LA VOZ DEL INTERIOR
CÓRDOBA. JUEVES 8 DE MAYO DE 2008
Libros
Ovidio, exiliado
en la eternidad
CARLOS SCHILLING
DE NUESTRA REDACCIÓN
cschilling@lavozdelinterior.com.ar
Si fuese necesario probar que
la literatura es lo que perma-
nece tras la muerte de una len-
gua, bastarían estas traduccio-
nes de los dos primeros libros
de las Tristes de Ovidio para
confirmarlo. Los dos mil años
que pasaron desde el exilio del
autor de Las Metamorfosis en
los confines del Imperio Roma-
no –en lo que hoy es el territo-
rio de Rumania– son suprimi-
dos no sólo por la sensibilidad
perdurable de los versos del po-
eta latino sino también por la
respetuosa gracia de la traduc-
ción realizada por la poeta y la-
tinista cordobesa Marta Elena
Caballero.
El tema obsesivo de las Tris-
tes es precisamente la tristeza
que siente el poeta por verse obli-
gado a pasar los últimos años de
su vida lejos de Roma, condena-
do por el emperador Augusto por
razones que nunca se aclaran en
el texto y que permanecen rode-
adas de misterio incluso para los
historiadores, aun cuando haya
dos versiones predominantes:
una que dice que fue desterrado
por el contenido licencioso del
Arte de amar y otra, porque
habría sido amante de Julia, la
nieta del emperador. Ese punto
ciego genera en el poema una es-
¿Por qué dejé
de ir a yoga, yo?
EMANUEL RODRÍGUEZ
DE NUESTRA REDACCIÓN
erodriguez@lavozdelinterior.com.ar
La clase media engendra sus
propios asesinos: ¿su maquilla-
je cruel sólo puede sobrevivir
bajo el signo de la amenaza? ¿Su
frágil, coqueto y superficial sis-
tema de valores es una cinta de
Moebius, una serpiente que se
muerde la cola?
La primera, la mejor novela
de Claudia Piñeiro acaba de ser
reeditada, a la luz del éxito y los
premios que la escritora co-
sechó con la novela policial so-
bre las miserias de la clase al-
ta, Las viudas de los jueves,
y Elena sabe. La estrategia de
mercado sirve para mantener
el nombre de Piñeiro entre las
novedades editoriales, pero tam-
bién recupera uno de los poli-
ciales negros más originales que
se hayan escrito en la Argenti-
na, una novela implacable so-
bre los pocos límites que pue-
den tener los códigos de clase,
y el agrio estofado que se coci-
na en sus trastiendas.
Tuya comienza con una es-
cena poderosa: Inés encuentra
entre la ropa de su marido un
papel escrito con rouge. En el
papel dice “Te quiero” y está fir-
mado con la palabra “Tuya”.
Después no hay respiro: asisti-
mos al relato de un hogar que
se desmorona y un ama de casa
que hará lo imposible para evi-
tarlo. Un hogar que se cae a pe-
dazos como correlato de una de-
gradación social irremediable
y perversa.
Los fragmentos en primera
persona transitan un límite dul-
cemente irónico entre la cruel-
dad y la estupidez: la escritora
despliega la voz de la protago-
nista sin ninguna concesión, sin
indulgencias. Los desastres no
tienen excusas, tienen historia.
Y la historia de este desastre
cruza drásticamente anécdotas
de una familia comandada por
una mujer paradigmática. Los
paradigmas suelen ser exage-
rados, extremos: Inés es una
exageración maquillada, una
persona que no tiene conflictos
entre el ser y el parecer. Lo im-
portante es parecer.
Piñeiro saca rédito de la ma-
nera en que los vínculos fami-
liares definen un comporta-
miento, y viceversa: una muer-
te, un embarazo no deseado, los
extremos de una vida están cer-
cados por una sistema de valo-
res decadente y violento, mal
perfumado con el aroma de las
cosas artificiales.
POESÍA
“Tristia/Tristes” (Libros 1 y 2),
por Ovidio. Traducción de Marta
María Caballero, Ediciones Educc,
colección De Puño y Letra, Córdo-
ba, 2007, 165 páginas.
pecie de suspenso involuntario,
una reticencia interior que no
puede ser desplazada por la po-
derosa elocuencia de Ovidio y
que para un lector anacrónico
funciona como todo lo no dicho
(las elipsis), en las ficciones de
Henry James.
Si bien Ovidio se declaraba,
irónicamente, incapaz de abor-
dar asuntos grandiosos, como
los “hechos de la patria” o “los
méritos” de César, tal vez sólo
Shakespeare en la historia de la
literatura universal ha mostra-
do una gama de recursos retóri-
NOVELA
“Tuya”, por Claudia Piñeiro, Al-
faguara, Buenos Aires, 2008, 168
páginas.
Precio: $ 32
Como pintura de época, Tu-
ya es terrible, durísima, y no
siempre sortea los riesgos de los
lugares comunes. Pero como po-
licial es preciso, certero: sin fi-
ruletes formales, Piñeiro logra
la contundencia de un boxeador
paciente, seguro y poderoso.
Un hogar se cae a pedazos: la
tragedia de la clase media es ser
su propia asesina, afilar fatal-
mente la daga que terminará de
abrir la herida. La tragedia de
lo común es lo terrible que cre-
ce por debajo de los maquilla-
jes. Tuya construye su peripe-
cia en el escenario de una hi-
pocresía de clase que no es la
excusa del desastre pero sí su
historia, el cimiento desvenci-
jado en el que comienza el de-
rrumbe.
Esta novela fue publicada por
primera vez en 2005, unos me-
ses antes de que su autora ga-
nara el premio Clarín de Nove-
la de ese año: su obra es un
diagnóstico social acaso exage-
rado, a veces caricaturesco, pe-
ro difícilmente discutible. Es la
narradora de un país decaden-
te, y su escritura está compro-
metida con esa decadencia, tie-
ne las marcas de lo que ya no
puede rearmarse.
Sin embargo no deja de ser
adictivamente entretenida: un
glorioso humorismo, mucho más
negro que cualquier intento de
la vanguardia contemporánea,
hace de la trama de sus novelas
–sobre todo de Tuya y Las viu-
das de los jueves– un recorri-
do seductoramente incómodo
por el desastre que habita las
apariencias, por la terrible po-
sibilidad de que lo normal sea
siempre el preámbulo de un de-
sastre.
Cultura
cos comparable. Es la clase de
poeta que parece dejarse arras-
trar por sus palabras, sin perder
el dominio sobre ellas, aban-
donándose a la musa de las di-
gresiones y a la vez consciente
de cada uno de sus efectos retó-
ricos.
De alguna manera, las Tris-
tes inauguran para la literatu-
ra occidental el tema del exilio,
ya visitado con menos fortuna
por la filosofía griega. Pero an-
tes que el dudoso privilegio de
la originalidad, lo que se impo-
ne en el poema de Ovidio es el
desesperado intento de anular
con palabras la distancia entre
su persona y Roma. El siguien-
te verso puede leerse como el em-
blema de ese deseo: “Ojalá los
dioses me permitieran ser mi li-
bro”. La personificación del li-
bro, habitual en la poesía latina,
es potenciada aquí por la íntima
proyección del anhelo del poeta
en su obra. Pero es una ilusión
retórica, un viaje incompleto,
que no puede oponerse a la tra-
vesía del barco que lo lleva al
exilio a través de mares tor-
mentosos, también habituales
en la poesía latina, aunque no
menos ominosos por estar satu-
rados de literatura.
Si bien abundan las escenas
de una intensidad memorable,
como la descripción de la des-
pedida de su esposa en la Terce-
ra Elegía del Libro 1, lo que nun-
Un inventario
de voces perplejas
FLAVIO LO PRESTI
ESPECIAL
Dueño de una prosa filosa y ex-
traña, que se ha probado en to-
dos los géneros, Juan Villoro ha
construido su obra sobre su-
puestos literarios muy distin-
tos a los que definen la ex-
trañeza dominante en la litera-
tura argentina. En ese sentido,
su lectura depende de la capa-
cidad de los lectores para co-
nectar estos cuentos con tradi-
ciones casi perdidas. Leerlos,
por ejemplo, como una cruza ra-
ra entre los mundos deprimidos
de Juan Carlos Onetti y la cua-
lidad dislocada de la prosa de
Antonio Di Benedetto, pero
atravesados por una sensibili-
dad que mezcla levedad y peso:
una lente que aligera los rastros
(casi siempre falsificados) del
denso pasado mejicano.
Las cualidades despreciadas
por los decálogos vanguardis-
tas muestran en la obra de Vi-
lloro su vitalidad particular. La
intriga es un valor en sus rela-
tos, y contra la supuesta obli-
gación contemporánea de re-
ducir la literatura a la autobio-
Publicaciones
“El florete”, por Santiago Stu-
ra, Beatriz Viterbo, Buenos Ai-
res, 2008, 288 páginas.
En el último piso de un exclusi-
vo club del barrio porteño de
Monserrat, dos esgrimistas fle-
xionan las piernas y apenas
cruzan sus floretes. Los cerca
la tormenta más magnífica
que haya azotado alguna vez a
Buenos Aires; los truenos los
acorralan, con detonaciones
en cadena. Uno de ellos está
dispuesto a ir más allá de la
mera poulé honneur y se
apresta para el absurdo: morir
o matar por una mujer.
ca deja de resonar en los versos
es una vertiginosa meditación
por lo que dicen y hacen las pa-
labras. Hay en Ovidio como una
nostalgia persistente por la efi-
cacia perdida del poema, pero
al mismo tiempo emerge la con-
ciencia de que las palabras ge-
neran, al menos, malentendidos
y uno de esos malentendidos es
lo que él está pagando con la mo-
neda del exilio. Su deseo por re-
vertir el curso de la condena de
Augusto, lo hace tomar distan-
cia de sus propios poemas, es-
pecialmente del Arte de amar,
en un largo pasaje que el famo-
so verso “mi vida es moderada,
mi Musa festiva” resume con
una elegancia no carente de de-
sesperación.
Además de la fluidez notable
de la traducción, literal aunque
siempre poética, y rítmica pese
al verso libre, la versión de Mar-
ta Elena Caballero cuenta tam-
bién con una introducción histó-
rico literaria y con un minu-
cioso cuerpo de notas finales que
informan sobre la cultura de la
época de Ovidio –su religión, su
mitología, sus rituales, su lite-
ratura y sus costumbres–; las
discusiones filológicas y críti-
cas generadas en torno a diver-
sos pasajes del poema, y abun-
dantes explicaciones sobre de-
terminadas decisiones de tra-
ducción en los casos que pudie-
ran resultar controversiales.
grafía, la imaginación de cir-
cunstancias ajenas es una cons-
tante que se repite en Los cul-
pables.
Apoyado en su ejercicio de
la crónica y en un conocimien-
to documental de mundos sór-
didos, la voz de Villoro se des-
dobla en boxeadores, camione-
ros/traileros, guionistas, ma-
riachis electrónicos y futbolis-
tas sumidos en el dolor y al
borde del desastre, dejando re-
gistro de la variedad de formas
que puede asumir la experien-
cia tragicómica de ser mejica-
no (y argentino, peruano o ar-
gelino) en un mundo en el que
las diferencias locales han sido
confundidas por las formas pa-
radójicas de la globalización.
En parte por esto (y porque
Villoro obedece a la máxima
según la cual siempre se narra
un crimen o un viaje) su obse-
sivo análisis del “ser mejica-
no” está mediado siempre por
un desplazamiento. Los perso-
najes de Los culpables están
casi todos en tránsito, y en ese
movimiento sufren una inten-
sificación del dolor y el hastío
con el que conviven: el cielo del
“Josefine y yo”, por Hans Mag-
nus Enzensberger, Anagrama,
Barcelona, 2008.
Joachim, un joven economista,
conoce casualmente a Josefi-
ne K., una ex cantante de 75
años. Ella lo invita a tomar el
té y a partir de ese día Joa-
chim la visita todos los mar-
tes. Tanto ella como sus hábi-
tos pueden calificarse de ex-
travagantes, políticamente in-
correctos e irreverentes. En-
zensberger hace así un repaso
de la situación de Alemania y
se permite una mirada crítica
a la modernidad.
3 E
Retrato de Ovidio realizado por Arthur von Werner.
CUENTOS
“Los culpables”, por Juan Vi-
lloro, Editorial Interzona, Buenos
Aires, 2008, 121 páginas. Pre-
cio: $ 30.
mediocampista defensivo es
una cancha sin rivales a los
que marcar; el paraíso de un
mariachi es la estratosfera,
“viendo la tierra como una
burbuja azul en la que no hay
sombreros”.
A esto se suma el recrudeci-
miento vertiginoso de la sensa-
ción de irrealidad. El mariachi
filma en España y su miembro
es “doblado” por un actor por-
no, lo que duplica el estereoti-
po del macho mejicano y le im-
pide vivir su vida en paz; los que los personajes de Villoro
personajes del cuento El deambulan como fantasmas
crepúsculo Maya buscan “su- perplejos.
mirse en la realidad” que se di- Todas las historias esconden
suelve entre los rastros de una en su reverso la culpa que le da
naturaleza perdida, para en- título al volumen, alguna for-
contrar que “los guías (turísti- ma de traición necesaria en un
cos) mienten: son peces ciegos”. universo en el que la amistad y
El cronista Samuel Katzem- el amor son pasiones ambiguas.
berg viaja a México y sufre un Las formas de esa ambigüedad
secuestro doloso, porque sólo se resuelven siempre según dos
el fraude está a la altura del ve- variantes: cuentos de una tra-
rosímil con el que los “gringos” gedia asordinada, con el final
imaginan a México. De todos en “modo derrota”; cuentos en
modos, en el medio de esas ex- los que “comedia” significa un
periencias al borde del fiasco final levemente feliz, porque
se percibe la profunda particu- una manera no dolorosa de ca-
laridad de cada vida, de cada riño actúa como mínimo resorte
uno de los escenarios por los de redención.
“Tragedias”, por Eurípides, tra-
ducción, notas e introducción de
Juan Nápoli, Colihue, Buenos Ai-
res, 2008.
Desde hace unos años Colihue
viene publicando nuevas traduc-
ciones de la literatura clásica
griega y latina. En este caso, se
trata de una impecable edición
crítica de las tragedias de Eurípi-
des, traducidas y anotadas por
Juan Nápoli, especialista en len-
gua y cultura griega de la Uni-
versidad Nacional de La Plata.
“Mediodicho. Revista de Psi-
coanálisis”, número 33, Córdo-
ba, 2008.
Este nuevo número de la revista
de la Escuela de la Orientación
Lacaniana Sección Córdoba tie-
ne como tema de tapa “Nuevas
intervenciones sobre el cuerpo”.
En torno del psicoanálisis, su si-
tuación actual y sus perspecti-
vas, el staff propone textos de
reflexión y clínica. La revista se
puede conseguir en la librería El
Espejo (Deán Funes 163).