aristoteles, a diferencia de muchos pen- sadores posteriores no crefa que existiera una entidad, ni siquicra un significado, que estuviera asociado de forma no ambigua al término “ser”. En uno de esos pasajes que pueden ser sin duda estimados como un golpe de geniali- dad, Aristoteles establece explicitamente que “ser” es un término ambiguo; justifica este aserto con una especie de embrionaria teorfa de tipos. Y no obstante, hallamos ex- tensas discusiones sobre las caracteristicas de las entida- des en general en la Metafisica y en otros lugares. Tras una inspeccion més detenida, descubrimos que sus doc- trinas ontologicas se pueden dividir en dos clases. En primer lugar, en el libro cuarto de la Metafisi- ca, Aristoteles emprende la tarea de establecer y discutir los “‘principios” —a saber, de no-contradiccién y de ter- cio excluso. (AristOteles hizo uso explicito del principio de identidad en su logica, pero nunca hizo de dicho prin- cipio el objeto de un estudio similar). A continuacion, viene una serie de andlisis de entidades concretas. Los mas 23 conspicuos son la doctrina del acto y la potencia y la ta- bla de las categorfas (también estudiadas en el Organon, aunque obviamente pertenecen a la “filosoffa primera”). Esta diltima puede ser considerada, y a menudo asf lo ha sido, como una clasificacién de entidades. Pero parece ue es mds consecuente con el pensamiento de Arist6teles el considerarla como una forma de analizar los diversos aspectos de una entidad concreta. La teorfa es plenamente realista, por cuanto consi- dera que las entidades ideales, tales como las formas pla- tOnicas, se derivan de lo real, en lo cual se concentra el andlisis. En Arist6teles no hay una ontologia de lo ideal. Ademés, s6lo se conoce un texto en el que parece que hable de significados objetivos, y eso puede ser una adi- cidn posterior. Resumiendo, la ontologfa aristotélica aparece co- mo un estudio (1) de las propiedades (isomérficamente, dirfamos) comunes de todas las entidades, y (2) de los as- Pectos en que éstas pueden ser analizadas. Ambos tipos de estudio lo son acerca de objetos reales. Una caracterfs- tica distintiva de esta ontologia es su Ilamativa falta de enunciados existenciales, que es 10 contrario de lo que hallamos en lo que ahora es cominmente llamado “meta- fisica”. Si pasamos a la rocica de Aristoteles, la situacion compleja; pues podemos distinguir varias 16- licas, y al menos dos de ellas son muy distin- la primera sistematizacion de los. X60. “dia- lécticos” de Plat6n en los Tépicos, y la logica formal de los Primeros Analiticos. Las diferencias que hay entre ambas son bastante fundamentales. En primer lugar, la primera de esas logicas 24 es un conjunto de reglas, mientras que la segunda es sus- tancialmente un sistema de leyes. De otra parte, mientras que la primera cs desarrollada en lenguaje cotidiano, la segunda utiliza variables (un lenguaje artificial, al menos hasta ese punto). En tercer lugar, en tanto que la primera Jogica cubre una amplia variedad de estructuras, la segun- da se limita por lo general a un tipo de oraciones muy particular —las de la forma “B es.A”, con cuantificadores y negadores. Cuarto, mientras que la segunda I6gica esté axiomatizada, la primera no lo esté. Por causa de esta dualidad y de la extendida nocién de que ambas légicas forman parte de un sistema, non ha ocasionado grave dafio en el desarrollo de la logica —y esto en dos sentidos. Parecié legitimar la teorfa de que la légica es bésicamente un “arte de pensar”, una técnica de discusion y nada més; los Tépicos son precisamente una descripci6n de esa técnica. Ademés, al ser restris las oraciones que se examinaban en la segunda I del tipo “B es A”, todos los esfuerzos por ampliar el al- cance de la logica quedaron obstaculizados —a pesar de al- gunas Iticidas observaciones en los mismos Primeros Ana- ticos. Ahora podemos advertir que no tiene sentido ha- blar de la légica aristotélica en general: no hay una logi- ca, sino més bien varias logicas diferentes. Y segtin cudl de ellas considere un pensador que sea la l6gica “verdadera”, serd diferente la concepcién que ese pensador se forje de esta disciplina y de las relaciones que guarde con la onto- logia. Porque si la logica ha de consistir en un conjunto de reglas para la discusiOn, entonces es un 5pyavov, un ins- trumento de las ciencias, una metodologia general de la inferencia y la discusibn. Pero si es un conjunto de reglas 25 tal como es presentado en los Primeros Analiticos, enton- ces es obviamente mucho més que eso. Es un uépos de la filosoffa, una teoria de objetos méximamente general, Aristoteles no dice qué sean esos objetos. Més ain, formul6 leyes logicas en téminos que estan abiertos a muchas interpretaciones diferentes. De este modo, un si- logismo es un Ad-yoc, que puede significar lo mismo que ”, “pensamiento”, , etc. A lo que nosotros llamarfamos 1", © “enunciado”, Aristoteles le dié el nom- bre de péraac (literalmente, dicha expresion puede significar cualquier cosa, sugirien- do tan s6lo que los términos son una especie de “fronte- ra” 0 “Limite” del enunciado. Todo lo cual quiere tnicamente decir que en Aris- t6teles no hallamos compromiso alguno con respecto a ninguna filosoffa de la logica, ni siquiera el mds ligero in- tento de describir el objeto de ésta. Aristételes fund6 la Logica y produjo de un modo magistral una parte peque- fia y en cierto modo extrafia de ella; no constituyé una filosofia de la l6gica. Muchos Idgicos contemporineos pueden, ciertamente, apelar a su autoridad por la conmo- vedora inocencia que muestran en todos estos asuntos. Asf pues, y para resumir, Aristoteles dejo: (1) una ontologfa concebida como una teoria de las entidades reales en general y de sus aspectos més generales; esta dis- ciplina es definida; (2) dos sistemas de logica muy dife- rentes: una tecnologia de la discusion y una logica formal 26 re tegorias, etc.); (4) ni siquiera una indicacién, directa 0 indirecta, acerca de qué podria tratar la légica formal; en otras palabras, ninguna filosofia de la légica en abso- luto. Deberia estar claro que en ese marco de referencia, Ja cuestion de las relaciones entre logica y ontologia ni siquiera puede ser planteada con claridad. Pues no sabe- mos qué sea la Iogica ni cual de las dos logicas hay que considerar, ni tampoco dénde estén las fronteras entre la logica y la ontologia. Y sin embargo, ese es el marco de referencia en el que se desarrollar4 la inmensa mayoria de las discusiones occidentales sobre nuestro problema. Esa es, al parecer, la explicacion de la confusion que reina en nuestro cam po. Con los rsroicos encontramos una opcién clara entre las concepciones altemativas de la Iégica: optan por la dialéctica, el arte de argumentar. Lo cual no significa que se quedaran en el nivel de los Tépicos. Por el contra- rio, su légica de proposiciones, magnificamente desarro- Mada, es logica formal. Pero la conciben como si fuera un conjunto de reglas de argumentacién, Ademis, los estoicos fueron los primeros en formu- lar una teoria consistente dei objeto de la légica. Segin ellos, la logica es radicalmente diferente de la ontologia de tipo aristotélico, Es cierto que en la filosofia de los es- toicos no hay ontologia, y que lo que corresponde a la ta- bla aristotélica de categorfas es considerado como una Parte de la logica. Pero el objeto de la ldgica, los signifi- dos, es netamente distinguido de lo que es real. Pues mientras que todo lo que es real, incluyendo las entidades mentales, es segtin los estoicos un cuerpo, los significados o son cuerpos. Son entidades ideales. De este modo, la primera filosoffa de la logica que se conoce subraya la radical diferenc de la Iogica con respecto a la ontolo, la independencia Los Escotasricos no hicieron uso del término “ontologfa”, pero discutieron temas que ulteriormente 28 denominaron “ontoldgicos” en el contexto de sus comen- tarios sobre la Metafisica de Arist6teles. Por comparacion a este iitimo, tienen lugar algunos desarrollos importan- tes, Por ejemplo, se otorga mayor consideracién al status seméntico de “ser”. Conocidas son las diversas posturas que se han adoptado con-respecto a este problema: mien- tras que los tomistas consideraron que “ser” era andlogo (esto es, en suma, un término sistematicamente ambiguo), otros, como los occamistas, mantuvieron que era pura- ‘mente ambiguo; por otro lado lo escotistas afirmaron que es un “genus"(esto es, una expresién no ambigua). De- pendiendo de la postura que adopten, unos filosofos de- sarrollarén una teorfa general del ser, mientras que otros distinci6n entre esencia y piedades “trascendentales” de todas las entidades, y, por supuesto, una rica claboracién técnica de las diversas doctrinas. Con estas excepciones, el objeto de la ontolo- gfa es el mismo que el que se encuentra en Aristoteles. Si tornamos a la l6gica, Ia situacién es bastante di- ferente. Aun cuando incorpora y desarrolla una serie de doctrinas aristotélicas, Ia l6gica escoldstica es mucho mas, no-aristotélica por lo que conciemne a su método y plan- teamiento, pero también, y en gran medida, por lo que respecta al contenido. Es enteramente metalingiifstica y est4 constituida por reglas. Pero también cs distinta de la logica estoica, ya que no se interesa explicitamente por meros significados, sino més bien por lo que se denomin6 proposiciones (oraciones significativas). La seméntica ex- perimenta en este perfodo un tremendo desarrollo. Siendo ello asf, destacan varios hechos importan- 29 tes que son de relevancia para nuestro problema. En pri- mer lugar, se establece explicitamente una neta distinci6n entre la logica y la ontologfa: la primera es metalinglisti- ca, la segunda, objeto-lingiifstica; la logica formula reglas, Ia ontologia, leyes. En segundo lugar, dada esta distincién y la naturaleza del corpus aristotélico, aparece una curio- sa duplicacion de doctrinas: los problemas son tratados dos veces; una vez en logica, y otra luego en ontologta. Tal como observé Occam, hay dos principios de no-con- tradiccién: uno ontoldgico, establecido en lenguaje-obje- to, y otro logico, formulado en términos metalingiisti- cos. Los escolésticos formularon también diversas teo- fas de la logica. Tenfan varias perspectivas comunes. En primer lugar, opinaban que la légica, aun cuando es pri- riamente una metodologfa del razonamiento y de la argu- mentaciOn, es asimismo una teorfa sobre ciertas entida- des, En segundo lugar, todos ellos compartieron el su- puesto de que la légica no versa sobre las “primeras inten- ciones”, que conciernen a la ontologia, sino més bien so- bre las “‘segundas intenciones”. No obstante, estos térmi- nos suponfan significados muy diferentes en el contexto de las diferentes escuelas. La teorfa tomista es esencialmente como sigue. La logica trata de entidades —como clases, negaciones y si- milares— que no existen en el mundo real, sino solo en el conocimiento. No son entidades mentales, aunque de- pendan de la mente para su existencia. Son las denomina- das “segundas intenciones” (contenidos secundarios de conocimiento) por oposicion a las “primeras intenciones” (contenidos directamente abstraidos de la realidad); son constructos. Sin embargo, su construccién no es arbitra- 30 ria: tienen un ““fundamento en la cosa”, en las entidades reales, En otras palabras, la concepcién tomista es un idealismo logico, que est4, empero, vinculado al recono- miento ontologico de la prioridad de las entidades reales. Por otro lado, la concepeién de Occam ha sido fre- cuentemente interpretada como psicologista porque Oc- cam niega la distincion entre el concepto mental y su contenido. No obstante, esta no parece ser una descrip- cidn precisa de su postura. La logica no se ocupa de las entidades mentales en tanto que mentales, sino de los términos mentales en la medida en que son simbolos de otros términos (esto es, en la medida en que son simbolos metalingifsticos). Por lo demés, en el desarrollo ulterior de su escuela se dice que la légica estudia s6lo aquellos términos que indican la estructura sintéctica de la frase. Tenemos aqut un tipico nominalismo 16 En ambos casos, la Logica y cias bastante distintas. La ontologia des; la logica trata o bien de entidades ideales, o bi la sintaxis. Es cierto que, segin la concepcién tomista, la ontologia debe, hasta un cierto alcance, suministrar los fundamentos a la l6gica, puesto que las entidades logicas se derivan de las reales. Este no es en modo alguno el caso * Convendria no confundir el nominalismo légico con el no- minalismo ontoligico, pese al hecho de que con frecuencia estuvie- ran ligados entre si. El nominalismo l6gico mantiene que la logica trata acerca del lenguaje; el nominalismo ontol6gico arguye que no hay entidades ideales. Asi, un nominalista ontol6gico no necesita ser un nominalista l6gico. Puede, por ejemplo, pensar que la Logica trata acerca de entidades reales (no solamente lingifsticas). Y es concebible que un nominalista logico pudiera admitir que hay entidades ideales, en cuyo caso no seria, por tanto,un nomi nalista ontologico. 31 de los nominalistas, para quienes la légica parece ser una deen bastante independiente de cualquier ontolo- logta. La ERA MODERNA, anterior al surgimient tica matematica, sun perio alégco yen conasoahc medida, no ontolégico. Se abre con los humanistas, en Cuya opinién si la l6gica tiene alguna utilidad, es s6lo co- mo un conjunto de reglas para los argumentos cotidianos: inferior de ret6rica, tal como 2 Valla. Mas adelante, cuando empezd a surgir Bens cientifico, ni siquiera los pensadores més racionalistas, tales como Descartes, se atreverian a reconsiderar a to. tal condena de las “sutilezas escolisticas”, incluida la 16- Sica formal, que los humanistas emitieron. Gradualmente, fue fonmulfndow lamada I6gica convencional, : Esta Ultima consiste en extractos de Mstca que omiten csi todo asunto lice qu ne ext coe nectado con la teorfa del silogismo categérico (asf, entre otros, la logica de las proposiciones), y a los que se affade na serie de doctrinas metodol6gicas. La logica esté mu claramente concebida como “dialécti aad Pensar”, como la Ilamaron los autores de la influyent= Logique du Port-Royal. Filosficamente, hay una nove- dad: un amplio psicologismo, segin el cual Ia logica tiene por objeto las entidades y actividades mentales (conceptos, juicios, raciocinios), Hay, desde luego, una gran excepcién: Lerpniz, un légico de genio y un Pensador importante en el ‘campo de ontologfa. Su ontologia ha sido popularizada por Wolff. en la obra de este ul imo, el término “ontologia” es cle. Tamente definido como designando la Parte mas general 32 de la metafisica, versando sobre el “ser en general” (muy en el espfritu aristotélico). La logica leibniziana es mate- mética y debiera mejor ser considerada junto a las logicas més recientes, pues su influencia en los siglos diecisiete, dieciocho y diecinueve fue casi despreciable. Leibniz ¢s- tablecié también su propia filosoffa de la légica, que s6- lo puede ser entendida a la luz de su légica, Dejaremos también para més tarde la discusion de este punto. Pero, aparte de Leibniz, la situacion de nuestro pro- blema no es muy diferente de la que encontramos en los estoicos y en los escolésticos: como la logica se interesa por el comportamiento mental del hombre y la ontologia por el ser en general, la separacion entre una y otra es pre- cisamente tan nitida como en las viejas escuelas. Desde luego, esta separacién se ve forzada por el hecho de que ahora se piensa que la légica es.una disciplina puramente prictica y no una disciptina tedrica El curso entero de la evolucién entre Aristoteles y Boole puede ser resumido como sigue. La ontologta, cuando esté presente, es, en su conjunto, de tipo aris- totélico: una teorfa general de las entidades reales. Con respecto a la légica, la gran mayorfa de los pensadores op- tan por la primera logica aristotélica, la de los Tépicos; cultivan esta disciplina como una metodologfa del pen- samiento. Si bien es cierto que algunos escolisticos admi- tieron una teorfa que fundamentaba una tal metodologia, su logica pertenece, no obstante, al tipo esbozado en los Tépicos y no al de los Primeros Analiticos. Dando por sentado un tal supuesto, la Logica, cualquiera que fuese la filosofia de la l6gica que desarrollaran estos pensadores —ya se la concibiera como una teorfa de los significados, 33 de las segundas intenciones, de la sintaxis o de las entida- des mentales~ fue siempre radicalmente distinta de la on- tologia. 34 vi El surgimiento de la Locica MATEMATICA produ- jo un considerable nimero de innovaciones en logica. Al- gunas de ellas fueron tan radicales, que a menudo se las consider como una ruptura completa con toda la tradi- ci6n. De hecho, se da una tal ruptura con las concepcio- nes de Ia Logica desarrolladas desde Arist6teles, con todos los sistemas estoicos, escotisticos y psicologistas. Y sin embargo, la légica matemética puede ser considerada en muchos aspectos como una vuelta ay un desarrollo de al- 0 que subyace a esa tradicién interpuesta: a saber, las perspectivas bésicas del ltimo Aristételes de los Primeros Analiticos. En esta Iogica matemética podemos distinguir as- pectos metodoldgicos y resultados materiales. En cuanto a lo primero, se pueden mencionar cua- tro caracteristicas principales. (1) En la mayoria de los casos (y de un modo ex- clusivo hasta la década de 1930), la logica matemética es tun conjunto de leyes objeto-lingtifsticas, no un sistema de reglas metalingiiisticas. En este aspecto supone una ruptu- ra con la tradicibn, pero al mismo tiempo una vuelta ala manera de formular la l6gica hallada en los Primeros Ana- 35 ticos. (2) La logica matemética esté, por ese mismo he- cho, completamente disociada de cualquier “dialéctica”, No es un “arte del pensamiento”, sino una teorfa de un kénero de objetos. Por causa de ello, es anti-estoica, muy diferente de la I6gica “clésica” y en buena medida tam- bién de los sistemas escolésticos. Pero, una vez mds, se asemeja a la de los Primeros Anal (3) Es logica “simbélica”. No solamente emplea va- Tiables como hizo Aristoteles, sino que sus constantes son también artificiales. En esto tenemos una ruptura comple- ta con todos los sistemas pasados, tanto occidentales co- mo hinddes, una revolucion comparable a la que Galileo efectué en la fisica. Y sin embargo, el mismo hecho de que Aristoteles opere con variables y de que, aunque em- Plee el lenguaje cotidiano, lo torture poniéndolo en extra- Aas formulas, le hace a uno pensar que incluso en ese res- ecto la légica matemética esta més proxima a la actitud basica de Arist6teles que a la actitud de la légica conven- cional, (4) Por Gltimo, 1a logica matematica construye sis- temas axiométicos rigurosos. Hace uso del formalismo, otra innovacién radical de Ia l6gica. La idea de la axioma. tizacion estricta, si bien se encontraba en los estoicos y, hasta cierto alcance, en los escolisticos, esté ausente de la mayor parte de la logica tradicional, Una vez més, em- Pero, se trata de una idea aristotélica, que fue formulada y practicada en los Analiticos. Estas innovaciones metodologicas permitieron la construccién de sistemas con caracteristicas llamativas —tan llamativas, por cierto, que muchos filsofos que so- Jo estaban familiarizados con logicas del tipo de la deca- 36 dencia 0 del tipo escoléstico, declararon prontamente que aquello no era, en absoluto, logica. Semejante coments- rio tendrfa que haberse aplicado entonces a los proy Primeros Analiticos, ya que, como hemos mostrado, mayorfa de las innovaciones mencionadas 0 bien son una vuelta a la prictica de Aristételes en esa obra o bien son tun desarrollo de sus intenciones. Pero no se puede simple- mente desechar a los Primeros Analfticos diciendo que no se trata de una obra y nadie lo hace. Ahora bien, si la logica matematica es logica, en- tonces tenemos, finalmente, en ella un cuerpo de enuncia- dos de un tipo muy precisamente definido y también un método de tratar con esos enunciados, establecido de un modo no menos preciso. Con respecto a nuestro proble- ‘ma, esto supone un progreso enorme: ahora sabemos més claramente de qué estamos hablando. Acerca de nuestro problema de las relaciones de la ogica con la ontologia, podemos decir que la constitu- ci6n de la I6gica matemética ha tenido consecuencias am- bivalentes; un cierto nimero de sus caracteristicas pone de relieve las diferencias entre las dos disciplinas, mientras que otras apuntan, curiosamente, hacia una identidad ja- més sospechada por logico alguno, a excepcion de Leib- niz, Para dirigir nuestra consideracion hacia el método usado, deberfa quedar claro que, de sus caracterfsticas metodol6gicas, hay dos que lo distinguen netamente de jer ontologia conocida: a saber, su naturaleza “‘sim- bolica” y su axiomatizacion. Pues no hay ninguna onto- logia que haya sido formulada en un lenguaje artificial, y ninguna ha sido trabajada axiométicamente como lo es- t4 siendo ahora la logica. Aqui y allé, ha habido inferen- 37

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