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1. Femando J. Devoto, Nacionalisnto, fascismo y tradicionalisamo ent la Argentina moderna, Una historia. Silvia Sigal, Intelectuales y poder en Argentina. La década del sesenta 3. Roy Hora, Los terratenientes de a pampa argentina. Una historia social y politica, 1860-1945. Juan C. Torre, El gigante invertebrado, Los sindicatos en el ‘gobierno. Argentina, 1973-1976. Titulos de préxima aparicién: Louise Doyon, Los obreros y Perén: los origenes del sindicalismo peronista, 1943-1935, Steven Levitsky, La cransformacién del justicialiomo. Del partide sindical al partido dliemtilista, 1983-1999, E INVERTEBRADO Los sindicatos en el gobierno, Argentina 1973-1976 : ror s Torre siato venmuxo SIGL0 vewriuna DE ARGENTINA EDITORES DE ESPANA EDITORES. © siglo veintiuno de argentina editores® siglo veintiuno de espana editores, sa, ISBN 987.1013.26.4 1. Sindicalismo 2. Gobierno cpp 322.2 ‘Todos los derechos reservados. Prohibida la reproduceién 0 parcial de cualquier otro tipo sift permiso expreso del editor. Primera edicién argentin de 2004 © SIGLO XXIDE AR Siglo XI Edi :NTINA EDITORES ® seroamericana, S.A. Diagramacién: Mari Susree Queda hecho el depésito que marca la ley 11.723 Impreso en Argentina / Printed in Argentina PROLOGO. - 1. Fuentes de poder de! sindicalismo argentino 1. Mercado de trabajo relativamente equilibrado 2. Cohesién politica de la clase obtera 2. Cambios en las fuentes de poder del sindicalismo argentino INTRODUCCION. LA TRAYECTORIA DEL LSINDICALISMO PERONISTA A PARTIR DE 1955... 1, Le reconstitucién del sindicaliemo peronista 2, Lacstrategia de presién politica del sindicalismo 3. Elsindicalismo en crisis . 1. LOS SINDICATOS ANTE EL GOBIERNO PERONISTA MAYO 1973 - SETIEMBRE 1973 1, Los lideres sindicales y Pern UL LA PRESIDENCTA DE PERON. OCTUBRE 1973,JULIO 1974 encuentro de Perén y sone 31 vit vit XI x w 2 36 a 49 49 so 3 36 8 a 79 8 Fa vt 89 su 9D 2 8) 106 6. La larga agonia us IV, CONCLUSION 1s Post-scripttm neuen BR BIBLIOGRAFIA CONSULTADA. 135 Libros BS Asticulos Diarios y revistas 95 APENDICE EL PROCESO POLITICO INTERNO DE LOS SINDICATOS EN ARGENTINA .. INTRODUCCION 1a partcipacion en las deccione sindcaes La oposicién en las elecciones sindicales ‘Las garantiaslegales de la democtacia sind La continuidad y el cambio de la cGpula sindical El digfiode las tacticas sindicales Un ejemplo de scleccién endogimice: La Asociacién Obrera Textil eno INDICE ONOMASTICO. eee eee S 125 del etomodel peronismo al poderen 1973. En momentos en que! pais se deslzaba vesiginosamente ala explosién de las tensiones politicas y eco- rnémicas acumuladas tris décadas de frustraci6my discordia; el movimiento obrero acadia ala cta desgarrado también €l por profundos conflicts y su pecfil tenga, mis bien, los rasgos de un gigante invertebrado. Eue texto sobre le pol de gobiemo del peronismo entre 1973 y 1976 fue escrito durante mi estadia como investigador visitante en el Insticure of Latin American Studies de a Universidad de Londres y el Latin American Centre dela Universidad de Oxford en 1978 y 1979. Q agradecimiento alas autoridades de di dad recibida , asf como porla atmésfe llevar a cabo este trabajo. Ademas, agradezco a Elizabeth Jelin que, con su investigacién sobre los conflictos laborales entre 1973 y 1976, abrié el camino pata el estudio de este periodo dela rales documentales y estadisticos que generosamente puso a mi disposi cién mientras me encontraba residiendo en el exterior y las conversacio. nes sostenidas fueron muy valiosos recursos al cel texto se reimprime de acuerdo a la ve ta literatura produc para Maria Luisa sdcacién y cudado en la edicion del presente rexxo AND iciones por la hospital a de los sindicatos durante la experiencia | 0 dejar constancia de mi ; lectual en cuyo marco pude | ria sindical. Losmate | INTRODUCCION. LA PERONISTA A PARTI \YECTORIA DEL SINDICALISMO. 1955 Los diez afios del régimen peronista Hegaron a su fin en setiembre de 1955 por obra de un golpe militaf que proyocé el desplazamiento y el posterior exilio de Pern. Si hubo un proyecto ideal que unificé la con- valsionada historia del pais a partir de entonces éste fue el de dismiouir 1a gravitaci6n alcandada por los trabajadores organizados @ los efectos dea) revertit la distribucion del ingreso para reconstruir los beneficios de las empresas y alentet nuevss inversiones: b) acrecentar la libre disponi- bilidad dela fuerza de trabajo para poneca al servicio dela racionalizac de Ja estructura productiva y ¢) crear un orden pol diente de sostén activo de lo faciles de concebir que de lio de tos su desde de los tales y extranjeros; fin cstimulaba las ambiciones herencia del régimen militar. primis as barretas pro ceionistas era vista 's Propietarios curales, el amplio estrato Os y pequerios, y los grandes capitales nacio. ‘ocupé el lugar ausente de ur {La trayectoria del movimiento sindical habria ce ser solidavia con la de las fuerzas sociales y polticas a las que se confrontaia, Serianents ¢isminuido en un comienzo, el sindealismo peronistaficerpletadens forma paulatina las disidencias de sus adversariosy logs neursalng fee efectos de la fuerte polatizacién politica que siguis al denocamients de Pern, Con el tiempo legs aser un componente mas del sistema pelts Pespopulista, Pero el lugar que de ese mado alcen2s hizo que sobre el seaeegn iBualmente las consccuencias dela progresva pécdida de ley i, desde una primera : sindicalesy las bases obreras convergieton ala resistencia ala ofensiva anti-laboral de los aos 19561959, fare 6a otra, en particular a partir de 1969, que estuvo marcada por la pro- liferacin de tebetionesintrasindicales. La culminacion deestarayecte Tia, con e! ctotno del pesonismo al poder en 1973, cert6 todo un delay to argo del cual el sindicalismo fue definiendo su perfil propio ex tx relaciones con Peron, sus 6 ropias bases, yla constelacién de fuerzas s ciales y politicas del pais. 7 1. La reconstitucién del sindicalismo peronista La reconsitucin de sindicalismo peronista comenzé en 1957, cuando {a administracion militar convocé a elecciones en ls premioe mene dos en 1955. Previamente al lamado electoral, undecretoofidalinhebiing pata el desempeto de carmos sindicales ales militantes» hubiesen ocupado esas posiciones bajo el derzocado regan Laopuesta reaccidn freate dlestallide de un premonitori igentes que en peronista convocatoria electoral fue laocasion para }o conflicto entre Perén y una nueva gene- Deseyendo esas direc 's de 1955 y otros mais das en 1956 se presen numero importante de tis, os cuadsos cle segunda linea fo: nivevos surgidos de las primeras huelgis orga taron a las elecciones y ganaron el contol de u sindicatos industriales. Una ver electos les fue facil hacerse perdonar esa indisciplina inicial: Perén necesitaba demasiado de esas estructuras sindicales para mante- net vivo a su movimiento proscripto: Por su parte, los nuevos lideres obreres no podian ignorar que su flamante poder debia mucho a la co- ‘miin identificacién con el caudillo exiliado que los unia a sus bases. El cstracismo politico en el que se encontraban los sectores del trabajo, la sibita debilidad de un sindicalismo otrora poderoso tendieron a refor zarentonces el primado dellos vinculos de pertenencia p Eneste marco, los nuevos lideres sindicales se presentaroma las elecc! vantando por toda plataforma su condicidn de militantes peronistas. De ‘ste experiencia emetgi6 un sindicalismo, por un lado, respetuoso de sa debida lealtad al jefe politico y, por 2 Hay que subrayar, no obstante, que la campafia por la mayor prodivc- tividad apuntaba fundamentalmente al ambito del trabajo y no estaba ssociada a una politica contea el sindicalismo como tal, En verdad, 1a nnegociacién dé los nuevos contratos se bas6 en un intercambio. La acep- tacién de las medidas deflexibilizaci6n y de control sobre las comisiones internas se tradujo en ciertos beneficios pars los ditigentes obreros na- cionales. En primer lugar, beneficios simbélicos, como el reconocimien- twooficial que les era dispensado por las autoridades, luego de estar en la perifera de la legalidad en ios efios previos. En segundo lugar, estuvie- ton los beneficios més concretos extraidos de la renovacién de las eu. sulas sociales de los convenios de trabsjo como a las retribuciones por maternidad, fos swplemente: por hijo, is licencias por matrisno Jos cineuenta y allo se agregaro: venio con destino El colapso perspectiva de los d ANA porque entre cosechar alu rigida postura del pasado régimen ii de cooptacién que asexucabs ventajas especiales a los sindicalistas dis- puestos a colaborar y la mayor de las intransigencias « quienes se nega- tan a ello, Con matices diferentes pero bajo la misma inspiracién, esa politica habia de estar presente en los futuros gobieinos, todos ellos * del sindicalisino vandorisa ional. Incluso era perceptible el entusias fe un grupo militar que compartia con ellos el Yaparecia mas sensible a ina moderna de lo que lo hacia la leberia surgir de estas coinci- var al sindicalismo del acceso a los mecanismos ‘que habia logrado. Confiados en esta hipétess, en ue los acercaba a los hombres de armas, los dt que entreveian el ascenso de mayor de los resentimientos | los problemas de la Argentis elas decisiones piiblicas Jaafortunada coyantata ates golpistas decidieson anular. es politicas que tantos obstéculos ponia a las bases mismas de la égimen autoritario del su realizacién, Con ello anula: estrategia de presidn politica del sindialismo. El Presidente Onganfa congelé subitamente el podes os sociales y abri6 la puerta para que el predomi 2ado desde 1959 por los sectores més negocios se proyectara sobre la arena pol mico, el doctor Krieger Vasena, rencia de ingresos desde los a ‘nos, en particular a las grandes Jos salaros y la captacién por el Estado de sezundo lugar, reorgania6 el pa- inio econémico alcan- neentrados del mundo de los promovi6, en primer los empresarios urba. iediante el control estatal de teccién —sobredimen tn Dong La Dem ‘it de Marsas, Paidés, Buenos : . -acién de esta agresiva pol mica pretendlia que, teas una primera et ‘emerger una estructura productiva asentada sob a las y en condiciones de extender sus benelcios a sectores ms vas- tos de la poblacién. El plan significaba, pues, un verdadero desal «que su suerte pasaba a depender de la fortaleza del gobierno para con- trolar el rechazo de los sectores afectados, mientras maduraban los pro. metidos frutos de la modernizacién.!? Pasados los primeros mome: como victimas a los grupos mas nos protegidas de la clase tabajadora, los pron: Parecieron cumplirse. Los salatios comen: icos optimistas del plan n/a aumentar progresiv ra productiva que ve 1a en el programa de racionalizacién econémica debio enc tuna formula de compromiso'con el alto grado de tntellracién alcanzado porla sociedad argentina, No existian en e pais fronteras virgenes sobre lis cuales montar un desarrollo excesivamente concentrado: las deman. das insatisfechas de los sectores de altos ingcesos tendieron a agotarse ‘muy pronto y las empresas modemnas no pudiecon crecer solamente a ‘expensas de sus competidores desalojados, por lo que debieron comen- Zar poco a poco a ampliar sus mercados en direccién a los estratos me. dios y bajos de la poblacién,” Silas peculiatidades del orden socioeconémico del pafs bloqueaban las versiones més extremas de un modelo dua los ingresos en general tendieron a crecer, k capriflos por el polo modero de la economia y ‘no cesaba de ampliarse. El malestar que comenzé a cundir en los tos grupos sociales a medida que la economia se reanimaba te Argentina. 8 Eoémieo, 6, enerosmira9, (976, -— ny 20 consecuencias funestas para el programa econdmico oficial. En efecco cuando emergieson los primeros movimientos de protcstalos indicadores revelaban un aumento del producto bruto, la recuperacién del salario real, la disminucién de la desocupacién y de la tasa de inflacién. Pero siguiendo una légica social previble, ello no detuvo, sino que, por el con: trario, dio nuevos impetus al descontento que habria de estallar con cre ciente violencia a mediados de 1969. Laracionalizaci6n de la estructura productiva impulsada por Krieger Vasena habia acarreado severos costos para los sectores que no lograron ajustarse a los patrones ile eficiencia reclamados desde el gobiemo: a equefia y mediana empresa y algunas economias regionales. Al rechaz0 de los primeros perjudicados fue agregéndose La protesta, més general por su alcance, de todes los otros, desde los propietatios rurales a los trabsjadores que, antes que experimentar pérdidas en términos absolu tos, vieron retroceder sus posiciones reativas en los imgresos frente al avasallador avance de los grandes capitales industrales financieros, El grado considerable de articulacién de la sociedad argentina transformé esaacumulacién de tensiones en ambitos tan diversos dela vida econé- ‘mica en un formidable y explosivo movimiento que fue sacudiendo los cimientos del régimen autori El autoritarismo del presidente Ongania provey6 el elemento ‘coagulante a esta vasta y heterogénea protesta. El golpe militar de 1966 ‘habia dltusitrado Ia actividad de los partidos, suspendido las negociacio. lect nado todo vestigio de federalismo a favor de una ia del gobierno. El congelamiento del sistema politico sirvié a Ongania para poner al Estado al abrigo del juego de presiones cruzadas que tanto habia paralizado alos poderes ptiblicos en el pasado Pero con ello abrié una peligrosa brecha sociedad civil y un poder que se tornab: y solitario. Mientras duss recuperadia soberanie lan. Pero cuando estallé el descon: tea cara de dicha soberania esiatal: Invaducion a ta, que hizo su celos 1rd en Cérdoba’en mayo cle 1969. A partic de 1969.esta movilizacién avanzarfa sobre la Joraleza autoritaria erigida por el presidente Ongania y lo hirfa con el vigor desestabilizador que /abia alimentado la persistente inestabilidad politica en los aos recien- tes, Ahora sus efectos habsfan de ser muchos mas hondos porque des- pués del deterioro experimentado por las asociaciones representativas, clmalestar tendi6 a expresarse en forma inorgénicu, a través de motines y buelgas ilegales, hasta culminar con la aparicién de la guerrilla La consecuencia inmediata del estado de rebelién social que vivi6 el pais después del cordobazo fue la renuncia de Krieger Vasena y Ia frac- idad militar. La situacién de desobediencia generalizada tencién de los militares los probleraas de la seguridad interna, Luego de defenesteaz a Ongania, comenzaron a des: andar, en forma progresive, el camino emprendide en 1966, buseando tuna salida politica que hiciera posible encapsular institucionalmente la rotesia y devolverlos otra vez alos cuarteles. Dentro del cuadro general del movilizacién antigubernamental que empuj6 alos militares a di- sociasse del proyeéto auspiciado por el mundo de los grandes negocios, {2 protesta obrera desempeiié un papel signi : ticas, por las consecuencias que tendrfan sobre fa furuca dindmica sindi- cal, as luchas obteras posteriores a 1969 constituyeron uno de ls fend ‘menos més novedosos que dejé por herencia el gobierno de la llamada “Revolucién Argentina”. En sus origenes se combinaron varios factores, alguns ligados ¢a ceyuntura politica de 1966 otros derivados de trans, formaciones mis profundas en el movimi . ante en los medios sindicaies se fue el gobierno comensé.a desplegar las liness conémico. En una sccién rapide, queno dejo ser Vasena fie dancio cumplimien- 8¢ modificeron los cegimenes de seria también la (6 ante las amenazas Pocos dias ma tarde recibié el golpe de gr: dlos afios las convenciones colecti, facultad de fijar las retsibuciones salariales du Elcolapso de la politica consistenteen golpear primero para nego- ciar después, frente a un gobierno capaz de absorber los golpes y de ningtin modo dispuesto a a negociacidn, desencadené una prave crisis de liderazgo en lo . Fenunciaba a la vez a convalidar la gestiGn oficial ya movil zara los trabajadores ensu conta, el sindcalsmo entré en un letango polit- co—quebrado apenas por la protesta aislada y pronto edntiolada de los _gremios més ditectamente perjudicados pore programa de racionalizacién, Laprimera ruptura dela impasse, todavia en el nivel de las direcciones sind, ccales, ocurrié en ocasién del congreso de la central obrera de 1968, durante elcual se fraccion6 un movimiento de oposicidn sindical que seria conocido como la “CGT de los Argentinos”, animado, en particular, porlideres de las industrias en crisis. La reaccién més vasta y duradera se produjo mas tarde, ‘partir del Cordobazo y fue propulsada por la sere de conllictas de empre. sa yderebeliones antiburocriticas. encia més notoria de este tipo de acci6n obrera fuella prota- icatos SITRAC y SITRAM entre 1970 y 1971. Bajo para proba —mis allé de su contradictorio desa. srollo y su derrota final— que la resistencia era posible, una ola de con. Mlictos laborales se desencadend en los nticleos industrials del interior, para extenderse més tarde a Buenos Aires nnales, las manifest: islado esta atmésfera, que se prolongaria hasta las elecciones de 1973, repunts la tasa de inflacin, lo que puso de mani fiesto la decisién de los grupos las posiciones per didas. La generalizs wudacidn de I nujas por a —alas que se agregaba una gue- svilla que crecia -n proporcidn a la tolerancia que encon en la clase politica sievieron de marco al fin de la experiencin ida en junio de 1966. Este seria el contexto peso de Nb 1. LOS SINDICATOS ANTE EL GOBIERNO PERONISTA. MAYO 1973 - SETIEMBRE 1973 1, Los lideres sindicales y Peron Perén regresé a la Argentina después de 18 afios de exilio y derroté la tentative de undécima hora ensayada por el general Lanusse con vistas a una salida negociada para el régimen militar instaurado en 1966. Los rilitares abandonaron el gobierno lev del viejo caudillo populista entregado a latiténica tarea que ellos no ha- bian podido realizat: construir un orden politico capaz de poner bajo control las expectativas y las pasiones desatadas por casi dos décadas de frustracion y discordia. Este fue, en efecto, el plan de Perén, cuando propuso# los sectores del frente electoral triunfante organizar el Futuro gobierno sobre la base, por un lado, del acuerdo politico entre los dos ‘randes partidos representados en el parlamento —peronistes y radi les—y, por 0 ten large por ‘0? Un movimiento quese habia desarrollado ‘mos afios como fuerea de contestacién y que escasamence se prometido con la suerte de un sistema institucional en el que pacién estuvo casi siempre retaccada. ¢Cémo irpone: dad de las coincidencias politicas # quienes las reiterad: formado en la conciencia aguda de les diferehicias? (6 er los de que era preciso compatibilizar lus demandas se alud de la economia a quienes habie v2 de aquellos cuya violen Digamos que, detcas de su proclam, movimiento congregado alredédor de s sida mas Feliz entre s acersarios politicos que entre sus propios seu doves, Los primeros van en el mentaje de Petén uns prone ns feneia Bara una comunidad convulsionada-por la tadicalieacion “oni de los Sonllictos, mintras que los segundos preferiancrces que, car ot triunfo electoral ci6n hist6rica. El plan de reconstruc un primer obstéculo: el cin propuesta por Perén y Jo devolvia al gobierno, estado del sistema politico. La decisién de r20— habia llegado la hora dela ego electoral en 1972 se propuso conjurar la a fmerBencia en la sociedad civil de fuerza y conflictos cue che largamente los marcos tradicionales del sistema No menos graves eran ls limitaciones dui dicho plan afrontaba dado Jos militares, al abrir ef naza der legaban a fa cita con » con su representatividad en cuestién. Los partidos politicos y la asociaciones profesionales no habian sobrevivido jndemnes ala agresién —hecha de prohibicionesy castiyer- eet orden rmargen de ells y per inreductible ala negociacién y al compromise? Sise suman a estos dos obstaculos i © posible comprender, retrospectivamente general Lanusse racionalizé su dertota: dejar bietno par: tara. sobre las 1uinas de su ascendiente politico, #6, Como tantos ott0s antes, tambi inevitables tensiones encerva- n electoral triunfance, la magnitud lo tenia pordelante parece tan vasta que prepa Lun nuevo retomo de los Al asumir Héctor J. Campora la presidencia ef 25 de los lidetes estaban lejos de participar del ent {a vuelta del peronismo al gobierno. Razones para estar insatislechos no lesfaltaban. En el desarrollo dela operacion politica que culminé con el fo electoral del 11 de marzo su participacién habia sido marginal Fn lugar de montar el que serfa su retorno al poder sobre el movimiento obrero organizado, Perén habfa preferide hacerlo sobre los viejos cua. dros politicos y los nuevos contingentes juveniles del peronismo. Por otro lado, el peronismo en el gobierno despertaba sentimientos contradictotios entre los jefes sindicales, verdad, la exaltaci6n desus ealtades pi bio importante en las condicion inigentes que se haban formado @ lo argo de los ti ct hecho de encontrarse ahora con un gobier ponia la entrada en u inciecto; enire aqutllos que estab. de secordat las vicisitudes del sindicelismo di meta gesti6n peronista entre 1946 y 1955, los af inciertos, estaban cargados de malos presagios.™ Pocos dizs del triunfo electoral Santiago Senén Gonzélez describia agnd el estado de dnimo de los lideres obreros s¢ sienten solos encuentran que ya no son como antes “tinicos” y “exclusives”. Y para Peor, estén frente a la posibilidad de cuatro anos de gobierno peronista” Razones para sentirse de nuevo “tnicos y exclusives”, las tendrian bien pronto, cuandé Perén, una vez asegurado el poder, iniciara su sup. tura con Ta juventud radicalizada recién legada al peronismo. Desmi tiendo las afinidades que sus principales beneficiarios creyeron rec ceren ella, las preferencias que habian comandado la estrategia del vie jo caudillo en su camino hacia el poder revelarfan su naturaleza mines ayo de 1973 10 popular que roded ne River Plate, Buenos Ai se bs ‘que comportaba un alza de! 100% sobre el monto vigente. "El recuerdo dela Primera medida comada por A, Frondizi luego de ser elepido en 1958 con el voto peronista —un aumento general de salarios del 60% —, estaba induda- bblemente presente en estas previsiones optimistas La decision tomads en materia salarial fue muy distinta, y tanto Ri cardo Otero como los jefes sindicales debieron répidamente reubicarse ante la nueva coyuntura cuando Peréa les impuso, en nombre de a leal. tad peronista, la firma del que pasaria a llamatse desde ‘entonces él “Pac- t0Social”.Elaborado por el ministro de Economia, José Gelbard, repre. sentante en el gobiémo electo de los sectores dela burguesia media na. ional, l Pacto Social consisia bisicamente en una politica de ingresos concertada entre los sindicatos, los empresatios y el Estado. Las linens mediados de 1973. Revoluci6n Argentina habfan estado caracte- ‘izados por un relajamiento de os contralesestaales sobre la marcha de le suetsor Roberto Marcelo Levingston, la empresa militar iniciada en 1966 ‘emprendié bajo el comando desu dlkimo jefe, el general Lanusse, el camino desu disolucién. La gestién econémica qued6 asf subordinada a esta inl. ‘del ministerio de Economia ysu desdoblamiento en carers indepencientes fue el acto revlador que puso de manifesto la renuncia explicta por parte del gobierno militat a vods res, ponsabilidad en el area econémica: su atencién estaba concenirada en el diseiio de una salida dectoral negociada. % del prod 1972, con una tasa Proyectada del 6% {0 de la economia, por su pare, fue disminuyendo de 8.5% 1500 4 3.A% en 1970 y 4.8% en 1971 para llegar a3,2% en 1972 Eoxgestas somb sas perspeciva al vis, alas que habtia que ape Xgrlos brevisiblesreclamos obreros ~ls salavios reales habla egies do uno de lo : ion econémica se hizo cargo del gobierno: Contaba a su f a Stuaci6n externa favorable, debido al extraotdinario incremented ng que pricticamente se duplicaron entie 1971 y Ho experimentado potlos precios de os pro. "30%. Con todo, el significado de la situacign ae ctt uniocamente positivo, Mas bien, podria estimarse gue taptolosaltos precios dels exportacionesapropecuarias, gue repre, {aban casi el 30% del consumo obrero, como losmayore: prec vi hg bienes importados, babrian de presionarinternamente y concoci, acelerar atin més el nivel general de precios. 2 de ingresos adoptads porel ministro Gelbard en la emer. ropuso entonces el dob] ivo de contener las expect: vas inflaciona: iS y coldtar bajo c distribucién del in colectivas por dos af rigido sistema de fiscal ‘conocido son las p ica de precios y salario S cotporativas. Concebidas para el des dora, las politicas de ingresos apuntan vimicas claves, como las indicadks, pero decisiones cruciales que hacen al gobierno dle [a las decisiones de inversi6n. De tal forma que la logto de beneficios en el futuro —reduccion 1¢ los que su control es incorporado alas f6rmu- 'e un partido aliado en el a los rumbos de las polit. de la inflacién, creacién de empleos— sob, limitado. De alli que los sindicatos se hayan fas de concertacién cuando la presencia d gobierno les oftecia garantias con relacién cas econdmicas. Para una CGT que habia reclamado insistemtemente dura biermos militares la nte los go- ia de laley 14.250 de negociaciones colectives central obrera que, de este modo, cedia en una euestign sig su plataforma, era la misma que se habia negado finalen -mpre capital Nada cra mis contradictorio con un sindicalismo esencialmente reivindicaivo que los Reuerdos derivados de la politica concerads fe Precies y salarios propuesta por el nuevo gobierno perenista, En conse, cuencia, seria un error interpretar la rma del acta de compromiso {mparito por parte dela CGT como a manifestacion de una repentina confianzasindical en las bondades de laplanificaidn de los nen Ee verdad que en el pasado los ditigentes sindie estrictos que pouia esperarse en el por parte de quienes ha sién en el mesc: ron amenazadas 5 8 teivindicativos. Pero en todo puestas ala fuerza por la necesidad de defe: ses cread el control de las organizaciones gtemiales frente a una situacién pol desfavorable, y no implicaron una revisién de sus puntos de vista posit vos sobre las ventajas de la negociacisn colectiva Cuando el entonces secretario general de la CGT, José Rucci, debié irala television en 1973 pars explicarel paso dado porla central obrera, se pudo adivinar —al verlo enredado en un trabajose razonamiento so- bre las relaciones entre los salatios y el costo de vida— que estaba reci- tando una leccién muy tapidamente aprendida. A pesar de sus esfuer- 205, escaso sentido tenia esa leccién, tanto para él mismo como pata los que la recibfan, viniendo de quien se habia formado en un sindical ue habia conducido sus luchas salariales sin dejarse amedrentar por los. peligros de la ilusiGn monetaria. Este stibito descubrimiento de los tos mas permanentes.de los salatios reales por sobreos beneficios mas -efimeros de los salarios nominales que José Rucci procuraba afanosa- ‘mente comunicar a su audiencia obrera estaba lejos de ser el resultado de un reexamen de la experiencia pasada del sindicalismo peronista, En realidad, la firma del Pacto Social habfa sido todo menos una eleccién libre de los jefes sindicales. Para la ciipula sindical, el esquema institucional mas adecuado hu: biera sido, por el contratio, el mantenimiento de las negociaciones co- lectivas yla puesta en marcha de una politica pro-sindical por el Ministe tio de Trabajo De ese modo, hubiera contado con mejores condiciones para recuperar el prestigio perdido durante las forzadas tregues, teivindicativas impuestas por los gobiernos militares. Sien lugat de bre- gat por este esquema los lideres sindicales terminaron firmando el Pacto Social fue porque Perén habia jugado plenamente su autoridad politica en favor de la politica concertadsa y los presioné, en consecuencia, a su. ‘marse a ella. La situacién de debilidad politica en que se encontraba la cipula sindical hacia 1973 obstaculizaba cualquier tipo de resistencia y éta debié, por lo tanto, correr con los costos politicos de su obligada Solidaridad con un gobicrna respaldado por el jefe de su movimiento, No obstante, al hacerlo, los dirigentes sindicales lograron nuevamen a los dominios de la ortodoxia peronista, dle los que tantas alejado. Vistala desv pos dentro. daba ahora la oportunidad de reconguistar los \3t © opciones im ro, esta dle wes del veteran caul- he 6 ilo y,de este modo, de mejorar sus posiciones en el interior laci6n de sectores congregada por esta segunda expe gobierno. La firma del pacto so por consiguiente, ta inversi6n tactica de la CGT, cuyos frut ‘arian a obtener progresivamente, sobre todo a p: {que Perén rompiera con Cimpora y los sectores juveniles para tomar en ema de intercambios politicos que se or 2, aquellos olrecerfan ‘ganizaria entre le moderacin reivi 3. La generalizacién de los conflictos laborales Por el momento, el paso dado porla central obrera slo sirvi6 para ahi dar la brecha que se-habia ido abriendo entre los jefes sindicales y ‘movilizacién popular en la Gltima fase de los gobiernos militares. La ex tencie de un gobiemno consagrado por el voto delos trabajadores a partic demayo de 1973 habia tenido por consecuencialacreacién de un muevo espacio politico para transformar el descontento en protesta. ~~" Esta generalizacion de los conflictos laborales no habia sido, en gor, obra de la intervencién coordinada de agentes politicos, Consist mas bien, en un'prdteso sustancialmente espontineo que tradujo el i pacto de Ia nueva atmésfera -a sobre los comportamientos obre- ros. Hasta la movilizacién electoral que precedié alos comicios del 11 ‘marzo, una de las cuestiones recurrentes de los analistas laborales habi sido precisamente el contraste entze el panorama laboral relativamente | calmo de as empresas localizadas en Buenos Aites ya sucesin de con- fictos y eebetiones at dos prin cipales areas industriales d Cérdoba y la que estaba formada por el complejo industrial levan las orillas del Parana, entre Rosario y Buenos Aires, Que este co accién del ministro de Economia d tecimientos del *Cordobazo”, cuan condiciones ‘oligopélicas y de tecnologia moderna para un mercado crecientemente expansivo, estos niicleos industriales del interior conta- ban con los luctos extraordinarios para asegurarse, mediante mejores zeti- bbuciones, la captacin y la formaci6n de una mano de obra competente Las oportunidades salariales de los trabsjadores ocupados en estas, empresas no eran, sin embargo, exclusivas. Las nuevas inversions ex- ttanjeras atraidas por los estimulos impositivos y crediticios oftecidos durante ¢l gobierno de Frondizi también se habian radicado en la pesife sia urbana de Buenos Aires, y habfan creado igualmente alli veredos de trabajo relativamente privilegiados, similares alos de las dteas anteriormen- temencionadas. Por otra parte, basta recordar, por ejemplo, al sindicato de clectrcistas de la Capital Federal, conocido por su poder de negociacién en Jas empresas de energia, para destnenir la ifiemacin del ministro Adalbert Krieger Vasena que atribufa a los trabajadores de Cérdoba los mejores sala- vios del pais. Mas impresionista que verdadera, la opinién de Krieger Vasena ‘uvo la virtud, no obstanite, de descartar toda posible asociacién entre el alto grido de conflictvidad manifestado por os trabsiadores de dichas-éceas industriales y la protesta de sectores marginale en criss. Cémo interprétar, entonces, 1a comparativamente mayor propen- sién al conflicto labocal yal cuestionamiento de its direcciones sindica- les obsérvada en los nticleos obreras del interior en la coyuntura polit- ‘co-social anterior a 1973? Esta crénica no es el lugar apropiado para extenderse en detalle sobre esta cuestidn sociolégica y politica relevante. No obstante, quisiéremos hacer algunos comentarios breves y de carscrer general sobre ela Dos son los factores {ue creemos iisportante mencionar para dat iSmeno de resistencia obrera en el interior: las caracte- sn0s que, Gifercacia de io que de nueve mitiones de hahirantes— en i-je ushano esté modelado por ia presencia y los sitmos de la jornade de tra ereen ‘mis transparentes en la expe formas de segregaci ells ots situaciones en las que} lugar de trabajo y el lugat de + ales aineadas en las mérgenes | ea és, Zérate, Campana, son rte de company towns, nas quela visbilidad de las tlaciones deatnort ‘esidenca como ocurre en las reas industri lel vio Parana. Villa Constitucién, San Nicol dady las diferencias sociales que experiencia diatia dela Fabrica respectoa la trama ‘ponen los trabajadores aa gerencia enla ¢s acentuada por su relative aislamiento ef ial mas compleja de la ge cue mo el mente hemos descrito, marcado ociales y el espesor de los vinew. fa solidaridad interna de la mente propicio para la ré- mbio, en Buenos Aires, la ble a la que encontramos en "sar de er una zona altamen- | Ja vasta perifetia que rodea la. izacion mas antigua, que ha ido poco iendo con la extensa y heterogénea pida articulacién del descontento. En cat Fabrica no tiene una centralidad comparal los micleos industriales del interior. A pe te industrializada, especialmente en le ciudad, se trata de una industri 4 poco integréndose y confundi estructura urbana. Ciudad puerto, ciudad comercial, ci os to, cial, ciudad industrial, Buenos Aires fetes ist icament os ucesivos momentos del desarrollo es pa le ellos ha ido ndose con los otros, formando una |. cuya pendiente la suaviaa la u presen Pequeiia burguesi, dispersa en todos los intéstiies d ne uid centro de un escenario social tan fuertement camera, or unlado, los contatessocines por oo, ge ene de actividades e intereses que son.en gran mn diertes de ci, la fbrica no tiene equi la misna copeceied eee ua y numerosa tejido urbano, e diferenciado, 1s. Mientras que en Cérdoba o Villa Constitucién, la protesta obser: alcanza muy ripidamente un cardcter comunitario, con los barrios, las escvelas, tes locales convergiendo alrededor de la mo. zacién que parte de la fabrica; en Buenos Aires, aquélla no tiene un po: der de itradiacién social semejante y queda confinada generalmente al abendono del trabajo por los trabajadores en conflicto, En segundo lugar, las distancias que separan el lugar de trabajo del lugar de residencia, la dispersi6n de los trabsjadores en el heteropéneo cinturén industrial, constituyen factores que normalmente traban la: lades de comunica para los tcalsajadores— a inbibig la expresi6n abierta de protest Las caractegsticas del clima laboral recién apuntadas no son nunca eficaces en si mismas. Solo pueden ser pensadas como favorables o des- {avorables en situacionesen las que los trabajadores se movilizan colecti vamente por sus demandas. La interaccién entre la disposicién a !a ac ciény ls circunstancias externas que se opera en estas situaciones es la que da sentido concreto a las posibilidades y limitaciones emergentes del dima laboral. A este tespecto, cabe recordar que algunas de las pri meras medidas de fuerza contra la politica oficial se produjeron en 1967 en Buenos Aires. Que todas ellashayan terminadoen un rotundo fracaso, como ocurtié, por ejemplo, con la slitaria huelga de los portuarios, puso en evi- dencia fos problemas ya indicados para articular descontento en un con: texto semejante dejé una leccién de derrota dela que los obreros portcios tardaton en recuperarse. Para reemplazar Ia solidaridad y le cohesién que por separado, los diversos sectores obreros no estaban en condiciones de susctar,hubiea sido preciso quelos grandes sindicatos lanzaran, desde ae ba, una accién coordinada de resistencia. Después de ser reprimidos lego dela huelga general de 1967, los lideres sindicales se abstuvieron de aries: gar sus posiciones burocriticas En los niicleos ir striales del inte diferente, después qu credibilidad represive los que los movirnientos de reversiblemente, la ales con N 34 ‘sos necesarios para lanza la protesta probaron ser decisivos para la cor nuidad de las movilizaciones. Esta referencia a los sindicatos introduce el oto factorrelevante para ‘entender la mayor o menor propensién al conflicto existente en Buenos Aires y el interior En efecto, la articulacién del descontento en Cérdoba | yl Litoral no s6lo fue favorecida por la centtalidad de la fabrica sino también por el menor grado de control ejercido por los aparatos sindice- les. Las diferencias existentes a este respecto, entre una situacién y ot tenian que ver, en primer lugar, con los cambios ocurridosen leestructu. rasindical argentina dur Con excepei6n de casos aislados de sindicatos de empresa, sobrecuya: impoctancia volveremos més adelante, la mayoria de los sindicatos in- dustrialesestn organizados por ramay comprenden, en consecuencia, a los trabajadores ocupados en las discintas empresas que realizan activi- dades similares o afines. Dentzo de los sindicatos por industria, lo que bay que distinguir alos efectos de estimarel grado decontrol de los aparatos sindicales es el tipo de organizacion intema, Aquitenemos des modelos pre- ddominantes: la federacién sindical y a unién sindical. La distincién crucial | entre uno y otro radica en la existenciao no, en el plano local o regional, de luna representaci6n sindical seconocida a nivel local o regionalmente. Esto ‘ocusre efectivamenteen el caso de las federaciones. La unién sindical, por el Contrario, slo estéreconocida en un plano nacional: en la instancia local 0 regional sti presefite a través de las seccionales que, en su gobierno interno -yalos ines de la negociacién colectva, son orgénicamente dependientes de Jaentidad central, Es cil deducie que por comparacién con dl anterior este smoddo de funcionamiento es mis centralizado y, por lo tanto, asegurs las 31,2 Iulo-agosto 75° 35 36 Sel.iembre 79 - enero 76 17,0 7% | Bebrero-marzo conflictos en julio de 1975 se estabilizan desde el dia 10, ya que hasta ese dia el pais o por las movilizaciones obseras. Los conflictos en marzo de 1976 se contabilizan hasta el dia 24 en que ‘curt el golpe miltas nos conflictos especificos y no las movilizaciones esponténeds que abarcaron bartios 0 areas 5 cinda seogrdlicas esuivo paral y mensuuales,y el Boletin mensual de Informacin Laborul el DIL. Documentacion e Informacion Laboral, Bueisos Aires), Gfr articulo de E. Jelin yu citado, Vene: Hlaboracién hecha por E felix em bese a la informacion de diarios,revisias sensu CUADRO 2 # 3 5 sept. 15+ febr- julio- 75** agos. 75° enero 76 man** abril- jun. Periodo julio- nov. 74: 74 oct 74 mar. 75 junio marzo- feb. 74 oct. 73- junio- sept 73 Cansas % % % 31 % % % % % 29 ewociaciones paritarias Repuio a violencia 2 15 B adin. Empresa Oposicisn a 18 2826 7 16 16 20 2B Asunto sindical 14 2 4B 4 24 2 Asunto legal o contractual 2 32 Deus y retrasos en pagos 9 3h "1 7 ‘Temor u despidos 0 cierte de firma 9 2 16 20 19 7 Condiciones de trabajo Reincorporacién de cesantes 0 suspendliios R 1» 39 "7 © 9 26 36 25 24017 32 76 2 30 Demands salariales = }3Rtotal en cada periods supera el 100% debido « los contlictos con eausas miiltiples. %* Ver nota’, Cnadro 1 ey ios organismos pal nes de fuerza persegufan la reincorporacion de trabajaciores que sido despedidos por mativos politicos o ge cos. Finalmente, se dieron frecuentes casos en los que la cuestin de la reincorporaci6n surgia dentro del desarrollo del conflicto: una accién obrera originada en cualquier otro motivo provocaba las represalias de la empre_ sa, viala suspension ol despido de los activistas obreros; en ese momen- to, su reincorporacién se agregaba como una demiahda mas a las reivindi- caciones iniciales del conflict. ‘Come habfa ocurrido en la fase previa a 1973, los conflictos lab se combinaban frecuentemente con enfrentamientos entre los trabaja ores ylos aparatos sindicales. De junio a setiembre, por lo menos veinte casos en los que los trabajadores se rebelaron contra los representantes licales de planta o de zona llegaron a atraer la atencidn piblica. La mn de los conflictos provenia en general deda ifttervencién directa ‘ddl Ministero de Trabajo. La presencia del dirigente metaliigico Ricar- do Otero al frente dela cartera laboral del nuevo gobierno permitia su poner que su actuacién habria de ser poco receptiva a la miovilizacién de Jas bases obreras. Sin embargo, durante estos primeros meses, el com portamiento de Otero fue mas ambiguo. Los trabajadores que acudian a su despacho o solicitaban su presencia en medio de los conflictos, en- contraron en el ministro de Trabajo a alguien dispuesto a escuchaclos y, a menudo, a respaldar sus demands frente a las direcciones sindicales Esta actitud de Otero reflejaba el grado de fluidee que caracterizaba esta primera ctapa de a gestién peronista, La lucha de téndencias dentro del nuevo gobierno atin no estaba resuelta y Perén todavia no habia volcado todo su prestigio politico en contra de los sectores radicalizados de la vanguardia de la movilizacién popular que habia culminado con la vie- totia dectoral del 11 de marzo. Mosteindose receptivo a las d delas bases obreras, Otero se plegaba alas expectativas suscitadas por el retomo del petonismo al poder alos efectos de canalizatlas, en lo posi ble, dentso de los aparatos tradicionales del movimiento, Su comp mmiento, —como el de otros miembros del gobieno— puso de manifies. to que fo que comandaba la administraci s cenfrentados intereses politicos sobre presidia Campora, 13% JULIO 1974 esta ofensiva delas | tolerancia ficial, que | na ser tel , cuyos elementos centrales habrian de ser snza de Perén con los hast Ja reconstitucién del: : dos jefes sindicaes, su ruptura con los sect icaliza finalmente, las tentativas por poner bajo control a las movilizaciones| 1, Elreencuentro de Perén y los jefes sindicales Laoperacién politica que licvéa la defencstracin del presidente Cmpora fe un signo de los tiempos por venit, El 12 de junio de 1973, a salir de una entrevista en la residencia privada adonde se alojaba el viejo caudi | lo, eldirigente metalirgico Victorio Calabr6, vicegobernador dele p10 vincia de Buenos Aires, declar6 a los periodistas gue, habiéndose | plido el anhelo de todos los peronistas de tenerlo a Pesén en la Arg. ‘a, no se justficaba comtinuar con la situacién politicamente art «reada por las maniobras electorales del pasado gobiemo mi presidencia debfa, por lo tanto, patar a manos de Per6n. La o lider brero —revestida de ia autorided que las circunstancas le otorga- bban—soné como una orden de Perén yasf fue intexpretada por Campora ‘quien, al otro dia, se presents ante su jele politico y resigné su carge. |» i6n durantelas cuales Pern icos de éste con un sincero tado, en consecuencia, la gravita- ados. los mecanismos constitucionales, pero su ope. Iteradaa par» que la presidencia interina fuera ocu- ciones, por la Cimara de ude la Camara de Senadoves, como legal: nente corvespo conspicuo del las. La rata habilidad con la que cl lider de los peronistas habia yyectoria piiblica— de una corte de sin ott0s antecedentes politicos que su dedi cacién para él mismo, se habia puesto de mat reingreso a la Argentina, Pero or centro a un enérgico caudil de 18 aos, era un hombre vicjo, dellargo aislamiento del exilio, Ds c e Con Ia intervencidn reseryad: de Rail Lastici como presidente interino, el proceso de la caida de | Cémpora trajo a primer plano a las dos fuerzas que habrian de flan... quear el Gltimo gobiemno del veterano lider populista. En la etapa | ue se iniciaba ahora, los dirigentes sindicales por un lado, y el cite. | lo intimo de Perén por otro comenzarian a ocupar en forma progresi- valas posiciones en la estructura de poder perdidas por los sectores juveniles radicalizados. \ Con esta reorgenizaci6n del elenco gobernante a campaiia electoral Tanzada con vistas a los nuevos comicios convocedos para setiembre, que | Mevaba a Perén y stu mujer como candidates, contrasté marcadamente conla movilizacién que habia precedido las elecciones del pasado 11 de marzo. Esta vez, la presencia y el respaldo de los sindicatos en les activi | dades proselitistas fue continua y prominente. En el viaea las provincias del norte que Isabel Perén hizo en su condicin de candidata aa vice. | presidencia fue acompafiada por una delegacisn sindical encabezada pot Lorenzo Miguel, secretario de los metalirgcos y jefe visible de! sindica lismo peronista. Igual despliegue sindical pudo observarse en las diver: sas visitas que la mujer de Pes6n realizé a las fébricas del cinturén indus- trial del Gran Buenos Aires. * Cuando los tun triunfo que les franqueaba un acceso més fuido a poder in y José Alonso ocurridas en los uiltimos tres sitos— prosegiuia Ia metédica empresa de climinacién de los jefes del sindicalismo post-1955 lanzada por los grupos guerrilleros. Sin embar- que € era'Petn y no la burocracia si {érreamente controlaba las organizaciones obreras En 1970 José Rucci habia Hegado a la secretaria general de la central obrera sin aspirar al cargo, que recibi6, en realidad, como resultado del compromiso concertado entre las apetencias rivales df los principales jefessindicales. A los efectos de para zente de segunda linea del sindicato metalirgico, cuya carcera habia trans- cuttido en una seccional del interior y en el desempefio de tareas buro- craticas menores bajo el comando directo del otrora todopoderoso Au. tusto Vandor. El nombramiento de Rucci se encon facilitado por el estado de postracis te los gobiernos militares. Some norada en las decisiones laborales ofi ra un escenario atractivo para las am! ‘ales, que pefirieron en esa coyuntura refugiarse en sus sindicatos antes que expo- ner su liderazgo al frente de una or de los voros car a estos dos hombies sates, habian igualmente padecido Jas soberbi ido se encontraron en Madrid, adonde Ruc ides del gobierno, acudi6 en busca de conse} el acontecimiento transformé las perspectivas pe ambos. El antiguo secretario de la seccional metalirgica de San Nicolis. | conodis finalmente al anciano caudillo y se convirtié desde entonces en “el soldado de Peron” en la CGT, como le gustaba llamarse. El jefe del peronismo, por su parte, consiguié, al cabo de 18 aftos de fr proceso normal de renovacién dels cundsos de la CGT, Peron voles ica ahora recuperada en favot de la reelece seguirla, el secretario de la central obrera se nn adelante su hombre dentro del movimiento sindical® dlectoral del 25 de mayo de 1973 Rucci jugé un papel clave dentro dela” estrategia montada por el ex-presidente en su reromo al poder. Jo respaldaré ni consenso suficiente para cnsayar reclamaria parmanentemente de sus pares el 3 de Perén, atin para aquellas que violentaban ostensiblemente el espiritu Lanusse, apacigua influencia de la izquierda juvenil el secterario de la CGT contribuyé a bre. Si quienes atentando contra él creyeron intligir con ello un golpe a las conservadoras jerarquias sindicales, erraron el blanco, porque Ri ‘escasamente las representaba. Si, en cambio, al dar muerte a quien * Un retrato de ba carers sindical se José Rucci se encuentra en Bort “Jos Rucci vive y mario como un desconocide pars los argentines”, en La 77 de setiembre 1973, DH 3 ido por Perén no lo logcaron porque el viejo caudillo prosiguié, sin marcha que lo alejaba de sus antiguos ali ju El reeticuentro piblico de los dirigentes sindicales con Perén se pro- dujo poco después de la muerte de Rucci, el 2 de octubre, cuando el presidente electo concurrié a la central obrera y ratificé ante su ansiosa platea que “el movimiento sindical era la columna vertebral del peronismo” * Con la bendicién finalmente obtenida y el eco reconfor: tante de las exhortaciones a combatir la infiltracién marxista con las Perén éorr6 el encuentro, los jefes sindicales se aprestaron a adonde subsistian motivos de con pe a poli tica de ingresos. 2. Perén reafirma el Pacto Social E] pacto social concertado el pasado 8 de junio habia suspen dos afios las discusiones salariales a través de las convenciunes cok vas. No obstante, en una de sus cléust sula, los dirigentes sindicales entrevieron la posibilidad de contornear I ‘gravosa tregus reivindicativa que les habia impuesto el pacto soci csamente, en un discutsc que debia pronunciar el dia de si instrumento legal que regulabe las negocia- w octubre 1973, El mimo dia, on 2 «los periodiss, Perén ‘que atacun aa orgenizaién si «alguna vez en el pasado ls cones colectivas, asp dentro de los sesenta convenios firmados a m diciembre de 1973, los sentarse a la mesa de negociaciones estaba prdxima y asi se ocuparon de hacerlo saber pablicamente. Almargen de que el texto del pacto social hubiera dejado inexplica Dlemente abierta ls via para una accién reivindicativa de imprevisibles consecuencias, lo cierto es que los ditigentes sindicales avancaron sus demandas ga por la sospecha de que, con Perén en d gobierno, la politica econémica del ministio Geivard tenia los dias con tados. Esta idea debia su resonancia en parte a la campafa adversa de | sectores como el fron ie, attaidos por Perén al frente electoral cde dirigir la gestion econém ‘calineaiiento de fuerzas que siguié ala defenestracion de Césnpora, arte, una alternativa verosimil. Si e! viejo caudillo habia tomado distancia en defensa de la ortodovia frente 4 los -zados al peronismo por qué no podeia des este empresario advenedizo y devolver la can. embarazarse también de uecién de los asuntos econémicos a un hombre del movimiento? Los gentes sindicales no esperaban sino ese gesto, pro {que reconducirian la Argentina ala época dorada del distribucionismo opulista adonar sus tltimas reservas y cerrar filss en torno al Proceso abierto el 25 de mayo. Rezonando de este mode habrian de eq vocarse, sin embargo, como se habian equivocado otros antes, nds jove. nes que ellos, al caer rendidos frente ala Persuasiva retérica tercermun- dista que Perén habfa cultivado en su largo destierro, E14 de octubre, hablando ante una asamblea de organizaciones em presarias, cl presidente clecto descarté las versiones lor de otros de un Ministerio de Econom concitat la voluntad de los toal sostener gue la pol también un pacto py ® Revie Bann 18 de octubre de 1973 Laprvide 3s que habria de comandar su tiltima experiencia de gobierno, Mater: daen el parlamento a través de los acuerdos con el partido radi pees n dela economia mediante el pacto social, la Ps nzas de | i Perén se acomodaba ial, sin embargo, alas aspiraciones inmediatas de sus seguidores. La intolerancia que durante afios de forzada exclusion politica habyan incubado, las comprensibsles expectativas de mayores in rodeado el retorno sresos que hi peronismg al gobierno, esta piado pare Ge fertilizaran las -con6mnico patrocinadas por vivi6, su autoridad politica consiguia, aunque no to- at las tendencias esponténeas. ban a su mo- vimiento, Después qiie hubo desaparecido, nada se interp. clas y una Argentina que, al.cabo de tantos aiog dé comb: acogia en su sistema politico. de Perén advirtiendo co: Ja denuncia del Pacto fentada por Jos dirigen- tessindicales. Entre os meses de octubte y diciembre estos continuaron, no obstante, pregonando indirectamepte sus intenciones de reabrir la discusidn de las condiciones de trabajo en las comisiones patitaris. Fi nalmente, el 29 de diciembre, el veto presidencial de octubre se revi de fuerza legal con la promulgacién de un decreto que prosrogaba “pot todo el lapso duranteel cual se mantenga vigente el Acta de Compromi so Na mal para la Reconstruccién, Liberacién Ni jo. De al jefes sindicales deberian concentrar sus presiones en el organismos de negociacién centralizada creados por el pacto social El decreto del 29 de diciembre fue conocido en momentos en que dentro de la llamada “Gran Paritaria Nacion representantes gubernamentaes y ciones \dical, sespectivamente— habian comenzado a ponerse as de precios oficiales a la vz de los cambios expe- 6 fan Care Bre rimentados por la situacin econdmica del puis desde el mes de junio ala fecha. Antes de ocuparnos de los debates jones que resultaron de ellos, quisigramos retroceder en esta crénica al mes de noviembre y dae cuenta de las ventajas institucionales que los dirigentes sindicales obtuvieron al cabo de su reconciliacién oficial con Perén: nos referimos ala sancin de las relormas a la ley de Asociaciones Profesionales, El otigen dela ley 14.455 habia sido; de algin modo, similar al delas reformas que ahora le serian introducidas. El 8 de agosto de 1958, a los 1pocos meses de instalado en el gobierno, el presidente Frondizi, retibu. yendo los votos con los que el peronismo habia asegurado su no:nina cién, aprobsé la ley 14.455, que replicaba bésicamente la ley sindical vi gente durante la década peronista, Las reformas sancionadas por el go- bierno de Perén en noviembre de 1973 estuvieron comandadas por un designio parecido: asegurarse la lealtad de los discolos jefes sindicales para el nuevo proceso iniciado en octubre. Redactadas por el ministro de Trabajo Otero y la CGT, lasreformasa la ley 14.455 fueron concebidas con el fin de incrementar cl grado de centralizacién de las estructuras gremiales, y-blindar més ain lx for~ taleza juridica que protegfa las posiciones burocriticas de los jefes sindicales, Entre las innovaciones més significativas se contaban, por un lado, aguellas que perseguian la centralizacién sindical disponien. do que no podia existir mas de un sindicato por rama de actividad 0 ilegalizando 10s sindicatos de empresa, facultando a las entidades de nivel superior a intervenir sumariamente a sus filles y otorgando al sindicato la capacidad de poner fin al mandato de los delegados de fabrica. Por otro lado, las jerarquias sindicales eran beneficiadas me diante la ampliacin de su mandate de 2 a 4 afos, extendiendo el plazo para la convocatotia de las asambleas de rendiciOn de cuentas de 1 a2 afios y equiparando sus fueros sindicales a las inmunidades garantidas a los parlamentarios.” 3. El Pacto Social puesto a prueba Ene los meses de octubre y diciembre la politica de ingresos pussta en prictica a partir de junio de 1973 pasé por su primera prueba de fuego. La naturaleza de Jas fuerzas que llevaron a ese inpaste iicial, como lt Palo. "La reform de ley cle Azo diciembre de 197 solucién que recibio por paste del gobierno de Perén anticipaton, preionitoriamente, el futuro colapso de los acuerdos conceitados entre los sindiicatos y los empresatios. La seftal de alarma se encendié cuando en el Ministerio de Economia se celebraban los promisorios resultados de seis meses de gestion de la nueva politica econémica peronista. Gra ciasal enorme incremento de los precios de exportacién, que contibuan do con su tendencia alcsta, fueron mis de un 50% superiores a 1972, y alextraordinatio rendimiento de la cosecha de trigo, la Argentina habia logradc'en 1973 un volumen sécord de exportaciones de 3.260 m nes de délares. Con un nivel de exportaciones de un va alto que el obtenido el aio anterior y con unas imporieciones que respecto de la misma base, habian aumentado en valor y precio cerca del 36%, el balance de los intercambios externos habia terminado siendo 30% superior a 1972. Hacia fines de 1973 el pais habia logra do acumular un surplus de 704 millones de dolares que, comparado con ol déficit de 218 millones registrado en 1972, abria optimistas perspectivas para la expansién de la economia y el aumento del pro Gucto. Los indicadores confirmaban, en efecto, estas previsiones, con al producto interno creciendo 2 lo largo de 1973 un 6.1%, cast ol doble de la tasa observada en 1972 Sin embargo, as estadisticas que mis halagaban a Gelbard eran las que contabilizaban los éxitos alcanzados en la lucha contia las presiones inflacionarias. El nivel de precios no s6lo habia reducido su tasa de eve cimiento sino que en junio, el primer mes de aplicacién de su politica de ingresos, hab‘a deczecido en términos absolutos en un 2,8%. queen los cinco primeros meses, el costo de vida se habia incremensedo alrededor de! 37%, desde julio a diciembre s6lo se habia registeado un Con estas cifras en la mano, el entusiasmo cundi es, hasta el jomia camenz6 a proclamar el sbjerivo * como meta de gobierno, Lanza doen momestos en que la economia internacional debia operar dristi- es para hacer frente ai aumento de los precios del petréleo idido por !a OPEP, el objetivo “inflacién: cero” habria de sonar como tuna pretension irrealista y encertaria al gobierno dentro de un rigido dispositive econémico, poco a poco destasudo de las cuestiones que iba planteando el cambiante panorama econdmico. Bajo'el impacto de la nueva coyuntura econémica intemacional los precios de los insumos importados comenzaron a elevarse aceleradamen te; para diciembre su valor era cerca de un 25 los términos de intercambio comercial ha Ma tercee de preci insumos debi, igencia del congelamiento Jos mayores costos de los licios, lo que colocaba a las. ci6n. En gran parte, laaquiescencia de los Secuencia de as medidas preventivas que lainstalacion del gobierno peronista, Con. momento del congelamiento de los ptetios, es de absorber el aumento salacial oto sustancialmente sus mérgenes de gananci El inctemento de los insumos impor del comportamiento de los empresarios, tacos modifié 108 patiimetros Algunaé empresas comenzaron mor contra la rigida politica de Control de precios del gobiemo. La reaccién del minis Gelbard ante 4as demandas empresariales en favor de li flexibilianein de los precios es? Su primera 3s Salatios y Nivel de Vida, acto Social, ysometerle la | n de Prec integrada porlas tes pastes integrantes de ‘cuestién planteada por el encarecimiento de | Las reuniones de la C quecom riencias en la puesta en mare el gobierno peronista en 1973 cién de las negociaciones, deter analizat el trimite y la caracteristicas dela reso finalmente: La Comisién funcions subdividiendo su estudios sectoriales realiz: 8 trabajos entre los idos en subcomisiones por industria y la eve n que fue adopiads | t ! se encargafon de elaborar y stiministeat det quelas empresas debian declarar sus mayates cesta jyrul aspirado de ganancias, Jos incremientos de precios solic ttabajoso y lento de compilacién y anilisis dela documientacién que co men26 a afluir a los 6rganos de consulta muy pronto empex6 a contras- tar con la urgencia de las soluciones reclamadas por las organizaciones empresarias através de una vasta campaiia de prensa, Muchas empresas ‘no esperaron la decisi6n oficial y empezaron a violat los controles de precios, vendiendo con un sobre-precio recolectado en moneda negra Frente a la presién empresaria por la revisién de los acu junio, que ellos, por su parte, tampoco juzgaban satisfactorios, los dri gentes de la CGT reaccionaron con recelo y procuraron dilatar cuanto Pudieron el pronunciamiento favorable de la Comisién de Precios, Sala tios y Nivel de Vida. Al margen de las razones extraordinarias aducidas én apoyo de sus demandas, lo cierto era que el mévil,de los empresitios eral preservacién de su tasa de ganancias Ello 40 podia sino reavivar, or contraste, una vigilancia siniical equivalente con respecto al poder adquisitivo delos salarios. De autorizarse el traslado de los mayores cos tos de los insumos importados a los precios, el malestar con el que los ttabajadores habfan recibidolos aumentos salariales de junio seguramente habria de agravarse; esto complicaria més atin la incdmoda situacin en [i que se encontraban los jefes sindicales. Los compromisos adquiridos con la politica de ingresos los habian privado de la posibilidad de “monetariza:” el descontento popular y de reconquistar, de este modo, Gerta credibilidad frente a sus bases. Por consiguiente, cualquier actitud que asociara a la CGT con una decisién unilateralmente favorable a las demandas empresarias no haria mas que ampliar el espacio en el que crecia sin cesar, el movimiento de contestacién antiburocritico Durante las largas semanas en las que el problema de la inflacién importada estuvo en el centro del debate econémico los representantes dela CGT postergaron, una y otra vez, las decisiones, argumentando ue os elementos aportados por los empresarios no eran convincentes, ue era preciso unificar los critetios para evaluat os cientos de pedidos de las diversas industrias, etc. El 1 de diciembre los diatios titulaton "Ejercera la central obrera poder de control sobre las balances de em. presas”. Como signo de los demayo, el titular era elocu de la central obrera en el mis dudoso. rervencién Io Carls toe jos y Nivel de Vidh| ue los empresarios debe- sumos importados producen 6 no Pervere ‘en las empresas 0! jn de los costos puede ser absorbida a nivel empresarial” .0s prodigiosos por los que venia sible retomo de Per6n se con- no desperts las reacciones que, ‘oimaginabies, Desdela general economia capitalistaseuropess | libre acceso les libros de las empresas se haba convertido en una perme nente, nunca sascha, cqué posibilidades tenia la central obrera de penetnar en los secretos tan celosamente custodiados por los empresarios? :Con qué recursos contabs| ‘para organizar una red de auditodas externas a las empresas? ‘Con excepcién de las tentativas de corta duracién hechas durantels| gestion: de José. Alonso al frente dela CGT, entre los afios 1963 y 1965, la central obrera no habia logrado formar un cuerpo estable de asesores téenicos que tuviesa a su cargo el analisis dela evolucién econémica yl roduccién defi informacién necesaria para la discusin delas p gubernamentales. Cuando las circunstancias lo imponian sus dit recurrian al asesoramiento ocasional de profesionales ligados alk catos. Una priméra razén para dar cuenta de la falta de una infr tura técnica en consonaricia con las nuevas respansabilidades asurnidas por la CGT nos remite alas viisitudes por las que pasé la confederaciSa sindical a partir de 1955. Durante esta nueva etapa de su existencia, I CGT haba desemperiado el papel de aticulador politico ddl movisrien- to laboral en sus relaciones con los gobiernos y las dems fuerzas socia Jes, Su gravitacin sobre la politica ceivindicativa des sindicatos h sido habitualmente escisa debido a que éstos tendian a conducir sus acciones econémicas en forma independiente y, a menudo, en france competencia entre si. El hecho de que la CGT se comportara, sobre todo, como una agencia politica, a lo largo de aos caracterizados por una fuerte inestabilidad ins J, dficulté ademas la formaciéni de un Tint te AAS: La presidenia de Pe Ontnie 1925 - lio 74 6 sparato adminis‘rativo dotado de reativa continuidad y eficiencia, En efecto, la vida interna de la central obrera estuvo frecuentemente con- | wulsionads por conflictos en los que los lideres sindicales se enfrentaban en tomo 3 visiones y técticas opuestas frente a la cambiante coyuntura politica. Por otro lado, ls intervenciones y los controles dispuestos por los gobiernos, en represalia a lus moviliaaciones obxeras, obligabuan a la confederacién sindical a petiddicos y.a veces largos recesos que deterio- ban sensiblemente sus estructuras organizativas, Una segunda razén, menos contingente, se refiere a las caracter‘sti cos mismas del iderazgosindical, Los dirigentes dela CGT se rec!:tab entre cuadros sindicales formadas en la tradicién reivind sindicalismo argentino, una teadici6n ceatrada en la defensa del fa tentativa més global de intervenciéa sobre de piesin en el mercado de trabajo, los sindicatos llevaban a cabo sus Jchas con independencia de sus eventusles consecuencias sobre la mar cha de la economia, zrincherados en la contestacién de las paliticas gu: bernamentales pero sin avanzar, paralelamente, una politica alternativa “de consumos ¢ inversiones: Para uns retdrica reivindicativa que, gene. ralmente, fio iba més alla de oponer las condiciones de vida de los traba- jadores 2 laforrunade los patrones, contar con una plataforma sindical claborada ycon los recursos técnicos que ayudarana fundamentarle nunca habia sido uria cxigencia pri ica excepcion, aeste respecto, c , ero sus dirigentes no llegs- alo balaaces deat politica el poder de s ‘apacidad de la central sindical para responder « los problemas credos po: Ia inflacién importada en el nivel téenico en el que estaban planteados no fue sino una manifestaciSn nds de la desigual situaci6n en la que se encontsaba, vi-a-vis alos empresa tido todo su poder institucional mientras que-los empresarios sélo ha sconémico que exhibia el do. por La econom - !,comandado por brillante desempeno de las exportaciones teropecuaries, El nice ce ta se mantuvo pricticamente constanteen 1975, reflejan- habia recibido el niievo de la inversién privada sobierno, por suparteestaba embarcadoen une nie ‘i da pap paniva: Entre 1972 y 1973 el deficit fiscal haba parnchecck eens del PBI al 5.43% del PBI, bajo la presign del deve vohmen eo Sed Rants Bubemamentaesresultante de es aumentossalariale fanio “increment dl ndmerodeempleado pibeos Lsclore dete a re Pai semuido una macha acendente al ago de 1993 eae a sang amcate epresentaba el 18,75% del PB, haciacl sepurde 24.83%, para trepar en iltimo cuarto dl azo} 27.2% del PBL 13 femicable impulso que, de este modo, ecbiala denn i inten Fes god sino amenazar el balance econsmice, dada lacrerren visi acercamiento de la economia sin embargo, anticipadamen- avores costos de los insumos importa ‘0s comenzaron a responder a la.emergenc © derivaniio p. te de sus transacciones alpleno empleo, EI momenta critica lew te, por las consecuencias de los m. dos. Cuando los empres reduciendo su produccién Lu poder de Pai Ont ok 6 das primeras violaciones de los precios maximos, © ciales la certeza de que los empresarios no esta pasivamente el desenlace de las parsimoniosas k Comisin de Precios, Salarios y Nivel de Vida, mientras su asa de ganan. cias. Ante tales argumentos de fuerza, el Ministerio de Economia opto Pot romper el impasse ya través del Secretario de Comercio, Dr. Revesti do, autoriz6 a las empresas.atrasladar alos precios los mayores costos de Josinsumos importados. La decision oficial anunciada unilateralmente, después de procurar sin éxito el acuerdo de os dirigentes sindicales, no llega a ponerse en pricticg. Al enterarse de La resolucién del Ministerio de Economia, los dirigentes de la CGT solicitaron una entrevista urgente a Perén y le hi cieron saber su disconformidad; en otras palabr: as esferas off uardar trabajadores una medida que, al la hicieran aconsejable, parecia bene iiciar empresario. La negativa sindical abrié un nueva pasénitsis porque toda revision de los acuerdos de junio debia ser refrendada por las tes partes integrantes del pacto social. La administracién peronista se enconteé pues, anie la necesidad de hallar un remedio alternativo a la euestidn d {a inflacion importada y ésta fue la misién que Petén le encomend6 ro Gelbard. La soluci imente adoptada no pudo ser mas eveladora de la concilisdora filosofia presidencial: el gobietno se haria «cargo de la emergencia subsidiando las compras de los insumos imports ddos mediante la eplicacién de un tipo de cambio prefetenc financiado con las reservas de exitoso balance externo de 1973. La colisién entre eimpresarios y indicatas habia sido evitada, el pac to social sobrevivia a su ier desafio: Los tres meses de debates sirvie. ron para poner de manifiesto que, sibien por falta de competencia téeni. ca la CGT no tenia capacidad de en las decisiones, contaba, en cambio, con el poder de presién politica suficiente como pata afeetar,en una fase posterior, el proceso decisario 4, Sobre la dinamica de los conflictos laborales Mienteas la CGT proc; de Precios, Salarios y Nivel cle Vida, recurriendo sobre Perén, Jos conflietos laborales continuaban sucediéndose cn los NAG “ lugares de trabajo. Di jos mis frec a) ‘on en su momento gran repercusic inte el periodo octubre 1973/febrero 1974, los cs fueron las condiciones de trabajo y la reincorpo- de los activistes cesantes. En esta seccién nos ocuparemos de des. la dindmica de los conflictos, para ello clegimos varios casos que publica Philips, empresa de artefactos eléctricos de capitales holandeses, Buenos Aires, noviembre de 1973. E122 de noviembre se llevé a cabo un paro de 50 minutos en un sector critico de la planta, et cuarto y quinto piso, donde los trabajadores dieron a conocer un petitorio a tera para que se reclamare ant {a gerencia dela empresa: 1) la reduccién de la jomada de t aocho hi cuatenta y cinco minutos, de acuerdo con la dispo- 2) la elevacién del premio de produccién de! 40: 530%; 3) ln slucin de graves defcencas de alubedad en ls areas, La decisién de los trabajadozes interrumpié un largo per ddo de paz laboral en Philips. La comision interna, cuyos bros hacia siete afios que retenian sus cargos, mantenia buenas relaciones con la gerencia. La primera ceaccién de los represen tuntes sindicales Fue desoir las demandas. E129 denoviembre, los iniciadores del confictoinsistieron nuevamente y resolviefon a ids formar comisiones en todas las secciones de la empresa @ través dg elecciones esponténeamente convocadas para que a corto plazo se unificaran y respaldaran el petitorio ante la ge- rencia. Ala accién de los trabajadores del cuarto y quinto piso Ja comisién interna respondi6 buscando apoyo en las oficinas centrales de la Unién Obrera Met uno de los miem- bros de la direccién nacional act n el directive sindics medida provocé la propagacién del conflicto. El conjunto de los trabajadores reaccioné y el5 de diciembre se realiz6 un paro compuesta por dos delegados poi Esta comisi prosiguié, en adelante, las negociaciones con la empresa para coneretar las demandas hechas i __ en ese momento y decreté la conciliacién obligatoria. Las nego ne © de producei 6 pasando del montaje de resistencia de los trabajadores no lurante ls primeras semanas los twabajadores no cumplieron los nuevos ritmos de produecién pero se gbstuvieron de otras medidas de fuerza. Mas tarde, frente a reciente presién de la empresa, los trabajadores decidieron ver sar ki colaboraciéa y cumplen la jomada de trabajo sin ceslizat hhoras extras, Luego, comenzar “con empez6 el contzol delos nive- les de produccién y la fijeci6n, por parte de los ttabajadores, de ‘nuevos topes maximos que estaban por debajo de lis exigencins de laempresa. El conflicto legé a su climax el dia en que un equipo de técnicos de General Motors intenté quebrar las modalidaces acordadas por los trabzjadores, enganchando nuevos vehicalos en la linea de montaje: los delegados fueron dettis de los técnicos desenganchéndolos. Un escribano que acompatiaba a los 5 levanté un acta que acusaba # los delegedlos obzeros de oicot ala produccién yal dia siguiente 32 trabajadores que integeaban la comisibn intema y el cuerpo de delegado: fueron despedidos. El Ministerio de Trabajo inte ciaciones 40 progresaron. La empresa tatificd los despides y SMATA, «I sinciicaco de la industria del autom. conflicto » pesmitic la fi cién por tancionarios ofici chos fancionarios compra estindares dela em; 108 de produc- les. Reanudada la producci Molinos Rio de la Pl Grupo Bunge y Born, junio/agosto de 1973. El de los delegados y del sin resentaron a la gerencia las siguientes tei ramiento de las medidas de seguridad en el ‘miento de la insalubridad de ciertas tareas, comedor, 4} apertutta de un consultorio médi Jelamente a este petitorio, dos sindicales a presentar reunids en Ja planta ocupa como dela empresa de responder a adores desocuparon las instalacio Primero convocé a elecciones nila to de lus condiciones de trabajo, dores fueron despedidos por a dbajadores se « asamblea de la planta, La producci de li ausencia de jofes y ‘acs, acatando la resolucién. Carlos foe Ny presentaron a la gerencis un imento salarial del 30%, 2) la con- rabajadlores teaccionaron y ocuparon 'presa. El Ministerio de Trabajo decidi6 . convocarJo a una reunién de -onflicto se traslad al plano sin- lata, empresa de productos alimenticios del iada en Avellaneda, Gran Buenos Aites, 15 de junio los trabs dicato del aceite, jaclores, al margen cocuparon la planta y idicaciones: 1) mej. trabajo, 2) recono- 3) instalacién de un icon la planta Pars- los trabajadores obligacon a los delega ‘Sus renuncias ante Ja asamblea general ids, Ante la promesa tanto del sindicato petvisores. A sus reivindicaciones los traba- nes al dia siguiente, Pero ni el empresa accedi6 al mejoramien. Enel mes de agosto doce trabaja. regarse a hacer horas extras: una 1pi6, a pesar 120 cle los dos meses 2 Pena tab de conflicto, a las demandas iniciales se ax: de los trabajadores en fa 8 a la produccién. Luego de dos dias de ocup: tas actividades se normalizaron con la intervencidi del Ministerio de Trabajo, que emplazé ala empresa y el sindicato a satisfacer las cdemandas de los trabajadores. En enevo de 1974 la planta es otva vez ocupada, como respuesta a varios despidos. Una nueva co- misién interna clegida en agosto ditigié el conflicto y loge la revisiGn de los despidos y el compromiso de la empresa a poner en prictica las recomendaciones de los inspectores de trabajo pendientes desde agosto Astarsa, el astilero mas importante de la zona norte de Buenos Aires, junio/julio de 1973. El conflicto estallé al ocurric un ‘grave accidentede trabajo, que habria de costar la vida‘ wn obrero. Los ‘tabajadores exponténeamente se autoconvacaron en asamblea y reclamaron la desttucién del equipo téenico pncargado de [a se- suridad del asillero. Comenzé entonces el txamite legal del con- cto; con la partcipacién de los funcionarios oficiales del Sind caro de Obreros de la Industria Naval. Los trabajadores, ety esta- do de asamblea, decidicron a la vee afianzar su unidad organizativa: deniro de la empresa coexistian dos representaciones, la del Sin- dicato de Obtetos de Industria Naval y la de la Unién Obrera Metalirgica, cada una con su cuerpo de delegados y su convenio. Mientras que los trabajadores gestaban sus nuevas bases ‘otganizativas, se conocia al mismo tiempo la noticia de la muerte del trabajador accidentado y la intimacién oficial « concluir eon Jas mediclas de fuerza bajo la promesa de la destitucién del equipo de seguridad. Argumentando que los dictimenes favorables delas autoridades laborales no habian sido respetados por la empresa en el pasado, la asamblea del astillero decidis no acatar la orden oficial y séocupé la planta con retencidn de los directivos como rehenes. La situacién se mantuvo durante varios dias, hasta que de los leto dentro del Sinclicato de la Ind mind con éxito en Astarsa, marzo de 1974, Frente al despido de cuatro miembros dle la comi ae igaci6n de la seccit sia, intervenida desde hacia cuatro afios, 3) el mejoramiento dt las condiciones de salubridad y seguridad en el teabajo. Desde un comienzo, el conflict quedé centralizado alrededor de la cuesti de la representacién sindical. Mientras se levaban a cabo ardus negociaciones entre los representantes de la Unién Obrera Metz nay sus miembros eran desailiados del sind: feticamente, la me jeputs, parlze lamaria a elecciones en un plazo de 120 dias para elegir nueva miembros de la comisi6n interna y nuevas auroridades en li secciona local del sindicato metaltirgico. Después de varias poster ichas elecciones se realizaron. El sindicato nacional ituir una corriente de apoyo entre los trabajadores loce os nuevos dirigentes de Villa Constinicién y Acindarsaiery tas que fueron surgiendo alo largo de oe Aicto laboral. La lista precedente de conflictos laborales ha sido confecciona partir de casos para los que Ja informacién se encuentra inmediatat en esta crénica tiene una funcién bsicames .osen condiciones de gvRtst conflictos aqui resefiadi de las condiciones de’ de Acindar. Lap apresiden diciones de trabajo, como lo muestra fueron la ocasién de isperos enfve fa, un gran impacto sobre la opinién piblica, Poduia decirse que dichos conflictos, por los métodos de lucha empleados por los teabajadoses y porsus repercusiones sobre la vida de las empresas y el funcionamiento elas organizaciones sindicales,ilustraron mejor que ningén otro el clima deproteste social que acomai el retorno del peronismo al gobiemo. Como lo seiialamos en el capitulo introductorio, los conflictos de ‘empresa alrededor de las condiciones de trabajo, combinados con su frecuente prolongacién en el terreno de Ja representacién sindical, is i fe de la movilizacién obrera ¢: fase previa, desde 1969 a 1973. Despui del triunfo electoral del peranismc, se propguron también a Buenos Aizes seproduciendo las modaliclacies de accién obsera paradigmaticar * Los mis antiba, podrian servir para una evaluacién de conjunto, dadas las conti- ‘pidades-existentes entre estas dos fases de los conilicask = =e *, Comencemos llamando la atenci6n sobre un feriémeno ya onticipa- dorla aspereza de los conflictos. Despidos de activistas obre:os po! tede la gerencia, ocupecién de 'a planta por los irabajedozes, he aqui dos movimientos casésimultéieos que hallamos en la mayoria de los con

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