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Hay crisis, y crisis

Toda vida, individual y colectiva, atraviesa alguna forma de crisis. Pero hay
crisis y crisis. Todos hemos perdido un amor, un trabajo, un tiempo, algo o a
alguien querido. Pero tras pasar el bache, tras cerrar las heridas y tapar las
grietas, las cosas y nuestras vidas siguen, ms o menos, como antes. Cambian
las caras, los objetos, los lugares, pero nuestras formas de amar, de trabajar,
de hacer poltica, de vivir, son casi idnticas a las de antes de la crisis. Es la
lgica del a rey muerto, rey puesto: cambiamos de rey pero la monarqua no
se cuestiona. Sin embargo, otras crisis introducen una suerte de revolucin en
el amor, en la poltica y en la vida. Nos obligan a cruzar el Rubicn intuyendo
que la suerte est echada y los dados dando vueltas en el aire. Las palabras,
las cosas y cotidianidades que daban sentido y ordenaban nuestros
quehaceres y relaciones ya no sirven para explicar el presente y proyectar lo
por venir. La situacin ha cambiado y nos ha cambiado hasta el punto en que
querer o hacer lo de antes nos parece estril, fuera de tiempo y de lugar. El rey
est desnudo y el trono nos resulta extrao e innecesario.
Definitivamente, hay crisis, y crisis. Y aunque hay quien interesadamente
intenta seguir insuflando vida a un fantasma, ya sabemos que ni las cosas, ni
nosotros, podremos seguir siendo los de antes.

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