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5 Elestallido Presagios dela catastrofe Pocosacontecimientosen lahistoria del mundo moderno hancausado ‘un impactotan profundo como aquel que produjola Gran Guerrasobrela cultura europea; ast como hay pocos puntos de inflexién en la historiatan imprevistos y devastantes como éste. Yase hacomentado que algunos inte- lectualeshabian imaginado la posibilidad de una guerra. Algunos pensado- reshabian pronosticadoel advenimiento de un caos generalizado entodoel continente, recordando el incendio producido a causa de la Revolucion Francesa las guerrasnapolednicas un sigloantes, las cualesle habfan cam- biadolacaraa Europa, Las previsionesiofueton refutadas, pero nadie pudo imaginar que se desatarfa una guerratotal que transformariaal Viejo Conti- nente, modificandolo nos6loen su aspecto politico-social,sinotambiénen susestilosde vida, en sus mentalidades, en susculturasy en sus modosde percepcién. Elpesimismocultural que se difunde enel senodelaculturaeuropeaa fines del siglo XIX—cuandoaideade progresoesdejadade ladoenbeneticio ‘deuna visign delamodernidad como un periodode decadencia—nosuscita ¢eltemor de una nueva guerra, Lascatéstrofes del mundo modemo, enemigas delhombrey de lanaturaleza, se imputanaotros factores:eladvenimiento delasociedad de masas, la“erade las multitudes” y de lademocracia, lade- generacion fisicae intelectual de las nacionesligadaala urbanizacionyala rebelion de las clases de riesgo, la degeneracién racial producida porel mes- tizaje,elcrecimiento malthusiano de la poblacion mundial, etc. Se presentan entonces diferentesescenarios de catistrofe inminentes, aunque casi nin- guno de ellos hace preveer millones de muertes causadas por una guerra total. Obien, el pronéstico era tan abstracto que neutralizabael horror,como 137 Enzo Traverse tuvieran legitimidaden el blemente revelador ‘an laimagen de esta ceguera, Los presagios de lacatastrofe n rofe no provienen de las ciencias s delaltrauray delasates, lugaesprviegndordelsines ng Haciafinalesdel sigh diecinueve,elescritor Herbert Geo inacion utopica ge Wells publica Premonitorias, entre lascuales hay Ellazoer técnice renee tay Berta modemaestpresenteen mileZola, quien Publicaenlamismadécada La Best ! estia Humana lov ‘etauns metfra del proresocomocatanitedenr ie caste fedescribiendola Yylocade untren propulsaco por unalocomon, ce 'orasin conductor. En losescri- FRCL Daniel Pick, War Machine. The Ratonaliza ea rc alatonf Slaughter inthe Maderm Age, New Haven Yale Ct Harber George Wil, Lagu de mondes ar Galina, 1998 138 Asangrey fuego {os preparatorios, planeabacolmareltren de soldadosfelices, nconscientes del peligro, que cantan himnos patridticos” agregando queese tren era‘la imagen de Francia’”"!, Zolaestaba lejosdessereltinicoenexecraralatécnica. Enunestilorealistatendientea describirno el futurosino unatendencia del presente, Giovanni Papin, unescritor y eritico de vanguardia que debia por lo tanto adheriral fascismo, consagra un ensayo profético ala guerra mo- derna, Noessin duda inatil recordar que el libro aparece en 1913,afiodu- rantee|cualsalen los primerosautoméviles producidosen serie delasusinas Fordde Detroit. Elsiglo quecomienza, observa Papini, no sera feliz, porque sera.un siglo deexterminio industrial en el cualla vida humana perderadefinitivanientesu valor. Suensayoes unaextrana mezclade existencialismo prefascistay dere- signacion weberiana frente a una modernidad pereibidacomo una racionali- dad mecanica inhumana y opresiva. "La vida de estos tiempos-escribe-es ‘unaorganizacion de masacresnecesarias,visiblese invsibles, Aquellos que serebelan en nombre de lavidaserén aplastadosporlavidamisma, “Comoen Ja guerra, la sociedad industrial se alimenta de carronia. Carne de canon y ‘carne de maquina, Sangre en el campo de batalla y en la alle: sangre en las, tiendas de campana yen a fabrica. Lavidano sigue su cursosinoesdejando delado, como haciendo unaconcesién, una parte de ella misma’. La fusion eléctrica y paradojal entre la rebelion romantica contra el desencantamientode la modernidad y a exaltacion vitalistade la técnicaes lapremisadela ‘tevolucion conservadora”o, para retomar as palabrasdel historiador Jeffrey Herf, del modernismo reaccionario®®, quese difunde en Europa durante el periodo de entreguerras. Sin embargo, estatendencia ya habia aparecidoantes de 1914, anticipada porciertas vanguardiascomoe! faturismo. Ensu célebre manifiesto de 1909, Marinettiinvocabala guerra como “higiene del mundo”, anhelindola como un enfrentamiento entre fuerzas tecnolégicas, Su culto estético de la maquina y de la velocidad no {eniatodavialostintes existencialistas de losensayos de Janger de losatios 5 CE Emile Zola, La Bete Humaine, Pais, Gallimard, 2001; Daniel Pek, War Machine, opi pig 106 °Giovann! Papin), "Lavitanoné sacra", Lace, 1,n20,1913,p.208,citado en Maciolsnenghi, {mito della Grande Guerra da Marinetaalapart Bar-Rome;Laterea, 1970, p94 °CE eley Her, Reactionary Modernism, Technolog, Culture and Palcis Wimarandthe Tied Rach, New York, Cambridge University Pres, 1984, 159 EnzoTraverso 20, pero reivindicaba un irracionalismo belicoso que establecia una conti- nuldad entreel nacionalismo anteriora 1914 y elfascismo, al cual os fascis- tas adherfan de manera casi natural, En el fondo, el futurismo anticipa ta «stetigacion de lapoltica quecaracterizaal fascismo y aunabuena parte dela cultura europea del periodo de entreguerras. Noes porlotantosorprendente quelosfuturistas sean intervencionistas en 1914ycreen, en el momentode Jaentrada en a guerra de [tala un ano mas tarde, un batallén motorizado que entra al frente de batalla gritando"Zang-Timb-Tuurn”.™* Peroes a vanguardiaen st conjunto, sean cuales fueten sus divisiones politicasal comienzo del conficto, la que, durante la década anterior, ex- presé los sintomas de una fractura hist6rica profunda en la percepcion y re- presentacion del mundo. Elcubismo de Bracy de Picasso descompone las. formasen|a pintura, del mismo modo que Amold Schonberg, Alban Bergy ‘Anton Von Webern rompen las armonias clasicas sentando las bases de la musica atonal y dodecafonica, Parael historiador Modris Eksteins, la pri- mera representacion de “La Consagracién dela primavera” de Stravinski,en elteatrodelos Campos Eliseos,enmayo de 1913, marcaelcomienzode una rnuevaépoca,”” Esta pieza~rebautizadla porloseriticos"lamasacre dela pri- ‘mavera"- pone radicalmente en cuestion la vision tradicional del mundo por su primitivismo feroz y salvaje ella reniega de las formas de laciviliza- ion; se desprende del racionalismo por su vitalismo (otalvezloatrapa ylo transforma), y porsu rechazo de las convenciones musicales (y de las normnas sociales) expresa una rebelién de la subjetividad. Elescandalo que suscita Stravinski no hace mas que anunciar, con un ane de anticipacion, el colapso delantiguo orden. Noporcasualidad tampocoel pintor Fernand Léger veen las ruinas de Verdun la puesta en escena de una realidad descompuesta y fragmentada en mil pedazos. La guerra aparece alaluz desus ojoscomo una suerte de adecuacion dela realidadalas representaciones que yahabiadado Japinturacubistaen los anos precedentes. Fascinado por este paisaje de des- tiruccion que autoriza todaslas fantasias pictoricas”,abandonaelarte abs- tracto para recrear figuras mecanicas.2"° °C Renzo De Fete), Futursmo,cultarae politica Turin, Fondacione Ghvan Ane, 1988, °PCL ModrisEksteins, Ries Spring ope p 10-1 CL Piippe Dagen, Lesilencedespeintes LzsarstsfacealaGrande Guerre, Pars Faya, 1996, 173.183. 160 Asangrey fuego Fiebre chauvinista Enagosto de 1914 las declataciones de guerra uscitan en las capitaleseu- ropeas una incretble ola de entusiasmocolectivo. Lafiebre nacionalistain- vade repentinamentea laculturaganando laadhesién de todeslosespititus, lade casitoclos.™” En Paris, laUnion sagradaes celebrada,recibiendomu- cchas mas adhesiones que la Accién francesa.*” El presidente, Raymond Poincaré lanza una proclamaalos miembros de la Academia francesa para que contribuyan “con sus plumas”alagesta patristica. Las voces de Barrésy ‘de Maurras se mezclancon as de los dreyfusdistas, De Gidea Proust, de Ana- tole France a Claudel, dle Durkheim a Bergson y Péguy, todos saludan ala guerra como unasuertede liberacin. Elhistoriador *jacobino” Albert Ma- thiez ve eneste fervor patristico unacontinuacién de larebelién masiva de 1792. En Belgica, el medievalista Henri irenne rompe suamistad con suco- Jegaaleman Karl Lamprecht Mas alla del Rhin, el Berliner Tagblatt publica, en octubre de 1914, uncé- lebre manifiestoenel cual noventa y tres eruditos de renombre mundial, mu- ‘chos delos cualeseran premios Nobel, lefienden lacausaalemana porserla ‘causa de la Kultur Elmanifiestoes firmado por personalidadestales como el naturalista Ernst Haeckel, el fisico Max Planck, cl historiador Karl Lam- precht,el politélogo Friedrich Naumann y el psicologo Wilhelm Wundk. EL filésofo dela historia Ernst Troeltsch desea “transformarlas palabrasen ba- yonetas”.™” El filésofo Max Scheleratribuye a Alemania lamisién de rege- nerar la civilizacion"™®, mientras que el poeta Stefan George le canta ala Ver Wolfgang Momsen, ‘Der Erste Weltkteg und die Kise Europa’ en GrthardHits- ‘fel, Gerd Krumeichet rina Reid), Keine fltsichbier mehr als Mensch, ExeisundWickung sdesErsen Welriees, Essen, Klatt, 1993, p 30-52 2 Acereade Francia, ef Christophe rochassone Anne Rasmussen, Aurom dla patie, Lesinte- lectus ta Premiere Guerre mondiale (1910-1919), Paris, La Découverte, 1996 yen Martha anna, The Mobilization ofthe tlt, French cholarsand Writers Duringthe Green Wer Cambridge, Harvard Uuniversty Press, 1996, Algunosapuntesen Michel Winock,Lasledesinelecuels, Paris Seul, 1997 chap. 15. Clade en Roland Suomberg,Redemptionby War Theintlecuals and 1914, Lawrence, The Regent Press of Kansas, 1682, p.137 2 Man Scheler, Der Geniuses Krieesundder Desche Kreg Lp, Wasser Bcher, 1915, 65, Sobrelamovilizacisnnacionaistdelaintligentsiaalemana ef Kur Fasc, Diegeistige Mobi- ‘machang. Die deutsche Inlchuclenundder Erste Welle, Beri, Alexander Fest Verag, 2000, 161 Enzo Teverso sgloriadel guerrero. Fleconomista Werner Sombart aponeelespirituheroico delosalemanes Helden) al espiritu comercial de los ingleses (Hitndler).>8* En. cuantoa Thomas Mann, idealizaelimperiode los Hozenzollemnentantoque receptaculode los valores de la Kultur alemana contra lstendenciascorrup- torasde la Zvilization moderna, mecénicay sinalma, Las" ideasde 1914*se erigenen contra delosprincipios de 1789, el puntode partidade unaepoca de* progreso" que debilité alos espiritusy ale}6alos hombresde!os valores imasauténticos delaexistencia: el corae,lavirilidad,elsacrificio,eleombate yla gloria. En sus célebres Consideraciones de un apolitico, Thamas Mann afirma su“disgusto”,pidiendoen préstamo laexpresién de Nictszche, frente alos principios del luminismo. Laguerrale parece la buisqueda por lasarmas deun combate que ha ido preparado durante mucho tiempoenelterreno delacultura.™*En Austria, losintelectuales de mayor renombre, desde Witt- genstein hasta Freud, son arrastrados porlaoleada chauvinista. En Rusia, los, enemigos del zarismocomoel libertario Kropotkin yl socialsta Plekhanov, © incluso poetas tales como Blok, Essenine y Malakovski, se enrolan en la ‘cruzadacontrala*barbarie germénica’. Los nacionalistas talianos, desde el socialista Mussolini al imperialista Enrico Corradini, desde el poeta futu- rista Tomasso Marinettial " decadentista” Gabriele D’Annunzio, invocan elfin dela neutralidad de su patsy la entrada en guerracontrael Imperio de los Habsburgos para liberar las tierras irredentas de Trente y Trieste. “Ningiin hombre de letrasitaliano que tuviese ia autoridad de un Romain Rolland ~escribioaese propésito Norberto Bobbio tuvo elcoraje deeti- girse mas alld del conflicto”."™ Inglaterra recupera una pasidn politica que se crefaextinta desde la revolucién puritana de Cromwell y que se ejercea partirde ese momentocontra Alemania. H.G. Wells, ThomasHardy yeles- ctitor popular Chesterton se transformanen losactivistasde lacruzadaan- 5 Werner Soman, Handler und Helder, Munich-Leipaig, uncker é¢ Humblo, Leipaig, 1915, ‘Acercade Sombartdurantela Gran Guerra, Atthur Mitman, Saaligyand Eetangement. Thee ‘Scio ofmpera Germany Nouveau Brunswick, Transaction Books, 1987, p. 254-264, 52 ThomasMann, Censderatonsd-unqpoliigu, Pris Grasset, 2002. Sabre Manny la guerra, ch Eckart Koester, "Kulu" versus" Zivization” Thomas Mann Kregspubiisealswelenschatn- lich-astheticher Standonsuche" en Wolfgang Momsen (ed), Kultarund Krieg Die Raledernte- letucller, Kunstler und Skrelerim Ersten Wetrcg Munich, Oldenbourg, 1996p. 249-258, *° CL MavolsnenghiImicodella Grande Gueraop ct. > Nosbert Bobbio, Paloidslacodelnovecenta Milan, Garza, 1990, p.129, 162 Asangrey fuego Halemana.®® Las personalidades del mundo intelectual que alcanzanaesca- para laoleada chauvinista son muy pocos: Karl Kraus en Viena, Bertrand Russellen Londres, Henti Barbuse y Romain Rolland en Parts, Gramsci, atin ococonocidoenaquella época, en Turin. Pero aefervescencia patridtica.se apacigua durante la guerra, Porque ésta revela ripidamente una faceta que diferia bastante de lamitologia que habia invadidolascalles delas capitales eutopeasenagostode 1914 y que losres- ponsables de las grandes potencias, victimasdelailusfon de una guerra de corta duracion, habian pergenado. Frente aesta realidad, un gran numerode intelectualesabanconanel nacionalismo paraadheriratun pacifismo huma- nista. Elitinerario de Sigiried Kracauer, unade las figuras destacadas dela ‘Alemania cle Weimar, un claro ejemplo de estamutacion. Después de ha- berse enrolaclo como voluntario al comienzo del ontlicto, publica en 1915 enilos Preussische Jahrbacker un articulo titulado“La guerra como experien- ia vivida",e] cual restituye perfectamente elclima intelectual de esosafios Enuntono exaltado, saludaala guerracomolaconclusién dela rutinay del tedio de In era wilhelminiana y describe el patriotismo en términos nietzscheanos como una suerte de movimiento vital que deberta permitir que Alemania se emancipe de los valores materialistas de un mundo sin alma, sin diosy sin profetas. Exalta, porlotanto,alaguerracomounaexpe- iencia redentoraen lacual el espiritu se vigoriza por Ia alegria de comba- tir’. Parael joven Kracauer, la guerrano necesitajustificacionessociales politicas porque satisface una exigencia existencialal ofrecer alespirituuna experiencia mistica,cuasiteligiosa. Peroen 1917 Kracauerabandonalaret6- ricapatrioticay escribe un artfculo para Das Newe Deutschland,enel cual teco- nnocesu decepcion, Laguerrahamostradosu verdaderanaturalezaal aparecer como unahorrendacarniceriaen la cual se expone la descomposicion pau- latina de la humanidad europea’ Este cambio de posturaes|a versiéncon- densada de un ecorrido transitado por otrosintelectualeseuropeos. SCL RolandN Stomberg, Redemptionby Warp ct ‘= Sige Kacauer,“Vomveben des Kreg” Schten 5.1 Franeforsure-Main, Suhrkamp, 1990,p 21 2 Siegfried Kracauer, "Max Scheer Kriegund Aufbau bid, p.27 Sobre Inevolucin de Kracaer, ‘muy sintomatica de odaunacorente intelectual lemana, ver Enzo Traverse, Sieghed Kracauct neraie unin teinemade, ats, Ladécouvere, 1994p 1859 163 Enzo Taverso Elescritor vienés Stefan Zweig, elcual asistié alas manifestaciones de ji- bilo de ese verano fatidico, dej6la descripcion mas atrapante dela naciona- lizacion de las masas de la cual la Gran Guerra marca el apogeo. Mas bien escéptico frente a“una guerra fratricida’, no puede permanecer insensible frentealflorecimientode tal comunién mistica. En sus memorias, hasubra- yadoladiferencia impactante entreese climay aquelen elcual fue recibido, veinticincoanos mas tarde, elestallido dela Segunda Guerra Mundial.“ Una rapidaexcursional pats romantico, unaaventurasalvaje vitil:conestosco- loresla guerrase presentabaen 191 4en laimaginacion del hombrede pueblo, en tanto que los jévenes tentfan incluso miedo de perderse la oportunidad lunicaen lavida de atravesar una experiencia tan maravillosayyexcitante. Es or eso quese aglutinaban en mase alrededor de las banderas; es poreso que cantaban y gritaban con jabiloen lostrenes que los conductanala masacre. Torrentesde sangre salvaje yfebrilse abatianen las venas del Imperio. Porel contrario, lageneracion de 1939conocialaguerra. Yanoseilusionaba.Sabia quela guerra noeraromantica, sino barbara". Lailusion durara poco. A partir de 1916, en su panfleto antipatriotico Masa del conficto, Romain Rolland denuncia que la guerraes unacarnice- rade acual Europa saldra muy debilitada. Las paginas mas contundentes contraestamasacre se deben ala pluma de una de las ratas personalidades que, enelsenodel movimiento ocialista internacional, se opusieron aapo- yarlaguerra, Rosa Luxemburgo, una revolucionaria polaca que se habjatras- ladadoa Berlin, no vivie las manifestaciones de agosto de 1914 como una cexplosisn de legria contagiosa; le parecieron, en cambio, unaoleada de histe- Hlacolectivaen lacualserevelaba “el climade un asesinato ritual, unaaim6s- ferade Kishinev’,> Laguerra revel6laverdadera carade lasociedad burguesa, “ corrupta, sin honor, chapoteandoen sangrey cubierta de mugre”.Unavez caldalafachada delacivilizacion yde aética,delapazy del derecho, muestra suverdaderanaturaleza, lanaturaleza de una bestia feroz” que balla danza diabolicade laanarquia, insuflando “un miasmo pestilente sobre aciviliza- bid, p53. 164 Asangrey fuego permaneci6inmuneal virusnacionalista. El6de agostode 1914,anotaensu. diario:* Desfile patritico. Discurso de burgomaestr |... Presencioestasma- nifestaciones con mimirada malvada. Estos desfiles son unode losfenémenos ‘més repugnantesqueacompanianala guerra”. Elmataderoy el campo de honor Entre 1914 1918 lossentimientoscambian bruscamente ye pasa de la ciegaideatizacién y del entusiasmo desenfrenadoal horror yal panico, Por unladolaguerrasefialael triunfo de unaconcepcién del honory det hero- smo quese expresa mediante el ema” morirporlapatria"y que culminaen agosto de 1914. Estambién el recuerdo de estasjornadas de fervor patristico el que har queel historiador Ernst Kantorowicz trace la genealogia del na- cionalismo partiendo de la Europa medieval. Porotra patte, la Primera Gue- rramundial destruye el mito de la muerteen elcampo de honoral revelarlos horroresde la masacre tecnolégica y de la muerte anénimaen masa. La le- yenda de la guerra heroicaessimbolizada, desde los primerosmesesdecom- bate, por Langemarck, el pueblo de Flandes que los soldados alemanes habrian conquistado, en noviembre de 1914, cantando el himnonacional y pagando el preciodemiles de muertes.” Elcombatiente de Langemarckes laencamacion perfecta del heroe: bello, idealista viril, genetoso, valientey dispuesto al sacrificio. Tal héroe no puede tener miedo ala muerte, lacual =porelcontrario-lo glorifica. De acuerdo con el eédigo de honorinaugu- rado por los guerreroshoméricos, la muerte es el precio que se debe pagar paraalcanzarla gloria (kleos) Pero la gloria obtenidaal precio del acrificio supremoesun valor quettrasciende ala vida misma, porque ellaeseternay le confiereal martirel estatuto de inmortal. Su sacrificio se cargaasi de un aura que lositiaen un espacio intermedio entre lo profano y lo religioso.™* ‘Fanelli, rast, 1954 9 38. i Ct fen appa "Sclactenmyehen nd de Konskton des"Neuen Menace en Ge tard Hinchiiel Gerretsen) Keach ls enh pcp 43- StetGeorgeL Mote Fall Siders, Reaping he Memo fhe Word Wa New ark Oxon Universes, 1990p 707. CL AonloScnat, utr Nag clarenltadime acetal Re Doll 203, 2 5x Desmons, Murtala Pars, Presses Unverstaesde Fane, 2001, 30 165 Engo Tiaverso Lapatriaagradecida nolo podra olvidar; leerigits monumentos lamemotia Ioevocarden sus ceremonias, El socidlogo Max Weber, unode los quese de- jaronarrastrar por laoleada chauvinista,essin duda unode los uktimosinte- Jectualeseuropeosen adherital mitodelamuerte en el campo de honor. Ast, intentaconceptualizartoen 1915,enelmomemtoen queestaen viasde de- rumbarse. En sus Consideraciones pertnentesconstataen primer kigar el thos’ yel"sentimientode comunidad” que la guerra generaenelespiitu de loscombatientes,incentivandolosahacer“don dest" ya realizar" unacomu- nidad incondicionalenel sarificio”. Alaprehenderlanaturaleza dela guerra comocruzada secular, refuerzael poder irresistible deal sentimiento,” en Vistadeleual, en general, lasreligionesno pueden ofrecer nada equivalente, sinoen las comunidades de héroes que escansan sobre laetica dela frater- hidad”. Elelementoesencial que retine aestacomunidad guerrerareside en lasacralizaci6n que hace de la muerte, porlacualelsoldado puede darasu existencia un sentido Unico profundo. Irreductibleala muerte ordinaria, natural, quese inscribeen lacontinuidad de lassociedadesy permitelatrans- mision de experiencias de una generacion ala otra, la muerte en combate osee un sentido particulary sublime, porque entraen armontacon|a“vo- ion" (Berup del soldado. Segan Weber, este cardcterextraordinariodela fraternidad y dela muerteen la guerra” constituye un fendmenomodernoy secular“queei combate compartecon el carismasagradoy itexperienciade lacomunidad con Dios”. Estas palabras precedenen.algunosmesesala batalla de la Somme, lacual dejaunsaldode un millén de victimas. Inaugurada porel mitode la muerte hetoica, la Gran Guerra cuiminacon lasconmemoraciones del “soldadoano- nimo", Esterepresentaalasinnumerables victimasde un conflictoenel cual elacto de matarse transforma en una operacion mecénicay donde lamuerte tomael caracter de una experienicia colectiva, andnima, y trivial. Ensuma, ‘una muerte “mecénicamente reproducible” alacual lehan retitado su"aura” enelbarro delastrincheras. Arrojado a asuerte entre numerososcadaveres desfiguradose irreconocibles,el“soldado anénimo” encarna, segiin Roger Caillois,el“fin dela guetta heroica’™* En la Europade posguerrasemulti- Max Weber,“ Considératons intermédars" (2915), Sacolagedestelgons Pals, Gallimard, 1996, p. 426.427. Roger Cail, "Le vertge dela guerre", Quatre sade sacilogi, Pats, Pettn,1951,p 107 166 Asangrey fuego. plican los monumentos dedicadosaél, Ellossimboiizan !arupturacon lavi- stén romantica dela muerte cultivada por el nacionalismo del siglo XIX, des- echando Ia nocién de sactificio individual heroico en provecho de la hiptesis del holocausto colectivo. Con la Gran Guerra aparece entoncesel cambio repentino de una imagen a otra que le es antinémica: la figura del hétoe ¢s reemplazada por aquella del “soldado anénimo”, la muerte enel campo de honor es reemplazada porla muerteenel matadero. Elepisodio delirante que se desarvollaal comienzode la batalladelaSomme, dondecacn miles de soldados briténicos, detribados por ametralladoras alemanas, mientrasavanzan en grupos compactos, sin ninguna proteccién, bajoelso- nido de las comamentas ylanzando una pelota de rugby, eseltestimonio del histoinfranqueable quese interpuso entre lavision tradicional delaguerra ylarealidad de la misma, Esuna isura entre la modernizacidn de lasociedad ylapersistencia ce antiguas mentalidades particularmente tenacesenelseno de las jerarquias militares, formadas por élites atistocraticas y calocadas al ‘mando de ejércitos de masas, Comoescribe Dan Diner, laguerranoessdloun conllictoentre ejécitos,ellase convirtiden una guerraentteelhombreylamd- quina’.»” El paso del campo de honoral matadero, representauncambioan- {topologico significativo quese produjoenelsenode Eutopa.™*Esoesloque constata lucidamente Kantorowicz en el final de su ensayo genealogicosobre |idea de “morir porlapatria”(propatria mori). Esta parece habertriunfadoen, 1914, cuandolavisién ctistiana delaauto-inmolacién del guerrero porlafe, la Iglesiay el rey, encontrosu forma secular en el sacrificio del soldado sobre el altar del corpus mysticum de la nacion. Sin embargo, con lallegada de laguerra totalel Estadoimpusoal soldadomorirsin ofrecerie niconsticlosemocionales nigloriaparatodala posteridad porel don desu vida, Con susdispostivosim- petsonalesde exterminio tecnoldgico, la Segunda Guerra naundial coronael ‘camino hacia el desencanto respecto de la muerte. Una vez” desprovisto de todaideaque loentazaraalo humanitario, yafuese Dios, el rey olapatria,con-

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