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Margaret Thaler Singer (1921-2003) fue una psiclogica clnica estadounidense que se

dedic al estudio de los cultos o grupos de caractersticas sectarias. Lo que ella seala
sobre los lderes de cultos puede aplicarse a grosso modo tambin a lderes como Hitler y
Figari. He aqu la traduccin de un pasaje de su libro Cults in Our Midst (Jossey-Bass
Publishers, San Francisco 1995):
Un culto es un espejo de lo que hay en el interior del lder del culto. No se le ponen
limitaciones. Puede hacer que sus deseos y fantasas tomen vida en el mundo que crea a
su alrededor. Puede llevar a personas a cumplir sus rdenes. Puede hacer del mundo que
lo rodea realmente su mundo. Lo que la mayora de los lderes de cultos logran es similar
a las fantasas de un nio que juega, creando un mundo con juguetes y utensilios. En ese
mundo de juego el nio se siente omnipotente y crea un mbito propio por unos minutos o
por unas horas. Mueve los muecos. Estn a sus rdenes. Le devuelven sus propias
palabras. Los escarmienta como quiere. Es todopoderoso y hace que su fantasa tome
vida. Cuando veo las mesas de juego y las colecciones de juguetes que algunos
terapeutas de nios tienen en sus oficinas, pienso que un lder de culto debe mirar
alrededor y colocar personas en su mundo creado tanto como el nio crea sobre la mesa
de juego un mundo que refleja sus deseos y fantasas. La diferencia est en que el lder
de culto tiene a seres humanos de verdad a sus rdenes cuando crea un mundo en torno
suyo que brota del interior de su cabeza.
Las nociones idiosincrticas del lder del culto impregnan el sistema que pone en
operacin. No hay ninguna retroalimentacin. No se permite ninguna crtica. Cuando al
final logra que sus seguidores sean lo suficientemente obedientes, puede ejercer poder
ilimitado y hacer que sus seguidores realicen cualquier acto que l ordene. Se convierte
en el director ms poderoso que uno se pueda imaginar. No meramente un director de
juguetes y actores, sino un director de vidas reales en actos reales basados en sus
deseos y fantasas. As como el nio mueve juguetes en un paisaje imaginario, el lder del
culto mueve, dirige, reprende incluso mata a aquellos que desobedecen.

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