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El Arte de Amargarse La Vida
El Arte de Amargarse La Vida
Diario El mundo
Comencemos con una historia que nos ilustrara un poco el
tema,
La historia del martillo: Un hombre quiere colgar un
cuadro. El clavo ya lo tiene, pero le falta el martillo. El
vecino tiene uno. As, pues, nuestro hombre decide pedir al
vecino que le preste el martillo. Pero le asalta una duda:
Qu? Y si no quiere prestrmelo? Ahora recuerdo que
ayer me salud algo distrado. Quizs tena prisa. Pero
quizs la prisa no era ms que un pretexto, y el hombre
abriga algo contra m. Qu puede ser? Yo no le he hecho
nada; algo se habr metido en la cabeza. Si alguien me
pidiese prestada alguna herramienta, yo se la dejara
enseguida. Por qu no ha de hacerlo l tambin? Cmo
puede uno negarse a hacer un favor tan sencillo a otro?
Tipos cmo ste le amargan a uno la vida. Y luego todava
se imagina que dependo de l. Slo porque tiene un
martillo. Esto ya es el colmo. As nuestro hombre sale
precipitado a casa del vecino, toca el timbre, se abre la
puerta y, antes de que el vecino tenga tiempo de decir
buenos das, nuestro hombre le grita furioso: Qudese
usted con su martillo, so penco!
El ser humano, dicen, es un animal que hace arte. De hecho
cultiva como sabemos muchas disciplinas artsticas, tales
son la pintura, la escultura, la arquitectura, la msica y la
poesa, entre otras. Pero pocas veces hemos cado en la
cuenta de que practicamos un arte extremadamente
curioso, paradjico y podramos decir que surrealista en el
que casi todos somos expertos: el arte de amargarnos la
vida.
Pondr un ejemplo fascinante, el ser negativo en todo y
pronosticar toda suerte de desgracias, cuando "cuesta" lo
mismo hacer lo contrario. El otro da lea una joya que
puede ilustrar esto, era de Winston Churchill, deca el
sentencioso ingls que la salud es un estado transitorio
entre dos periodos de enfermedad y que por lo tanto no
augura nada bueno. Ms all de lo ingenioso de la frase es