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LAS FASES DECISIVAS DEL DESARROLLO DE LA FILOSOFIA DE HUSSERL Walter Biemel The present article aims to facilitate a genetic comprehension of HussERt’s phenomenology and, through the decisive stages of his thought, insists in those less known and clearly genetic in his development. Thus the phase of the Begriff der Zahl and Philosophie der Arithmetik shows besides the “real stimulation of all the philosophy of HUSSERL”, which is the explanation of fundamental concepts, the principal husserlian and phenomenological fundamentals of the analysis of conscience, with the ideas already in nice of production, reflexion and constitution. The transition of themathic fundamental mathemathic to the themathic logic of the Logische Untersuchungen is the object of explicit consideration by the author, In this latest work he appreciates precisely the cristalization of a phase in Hussert’s thought, characterized by its definite removal from introspective phychology. In the course of time it will appear the other classical elements of phe- nomenology —the analysis of conscience, the doctrine of autoconstitution, and the general doctrine of the reduction’ and analysis of the experience on the vital world (lebenswelt)— which permited HUSSERL to present them in the celebrated article of Logos. The ulterior phase is studied afterwards and principally from the point of view of the husserlian inquiry of a «basic first philosophy». It takes from in Ideen and the Méditations Cartéstennes. With the work on the crisis of the European sciences the author sees «new universe universey in HUSSERL’s thought. The advanced age of HusseRL in that moment left thjs lait stage just in a mere begining. Vorliegender Artikel beabsichtigt ein entstehungsgemaesses Verstaendnis der Phaenomenologie HUSSERLS zu vermitteln und verweilt bei der Uebers- chau der entscheindenden Entwicke lungsstufen des husserlschen Gedankens Konsequent bei den einerseits zwar weniger bekannten Phasen, die aber andererseits mehr ausgesprochen entscheidende Merkmale als Momente der Blue te aufweisen. So, zu Beginn die Stufe des Begriffs der Zahl und der Philosophie der Arithmetik. In dieser sieht der Verfasser bereits, abgesehen von der “wahr- haftigen Anregung von allem Philosophieren Husseris”, das de Klaerung grundlegender Begriffe ist, den Grundsatz Husserus und das grundlegende phaenomenologische Prinzip der Analyse des Bewusstseins mit den bereits latenten Begriffen von Leistung, betrachtender Vertiefung und Wesensbest- immung. Der Uebergang von der mathematisch-grundlegenden Thematik zur_lo- gischen Thematik der Logischen Untersuchungen ist Gegenstand ausdriick- licher Betrachtung seitens des Verfassers. In diesem letztsenannten Werk bewertet er das Reifen einer Stufe des husserlschen:Gedankens, die durch sein endgueltiges Abruecken von der Ausuebung introspektiven Psychologierens. Mit den Kursen ueber die Zeit, vom Jahre 1904, und ueber das Ding, vom Jahre 1907, waeren letzten Endes alle uebrigen klassischen Grund- begriffe der Phaenomenologie gegeben —die Analyse des Bewusseeins, die Lehre von dessen eigener Begriffsbestimmung, die allgemeine Doktrin der 6 Walter Biemel betrachtenden Vertiefung und die Analyse der Erfahrungs— oder Lebens- welt —was es HUSSERL ermoeglicht, in dem beruehmten Logos— Artikel (Philosophie als strenge Wissenschaft) seinen Gedanken “wie einen Block” hinzustellen, Die spaetere Phase wird kurz betrachtet und haup saechlich vom Ges- ichtspunkte des Suchens Husseris nach einer “primaeren Philosophie”. Der in Frage stehende Zeitabschnitt nimmt in Ideen und in den Cartesiamischen Meditationen Gestalt an, Mit der Arbeit ueber die Krisis der europaeischen Wissenschaften sieht der Verfasser schliesslich ein “neues Universum” des husserlschen Gedan- kens erstehen. Das vorgerueckte Alter HUSSERLS zu jenem Zeitpunkt mag der Grund dafuer sein, dass diese letzte Phase lediglich ein Beginn geblieben ist. El pretender mostrar las fases decisivas del filosofar de HUSSERL, es empresa demasiado presuntuosa. Ella presupone en efecto, un conocimiento de aquello a que en ultimo término aspi- raba el pensamiento de HUSSERL. Presupone, pues, no sélo que seamos capaces de repetir la marcha del pensamiento de HUSSERL, sino también que podamos decir, poniéndonos en su lugar, cual fue la secreta intencién que animé todo su pensamiento, soste- niéndolo y dandole el impulso suficiente para que no se paralizaré jamas y se encontrard al final del camino, precisamente, en un nuevo principio. No podemos empero sostener todas esas pretensiones: sea depuesta esta confesién desde el primer momento. El titulo de nuestra exposicién deberia ser pues formulado en forma m4s mo- desta. Del modo siguiente, por ejemplo: &Cudles son los estadios del desarrollo de la filosoffa de HUSSERL que me resultan perso- nalmente mas importantes? Pero tal tema tendria en cambio es- caso interés, pues HUSSERL, de acuerdo con el pathos de su pen- samiento, habria dado muy poco valor a lo que resulta decisivo para un individuo particular, y lo habria considerado como cosa accidental. Si pues tampoco esa solucién es viable, ¢qué nos queda en de- finitiva? Un intento todavia mucho mds modesto. A saber, el de mostrar un desarrollo conexo en el filosofar de HUSSERL, intere- sdndonos especialmente por la génesis de su filosofar, sin intentar pues dar en cada fase una visién de todo el conjunto, sino la- mando precisamente la atencién sobre aquello que en esa fase se modifica, o sobre lo que ella aporta, desarrollando y trasforman- do asi su filosofar. Sin duda seguird siendo discutible si aquello que se subraya como proceso de desarrollo de su filosofar es de hecho lo decisivo, es decir, aquello por lo cual ha ejercido HUSSERL su accién verdadera, aquello por lo que hoy —en el momento eri Las fases decisivas del desarrollo de la filosofia de Husserl 7 que nos acercamos al centenario de su nacimiento — se nos man- tiene como un pensador contempordneo. No es cosa sin importancia el enunciar todas esas prevencio- nes, pues se trata de no suscitar la impresién de que se intenta prescribir, por asi decirlo, el modo cémo HuSSERL debe ser en- tendido. Eso est4 lejos de nuestra intencién. Ningin auténtico filésofo discurre por un solo rail, ni se deja limitar y fijar por una interpretacién determinada. Esta interpretacién es cosa que s6lo puede intentarse con filésofos limitados. Pero todavia hay que hacer, para terminar, una ultima pre- vencién, incluso corriendo el riesgo de que tenga un efecto decep- cionante. La exposicién siguiente no constituye una interpretacién en sentido riguroso. Pues toda interpretacién exige discusién, exige la tensién de la distancia, la lucha sobre aquello que nos ha- pla como lo propio del filésofo. Exige también el fecundo didlogo, en el que no sélo el filésofo toma la palabra, sino también que le pone preguntas. Exige también el seguir pensando el pensar del filésofo, asumiendo el riesgo de violentarlo, de hacerle injusticia, de exagerar en buen o en mal sentido. A todo ello empero se re- nunciaré aqui. Pero, ;va a quedar entonces alguna cosa por ha- cer? Ciertamente — a saber, el intento, que propiamente debe pre- ceder a toda interpretacién, de permitir que el pensador se ex~ prese por si mismo en nuestro mostrarle. Pero la cosa no es tan sencilla: no se trata de dejar que el filésofo empiece por mostrarse para luego iniciar la interpreta- cién, el didlogo con él. La exposicién es siempre necesariamente una especie de seleccién, y por tanto también una violentaci6n. &Qué es lo que tiene que servir de criterio para la exposicién? El hecho de que en el desarrollo del filosofar se pondr4 de manifiesto Ja existencia de un rasgo unitario, un rasgo que no consiste en la pura enumeracién de hechos, sino més bien en la circunstancia de que los hechos pierden su factividad y se revelan como necesidad. Si conseguimos mostrar algo de esa naturaleza habremos halla- do algo asi como un hilo conductor. Hay que afiadir empero a renglén seguido que no se trata de presentar la pretensién de que ese hilo conductor sea el nico correcto, ni menos el decisivo. 4Cémo se justifica la pretensién de ser un hilo conductor? Por el hecho de que permita ver el proceso o desarrollo como un todo. Al principio, naturalmente, sdlo de un modo esquematico, simpli- ficador y empobrecedor. Pero cuando el hilo se convierte en lazo que une el todo y otorga a cada lugar su justificacién en ese todo, conseguimos propiamente la justificacién concreta del hilo conductor. Acaso se encuentre especialmente justificado un intento de esa naturaleza cuando se refiere a HUSSERL, pues ocurre general- mente con él que se toma un elemento cualquiera de su filosofar para intentar una discusién general. Sdlo en rarisimos casos se 8 Walter Biemel realiza el esfuerzo de concebir sus pensamientos en su origen, lo que significa cuestionarlos sobre su interna consecuencia y some- terlos a juicio. El propio HUSSERL, por cierto, ha dificultado esa comprensi6n, al dar siempre a sus escritos la apariencia de todos cerrados, que no exigieran mirar hacia atrds ni hacia adelante para ser comprendidos, por contener en el fondo todo lo esencial (sin que ello excluya ciertos complementos). Asi por ejemplo pa- rece haberle disgustado que en los afios veinte se le presentaran interpretaciones de las Logische Untersuchungen. En cierto sen- tido, las Logische Untersuchungen habian sido para él elimina- das, por estar superadas por otros escritos. En la lectura habia que atenerse a esta produccién posterior. Por otra parte encon- tramos también el notable fenémeno de que HUSSERL empieza a interpretarse a si mismo y a dar cuenta de su desarrollo. EI presente ensayo puede apelar al propio HUSSERL, y a su exigencia de una fenomenologia genética que no sélo investigue las estructuras significativas dadas, sino también su propio ori- gen. La consideracién genética de la fenomenologia arroja acaso luz sobre su verdadera intencién. (Sea dicho por adelantado que el desarrollo del pensamiento de HUSSERL hasta la constitucién de la fenomenologia viene tratado mds detalladamente que la fase que empieza con esa constitucién). La fenomenologia ha crecido tan complejamente desde la épo- ea de su nacimiento — casi me atreverfa a decir: ha proliferado tan abundantemente — que hoy dia casi todo el mundo puede en- contrar algo para su uso en esa selva virgen fenomenolégica, sin traicionar por ello a la fenomenologia: atendiéndose a su letra y sin serle infiel. Pero precisamente esa complejidad de su des- arrollo nos aconseja meditar, en base a una consideracién gené- tica, sobre aquello que fue la intencién originaria de HUSSERL, y sobre su posterior despliegue. Pues no ha ocurrido naturalmen- te que la fenomenologia naciera de golpe de la cabeza de HUSSERL, ya con armas y divisas, sino que mas bien ha tenido lugar un avance progresivo del filésofo hasta ella. Para perseguir la génesis de la fenomenologia hay que re- montarse bastante atrds, a saber, hasta el trabajo de HUSSERL Philosophie der Arithmetik, de 1891, o hasta la edicién, todavia anterior, del primer capitulo de ese libro en su primera redac- cién, aparecida en el afio 1887 con el titulo de Uber den Begriff der Zahl. En el prélogo de esa obra se dice, como justificacién de la in- tencién de su autor de trabajar sobre el concepto numero: “...des- de que la nueva légica, al contrario de la antigua, ha visto su verdadera tarea como la tarea de una disciplina prdctica (de una teoria del.arte del recto juzgar), aspirando, como a su fin mds sefialado, a una teoria general del método de las ciencias, ha encontrado numerosas y urgentes ocasiones para dedicar su aten- Las fases decisivas del decatrolio dé’ la filosofta de Husserl 9 cién especial a las cuestiones relativas al cardcter de los métodos mateméaticos y a la naturaleza légica de sus conceptos y teore- mas o principios fundamentales (1). A continuacién indica que también la nueva sicologia se ha dedicado a ese tema, poniéndose principalmente como tarea el estudio del “origen sicolégico de las representaciones de espacio, tiempo, numero, continuo”, v acepta como evidente que “también los resultados de ésta (de la sicologia), serén de importancia para la metafisica y la légica” (p. 5). No deja de ser interesante el considerar por un momento este punto de partida. El muestra en efecto que inicialmente HUSSERL no partia en absoluto de una inversién o derrocamiento © nueva fundamentacién de la légica y de la sicologia, sino que tomaba Ja justificacién de sus investigaciones de la légica y de la sicologia existentes, cosa tanto menos sorprendente cuando que el texto de que se trata es una Habilitationsschrift (2). Ambas ciencias sobre las que se apoya HUSSERL, la légica y la sicologia, no daban empero el punto de partida para el tipo de la investigacién; HUSSERL lo ve en el hecho de que, tras un perfodo de magnificos descubrimientos y aplicaciones, ha Iegado la hora en la matemética de preguntar por la naturaleza de sus concep- tos fundamentales (3). La pregunta por esos conceptos funda- mentales, o més exactamente, por el concepto fundamental de la aritmética: el ntimero, es pues el estimulo verdadero del filo- sofar de HUSSERL, y ha sido lo que ha puesto en marcha la ava- lancha. Por ello debemos exponer un pensamiento esencial de ese primer trabajo. Es ante todo sorprendente el que HUSSERL intente aclarar el concepto de ntimero por medio de jinvestigaciones sicolégicas. Se podria suponer que a este objeto son mucho més adecuadas dis- cusiones matematicas o légicas. El concepto de niimero y el com- (1) Begriff der Zahl, p. 4. (2)_A. D. OssorNe subraya en su trabajo Edmund Husserl and his logical Investigations, con toda raz6n, la influencia de STUMPF, y especial- mente de su sicologia (p. 41).— V. también sobre este perfodo MARWIN Fa- per, The Foundation of Phenomenology, Harvard 1943. (3) “Sélo mas tarde, cuando fueron explicitadas las consecuencias in mediatas o préximas de los nuevos principios, cuando empezaron a acumu- jarse los errores: producidos por la obscuridad en que se estaba sobre la naturaleza de los procedimientos utilizados y sobre limites de'la segu- yidad de las operaciones, surgié cada vez ms viva, e inaplazable al final, ta necesidad de clarificacién légica, de ordenacién y aseguramiento de lo con- seguido; la necesidad de un andlisis preciso de los conceptos fundamenta- les e intermedios; de claridad légica sobre la interdependencia'de las dis- ciplinas mateméticas, aparentemente desligadas en tal punto, inextricable- mente unidas en. otros...” (Begr, der Zahl, p. 3). 10 Walter Biemel puto, el contar, son considerados como Pprocesos mentales siquicos de los mds sencillos, que deben ser aclarados para poder pasar a los mds complicados (p. 9). La investigacién sobre el concepto de numero se plantea ya pues para analizar un fenémeno originario de pensamientos, para obtener algo asi como la esencia de la conciencia. 4Cémo procede HUSSERL? Aduce ante todo la definicién eucli- diana de numero: “El nimero es una multiplicidad de unidades”. Pero HUSSERL ve inmediatamente que esta definicién no dice ab- solutamente nada mientras el concepto de multiplicidad no se consigue simplemente abstrayendo de los contenidos dados, pues una tal abstraccién no dar& jamds el concepto de multiplicidad, sino atendiendo al modo como elementos particulares se unen en un todo. Esta unién es lo decisivo. Por uniones de la misma espe- cie egamos al decisivo fenémeno de la multiplicidad. Lo impor- tante pues son los modos de unién. HUSSERL lo aclara con otro concepto, el del continuo. De lo que se trata en el continuo es del modo de la unién continua, por ejemplo, la unién punto-linea, momento-duracién, etc. En el caso concreto observamos los ele- mentos, puntos, por ejemplo, y las partes extensas compuestas de momentos, y luego “la unién propiamente de los mismos”. Ha- blando de un continuo, lo importante no es la naturaleza de los elementos (los cuales pueden variar), sino el modo de composi- cién, comin a todos los continuos. Sélo contemplando este modo de unién percibimos lo caracterfstico de los continuos. Pero este modo de unién no se nos muestra en la percepcién inmediata del dato que se ofrece, sino en la reflexién sobre lo que esté presu- puesto en el hecho de que las partes se comporten del modo que es decisivo o caracteristico para un continuo. Para llegar al concepto de una clase de totalidades, es siempre necesario — segiin teoria de HUSSERL — obtener por reflexién el modo como se unen las partes de esa clase para formar el todo, pues el modo de unién de las partes es lo decisivo. 2 Y cuél es el modo de unién que determina nuestro concepto multiplicidad? Husseru dice: la unién colectiva. La unién co- lectiva es frente a los dem4s modos de unién sefialadamente laxa, pero sigue siendo una unién, y su resultado es el concepto de multiplicidad o pluralidad. Para llegar a este concepto es nece- saria una actividad esponténea de la conciencia. Nunca llegare- a por modo pasivo a una cosa como el concepto de multiplici- dad (4). (4) “Podemos reunir contenidos discretos segtin interés o arbitrio, y separar Iuego contenidos de los asi reunidos, o afiadir otros nuevos, Un interés orientado a todos los contenidos, y junto con él y en él un acto de Las fases decisivas del desarrollo de la filosofta de Husserl 11 Por lo que respecta al modo de ser de los nimeros, dice Hus- SERL: “Los nimeros son creaciones espirituales, en tanto que constituyen resultados de actividades que ejercemos sobre conte- nidos concretos; pero lo que crean esas actividades no son conte- nidos absolutos que podamos luego encontrar en cualquier lugar del espacio o en el “mundo externo”, sino peculiares conceptos de relacién, siempre creados, nunca hallados ya listos en parte alguna” (5). Esta es una sentencia importante para la caracteri- zacién de esta fase de su pensamiento. Los niimeros son concep- tos relacionales, son solo en cuanto se establece una determinada especie de relacién. Son propiamente en tanto que son producidos. Podria objetarse que cuando encontramos en el espacio an conjunto de objetos nos hallamos en presencia de algo asi como una pluralidad. HUSSERL rechaza esta objecién con raz6n. Incluso cuando varios objetos en el espacio son puestos en relacién reci- proca, esa coexistencia no es todavia la unificacién colectiva que se realiza en la conciencia “por aquel acto unitario y destacador del interés y la atericién” (pag. 37). Si lo decisivo en el concepto de pluralidad o multiplicidad es el especifico modo de la relacién en que se encuentran las partes, ese modo tendré que ser discutido. Preparando esa discusi6n in- dica HUSSERL que hay dos clases de relaciones, a saber, fisicas y siquicas. A las primeras da también el nombre de relaciones de contenido; tales son las relaciones de semejanza, igualdad y otras muchas. Esta relacién est4 fundada en el mismo ente considerado (sea éste un ente fisico o siquico). La relacién siquica en cambio no esté fundada en la cosa, sino en nuestro modo de considerar la cosa 0 cosas; por eso no es esta relacién mostrable intuitivamen- te, sino s6lo realizable en el pensamiento. Ahora bien: lo deci- sivo es que la relacién colectiva es de este tipo. Por eso puede de- cir HUSSERL: “Mientras que... en todas las relaciones de conte- nido la variabilidad de los fundamentos, que es admisible para conservar la relacién desde el punto de vista de su especie, es li- mitada, en la relacién colectiva todo fundamento puede ser va- riado de modo arbitrario y plenamente ilimitado manteniéndose empero la relacién... No todo contenido puede ser relacionado con todo otro como semejante, continuo, etc. (= relaciones de conte- atencién suprimen los contenidos, y el objeto intencional de ese acto es pre cisamente la representacién de la pluralidad o concepto de aquellos conte- nidos. De este modo son los contenidos presentes juntos y simulténeamente, son Uno, y por la reflexién sobre esa unién de contenidos aislados por aquel acto siquiso surgen los conceptos generales de pluralidad y de numero (de- terminado”), (p. 36). (5) Begr. der Zahl, p. 37). 12 Walter Biemel nido), pero en cambio puede ser siempre objeto de una unifica- cién como elemento de una colectividad y como diverso. Y ello precisamente porque en los dos (iltimos) casos la relacién no se encuentra inmediatamente en los fendmenos mismos, sino que les es en cierto modo externa” (pdg. 57). Esta exterioridad significa precisamente que depende de ciertos actos siquicos el que abar- quen o no colectivamente determinados contenidos, mientras que no depende exclusivamente de la conciencia el que dos objetos sean considerados semejantes 0 no. Y HUSSERL pasa a resumir: “Una suma conceptual surge cuando un interés unitario y en él y_con él un distinguir unitario afsla y abarca para si contenidos diversos” (pag. 58). (6). Para comprender la unificacién colectiva y su cardcter de uni- ficacién hay que reflexionar sobre el acto siquico por el cual se constituye. Pero, {qué relacién tienen esos desarrollos con el concepto de numero? “Una representacién que abarca contenidos como liga- dos de un modo meramente colectivo... es el concepto de plurali- dad” (pag. 59 y s.). En ella se encuentran reunidos algo y algo y algo —o un algo determinado, y otro y otro, etc. Algo significa aqui cualquier contenido representativo; en el algo se expresa la indiferencia respecto del contenido; lo tnico importante es que sea un contenido. El y alude al modo de conexién de los relata, a saber, al hecho de que se trata de un mero abarcar conjunto y nada més. Si se elimina la indeterminacién que afecta al con- cepto de pluralidad, si se determina de cudntos miembros (algos), de cuantas.unidades 0 unos se compone la pluralidad, se llega al concepto de nimero. Con ello, pues, se especifica la pluralidad. Cuando Husseru dice que para pensar la colectividad es necesa- rio el interés que retine y la atencién que aisla, esto significa que siempre es necesaria una percepcién de unidades como tales y una percepcién conjunta, por otra parte, de las unidades ya antes aisladas como tales. “No podemos pensar ninguna unificacién co- lectiva sin contenidos unificados, y si queremos representarla “in abstracto” los contenidos tienen que ser pensados como algos cualesquiera” (pag. 63). (6) HUSSERL se pronuncia empero contra la concepcién, principalmente representada por Jevons, segtin la cual para la percepcién de la pluralidad es necesaria la representacién de la diferencia tanto cuanto la de la iden- tidad. Cierto que las partes de la pluralidad son captadas separadamente, sin Jo cual no se llegarfa nunca a una pluralidad, pero no son concebidas en tanto que diversas, o bien, cuando lo son, nos encontramos en presencia de una representacién de diferencias, y no de pluralidad. “Nuestra percep- cién, en el caso de una pluralidad, atiende al principio sélo a contenidos absolutos (a saber, los que componen la pluralidad); en cambio, cuando se trata de la representacién de una diferencia (0 de un complejo de ellas), nuestra percepcién se dirige a relaciones entre contenidos” (pag. 44), Las fases decisivas del desarrollo de la filosofia de Husserl 18 Esa exposicién un tanto detallada de las ideas de HUSSERL era necesaria, por una parte, porque ese temprano escrito husser- liano es poco conocido y, por otra, porque pensamos que ya en él puede mostrarse el germen de la ulterior fenomenologia, aunque el propio HUSSERL — ante todo a consecuencia de la critica de FREGE (7)—condené el punto de vista de la obra como sicolo- gista. No hemos tratado pues de mostrar que la interpretacién del concepto de ntimero por HUSSERL sea la tinica correcta y ex- haustiva, sino sdlo de indicar hasta qué punto puede rastrearse en dicha interpretacién el primer punto de apoyo del pensamien- to fenomenolégico. 4 Cudles son los elementos realmente fundamentales? Lo es el concepto de produccién, lo es el de reflexién, lo es el. método de mostrar la esencia de una cosa remontandose al origen de su sen- tido en la conciencia y mediante la descripcién de ese origen. En esos elementos creemos encontrar el germen de los conceptos de constitucién, reduccién, de la descripcién e intuicién esencial fe- nomenolégicas. En esta obra se encuentra incluso el primer fun- damento del hecho de que HUSSERL considere durante toda su vida la sicologia como una ciencia decisiva, si bien, ciertamente, no seré ella la sicologia tradicional — tratese de la experimental o de la descriptiva — sino la sicologia introspectiva, originada de BRENTANO y cuya estructura y sentido HUSSERL ird precisando de modo cada vez mas claro hasta el escrito sobre la Crisis. El. punto de vista fundamental de la fenomenologia se encuentra en la afir- macién de que algo esté comprendido cuando en la reflexién se han captado los actos siquicos imprescindibles para el origen del sentido se puede poner en duda la justificacién de ese punto de vista, se puede discutir 0 criticar el presupuesto metafisico de la posicién de la subjetividad, que esté en la base de aquel punto de vista: pero esos serian ya momentos de una interpretacién a la que aqui se renuncia conscientemente. Todavia otra prueba de la importancia de la reflexién: Hus- SERL dice: “La conexién colectiva no puede ser pues captada sino por una reflxién sobre el acto siquico por el que se origina la plu- ralidad” (8). La frase se mantiene sin modificacién en las dos re- dacciones, en la primera (de 1887), y la segunda, es decir, en Ja Phil. der Arith. (de 1891). En la primera edicién estaba interespa- ciado. No es ello accidental, pues HUSSERL reconoce que se trata de una proposicién de principio, una proposicién que serd decisiva para todo su posterior filosofar..En la reflexién, pues son capta- (7) Cfr. OSBORNE, op. cit., pigs. 43 y ss. (1) “Exhibicién” = Aufweisung. (N. del T.) (8) Bogr. d. Z., pig. 58; Phil, d, Arith., pig. 79, 14 Walter Biemel dos los actos siquicos por los que se origina una significacién, un sentido. Cierto que en el curso del tiempo los actos as{ concebidos se diferenciardn y multiplicardn, pero esto no altera la circuns- tancia de que en esta primera obra —y probablemente bajo Ja influencia del curso de sicologia de BRENTANO — descubre y asu- me esa posicién (9). Hagamos todavia una indicacién sobre el hecho de que tam- bién de esta obra surge la idea de constitucién. Segtin la expli- cacién del origen del concepto de pluralidad partiendo del interés unificador y del acto de distincién, merced a lo cual los conteni- dos se encuentran simulténeamente presentes, evita HUSSEL ca- racterizar los niimeros como “creaciones puramente espirituales de una intuicién interna”, porque para él creacién significa pro- duccién de un ente que como tal producido posee una existencia independiente, como por ejemplo una obra de arte. Concede por otra parte que los nitimeros pueden ser vistos como creaciones es- pirituales, en tanto que son resultado de una actividad espiritual. “Los nimeros son creaciones espirituales en tanto que contituyen resultados de actividades que ejercemos sobre contenidos concre- tos; per olo que crean esas actividades no son nuevos contenidos absolutos que podamos hallar luego en cualquier lugar del espacio o en el “mundo externo””, sino que son “caracteristicos concep. tos relacionales que pueden ser constantemente producidos, sin que puedan en cambio hallarse nunca ya hechos” (pdg. 37). Esta doctrina de que hay configuraciones que tienen que ser produci- das en el pensamiento para existir, que sdlo pues existen en cuan- to son producidas, es decir, en cuanto determinados procesos men- tales se ponen en movimiento, es ya propiamente “in nuce” la idea de constitucién, la cual pues ha surgido ante HUSSERL en el in- tento de apresar la esencia del ntimero. Expuesta de ese modo, Ja idea esté naturalmente ante el peligro del sicologismo, y est4 en- tendida atin desde un punto de vista sicologista. El préximo paso decisivo del filosofar de HUSSERL consiste consecuentemente en eliminar aquel peligro, en distanciarse de si mismo en cuanto an- teriormente caido en el sicologismo. En ese paso, empero, se con- serva incluso explicitamente del sicologismo lo que éste tiene de justificado. La transicién del estudio de HUSSERL sobre la filosofia de la aritmética a las Logische Untersuchungen en las que tiene lugar. Ja conocida toma de posicién frente al sicologismo no es al prin- cipio transparente, sino que parece mas bien un salto arbitrario, (9) No puede aqui discutirse hasta qué punto haya entrado también en juego la influencia de MEINONG. En la edicién de 1891 se encuentra en ese lugar una referencia a MEINONG, Ps. Anal. 27. Las fases decisivas del desarrollo de la filosofia de Husserl 15 aunque se trate de un salto justificado por lo menos por el cierto parentesco que existe entre las formaciones légicas y los objetos matemdaticos ya desde un punto de vista puramente formal. Pero hablando asi nos mantenemos a un nivel demasiado general, en vez de indicar positivamente un nuevo paso del desarrollo del pensamiento husserliano. Una carta de HUSSERL hallaba hace poco y escrita en 1890 ilumina ese desarrollo que habia de ser decisivo para HUSSERL (10). Podemos ver con toda presicién cémo ha te- nido lugar el paso o desarrollo a la légica. HUSSERL pone efecti- vamente en tela de juicio su afirmacién de que el concepto de pluralidad sea el fundamento de la aritmética general. “La opi- nién en mi rectora cuando escribi mi tesis de habilitacién, segin la cual el concepto de pluralidad o multiplicidad constituye el fundamento de la aritmética general mostré pronto ser falsa. (Ya el andlisis del niimero ordinal me Mevé a esa conclusién). No hay ningtn truco, ninguna “representacién impropia” por medio de la cual puedan deducirse del concepto de multiplicidad los ni- meros negativos, racionales, irracionales y los diversos nimeros complejos. Lo mismo puede decirse del concepto de nimero ordi- nal, del concepto de magnitud, etc. Y estos conceptos no son una especializacién de los conceptos de multiplicidades. El tinico he- cho es que la “aritmética general” (incluyendo el andlisis, la teo- ria de funciones, etc.), tiene su aplicacién a las multiplicidades (“teorfa de ntimeros”), e igualmente a los ntimeros ordinales...” (p4g. 2). Y Husseru plantea la cuestién siguiente: “Dado que no hay ‘concepto comtin alguno que fundamente todas esas apli- caciones de la aritmética y del que pudiera deducirse esta cien- cia,, qué es lo que constituye su contenido, a qué objetos concep- tuales se refieren sus proposiciones?” Se refieren a un sistema de signos. Con mas precisién: “El sistema de signos de la arithmé- tica generalis se articula en una cierta gradacién, compable con la de un sistema de circulos concéntricos. El grado m4s bajo (el circulo mas interno), es el constituido por los signos 1, 2 1— 1, 3 = 2 — 1, etc.; el grado siguiente lo ocupan las fracciones, y asi sucesivamente. Los signos del grado inferior, y sélo ellos, son independientes; los de los grados superiores son formalmente dependiente de los de grados superiores son formalmente de- pendientes de los de grados inferiores y finalmente de los del gra- do mé&s bajo. A cada circulo afectan determinadas reglas de edleulo (“leyes formales”), y también aqui las de los grados su- periores dependen de las dos inferiores, incluyéndolas formal- mente” (p4g. 5). He aqui la conclusién que obtiene HUSSERL de esas premisas: «la arithmética universali » no es una ciencia, sino un fragmento de légica formal, y yo definiria ésta como el (10) Carta a Carl Stumpf de 13-11-1890, 16 Walter Biemel arte de los signos... caracterizindola como un capitulo especial y de los mds importantes de la légica como doctrina técnica del conocimiento” (pag. 6). Tiene interés hacer notar que la idea husserliana de las capas (luego recogida por HARTMANN y des- arrollada a su manera), surgié propiamente de las reflexiones en el terreno de la aritmética. Podemos contemplar al mismo tiempo de qué modo las dificultades a que llega HUSSERL por la deter- minaci6n de la aritmética como doctrina simbédlica le evan hasta Ja légica. En el ultimo decenio del siglo pasado estudié HUSSERL intensamente la literatura contempordnea sobre légica.y publicé en 1897, en el vol. 3.° del “Archiv fiir systematische Philoso- phie”, un Bericht iiber deutsche Schriften zur Logik in dem Jahre 1894, El afio 1903 aparecié el Bericht iiber die Schritf- ten zur Logik aus den Jahren 1895-1899 (vol. 9 del “Archiv fiir systematische Philosophie”). El interés por la légica, el paso a la légica, no es pues en absoluto arbitrario, sino resultado de un desarrollo coherente. En ese paso precisa HUSSERL la distincién entre la légica como técnica o ars y la légica como teoria de la ciencia. En el curso de légica de 1906-1907 (signatura F I 25), esa diferencia es tra- tada detalladamente. La idea de la légica como teoria de la cien- cia es recogida en Formale und transzendentale Logik. En las Logische Untersuchungen expone HUSSERL cémo la légica pone como cuestionables los conceptos légicos fundamentales e intenta aclarar su origen y su importancia (11). Se trata pues (también seria posible esta formula), de una fenomenologia de la vivencia légica. “La fenomenologia de las vivencias légicas tiene como fi- nalidad el proporcionarnos una comprensién descriptiva lo mds amplia posible de esas vivencias siquicas y del sentido que mora en ellas, en cuanto ello es necesario para dar significaciones fir- mes a todos los conceptos légicos fundamentales..., en pocas pa- labras, significaciones del tipo exigido por el mismo interés de Ja légica pura misma y, ante todo, por el interés por la.comprensién epistemolégica de la esencia de esta disciplina” (12). En consecuente desarrollo de la idea de reflexién tal como ésta se presenta ya en el Begriff der Zahl, la fenomenologia vie- ne definida como determinada por “reflexién”, y, en tanto que tal, como tendencia mental antinatural, pues no se trata de mirar (11) “Los conceptos légicos, en tanto que unidades mentales vélidas, tienen que tener su origen en la intuicién; tienen que surgir de determi- nadas viviendas por medio de una abstraccién ideatoria”. (L.U., vol. Il, pag. 5). (12) ZL. U., vol. II, 1, pag. 6. Las fases decisivas del desarrollo de la filosofta de Husserl 17 los objetos, sino a los actos por los que aquellos son dados (18). Pero, a diferencia de lo que ocurre en la Philosophie der Arith- metik, la reflexién, 0, mas propiamente, la investigacién que se realiza en la actitud reflectiva, es ahora distinguida més clara- mente de la sicologia introspectiva. Cierto que la investigacién propuesta puede ser comparada con la sicologia introspectiva, pero, a diferencia de la introspeccién, la reflexién no debe ser descripcién inmediata, sino descripcién-abstractiva, ideatoria, una descripcién cuyo objetivo es la explicitacién de la esencia, del eidos (14). En el curso del semestre de verano de 1925 (F I 36) da el mismo HUSSERL una interpretacién de lo que queria conseguir en las Logische Untersuchungen. “En las diversas investigacio- nes del segundo tomo se trataba de una vuelta de la intuicién a Jas vivencias légicas que se desarrillan en nosotros cuando pensa- mos, pero que no vemos, que no tenemos en la mirada atenta cuando realizamos de modo natural y originario la actividad mental... Se trataba de aferrar esa vida mental de oculto des- arrollo mediante la reflexién retroactiva, para fijarla en fieles conceptos descriptivos; se trataba también de resolver el nuevo problema que entonces se planteaba, a saber, el de hacer com- prensible como en la realizacién de esa vivencia légica interna se cumple la conformacién de todas aquellas estructuras espiritua- les que se destacan en el pensamiento judicativo y predicativo como conceptos de estructura varia, juicios, razonamientos, etc., y que hallan su expresién general y su cufio general, objetivo y espiritual en los conceptos y principios fundamentales de la 16- gica” (fol. 16 a). No es éste el lugar adecuado para intentar una interpretacién de las Logische Untersuchungen; baste con recordar el paso deci- (13) “En vez de perdernos en la realizacién de los actos varia y su- cesivamente estructurados, poniendo y determinando de un modo por asi decirlo ingenuo los objetos mentados en su sentido... debemos mas bien “reflexionar”, es decir, convertir en objeto esos mismos y sus contenidos significativos inmanentes” (op. cit., pég. 9). (14) L. U,, vol. II, 1. Teil, pag. 18. “Pero la fenomenologia no habla en absoluto de cireunstancias de seres animales, sino que habla de percep~ ciones, juicios, sentimientos, etc., como tales, de aquello que les compete a priori, con incondicionada generalidad, precisamente como puros individuos de especie pura. “(sigue con una para nosotros interesante comparacién, 1a cual, como ahora podremos comprender, no viene realizada al caso, sino que en ella se expresa el propio desarrollo ‘de HvssERL)”... de modo plenamente anélogo a como la artimética habla de mimeros y la geometria de estruc- turas especiales, en generalidad ideativa y sobre la base de una intuicién pura”. Las palabras citadas son empero un afiadido que falta en la pri- mera edicién, pues en ese momento HUSSERL no habia legado ain tan lejos como para afirmar que también percepciones y sentimientos pudieran ser temas de la investigacién. 18 Walter Biemel sivo que ha dado HUSSERL con esa obra por la que se inauguré la fenomenologia y en la que empez6 a actuar. La lucha de HUSSERL contra el sicologismo es suficientemente conocida. Pero hay que decir todavia algo sobre el cambio que se habia operado en el propio filésofo, dado que sus investigaciones en la Philosophie der Arithmetik pueden ser sin duda todavia consideradas como sico- logistas. Ya en el anélisis del concepto de namero torturaba a HUSSERL el hecho de que en la reflexién sobre el acto que corres- ponde a la pluralidad puede ser, sin duda, descubierta la coliga- cién en la pluralidad, pero esa coligacién misma no es en defini- tiva idéntica con el concepto de pluralidad. Algo sobre el intento de escapar de esa dificultad: en la “Tijdschrift voor Philosophie” ha publicado FINK un Proyecto para un “Prélogo” a las Logis- che Untersuchungen. En 61 dice HUSSERL cémo su separacién del sicologismo vino preparada por sus estudios sobre LEIBNIZ y consumada luego con el estudio de la Légica de LotzE y de la Wissenschftslehre de BOLZANO. “Por mas que el propio LOTZE no hubiera conseguido superar contradictorias inconsecuencias, ni superar tampoco el sicologismo, ello no obstante su genial inter- pretacién de la doctrina platénica de las ideas fue para mi una primera gran iluminacién y determiné todos mis ulteriores estu- dios. Ya Lotz hablaba de verdades en si, y as{ acercaba a la idea de situar todo lo matem4tico y una buena parte de la tematica légica tradicional en el reino de la idealidad” (pags. 128 y s.). Sobre BoLzaNno dice HusSERL “Comprend{ stibitamente, y por lo pronto para la esfera légica-tracional, que la Wissenschaftslehre de BOLZANO en sus dos primeros tomos y bajo el titulo de una doctrina de las representaciones en si y de las propisiciones en si debia ser contemplada como un primer intento de conseguir una exposicién cerrada del 4mbito de las doctrinas puramente ideales, es decir, que en ella yace ya un esbozo completo de una légica “pura”” (p4g. 129). HUSSERL estaba ya pues dedicado a la empresa de explicitar un reino de objetos ideales (el de los ntimeros y las generalidades légicas), un reino cuya validez fuera independiente del cumpli- miento siquico por el que fueran comprendidos los objetos idea- les. Con ello empero quedaba planteada la cuestién de cémo Ile gan a ser dados los objetos ideales; con otras palabras, la cues- tién de la correlacién entre sujeto y objeto. “Aunque resultaba evidente que los objetos ideales, si bien Ilegan para su formacién a la conciencia, poseen un ser propio, un ser en sf, yacia aqui una gran tarea nunca contemplada con seriedad ni verdadera- mente emprendida, a saber, la de convertir en tema de investi- gacién esta carecteristica correlacién entre los objetos ideales de la espera puramente légica y la vivencia siquica subjetiva como accién formadora, Cuando un sujeto siquico, yo por ejemplo, este Las fases decisivas del desarrollo de la filosofia de Husserl 19 hombre que piensa, realizo en mi vida siquica ciertas acti- vidades siquicas (seguramente no arbitrarias, sino de estructura muy especifica), se realiza con ella una sucesiva constitucién de sentido y una sucesiva produccién por la cual... surge, como pro- ducto sucesivo, la correspondiente estructura numérica, o ver- dad, o inferencia” (15). Las palabras citadas indican aquello que propiamente interesa a HUSSERL, aquello que es el tema verdadero de la fenomenolo- gia. Pero, {no conlleva eso una recafda en el psicologismo? En el mismo manuscrito dice HUSSERL, repitiendo casi literalmente una proposicién de la Philosophie der Arithmetik: “Nos vemos incluso obligados a decir: los ntimeros se producen en la accién de con- tar, y las proposiciones judicativas en la accién de juz- gar” (16). gNo es esto precisamente la tesis sicologista? Aislada de su contexto tiene efectivamente aquella frase un aspecto sos- pechoso. El paso decisivo es precisamente colocado por HUSSERL entre los paréntesis; entre los paréntesis dice de las actividades siquicas que son “seguramente no arbitrarias, sino de estructura muy especifica”; este es el punto decisivo. El sujeto no puede constituir arbitrariamente el sentido (la cuestién aqui debatida es ciertamente la de la constitucién), sino que los actos constitu- tivos dependen de la esencia de los objetos de que se trate. Aduz- camos un sencillo ejemplo: la esencia del nimero tres no de- pende de las actividades siquicas necesarias para formarlo, sino que esta determinada por su ser-numero, es decir, por su posi- cién en el sistema de los ntimeros. Pero para entender el sentido del numero tres tenemos que ejecutar determinados actos rela- cionales, a falta de lo cual quedamos a obscuras sobre lo que quie- re decir “3”. Para nosotros pues empieza a existir algo de la naturaleza del niimero tres cuando conseguimos realizar la acti- vidad colectora y unificadora en la que “8” se nos hace represen- table. Esto no significa sin embargo en modo alguno que la esen- cia del numero tres sea arbitraiamente determinable por esa ac- tividad, que el nimero se trasforme segtin el modo cémo yo lo constituya. O realizo los actos que abren la esencia del nimero tres, y en este caso existe para mi ese numero, o no los realizo, y entonces el “3” no existe para mi, aunque si para aquellos que han realizado dicha actividad. : Hay todavia hoy muchos equivocos respecto de ese problema de la constitucién, y todavia tendremos ocasién de hablar de ello; pero ya ahora pueden ser eliminados los equivocos més corrien- (15) FI 36, Bl. Ways. (16) FI 36, 18b. 20 Walter Biemel tes. En el uso habitual del lenguaje, “constitucién” es indentifi- cada con “produccién artitraria”; pero la constitucién no es una constitucién en el sentido riguroso del término, sino mds bien una “restitucién”, en cuanto que por ella se restituye al sujeto lo que ya existe, pero requiere para ser accesible el cumplimiento de determinadas actividades. Hay sobre este punto un texto muy ilustrador en la carta de HUSSERL a HOCKING de 25-1-1903, Hus- SERL habla en él de la importancia del concepto de constitucién en las Logische Untersuchungen: “La repetida expresién segiin la cual los “objetos se constituyen” en el acto significa siempre la propiedad del acto de hacer representado el objeto: no se trata de “constituir” en el sentido propio de la palabra”. Esta es sin duda la mejor aclaracién del concepto de constitucién: hacerse representado-el-objeto. Los actos que posibilitan el hacerse-re- presentado y consiguen su realizacién son los actos constitutivos. Veinticinco afios més tarde HUSSERL expresaré esto en Formale und transzendentale Logik del modo siguiente: los objetos idea- les “son lo que son sélo “partiendo” de una produccién origina- ria. Esto empero no significa en modo alguno que sean lo que son sdlo en y durante la produccién originaria. El] hecho de que sean en la produccién originaria significa que son conscientes en ella, y precisamente en el modo de la mismidad originaria, como en determinada intencionalidad que tiene la for- ma de la actividad espontdnea. Ese modo de ser dados partiendo de una tal actividad originaria no es sino su modo propio de "percepcién”. O bien, lo que significa lo mismo, esa actividad productiva originaria es la “evidencia” de dichas idealidades” (p4g. 150). Esta es esencialmente la misma interpretacién de la carta, aunque mas explicita. En el curso sobre la “cosa”, de 1907, el término “constituir- se” se equipara al de “manifestarse” (17), hecho que aclara bas- tante el asunto. La constitucién no significa sino la salida al encuentro del ente, de tal modo que el ente consigue manifestarse en ese movimiento. No es necesario decir que con ello no quedan ni mucho menos eliminadas todas las dificultades del problema planteado, ni menos atin aclaradas todas sus premisas, pero por lo menos el ambiguo término “idealismo”, con el que HUSSERL se ha caracterizado a si mismo, puede ser ya reducido a ciertos li- mites. Con las Logische Untersuchungen pasa a primer plano el pro- blema de la constitucién, para seguir siendo desde entonces uno de los problemas fundamentales de la fenomenologia. Seguin la interpretacién dada por el propio HUSSERL en los afios veinte, la (17) F I 18, fol. 9, Transer. pég. 17. Las fases decisivas del desarrollo de la filosofta de Husserl 21 cuestién rectora de las Logische Untersuchungen es la siguien- te: “g Qué aspecto tienen las ocultas vivencias sfquicas que estan en correlacién con las respectivas idealidades y que tienen que desarrollarse al modo de producciones completamente determi- nadas en cada caso, para que el sujeto pueda tener conciencia, y conciencia evidente, de dichas idealidades en tanto que obje- tos”?( 18). El “tienen que” expresa aqui de nuevo que hay una legalidad del proceso a la cual esté sometido el sujeto (19). En las Logische Untersuchungen interesaba a HUSSERL la cons- titucién de los objetos ideales (20). El ulterior paso decisivo con- sistiré entonces en ampliar a otros dmbitos objetivos la consti- tucién, lo que no resulta sin mds evidente. El primer punto de apoyo para esta tarea son las Vorlesungen zur Phainomelogie des inneren Zeitbewustseins de 1904/5, editadas por HEIDEGGER en 1928 (21). Ese curso corresponde a uno de cuatro horas semana- les dado en la universidad de Gotinga por HUSSERL bajo el ti- tulo: Hauptstiicke einer Phéinomenologie und Theorie der Er- kenntnis. Lo que interesaba a HUSSERL en aquel curso era preci- samente la investigacién fenomenolégica de los actos simples que subyacen a todo conocimiento de orden superior, y ante todo la percepcién, y atin mas precisamente el estudio de ésta desde el punto de vista de la temporalidad. HUSSERL muestra cémo pre- sente, pasado y futuro se constituyen mediante la precepcién, la retencién y la protensién. La percepcién como impresién origi- (18) F I 36, fol. 19b. (19) _ F I 36, fol. 20b: “Existia por una parte la nueva tarea o in- tento de buscar retrospectivamente de modo radical y.consecuente y par- tiendo de las correspondientes categorias de objetividades los modos de con- ciencia determinados que les corresponden, los actos subjetivos, las estructuras de los actos, las bases vivenciales en que aquellas objetividades se hacen conscientes y Ilegan en el caso mAs alto a ser datos evidentes”. (20) Ms. cit., fol. 26 a: “...ya tomemos como sujetos pensantes los hombres, ya Angeles, diablos o dioses, ya finjamos seres cualesquiera que cuentan, calculan, matematizan, en todo caso, si realmente hay que llegar a lo légico-matemético, la aceién y la vivencia interna computadora, ma- tematizadora tiene que ser siempre esencialmente lo mismo, por necesidad apriérica. Al a priori de la légica y de la matemAtica pura, a ese reino. de verdades absolutamente necesarias y universales, corresponde correlativa-~ mente un a priori de tipo siquico, a saber, un reino de verdades absoluta- mente necesarias y universales que se refieren a la vivencia matemitica, el representar, pensar, enlazar, ete. matemético, como miltiple vida sfquica de un sujeto en general...” (21) Circula el rumor de que esa publicacién no debe ser considerada auténtica, por haber modificado HemsaGeR el pensamiento de HUSSERL. Ese rumor es falso. El texto publicado ha sido comparado con el original en extensos trozos, y es tan fiel como puede serlo una edicién. Lo tnico que ha hecho Hutpeccin es alguna ligera modificacion estilistica, pero ninguna ma- terial 22 Walter Biemel naria se caracteriza como algo que constantemente hace surgir el ahora. Sin percepcién no habria ahora alguno, y por tanto, tam- poco pasado ni futuro. Si la percepcién no fuera captada en la actitud reflexionante, seria imposible adjudicarle en la temporalizacién el papel que le reconoce HUSSERL, pues en la percepcién se atiende generalmente a lo percibido, a lo dado en ella, y no al mismo dar, equiparado a un constante surgir. Seria ya hora de investigar temdticamente la importancia que tiene para HUSSERL la percepcién, dado que ésta se encuentra en el centro de una serie de explicaciones fun- damentales; baste aqui con aludir al problema de la evidencia. Cierto que de esa investigacién podria resultar que segin el pun- to de partida desde el que fuera considerada la percepcién ofre- ceria aspectos nuevos, llegando incluso a trasformarse. Los puntos de vista centrales del curso sobre el tiempo me parecen expresos en los pardgrafos 35 y 36, en los que HUSSERL realiza propiamente la vuelta desde las objetividades constitui- das o, como él dice, las unidades constituidas, al flujo constitu- yente, o a la conciencia presupuesta por toda constitucién. Es asombroso comprobar cémo apenas descubierto el alcance de la problemética de la constitucién, se encuentra ya HUSSERL dis- puesto a dar el paso que lleva de la constitucién de los objetos ideales a la de los demas objetos; asombroso ver cémo en el pri- mer intento procede ya tan radicalmente que la conciencia se le muestra como el factor previo a toda constitucién, factor que posibilita con su autoconstitucién la constitucién de todos los ob- jetos. Cierto que Huss#a confiesa en uno de los. pdrrafos decisi- vos que no poseemos los nombres (22), para apresar el proceso que esté en la base de todos los procesos y los precede, pero se- fiala por lo menos la dimensién en que el pensamiento debe rea- lizar su marcha retroactiva. El] curso sobre el tiempo es pues un paso recisivo en la fase de la problemdtica de la constitucién, el primer paso decisivo desde las Logische Untersuchungen, en el que HUSSERL emprende la tarea de mostrar la autocosnstitucién a la unidad que esté en la base de todas las demds unidades ladas. EI que el titulo de la presente nota anunciara la enumeraci6n de los pasos o fases decisivas del filosofar de HUSSERL, no quiere decir que tratemos de acumular una antologia de escritos husser- lianos con determinada importancia para su pensamiento, sino que en esos pasos se cumple el desarrollo esencial de su pensa- miento, de tal modo que ninguno de ellos queda caducado al se- (22) Cfr. p&g. 429. Las fases decisivas del desarrollo de la filosofta de Husserl 28 guirle otros y parecer substituirlo. Los pasos son mds bien todos. ellos necesarios, y constituyen en su unidad el camino mental de HUSSERL. Precisamente este paso cumplido con el curso sobre el tiempo seguiré siendo decisivo hasta el final de su pensamiento. El paso ulterior se cumple en el curso sobre la “cosa”, de 1907. Este curso es importante desde varios puntos de vista. En la in- troduccién desarrolla HUSSERL temdticamente por vez primera la idea de la reduccién fenomenolégica (23). Fundametalmente, la idea de reduccién fenomenolégica es una elaboracién consecuente de la actitud reflexionante que HUSSERL habia ya explicitado como decisiva en la Philosophie der Arithmetik. Si la mirada de la actitud ingenua debe ser invertida y superada para que la conciencia se convierta en su propio observador y consiga ver precisamente la actividad constituyente, la reduccién es el ins- trumento adecuado para ello. Ante todo, empero, la reduccién fe- nomenolégica, es decir, la reduccién que capta el ente como fend- meno, en su manifestacién como representado (24). Desde ese momento la reduccién es un motivo rector del pensamiento hus- serliano, que reaparecerd siempre, hasta el final de su vida, y en- cuentra especial desarrollo en los afios veinte. La reduccién no es una meta del filosofar de HUSSERL, sino un concepto metédico fundamental del mismo y por el cual, como ya hemos visto, tiene que llegar a hacerse visible la vida oculta y anénima de la con- ciencia. Es también importante sefialar que en este curso amplia HUSSERL por vez primera la idea de constitucién a la constitucién de la “cosa”, después de haberlo hecho a la del tiempo. Echando una mirada hacia atrds dice HUSSERL en el curso de 1925: “Lo que por fuerza tenia que presentarse en la_urgente necesidad de una ampliacién universal partiendo de las “Logische Untersuchugen”, nece- sidad suscitada ya por la universidad formal de la mathesis universalis, era la amplacién de la légica y la matematica apriorica y formal hasta aleanzar la idea del sistema total de las ciencias apridricas para toda cate- gorfa pensable de cosas objetivas; con otras palabras, y en su formulacién maxima, la exigencia de un a priori universal de todos los mundos posibles junto al-a priori de la matemAtica formal; y por otra parte, la ampliacién correlativa de la consideracién puramente apriérica de la conciencia que s6lo toma en consideracién, como congnoscitiva, universalidades formales, has- ta la conciencia que conoce materialmente y con mayor determinacion, rela~ cionada con toda categoria de objetividades en general; y finalmente tenian (23) Esta Introduccién ha sido publicada bajo el titulo de “La idea de Ja fenomenologia, cinco conferencias”, como volumen II de Husserliana. (24) Cfr. el estudio del autor “Husserl”, en la Encyclopaedia Bri- tannica.— El articulo y observaciones de Heidegger sobre 6] en “Tijdschrift voor Philosophie”, 1950. 24 Walter Biemel que erecer, partiendo de ello, una doctrina pura y a priori de la conciencia, con plena universalidad, que incluyera toda conciencia en general, valorativa y volitiva, de cualquier tipo que sea; una doctrina, con otras palabras, que abareara toda la vida subjetiva conereta en todas las estructuras de su inteneionalidad, abriendo as{ los problemas de totalidad de 1a constitucién del mundo y de la unidad de la subjetividad de la conciencia, tanto de !a personal-individual cuanto de la socializada.” (25) Mientras se tratara sélo de objetividades ideales en las tareas de la constitucién, podria siempre decirse que esas objetividades s6élo existen gracias al sujeto, en cuanto puestas de manifiesto por el estudio de su produccién, y que no existen, por consiguiente, con independencia del pensamiento; pero. la situacién es diversa cuando se consideran las cosas, los objetos extensos en el espacio. 4 Puede todavia hablarse de constitucién en este terreno? Perfec- tamente puede hablarse de ella si se toma el concepto en la signi- ficacién. caractristica como lo usa HUSSERL, significaci6én ya aludi- da y que puede formularse como el “manifestarse del objeto”. Si se toma el concepto de constitucién en este sentido, resultard completamente coherente preguntar qué acciones del sujeto son necesarias para que pueda ser representado un cuerpo espacial a un sujeto. Recogiendo la ensefianza de su filésofo predilecto, DESCARTES, HUSSERL anuncia como principio del método el de proceder desde lo mds simple a lo mds complicado, desde lo super- ficial a lo profundo. Hay que empezar por aclarar la forma infe rior de experiencia, para poder luego progresar, partiendo de ella, hasta las formas superiores. Se presupone, pues, que la forma inferior no es la mas simple solamente, sino también la fundamen- tadora (tal como HUSSERL habia expuesto esta cuestién en el con- texto de su filosofia de la aritmética). Y dado que HUSSERL con- sidera como forma inferior la captacién inmediata del objeto, es decir, la percepcién, la doctrina es para él indudable, pues la percepcién es también considerada por é] como la forma originaria de todo dato. Es imposible dar aqui un andlisis detallado de aquel gran curso (de cuatro horas semanales), que abarca en la trans- cripcién 750 paginas; nos limitaremos a entresacar algunos ele- mentos del mismo. Los puntos de vista esenciales han sido luego acogidos por HuSSERL en Jdeen IJ. HUSSERL muestra los cumpli- mientos de actos que son necesarios incluso en la esfera inferior para obtener algo del tipo de una “cosa” unitaria que corresponda en la esfera de la subjetividad al correlativo cardcter de “cosa”: —cualidad de las propiedades, extensién, duracién, unidad, etc. Constantemente ejerce durante ese desarrollo la descripcién feno- menolégica, en el sentido de que los procesos son dados en el sujeto, mientras que en la descripcién no se trata de apresar ningtin dato (25) F I 36, 29a. Las fases decisias del desarrollo de la filosofta de Husserl 25 concreto en su inmediatez, sino s6lo las correlaciones esenciales que son constitutivas de la percepcién en general. Pero el curso sobre la “cosa” no es sélo importante por la ampliacién de las investigaciones sobre la constitucién, sino por- que en él declara HUSSERL, ademds, cudles son los objetivos que propiamente persigue. “Se trata de los trozos fundamentales de una futura fenomenologia de la experiencia, se trata de una acla- racién de la esencia del dato experiencial, por lo menos en sus formas y grados inferiores, la cual aclaracién, partiendo de los comienzos primeros y m4s préximos, avance lo mas posible en profundidad y alcance.” (26), HUSSERL da aqui, por vez primera un andlisis del mundo experiencial — momento también éste de- cisivo, que se mantendr4 hasta el final (cfr. Formale und trans- zendentale Logik) y que precisamente pasa a primer término en el escrito sobre la Crisis —, y ese mundo experiencial es conce- bido como mundo vital. Ya aqui ama HUSSERL la atencién sobre el hecho de que el mundo cientifico presupone el mundo experien- cial, y no puede desarrollarse sin que éste esté previamente dado (27). Pero a diferencia de la posicién asumida més tarde y euyos comienzos no pueden descubrirse hasta fines de los afios veinte, no se trata aqui ‘de reducir la ciencia al mundo vivo fun- damental para descubrir asi en general la problematicidad que yace en la ciencia, sino simplemente de preparar por el andlisis del mundo experiencial el suelo “para el problema sumo de la constitucién de la realidad cientifica en el conocimiento cienti- fico” (28). En esta fase del pensamiento de HussERL, los conoci- mientos de las ciencias de la naturaleza, representan un fondo de verdad cuya efectiva apropiacién no puede tener lugar sino por Jos estudios de constitucién. Aqui hallamos la preparacién de algo (26) F I 13, pag. 162. (27) F 118, p&gs. 168 y s.: “Por més que la concepcién del mundo propia de Ja ciencia se aleje de la de la experiencia precientifica, por més que la ciencia ensefie que las cualidades sensibles no tienen una importan- cia tan inmediata como la que les atribuye la experiencia natural, no por ello deja de ser la simple experiencia, Ia percepcién inmediata, el recuer- do, etc., el que da a las ciencias las cosas, las cuales somete la ciencia sim- plemente a una determinacién que se aparta de la del pensamiento habi- tual... Todos los juicios de existencia que fundamenta el cientifico natural se xeducen finalmente a simples percepciones y recuerdos, y se refieren al mundo que llega a ser primariamente dado en esa simple experiencia, Toda fundamentacién mediata como la que realiza la ciencia descansa en el dato inmediato, y las vivencias en que la realidad llega a ser dato inmediato son la percepeion, el recuerdo y también, tomada con cierta inmediatez, la ex- pectativa y los actos semejantes a ella” (pag. 168 y ss.). (28) F I 18, pag. 170. 26 Walter Biemel que HUSSERL ha expuesto afios mds tarde en el articulo de “Logos” la tesis de la filosofia como ciencia rigurosa (29). Para poder comprender la tensién en que vive HUSSERL durante esa época, la tensién, esto es, que le produce la conciencia de que el proble- ma de la constitucién debe extenderse a todo tipo de objetos, con lo que se impone el andlisis de implicaciones a menudo compli- cadas y dificiles de aclarar, podemos aducir un fragmento de una carta a ALBRECHT (1 — 7 — 1908): “Veo frutos dorados que na- die ve, y los tengo ante los ojos. y al alcance de la mano. Pero soy un Sfsifo al que esos frutos desaparecen apenas hace el gesto de cogerlos. Y ese gesto es trabajo duro, y aun durisimo. Hago constantemente progresos, y atin grandes progresos. Pero las di- mensiones de las investigaciones necesarias y la determinacién de problemas que en ningtin caso se dejan cerrar y limitar aisla- damente es algo sin precedentes. Y asi me ocurre como en el de- cenio pasado, sin que con la edad me resulte la cosa mds c6mo- da... Naturalmente se trata de nuevo de grandes publicaciones con.el ultimo objetivo de una nueva Critica de la Razén, para la cual contienen ya fundamentos mis Investigaciones Légicas.” El curso sobre la “cosa” muestra precisamente que esa lucha con dificultades no era mera palabreria. En ese curso tenian que ser ofrecidas, por asi decirlo, las investigaciones mds simples res- pecto de las cosas extensas de la percepcién, y ya aqui, es decir, todavia muy lejos de la captacién propiamente cientifica del mun- do — que es en esa época para HUSSERL la comprensién verda- dera, por ser la intersujetivamente valida, frente a la captacién subjetivo-relativa y cambiante de la experiencia inmediata — se acumulan las dificultades de tal modo que la realizacién de los pasos ulteriores queda siempre alejada considerablemente. La formacién temdtica de la fenomelogia sobre la base del desarrollo de los ultimos diez afios posteriores.a la publicacién de las Logische Untersuchungen encuentra su cristalizacién en él articulo de “Logos”. Limitémosnos a recordar las tesis funda- mentales del mismo, y principalmente la declaracién de que la filosofia sdlo puede cumplir su sentido como filosofia si se con- vierte en una ciencia rigurosa. Esto no significa en absoluto que la filosofia tenga que ser subordinada a la ciencia, ni que tenga que ser llevada a formulas mateméticas segin el modelo de la ciencia matematica de la naturaleza. Por el contrario, HUSSERL indica que las ciencias de la naturaleza no son capaces de des- (29) HusseRL habla frecuentemente en esa época (cfr. las anotaciones del diario publicadas en el “Journal of Philosophy”, vol. VI, n.° 3), de que tie- ne que escribir una Critica de ia Razén, Las fases decisivas del desarrollo de'la filosofta de Husserl 27 cifrar “la realidad en que vivimos, nos movemos y somos”, y que esto no es una incapacidad fdctica que pueda ser superada un dia, sino una incapacidad esencial (30). En qué consiste pues el cardcter de cientificidad de la filosofia, en qué consiste propia- mente el rigor inconmovible que tiene que superar incluso Ja exactitud del cdlculo y de la investigacién matematicos? Consiste por una parte en que no hay que aceptar nada ya presente y tradicional como si fuera vdlido, por més importan. tes que sean los nombres con que estén enlazados hist6ricamente esos datos (340). Pero eso es para el radicalismo de HUSSERL un criterio meramente negativo. El criterio positivo consiste en la vuelta a los origenes: “...no debe descansar hasta que encuentre sus comienzos absolutamente claros, sus problemas absolutamen- te claros, los métodos prefigurados en el auténtico sentido de esos problemas y el infimo 4mbito de trabajo de las cosas dadas con absoluta claridad” (pdgs. 340 y s.). El cardcter de cientifi- cidad consiste también en que la mas completa claridad presida todo paso realizado, en que quede perfectamente claro para el filésofo su proceder hasta el minimo de sus detalles. A este res- pecto critica HuSSERL las ciencias exactas por estar demasiado constrefiidas a usar de métodos indirectos, “desconociendo... (el valor de) las experiencias directas” (pdg. 341). Puede empero preguntarse si esta falta husserliana de presupuestos no es ya la asuncién del presupuesto cartesiano, a saber, el supuesto de que la clara et distincta perceptio es una garantia de la verdad. El presupuesto de HUSSERL se pone especial y claramente de mani- fiesto confrontando por ejemplo las siguientes palabras con lo dicho: “que la filosofia asuma la forma y el lenguaje de autén- tica ciencia y reconozea como una imperfeccién lo que tanto se le ha celebrado e incluso imitado: la profundidad meditabunda, Esa profundidad es un signo del caos que una ciencia auténtica aspira a convertir en Cosmos, en un orden sencillo, plenamente claro y resuelto. La ciencia auténtica, en cuanto alcanza su ver- dadera doctrina, no conoce profundidades meditabundas. Todo fragmento completo de ciencia es una totalidad de pasos menta- (30) Philosophie als strenge Wissenschaft, en “Logos” vol. I, pég. 330: “Las ciencias de la naturaleza no nos han descifrado en punto alguno ia realidad actual, la realidad en que vivimos, nos movemos y somos. La creen- cia general de que su funcién consiste en hacerlo y que s6lo ocurre que no han llegado todavia Io suficientemente lejos para realizarla, la opinion de que las ciencias pueden hacerlo en principio, ha revelado ser una supers- ticién a los ojos de quienes poseen una mirada més profunda. La separa~ cién necesaria entre ciencia (natural), y filosofia—siendo ésta tltima una ciencia que tiene por principio otra tendencia, aunque el algunos terrenos esté esencialmente ligada a la ciencia natural —esté ya en vias de impo- nerse y aclararse.” 28 Walter Biemel les cada uno de los cuales es inmediatamente comprensible, es decir, nada profundo. La profundidad es cosa de la sabidurfa, la claridad y precisién intelectual es cosa de la teorfa rigurosa” (31). Seguramente no hard falta subrayar que éste es uno de los pun- tos-en los que mas tarde se consumarfa la separacién de HUSSERL y HEIDEGGER. No debemos empero dejar de observar que la opi- nién de HUSSERL, segtn la cual la profunidad meditabunda co- rresponde a un perfodo inicial en el que todavia domina la obs- curidad, a un perfodo pues que debe ser superado, es una opinién discutible. HUSSERL pues no concibe la filosoffa partiendo de la sofia, sino de la ciencia, en el sentido de la scientia 0 mathesis moder- na. Pero todo lo que a este propésito digamos ser4 vacio mien- tras no tengamos ante la vista lo que son esas rafces que inte- resan a HUSSERL y mientras no sepamos cémo deben entenderse. Pues lo que esta episteme tis intenta descubrir no son las archai o aitiat aristotélicas. {Qué es pues? Es el origen del sentido por el cual el ser se nos hace accesible. Mas el suelo de ese origen es la conciencia. Consecuentemente, lo que tenemos que hacer es comprender el ente en tanto que representado por medio de la reduccién fenomenolégica, y apresar al mismo tiempo su eidos gracias a la intuicién inmediata (32). Como es sabido, la critica de la posicién de las concepciones del mundo realizada en el articulo de “Logos” — critica, pues, concretamente de DILTHEY—dio lugar a una correspondencia entre HUSSERL y DILYHEY en la que aquél dice que con su cri- tica no apuntaba a su corresponsal. A este respecto nos interesa el hecho de que en ese epistolario HUSSERL determina mds pre- cisamente el retorno a las rafces de la filosofia como vuelta a la (31) Op. cit., pag. 339. (32) “Logos”, vol. I, pag. 341: “Es de la esencia de Ia filosoffa el hecho de que, en cuanto vuelve a sus dltimos orfgenes, su trabajo cientffico se mueve en esferas de intuicién directa, y el paso més importante que debe dar nuestra época consiste en reconocer que con la intuicién filoséfica bien entendida, con la concepciin fenomenolégica de la esencia, se abren un campo de trabajo infinito y una ciencia que sin todos los métodos simbé- licos y matematizantes de naturaleza indirecta y sin todo el aparto de de- mostraciones y pruebas, conquista una multitud de conocimientos rigurosf- simos y decisivos para todo otro filosofar”. No es pues nada asombroso que Hussert, como refiere J. Herinc (La phénoménologie il y a trente ans, en “Revue Int. de Phil”, I, n° 2), dijera tras una conferencia de KoyRe sobre BERGSON en la Sociedad Filosofica de Gotinga: Los bergsonianos consecuen- tes somos nosotros (p. 368). Las fasés decisivas del desarrollo de ia filosofta de Husserl 29 conciencia formadora de sentido. Con esta ocasién da HUSSERL a su filosofia el nombre de metafisica: “Es por principio necesaria una metafisica en ese sentido, frente a las ciencias de la naturaleza y del espiritu crecidas en el gran trabajo de la edad moderna; y ello porque en la esencia del conocimiento se encuentra fundada una graduacién y con ella una doble actitud cognoscitiva: la una se dirige puramente al ser, el cual est pensado desde el punto de vista de la coneiencia, y dado como asi pensado y en tanto que fenémeno; la otra en cambio se orienta hacia las enigmiticas relaciones entre el ser y la con- ciencia. Todo conocimiento natural de la realidad, todo conocimiento propio de la primera actitud, deja abierta una dimensién de problemas de cuya solucién depende la ultima y definitiva determinacién del sentido del ser y la tiltima valoracién de la verdad supuestamente aleanzada en la actitud “natural” (primera). Y creo poder afirmar que més alla de estos proble- mas plenos, es decir, més all4 de esta problemética que incluye la “consti- tucién” del ser en la conciencia, no puede ya presentarse otra alguna, es decir, que més allé de la ciencia (universal) de la realidad fenomenologica- mente fundada y ampliada (y que incluye en su trabajo todag las ciencias naturales de la realidad), no puede ya haber otra ciencia; con otras pala~ bras, que es un contrasentido hablar de un ser por principio ineognoscible que se hallara todavia mas alli” (33). Por medio de la exhibicién de la constitucién de sentido que se realiza en toda ciencia sin que en ella legue a patencia, las ciencias serén precisamente Ilevadas a autoconciencia por la fe- nomelogia. El articulo de “Logos” es el bloque en que descansa el pen- samiento de HUSSERL. Hemos tratado mds detalladamente le pro- ceso de su pensamiento hasta su cristalizacién en dicho bloque porque ello venia asi exigido desde el punto de vista del interés por su génesis. Expondremos ahora con mayor brevedad la evolu- cién posterior, mds conocida también por sus publicaciones. Las Ideen zu einer reinen Phinomenologie und phénomeno- logischen Philosophie, publicadas en 1913, constituyen el primer intento de una exposicién sistemdtica de la fenomenologia, sus métodos, sus problemas y especialmente la esencia de la concien- cia pura, por ella descubierta (34). Puede decirse en cierto modo que HuSSERL realiza en ese libro su viejo plan de una Critica de la Razén. El método de la reduccién, desarrollado desde 1907, (83) Carta de 6-6 de julio de 1911. (83) El epistolario HussERI-DintHEy de aquella época ha sido publi- cado en el nr. 2, 1957 de la Revista de Filosofia de la Universidad de Costa Rica. (34) El vol. III de “Husserliana” contiene el texto de Jdeen I con todas las manipulaciones, afiadidos y correcciones de HussERL. 30 Walter Biemel cobra gran relieve. El primer tomo de las Jdeen debia ser sim- plemente una introduccién ala fenomenologia pura, sentar pues las bases sobre las cuales se realizard luego el trabajo propia- mente dicho, los andlisis constitutivos fenomenolégicos, objeto del segundo volumen al que HUSSERL dedicé los diez afios si- guientes de su vida (35), las diversas correcciones y manipulacio- nes del texto duraron hasta 1928. Era propiamente el vol. III de las Jdeen el que tenia que con- tener la filosofia primera. Pero HUSSERL aplazé constantemente ese proyecto, y ofrecié, en lugar de la filosofia primera, sus inves- tigaciones de teoria de la ciencia. Trabajé su filosofia primera en los cursos de 1923-24, cuyo texto ha sido y esté siendo publi- cado por R. BOEHM. Pero en mi opinién esos afios no significan ningin paso adelante de HUSSERL, sino una simple ampliacién y profundizacién de la problematica puesta en Ideen. Aclara mu- cho a este respecto el hecho de que la segunda parte de la filo- sofia primera sea propiamente una teoria de las reducciones, de las diversas reducciones que en su sucesiva intrincacién y fun- damentacién terminan por aclarar la conciencia constitutiva fundamental. En ese desarrollo interesa especialmente a HUSSERL poner en claro la reduccién transcendental, esto es, la reduccién que lleva al ego transcendental, tiltimo suelo y base de constitu- cién de sentido. (Aunque aqui sdlo es posible aludir brevemente a este periodo, ello no significa que el mismo carezca de impor- tancia, sino mds bien a la circunstancia de ser una época mds importante para el desarrollo de la fenomenologia que para su génesis. Desde la filosofia primera de 1923-24 hasta las Carte- sianische Meditationen, cuya redaccién final cae en los afios 1929-32, hay un arco en tensién, de tal modo que puede decirse con verdad que las Cartesianische Meditationen, como “medita- tiones de prima philosophia”, representan propiamente la filoso- fia primera de HUSSERL, y por tanto, el tercer tomo de Jdeen al que HUSSERL aludia ya en 1918. HUSSERL sufrié durante toda su vida por la dificultad con que tropezaba para conseguir la siste- matizacién de la filosofia — esa sistematizacién a la que tendia impulsado por la idea de filosofia como ciencia rigurosa — por encima de la riqueza de sus concepciones y de su material. Por ello poseemos una serie de puntos de apoyo en esa direccién, em- pezando por las cinco conferencias de 1907 hasta llegar al tra- bajo sobre la Crisis, y pasando por Ideen, la filosofia primera, la Formale und transzendentale Logik y las Cartesianische Me- ditationen. Todavia en 1930 escribe HUSSERL a Romén INGAR- (35) Cfr. la Introduccién a Ideen II, Husserliana, vol. IV, escrita por Marly BremEL, Las fases decisivas del desairollo de la filosofta de Husserl 1 DEN: “Es realmente una verdadera desgracia que haya llegado tan tarde a poder trazar el esbozo sistemdtico de mi (por des- gracia tengo que llamarla mia), fenomenologia transcenden- tal” (36). La Ultima fase del pensamiento de HUSSERL esta presidida por los trabajos sobre la “Crisis”. Es muy coherente con el aspecto trdgico de la vida de HUSSERL el que también este tra- bajo haya quedado en fragmento, y puede efectivamente pre- guntarse si no serd que la fragmentariedad es un rasgo del pen- samiento de HUSSERL, en cuanto que, si bien se presenta siem- pre con aspiraciones de sistematicidad, su verdadera pasién esta constituida por los andlisis de intuicién fenomenolégica, hasta el punto de verse siempre arrastrado por ellos. En un marco mas amplio habria que analizar junto con los trabajos sobre la “Cris- sis”, o al menos como un precedente de ellos, los manuscritos so- bre “el tiempo” de los afios 30, cosa que nos seré imposible en esta ocasién (37). 4Qué es lo propiamente nuevo en el esbozo sobre la “Crisis”, que nos autoriza a admitir una verdadera fase para situar esa obra de vejez? 3 Por qué ha visto el propio HUSSERL en esa obra un nuevo comienzo, un nuevo camino que desgraciadamente no podria recorrer hasta el final? No es dificil encontrar y enumerar en el trabajo sobre la “Crisis” los as{ llamados motivos rectores del pensamiento de HUSSERL, que dominan la fenomenologfa desde el articulo en “Lo- gos: discusién con las ciencias, intento de distinguir claramente la filosofia de las ciencias, aspiracién a la verdad apodictica, acla- racién de la epoché apoydndose en DESCARTES... Puede: incluso decirse que dos terceras partes de la obra estén dedicados a la reduccién, y, ,no es éste el motivo constantemente presente en su filosofar desde 1907? ¢Por qué pues. dar a esta obra tal im- portancia, hasta considerarla como un punto de flexién de su pensamiento? 4 No caeremos con ello en la tentacién de introdu- cir por via hermenéutica en HuSSERL algo que no esté en él? Para entender la verdadera novedad del escrito hay que aten- der no sélo a lo que HUSSERL dice, sino también a lo que hace, como dijo en cierta ocasién VAN BREDA. La novedad reside en el intento husserliano de una interpretacién de la historia, es de- cir, en su enfrentamiento con ella. La novedad es incluso la com- (36) Cfr. STRASsER, Introduccién a las Cart., pag. 27. (37) Cér. el trabajo de I. Branp Welt, Ich und Zeit (Ed, Martinus Nijho#f), $2 Walter Biemet prensién de que corresponde a la esencia de la filosofia un en- frentamiento temdtico de tal naturaleza. Eso no lo ha compren- dido HUSSERL con facilidad, pues tenemos una serie de manus- critos del grupo K III en los que HUSSERL se pregunta para qué y por qué necesitaria la filosofia de la historia. HUSSERL se ve empujado a esa problematica por el intento de entender cémo ha podido ocurrir el que la ciencia haya caido en una situacién erf- tica, situacién que encuentra su expresién inmediata en el hecho de que consigue suministrar un extraordinario saber acerca de la naturaleza, especialmente valioso en su aprovechamiento técnico, mientras fracasa al intentar conseguir un saber acerca del hom- bre — como se dice en la conferencia de Viena. Para comprender esa situacién es necesario enfrentarse con la historia — mds precisamente, con la historia del saber (es decir, de la autocomprensién del hombre), concebida como una lucha por un saber universal. Hay que mostrar cémo y por qué se ha escindido ese saber en las dos direcciones del objetivismo fisico y el subjetivismo transcendental. HUSSERL ve en DESCARTES el punto de partida de esa escisién, que ha Nevado por una parte al desarrollo de las ciencias matematicas de la naturaleza y por otra a la filosofia transcendental. No tratamos aqui empero de expo- ner el proceso mental del estudio sobre la “Crisis”, sino simple- mente de explicitar el momento motor, el germen verdadero de ese trabajo. Ese germen, expresado con alguna exageracién, es la com- prensién de que el saber esencial del hombre no es una posesién definitiva adquirida de una vez para siempre — como habia en- sefiado HUSSERL sobre la base de la visién eidética fenomenolé- gica—, no es ninguna verdad apodictica en el sentido de las ciencias matematicas de la naturaleza, sino que el saber sdlo es como un llegar a si misma de la razon. En la lucha por el saber se realiza la razén, de tal modo que el camino del saber es al mismo tiempo el camino de la autoiluminacién de la razén en camino hacia si misma. En los manuscritos del grupo K III apa- rece, junto con el concepto ya conocido de ego transcendental, uno nuevo, a saber, precisamente el de razén. La razén viene concebida como ensencialmente histérica, como inclusiva de his- toricidad. No era éste el caso del ego transcendental, aunque por otra parte fuera concebido como temporalizador. Esta relacién del ego transcendental a la raz6n merecerfa ya una investigacién. La raz6n no es vista por HUSSERL como un todo estructural cuya articulacién tenga que ser investigada, sino como un devenir esencial, como un despligue constante, entendido ese despliegue como un necesario llegar a si mismo; esto a su vez no sélo sig- nifica que el hombre puede penetrar en aquello que él mismo ea, Las fases decisivas det desarroilo de ta filosofta de Hussert $8 sino adem4s que—supuesto evidente para HUSSERL—vive en armonfa con esa penetracién, vive segtin ella, con responsabili- dad, de tal modo que su voluntad coincide necesariamente con su saber, Esto es lo propiamente nuevo en HUSSERL y caracteriza de hecho un punto de flexion en su pensamiento. Es necesario indi- car que ya en el concepto de evidencia tal como viene desarro- lado en Formale und transzendentale Logik (38), se encuentra un momento teleolégico que Mega luego a ser central en el tra- bajo sobre la Crisis. Por la evidencia recibe la vida consciente una estructura teleolégica. La evidencia no es simplemente dada, sino que es més bien conquistada paso a paso. La evidencia es un tipo fundamental de experiencia, y su fin es la autodacién del objeto o la autoposesién de si mismo (p4g. 144). El aumento de perfeccién en ésta se convierte, en su dimensién histérica, en aumento de la perfeccién de la autocomprensién, en la que se cumple la esencia de la razén. No se trata de que HUSSERL vaya a echar por la borda todos los conceptos decisivos hasta aquel momento (39), pero éstos re- eiben ahora una nueva significacién, una nueva dimensién. Por no citar aqui mds que uno, limitémosnos al de apodicticidad. Este concepto de apodicticidad no significa ya el saber absolutamente sabido segtin el modelo del saber matematico, sino el saber trans- parente de la razén, que es constrictivo porque la razén, en cuan- to que razén, no puede obrar irracionalmente, sino que tiene que decidirse de acuerdo con su comprensién, de tal modo que se realiza a si misma con su decisién. Asi habla HUSSERL de una vida en “apodictica libertad”, expresién que al principio parece ser un contrasentido si bajo el concepto de apodictividad no se ve mds que el momento de constriccién y bajo el de libertad solo el de ausencia de lazos, lo cual arrojaria ciertamente un la- mentable concepto de libertad. Pero si el concepto de razén es pen- sado consecuente y radicalmente, y el hombre concebido como ser racional, entonces la comprensién de la racionalidad es realmen- te la suma certeza, la certeza que determina inequivocamente la accién. Y asi pone HUSSERL como meta “la autocomprensién como ser en la vocacién a una vida en la apodicticidad” (40). No discuti- remos aqui hasta qué punto es esa concepcién de la historicidad (38) Pégs. 143 y 8. (39) No debe olvidarse que cuando trabajaba en el tema de la “Crisis” Hussem. habia sobrepasado fos setenta, akes ns > © Come 4° 18 “Crisis”, (40) Krisis, pag. 276, 34 Walter Biemel una ultima manifestacién del racionalismo ilustrado — un punto culminante de éste alcanzado precisamente en un momento histé- rico en que la sinrazén lleva a la humanidad a una guerra — de tal modo que pudiera objetarse que esa concepcién de la histori- cidad es propiamente ahistérica, pues construye una historia, un proceso histérico, que no coincice con el acaecer histérico. A lo que HUSSERL contestaria probablemente que lo que le interesa es la esencia de la historia, ante la cual no tienen importancia sustantiva determinadas recaidas. Limitémosnos empero a esta- plecer el hecho sorprendente de que los intentos de HUSSERL por apresar temdticamente la historicidad pueden ser considerados como basicamente fracasados. El mismo observé sobre el mas rico de esos intentos que sdlo estaba maduro para ir a la pape- lera; pero en la determinacién de la razén y de su esencia apa- recen en todo caso momentos histéricos originados. Todavia una observacién sobre el concepto de mundo vital, decisivo en esa época. Se ha afirmado repetidamente que lo de- cisivo del trabajo sobre la Crisis es la vuelta del mundo cien- tifico “verdadero” al mundo vital, como si esa contraposicién fuera ya un fin en si. Pero no es ése en absoluto el caso. Mas bien obtiene esa vuelta su pleno sentido por el hecho de que gra- cias a ella puede ser efectivamente puesta la cuestién de la cons- titucién del mundo cientifico como tal, pudiendo ya ser entendido como un mundo constituido, y no como un mundo “verdadero en si”. Esta es precisamente la importancia y el papel de los cen- trales pérrafos sobre GALILEO, a saber, mostrar por qué proce- sos de idealizacién ha legado GALILEO a una concepcién cientifica de la naturaleza determinada plenamente por la casualidad, ex- presable en férmulas y calculable, y aceptada asi como simple- mente verdadera, y cémo al mismo tiempo, y por no tener, Ga- LILEO conciencia de la transformacién que con ello sufre el mundo vital, se convierte su obra en una ocultacién. “Galileo... el des- cubridor que consuma la fisica, o la naturaleza fisica, es un genio a la vez descubridor y encubridor” (41). HUSSERL pone aho- ra radicalmente en tela de juicio el que la naturaleza idealizada, matematizada y calculable sea la verdadera naturaleza. Esto im- plica al mismo tiempo una concepcién del mundo ya no como na- turaleza en el sentido de las ciencias naturales, sino en el de la inmediata experiencia vital, en el sentido del mundo vital. : Creo que el primer estadio de la problemdtica del mundo vital puede sefialarse en Formale und transzendentale Logik. Ya en 1907 encontramos una alusién a la necesidad de un anélisis (Al) Krisie, pag. 68, Las fases decisivas del desarrollo de la filosofta de Husserl 38 y teoria del mundo experiencial, pero sdlo en la Formale und transzendentale Logik se consuma el paso decisivo, mediante la reduccién de la evidencia predicativa a la prepredicativa, equi- parada esta ultima con la experiencia (Cfr. pardgr. 86, pags. 86, pags. 186 y ss.). En el pardgrafo 86 se dice explicitamente que “el juicio de experiencia es el juicio originario” (187). La vuelta al origen exige en légica una teorfa de la experiencia (pég. 188). LANDGREBE ha publicado luego elementos esenciales de esa légica de la experiencia en el volumen Erfahrung und Urteil. Mas pre- cisamente la plasticidad, la apertura del mundo experiencial a cualquier transformacién, su estar-en-movimiento, constituye un presupuesto de la posibilidad de la historicidad. Pero seria erré- neo creer que HUSSERL se quede en la exposicién del mundo vital o en la explicitacién de sus estructuras (las cuales no son propia- mente exhibidas de modo consecuente); HUSSERL entiende mds bien que hay que preguntar también aqui por las operaciones constitutivas que posibilitan precisamente ese mundo vital, pues s6lo entonces nos acercaremos a la anénima funcién del ego trans- cendental que en el trabajo sobre la Crisis se descubre al mismo tiempo como razén, como razén histérica.

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