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sabemos que es sintetizado por la oracin colecta (cf. n. 54) y que adems orienta la
escogencia de los diversos elementos que conforman una celebracin.
Todo esto nos hace entender que la homila puede tomar formas muy
variadas, aun tratndose de un mismo da. Es completamente lgico que para una
misma festividad la homila vare sentidamente de una parroquia a otra, de una
Misa a otra. No slo por el estilo discursivo del sacerdote o por las caractersticas
de una comunidad, sino tambin porque en un lugar se predic fijndose
particularmente en el Evangelio, mientras que en otro sitio se vio ms oportuno
subrayar lo que deca el Prefacio o la oracin despus de la comunin. Y
aunque es claro que en uno y otro caso el marco de referencia lo constituye la
festividad del da, los nfasis pueden ser muy diferentes.
A partir de esto que venimos reflexionando, podemos entender la riqueza
de las orientaciones que el Papa Francisco diera en la Exhortacin apostlica
Evangelii Gaudium. Pues el Santo Padre no slo nos record que la homila es en
primer lugar un espacio litrgico, que existe al ritmo de la sacramentalidad; sino
que adems dio una serie de tiles indicaciones, para que cada sacerdote o dicono
las asuma en su propio camino de predicacin.
Pero adems, esta reflexin acerca de la homila tal y como la entiende la
Iglesia, nos permite comprender que en cada predicador podemos encontrar un
aporte valioso para nuestra vida espiritual, pues la diferencia de nfasis que cada
sacerdote pueda subrayar en una celebracin es parte de ese tesoro inagotable de la
Revelacin, en donde cada uno puede saciar su sed sin agotar nunca la fuente de la
que bebe.