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jecretarfa Ejecutiva para la Educaciéa, la Ciencia y la Cultora Torchia-Esrada in INTERAMER es una publicacion de la Secretaria General de la OBA. Las ideas, Sy piiones expresadas 0 son nevesariamente las de la OEA ni de sus iro Editorial, La Educacion, Departamento de Asuntos Educatives, Piso, Washington, D.C, 20006, USA. UN HURACAN LLAMADO . PROGRESO UTOPIA Y AUTOBIOGRAFIA EN SARMIENTO Y ALBERDI ADRIANA RODRIGUEZ PERSICO t CAPITULO I UNA PRACTICA LEGITIMANTE Se puede suponer que el intelectual “unive Jfuncionado en el siglo XIX y a principios ‘del hecho de una figura histdrica bastante paricular: el Hombre _pretensién de reinstalar la plenitud de un su} to demitirgico que €n ef. acto de escribir logra nietamarloxear-et- (0 én totalidad. El autobidgrato prefiere jue en el aconte- la explicacién gener: rea ly ‘gesto casual, la tetnogedio cimiento puntual hall y Gabedocue 10 condensaci 1d vital; en los juegos infantiles, la vocacién madura; en iduo, los rasgos definitorios de un grupo mayor que lo designa representante, Los te6ricos dan al término totalidad diferentes significados. Para algunos, la noci6n remite estrictamente a la vida individual en sugs 3 1 que confirma a la primera persona." Otros incluyen’ mas amplia: cuando Bajtin estudia los vinculos entre lad, postula lo social como el género mismo. Remonta lad grecorromana y le otorga funciones especifi- cas: ls relatos de vida acompafian aconiecimientos politico-sociales y se desarrollan en los cronotopos del égora 0 Ja familia que transmutan el espacio fisico en espacio socio-idealégico.'* Las teorfas_presentan puntos comunes entrelazan el fespacio-flemipo, con el Gujeto) “aiserepanicias acerca dé Ta génesis y la evolucion, de clasificaciones tediosas, de especulaciones sobre tOnos o posiciones de locucién, de prescripciones modales o teméticas, el género conserva rasgos que median entre el texto ylo. tual: laidentidad a. arrador-per- Sonaje y elcardcter verificable del tema crean un micleo de resistencia @. Seuss Contra cambios & transgresiones.”” Lg fucign es In tercera constante ; porque toda autobiografia se escribe para defender, rectificaro inventarwucen un nombre. Selo Gxtake La preocupacién por el nombre propio se inicia en las postrimerias de la edad media se prolonga durante el revacimiento donde comienza a vislumbrarse la concepcidn del sujeto pleno y culmina en el siglo XVIIL El-nombre-propia introduce: [a diferen: singular de Jo masificado. En él permanece ci ‘esticpe aceptada y continuada o, por el contrario, vilipendiada. El que relata su vida opia por alguna de estas posiciones cuando s¢ presenta como heredero, trasmisor de valores o como rebelde impugnador de los res. Otra actitud mantiene cuando se encierra en un silencio obstinado respecto de los mayores; el sujeto deviene entonces su propio padre. Ia (verdai yFque ponen en el centro a categoria de verdad, adquieren un cardcter fronterizo; incluyen modos de referencialidad que obligan a cotejar el adentro con el afuera: por un lado, rearmar las Telaciones intratextuales; por otro, confrontar texto y extra-texto siguiendo ciertos protocolos de lectura. _| Entre escamoteosy desnudamientos, jucgan con a confusiéndelas nociones de verdad y realidad. Lz tura s6lo puede apelar a una ¥e (p.224). iota se constituye en yn acta de defensa. Necesita del. {aque para eircunscribir si jugar, los limites de su espacio respecte loS-esppacios ue ocupan [os otros. El uso del pronombre yo garal cidad del locutor de plantearse como tras que la tercera persona condicién de tal, ya que refiere a una situacién obj no-persona ¢s €] solo modo de enunciacién posible para las ins del discurso que no deben remitir a ellas mismas, sino que predic: proceso de no importa quién o no importa qué Elenfrentamiento se entabla entonces entre la subjetividad de un campo —habitado por patriotas— y la idad del otro. Ellos con-| figuran un mundo antag6nico —de antipatriotas, de traidores o de tiranos— sobre el cual predica el sujeto Jo inventa. Sin embargo, el acto de e 8 adversarios convierten al patriota en blanco de eritica.. Lapolémica involucra al enemigo externo y también a los proyecto y misiones de tos titembros de la misitta te; el agresor encarna, segin fas coyunturas, en el “Barbaro” 0 en ante el oximoron de “barbarie letrada” (PA., aliados 0 adversarios, delimitando los campos seménticos que corres- ponden a cada uno. Enfrentado al sujeto que enuncia, el otro porta el a del id y esta carencia lo condena a la ilegalidad. En este cont) to de subjetividades puede leerse el germen del estado, un principio de Lae SARE Bermen cere cexclusiones e inclusiones que varfa de dimensiones de acuerdo con las ‘“cireunstancias. Er Togro de la unidad requiere limites precisos que dividan el afuera del adentro. Las exclusiones surgen de la presencia 0 yj ausencia de raz6n. El barbaro para Sarmiento proviene del ext ‘en consecuencia revela un c +t tan extraiio que no habl: misma lengua. Para Alberdi, el otro sale de las entrafias del campo propio cuando se olvidar fos intereses colectivos. Los textos incorporan el pasado y sus remanentes: totalizan para luego excluir. A primera vista, el proyecto parece quebrar Ta linealidad “del proceso al concebir el antes y el después como polos irrecon a los extremos se los etiqueta de reaccién o progreso. Pero el nuevo orden extrae su sentido invirtiendo el viejo. La escritura representa a entre los constituyer Laescena del CAPITULO IL CONSTRUYENDO EL MODELO La figura es un modelo deta realidad. La figura representa un estado de cosas posible en el espacio logico. L. Wittgenstein I. Modelos de estado: figuras ut6picas y contraut6picas pesos in Argentinagl pensami terior o exterior, Ta ut uut6pico es la contracara del exilio, Sin’? |" fa fio es posible. Se dice: la condicién producciones de Sarmiento y Alberdi refutan esta afirmaciGn apresura- jos de la escena de Jos acontecimientos el tiempo queda suspendido entre un pasadoal quese recurre comolo intactoy un futuro entrevisto como la eliminacién de las condiciones opresivas, ese presen- te puesto entre paréntesis es el tiempo hist6rico por excelencia El pensamiento ut6pico constituye, entonces, una forma de con; _iencia coléctiva yun modo de supervivencia en elmonieato en que el ‘sujeto no tiene suelo, esté separado de si. historia y, a menudo, privado desi Tengua. La utopia reconstruye un espacio-tiempo, un pais para~ {SJIEO CUyO disefio lleva a la vez el grado maximo de imaginacién historicidad, Cuando acercamos los enunciados ut6picos dispersos en laescritura de Sarmiento y Alberdi, organizdndolos en constelaciones, configuran escenas o miicleos en los que podemos leer los modelos de pais propues- tos. Esas escenas utdpicas representan algt ici6ny dibujan ens conjuntolafigua del contrato, Mus ‘exhiben. Th eae reside en sat Ja tierra, la discusi6n girarfa en torno a la concrecién de un poder io y legitimado que es el cimiento de la organizacién juridica, como un motor para el cambio, es decir, otorgarle una funcién positiva o, por el contrario, arrojarla al archivo rosos de d .. Una u otra postura la en la medida en que la C. La reafirmacién del patriota: Alberdi y sus autobiografias Una historia de las ideas (exiliadas) La vida y la produccién de Alberdi ejemplifican la problemiética det desti io 0 forzoso que obliga a la recuperacién imaginaria de fa nacionalidad. En sus paginas autobiogréficas, intenta demostrar que las ideas afincan en un Jos espacios reales pueden ser azarosos, por el contrario, fa peregrinacién intelectual evidencia inguietud por una geografia y un tem: mn definitiva de la naci6n: “(..) la historia de mi vida form: ocupado, todo é!, do titularse La vida de un ausente, , 360). El autobidgrafo escribe el relato de su vida en la vejez. Este gesto lo diferencia de Sarmiento; Alberdi despeja el sentido final de una vvocacién cuando apenas queda futuro para él, slo el bronce de la historia que lo inmortalizaré con el nombre de patriota. Los textos aspiran a fijar el contenido del epiteto. Mi vida privada y Palabras de un 2° dos autobiografias en forma de cartas, pueden leerse en lad en la medida en que la segunda comienza donde termina era, Mi vida privada cuenta la educacién recibida en el pats ios, maestros, compafieros— y se interrumpe con el ipso comprende el desarrollo y la maduraci6n de un pensamiento que se prepara para la acci6n politica. El ingreso en esta esfera sefiala el pasaje a la vida En Palabras de un ausente, e1 amor ala libertad justifica el alejamientoy la permanencia enel exterior. como razonamientos juridicos, los enunciados establecen La eleccién del género epistolar implica la puesta en marcha de algunas convenciones: a menudo se subraya el cardcter confidencial de! alos verdadero; en ella el elemento ficcional queda desechado en favor de secretos revelados a media voz. El tono fntimo se presta a una relacion sne mucho de religioso, el emisor aparece como responsable de alguna culpa que debe aclarar en el curso de la escritura mientras que él destinatario adquiere el estatuto de una instancia legal que absuelve 0 sentencia, “6 Alberdi hace gala de ser un buen estratega de la argumentacién cuando mantiene algunas normas y viola otras. No jas cartas, privadas se vueiven publ espfaque se inmiscuye con deleite en territorios probibidos. Pero aqui el voyeur sale burlado pues el acceso a esa vida oculta no satisface ninguna perversi6n. Por ef contrario, el narrador cuenta la historia de una persevera todo el bien de una existencia empefiada en tareas patti fen jueces a su familia y a sus iguales emigrados y los autoriza a rminar sobre la fidelidad de lo narrad sinceridad de sus, pginas, apela a los pocos que reconoce por interlocutores y se aleja de! tono fntimo para trans registro despojado—en Mivida privada— © desgranar argumentos filos6fico-politicos en Palabras de un ausen- te— que ensanchan el campo reducido de los amigos para conferir a la prosa el estatuto de carta abierta. La escritura funda vinculos indisolubles entre las esferas privada y publica porque en el lenguaje reservado de Ia carta se inscriben los tiempos de la historia. Estas cartas alcanzan la categoria de documentos en cuanto incluyen otras cartas que, atesoradas por el sujeto, recortan i fa. Alo largo del texto, el narrador detalla famosos que ostenta como heren: ierta nombres ilustres como el Florencio Varela 0 el de Echeverria y rescatan del héroes annimas que encarnan virtudes civi carta en la que el Congreso hi Alberdi inserta una ciudadano al padre vasco que adopta la nacionalidad argentina y las ideas de Mayo. Los testimonios eseritos forman una cadena que eslabona las gene- raciones sucesivas. La tradicién continda en la vida del protagonis quien, cuando parte para Montevideo, lleva consigo una serie de cart que fomentaran la resistencia. La carta aparece entonces como motor de la acci6n e instrumento politico: “Entre los papeles que contenia mi baal se encontraba el manuscrito inédito de esas Profecias que sacaron a Frias, segiin él dice, del retiro inactivo que llevaba en el campo y pusieron a Marco Avellaneda y a tantos otros jévenes amigos en la campaiia que decidié de sus destinos, o mejor dicho, de los nuestros” (UP, p89), ‘Como en el caso de Sarmiento, la autobiografia arma una identidad que une cultura y naturaleza. En ico se encuentra el germen del pensamiento revolucionario. Los factores hereditarios — Subrayados en la mayorfa de las autobiografias del siglo XIX—aparecen agut con el sentido espesifico de ejemplo o educacién esponténes Alberdi no necesita demorarse en aclarar sus origenes. Para verificar Ia legi 4 sistas paternas que gufan a la generaciGn joven en la lectura de Rous- seau; el nifio Juan Bautista juega en las rodillas del general Belgrano, amigo de la casa; frecuenta compafieros que figurarn en los anales de miembro y cofundador del Salén Literario y de ‘Alberdi explica también sus acuerdos y desavenien- 8 federales, la proteccién de Heredia o el enfrenta- miento con Qi El yo autobiografico se postu diante el examen de la trayectori de una vida se contrae en le un pensamiento, don primeras lecturas y exper prefiguran la madurez. En Privada, Alberdi sefiala con prolijidac {que han interven influencias positivas que conectan al protagonista con el medio, con los modelo de racionalid tual. El relato de la tot mayores, con los iguales y culmina en la vinculacién entre el individuo yla patria, El texto atraviesa una geografia de resonancias histéricas que sigue el desplazamiento del sujeto de la provincia natal a la gran ciudad: Tucumtén, el Colegio de Ciencias Morales y la universidad de Buenos Aires conforman la atmésfera fisico-cultural en la que crece y se afirma, Cuando sale al ancho mundo su educacién est4 completa. Alberdi no aprende de modo e to sino en los libros leidos en la patria o fuera de ella. La figura del padre que le inculca las ideas revolucionarias ocupa el segundo estadio en ese magisterio integral. Con los iguales mantiene una relaci6n intercambiable en Ia cual cada uno desempefia a la vez los roles de alumno y maest Montevideo, ratura de Rousseau y de los descubre los secretos de los fildsofos y los historiadores encarna en el individuo sino ionado es la patria que organiza la forma primigenia ¢ inalterable del sujeto: “Por variadas que hayan jo las fases por que ha pasado mi vida, la forma que ha conservado mi igencia durante ella, venfa de su primer periodo, pasado en mi pais” (WP, p386). Sin embargo, el espacio real del narrador no es la Argentina sino Europa. Su lugar fisico es otro y es otra la problematica que debe encarar en el momento desu probable vuelta al: reclamado responde a los cargos hechos por el enemi la batalla ideol6gica, el yo autobiografico bucea en el accionar politico, del adversario para contrastario con el propio. El discurso pone en 14g la superioridad de una teorfa que sostiene la praxis frente a carente de apoyaturas especulativas, Eltiempo de ta razin Palabras de un ausente apunta ats Ja ausencia del pais, consensuar busca delimitar los espacios que le pertenecen puesto que s6lo el patriota puede realizar la ci berdi se coloca en el ‘campo del adversario cuando redefine la ci in borrando el ficado de educaci6n que le habia otorgado Sarmiento y sustituyéndolo por el de libertad o seguridad personal La escritura desvanece los cuerpos ¢ insiste en la corporcidad de las ideas en el intento de probar que la ausencia fisica difiere de la in tual. La pretensién podria formularse en una serie de ausencias y presencias que combinadas transitan el texto para escribir un sintagma: cin. La disyuntiva entre XVII contribuye a una iza el papel decisivo del pensamiento en la La compaginacién de un discurso polémico con argumentaciones juridico-filosoticas genera un tipo de subjetividad que muestra, en la ién de dos vidas, el anverso y el reverso de la figura del ssencia fisica del narradot resulta presencia civilizada en ; por el contrario, el otro sélo es capaz de actos barbaros. ‘Casos particulares de leyes gener: tagonista y antagonista con- cretan sistemas intelectuales que, \do de postulados comunes, legan a practicas opuestas. E\ texto escarba en la diferencia les— para construir ali un re simulador y el pat espacio de y de la pat superpone estas tres caras. Pero miento programético, contiene también la pugna por lugares sociales concretos. Aunque la batalla se desarrolle en términos de una polémica filosdfica que pretende destruir un sistema de pensamiento, atenta también contra el hombre: “En este sentido el caballo representa la leas que es el . La imagen del patriota lantea como enfrenta- civilizacion del Plata mejor que ciertos maestros de escuela de primeras Ietras que entienden servir a las letras persiguiendo a los letrados”™ (PA., p-164). leratura trama las ventajas morales y racionales del otro, empequefiece al enemigo dotndolo de un idicciones irresueltas. Su mundo esté marcado por el estigma de la falta de raz6n. Alberdi disfraza el cariz politico de la procedimientos acuden en auxilio para dis que son inherentes uir las marcas subjetivas | pronombre de primera iso sefialando la fuente de enunci Pasaje a una tercera, a un “autor”, produce un desl to hai tegistro més objetivo; transforma la voz inconfundible en palabra no identificada. Los enunciados no aparecen ya como patrimonio indivi- dual, sino como una especie de voz colectiva que asume el patrimonio comin. A feterminant Repatiddad no conattuealaujtoenuncegn: cyatdentdadse sft en la continuacién de la herencia fundacional 1 estado se basa en una doble relaci6n. La esfera individual y la colectiva funcionan como los engra- ionesuna enotra:perono bien la subjetividad se del m tadevaiven que sata de aimesion ala negecion Entree! primer momento yl ditimo se extienden las impugnaciones enemigas. El texto abre con la afirmacién del yo metafotizada en una serie de un El narrador monta su discurso sobre la base de definiciones apodic- ticas expresadas en tono juridico. La subjetividad se disimula por la acumulacién de axiomas que ponen al yo fuera de toda sospecha. A veces una afirmacién que compromete el accionar del sujeto reaparece jue surge que la auser es, en realidad, presencia, ‘como una verdad universal. Una instancia legal abstracta convalida el i L nena ‘etapa dibuja cl recorrido inverso de. ‘ms minima sentimiento y cada pensamiento del sujeto. Estas defi del negacién del yo por el warrador descalifica las opiniones adversario apelindo a la historia. El tercer paso corresponde. a la negacién del otro por el yo. Torcidas y releidas, las ideas de Sarmiento exhiben su deformidad: el patriotismo encubre al crimen, la civilizacién es barbarie, la invocacién del interés comin esconde ambiciones priva- das. hes recortan los espacios coincidentes de lo privado y lo piiblico, el dominio en que se superpon lad individual y la cole “Confieso que mi amor por la libertad no es un amor platénico. Yo la quiero de un modo material y positivo. La amo para poseerla, aunque esta expresién escandalice a los que no la aman sino para violarla, Pero no hay més que un modo de poseer su libertad, y este consisteen poser le s{ mismo” (RA., p.137). Mas adelante cambia dimensin del concepto se ensancha, porque lo que correspondia emocional se convierte en forma de vida frendada por una nacién: “Ser civilizado, para un sajén de raza, es set re. Ser libre es estar seguro de no ser atacado en su persona, en su Vida, en sus bienes, por tener opiniones desagradables al gobierno” (PA., pp.165-166). Alberdi remonta su pensamiento a los origenes de la patria median- la permanencia de ciertas ideas que insisten a lo largo de su produc- ciGn. En esta obsesion escrituraria, la autobiogratia copia pasajes de la contrautopia. Razonamientos queen lanovela estén a cargo de los tipos las alegorias son retomados en Palabras de un ausente pot un yo que ediatamente desaparece para ceder a otras posiciones de locu. Sitecordamos que Peregrinacidn recoge el programa invertido 0 r: eado de las Bases y que este ensayo continiia las ideas de la Joven cuyo texto fundador habia sido el Dogma Socialista, el viaje temporal hacia atras revela el deseo de persistir en los principios fevolucionarios. En este punt permanece en el dis aparato de la enunciacién, que casi siempre jamiento del mas puro racionalismo, se torna de su pluma, ahora 15 afos en Chil ciento'y wna carts, en que viol6 101 veces las leyes de | jes de la decencia piblica. El confesd a los suyos su obablé mas que su confesiGn” (PA.,p.154). :omo Hlevado por el pudor, e la enuntiacinen tereera que en tono nevtroexpiga un i ie podrian entrar en serie de principios generales. Estos principios —qu un catdlogo de derechos naturales figutan ls cantornos del mundo al que se aspira pertenecer y enel quese desea permanecer, El narra se demora en def I6gicos con y escribe civilizacion encuentra espacio las instituciones argentinas copian de manera burda el régimen nortea~ mericano. Palabras de un ausente cierta cor el centro de su autobiografia a la defenestracién del . Las figuras del oximoron y del paraletismo desacteditan al otro ¢ invalidan su proyecto o las posibles continuaciones (cuando Alberdi _ esctibe Palabras de un ausente Avellaneda es presidente de la Repabli- ca), Dualidades y analogfas gauchas metamorfosean a Sarmiento en un audillo més. El texto trabaje la técnica de contraponer dos elementos | euyo choque hace estallar el aparato conceptual del advers. descubrir una coherencia fingida. Se cita un concepto acufiado por tn el fayecto de un punto al otro, es la vida patriotica por excelencia La imagen del patriota se desenvuelve en un espacio eq el lugar de la exacta racionalidad afectiva. Si cabe la posibilida resbalar hacia el sentimentalismo o lo estrictamente anecdético, ciertos. eens adversario para destrozarlo en un juego de deduccion invierten: cuando el narrador recoge la acusacién de tr dando dos acepciones opuestas a un mismo sigr de a los patriotas, I jos. Lac miento aparece en el interior los contrarios. La yuxtaposi natura produce el oximoron “barbarie letrada”. neste mundo del revés la confrontacién de versiones : ‘Cuando el sujeto autobiogré- Ta version enemiga con la respaldado en a consis que obra contra otra voz surgida de un poder distorsionado. Un exilio ficado liberal de nuestra ausencia es un tres. Mas de una 152 EPILOGO: EN TORNO A LA FUNDACION DE LA VERDAD Las textualidades ut6pica y autobiogréfica se caracterizan por Ic Juegos, los deslizamientos y las contaminaciones permanentes entre feratura y la vida, entre lo imaginario y lo real, entre lo colectivo ividual, entre lo piblico y lo privado. El uso de estos géneros trofes produce un efecto de ambigiedad que aglutina las esferas. ambigiiedad se instala en el centro de las précticas politica y literar que confunden sus dor Cuando las fronteras se desdibujan y se tornan permeabl de escribir se convierte en campo privilegiado para inventar duo y el grupo o entre el aparato trabajo con Ta n experiencia que prima en la autobiografia se exhibe como testimor fehaciente de que la reconeiliacién es posible a probidad del protagonista despierta las simpatias y Ia aproba piiblico, Dicho en términos politicos, abre las consenso que teconozca y asuma el programa delineado en la utoy La autobiografia nacionaliza la vida existencia colectiva en la trama del relato subjetivo; jombre pro} se ratifica, recorténdose sobre el nombre comiin de patriota y se preset van las huellas del pasado nacional; la narracién es un res bien general y de pertenencia a un suel Cuaada el pacto autobiogrfico se act Yuelve representacion nacional ~~~ uelve representacion acto ne lena de experiencias, suma el desatio iyecto para la comunidac EI género inculca en los sujetos la sacralizacion de las institucione estatales. Atribuye, ademés, al sistema imaginado las marcas de la ley. de la verdad. El espacio utépico establece las fronteras interiores exteriores que cobijan a los verdaderos patriotas, los sujetos legales excluyen a los que no lo son. ‘De manera implicita, las textualidades elaboran el régimen de ver dad que otros tipos de enunciados se encargan de desovillar. El discurs periodistico lo hace explicito y esclarece la vinculacién que mar con la préctica literaria. Un recorrido azaroso y heterodoxo pet

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