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COLECCION «NOESIS DE COMUNICACION» Dirigide por Manuel Martin Serrano ons, La opinion y ta muliitud, por Gabriel Tarde, Conducta y comunicacién, por Charles E. Osgood. La creacién cientifica, por Abraham A. Moles. (Obra légico-semiétlea, por Charles 8. Peirce. La grifica y el tratamiento grifico de ta informacién, por Jacques Bertin Escritos sobre prensa, periodismo y comunicacién, por Kat! Marx y Friedrich Engels. CHARLES 8. PEIRCE , OBRA LOGICO-SEMIOTICA Edicion de ARMANDO SERCOVICH Versi castellana de RAMON ALCALDE xy MAURICIO PRELOOKER taurus ® Maqueta de cubierta ALCORTA/MARQUINEZ, fesor Ramdn ALCALDE tadujo los captulos 2y 3 de Hib I, y la seceén 3 del capitulo 6 dl Hiro 1V de los Collected Papers, mientras que el profesor Mauricio PRE LOOKER tadujo el testo del materi © 1987, ALTEA, TAURUS, ALEAGUARA, S. A. ‘© TAURUS EDICIONES, Principe de Vergara, 81, 1.° - 28006 MADRID ISBN: 84-306. 6004.6. Deposito Legal: M. 1.435-1987 PRINTED IN SPAIN INTRODUCCION La palabra 0 sgno que el hombre usa a hombre isms as El pensamiento semitico de Peirce, organizado alo largo de casi trinta alos, se desarrolla en una sucesion compleja de rela- clones conceptuales subtendida por puntos de apoyo categoriales ‘Que permiten la exfoliacion necesara, en este caso, para recorrer tuna significativa parte de sa terrtorio Iogico; tomemos entonces cl diamante y el escoplo y demos el primer golpe: nos encontra- ‘mos, de pronto, ante una exigencia del propio Peirce respecto dé ‘nuestro instrumento, pues él mismo fue particularmente cuida- ddoso en cuanto a la determinacién del sentido en que debian set {nterpretadas sus palabras. Su trabajo «La Etica de la Termino- logia», publicado en 1903, es suficientemente claro en este pun- to: «.-estas razones inclurfan, en primer lugar, la consideracin de que los simbolos son la urdimbrey la trama de toda investig cién y de todo pensamiento, y que Ia vida del pensamiento y de la ciencia es la vida inherente a los simbolos; por tanto, no es acertado afirmar s6lo que el lenguaje es importante para cl buen ‘pensamiento, porque es parte de su misma esencia» (2.220)'. ‘Ahora bien, si el lenguaje es consttutivo del pensamiento, zeb- * Lasts ene précis emle al nimere de prkraf comespondinte sta conus parcial ison de os abo osteo es e Patee,feal- ada por sl Departament de Filia dea Universe e Harvard 1931, ‘etd Sats ny nm modtcctone I na conocin lng ngs has mo representarnos esta vida simbélica y su funcionamiento? CCreemos llegar aqui al corazén mismo de toda su problemitica, al lugar que sive de apoyo a su edificio logico: ef concepto dere ‘presentacin. Petce responde ahora®€ nuestra pregunta transfor- ‘mando nuestra nocién de representacién en un concepto cient 0: «...debo comenzar el examen de la representacion definién- ddola con un poco mis d€ exactitud: En primer lugar, eh cuanto & mi terminologia,limito la palabra represenacién ata operacion de un signo o a su relacidn con el objeto para el intérprete de la representacion. Al sujeto concreto que representa lo llamo un signo o un representamenn (1.540). Peirce transforma ast una nocion cotidiana o una categoria filosofica en un concepto lgico sustituyendo una visin didica por una concepein tridica dela representacién. ¥ el trdente que utiliza para despejarviejos te ‘minos filos6ficos como la «fantasia» (intelectual o sensible) en Arist6teles, la wimpresiény de los estoicos, la «repraesentatio» 0 ¢ ephantasmay de los escolisticns la wimaginacién» de Descar- tes, la «aprehension sensible» de Spinoza, Ia «correspondenciay de’ Leibniz, la «aprehensién generab» de Kant hasta legar por propia gravitacién a la Vorsellung sustancialista que Wolff in- {rodujo en Ia lengua filos6fica alemana, se muestra como su ob- Jeto te6rico por excelencia. En sus propios términos Ia logica 0 semi6tica «.,.€s simplemente la ciencia de lo que debe ser la re- presentacin verdadera.. «.. Es, en suma, Ia filosofia dela re- presentacion» (1.539) Peirce define as la logica, en sentido amplio, como una se- smiética general que trata no sélo de la verdad, «..sino también de las condiciones generales de los signos en tanto tales (lo que Duns Escoto llamé grammatica speculativa), de las leyes de evo Iucin del pensamiento, lo eual como coincide con el estudio de las condiciones necesarias de la transmisin del significado por medio de signos.., me contento con denominatlaldgica objetiva Porque transmite la idea correcta de que es como la légica de He- el» (1.444). Pero el objeto de investigacion de su eldgica objeti- va» (que también denomina «thetorica speculativa») y el de la sagrammatica speculativa» es, en esencia, el mismo —el sujeto en tanto signo—, dado que para Peirce los pensamientos son sig- nos, la mentees un signo y, en definitiva, el hombre mismo es un signo: «...no existe ningin elemento de fa conciencia del hombre {que no tenga algo que le corresponda en la palabra; y la razén es obvia. Es que la palabra o signo que el hombre usa es el hombre mismo, Porque el hecho de que todo pensamiento es un signo, junto con el hecho de que la vida es una corriente de pensamien- {o, prueba que ef hombre es un signo...» En otros contextos Peirce denomina gramdtica pura a ta grammatica speculetiva (asignindole el cometido de determinar ‘ué es lo que debe ser cierto del signo o del representamen para 4que pueda encarnar algin significado), llama ldgica propiamente dicha (0 bien légica exact) a ln ciencia de lo que es euasineces rlamente verdadero de los representmenes para que puedan ser validos para algin objeto, o sea, verdaderos, y distingue una ter- cera rama de estudio semistica, la revdrica pura, que debe deter- minar la leyes mediante las cuales un signo da nacimiento a otro, signo y un pensamiento a otro pensamiento. La consecuencia ims relevante de esta propuesta es la unifieacin semiotic de las Condiciones de verdad de los signos respecto de sus objetosy las condiciones de engendramiento de los mismos. Su triedro con- ‘ceptual dice de la coextensividad existente entre una semdntica extensional y una semdntica intensiona, si las entendemos, rs- Pectivamente, como una ‘eoria de (a referencia y una teorta dela Signiicaci6n, Peitce posterga esta oposicion, propuesta en el do- ‘minio semi6tico por algunos investigadores actuales?. Recorde- mos que para Emile Benveniste «la referencia es parte integrante de la enunciacién»*, Para Peirce, la referencia es inconcebible sin Ia operacion trddica de a representacién. La estrecha correlacign existente entre las tres ramas de la se- rmiética de Peirce y la comunidad de su problemtica deriva de {que las mismas son consecuencia del hecho de que cada signo 0 representamen est simultineamente relacionado con tres instan- cis: su Interpretante, su wground» 0 Fundamento y su Objeto: ‘oun signo tiene, como tal, tres referencias: en primer lugar es tun signo para algiin pensamiento que lo interpreta; en segundo lugar, es un signo de algin Objeto al que equivale en ese pensa- miento; en tercer lugar, es un signo en cierto aspecto 0 cardcter, {que lo conecta con su Objeto». Esta triple relacin del signo como sujeto de toda represent cién deja de lado la distincién entre lo tautolbgico y lo heterolé- Bico, punto en que Peirce retoma a Spinoza; dicho en otros t&- 3 sre Conan of For Incas, Jounal of Speen Po Wma Eco, Tatdo de Semi Grea Ed men, 197 «Ele Bower, aoa Joma df mie, Ea Slo Ve 3 1d). Lacuniva er mse minos, todo sujeto de representacion es tauto-heterol6gico: es fo (que es y dice de fo que no es. La vemision a los otros signos, a Jos pensamientos y a los objetos.gueda subsumida a la temaria relacion representacional, que defiva det Goncepto incial de ope ‘racién de wn signo 0 tripe asignacin necesaria de cualquier re Dresentamen. ‘Si tomamos la defincion de la légica como «...ciencia gene~ ral de la relacién de los simbolos con sus objetos»*, retomada or nuestro autor en distintos contexts, Ia gramética pura (rela- Jacidn de un signo con sus interpretants) se veria subordinada a Ia logica objeiva (el signo en relacibn con su objeto). De todas maneras, el predominio de la gramética, la Hogi o la rethoriea ts siempre relative y su relacién de interdependencia genuina, es decir, necerarlamente triica, frente alas relaciones denomina- {das por Peirce degeneradas (aquelas en que es posible alslar dia- das) En su carta a Lady Viola Welby, del 14 de diciembre de 1908, Peirce aclara lo que entiende por objeto: «... uso el term “obje to" en dl sentido en que objectum se hizo por primera vex sustan- tivo en el siglo xii: y cuando so la palabra sin agregar de’ {Qué estoy hablando del objeto, entiendo cualquier cosa que se Dresenta ante el pensamiento en cualquiera de los sentidos usua Tes...» &-n9 hago ningiin contraste entre Sujeto y Objeto, y ‘mucho menos hablo de subjetivo y objetivo" en las diversas v Fiedades de sentidosalemanes que, a mi entender, hicieron p 7 ferar malas filosofis, sino que us0 “sujeto” como correlativo de “predicado”y hablo s6lo de los “sujetos” de esos signos que tienen una parte que, por separado, indica cules el objeto del snon. Pero entonces, 1a qué alude el signo, qué nombra, cual cs su suppositum?, «.. sin duda, la cosa externa, cuando se pien- ‘st en una cosa externa real. Peto, aun asl, como el pensamiento ‘sth determinado por un pensamiento anterior del mismo objeto, ‘Se reflere solamente ala cosa por denotar este pensamiento pre ‘Queda aqui en claro la intima relacin en que entra para Peirce la wreferenciay a los objetos empiricos —uno de los mit ples casos de denotacién—, con el proceso de remision perma $14.0. 10 nente de unos signos @ otros. Es mds, no sera, asu julio, pos be a reacindddiea entre un sign y su objet sn a inclusion de una wtereridad» como mediacién, lo que se dsprende de una 4¢ sus definiiones del signo: «Un Signo es un Primero que est fn al celacin triddica genuina con un Segundo, llamado Obje fo, como para ser capaz de determinar a un Tercero, llamado 81 Inverpretante, a asumi con 80 Objet la misma relaciontriddiea nla que €l exh con el mismo Objeto» 2.274). Respecto de los bjetos, Peirce aclara, en numerotos pases de su obra, que pueden ser perceptibles, slo imaginables,o ain inimaginables Enum cierto sentido. Ademds, la condielén de que un Signo deba Ser dsinto desu Objelo es arbtraria seg su parecer, al menos fn el caso de un signo que es parte de otro signo: ada imp fe a un actor que desempena un papel en un drama hstrico tsar como “utlera’” tata Ia mismisima rliquia que se supone tue solamente esta representa...» «81 mapa de una ila se dleposia en el suelo de la misma, debe haber, en cteunstancias frdinaias, na posilon o punto, est éstemarcado en el mapa 0 fo lo ese, que represent exatamente ese mismo punto del ma- De.» En diferentes momentor de su extensisima produceiéa Peice retoma el punto de diferentes maneras, demestrando su profundo interés por exe dif eamino dela Teoria J Enu- acid y de lates en general: «Sun Signo es distnto de su Dbjeto, debe exis, sea en el pensamiento oe la expesion al guna explcadién, algin argument, algin otro contexo, que LInuestze como —sobre la base de que sistema "pot que razo- “hes eLSigno representa al Objto.0 al conjunta de OB}HOF a ‘Ques refiren 2.230. Es esta la bisqueda que leva al logo Producir i concepto de Inerpretante Dindmico, pensamiento- Signo u hombre-signo. Soio exe sujeto-sigificante completa una cxplicatva tlada genuina y permite un enfoque no dicotbmico Gel tipo wsignticadosignicane>, tan caro a a tradicin esti ta, a fos binarismos, los funcionalismos semiotios y cualquer tipo de positivism larvado exstenteen el seno de los esquemas Ge figurabilidad més «ingenaos». El rechazo saussuriano de Ia eferencian (verdadera Verleungung epistemologica) se defini isiricamente en tanto desestimacion de la Ley como Tere dad, en el nacimiento mismo de fa cencia ingistica. La lucha ‘de Lacan contra la Lingstica sn sujet fe, en parte, un efecto necesario del estatuto de asimple-aalmigr que Saussure tore al problema de la denotacion. La «tiadomania» de Peitcee5co- Trelatva del advenimiento de un nuevo «paradigman (Kul), u {que nace en la semi6tica como una episteme anacrOnica, silencia a durante casi un siglo en los manuseritos de la Universidad de Harvard. El derrumbe de toda ung filootia de la wrepresenta- cidn» y la elucidacin dela Vorstefungfreudiana por Lacan son temas anticipados por la semiética de Peirce. Pero son sus conceptos més analiticos los que nos permitrén avanzar en la comprensin de la crisis de las teorlas represent cionales. Un lugar privilepiado es el que ocupa su concepcion dé ‘, la cosa en tanto producto dela accion dela Ley del len- {uaje,admite en Ia lengua alemana una aproximacién mas extre- cha al concepto de Peirce de fundamento. El grund es asl el ver- dadero arquetipo de «das ding». La «Sachevorsellung» de Freud os leida por Lacan en el contexto de una reflexion sobre el funda- ‘mento del signo. El easpecton o wcardcter» a qi alude Peirce en su definicién mis corriente de signo no constituyé motivo de tratamiento te6- rico, probablemente porque ese lugar que, por exceencia, exige ‘una triple articulacién, una compleja estructura de nudo que re- ree pmo, we Kael R Pore Ls Lig dee nvno ies npc a, eco) 7 1 aia dy Web, S33 embre 108 La cri sme, BR sistea tos esquemas de figuraildad més familiares. Pero la rela: «in del signo con sus adenotata» ent rpidamente en la lin- ‘uintica de las estructuras con el nombre de afuncién referen: ial», mediante una répida identificaci6n de los medios de que la lengua dspone para ello: Is descripciones defnides, los nom- bres propios, os adjetivos © pronombres demostrativos, los ad- jetivos determinativos, ciertascategoras verbales(hifters), y, en fenera, los déietcos o téxminos anaf6rieos 0 catafércos. Tam- ‘cola relaién del signo con el walguien» encontré esolloin- ‘hyéndose rapidamente en las investgacione inicladas por los {ilbsofos del lenguaje de Ia escuela de Oxford. Pero el cimulo de ‘errores tenaces contendos en la propuesta binarsta no dio lugar ‘un pensamiento ternario y, por tanto, Ia dima parte de la de- Tinicin de Peirce fue o bien eliminada o bien sortads mediante {ormulas de corte empirista dl tipo de ef signo no puede der cuenta de «todas» ls aspectos de la casa denorada o os signos ‘son absiracciones , en consecuencia, ereduccones de sus deno- {tay. A estas formulas exractivas de la denotacion se opone en Peirce una forma productiva:elsigno no arescata> aspects del ‘objeto (seain el esquema de «ied» conceptual tan caro al idealis- ‘mo epistemol6gico), sino que, para Perce, a partir de sus rla- cones con su interpretante Dindmicoy (0 sea, con el sje ‘oneebido convo Signo), proddeé si «Objeto Inmediaton defii- jlo al como es represéniado_por-el.sgno ‘mismo y Guy Ser, enionces, dependiente desu epresentacion en aquély (4,530). PHREMEL Existen, en consecuenci, lca de Peirce exige tener en cuenta I | Fundamento es una cuslidad 0 abst como tal, pete- ‘BES al repisiro de Ta Primeridad, 6 se, d¢ aque que es como os, sin relerencia a ninguna otra Cosa, el segundo es un indice y corresponde al registro de Ia Segundidd, es decir, de todo lo que 3 tal como es respecto de una segunda cosa, por el hecho de que Jos indices mantienen con sus objetos una relacién wde hecho»: placa y el objeto, necesariamente, une contigidad espacio-tem- poral. Asi, los «Objetos Inmediatos» son la sustancia del Indice bo eos omen ole. Acne roms. rca caTncn Hg ano an rn ibe gr nce ceca sommeooeoso hn tt cong ie amin ein del mundo, la materfé del signo, la razon por ta cual «... en las tesa de vom a Re PY Todoet Mi en Paes Ne ln Sie co a seni parsed Peis eu ab cof eto coe Jeb inmeos ans ns a cei ‘Fiotnengs Oo Innit aa dag {peu cronanne ie ae gen ae 2io copa vleem aceon oa ie enna on an oD arom pons fee ee steht eh gra sake fier es Geni cn ctu yee De enna dp iS coe me thts) kent ys tr pe Pe oe fst cee Ar cee Rs ea it ps tr ob eyo one ee Sot fs So Al mon ead gc crn chads cr pnd Senet po Purp oaa dg goed Sen soma oane ert Fan ratan uO, un pai tt rn oer ae Sah pa 2m npn ere ina tue ee fort (w oman te els tne Spat oe Scere cn obj nr neat penn igo, neo er spate dann Ss Sc i nn gens «On Spe Rep ye tec ant nt land Sr en tei Pine) ot eco + ons ited Fee seven cao Se Sm bere ae Cer Sn tn Been, Fete oye par sin se eon oe te fo ts ce Eas Siete er meme ot EUR ES Rare eee am “ nota 4 pie de pagina permite inferr la profunda atterencis exis- tente entre su concepcin de la representacién y Ia de Peirce en relacién con el problema de la denotacién. Ps ‘encia es un atributo de cualquier signo, aun de los iconos,defi- Respecto al estatuto que Perce otorea aio denotado, son particularmente -g_hay ninguna cosa. que sea en si misma en el sentido de no estar relacionada con la men- (€, aunque las cosas que son relativas le mente. sin duda son, spare dela ee9 El realismo de Peice se aatectiza permanentemente con una ‘concepein relacional que le impide eoneebir signos sn referen- cia, aunque éa sea interna alos mismos y sed necesariamente en conexién con alg interpretante, Los Objetos Inmediats (0 referents internos) de un sign se albergan en &independiente- mente de su estatuto dati. Esto hace que la distincion entre et tniverso de los objetos de la aralidad» ye de los dos de la wfc~ cin» ( de la imaginacin, la fantasia o la alucinacion, sep la teminlog adopts) carr de impoancin pra Pee ue fectado por lo que pensemos de ello». Este hecho ubica lo eal de Petre, por entero, en el campo deta Primeridad, coex- sive al dominio de Ia pulsion en le teoria psicoanaliica. Lo imposible es lo que no puede se soportado —tomado a su ear 20 por ningin discurso; le relacdn entre la representacin en ‘forma teiddic.y-lo real. coni efecia de articulacién enire a Seaundided y la Tercerided es necesariamente exrinseca mos visto que los indices no adquieren su capacidad deno- tativa por la simple conexin fctica con sus objeto ¥ que los fonos denotan aunque careacan de Objeto Dinkimico. Llegamos as al mundo de los simbolos. Estos son signos que «...n pue- den denotar ninguna cosa particular, sino s6lo una clase de co- sas, En si mismos son también una elas y no algo particular» 2.301), Pero, ceémo se explica la denotacion de una clase a par~ tir de otra clase y no de un sujeto individual de representacion? (en otros términos: ade dénde proviene la capacidad referencal del simbolo para Peirce? Esto se aclara si indagamos en sus ideas 1 ial renew f Barley’s deat, North American Review, va. 3, cxutede ds acerca de la realidad de lo general. Se declara en este punto con- secuente con el pensamiento Kantiano: «...el objeto inmediato del pensamiento en un juicio verdadero es ia realidad. Por tanto, el realista creeré en la objetvidadYe todas las concepciones ne cesarias, del tiempo, del espacio, de la relacin, dela causa y de las demas cosas similares... «Una cosa, en general, es tan real como en conereton “De all que aunque los sibolos sean gene- talidades y aludan a lo general poseen capacidad denotativa slmbolos y clases son, para Peirce, reales. Su antinominalismo le permite pensar en el poder referencial del simbolo.. Consecuente con esta postura, Peitce ubica alos simbolos en f registro dela Terceridad, 0 se, en el orden de lo legal, lo ge- neral y Io abstracto. Ademis, define el particular tipo de proce- samiento semiético que otorga al simbolo su capacidad referen- cial: «Un simbolo es un signo naturalmente apto para declarar {que el conjunto de objetos denotado por un conjunto cualquiera de indices que pueda estar en ceria manera ligado a es repre- sentado por un icono asociado a él (2.298), De forma tal, que el simbolo denota en la exacta medida en que se asaca a indices e iconos, es devi, a hechos empiricos y a cualidades,o s se quiere ‘elementos de Segundidad y de Primeridad. Habiendo snalizado la segunda de las ticotomias de los sg os propuestas por Peirce —Iconos, Indies y Simbolos— en re- lacién con la problemética referencial subyacente, pasaremos @ la tercera, que se establece en funci6n de la relacién que los sig- ‘os mantienen con sus interpretantes y no ya con sus Objetos. Conforme a esta clasificacén los signos pueden ser «simples © sustitutivos» (Remas), «dobles 0 informacionales» (cu proposiciones 0 Decisignos),y «triples o racionalmente persuasi- osm (Argumentor). Peirce acuerda una especial atencién al problema de las pro- posiciones 0 «Declsignios» dentro de esta triada: «el problema es bastante dificil euando intentamos analiza Ia naturaleza del Decisigno (Dicent Sign) en general, es desir a clase de signo que transmite informacién, en contraste con vn signo (al como un Jcono) del que no puede derivarse informacion» (2.308). Para Peirce, el Decisigno puede ser verdadero falso, pero no propor- ciona Fazones directas de su condiciOn. «Es un signo que, para su inerpretante, es un signo de existenciareaby (2.280). Debe re- ferise a algo que tenga un ser real independientemente desu re- "5 Carta Lady Welby, del 1 marzo de 509. 16 presentacién, Pero esta referencia no debe mostrarse como racio- fal, por ser un signo de segundidad. ‘Como la iniea clase de signo euyo Objeto es necesariamente existente es ef Indice genuino, un Decsigno debe representarse como un Indice genuino. A partir de esto, Peirce se pregunta que tipo de signo debe ser un signo que se presenta como un Indice dest Objeto, llegando ala conclusion de que «... el Interpretan- te del Decisigno representa una identidad del Decisigno con un Indice genuino del Objeto real del Decisigno» (2.310). Pero como el interpretante de un signo no puede representar ningén otro objeto que el de signo que le cortesponde, la rela- ‘id de hecho, en et caso de que el Decisigno tenga algin objeto ‘empiric, debe ser un Objeto del Decisigno. Peirce denomi Objeto Primarioa ste y Objeto Secundario al anterior. TEL Decisigno, al ser el relatum de la relacion exstencial que es su Objeto Secundario, esth por este motivo doblemente inscrip- to: es simultaneamente parte del Objeto y parte del Interpretante del Decisigno. En suma, para comprender al Decisigno hay que considerarlo compuesto de dos partes. Es imposible que un Simbolo tenga como objeto a su Inter- pretante, pero en el easo de los Iconos esto es posible; en conse ‘cuenci, el eonstituyente del Decisgno que se representa en el In- terpretante como una parte del Objeto, debe ser representado por un Icono. Un Decisigno, entonces, contiene dos dimensio- nes: Ia ebnica y la indicial. Un Devsigno, finalmente, debe po- seer los siguientes caracteres: a) contener dos parte, llamadas, respectivamente, Siero (la que eso representa un Indice) y Pre- dicado (Ia que es 0 representa un Icon), ¥ 6) representar a esas dos partes conectadas entre si ara Peirce estas son Ins caracteristicas de todo signo que transmite informacién, y odes las proposiciones son signos in- formacionales, «... I interpretante (la representacion mental 0 ‘pensamiento) de una proposicion la representa como un Indice {emuino de un Objeto Real, independiente de la representacin. Pues un Indice implica la existencia de su Objeto, La definicién (det Decisigno) agrega que este objeto es un hecho real o Segun- didad 2.315). “Toda proposicion o bien es un sinsentido o tiene por objeto tuna Segundidad Real. Para Peirce las proposiciones explicativas ro pueden poseer sentido y carecer de referencia, y aun Its pri imeras son necesariamente verdaderas: «Todo triéngulo de cuatro lados ex de color azul oscuro, es una proposicién perfectamente ” verdadera, porque es imposible que la experiencia entre en con- eto con ella» (2.315). {Al igual que los Decisignos, toda proposicin tiene un Sujeto yun Predicedo,siendo el prime® un Infice del Objeto Primario ye segundo vn Ieono del Decsigno. Peirce concluye que todas jas proposiciones sg-conforman a la defiicidn del Decisgno: ‘«Una proposicon e5, en suma, un Declsigno que es un Simbolon (@.320). Pero agrega que un Indice tambien puede ser un Decisig- no, ejemplificando esto con la fotografia: «La simple impresién no transmit, en si misma, ninguna informacion. Pero el hecho, due es visualmente una seccidn de rayos proyectados desde un objeto conocido de oiro modo, lo hace un Decisigno. Todo Deci- signo... es una determinacién posterior de un signo ya conocido ‘de mismo objeto» (2.320). Peirce presta, ademas, especial atencin al problema referen- ‘al implicto en a sintaxs de una proposicion, considerindola ‘como un Indice de los elementos del hecho representado que co- rresponden al Sujeto y al Predicado. Todo signo informacional ‘implica (se refiee a) un hecho que es su sintaxis, En tanto que la dstincion entre Términos (Remas), Proposi- , Didgenes, 'S1, Ed. Sudamericana, Buenos Aires; (1963): ssi de lingustique générale, Pars, Les Batons de Mint PECHEUX, M. (1975): «Mises au point et perspectives & propos ¢4ePanalye automatique du dscours,Langags, 3, Didier SAUSSURE F: de (1916): Cours de lingustiguesénérae, Pais, vot. ‘WrKoFF, W. (1970): «Semiosis and infinite regressus», Semiéti- a, 11,1, La Haya, Mouton & Co, Fa ADVERTENCIA Los trabajos de Charles Sanders Peirce incluidos en esta com- pilecion constituyen, enre [as ya compiladas en inglés, su contr: bucién mds importante ala teoriasemidtca, y fueron selecciona- dos expresamente pare permit al lector de habla castllana el ‘contacto directo con las categortas floséficas y los conceptos égico-semidticos, que constituyen ei fundamenio mds solido de la actual teoria de la significacién. "Para la traduccién del material fueron elegidas ls siguientes obras: 1. Charles Sanders Peirce: Selected Writings, ed. Dover Publications, Inc, Nueva York, 1958 2. Semiotic and Si ‘The Correspondence between Charles S, Peitce and Vitoria Lady Welby, ed. Charles 'S, Hardwick, asistido por James Cook, Indiana Univer- sity Press, 1977. 3. Collected’ Papers of Charles Sanders Peirce, ed. The Belknap Press of Harvard University Press, Cambridge, ‘Massachusetts, 1965 De 1a primera obra citada se seleccionaron tos capitulos «Questions Concerning. Certain Faculties Claimed for Man», ‘Some Consequences of Four Incapactiesy, «Critical Review of Berkeley's Idealism» -y fragmentos de «The Architecture of Theories» y «Science and Inmortaity», todos aparecides ori- inalmente entre los aos 1868 y 1887 en la publicaciones Jour- hal of Speculative Philosophy, North American Revue y The Monist. ‘De ia segunda obra se seleccionaron diez cartas enviadas por 2s Peirce a Lady Welby entre los ahas 1904 y 1911, cuya claridad expostivaarroja luz sobre gran parte de su produccién semiética ‘anterior, contempordnea y postesior a las mismas, De fa iltima obra citada sPseleccibnaron capitulas corres- ondientes alos primeras cuatro libros, extrayéndose de los mis- ‘mos pardgrafos de [ps numerados del 124 al 1.578, del 2.84 a 2.778, del 3.63 al 3.641 y del 4.3 al 4.663, En todos ls casos, fa ‘ifra anterior al punto indica ei nimero de libro correspondiente @ esta altima obra. El otal de ta traduecién fue confiadaa los profesores Ramén Aleaide y Mauricio Prelooker. El primero tradujo los copltutas ‘

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