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Alexandra Murcia Navarro

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4.º Periodismo

Práctica 1: El Estado Social y Democrático de Derecho

1. El documento en su contexto: breve semblanza del autor y de su


obra.
Manuel García-Pelayo nació en 1909 en Corrales, provincia de Zamora. De
padre militar y madre formada en las tradiciones familiares de su provincia,
cursó sus estudios de bachillerato en el Instituto de Zamora. A finales de los
años veinte, se trasladó a Madrid para seguir estudios de Derecho en la
Universidad Central. Etapa crucial en su vida, le proporcionó el contacto con un
país atrasado y problemático como era España, al tiempo que le brindaba las
oportunidades que la Institución Libre d Enseñanza había sedimentado. Dentro
del mismo clima institucionista becado por la junta de ampliación de estudios,
cursó estudios de post-grado en filosofía del derecho desde 1934 con los
mejores maestros de Viena y de Berlín, hasta que, en el verano de 1936 se
sintió llamado a volver a España para participar en la contienda civil que
apenas comenzaba.
Los años de la guerra, en la que participó como Oficial de Estado Mayor en el
Ejército de la República, le separaron del ámbito universitario, más no del
estudio ni de la vocación académica, como mostraron luego sus lecturas y el
testimonio de sus improvisados y espontáneos discípulos de entonces.
Vencido, condenado e indultado; cerradas para él las puertas de la
Universidad, se reinsertó en la vida civil en condiciones durísimas para su
inclinación intelectual, ahora orientada por necesidad hacia la docencia privada
en cursos particulares impartidos a candidatos al ejercicio de la carrera
diplomática (1942-1949). Esas dificultades no le impidieron escribir El Imperio
Británico (1945) y comenzar a redactar su célebre Derecho Constitucional
Comparado (1950); tampoco, la preparación y coordinación de cursos y
seminarios en el recién fundado Instituto de Estudios Políticos que dirigía
Francisco Javier Conde.
En 1951, la firmeza de sus convicciones frente al régimen franquista le llevó a
un exilio voluntario en Buenos Aires, iniciando un periplo americano que le
llevó, de asesor jurídico de empresa y profesor invitado de la Facultad de
Derecho de la Universidad de Buenos Aires (la cual abandonó cuando quienes
le habían llevado a ella fueron perseguidos por el régimen de Perón) y a varias
universidades latinoamericanas
En esta última situación cumplió la etapa más fecunda de su vida intelectual y
académica en América con la creación de la Escuela de Estudios Políticos y
Administrativos (1973) y la puesta en marcha de una importante labor editorial
comprehensiva de varias colecciones notables que incluían primeras ediciones
en español de clásicos como Bodino, Hobbes, Naudé o Botero; de estudiosos
contemporáneos como Marcuse; de otros autores nacionales y extranjeros,
traducciones, etc. Impulsó también la creación de publicaciones periódicas
como Documentos y Politeia, ésta última activa como órgano divulgativo de la
labor del Instituto después de más de 40 años.
Jubilado de la Universidad Central de Venezuela en 1979, en 1980 fue elegido
primer presidente del recién creado Tribunal Constitucional español por dos
períodos consecutivos, sin abandonar del todo una vida académica fecunda,
hasta 1986. Al jubilarse de este cargo público volvió a Venezuela, donde
falleció pocos años después, en 1991.

El conjunto de su obra, de múltiple interés para historiadores, estudiosos del


derecho, de la sociología, de la antropología histórico-política y, en general,
para todo lector culto, se condensa en sus numerosos escritos, presididos por
cuatro grandes constantes de su pensamiento: 1) su atención y sensibilidad
hacia la historia y la historicidad; 2) su atención hacia el Derecho como
instrumento ordenador de las sociedades; 3) su inclinación a la reflexión
sociológica, y, 4) su preocupación permanente por el momento político y, por
ende, por el Estado y sus formas. Todo ello presidido por la dialéctica del todo
y de las partes de la realidad entendida como sistema de conexiones y
relaciones entre los componentes y de éstos con la totalidad. Con este sólido
sistema de pensamiento, resultado de sus preocupaciones por la historia y el
presente, asimiló rigurosamente las mejores influencias de su época para
proyectarse en sus obras como estimulante fecundo de nuevas reflexiones
sobre muy vastos temas de alcance universal. Así, sus raíces hundidas en sus
inmediatos maestros (Posada, Pérez Serrano, Recasens en España, Baxa,
Spann, Kaufmann en Viena, Schmitt en Berlín), en otros más mediatos (como
Ortega y Zubiri), y con lo mejor del pensamiento filosófico, político, jurídico y
sociológico alemán de todos los tiempos (Hegel, Marx, Von Stein, Dilthey,
Heller, Smend, Sombart, Kantorowicz, Gierke, Max Weber entre otros), ofrece
una obra consistente y sólida en la que los temas particulares se integran en
un sólido conjunto sistemático de elaboraciones conceptuales esclarecedoras
de interrogantes y dudas de carácter histórico y actual que le han llevado a
proyectarse y profesar –como hemos visto- en España, y en casi todos los
países de Hispanoamérica.
2. Concrete el surgimiento histórico desde el punto de vista
cronológico y doctrinal, de las expresiones “Estado de Derecho”,
“Estado Democrático”, y “Estado Social”.

En cuanto al Estado de Derecho podemos decir que es la más antigua de las


tres características que definen al Estado español. De esta forma que el
nuestro sea un estado de Derecho significa que nuestras normas deben
sumirse a la disciplina del Derecho. Tanto ciudadanos como poderes públicos
se enmarcan dentro de unas normas marcadas por la Constitución como al
resto de la normativa jurídica que garantiza derechos fundamentales y
libertades públicas.

Esta concepción del estado surgió como contraposición al estado absoluto. Su


nacimiento va unido implica la imposición de la Burguesía entre el siglo XVIII y
XIX, que junto con el poder económico alcanzado incluso reclamos de política y
determinan una transformación radical en la sociedad y el concepto de Estado.
El Estado social viene a suplir algunas de las necesidades que no satisfacía por
sí solo el Estado de derecho. La característica más importante de este derecho
es que el Estado debe actuar para crear las condiciones para garantizar
aquellas necesidades vitales que no pueden ser satisfechas ni por los
individuos ni por los grupos. El Estado social es, por tanto, un Estado de
prestaciones.

El concepto se remonta a la formación del Estado alemán y, pasando a través


de una serie de transformaciones, en la actualidad forma las bases político-
ideológicas del sistema de Economía social de mercado. Von Stein es el que
postuló sus bases como medida para evitar una revolución que desembocara
en otra dictadura. Von Stein consideró que la nueva sociedad tras la
Revolución Francesa y la construcción del nuevo estado había dejado de
constituir una unidad, debido a la existencia de clases. Esto facilita que los
individuos persigan sus propios intereses a costa de los del resto,
terminándose con estados opresivos o dictatoriales. La solución era, en su
opinión, un estado que iniciara una reforma a fin de mejorar la calidad de la
vida de las clases más desfavorecidas, evitando así el proceso de las clases
que buscan ascender socialmente.

El Estado democrático implica la creación de unas normas constitucionales,


unas condiciones para que los distintos intereses puedan competir en igualdad
de condiciones entre las que destacan la soberanía nacional, el pluralismo
político y el concepto de igualdad ante la ley.
Este estado surge a partir del Estado social. Garantizada la oportunidad de las
clases más desfavorecidas gracias a la responsabilidad del Estado en asuntos
como la sanidad, la educación o la cultura, surgió la necesidad de la
participación activa del pueblo en este Estado. La república de Weimar fue
quizá la primera experiencia de un Estado democrático que conjugaba el
Estado social y el de derecho con ella.

3. El “plusvalor” jurídico y simbólico de la expresión “Estado


Social y Democrático de Derecho”: razones y argumentos.

El concepto de Estado Social y Democrático de derecho es más que una mera


unión de concetos sino un todo en sí mismo que sirve para definir y diferenciar
de otras experiencias de Estados. Así manifiesta su diferencia con el Estado
liberal de Derecho que los derechos fundamentales no tienen un alcance
meramente negativo y que han de ser garantizados por prestaciones sociales o
de otra índole a cargo del Estado. Esta diferenciación viene a cargo del
concepto “Social”.
El estado legitima medios de defensa a los intereses y grupos de población
socialmente dependientes y que si el Estado social no excluye los conflictos
socio-económicos, sí puede y debe proporcionar los adecuados cauces
institucionales para resolverlos

La consideración de “Social y democrático” además implica e impide que en


nombre del principio de igualdad se prive al trabajador de las conquistas
sociales conseguidas
4. Razone y argumente, a la luz de la interesante opinión del
autor, expresada casi al final del texto, el modo en que, a su juicio, los
tres conceptos se alimentan mutuamente en los Estados actuales.

Es muy interesante y comparto su tesis de la “trinidad”. Rompe con el


monismo, la visión única e incompleta propia de los estados dictatoriales. Dos
conceptos en un Estado también son insuficientes ya que podrían llegar a ser
antagónicos y provocar una ruptura del Estado. El concepto de “trinidad” del
Estado “Social”, “Democrático” y “de Derecho” marca un punto de equilibrio
demostrado en la alimentación recíproca.

El Estado de Derecho garantiza mediante la norma, en nuestro caso patente en


la Constitución, un ambiente de respeto hacia el ser humano, al estar
garantizado sus derechos y del orden público al estar constatados sus deberes.

Pero la sumisión a estas normas no garantiza el bienestar o la igualdad de los


ciudadanos. Para sufragar estas carencias que el Estado de Derecho por sí
solo no puede garantizar está el estado Social. El Estado debe velar por la
igualdad y el bienestar de sus ciudadanos en la mediad de lo posible, por ello
deben garantizar la igualdad de oportunidades en materia de educación,
sanidad o la cultura, trabajo y vivienda dignos, Indemnización de
desocupación, subsidio familiar, asistencia del inválido y del anciano, defensa
del ambiente natural.
El Estado democrático viene a determinar que todos los ciudadanos deben
participar en ese Estado y tienen las mismas oportunidades para hacerlo.
Tienen el poder de elegir a sus representantes en el Gobierno y a destituirlos
si no se deben a su labor, vulnerando la Constitución.
Son tres pilares imprescindibles en un estado que desee garantizar orden,
respeto, bienestar, igualdad y participación.

5. El posicionamiento del Tribunal Constitucional español sobre esta


fórmula. Las sentencias que se citan en el texto pueden consultarse
en www.tribunalconstitucional.es.

Por su parte, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha tenido


reiteradamente en cuenta el carácter vinculante de la fórmula Estado social y
democrático de Derecho y ha puesto de manifiesto su importancia como punto
de referencia interpretativo. En este sentido ha manifestado que dicho tipo de
Estado supone respecto al Estado liberal de Derecho que los derechos
fundamentales no tienen un alcance meramente negativo y que han de ser
garantizados por prestaciones sociales o de otra índole a cargo del Estado; que
tiene entre otras significaciones la de legitimar medios de defensa a los
intereses y grupos de población socialmente dependientes y que si el Estado
social no excluye los conflictos socio-económicos, sí puede y debe proporcionar
los adecuados cauces institucionales para resolverlos. Ha destacado también la
relevancia de tal noción del Estado Para la determinación o interpretación de
ciertos preceptos constitucionales. Ha interpretado que el carácter social y
democrático del Estado impide que en nombre del principio de igualdad se
prive al trabajador de las conquistas sociales conseguidas. Y, en fin, que
cuando un miembro de la sociedad defiende un interés común sostiene
simultáneamente un interés personal y que esta posible interacción entre
ambos términos es especialmente relevante cuando se concibe al Estado como
social y democrático de Derecho.

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