Está en la página 1de 9

Introducción

La eutanasia voluntaria implica que los adultos son competentes, racionales y capaces de tomar
decisiones. Ahora bien, ¿cuál es el significado del concepto de racionalidad? Esta es una pregunta
clave. Pero estamos hablando de la decisión de una persona coherente, producto de un juicio
reflexivo, y no de una acción precipitada causada por la inmediatez del sufrimiento.
La Eutanasia se viene practicando desde tiempos inmemoriales. El problema se ha exacerbado
recientemente porque mucha gente puede seguir viviendo mucho más tiempo que en el pasado
debido al poder de la ciencia y la tecnología modernas. Es precisamente el tremendo progreso de
la ciencia moderna lo que nos ha llevado a este dilema moral. La verdadera pregunta no es si
deberíamos dejar morir a una persona sino si deberíamos permitir que se le mantenga viva.
De existir un conflicto de intereses, es la propia persona la que debe decidir voluntariamente si la
vida tiene sentido todavía, o si quiere morir placenteramente y con tanta dignidad como uno
pueda proporcionarle. 
Eutanasia.
Derecho Penal.
En el ámbito de la ciencia penal se entiende por Eutanasia strictu sensu: matar o ayudar a morir
por compasión o piedad, para evitar sufrimientos a una víctima que, en el supuesto más claro, está
próxima a morir de un modo natural. Extensivamente se aplica el vocablo Eutanasia al homicidio
consentido. La Eutanasia expresa, pues, una serie de modalidades de homicidio, aunque en un
sentido estricto sólo haga referencia a aquellos supuestos motivados por piedad o compasión.
Aunque la Eutanasia strictu sensu no figure en todas las legislaciones penales, la motivación
«piadosa» de tales homicidios se traduce de hecho en una disminución de la penalidad, en base a
las genéricas circunstancias atenuantes de la responsabilidad criminal que los códigos establecen;
también existen específicos preceptos penales que, al hacer referencia a acciones extensivamente
comprendidas en el concepto de Eutanasia, atenúan expresamente la penalidad.
      
La fundamentación ético-jurídica, que impide la impunidad sin reservas de las modalidades
eutanásicas, radica en el respeto a la vida humana; la vida se considera un valor o bien jurídico de
rango superior a los posibles motivos característicos de la Eutanasia, que, sin embargo,
proporcionan a tales conductas una menor entidad antijurídica, respecto al homicidio y al
asesinato, con la consiguiente disminución de la pena que en algunos supuestos equivale a la
impunidad, máxime cuando se concede al arbitrio de los jueces otorgar ocasionalmente el perdón.
Pueblo romano. 
En Roma, similar a lo que acontecía en el pueblo griego, existía un depósito de cicuta a disposición
de quien mostrase ante la corte deseos de abandonar la vida lo cual, al decir de Jiménez de Asúa
respondía a la costumbre de facilitar el suicidio, más que a fines eutanásicos. Por otro lado, la
eutanasia neonatal estaba autorizada legalmente en Roma a través de la Ley de las XII Tablas
donde el padre podía matar al nacer, a los hijos gravemente deformes.
Etapa moderna. 
Tras su conformación, el derecho público europeo contó con un ingrediente filosófico
fundamental, consistente en los principios de moral práctica devenidos de la religión católica. 
Concepción eclesiástica. 
No obstante, existían excepciones a esa particularidad fundamental de la tradición ética cristiana
de cara a la vida humana como valor; entre ellas, la muerte del enemigo en situación de guerra
“justa”, la del criminal por orden de la autoridad pública y según la ley, y el homicidio en legítima
defensa. Frente a la regla general de respeto a tal bien en su función de carácter “sagrado”, de su
“santidad”, de su origen “divino”, la mayoría de ellas representaban “concesiones de Dios” al
poder humano, a la autoridad pública; al orden social establecido.
Clasificación de la eutanasia. 
 - Eutanasia Activa: Se produce cuando se da una acción encaminada a provocar la muerte del
moribundo (inyección letal).
- Eutanasia Pasiva: Consiste en una omisión del tratamiento que lleva implícito, causar la muerte.
- Eutanasia Directa: Alude a la realización de un acto en que de forma deliberada se provoca la
muerte. Ésta se pretende como un fin que se busca intencionalmente.
- Eutanasia Indirecta: Es la acción en que la muerte o la abreviación de la vida resultan como
efecto secundario no pretendido en sí.
 - Eutanasia Voluntaria: Es la que se realiza a instancia o voluntad propia del enfermo, ya sea por
insistentes peticiones o al menos con su consentimiento.
- Eutanasia no Voluntaria: En sentido contrario al anterior, es la que se practica sin contar con el
consentimiento o la voluntad del paciente.
La vida como derecho humano y derecho constitucional.
Figuras como el aborto, el homicidio y la misma eutanasia, representan sólo algunos de los
conceptos derivados del valor vida. La importancia que reviste su garantía y protección ha
generado que en diversidad de instrumentos jurídicos se tutele con absoluto recelo. Algunos de
estas normativas son:
Convención americana sobre derechos humanos o Pacto de San José, art.4: “Toda persona tiene
derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley, en general, a partir del
momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”
Constitución Política de Costa Rica, art. 21: “La vida humana es inviolable”
Surgieron la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que dio origen en 1948 Declaración
Universal de los Derechos Humanos, y además la Organización de Estados Americanos (OEA),
encargada de promulgar la Convención Americana sobre Derechos Humanos, conocida también
como Pacto de San José por haber sido suscrita en la capital de Costa Rica el 22 de noviembre de
1969.  
Vida y dignidad humana.
Es obligación de un  Estado de derecho implementar los mecanismos jurídicos para que esa
dignidad humana sea tutelada y no sufra menoscabo alguno.  
La vida como derecho disponible bien jurídico vida.
En Costa Rica se sanciona como un delito e imponiéndose como sanción una medida de seguridad
consistente en un tratamiento psiquiátrico, al que atentare fallidamente contra su propia vida, sin
embargo, en el proyecto del nuevo Código Penal se está suprimiendo esta acción como lesiva del
bien jurídica vida. 
Moral médica y bioética.
La moral médica, basada en los fundamentos religiosos de la sociedad del momento, ha sido la
única regla de conducta que dirigido los actos médicos en su relación con los enfermos.
El ejercicio profesional de la medicina y sus consecuencias penales.
Las lesiones que se producen con el ejercicio del arte y la técnica de la medicina no son punibles.
En relación con las lesiones médicas que tienen un fin curativo, y que la doctrina dominante las
considera atípicas, ya que el tratamiento es el medio adecuado para la protección de un bien
jurídico de mayor categoría, como lo es la salud y la vida del paciente, ya que hay identidad entre
la persona lesionada y la persona protegida, así como entre el bien jurídico lesionado y el bien
jurídico protegido.
Los derechos del paciente
La Sala Constitucional Costarricense sobre la muerte con dignidad, lo cual obviamente tiene como
fin atender los difíciles momentos finales de la vida en el caso de los enfermos terminales,
pacientes que tienen el derecho de que el Estado les brinde toda la atención posible con la
finalidad de que esos últimos momentos de la vida sean lo más dignos posibles.
Son múltiples los problemas que en el campo de la salud y de la seguridad social tienen nuestros
países tercermundistas, pero ello no es excusa para obviar las atenciones que merecen los
pacientes en las clínicas y hospitales del Estado, lugares donde no pocas veces el trato es
inhumano por parte de quienes tiene a su cargo los servicios y la atención médica. Referida al no-
sufrimiento de los enfermos, donde los precursores de la Eutanasia encuentran su fundamento, es
decir, un derecho a morir con dignidad pero con la diferencia de que está referido concretamente
a una decisión consciente de la persona que opta por acabar con si vida en manos de otra, quien
motivada por la piedad pretende evitar ese sufrimiento al enfermo. 

La Eutanasia (Análisis dogmático).


Otro sector de la doctrina entiende que la aludida modalidad es propia de lo que se ha
denominado “Ortotanasia” en un sentido omnicomprensivo de la eutanasia y entendida como “el
derecho a morir dignamente con la exigencia ética de auxiliar al moribundo mediante técnicas
atemperadoras del dolor físico y con asistencia psicológica.
Sin perjuicio de hacer posteriores consideraciones sobre la eutanasia activa, se pasara a examinar
el ámbito en que se desarrolla su “antítesis” la denominada eutanasia pasiva.

Eutanasia pasiva.
La eutanasia pasiva se vincula a la omisión del tratamiento médico, no usando medios que
contribuirían a la prolongación de la vida cuando ésta presenta ya un deterioro irreversible o una
enfermedad incurable en fase terminal ante tal situación, bien no se inicia el tratamiento que
podría artificialmente prolongar la vida  o se suspende el tratamiento ya iniciado, ejemplo del
primero sería la ausencia de administración de las medicinas idóneas, en el segundo caso la
desconexión de aparatos o instrumentos de mantenimiento de especificas funciones vitales.
Incluso se afirma que quedan comprendidas en este supuesto de eutanasia pasiva, la no
prestación de ayuda que sería necesaria para impedir la muerte del sufriente o no pedir el socorro
correspondiente.
Los diferentes supuestos en los cuales puede desarrollarse la eutanasia pasiva conviene
examinarlos por separado, pues los fundamentos y las consecuencias jurídico penales que se
derivan de los mismos pueden adoptar matices diferentes en cuanto a la respuesta penal que el
poder estatal adopta para cada situación en particular, en tal sentido se pasaran a abordar a partir
de los párrafos subsecuentes. 
 
El rechazo del tratamiento vital.
La idea central de la cual se parte es que el paciente tiene el derecho de escoger entre el rechazo o
la aceptación del tratamiento vital, ello con fundamento en el ejercicio de su libertad
Sin embargo el derecho a negarse a recibir el tratamiento tiene unas limitaciones, según las cuales
aún en contra de la voluntad del sujeto es posible dispensarlo, tales supuestos son: (I) cuando la
negativa a recibir tratamiento médico suponga una situación de riesgo para la salud pública. (II)
cuando el paciente no está capacitado para tomar decisiones, esta capacidad no está referida al
periodo de pérdida de conciencia por la enfermedad.(III) cuando es el de las situaciones de
urgencia, por las especiales circunstancias en las que el paciente se encuentra al llegar al hospital
aunque el paciente en estado consciente se niegue a recibir el mismo, pues la prioridad de
atención y la imposibilidad de una evaluación más detallada en el momento permiten la dispensa
del tratamiento médico.   
Sólo se excluye el caso de pacientes que no han podido manifestar su voluntad o cuando estos no
tienen capacidad jurídica para consentir, situación en la cual el tratamiento médico es obligatorio
por la situación de vulnerabilidad en la que se encuentra la vida del paciente de cuya tutela es
garante el médico, al no ser viable el consentimiento para disponer libremente de la vida. En los
casos de imposibilidad de prestar el consentimiento por la persona, la habilitación corresponde a
sus familiares o representantes y sólo cuando este no puede ser obtenido, está el médico
habilitado para decidir si inicia o continúa con las terapias de prolongación del curso vital. 
Un último caso trata la doctrina y es con relación a la no-prolongación de la terapia médica
tratándose de enfermos incurables e inconscientes en fase terminal –se indica que acá no puede
haber consentimiento pues el paciente no está en condiciones de expresarlo– la ausencia del
consentimiento se sostiene no es relevante jurídico penalmente, puesto que la prolongación del
tratamiento sólo significaría dar lugar al llamado encarnecimiento terapéutico y sólo se admite
que deben excluirse los casos en los cuales aún tratándose de una patología con pronóstico
incurable esta no hubiese alcanzado su fase terminal o cuando exista probabilidad para el tratado
de salir en un periodo razonable del estado de inconsciencia en el cual se encuentra. 
Interrupción del tratamiento en pacientes clínicamente muertos.
Este supuesto es importante pues permite fijar los límites precisos de cuando una conducta es
eutanásica, y ésta sólo lo será cuando haya sobrevivencia de todas las funciones vitales, así los
procesos residuales mantenidos artificiosamente se entienden no comprendidos en el ámbito de
la vida en un sentido normativo, por ende fuera de la concepción de la eutanasia, puesto que no
resultan actividades afectadoras de la vida desde la noción de bien jurídico y deben ser calificadas
como acciones post morten.
Cuando el sujeto sólo conserva algunas de sus funciones vitales en razón de que son mantenidas
mediante tecnologías que controlan la respiración y la circulación de la sangre se sostiene que el
tratamiento debe ser suspendido, ello es así, puesto que la tesis que sostenía que la muerte
radicaba en la paralización irreversible de las funciones respiratorias y circulatorias ha perdido
vigencia ente lo que la doctrina ha denominado “muerte cerebral” entendiendo esta como la
cesación definitiva de las funciones cerebrales las cuales se traducen en la persistencia de un
encefalograma isoeléctrico fenómeno que se conoce también como “silencio cerebral”.
Estados vegetativos del paciente
Darle continuidad al tratamiento cuando el paciente se encuentra ya en un estado vegetativo, se
considera un ataque a la dignidad humana, pues en tales estados, el tratamiento no aportará
ningún beneficio, ya que en éstos no hay un pronóstico de recuperación de la conciencia. La
doctrina ha reconocido que si bien la función del médico, radica en conservar la salud del paciente
y aliviar el sufrimiento que trae consigo la enfermedad, en los casos de estados vegetativos se
debe impedir que la asistencia médica en procura del alargamiento del curso vital signifique un
encarnecimiento terapéutico para el paciente, en tales situaciones, se sostiene que la no iniciación
o prosecución del tratamiento no son típicas para constituir un homicidio. 
Eutanasia en casos de pacientes con incapacidad.
La modalidad diferente que se adopta en esta forma de eutanasia pasiva, radica en que el paciente
incapaz, en estado crítico, aún no ha entrado en fase de muerte cerebral.
Supuesto de interrupción en el tratamiento de neonatos con malformaciones graves.
Se ha denunciado como dirigida a la eliminación de niños recién nacidos que pueden ser viables,
pero que presentan malformaciones psíquicas o físicas por lo que se vinculan estas prácticas a las
denominadas actividades eugenésicas de eliminación la cual se dice debe ser rechazada.  
Eutanasia por objeción de conciencia.
Caso singular de la cotidiana actividad hospitalaria constituye el rechazo al tratamiento médico por
razones de conciencia religiosa, como más precisamente la negación de los testigos de Jehová a las
transfusiones sanguíneas.
 
Eutanasia activa.
“La realización de un comportamiento de ayuda en la muerte para suprimir o paliar los
sufrimientos del paciente”. La eutanasia activa se ha clasificado en directa e indirecta obedeciendo
a la finalidad del agente en cuanta actividad más o menos directa para provocar la muerte. 
Eutanasia indirecta.
Estamos en presencia de la eutanasia activa indirecta cuando al paciente próximo a la muerte
patológica o traumática se le aplican analgésicos o lenitivos con el objeto de eliminar o paliar los
graves sufrimientos físicos que padece, aunque tal terapia ocasione una anticipación del momento
del deceso.
De manera casi unánime la doctrina se pronuncia en el sentido de que los actos eutanásicos
paliativos son impunes aunque produzcan un acortamiento del curso vital, siempre que la
aplicación de los lenitivos para mitigar el dolor se realicen conforme a la lex artis.
Eutanasia directa.
Se entiende por eutanasia activa directa la realización de acciones que tienden a causar la muerte
del paciente. Los actos ejecutivos están entonces destinados de manera directa e intencional a
provocar la muerte de una persona, la cual adolece de una enfermedad terminal o incurable con
graves padecimientos que de manera inequívoca y pronta le conducirán al fallecimiento.
Se trata de actos homicidas (tipificados como homicidio) pero que debido a circunstancias
especiales adquieren la calidad de un tipo penal privilegiado en el sentido de un homicidio
especialmente atenuado; las circunstancias  que generalmente deben concurrir son por un lado el
consentimiento de la víctima y los móviles de piedad o compasión .
Solo será apreciable como eficaz para la eutanasia en cuanto este ligado a la voluntad de la víctima
de morir, quedando subordinados los móviles pietistas al elemento del consentimiento.
Homicidio consentido por un lado y la eutanasia directa por el otro; así el primero comprendería
únicamente al homicidio cuando este tiene como fundamento la petición de la víctima, es decir
cuando media el consentimiento del sujeto pasivo, pudiendo coincidir los móviles de piedad; en
cambio en la eutanasia no tendría relevancia el consentimiento de la víctima, pues se indica que
esta puede operar aun sin su consentimiento, siendo entonces únicamente relevante los móviles
de piedad o compasivos que inspiran al sujeto activo entendidos como evitar el sufrimiento del
enfermo terminal.
Por último un sector de la teoría jurídica ante el supuesto de la eutanasia activa directa aboga por
su no punibilidad acudiendo a la exclusión de responsabilidad penal mediante eximentes
exculpatorias, fundadas en una conducta de no-exigibilidad ante un conflicto de intereses de
idéntica jerarquía.
Consideraciones sobre el testamento vital.
una declaración de voluntad en la cual una persona dispone como quiere que se opere con ella en
caso de encontrarse dentro de una situación que expresa relacionado con un proceso eutanásico.
a) Debe ser un documento, generalmente se acepta que lo sea de manera escrita, sobre todo por
la autenticidad que corresponde a la firma, ello por que una grabación de vídeo podría en sentido
amplio considerarse un documento, con lo dicho se excluyen supuestos de manifestaciones
verbales; b) por la necesidad de que la firma sea constatada como propia del testador, el
documento ha de ser auténtico o público según el tipo de legislación, es decir se necesita que se
rinda ante un fedatario autorizado; c) la declaración es personalísima y se requiere ser prestada
por una persona capaz desde la noción del derecho civil o familiar; d) se ha estimado que es una
decisión revocable, en el sentido que el otorgante puede en todo momento cambiar de opinión,
tal situación ha llevado a la doctrina a indicar que el testamento vital solo tiene un valor relativo y
por ello se exige un último requisito el cual radica en que en la situación concreta que se prevé o
en un periodo muy próximo a ella, la decisión testamentaria debe ser ratificada .
El significado de los testamentos vitales es la expresión de una forma de decisión por la que una
persona declara que en caso de una futura situación de grave compromiso de su vida con una
prognosis irreversible no debe ser sometida a métodos extraordinarios para prolongar su vida, en
suma que debe dejársele morir, la consecuencia es relevar de toda responsabilidad penal al
personal médico. Empero la doctrina niega una validez total al testamento vital, cuya emisión se
dice no es vinculante, pues tal documento se rinde en un periodo muy distinto de aquel en el cual
en concreto debe surtir efectos, con lo que se expresa que queda afectado materialmente el
consentimiento. 
La eutanasia en el derecho comparado.
Pena bastante atenuada para el llamado “Homicidio Consentido” por la estimación de la voluntad
del sujeto pasivo o de los móviles pieticos del sujeto activo como circunstancias especiales
atenuadoras. En otras legislaciones la figura delictiva subsiste como un homicidio como tipo
básico, considerándose los motivos como una circunstancia modificativa de la responsabilidad
penal en sentido genérico.
Otros países han tomado la opción de habilitar ciertos supuestos de eutanasia, en los cuales se ha
reconocido de manera normativa la no respuesta punitiva para quien cause o coopere en la
muerte de otro. A continuación se detallarán los modelos indicados. 
 
1. Sistemas normativos con antenuación por vía del consentimiento o de motivos piadosos.
Entre los sistemas de derecho comparado, hay una regulación especifica de la eutanasia activa,
considerada como homicidio especialmente atenuado, siendo que la configuración del elemento
reductor de la pena obedece al consentimiento prestado por la víctima en algunos casos y en otros
se le da relevancia a los móviles pietistas o humanitarios del actor. Siguen la primera vertiente
Italia, Alemania, Suiza y Austria, con lo cual se privilegia una circunstancia atenuante de carácter
objetivo como lo es el hecho que la víctima haya consentido en la lesión al bien jurídico vida. 
 
1.1. Atenuación por el consentimiento.
Bajo esta variante lo esencial para atenuar el homicidio es el consentimiento que se presta para
que se atente contra la propia vida ello se cristaliza en la petición externada por la víctima sea de
manera verbal sea de manera para ser privado de su vida por una enfermedad incurable o
terminal, aunque en este sistema lo sine quanom es el consentimiento, en la generalidad la
tipificación será mediante un tipo penal autónomo y la expresión de voluntad del sujeto pasivo se
concretiza precisamente como se expreso en el consentimiento que este otorga para que otro le
provoque la muerte.
Se señala que el fundamento de la punición del homicidio consentido relacionado con la eutanasia
activa radica en el interés de proteger la vida como bien jurídico de las acciones de terceros,
puesto que ya ha mediado una renuncia de su titular. ello no significa de modo alguno exclusión
de la responsabilidad penal y de la pena, ergo la actividad médica en este supuesto tanto como la
de los particulares constituye una conducta ilegal reprobada por el ordenamiento jurídico. 
Atenuación por móviles compasivos.
En cuyo caso el acto correspondería a un homicidio simple o agravado significa que la falta de
consentir obedece a motivos de  inconsciencia, situación en la cual el agente dominado por
móviles piadosos y para evitar la exacerbación del sufrimiento se decide a causar la muerte.
Atenuación por la voluntad y móviles piadosos.
Se toman en cuenta para atenuar la figura del homicidio eutanásico, tanto el hecho de la voluntad
o petición de la víctima para tolerar la muerte, como que el autor se haya decidido a ello por
móviles humanistas en el sentido de hacer cesar el sufrimiento que causa la enfermedad terminal.
En su generalidad este sistema comprende una figura autónoma de homicidio consentido con una
pena bastante reducida
Sistemas permisivos de la eutanasia. 
Holanda, sólo responden al criterio del consentimiento de la víctima. a)cuando el paciente
padeciera de una enfermedad incurable aunque esta se originara por un accidente; b)cuando el
paciente fuere objeto de sufrimientos físicos o mentales de carácter insoportable; c)cuando
hubiese comunicado por escrito su voluntad de morir d)que la muerte del paciente fuera
inminente; e) que la acción fuese realizada por un médico especialista o por otro que hubiera
consultado con éste y fuese el que la tratase.
En Bolivia con el objeto de acelerar una muerte inminente o poner fin a graves padecimientos el
juez puede según su arbitrio, sustituir la pena de prisión  -que va de uno a tres años de cárcel- por
trabajo personal o exonerarlo del cumplimiento de la pena mediante el perdón judicial 
 Estados Unidos las conductas relativas a la eutanasia activa están reguladas positivamente como
delitos y pueden vincularse a dos supuestos diferenciales la eutanasia en sentido estricto y las
figuras del auxilio en el suicidio, conocido también como suicidio asistido; por las implicaciones
legales de ambas figuras convendrá precisarlas aquí y en el sentido que tienen para el derecho
anglosajón
Se está en presencia del auxilio médico al suicidio cuando “un  facultativo proporciona los  medios
o la información necesaria para que un paciente pueda llevar a cabo la acción de poner fin a su
vida.” 
Regulación legal en los códigos de Costa Rica, El Salvador y Panamá.
Es tendencia del sistema mixto requiriéndose tanto el consentimiento de la víctima como los
móviles piadosos y su tipificación corresponde a la de un tipo penal autónomo privilegiado, es
decir, especialmente atenuado en la sanción penal dadas las especiales circunstancias que
concurren para el homicidio. 
  En el Código Penal de Costa Rica en el artículo 116 se regula la figura del “homicidio por piedad”
el cual reza de la siguiente manera; “Se impondrá prisión de seis meses a tres años al que movido
por un sentimiento de piedad matare a un enfermo grave o incurable ante el pedido serio e
insistente de éste aún cuando medie vínculo de parentesco”. 
  Del supuesto de hecho relacionado se pueden señalar los siguientes elementos que deben
concurrir para que la conducta pueda quedar englobada dentro del homicidio piadoso: a) que el
sujeto activo actúe mediante móviles piadosa dirigida a procurar la muerte para finalizar con el
sufrimiento; b) que la persona a quien se cause la muerte adolezca de una enfermedad grave o
incurable; debe distinguirse aquí la situación entre enfermedad grave que no importa una
enfermedad con pronóstico terminal e irreversible; c)debe concurrir la voluntad del sujeto pasivo
en el sentido que el enfermo debe solicitar la muerte mediante expresiones serias y persistentes.
Estos últimos dos elementos podrían caracterizarse de objetivos; d). De concurrir todas las
circunstancias anotadas la pena que corresponde es de prisión pero en una dosimetría abstracta
bastante atenuada, pues su límite más grave corresponde a tres años. 
La legislación penal de El Salvador de reciente cuño, punibilidad a la eutanasia activa bajo el
modelo del “homicidio piadoso”.  
Conclusión
Después de analizar un poco este controversial tema llego a la conclusión de que la vida es un
fenómeno natural, y no un misterio trascendente ni un regalo de la divinidad como lo han hecho
creer algunas religiones. La terminación de la vida puede suceder por algún accidente, por alguna
enfermedad mortal, por agotamiento, o por la voluntad del mismo ser vivo. El ser humano es
dueño pleno de su vida, no es un simple administrador, y no tiene que dar cuentas a nadie del uso
que haga de ella.
El morir dignamente sería entonces el morir libre de dolor, con los analgésicos y tranquilizantes
necesarios para el desasosiego y con el suministro de medicamentos que se requieran contra las
incomodidades que se puedan presentar, eliminando en lo posible el sufrimiento de morir en vida.
Aunque no solamente reduciendo el dolor, lo que vale es una vida con cierta autonomía y libertad.
El morir dignamente es que se respete la dignidad del moribundo, hay casos en que el paciente
anhela de alguna manera la muerte, pero por causa de la intromisión médica, protegida en un
deber moral, el paciente debe soportar una degradación tan grande que no la iguala lo terrible
que podría ser el camino hacia la muerte, destruyéndose la dignidad de la persona, por lo cual
éstas medidas ya no conservan un ser humano.
Legalizar la eutanasia no equivale a decidir quién puede vivir y quién no.

También podría gustarte