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_ expediente- ry POCO Re expediente obrero No. 4 Miguel Angel Velasco LA LUCHA CONTRA EL TROTSKISMO EN LOS ANOS 30° Préiogo de Fabio Barbosa _ México, 1980 Expediente Obrero No. 4 Miguel Angel Velasco La lucha contra el trotskismo en los afios 30 cCACERE Moras 1252-5 Col. Florida Insurgentes México 20, D. F. ISBN 968-40-0000-6 —edicién completa ISBN 968-40-0004-9 —volumen 4 Primera edicién, 1980 Impreso en México Printed in México PROLOGO Fabio. Barbosa Al reeditar estos materiales produci- dos por miembros del PCM y elemen- tos trotskistas en los afios 30, no te- nemos otro interés que el de rescatar, para el conocimiento y estudio por los militantes del actual movimiento obrero y revolucionario, documentos histéricos que por su caracter pueden ser considerades fuentes de primera mano. Nada puede substituir la lectu- ra de los textos originales para el co- nocimiento de fas alternativas pro- puestas, los proyectos que se impul- saban. Este es el objetivo fundamen- tal, que nacid de la necesidad de ir poniendo al alcance de los estudian- tes de los cursos de formacidn sindi- cal y de Historia de México este tipo de textos. Muy lejos esta de nosotros el deseo de justificar posiciones asu- midas en aquellos afios o el de sacar del polvo y de los archivos argumen- tos para intervenir en las polémicas actuales. No por ello menosprecia- mos el valor de la tarea de rescate documental en la investigacién histé- rica. La Unica manera de penetrar en 5 la comprensién de la situacién actual y de asomarnos a las perspectivas futuras es un sdlido conocimiento del pasado, para el cual, como hemos di- cho, la lectura de los textos originales es imprescindible. Hemos escogido dos documentos. Espias y provocadores, de Miguel An- gel Velasco, y el Manifiesto que el Comité de Accién Pro-Unificacién Obrera y Campesina Independiente edité:en visperas del congreso consti- tuyente de la CTM. Ya desde el titulo de! primero salta a la vista la equivoca manera de abordar el problema, La actitud no politica ante el trotskismo. Pero no debemos dejarnos llevar sélo por la primera impresién. Tanto en éste como enel Manifiesto hay abun- dantes referencias a los problemas que en ese momento que vive la so- ciedad mexicana debate el movimien- to comunista, Lo que fundamental- mente caracteriza a los afios treinta es el ascenso obrero y de masas que se despliega, los avances organizati- vos logrados: los sindicatos naciona- les de industria; las grandes centra- les, entre ellas, la CTM; la organiza- cién de los campesinos, la CNC; lade los maestros, el STERM; la de los tra- bajadores al servicio del Estado, la. | FSTSE: y las definiciones de las dis- tintas clases y fracciones o capas de la sociedad mexicana ante esta eclo- sién. Por ello, como puede verse en | los documentos, uno de los proble- mas fundamentales que precisamen: te los trotskistas ponen al centro de la polémica, es la cuestién de la inde= pendencia del movimiento ante el Es- 6 tado; de las condiciones que la garan- tizan; de los requisitos para estable- cer el frente unico con las corrientes progresistas de la burguesia y pe- quefiaburguesia en el gobierno car- denista,; del caracter de este régimen; de su naturaleza de clase; de sus ini- ciativas, tales como las administra- ciones obreras; de sus contradiecio- nes polfticas, sus concesiones, pero también sus actos represivos contra el movimiento; el programa de los re- volucionarios y, eh general, las cues-: tiones que el movimiento comunis- ta ha Namado la definicién del ene- migo principal y los aliados. , Hemos enumerado algunos de los importantes problemas’en el debate. comunista de los afios 30 y conteni- dos en los textos aqui reeditados, pe- ro ello no quiere decir que pretende- mos que se haya producido una sim- ple confrontacién ideoldgica y politica entre dos fuerzas discrepantes y que en este marco idilico queremos ubi- car los documentos, o que tal cosa queremos hacer creer a los nuevos militantes del movimiento comunis- ta. Nada mas alejado de los hechos. El estalinismo degeneré precipitada- mente en un aparato terrorista y poli- claco que aplasté toda forma de opo- sicidn’ en la URSS, extendiendo esta accién a-varios paises en donde se produjeren movimientos revolucio- narios, ensangrentando los partidos inarquistas, trotskistas, ete. y sus propias filas, persiguiendo implaca- blemente a la disidencia. En México, desde los afios de 1929. y 1930 comenzaron las expulsiones F contra los que adoptaron las posicio- “nes de la que El Machete, de esos dias, Wamaba “la oposicién comunis- ta de izquierda”’; entre los expulsados por esta causa figuraban incluso miembros del CC de la Federacién Ju- venit Comunista de México, como Eduardo Calero.’ Pero conforme el peligro de guerra mundial avanzaba en esa década, el estalinismo sentia la necesidad de silenciar la Unica opo- sicidn que desnudaba su naturaleza y descubria su caracter de clase y el fondo de su politica, explicaba sus bandazos, sus contradictorias alian- zas, etc. Redobla entonces contra los trotskistas esa criminal persecucién. -El propio Trotsky escribia, haciendo ™un balance de los caidos, entre ellos casi toda su familia, sus hijos, sus se- cretarios mas allegados, que ‘apenas se puede encontrar en toda la historia otro movimiento que en tiempo tan breve haya sufrido victimas tan nu- meroasas como el de la Cuarta Inter- nacional”. Precisamente tratando de eludir a los aparatos terroristas de Stalin, se exilia en México en enero de 1937. De inmediato el movimiento estali- nista local —por ese entonces frag- mentado en dos vertientes: el PCM y el lombardismoe— inicia una terrible’ campafia en su contra; aunque se de- nuncid una sospechosa intentona producida a escasas semanas de su arribo, parece que lo que en ese en- tonces se pretendia era desencade- nar un movimiento de masas contra el acuerdo del gobierno del general - Cardenas asilandolo, que tuviera co- 8 mo resultado la expulsidn del viejo bolchevique del pais, El resultado fue nulo. Asi lo reconacié el propio secre- tario general del PCM, en ese enton- ces, todavia, Laborde: “Exigiamos que se revocara el acuerdo de permi- tir la radicacién de Trotsky en México y amenazamos con una accion de ma- sas que no pudimos desencadenar, porque no teniamos la fuerza neeesa- ria’? En tos dias inmediatos a su asesi- nato:Ledén Trotsky preparé una serie de cartas, articulos y réplicas destina- das en parte a su defensa politica, es decir al movimiento obrero y popular ante la agresion que sufria, y en parte para ser utilizados para defenderse en las averiguaciones judiciales que se iniciaron con motivo del asalto que sufrid en su casa el 24 de mayo de 1940.3 En estos materiales él pone al descubierto, sobre la base del estudio de documentaci6én, periddicos y folle- tos del PCM, entre otros, que ante el fracaso del intento de organizar una movilizacién antitrotskista, la GPU tu- vo que recurrir a un acto terrorista y asi, a finales de 1939, se recibié en México la orden de exterminarlo fisi- camente lo mas pronto posible. Esta orden tuvo un desarrollo doble; por una parte, la preparacién “técnica” del asesinato, la seleccién del grupo de criminales y, por otro lado, lo que Trotsky llama fa “preparacién moral” del atentado, es decir, la creacion de un ambiente propicio en la opinion publica. A partir pues del arribo de los agentes de la Ill Internacional, en no- viembre de 1939, se desatan contra 9 Trotsky y su partido las calumnias mas groseras, las falsificaciones mas monstruosas. No queremos decir que antes no fuera ésta la'ténica, sino que, como dice Trotsky refiriéndose a este Ultimo acoso, “ahora han recibi- do laorden de multiplicar sus esfuer- zos en esta direccién”. Las: publica- ciones antitrotskistas de estos meses forman parte de una cierta coleccién que pertenece mas bien a la escato- logia politica. Seria absurdo decir que hay en ellas algttn.intento de lu- cha “ideolégica’’ sino que constitu- yen la simple preparacién del clima politico de los atentados que se rea- lizaron el 24 de mayo y el 20 de agosto de 1940. Noes este tipo de material el que ahora se reedita: , ‘ El folleto de Miguel Angel Velasco —activista y dirigente sindical, orga- nizador de masas, victima’ también del estalinismo qué lo expulsa del PCM poco después de estos tragicos episedios, acusado precisamente de asumir la defensa de Laborde y Cam- pa en el interior del PCM— si bien no escapa, como ya dijimos, a las carac- teristicas de. la lucha antitrotskista, tiene dos rasgos que conviene subra- yar; se trata de un material producido antes del asalto, por la GPU. de la direccién del PCM; corresponde toda- via a la vieja direccién de Laborde y Campa. Este material, de entre los que pueden consultarse, contiene al- gunas muestras de los intentos, aun- que muy pobres, de desplegar la lu- cha ideolégica y politica, de enfrentar al trotskismo argumentos, ideas poli- ticas; y, en la polémica, exponer las 10 alternativas del PCM en ese enton- ces: la concepcidén etapista, contra lo que llama la “estridente fraseologia del trotskismo, al que, para refutarlo tiene que comparar con el blanquis- mo y utilizar textos de Engels, su con- cepcién sobre la “independencia de la CTM respecto al gobierno de la CTM, la cuestién de la organizacion campesina, etc. Ello es asi, porque este trabajo de Velasco esta orlenta- do no en la linea terrorista y criminal que criticabamos en el trozo anterior, sino en un intento de combatir la in- fluencia politica y el crecimiento or- ganico del trotskismo. A esta influen- cia y ramificacién se refiere Velasco citando los casos de Mi¢hoacan, don- de el periddico local del PCM publico materiales trotskistas; Zacatecas, en la empresa metalurgica La Consoli- dada; la ‘Alianza de Tranviarios; el Sindicato de. Panaderos y, sobre todo, el sindicato de profesores, el en- tonces STERM; a esta lista pueden agregarse otros datos: algunos desta- cados dirigentes sindicales expresa- ban, no probablemente una simpatta trotskista, pero si apoyo a esta Cco- rriente al asumir la defensa del asilo al dirigente soviético. Tales son. los casos de Adolfo Fuentes, lider del “Erente Revolucionario de Maestros de México” y de Alfredo Navarrete, miembro del primer Comité Ejecutivo Nacional de la CTM, ex secretario gé- neral del STFRM y, posteriormente a su escisién de la CTM, fundador de la Confederacién Proletaria Nacional.* Finalmente, el Manifiesto relativo al Congreso de. Unificacién Obrera 11 aparece suscrito por Diego Rivera que era en ese entonces dirigente del mo- vimiento trotskista, al que se incor- pora desde 1929 seguin su propia ver- sion.5 Para 1935 en su “Defensa y ataque contra los stalinistas” arre- mete contra “la burocracia soviética apoderada de la Komintern en el mun- do entero”.6 En junio de 1938 Trotsky escribia, refiriéndose a Rivera, que ‘‘la Cuarta Internacional esta orgullosa de contarlo entre sus miembros". El 12 de octubre def mismo afode 1 938, al fundarse Ja revista Clave, érgano oficial de los trotskistas mexicanos, Rivera aparece formando parte del Cuerpo de Redaccién, junto con Adol- fo Zamora y José Ferrel. Pero el paso de este inquieto artista por el trotskis- mo fue fugaz. “El 7 de agosto de 1939 el Comité Central de la Seccién Mexicana de la Cuarta internacional declaraba que Rivera habla dejado de ser miembro de la organizacién como consecuencia directa de una serie de desviaciones que lo levaron a rene- gar del marxismo revolucionario para convertirse en tider del Partido Re- volucionario Obrero Campesina (PROC), .."7 El Manifiesto, interesante. como hemos dicho, por el énfasis que hace en el problema de la independencia del movimiento obrero y del programa que lo garantice, se apoya para refor- Zar SUS propuestas en Lina visién dela historia verdaderamente aberrantey en una caracterizacién del régimen cardenista que no corresponde con. las elaboraciones trotskistas pos- teriores que con la firma.de Octavio 12 Fernandez, Manuel Grandizo y sobre todo el propio Ledn Trotsky se publi- caron yaen Clave, ya enotras publica- ciones extranjeras, por !o que es pos!- ble inferir que se trata de un material , no propiamente partidario, en una elapa apenas constitutiva 0 embrio- naria del trotskismo mexicano. Abril de 1980. El Machete, México, D. F., num. 183, julio 1930, 3. 2 Hernan Laborde, Unidad a toda costa. Informe al pleno del Comité Centrat del Partido Comunista de México, celebrado det 26 al 30 de junio de 1937 por ef C. secretario general del partido. México, Editorial Popular, 1937, p. 21. 3 Leén Trotsky, Los gangsters de Stalin, prél. de A. Zamora, México, Editorial América, 1940, 191 Archivo General de la Nacién, ramo Presidentes, Secretaria Particular del Presidente Lazaro Car- denas, paquete 569. ify Rivera estaba en Moscu a finales de1 927, duran- te la celebracién del décima aniversario de la Re- volucién y presencié la manifestacion del 7 de noviembre, enla que los trotskistas desfilaron con pancartas contra la burocratizacién, en pro.de la aplicacién del testamento de Lenin y por mante- ner la unidad de los boleheviques. En 1929 rompié con el PCM. Hay sobre este punto versiones cis- tintas. Por una parte Valentin Campa en sus me- morias deja muy mal parado al pintor: por otro lado tenemos fa version del propio Rivera, segun la cual en 1929 al votar él mismo su expulsién del PCM, Io hacia porque “cualquiera que siga !a li- nea maraista-leninista no podia estar ya en una erganizacién como el partido oficial stalinista (Raquel Tibol, ‘Diego Rivera en las hebras de tejido politico”, Diego Rivera. Exposicién Nacio- nal de homenaje a. . .con motive del KX aniver- sario de su fallecimianto, México, Secretaria de Educacién Publica, Instituto Nacional de Bellas Artes [s.f.], p, 89-109. u Raquel Tibol, ob, cit., p. 103. ! Ibid., p. 91. : 13 ESPIAS Y PROVOCADORES’ "Miguel A(ngel) Velasco, Espias y provocadores, México, Editorial Popular, 1939, 34 pp. LA ACTIVIDAD CONTRARREVOLU- CIONARIA DEL TROTSKISMO ADVERTENCIA Plantear la lucha contra el trotskismo no significa abrir una nueva discu- sién sobre los problemas de la revo- lucién y del socialismo. Esta discu- sién terminé hace doce afios, enel XV Congreso del Partido Comunista de la URSS, con la expulsién de Trotsky y sus principales partidarios de las filas del partido y de la Internacional Comunista, El congreso fuse la culmi- nacién de la aplastante derrota inflin- gida al trotskismo por las masas del partido, al darse cuenta de la esencia menchevique y antisoviética de su plataforma. La discusién desarrollada en las organizaciones. de base del partido en visperas del XV Congreso, dio a los trotskistas 6,000 votos con- (ra 725,000 que respaldaron la linea del comité central encabezado por el compafiero Stalin. Ni las consignas demagégicas de la oposicién, ni su trabajo. fraccional que habia conde- nado Lenin desde el X Congreso, per- mitieron a la oposicién antileninista arrastrar siquiera el uno por ciento de los miembros del Partido Bolchevique. 17 Trotsky fue expulsado del Partido Comunista por resolucién unanime de! XV Congreso. No se le expuls6 por +} sostener concepciones distintas a las de la mayoria en relacién con los gra- ves problemas que debié resolver la revolucién rusa, sino por formar una | organizacién ilegal dentro del partido, | por violar‘los principios leninistas de | organizacién y por su abierta labor | antisoviética. Desde este momento Trotsky y Sus: partidarios mas cerca- nos rodaron por la pendiente de la contrarrevolucién, desplegando una® labor antisoviética ilegal, de acuerdo con todos los enemigos de la URSS. Esto obligé al poder soviético a dictar su expulsién del pais. Sin embargo, existen alin gentes, particularmente entre los intelectua- les, que consideran todavia al trots- kismo como una corriente ideolégica comunista y que creen que la:lucha contra el trotskismo es una lucha fac- _cional entre los comunistas. ¥ es casi | seguro que atin en nuestras propias| filas, debido a la falta de esclareci- miento de este problema, haya com- pafieros que piensen de ese modo, lo que explica su actitud liberal frente al trotskismo. Por eso sera dtil recordar- les que: / “El trotskismoha dejado de ser una corriente politica dentro de la clase obrera. . ., para transformarse en una! banda cinica sin principios, de esplas,, saboteadores y asesinos que actuan; de acuerdo con las instrucciones de los érganos de espionaje de los Esta- dos extranjeros”’.! 18 TROTSKY Y LA C.T.M. Hasta hoy la lucha contra el trotskis- mo ha sido mas bien una.lucha en el papel. No debe disminuirse sin em- bargo la enorme importancia que en- cierra el hecho. de que organizaciones de masas, como la CTM, y ta confede- racién de Jévenes Mexicanos, se pro- nuncien contra el trotskismo, La reso- lucién adoptada por el Primer Con- greso de la CTM ha tenido una gran repercusi6n internacional; se publicd por decenas de millares de ejempla- res en distintos paises e idiomas, contribuyendo enormemente a colo- car a Trotsky en su verdadero lugar y dejando bien clara la posicién de la clase obrera de México ante el trai- dor. Pero nuestro partido no supo orga- nizar una verdadera campafia de ma- sas, en relacion con la resolucién de la CTM, para explicar detallada- mente la labor contrarrevolucionaria de Trotsky en México. Entre tanto, la respuesta de Trotsky a esta resolu- cién fue una andanada de insultos contra el compafiero Lombardo Tole- dano, acogida con jubilo por la prensa reaccionaria dentro y fuera del pais, dejandole de paso buenas sumas que le pagaron por este servicio. Trotsky intenté presentar la resolucién de:la CTM como una cosa personal de su secretario general, quiso introducir una cufia entre la masa de afiliados de la CTM y sus dirigentes, para hacer creer que eran estos Ultimos y no ja clase obrera la que repudiaba al 19 Judas. Presenté al mas querido diri- gente de la CTM como un “agente de la policia secreta de Stalin”. {Qué hicimos nosotros para desenmasca- rar las asquerosas calummnias de Trotsky contra la CTM y la Unién Soviética, pagadas a precio de oro por la revista Hoy? Que yo sepa, nos li- mitamos a editar el documento contra Trotsky que aprobé por unanimidad el Congreso de la CTM. Por otra parte, nuestro partido no ha prestado suficiente atencién al trabajo de los trotskistas embosca- dos, que logran introducir mas facil- mente sus opiniones trotskistas, en- cubriéndose en ataques superficiales a la lV Internacional. Por este motivo, cuando nuestro comité nacional ha- bia desenmascarado las concepcio- nes trotskistas de Garcia Trevifio, hu- bo compafieros que. seguian supo- niendo fo contrario. Ahora estd claro que nuéstro comité nacional tenia razon. La revista de los trotskistas.ha acogido el ultimo trabajo de Garcia Trevifio sobre el problema de las ad- ministraciones obreras, pues en él no hace mas que recoger las tesis trotskistas rechazadas por Lenin enel X Congreso del Partido Comunista de | la URSS. Pero la simulacién de Garcia Trevi- fio le permitiéd hacer adoptar sus pun- tos de vista al compafhero Manue! Gu- tiérrez Bustamante, que acaba de pu- | blicar un folleto en que repite casi textualmente los razonamientos y puntos de vista trotskistas de Garcia Trevifio.2 20 Todo esto muestra que en el Partido Comunista no hemos estado ni esta- mos aun suficientemente convenci- dos del peligro que representa el trots-— kismo. ‘ EN QUE CONSISTE EL PELIGRO DEL TROTSKISMO El trotskistas no es un peligro porque representa una verdadera fuerza, ni porque goce ‘de influencia en capas considerables de la poblacién. El mo- vimiento obrero de México, asf como el del mundo entero, repudia el trots- kismo. Los trotskistas estan desacre- ditades ante los ojos del pueblo. En nuestro pais no son mas que un pe- quefio grupo de politicos degenera- dos como Diego Rivera, una pandilla de provocadores que tuvo la osadia de lanzar la especie de que nuestro par- tido falsificaba moneda, son desechos que envenenan la atmdésfera del mo- vimiento obrero. Pero para Wevar a cabo su nefasta labor de divisién, los trotskistas no ne- cesitan ser muchos. Unos cuantos aventureros son suficientes para ello. Construir la CTM, lograr que se fu- sionara en suseno unaserie de cen- trales sindicales que se aferraban a su tradicién, requirid el esfuerzo de numerosos hombres y muchos me- ses de paciente labor. Pero para in- tentar destruirla basta un pufiado de bellacos, como para destruir un edi- 21 ficio basta con un dinamitero. El pe- ligro trotskistareside en su trabajo de provocacién, de sabotaje contra la unidad de la clase obrera, contra el frente Unico popular. LOS TROTSKISTAS QUIEREN MINAR NUESTRO PARTIDO En una carta que Trotsky le escribe a uno de sus compinches franceses le dice: “La -tarea central debe ser. . | la penetracién en el Partido Socialista y en el Partido Comunista’’. Es seguro que obedeciendo esta directiva, los trotskistas trabajan en nuestras pro- pias filas. Claro que nadie debe espe- rar a ver a un trotskista sosteniendo abiertamente sus puntos de vista en las reuniones del partido. Su trabajo es subterrdneo, su método es la si- mulacién y su objetivo es debilitar la disciplina del partido, sembrar la des- moralizacién, minar la autoridad del comité nacional, crear un espiritu de- rrotista en sus filas. Es indudable que en la confusién que existe actualmente en algunos sectores del partido, particularmente entre elementos no proletarios, tiene mucho que ver él trabajo de los trots- kistas, emboscados a los que es nece- sario descubrir y arrojar de las filas del partido. Podemos citar algunos ejemplos que ilustran el trabajo trots- kista dentro del partido. En ocasién de Ia visita de Trotsky a 22 Pdtzcuaro en junio de 1938, le fue hecha una entrevista por Vida, pe- riddico local dirigido por comunistas. En la entrevista Trotsky afirma que la URSS es. un pals totalitario, que los sindicatos soviéticos son dirigidos por policias nombrados por la GPU, la cual tiene en México agentes que in- tentan establecer el régimen totalita- rio en el interior de los sindicatos. Alude claramente a los dirigentes de la CTM y del STERM. Este’ hecho permitié descubrir que el profesor Po- licarpo Sénchez se habia colado den- tro del partido por instrucciones de Trotsky, al que hacia frecuentes visi- tas. Policarpo Sanchez arreglé la en- trevista famosa. Con este motivo fue expulsado del partido y hoy se dedica ala muy “izquierdista” tarea de orga- nizar el Frente Constitucional Demo- cratico en Michoacan. En Zacatecas se habia infiltrado en. las filas del partido un grupo de ele- mentostrotskistas, cuya labor consis- t(a en sembrar la indisciplina y el des- contento contra la direccién nacional del partido. Expulsados del mismo, ahora se dedican ala muy “revolucio- naria” tarea de dividir la Seccién del Sindicato de Trabajadores de la Ense- fianza, con la ayuda y en provecho del gobernador Bafiuelos. Aprovechando sus posiciones enla Universidad Obrera, Garcia Trevifio logré ponerse en contacto con los miembros de la célula del partido de La Consolidada, dedicandose a sem- brar entre ellos la desmoralizacién, diciéndoles que el Partido Comunista, habia traicionado a los trabajadores. 23 El resultado de su labor y la desaten- cidn del partido para esta célula dio lugar a su desintegracién, lo que ha @ ’ tenido por consecuencia el debilita- miento del trabajo revolucionario en esa importante empresa. éPor qué ha sido posible el trabajo de los trotskistas en el seno del parti- do? Porque hemos olvidado las leccio- nes que se desprenden del trabajo contrarrevolucionario de los trotskis- tas en la URSS, porque no desplega- mos suficiente vigilancia politica. El compafiero Stalin decia en el Pleno del CC del PC dela URSS de marzo de 1937: “E! proceso del ‘bloque zinovievis- ta-trotskista. .. demuestra, también, que el engafio y el enmascaramiento son el Unico medio de que disponen los zinovievistas y los trotskistas para penetrar en nuestras organizaciones; demuestra en fin, que la vigilancia y la perspicacia politicas son el medio mas seguro para evitar tal penetra- cién y para liquidar la pandilla zino- vievista-trotskista. Y mas. adelante: . “La cualidad indispensable de todo bolchevique, en la situacién actual, debe ser la capacidad de reconocer al enemigo del partido, por muy bien que éste se haya disfrazado”’. Nuestro partido no ha procurado que estas certeras palabras se con- viertan en una norma de conducta de todos sus afiliados. Pero estamos se- guros que en adelante las cosas mar- charan de otra manera segun lo de- manda el interés de la unidad y la disciplina de la vanguardia de la clase’ obrera. 24 EL PROGRAMA DEL TROTSKISMO EN MEXICO Examinemos la cubierta tedrica tras la que ocultan Su actividad contrarre- volucionaria los trotskistas. He aqui sus afirmaciones: “En la América Latina no existen na- ciones sino subnaciones gobernadas por “pandillas militar-policiacas’’. La burguesia nativa de estos paises y la pequefia burguesia que es totalmen- te subalterna no son ya factores de lucha, antiimperialista, nacionalista, revolucionaria. Esta tesis es valida para toda América Latina, inclusive México, pais que tiene un gobierno bonapartista, es decir, un gobierno del ejército y la policia al servicio det imperialismo”. Por tanto los campos de la lucha se dividen asf: de un lado el gran capital imperialista y la burguesfa y peque- fio-burguesia, del otro lado las masas laborantes oprimidas. ‘Las unicas {uerzas antifascistas, son aquellas medularmente anticapitalistas, es decir, proletarias-revolucionarias”’. “".. no puede existir mas que una po- sicién fundamental de inflexible Ju- cha contra el régimen burgués en su conjunto’’. La tarea central es la dic- tadura del proletariado, “unica que puede realizar las mas simples medi- das democraticas”. Hasta aqui la estridente fraseclogia trotskista. Es probable que estos far- santes aparezcan como revoluciona- rios temibles, a los ojos de algunos incautos profesores y estudiantes 25 ane ee ae ee te “marxistas’’. Pero nada hay tan anti- | marxista y anti-leninista como la teo- rfa y practica del trotskismo. Defen- diendo el marxismo, Engels se burla- © ba de los blanquistas con estas pala- bras: “Los comunistas alemanes son comunistas porque, a través de todos los compromisos y de todas las etapas intermedias, creados por la marcha 4 de la revolucién histérica, ven clara- mente y persiguen constantemente J su objetivo final: la destruccién de las clases y la creacién de un régimen social en el cual no habrd sitio para la propiedad privada de la tierra y de los medios de produccién. Los 33 blan- quistas. se consideran: comunistas. 3 porque figuran que por el solo hecho de querer saltarse las etapas inter- 4 medias y los compromisos, la cosa ya estd hecha, y que si por casualidad --cosa que ellos creen firmemente— "se arma’ uno de estos dfas y el po- der cae en sus manos, el comunismo estara implantado al dia siguiente. Por consiguiente, sino pueden hacerlo inmediatamente, no son comunistas, jQué ingenua puerilidad la de presen- _ tar la propia impaciencia como argu- mento tedrico’.4 Claro que hay una enorme diferen- cia entre los blanquistas y el trotskis- mo. Aquéllos eran doctrinarios. in- transigentes, honestos; éstos son si- muladores tragicos, y espias practi- cos. Bajo las consignas de “‘lucha contra el estalinismo” y “lucha con- tra los bandidos que acaudillan el mo-- | vimiento obrero”, luchan realmente 7 contra el Partido Comunista, contra la Confederacién de Trabajadores de 26 México, contra el Frente Unico Popu- lar. Bajo la mascara izquierdista divi- den al Sindicato de Trabajadores de la Ensefianza, a la Alianza de Tranvia- rios, al Sindicato de Panaderos, ayu- dados por Bafiuelos, Almazan y Julio Ramirez. Coinciden en-sus propésitos con la reaccién mexicana, con los enemigos fascistas de nuestro pue- blo, : . iCudles son los objetivos visibles de la reaccién mexicana y del fascis- mo? Sus objétivos son: destruir el PRM, dividir al proletariado y acabar con la CTM, oponer a la CTM el mo- vimiento campesino, socavar, me- diante la prensa, las bases del régi- men democratico y progresista de Cardenas, enemistar a los pueblos de México y de los Estados Unidos. — Pues bien, éstos son, también, los objetivos de los trotskistas, como lo puede comprobar cualquiera que no sea un tonto incurable. LOS TROTSKISTAS Y LA LIBERTAD DE PRENSA En el plan general trazado por las fuerzas retrégradas de México, de acuerdo con las instrucciones que re- ciben de los agentes de Hitler, para minar la fuerza. del régimen actual, un papel de primera importancia juega la prensa llamada “independiente”, que sirve los intereses antimexicanos. La tarea de los periddicos asalaria- dos por las legaciones fascistas, por 27 las compafiias petroleras y por todos los enemigos del pueblo mexicano, consiste en difundir sistematicamen-§ te especies absurdas, en calumniar alf} gobierno y a las organizaciones popu-§ lares que lo apoyan, en urdir menti-™ ras y falsificar documentos, para! crear una atmésfera propicia a sus propésitos de ensangrentar el pais, siguiendo las huellas de Franco. En el cumplimiento de su infame labor, la prensa profascista ha entra- do en un periodo de inmoralidad de-# senfrenada. Jamas la mentira, la fal- 9} sificacién y la calumnia habian sido usadas con mayor cinismo e impudi-. cia, ni habia descendido nunca ali pantano de la desverguenza en que fj se revuelca “Ultimas Noticias’. Contra el desenfreno de la prensa: reaccionaria se ha manifestado la in- dignacién de los trabajadores en dis+ tintas formas. La-CTM haciéndose eco de la mayoria del pueblo mexica- + no inicid una campafia contra la pro- vocacién sistematica y la labor sub-] versiva de la mala prensa. La actitud § de la CTM no puede estar mas jus- tificada. La clase obrera debe desen- | mascarar la forma en que se prepara | el asesinato de Jas libertades popula- res, en nombre de la llamada “‘liber- tad de prensa’. Prosternarse ante la libertad de los fascistas de socavar nuestro régimen democratico ser fa) una traicidn. éCual es la posicidn de los trotskis- | tas en esta cuestidn? ; En una declaracién de la redaccién } de Clave, que es el estado mayor. 28 del trotskismo, se afirma que la cam- pafia contra la prensa reaccionaria es una cosa personal de Lombardo Tole- dano. En ella los trotskistas se con- vierten en campeones de la “libertad de prensa’. A estas gentes que tie- nen la desfachatez de llamarse bol- cheviques leninistas conviene dirigir- les estas preguntas de Lenin: “aEn nombre de qué, nosotros, obreros y campesinos, debemos reco- nocer ese derecho sacrosanto? éEs que ese “derecho” de publicar infor- maciones falsas es preferible al “de- recho” de poseer siervos?"'4 Pero los trotskistas no han dejado de ser. nunca mencheviques. De ellos hablaba Lenin, al decir que: “Los capitalistas {y a remolque de ellos por crasa ignorancia o por estu- pidez, muchos de los socialistas-revo- lucionarios y de los mencheviques) llaman “libertad de prensa” a la su- presién de la censura ya la facultad, para todos los partidos, de editar pe- riddicos a discrecién. En realidad eso no es la libertad de prensa sino la libertad, para todos los ricos, para la burguesia, de engafar a las masas optimidas y explotadas”’ ® Mientras los Trotsky, los Diego Ri- vera y los Francisco Zamora claman por la libertad de Ordorica -y demas envenenadores publicos Lenin califi- caba asi esa famosa libertad: “La ‘libertad de la prensa’ en la so- ciedad burguesa consiste en la facul- tad, para los RICOS, de pervertir y de engafar sistematicamente, incesan- temente, diariamente por medio de 29 millones de ejemplares a la clase pos bre, a las masas explotadas y oprimi- das’’.6 Pudiera creerse que los trotskistasi tienen una opinién distinta de la liber-™ tad de prensa cuando se trata del paisil de la dictadura proletaria, pero no. Enf Su misma vergonzosa declaracién ha-s blan de la."‘odiosa supresién de la li-| bertad de prensa que se practica aho-| ra en.la Unién Soviética”’ y la cual “esta encaminada a proteger los inte- reses de la nueva casta gobernante’’, | de esa “burocracia bonapartista dej Moscu que esta siendo imitada por los sefiores Lombardo Toledano y compafifa. . .""" , Es evidente su identidad con la Ofi- 3 cina de Propaganda de la Legacién- Alemania. Asi, mientras un “perifo- ; neador’’ de Ultimas Noticias, diario de dicha legacién, escribe: 4 “En el diario creado por el sefior 7 Lombardo Toledano y cuyo objeto es defender los intereses personales del | lider y expresar sus violentas pasio- 4 nes, durante los ultimos dias, se nos ha hecho objeto de los mds encona- { _ dos ataques. . ." Los redactores de Clave declaran: “El Popular sirve a las ambiciones | personales del sefior Lombardo Tole- § dano, quien a su vez sirve a la buro- | cracia estalinista. Sus métodos, men- tiras, calumnias, persecuci6n, falsiti- cacién, son también los métodos de Toledano”. Luego, jya lo sabéis! Los falsificado- | res y calumniadores no son Ordorica | y demas escribas de la prensa pro-. | 30 fascista, jsino Lombardo Toledano! En consecuencia, ésta es la conclusién a que llegan los trotskistas: “Nosotros declaramos, pues, en primer lugar, una lucha sin cuartel a las viles aspiraciones de Toledano”’.? — Es decir, el trotskismo. lucha antes que todo, contra la C.T.M., contra el movimiento popular contrarrevolu- cionario que, en defensa del actual régimen, exigen un bozal para quie- nes preparan descaradamente un ba- iio de sangre contra nuestro pais. De nada les valdra, para justificarse, que griten histéricos: “Lombardo Toledano entiende por derecho de asilo el que entren a Mé- xico los agentes de la GPU, por el de- recho de libertad de prensa, entiende el deber de alabar a Lombardo Tole- dano-y a su amo Stalin. Si este ca- ballero cinico llegara alguna vez al poder serlfa el peor tirano totalitario para los obreros y campesinos mexi- canos’’.® Qué mejor servicio puede prestar- se a la reaccién mexicana que el que le prestan los trotskistas? Si Lombar- do Toledano, habria de ser el peor ti- rano de los“obreros y campesinos, dqué mas daria que volvieran los ca- llistas al poder, o que gobernara Al- mazén con Nicolds Redriguez y Ledn Osorio, o que tuviéramos, como los bienaventurados checos, un ‘‘protec- tor” nazi? Es natural que los trotskistas le te- man mas a Lombardo Toledano que al fascismo: los trotskistas han ligado ya su destino al de la contrarrevolucion. 31 Por eso comparten los temores de D. Honorato Carrasco y D. Fernando de la Fuente, de los latifundistas y los representativos de todas las fuerzas del pafs. EL TROTSKISMO EN ESPANA Se sabe que el Partido Comunista fue. el artifice del Frente Popular, de la union de todas las fuerzas antifascis- tas y antifeudales. Que en esta con- ~ centracion popular podia participar y particip6 fa burguesia liberal y pro- gresista de Espafia, es algo que esta’ fuera de toda discusién; pero Leén Trotsky, para justificar su actividad derrotista en el problema espafol, afirma que toda la burguesia espafio- la se fue con Franco, que con el fren- te popular sélo quétic la sombra de la burguesfa. Esto no le impide afirmar lineas mas adelante que “los comu- nistas no hicieron mas que someter al proletariado a la direccién de la bur- guesia”, es decir, para ser conse- cuentes, ala “sombra" dela burgue- sia. Segtin esto, el Frente Popular ha- bria sido en Espafia una pura ficcién, pues ni habria contado en susenoala burguesia liberal (que se fue teda con Franco, como afirma Trotsky), ni ha- bria ganado a los campesinos, ya que segun los trotskistas, toda medida tendiente a poner la tierra en manos de los campesinos, sdlo podria ser lle- 32 vada acabo por ladictadura del prole- tariado. La verdad es que la revolucién es- pafiola tuvo, y no debia ser de otro modo, un caracter democratico bur- gués cuyos golpes se dirigian contra los terratenientes nobles y feudales y contra el imperialismo fascista inva- sor. Por esta razon y por imperativos de la situacién internacional, esta.re- volucién no podia y no debia tener como objetivo inmediato el socialis- mo, sino la democracia burguesa. Los comunistas espafioles, autén- ticos marxistas-leninistas, lucharon consecuentemente por el triunfo de la republica democratica teniendo en cuenta lo que Lenin decia respecto de la primera revolucién rusa: “Semejante triunfo no convertiria auin, ni mucho menos, nuestra revo- lucién burguesa en socialista; la revo- jucién democratica no se saldra in- mediatamente del marco de las rela- ciones econémico-sociales burgue- sas, pero, no obstante esto, tendra una importancia gigantesca para el desarrollo futuro de Rusia y del mun- do entero’? Pero los comunistas no luchaban por una democracia cualquiera,como la “democracia” de los capituladores de Munich, sino por una democracia antifascista, combativa, verdadera- mente popular. Lo dijo con toda clari- dad José Diaz en el Pleno del CC del Partido Comunista Espafiol en marzo de 1937: ‘Nosotros luchamos por destruir las bases materiales sobre las que se asientan la reaccién y el fascismo, pues sin la destruccién de 33

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