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Alexandra Murcia Navarro

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4.º Periodismo

Práctica 4 Límites de la libertad de expresión

Joan Tardà, diputado de ERC, realizó en un acto público como


protesta al 30º aniversario de la Constitución, una serie de actos que
levantaron la polémica. En este mitin ante
las Juventudes de su partido, se quemó un ataúd que representaba a
la Carta Magna, mientras él llamaba «corrupto» al Tribunal
Constitucional y gritaba «¡Muera el Borbón!».

Tardà pide que su grito sea entendido como un grito en favor de la


República. Sin embargo se han abierto diligencias para decidir si se
ha cometido un delito o si le ampara la libertad de expresión.
Las descalificaciones hacia el rey y el Tribunal Constitucional de Joan
Tardà nos lleva a reflexionar sobre el actual ejercicio de la libertad de
expresión y sus límites constitucionales. En un principio, no me
parece correcto que se aliente a los jóvenes, al relevo de un partido
político con descalificaciones e insultos hacia un sistema con el que
no se está de acuerdo en vez de con razones de peso y argumentos.
En este caso Tardà podría haber incurrido en un delito de calumnia
si, a sabiendas de que no lo fuera, acusara de corrupto al Tribunal
Constitucional. La frase de “¡Muera el Borbón!” podría ser
considerada como delitos contra la corona.
La Declaración Universal de Derechos Humanos consagra que todo
individuo tiene derecho “a la libertad de opinión y de expresión”. Este
derecho incluye el de “no ser molestado a causa de sus opiniones, el
de investigar y recibir informaciones y opiniones, y difundirlas”. Pero
también declara que en el ejercicio de sus derechos y libertades, toda
persona estará sujeta a las limitaciones legales con el fin de asegurar
el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer
las exigencias del bienestar general en una sociedad democrática.
La libertad de expresión viene recogida en nuestro Constitución en su
artículo 20, siendo uno de los derechos que dispone de más garantías
jurídicas (recurso de amparo, recurso de inconstitucionalidad,
aplicabilidad directa, procedimientos sumarios en la jurisdicción, etc)
de todo el texto constitucional. En el este precepto constitucional “se
reconocen y protegen los derechos a expresar y difundir libremente
los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o
cualquier otro medio de reproducción”, así como “a la producción y
creación literaria, científica y técnica”. También se reconoce y
protege el derecho “a comunicar o recibir libremente información
veraz por cualquier medio de difusión”.
Pero el ejercicio de la libertad de expresión no es ilimitado. La propia
Constitución, en el mismo artículo, establece como límite el respeto al
derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen. Creo
importante este punto y es donde hay que discernir entre libertad de
expresión e injurias o calumnias. Creo que en esta ocasión se ha
faltado al respeto hacia el Jefe de Estado y se ha cometido calumnia
hacia una institución del Estado como es el Tribunal Constitucional.
Cuando se tiene un cargo de responsabilidad como es ser diputado de
ERC y se está en público hay que cuidar el modo. Aunque pretendiera
ser metafórico, las acusaciones y los insultos han quedado patentes
en público.
Me parece perfecto que se proteste contra el sistema establecido,
que se luche por cambiarlo, que se aliente a los más jóvenes a
combatir injusticias, pero siempre desde el respeto y los argumentos
y no desde la descalificación fácil y gratuita.

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