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Cómo Escribir Nuestro Propio Destino. Una Aproximación A La Poesía de Ricardo Silva-Santisteban/ Camilo Fernández Cozman
Cómo Escribir Nuestro Propio Destino. Una Aproximación A La Poesía de Ricardo Silva-Santisteban/ Camilo Fernández Cozman
UNA APROXIMACIN A LA
POESA DE RICARDO SILVA-SANTISTEBAN/ CAMILO FERNNDEZ COZMAN
La poesa es el baile del habla, deca Alfonso Reyes en uno de sus ms
celebrados artculos. Paul Verlaine subrayaba sin ambages: De la musique avant
toute chose. Stphane Mallarm aluda a la necesidad de que el poema sea
sinnimo de sugerencia, pues nombrar era la manera por la cual el poeta suprima
el goce del lector, quien deba ir descubriendo el sentido sin ningn vano
apresuramiento. Por el contrario, Ezra Pound pensaba que la poesa tena que ser
una ciencia como la qumica o la biologa. En fin, un abanico de interpretaciones
se despliega a lo largo de la tradicin literaria. Sin embargo, la pregunta acerca de
qu es la poesa permanece actual e inalterable. Slo queda la fe en el hlito
potico: testimonio de la lucha del poeta con las palabras, pugna que pone al
hacedor de versos al borde del silencio.
Que este breve introito permita adentrarnos en la obra de Ricardo SilvaSantisteban (Lima, 1941). Es difcil resumir, en pocas lneas, su labor en aras de la
difusin de la literatura peruana. Edit, con pasin, a escritores cuyo carcter
fundacional est fuera de toda duda: Jos Mara Eguren, Martn Adn, Csar
Moro, Jorge Eduardo Eielson, Abraham Valdelomar, entre otros. No resulta
exagerado afirmar que sin la edicin de Poesa escrita (1976), tal vez la poesa del
autor de Habitacin en Roma hubiera quedado en el olvido. Otra interrogante:
qu habra sucedido si no hubiramos tenido la recopilacin de Obra potica 1
(1980), de Csar Moro? Indudablemente, hoy no podramos referirnos, con
precisin y amplitud de criterio, a la trayectoria literaria del gran surrealista
peruano. Los ejemplos podran multiplicarse; pero algo queda ms claro como el
1
En esa lnea se sita Fuego de tu fuego (1994) que vuelve a ver la luz en
edicin bilinge. En dicho texto se enfatiza la dimensin simblica de dicho
elemento que ha sido estudiada por Bachelard1, quien afirma que el fuego se
asocia con el reposo y se alimenta como un ser vivo en las representaciones del
inconsciente. Jung2, por su parte, alude a que el fuego se vincula ntimamente al
1
2
Cf. Gaston Bachelard. El psicoanlisis del fuego. Buenos Aires, Ed. Schapire, 1953.
Cf. Carl Gustav Jung. Transformaciones y smbolos de la libido. Buenos Aires, Ed. Paids, 1953.
Sin duda, la ceniza es muerte; la brasa, vida. El amor ertico, en tal sentido,
no permite distinguir las frgiles fronteras: el fuego es un elemento destructor,
pues las llamas devoran a los objetos e individuos; pero, a la vez, se liga
fuertemente con la regeneracin csmica, debido a que ciertas cosmogonas se
sustentan en la cremacin que permite la renovacin de los cuerpos. Para el yo
potico, la imposibilidad de tocar a la amada trae como secuela el
desconocimiento de los bordes que separan a la ceniza (el fin de la existencia) de
la brasa (el ardor pleno). Las mejillas encienden; el minuto arde: