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Tal y como comenta el profesor Valero en su exposición, uno de los puntos fuertes de este
sistema es el fomento de habilidades como el aprendizaje autónomo, la capacidad de
expresión y el trabajo en grupo. Pero, ¿podemos generalizar este supuesto? Mi experiencia
personal me lleva a intuir una respuesta positiva. No cabe duda de que el aprendizaje
autónomo será una habilidad que irremediablemente se desarrollará y el trabajo en grupo será
imprescindible para realizar con éxito y dentro del plazo los proyectos. Podría pensarse que la
capacidad de expresión también puede desarrollarse dentro de un marco educativo
tradicional, y es cierto, pero el propio sistema PBL genera situaciones difíciles de encontrar en
el tradicional que requieren de una buena capacidad de expresión para ser solventados. Estas
situaciones derivan tanto del aprendizaje autónomo como del trabajo en grupo. Puesto que
son los propios alumnos los que deben buscar la información necesaria, son ellos mismos en
muchas situaciones los que deben explicarse ciertos temas. Todo ello otorga al alumno unas
competencias muy valoradas en el mundo real. Es difícil encontrar alguna empresa o entorno
laboral que no prime la capacidad de aprendizaje autónomo, de trabajo en grupo o de
expresión.
Pueden surgir otros problemas como los enfrentamientos personales dentro del grupo de
trabajo o el bajo rendimiento de ciertos alumnos, pero existen soluciones (generalmente
propuestas por el profesor) que pueden minimizar estos hechos. He de decir que, aunque he
pasado por casos de este tipo, son muy pocos en relación con el número de asignaturas en los
que he seguido un sistema de PBL.
¿Superan los beneficios del PBL a los problemas que pueden surgir tras su implantación? Opino
que, en general, sí, pero siempre dependerá, lógicamente, de las personas que lo pongan en
práctica. Las bondades del sistema son incuestionables, pero son las personas que los ejecutan
las que determinan su éxito o su fracaso.
El sistema de créditos ECTS ofrece un marco idóneo para la integración del aprendizaje basado
en proyectos ya que el tiempo necesario para la realización de las tareas definidas en cada
proyecto puede cuantificarse en ECTS. El reparto de los créditos en tareas diferentes
proporciona una serie de beneficios al alumno que no aparecían en el sistema tradicional. El
primero es evidente: al tener tipos distintos de tareas se minimiza el aburrimiento del alumno.
Además se ofrecen más campos para que el alumno pueda destacar.
Parece razonable pensar que tanto el sistema de créditos ECTS como el PBL son una evolución
lógica y necesaria en nuestro sistema educativo. No obstante, tal y como he comentado
anteriormente, su éxito dependerá de la predisposición y la capacidad de las personas que
deben implantarlo y ejecutarlo.