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A La Sombra de La Revolucion Mexicana PDF
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El pro- yecto inclufa garantfas contra la nacionalizaci6n, la no aplicaciGn re~ {roactiva de las cldusulas de la Constitucién de 1917, el reconocimiento de los derechos mineros y peiroleros adquiridos por ciudadanos norte~ americanas de acuerdo con las leyes de 1884, 1892 y 1908, ast como el Pago o devolucién de todas las propiedades norteamericanas tomadas a patir de 1910, La posicion de Washingion era polfticamente inaceptable para (Obregén porque la firma del tratado pondrfa en ertrediche la soberania nacional y la esencia misma de la Revolucién, Pero desoft a Estados Unidos era igualmente peligroso. la Casa Blanca podfa alentar en cual- uier momento un movimiento armado en su contra con resultados im- predecibles. Obregon opté por satisfacer en ta medida de lo posible las, ‘demandas norteamericanas e insistié en que s6lo negociarfa un acuerdo formal como el que se le pedia si antes se le otorgaba un reconocimiento ‘incondicional. EI gobiemo norteamericano se neg6: tenfa todas las bue~ nas cartas en la mano y no vela Fa26n para n0 jugarlas a fondo. La rebelién concitiadora El impasse en las relaciones entre ambos pafses se mantuvo hasta 1923. Ninguna de las partes cedi6 en sus posiciones originales, pese a que algunas potencias eusopeas se impacientaron con Estados Unidos, pues al bloquear sus relaciones con México les impedtan tener en ese pats la representaci6n adecuada para velar por sus intereses. Para evitar una crisis mayor, Obreg6n consigui6 que la Suprema Cone dictaminara que ‘a iegisiacién que nacionalizaba el petrileo no podfa ser aplicada a las pro- iedades adquiridas por las grandes empresas extranjeras antes de 1917. En 1922 envié a Nueva York a su secretario de Hacienda —Adolfo de Ja Huerta— para que negociara con los banqueros un acuerdo sobre los ‘€sminos en que México pagarfa su deuda extema, El acuerdo se firm6, 1 México reconocié entonces una deuda extema de 508 millones 830 ‘mil 321 dolares, Fue una suma fabulosa dado lo precario del presupwes- to federal, pero puso a los intereses financieros, como la famosa firma de J. P, Morgan, en un estado de dnimo favorable a Obregén, Para 1923 1a intransigencia norteamericana habia disminuido y a Obregén le urgia el reconocimiento antes de que la agitaci6n de {3 camm- pafia presidencial en puerta creara fisuras dentro de su gobiemo que pu- 98 dieran ser aprovechadas en su contra, Se lleg6 entonces a un acuerdo para celebrar platcas en México entre representantes personales de los ‘mandatarios de ambos pafses, afin de ventilar los puntos de desacuer. do. Las famosas "Conferencias de Bucareli" tuvieron lugar entre mayo Y agosto de 1923 y su resultado fue no un tratado, sino algo menos for. ‘mal: un acuerdo entre los representantes presidenciales. México se com- ‘prometia a pagar al contado toda expropiacin agraria mayor de 1,755, hectireas que afectara a ciudadanos norteamericapos, lo cual hacfa muy improbable la expropiacién de grandes latifundios; a cambio, Estados Unidos acepraba el pago en bonos agrarios de toda expropiacién menor de esa superficie. México también reconocfa que no se afectarfan pro- Piedades petroleras en donde las empresas extranjeras pudieran demos- trar que habfan empezado a explotar el combustible antes de 1917 (a Tamada doctrina de! "acto positivo"). ¥ aceptaba la firma de la conven cién especial y otra general de reclamaciones para examinar los dafios ‘tassados a norteamericanos a partir de 1868. En septiembre de 1923, ambos pafses nombraron embajadores y por fin s¢ eanudaron las rela~ ciones formales. Poco después varias naciones europeas —con la nota ble salvedad de Inglaterra— iniciaron negociaciones para reabrir sus representaciones en México. Obregén logré restabtecer 1a vomuinicacién con Washington justo a tiempo, pues a los pocos meses tuvo que hacer frente a la rebelion de luna parte sustantiva del ejército. Necesit6 entonces del apoyo america. no, tanto para adquirir armamento como para evitar que sus adversarios se aprovisionaran de} otso lado de Ia frontera, El lider rebelde, De la Huerta, muy consciente de la importancia de la influencia estaduniden- se, procuré no dafar los intereses materiales y politicos de los norte- americanos y en cambio envié un representante personal a Washington para buscar el apoyo o al menos la neutralidad de los Estados Unidos, asegurdndoles su simpatfa respecto a las demanidas estadunidense, El ‘empefio de De la Huerta fue vano, Washington no estaba dispuesto a reabrir su controversia con México y apoy6 a Obregon. Al final, cuando {asituacién de la rebelion era desesperada, De la Huerta sacé como ban dera el antiimperialismo, acusando a Obregin de haber dafiado mortal. ‘mente la soberanfa mexicana con los acuerdos de Bucareli, pero de poco le sirvié este cambio de politica y no le fue posible evitar la derrota. ‘Martin Luis Guzmén ha reconstruido en La sombra del caudillo la aumésfera de cierta Fatalidad trégica que indujo a Adolfo de 1a Huerta a Jamuptura de ese acuerdo en la cipula del paisanaje sonorense. Envuelto en.el remolino de 1a sucesion presidencial de 1923, trad y llevado por fuerzas que apenas comprendié, por su desacuerdo con las conferencias de Bucareli, arastrado por ta beligerancia mayoritaria del Partido Na- 99,