;Bastal —aullé dl lobo.
Loraba, POBRE LOBO
Salt6 de ka cama, tir6 fa cofia al suelo y se fue sin
cerrar la puerta, de lo més deprimido.
Serfan las cinco cuando Caperucita llegé a la casa
de su abuela. Por supuesto, adentro estaba el lobo.
Pasé, nena, esté abierto —le dijo cuando
escuché los golpes en la puerta—. Y cerrd enseguida,
jue hace un fresquete.
Caperucita puso la
derrumbé en una silla
nasta sobre la mesa y seJbucla! Ni que comicras
cuereas
‘Al lobo le molesté un poco el comentario.
—Es pot mi catarro de pecho, querida.
caramelos de miel, yogur casero y no sé
tas cosas mas que metié la vieja en la canast
ba mil esta canasta. Ladrillos habré puesto. A
ajoso se voloé adentro. Ahora que te miro bien:
iY qué
De las orejas te salen pelos negros
Dela
también te salen pelos. Y te
unos m...__Y decime, zcudnto calads? Nunca vi unos pies
él tio Cosme tiene los pies de ese
tan grandes. Ni el tio Cosme tiene los p
tamafo |
El lobo escondid las patas.
Caperucita seguia.
— "Fee camisén te queda chico. :Engordaste?
—Tenés el cuello como, como lanudo.... como
estropajoso... Y bigotes!
El lobo se incorporé en la cama para mirarse en
| espejo. Tuvo que reconocer que no era una
hermosura,
-Son lo:
0s, tesoro,
Setin. Ademés es la primera vez que te veo los
sjos asi de colorados,
—Grandes, quemris decir.
—Si, grandes también, pero yo digo colorados,
clorados como los de los conejas.