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traduccion de TATIANA SULE DEJARAS ATU PADRE YA TU MADRE por PHILIPPE JULIEN 7] siglo veintiuno editores grupo editorial veintiuno Sigjowi edtows, sa docx smjomsiedions,s.& oh partir biblioteca nueva, sob oa nssr0., 2010 ies roo iia ae esas pea primera edicién en expaiiol, 2002 primera reimpresidn, 2011 © siglo xxi editores, sa. de ex. isbn 978-968-23-2408.6 primera edicién en francés, 2000 © aubier, paris ‘itulo original: tu quittera tn pare esa mire derechos reservados conforme a la ley impreso en impresora publisnex, sa. al, san lorenzo 279-92 col. estrella iztapalapa A los y las que, por medio ee ste vor, dejaron que la verdad habla y me transmatieron une saber sobre ella Este libro nace de la pregunta siguiente: ¢qué debe transmitir wna generacion a la siguiente que le per- mita dejarla? Dicho de otro modo: un hombre ya una mujer fundar una nueva familia? Las respuicstas a estas preguntas no son simples, mucha frecuencia, en efecto, dependen de ta i en que se considere la situaci6n actual de la Para unos es mas sotida que nunca. Con el na miento del anonimato urbane yen auseneia de cual quier comunidad profesional estable, hoy la familia s ha vueko el tinieo punto de referencia y el tinico lugar donde encontrarse, reposar y ser comprendido. Asi, se hablara facilmente de una solidaridad intergencracio- nal cada vez mis fuerte: cuidado de los mas pequeiios por parte de los abuelos mientras la madre trabaja, ayuda financiera sostenida, residencia compartida, apadrinamiento profesional de la generacién siguien- tery; de los pa Jos, vacaciones en comin, sentimiento durable de deuda y gratitud hacia la generacién anterior. Para otros, por el contrario, slo se trata de reac ciones sintomaticas a una crisis profirnda de lat fami« ia moderna. Parejas desuniclas, Familias eon un so- lo padre 0 re de los padres en la eclucacién de sus hijos, decaden- cia de la imagen sacial del padre, celibato prolonga- do de as muj signos de Ia imposibilidad fundamental de las nue vas generaciones para, a su vez, poder fundar verda- deramente una famili ué permite a ompuestas, competencia creciente es por motives profesionales, son 0 rroicee Ante esta divergencia en la interpretacion, nos preguntamos: :de donde viene entonces la transmi- sion de esa ley que impone dejar al padre y a la ma- dre? La antropologia responde que la ley de prohi- bicién del incest no puede constituirse en funda mento de la familia sino a través det discurso ptibli- co de la sociedad. La sociedad, y sélo ella, es la que permite a cada une y cada uma, dejar sus origenes se~ gin la ley del intercambio. Ahora bien, la psicalogi objeta esa posicién: la verdadera transmision a la ge- neracién siguiente mo puede venir mas que de la au- toridad de fos padres, Es de orden privado, porque lo parentall es lo que day presenta el modelo de fa- ia que debe darse. 2Mis alli de estas resputestas contral puede contemplar una tercera posicién? 2No existe una via no coyuntural, que provenga de una estruc- ura fundamental del desco humano como tal? no se EL ENCANTO DE LO PRIVADQ. No se pude hablar de la familia sin tomar en cuenta las profundas diferencias entre las conce En las sociedades tradicionales, hay oposicion en- tre el hogar, oikia, y la ciudad, polis. La esfera fami- liar tiene come funcidn la reproduceion de la vida, su subsistencia y su perpetuacion; en consecuencia, esta sometida a las necesidades de la vida. La esf de la ciudad, por su parte, tiene ia, porque es del orden de la ley que funda los intercambios en y por medio de la palabra. Existe el riesgo de perder la vida en caso de que la palabra fracase, riesgo de en efecto, solo la palabra puede instaurar el y evitar el conflicto © la guerra, con la de que, precisamente, se asuma el riesgo de perder la vida, En su libro Condition de homme moderne,! Hannah Arendt define muy bien estas dos esferas, privada y publica. La primera circunscribe lo que le idion, a cada ciudadano, lo que le pertenece: “mujer, hijos, bienes econdmicos cel oikia", A la inversa, la se~ gunda define lo que es comin, koinon, Io que se comparte, lo que se intereambia por medio de la pa- labra, lo que pertencce a todos y a cada uno, "Hannah Arendt, Condition dé Thomine maderne, 1983, p. 61 ty) 12 PLescastor to Penn Asi, Io comin se vive en lo que justamente se Ha- ma una comunidad: la ciudad, la wibu, el pueblo, la *comuna” de antaho ~asamblea fraternal fundada en la historicidad de una tradicién cultural par lar, Alli, y s6lo alli, se celebraban festivamente le tres acontecimientos esenciales de la existencia que son el nacimiento de un niito, el matrimonio de una pareja, la muerte de un pariente. Por medio de ta fiesta pibliea, se “elevaha” y se “destacaba la que es propio de cacla uno, por y en lo “comin”, Hoy ya no tenemos esta experiencia, Con el mun- do moderno, hemos pasado de la comunidad ( Ge- meinschafl) a la sociedad (Gesellschaft). La esfera pti blica ha cambiado. La lengua alemana lo expresa inejor que la francesa 6 la espafola, por medio de la distincion entre dos palabras =Pudlikeem y Offenttic la primera designa claramente lo pablico en tanto que se encama en tal o cual grupo dado, la otra de- signa la apertura hacia “cualquier” anénimo. La sociedad moderna es el nacimiento de lo so- cial, dado que difiere de lo politico propiamente di- cho, Lo social moderno se ha dado gracias a tres factores: la democracia, el laicismo y la ciencia, con sus consecuencias tecnoldgicas. Asi, la sociedad moderna ha sustituido a la antigua comunidact anonimato urbano, movilidad profesional, desa- rraigo cultural, universalisino de la produccién cientifica y cnica, nacimiento de los medios de co- municacion de masas, oposicin entre la estrecha sectorizacién de la competencia administrativa y el Hamado @ una reflexion global sobre el aconteci- miento dado. Ahora bien, lo social moderno, al invadir to fami- iar privado y la ciudad publica, ha modificade pro- manera? fundamente sus relaciones. 2De qu 1 eNeRN TO Le PREVA. 13 FL. AZAR DEL ENCUENTRO- ionales, denominas En las sociedades tradi pe tiarcales, los padres comparten el poder en la co- munidad civiea, mientras que la ejercen de manera bsoluta en sus propias familias. La jerarquia reina entre el padre y su mujer, entre el padre y sus hijos, Jo que no deja de tener consecuencias en el matri- monio de aquellos al volverse adultos. En efecto, el matrimonio es un acuerdo entre dos padres, uno que entrega a su hija y otro que la recibe para su hi- jo. Esta dispensatio, la promesa reciproca de dos pa- res que deciden el futuro de su hijo 0 de su hija ¥. de hecho, lo que esta en juego es algo de peso: el futuro del patrimonio. Lo que el padre ha recibi- clo de su propio padre debe, a su vez, transmitirseto su hijo. De manera que el padre es el que escoge a la conyuge de éste, en funcin del juramento de file: tidad a tos valores det linaje por perpewar. En to al amor entre los esposos, &ste puede legar antes © después, mas’ menos tarde, pero como atiadidue ra. Lo que importa es el consentimiento reeiproco de los esposos en virtud de su filiacién, Dicho de tre modo, la ley de prohibicién del incesto que la ciudad decreta se realiza efectivamente por medio de la autoridad del pater famifias al cual la ciudad le reconece ese poder, La modemidad, que ha asistido a de esta imagen social de padre, al mismo tiempo ha permitide la modificacién de las razones de la elee- ci@n conyugal. Los antrop6logos tienen la costum- bre de distinguir las alianzas endogamicas, entre dos miembros de ana misma tribu, de las exogamicas, entre dos miembros de tribus diferentes, En esta dis- tincién hay una analogéa con la diferencia introdu- Gida por el paso de la comunidad a ta sociedad, En decadencia 4 1 PyeNTo ME Len NAB Jo sucesivo, debido ala movilidad de las personas, a la oportunidad que ofrece multiples encuentros y a la condicién preconyugal mixta desde ta escolaridad, un hombre y una mujer pueden consentir el matri- monio jindependientemente de su padre o de su ma- dre! Se trata, en primer lugar; de su eleccién que, si €s posible, el padre admitira enseguida; pero ese con- sentimiento ya no és absolutamente necesario. En esto encontramos una ruptura importante. Antaito, las familias velaban por la similitud de idlen- tidad de los espasos: educacion, pertenencia religio- sa, proximidad geogrifica, tradiciones culturales, Ahora, la sexualidad revela peidicamente que hay algo que va mas alli de las identificaciones sociales, una transgresion de las fronteras culturales, una “fami- liar” extrafeza de la relacién, un mestizaje étnico, una subvers sje, en poeas palabras, una altericad mas manifiesta que munca. Pero a esta consecuencia se atiade otra. La mo- dernidad se define por una nueva separaciin entre lo privado y Io pablico, al volverse lo privado el lugar de la conyugalidad y lo piblico el de la parentali dad. Fsta disyuncién se ensancha cada ver mas y plantea problemas que la comunidad tradicional ig- noraba, Pero como nacié? © PRIVADO QUE ES LO CONVUGAL En primer lugar hay una subversion de la antigua definicién de la vida privada. Esta ya no es solamen- te el lugar provisional del nacimiento y del desarro- lo de la vida como enndiciéin del paso definitivo al es pacio piblico de la ciudad, alli donde la humanicael en yerdad se realiza. La vida privada cambia de sen- HLESCANTO DELO raat 15 tido: pierde el sentido negativo de lo que es privado del onten piblico y, por el contrario, adquiere el sen- tido positivo de lo gue en el espacio piiblico debe ser privade. 2De qué entonces? De un arte de vivir a dos en la intimidad: entre un hombre y una mujer, entre Una mujer y un hombre, nace poco a poco un espa: cio reservado, apartado de las miradas piiblicas, Se levantan cortinas, puertas y muros para cerrar el lu gar del nacimiento y del renacimiento incesante de dos deseos, del uno por el otro y del otro por el uno. Francois Mauriac escribia en su novela Génitrix Nada es menos accesible a las miradas ni mds propicio all misterio que es0s dominios cercados por muros y aan e¥: trechamente encertados por frboles, que parece que los seres que alli viven x Hos © con el cielo? Pero, entonces, zquién los mira, mas alli de su pre- sencia? Mauriac responce en Les maisons fugitives No son las piedras que guardan la huella de las manos, el reflejo de los rostros, la forma, la somb recidos, sino esas prolongacioncs de ellos mismos, papel plz, cortinas, tapiceria, revestimientos de maderas. obje- os y colores testigas dle sas gustos, de sus preferencias, y que los han visto pasar de un cu tarse, f ade seres desapa- 10 al otro, sentar Tal es el pudor -no vergitenza sino velo- que pe ite mostrarse y decirse, en la medida en que lo que se muestra y se dice quede oculto de aquellos y aquellas que no son “ni ti ni yo", Esa privacidad, esa propiedad privada de la presencia de en si, nace 2 Francois Naurlac, Génins, Grae, 1925, p. 146, 2 Francois Mauriac, Ls Moons fugitives, Grasse, 1989, ps 2 16 HL rNEANO MELO FRAN poco a poco en Enropa y se extiende lentamente, muy lentamente. En el siglo xt, el fin amors, el amor cortés, aparece en Oceitania, para difundirse por Europa occidental Por medio de la cortesia como arte de decir, como in yencién lenguajera (el troear de los trovadores), un hombre corre el riesgo de dirigirsea una mujer-se- agin la regla del assai, en la que la Dama pone a pruc- ba al amante. En efecto, para que el “hecho” de la conjuneién sexual no sea ni violencia ni wn puro me- npone tn plazo que, por dio para tener un hijo, se mertia de la palabra, perm to del deseo. Para enconirarel goce sexual mas allt del placer, se necesita tin plazo que mas tarde Freud Hamara Vorfust (placer preliminar). Ahora bien, dicho plazo supone el tiempo de ln cortesia y el espacio: cerrado de la. con- fidencialidad al mismo tiempo. Poesia del Renacimicnto, galanteria en fos salo- nes de! siglo XVI, novelas de aprendizaje sentimen- ral en el siglo XIX no son sino signos pablicos de To que se vive en privade gracias a quitec- ura de la casa familiar, Paralelamente, el order miento del espacio del departamento burgués, lue- go obrero, asi como de la granja campesina, se mo- difica para desembocar en la sala de estar del siglo: Xx y en la recmara conytgal. prohibida incluso a Jos nifios, sea cual fuere su: edad. nceses, Hannah Arendt podia fe el nacim: wal Al referirse alos decir: ‘io gloriose, los Desde el declive de su ambita pablico a ido a dominar el arte de ser felices en. ro muro, franceses han Th medio de tas “pequeas cosas”, entre Sus ¢ nario, el sillén y ct, el perro, &l dado, entre fa cama y el gato y €l lorero, prodiganclo a todo esto un fethura que, en un mundo en elque la rapida a HAN et gue 7 deja de matar a las cosas de ayer para fabricar as de maiana, bien pueden parecer coma todo lo que subsiste le puramente humano en el mundo, Est dilata- cidn de lo privado, ese encanto, dirin, de todo un pueblo no constituye un Ambito pablico, al contrario, solamente significa que el dominio piiblice se ha reabsorbido casi por completo y que en toelas partes la grandeza Isa cedido su lugar al encanto, Simultineamente, a partir del siglo xtt, con ef dis curso de la Iglesia sobre el matrimonio, aparece otro signo anunciador de ese cambio de sentido de a “vida privada”. E: re en tres tiem pos: en 1184: en el Concilio de Verona, el m: rio se vuelve stcrar evolucion 0 imo- nto, el sépiimo que se agrega a los otros seis en vigor: 11 1439: en el Concilio de Florencia, ese sacra- mento adquiere la especificidad de no ser conferido por el saeerdote, Son las propias futuros exppovos los que se lo intereambian uno a otro por medio de su palabra de consentimiento. El consentimiente mu tito crea eh de los dos padies va no es neces — en 1563: en el Goncilio de Trento, el abuso de los matrimonios clandestinos provoea una reac A la valide: del consentimiento mutuo debe agregar- se la Fieitud mediante la obligacién de un consenti- mniento que se debe intercambiar pitblicamente in Jacie erelesiae, ante él sacerdote como teitigo, Nouno otro, sino ambos, donde uno no remplaza al otro. Asi nen dos polos, como lo: mostr6 Jean- Louis. Austin, el lingdista fundador de la prage ca. Por una parte esti el speech art, el acto perform tive que realiza lo que enuncia y, por otra parte, el ‘Hannah Arenal of i. pil 18. EL eveasto ve mHO, acto confirmativo, el slatenent que registra el acto. Los esposos hacen el acto de anion por medio de st palabra sacramental, y el sacerdote o el alealde 10 ‘man nota del acto fundador: “Los declaro unidos en matrimonio.” a ‘Asi, no hay nada privado cerrado en si mi no lo privado que s¢ declara en lo putiblico. Fs ee hay una verdadera subversion que el poder de Ta realeza no soportara, Por ello, desde 1576, Jean Bo- oe i secuencias de din, el te6rico de la politica, saca consecuencias mo, sie este nuevo datos Yordo lo que he dicho. Jos ejemplos [quel he deduc ip de tan fresea memoria, serviran para mostrar que en 11] iblica bien ordenada hay una necesidad (de) devolver padre el porter dela viday de la muerte, que la ley de Dis ¥ de Naturatera tes da [-.1. Todos tos proceso queria ¥ diferencias que por lo conan son entre hermano y Mana, we aplacaban yeaa mientras el pare sisi: ‘ue los matrimonios no le quitaban en absolute el poder. ‘Aunque hubiera emancipado a aqueltos que se casaban y salian de su casa para formar tn ear apart fo ae ne hacian tan ficilmente, la reverencia y el temor al padre ecia en ellos siempre perma e la autoridad Con Ia suplantaci6n progresiva de ta autoridad paterna, lo privado ocupa cada ver mas el primer ltr gar de la escena, Pero habrdi que esperar ef nace niento de la democracia para que est subversion de lo piiblice por lo privado se acmita nte de manera legal. > Jean Boxing Les is Hes dela Repuque, br 1 cap. 1, Cor ren ten francesa, 1985, 5 los ren brace leno eng ea) dat mtb te Rain, Nadi Teno 1986) PL exeawro me #0 rN 19 EO: PUBLICO QUE ES 10 PARENTAL Amor cortés, iatrimonio por eonsentimiento mu- tuto no son sino dos signos antigiios de lo que en Eu ropa, en el siglo XIX y sobre todo en el XX, se volve- ri la autonomia de la pareja y el declive del control ala ver colectivo y paternal que antes existia. Ese re ‘iro hacia Ta east, de dos, por medio de la instaura- cién de una barrera ante el espacio piiblico, lo he- mos visto, es contemporineo del reemplaeo de la lad” civica por la “sociedad” civil; al mismo tiempo, 650s tres acontecimientos capitales de la his- miliar que son un nacimiento, un matrimo- nio yun entierro dejan de ser pretextos para una En el siglo Xx, esta distinci6n entre lo privado y lo, publico tomar la forma de una disyencion entre dy parentalidad, Esta es la novedad de nuestra modernicad. Lo social, que invade e! to de lo politico, en lo sucesivo ataca al terri miliar, de hecho, los representarues de da sociedai yienen cada ver mis en ta relacién entre padves € hi jos. Qué quiere decir esto? En el siglo XIX se profesa que el bienestar familia depende de la maravilla de ese “nido” que constitu- yen el cuerpo y el corazén de ta madre: paraiso or ginario que, ciertamente, hay que perder, pero ¢ experiencia imborrable da al a tabilidad El siglo xx mas bien piensa qu puede dejar al arbitrio de Entonces, en nombre del bi idulto equilibrio y es- arelacion nose madre, ni all del padre rd - Mega a to- mar lugar, bajo figuras diversas un_tercer social: la profesora, la pediatra, la psicdloga, la asistente so- cial, el juez de menores, el juez de asuntos farnilia- 20 HuENEASTO OE LO MHNADO yes, Segiin los casos, se solicita Ja ayuda de ese terce- ro, oa ka inversa, éste se introduce por si mismo pe ra la salvaguarda del niito o del adolescente. Inchiso ‘esto. es causa de conflicto entre los profesores: unos quieren perpetuar la antigua imagen de aquel que transmite exclusivamente un saber y su critica, Los otros aceptan responder a la demanda social po- iéndose al servicio del alumno para ayudarto a re- solver un malestar personal. ‘Adiferencia de la conytgalictad, cada vez mas dis creta, la parentalidad empieza a depender abierta- mente de lo social por medio de los expertos Tlarma- dosa decir cuales son los clerechos del nifio y, en ca so de conilicto conyugal, lo que mas conviene al jo oa la hija: nuevos papas y mamas en pos jon de fhitores y tuloras, debido a su suputesta capacidad de resolver tanto los sintomas del niio como Tos con flictos entre padres. Finalmente, llegamos a lo que Jean-Jacques Rous eau escribia en sus Confesiones (1788): 'Al dejar a mis hijos en manos de 1a educacion publica, 2 falta de poder criarlos personalmente, al cestinarlos a vol verse abreros y campesinos mis que aventuUreros ¥ CTT ores de fortunas, crei actuar como eitudadano y padre, ¥ cae ceia como un miembro de la Reptilia de Platou.! En efecto, Platén queria que todos fueran hijos del Estado y, del mismo modo, Rousseau se conside- raba pacire por ser ciudadano. El padre se vuelve-el delegado de la Nacién, al que pertenece, en pri lugar, el nifio. Esta posicion que se desarrolla duran: er 6 Jeanfacques Rousseau, Las anjesions, libro wun, G.EFlamamsr iow nim, 182, 1968, p. 105 [Las onesies, Barcelona, Planet 1993}. OPSCANTO OE 10 PREVAIIOD 21 tc los siglos xnxy xx tiende a estableeer que la paren- lalidad no se define en primera insancia de mane 1 bioldgiea, sino cfvies, en tanto que “autoridad” re- conocida por la ley. Podemos estimar entonces el extraio hiato: ientras ms privada es la conyugalidad, ms puibli- aes la parentalidad. :Cuales son las consecuencias die este creciente desfase? zGomo se percibe y se vi Ww en nuestros dias? UNA SEXUALIDAD SIN RE UNA PARENTALIDAD SIN SEXUALIDAD Intimidad conyugal, “extimidad” de los padres: hoy este doble movimiento se acelera y engendra diver- sas figuras de disyuncidn entre una sexualidad privae day una familia priblica FIGURAS DE LA DISYUNCION, La primera figura es 1a de las parejas que viven en union libre, fuera del matrimonio. Parejas a menu- do estables, instituyen por su propia palabra una vie da comin privada y hacen que st entorno la reco nozca. Para ellos, el contrate legal ante el juez mo s6- lo es inatil sino también peligroso: podria dispens: de lo esencial, En efecto, lo que importa es el arte de Ja cortesia, la renovas ana del Hamacdo al deseo del otro por una palabra “entre nosotros dos", mas que utilitaria. Precisamente esto es lo que, co- mo buen trovador, Georges Brassens canta en su cé- lebbre No peticidn de matrimonia: Tengo el honor de no pedir tu mano, no grabemos nuestros nombres en un pergamino USA SERLALIMAD SO PRONE. 23 Dejemos al pajaro el campo libre ambos seremos prisioneros de patabra. Al diablo, las buenas cocineras qque enganchan los corazon de las cacerolas! “sa los mangos No necesito sirvienta y te dispenso de las labores del hogar... Que como eterna novia en la dama de mis pensa mpre yo piense.” En cambio, desde el momento en que hijo na ce, al reconocerlo legalmente, la pareja traspasa la Irontera entre lo privado y lo priblico.y a cambio ob- tiene una autoridad parental, La dimension pabli se introduce por medio de la instauracion de una fi liacién. Ejemplo significativo: la ley francesa del 8 de enero de 1993, yuelve aplicables las reglas que, has- twentonces estaban reservadas a los padres, casados, alos padres no casados que ¢} fina pa tria potestad, A la inversa, en caso de divoreio 0 de racion, las mismas reglas conciernen it Ios. pa- ddres, easidos 0 no. Asi, encontramos aqui dos logicas; la primera, pu- wente contracual y que por lo tanto depende s6- lo de los socios, concierne a lo conyugat la segunda, institucional, que impone un marco juridico en hombre de los derechos del niito, concierne a lo pa- rental, en tant que esta fundada por las leyes de la sociedad, Enconu mos esta dualidad con la segunda figura de disyuneién, la del divor . que hoy solicita una ' Georges Brassens, Paémes et chensons, Seuil, 1998, tercera parte de los cényuges casados. A partir de la ley de 1975 que instaurd el divorcio de mute acuer- do, para el discurso judieial, la separacién consiste en cerrar Jos ojos en relacién: con la ruptura conyw gal: “|No es problema nuestro, una separaci6n es cle ord jos mas que nunca en rela- Gin con la parentalidad: “Esta debe seguir sienclo como antes ¢ ineluso mejor que antes. El bien y el interés de los hijos y de las hijas siguen sin cambios; jel juez de lo familiar y el psicélogo estan ahi para vi- gilar que esto se cummpla, con la colaboracién de los padres que ustedes serdin... para siempre!” Asi, lat so- ciedad pretende saber, yeada vez mejor, cual es la fe- licidad del nifio, Si bien la conyugalidad se puede reer con diferentes compaiieres, la parentalidad, inmutable: no hay re a privado!”, yen abi js por sti parte cidn entre esas dos funciones. Owa figura de la separaci6n entre vida de pareja y derechos piiblicos es la ley que instaura el Pacto Ci vil de Solidaridad, muy reciente, la cual permite que se reconozcan legalmente los derechos sociales (pa- trimonio, arrendamiento, disposiciones fiscales, prestaciones sociales) de dos personas que viven juntas, En cuanto a la orientacién sexual de fos que: firman el contrato, la justicia no tiene nada que sa- ber: es de orden intimo. En cambio, la cuestion de Ja adopeidn, aii no reconocida legalmente, pronto se relacionar con el ambito priblico. En cuanto ata educacién de los nifios, sexualidad de la pareja y coinpetencia parental pueden estar separadas. Este es el argumento de los partidarios del Pcs, \ decir verdad, este argument no ¢s nuevo, puesto que es el que presidid a la existencia legal de lay Asistencia Médica para ta Procreacién, designada también con el término fecundacion in vitro, asi ka inseminae perma del cényu- jn tenga lugar con el ge oel de un donador anénimo. ‘Todas estas inter- venciones se basan en la misma separacion: 0 bien sexualidad sin parentalidad, o bien parentalidad sin sexualidad. inalmente, tiltima figura de la separacion: el de- sarrollo de la adopeion plena de nios excluidos de su origen privado y abandonados en la esfera piibli- ca, Pero no basta con el deseo de adoptar: antes qu nada se requieré él beneplicito de los servicios so ciales, en nombre del biem del nifio, En. primer lugar, lo que es decisivo es el juicio de los expertos sobre la capacidad educativa de los fuaturos padres adoptivos. NOSTALGIA, Hoy, es 4 separacion moderna se percibe de manera diferente. Para unos, se inscribe dentro de una serie de quejas que fustigan a la modemidad a m dda ver sinonimo de decadencia moral y de disolucién del individuo, Es verdad que, con la pérdida de la Gemeinschapt (comunidad) y 1a caida en et anonim to de la Gesellschaft (sociedad), el individuo esta, mas que nunca, abandonado a si mismo. La obra del socidlogo Gustave Le Bon Prychologie des fowls (1895), que ha sido traducida a numerosas lenguas y atin hoy se lee, describe muy bien de qué manera la sociedad moderna ha hecho aparecer la nocion de multitud, Las consecuencias son miilti- ples: en tiempos de desempleo, de incertidumbre, de debilitamiento de las identificaci nes cult i ales, Ja multitud tiende a reclamar un lider con firme vor "Gane Le Bon, Prychologe de fut [Pict de tas mass, Mad, Move 1, “Quadrige™, 1991 26 sa sexta 4 aOOMENAON, de mando, un jefe que proporcione referencias est bles y diga con claridad quién ¢s el amigo y quién es elenemigo del pueblo, un lider que sea convincente y sepa dar sentido a los acontecimientos. Dicho de ‘otro Modo, s¢ supone que, come la medernidad en- gendra la crisis, requeriria un relomo a los recursos imaginados de la comunidad tradicional, Esa nostal sgia del Voik-y cl uso del términe aleman para pueblo no es fruto del azar, ya que inscribe la reivindicacion 1 (suelo neia, el en su problemsitica ala ver racial y territori y sangre) hoy sigue presente, En conse aquinismo industrial y la masificacion democratica estarian en el origen de un nihilismo que por si solo superaria un nuevo arraigo en fa cultura perdida. ‘Tocqueville presintié muy bien el riesgo de que nues tras sociedades modernas quedaran a la deriva: dar el poder a la mayoria, :no ¢s justificar el conformis- mo, en la medida en la que aquellos que conservan 1 espiritt critico siguen siendo minoritarios? Asi mo, el filésofo contemporaneo Jiirgen Habermas, ¢n Lespace public’ muestra el peligro del avasallamiento de la opinion piblica sometida a los dirigentes de la comutnicacién mediitica. Una estructura social y politica autoritaria seria pues la salvacion. Para los “antimodernistas”, a ca del nacimiento de [a intimidad moderna se funda ademas en la inestabilidad inevitable de cualquier amor humano entre un hombre y una mujer. Cali cado de “romadntico”, el amor solo seria una serie de espejismos que se desplomarian con determinado (a) cOnyuge para renacer con otro(a), Se supone que el amor, como el imaginario, no es mas que algo iluse- rio ¢ irreal. De este modo se aviva el lamento por la > jnger Habermas, Zspace pli: archéolag dela publi on 1986, me dimension constitutive eda soité oungevise, Paso Epoca en la que la familia no se fundaba en el amor }: por ende, era mas solida y mas estable, ACEPEACION Para los otros, muy por el con tratio, el reto no con- siste en reanudar el hilo roto de Ia tradicién, sino en que la modernidad triunfe a partir de esa brecha abierta. Asi nacié un nuevo modo de existencia qu acompaiia al desarrollo de la dlemocracia de masas, del laicisma, dle la ciencia y de la tecnologia. Otor- gar derecho a los pensamientos propios, sean no- bles © bajos, producto de la pasion o de la seren dad, y ace ptar la contradicein entre ellos se ha-vuel- to una feliz oportunidad que hay que aprovechar. El lividuio ya no esti Hamado a m sino mas bien a ser despose ja, justamente aquella de dian sentirse sequros. Un nuevo sujeto nace con Descartes, para qui la duda metédica es la condicién de una verdader: certidumbre, Se abre una apuesta gracias a esa per dida det dominio de si mismo y del otro, Nuestras ca pacidades ereadoras se vuelven mi tro poder de inven nejar su destino, jo de una identidad f He sus antepasados po- nquictas, nues- Pe in debe renovarse sin cesar, He ahi la apuesta de la modernidad que Emmanuel Kant describe cuando define la Hustracién: Qué es lt Hustraci6n? “La satida del hombre de sti mino- via de edad, ctiva responsabilidad porta él nora de e¢ mismo. La mi- acl es la incapacidad de servinse del e miento propio sin la direeci6n del otro, minoria de €1 mismo es responsable, si es verelad que la causa r no en una insuliciencia del entendimiemto sino en una 28 UNA ses aunan ss falta cle valor y de resoluci6n para usarlo sin la direccion el otro. Sapere aude, “Ten ¢1 valor de servirte de tu propio centendimiento”, és es la divisa de fa Hustracion.* Asi, se sugieren dos respuestas a la separacion en- tre conyugalidad y parentalidad: por un lado, hay que tomarla como un llamado a un retorno a la uni- dad de antaiio, cuando Io familiar estaba al servicio de la ciudad; por el otra, al conuario, designa un nuevo reto que hay que vencer a partir de la moder nidad misma y no contra ella. Para ir mas alla de e+ ta alternativa entre tradicion y modernidad, hay que ir inas lejos e interrogarnos: zcual es finalmente el papel de la familia? ¢Qué puede wansmitir 6 ne pue- de teansmitir a la generacion siguiente? nianivel Kant, Quistcr quel Liumiées? (1784), Nath 1904, p. 67 [En defense de la Mustrackin, Barcelona, Alba 3 QUE TRANSMITIMOS A NUESTROS HIJOS? ELeterno duelo entre nostalgia del pasado y acepta- cién del presente de hecho disimula el verdadero problema: zacaso no es en funeion de lo que funda luna familia que tal o cual transmision puede levar- sea cabo? UA LEY DEL. BIENESTAR Nuestra moderidad preconiza ante todo el bien y el bienestar; los derechos del nifio nacen con el de- ber de los padres y de la sociedad de asegurar el nde la generacién siguiente. Seguridad, protec- cién, prevencién, asistencia, son las palabras claves del diseurso social sobre la famil ePero cémo definir ese bien si, en singular, como entidad de orden ontolé segin una naturaleza humana a la ver finaliz universal, Bien que se concretaria en los bienes phi- rales, Con la modernidad y la ciencia, muere la on- tologéa. El bienestar se define como lo itil para,.., el interés de... variables segiin los momentos y los ht gares y, no obstante, susceptibles de definirse en de- Jerminaulo momento para determinada nacidn, Jeremy Bentham, el promotor del utilitarismo junto con Stuart Mill, defini6 muy bien esta ley, fun- dindola en el principio de la mayor felicidad para estar? No el Bien en 30 {a0 TRANSMIS 4 NUESEROS HEN? cia misma de €l mayor ntimero. Se trata de Ta exig cualquier democracia, y comienza en la asa para mmbros de la familia: hijos, padres, todos los mi abuelos. Pero entonces, :cuuil es el criterio de “la mayor fe- licidad” para todos y cada uno? No el Bien en si, sino Alo que se dice” con respectoa los bienes aqui y aho- ra. En efecto, el eriterio es del orden de la palabra compartida, la del ibunal de la opinién piblica; esa palabra que cireula en el espacio de una nacién dice lo que conviene transmitir para la salud fisica, el equilibrio psiquico, la competencia intelectual, la si tuacién econémica y politica de Ia generacion que erece. De tal manera que con la modemidad se ponen al servicio de la opinién, por una parte, los descubri- mientos cientificos ee los investigadlares y, por la otra, Saber y poder se unen para encontrar su realizacion en “lo que se dice” en a plaza piiblica y tos medios de comunicacion. Esa es la ley del bienestar, Hay que recibi efectos contrarios de placer 0 de dolor que se des: prenden de ella como signos por interpretar en el sentido de la mesura y de la moderacidn, A esto Freud lo Hamaba “principio de placer/disptacer” demasiado, © demasiado poco placer evan al dis placer, La opinion siempre enuncia wn Ii abusar del alcohol, del tabaco, de los medicamen- tos, eleéiena. La desmesura Heva a la violencia hacia sf mismo y hacia el otro; engendra entonces las dos pasiones humianas que surgen cereanas al mal y la infelicidad; temor 0 fobia de lo que puede ser peligroso para sf ‘mismo y, Ala inversa, piedad o compasién hacia fos de- mis que se han vuelto victimas del peligro. De tal iodo que no es sorprendente el hecho de que el los "RAMONES 4 SCSI HOR? 31 poder constante de los medios de eomunicacion se base en esos dos patho Si bien es cierto que todo niiio nace en la fragili- dad y el desamparo de no poder “arreghirselas” por si mismo, sno cualquier ser humano regresa a la in- fancia ante la inminencia del peligro? El deber del entorno del niito es pues saber lo que le legue a fal- lar para poder responder a ello a la brevedad. Precisamente, en 1996 la UNICEF describe esta ley del bi estar que hay que transmitir: Llegarat un lasn en el que ya no se apreciars el progreso de jones seygtin sus fuerzas militares @ econdmicas, el esplenclor de las capitales o el de los edificios piiblicos, si no segtin et bi rnestar de los habitantes: su nivel de salud, de nutricién y de educacidn: ka posibilidad de obtener luna remmuneracién justa por is decisiones que les per sper de Las libe trabajo; Ia dom iticipacién en ar su existencia: el les eiviles y politicas; la ayuda hacia os mis vulnerables y necesitaclos; y la proteccion del ere- rrolla To que ya de- i6m Mundial de la Salud en 1978: vestar total, fisieo, mental ys0- cial, y no s6lo ta ausencia de enfermedad y de achaques: Dicho de otra manera; la salud no es simplemen- te una ausencia de dolor 0 un cese de dolor gracias a a euracién (definicién completamente médica). iva, totalizadora, sin falla; es la felicidad la terra, la plena satisfaccion de los deseos consecuencia, supone un saber predietivo, es decir la prevencién de los peligros que, eventualmente, " oxtenr, Le rags des mations nore anual, 1996, pL 2006 RNSMETINO | NUESEROS MUON? pueden introducir una falla, Asi funciona, segtin la ley del bienestar, la transmision de los padres a sus hijos. © mejor dicho: fancionaba, Ya que, como dijimos amteriormente, ¢l tercero social interfiere cada ver mis en el proceso de est transmisiOn intergenera- Goonal. El pediatra, la asistente maternal 6 social, © el maestro, a veces el psicdlogo 0 el juez son los que, en nombre de [a ley del bienestar, aclaran a los pa- dres sus competen ber del experto se arroga un poder sobre el nit de tal manera que la ley del bienestar se transmite a la generacion siguiente ya no solo a través de lo Gumi liar sino también dle lo social. y su.juicio. Poco a poco, el sie LA LEY DEL DEBER Esa transmision no basta, En efecto, hacer depender a la ley moral de lo atil y del sentiniento de bienes tar, es someterla a los azares de la sensacion de pla- cer 0 de displacer: “Me siento bien... No me si bien.” Esto no puede fundar una sociedad. Se re- quiere oura ley, una que instaure e] mando interior —"Debes...’- independientemente de las consecuen- cias que esta nocidn pueda tener en el bienestaro el malestar de la persona. En oposicidn a la ley del bie- nestar, emerge fa ley del deber. Si Emmanuel Kant es el filésofo del nacim: de la modernidad, es sin duda porque comprendid que ésta ¢5 €1 paso de la condicidn de ciudadanos sometidos a un jefe a la de seres mayores de edad libres © ignales que reconocen una Ley comin, vex se impone a ellos y no es quea nadie, Joo ANSMETINOS 9 SLESTROS YEE 33 La ley moral tiene dos earacteres: 1. Es tneondicionat. No es un medio para cumplir una meta previa- mente definida, como tiende a funcionar la ley del “Si quieres evitar el displacer, entonees hienestar: *S cumple tal regla de seguridad, de prudencia, de me- sura, ete.” Al contrario, la ley moral no esti condi- cionada por el sentimiento, el afecto y la eventual «lad de una felicidad 0 de una infelicidad por venir, ya que no es el cumplimiento de lo tidil para.. En todas los casos tiene valor de ley universal, sin are entacién ni justificacién en fumeidn de la singe ridad de determinado acontecimiento. Ella super necesariamente la preocupacion maquiavéliea de la Jortina, de la oportunictad favorable 6 destavorable. Asimismo, ante algiin. peligro para el bienestar, el te mor de si mismo y la compasién por el otro no son mientos pertinentes, sino: del pathos que nos de- sorienta, Por ejemplo, el preceptor “no robaris” vale en todos los casos. No obstante, santo Tomas de Aqui: no recuerda que, en caso cle hambruna y de riesgo de muerte para los suyos, se puede robar el bien del oo puesto que, decia “en caso de necesidad todas las Go sas son comunes”.” Entonees, habria que distinguir la legalidad de la legitimidad, Sin embargo, Kant techie i que se pueda establecer una distincion de este ti po, Seria la puerta abierta a todos los abusos posibles en nombre de tun mal menor, Por ello, la democracia yel laicismo unifican ley civiea y ley mor Bu 2, Es categdrica, Este segundo principio es inseparable del prime- ro. Antes de la modernida * emanaba vel 2qeF reunions 4 Nurses mo de la autoridad de un dirigente, del prestigio de un jefe politico o del carisma de un jefe religioso. Y la transmision de esa subordinaci6n estaba aseguracla por el padre de familia, Este hacia la ley, Esa era la familia tradicional. La modernidad asisti6 a la destitucién del cliri- gente y del padre como auctor, autor de fa ley del de- er. A partir de entonces, la ley moral se impone por si misma y no en razon de aquel que la enuncia. “jDebes... porque debes, y no porque sea yo el que te lo dice!” En esto hay un principio de libertad en la dad y la universalidad: *jAct te la sopa, ve a lavarte!” La ley es la que habla sma y no porque la madre o el padre haya cerrado en. sf la medi- I, privada comin, tate, levantate, toma- mismo e abr da en que la autoridad, sea famili 6 plblica, vale por la enunciacién de una k ala cual cada uno esta sujeto y cuyo legislador es ca- da uno: "Actia como si fireras a la ver legislador y sujeto en la repaibli nables.” Asi Kant puede esc a de las voluntades libres y razo- Un gobierno que fuera al mismo tiempo legislador debe- ja denominarse deypitien en oposicion al gobierno paatrié- 0, con Io euxal, no obstante, no se entiende un gobierno fecernatista (régimen paternal) cm tanto que ¢s el mis des: potico de todos (acto que consiste en tratar a Tos cick: danos como nitios)~, sino un gobierno nacionad (naginen civitat et patria) * " Emmanuel Kant, Métaphisipae des maenas at, Doctrine di drat n, §.49, GF Flammarion, 1904, ps. 182 [Bundamentaciin de ta ‘metopsia de las castumbres, Montevideo, Técnica QUE TRANSMTRNDS A NESTON HON? Por lo tanto, hoy tenemos dos tipos de sion de generacion en generaeién, el de la ley del bienestar y el de la ley del deber. A veces se unen, a vecesse oponen. Todo depende de su modode trans nisi En el caso de la primera ley, cuando los padres quieren el bien de sus hijos a cualquier precio, ello puede Hlevar al despotismo de los primeros ya la pa- sividad de los segundos. Sin embargo, no nece mente €s asi. En efecto, los padres no pretenden sa ter todo en cuanto al bien de sus hijos. Esta duda, que nace con la modemidad, permite subvertir la relaci6n despotismo-pasividad, En Jo que respecta a la segunel si6n no es facil. Freud lo demuestra: se transmite efectivamente por medio de la vz del padre que prohibe la relacién incestuosa con la madre, terioriza como vor de la conciencia mento en que el Edipo declina. Por lo demas, zaca: so Freud no dijo: “El imperative categérico de Rant es la herencia directa del complejo de Edipo?”.! Esto esa todas luces una justa denominacion, Pe. to Freud no se conforma con mostrarlo; denuncia los efectos psiquicos cle esta segunda ley en £1 males tar en la cultura (1926). A esa voz interior también Ia Hama el Superyé y muestra su infinita ferocidad. Filla es de mplac + segtin par rece, s6lo se puede aliviar un poco volviéndose, a st vez, el representante del Superyé para la generacién siguiente. Pero entonees, no existe otra via mas que a de pasar del masoquismo infantil al sadismo pa- ia ley, su transmié- moral en el mo- * Sigrnund Freud, “Le probleme économique du masochism fen NAvnoe, pryehose of peruerion, Pr, 1973, p. 295 [ET probleme craimic del mason, Obvas complaas, Buenas Aires, Amorrorte, 1976, vol 36 08 agers A Sea Ee rental? Esa es la pregunta que nos dejé Freud como. herencia. Concluyamos. Estas dos leyes del bienestar y del deber se oponen con mucha frecuencia; pero, mas que tratar de conciliarlas preguntémones: gno hay tuna dorera ley cuya ética se presenta a nosotros cuan- do las dos primeray encuentran, ambas, su propio mite? LA TERCERA LEY? En el fundamento mismo de cada nueva conyugali« dad hay una fercera ley. Sociolégicamente, ella orde- na lis relaciones entre grupos, entre familias, las de un hombre con una mujer y de una mujer con un hombre, Esta ley existe desde el origen de la huma- nidad. El Génesis consigna la palabra de Yahwé: Por ese deja el hombre a su padre ya su madre 'y se une a su mujer, v se hacen una sola carne.! Se trata de um universal. En efecto, no es el Dios de Abraham’ o de Moisés’el que habla a su pueblo, sino el Creador de todo el Universo, Es mis, se pure de sobreentender que esta ley también concierne a Ja mujer: “Ella deja a su padre ya sui madre..." LA RESPURSTA ANTROPOLOGICA Ahora bien, el antYop6logo reconoce ficilmente la universalidad de esta ley de hierro, Es la que Lévi Strauss realiza con toda claridad en su articule titi. lado “La Famille”? Desde luego, a lo largo de los " Genesis i 24. Trad. La Bible de frwsalem, Le Gert, 1998 [ Bittia de erusaten, México, Pentria, 1997) * Publicado en inglés en 1956 mis tarde en francésen Clan de LéviStrauss, Le gard dojgné, Plon, 1983, pp. 65:99, 6 a tence? tiempos las familias han conocido diversas modall- dades: familia “ampliada” con intercambie entre dos grupos, familia “restringida” con intercambio de un hombre y una mujer entre dos familias, mo- nogamia 0 poligamia y poliandria, ;poco importa! Hay una estructura elemental, una invariable que separa las “conductas animales” de las “institue humanas”. En efecto, “sdlo éstas instrumentan miticamente las reglas negativas para crear lazos s0- ‘ ciales”, Reglas negativas en el sentido de que, med prohibicién del incesto, Hevan a las familias biologicas “a engendrar nuevas familias por el oficio de las cua- les, solamente, el grupo social lograra perpetuarse”. Pero entonces surge una nueva pregunta: 2De inde viene pues Ia transmision de esta negacion creadora, de generacién en gencracién? La antro- pologia responde claramente: séto de la sociedad, que impide a cada familia encerrarse en si misma y constituirse como mundo cerrade por medio de lo que se llama incesto. -Por qué este origen en la sociedad? Porque la pro- ia familia s6lo puede instituirse a partir de ka aianza conyugal, es decir de una ley que viene de la sociedad. ¥, escandalizando a los nostilgicos de la tradiciém fa- liar, coresponde a Lévi-Strauss decir: familia sino hubiera en primer lugar wna so- ciedad” y no a la inversa, Negacién a través de la so- ciedad de los lazos de consanguinidad que hay que superar ¢ integrar “al proceso social de la alianza’’ gacion de la autosuficiencia de las familias a fin de mpre dependan unas de otras por el sesgo del inte a ‘Claude LéviStraus, ap. it, p82. "pa 9 Mid, p. 88. A HPA La encuentro de la extrane: nocido. Entonces, , Lévi-Strauss puede conclu fade un “trabajo ince 39 por el riesgo de To deseo- que se trae ante de destruccian y de re construcci6n”." Destruiccién de la familia originaria para constru petia eponi dacano proviene para que se funde tia en a generacién sig iia muer doye 2Cémo in dria pensar que: ir una nueva familia: la sociedad se per léndose a la familia de donde cada cit : na nueva fami- rente, Es preciso que cada jt patra que otra pueda vivir de otro mo- ado. terpretar este incesante vaivén? Se po- la finalidad de la ley es la perpetua- CiGn bioligiea de la sociedad, segiin los siguientes tres tiempos: 1. Naturaleza: filiacién biologics 2. Culun ruptura por me de la ley 5. Naturaleza: parenteseo biolégico, ste esquel acuerdo con waliclad de conyugal ext ma No €s Falso pero si insuficient el testimonio de los antropétogos. La la ley es mas bien instituir ta familiar y, para aleanzar dicha meta, de la ley enuneia la necesidad de romper con los lazos fa. es origi tes tres tiempos 1. Cultura: inarios. Tenemos entonec: los siguien- alian: conyngal 2. Naturaleza: filiacion bialagica 3. Cult Claro esta pero para superarla, En efecto, sila como condicion biolégi la y asi perpet {Que Ta fam lad se perpen ° Ioik, p. 90. nueva alianza com la cultura nece gal ala naturaleza, ociedad tiene ‘ala familia, es para negar tuarse de generacién en generacion, 10 deje de morir para que la socie | | 40 aarencans tev? A SOGIEDAD CONTRA.LA FAMILIA? En el capitulo anterior, vimos que, segtin la ley del bienestar y la del deber, la transmisién entre genera- ciones habia cambiado con la modernidad. Pero, con la tercera ley, la de la prohibieién del Incesto, estamos ante algo completamente diferen- te: una ley universal que, desde siempre rige a la socke- dad humana ¢ instituye una delimitacion, que varia segiin las culturas, entre lo prohibido y lo autoriza- do. En efecto, al determinar el grado de consangui- nidad, esta ley designa a aquellos y aquellas con los cuales ¢s posible o imposible la alianza conyugal. Desde el origen de la humanidad la palabra. pit blica funda la cultura contra la naturalede perpetu- da por la familia, Elka opera tna Aufhebung, segtin la. expresin de Hegel, no solo “superacion” sino tam- bién “retevo" de fa familia eon mirasa una nueva fa- mil ‘Ahora bien, zesta ley de prohibicion del incest que enuncia la sociedad es suficiente para dar a wna mujer y aun hombre el poder de hacer alianza en. la conyugalidad? Ciertamente, la sociedad transmite stemunciado, zpero esti su discurso en condiciones de permitir su realizacion efectiva? Estas son pre~ guitas a las cuales la antropologia no responde. embargo, son inevitables y por ende nos llevan a ir terrogarnos: éla yerdadera razon de la prohibicion del incesto no es la transmisién famitiar de la ley del deseo, ley que esti en la base misma de cada nueva conyugalidad? Para responder a esta pregunta vea~ nosen primer lugar cual es la funcion de esa ley del deseo en la conyugalidad. LEY DEL DESEO YCONYUGALIDAD Instaurar una alianza eon una mujer, con un hom- bre, es vivir la experiencia de tes dimensiones de la conyugalidad: el amor, el deseo y el goce 1 FL AMOR: La primera experiencia es ta del amor, cuya relacion con el ott se puede definir asi: velle lonum alicui, de- searle bier pero siempre presente, puesto que el amor por el amado o la ama- «la es el efecto mismo de lo que se ha recibido de los padres. Dedicacion, atencién constante, olvido de ai, saerificio, mo es lo que nos ha “verdladeros” padres? En efecto, am Definici6n muy antiga: ensefado unos ar es constituir un Todo, del que el otro y uno mismo forman parte, Lo que importa no es solamente Li unidn, sino la unidad de una sola Totalidad euyos elementos son tonces scomo realizar ese Uno? Por medio de la promocién cle mi ser segtin estos tres postulados, cada uno basado en el que le sigue: ~¥o soy el que, la que quiere tt bien. =¥o soy el que, la que, prede tu bien, -¥o soy el que, la que, vebe ty bien Asi la comunicacién se establece en el comparti compartir bienes (vivienda, attomévil, ahorros), pe ro sobre todo compartir opiniones todas las noches, y “yo. Pero en 42 ype orste YeonneeMLanND todos los fines de semana. Esto funciona porque las opiniones estan hechas para ser compartidas: la po- litica gubernamental, las catistrofes naturales, las. guerras civiles, la violencia entre los jévenes -0 de manera mas prictica: el tiempo que hard, el menti de la cena, el programa de television, ef trabajo es os, kas proximas vacaciones, las enfer= hay que pa cétera. , como un barril sin fondo. Este es el colar de los ni medades de los abuelos, lay facturas qu r, las invitaciones que hay que prever, eu Yas fin sostén del amor: comunicarse lo que se piensa con la conviceién de que se es interesante y bien escu- todo momento, ;porque soy “yo digo, y no otro u otra! Actividad y pasividad se invier- ten mutuamente y no se fijan. Por ello, en la reciprocidad del amor, como cada uno quiere el bien del otro el intercambio puede con- tinuar por mucho tiempo y durar hasta la muerte. Pero esto sélo es algo posible bién todo puede romperse y hunditye. 2Por qué? Por que “ti no sabes cual es mi bien. Mi bien no es igus” al tuyo. Ti: me identificas contigo, con tu querida per sona para dominarme mejor. ;Pero yo soy otro! De repente se revela una alteridad irreductible cuyo desconocimiento esti bien ilustrado por la his. toria que la tradicién cuenta con respecto a san Martin, dando la mifad de su manto a un pobre’a la orilla lel camino, Cada mitad es idéntica a la otra: “Te doy lo que me doy. ZNo eres tH a imagen de mi caro Yor" Es la crisis. Se abre una fala yo sofo(a) podia querer y realizar tw bien, ;Y tt me despicrias con un puiietazo prockamando mi ig- norancia!” En efecto, en el amor hay una pasion de serel jie co, la tinica, en saber cul es el bien del otro. Por ese chado e el que lo no necesario, tam i “Gret saber que pa- (Hy EL beso ¥ooxwaMEDND 43 motivo, ante el rechazo de! otro, el amor se convier- tc en odio por aquel que no quiere recibir su bien demi. Amor y odio se parecen mucho en la ignoran- cia sostenida de que el verdadero reto no es en rea lidad el bien del otro sino la pasion de ser el tinico, la tinica, que saey en conseeueneia puede el bien del amado(a). Qe DESEO. Pero la conyugalidad no repos solamente en et amor, También es la experiencia del deseo. Si el amor es un don de lo que se es, el deseo, a la inver- sa, es un don de lo que no se tiene y ee lo que no se 5: es confesion de la earencia, del vacio, Es lo que dice el flechazo en el encuenitzo casual eres lo que me fat dleseo no es la necesidad, Esta es el manteni- miento de la vida contra la muerte; es del orden de lo til; necesidad de comer, de beber, de moverse, dle dormir. El deseo es completamente diferente: tie he que ver con el deseo del otro; es deseo del deseo del otro: “{Lii eres lo que me falta, es decir la res puestaa mi pregunta sobre lo que ¢ falta, a tiya nin- gin (a) otro(a)! cuando un dia se da el acontecimiento del encuentro del limite del amor, s6lo el deseo da res- puesta, El puede tomar lugar ¢ instaurar un nuevo ba- 20. Lejos de huir en ef reproche o la falta de espe- vanza, se abre un camino para nosotros dos, donde cada tino avanza, en la noche, uno hacia otro, y ca- da uno mantiene su marcha en el tine, Ahora bien, en esta espera de una luz, el deseo es llamada ¢ interrogacion: zqué sucede con el deseo I “Ta, si, t 44 Lay DEL meso YcoNMVEALIOND del otro? Interrogacién que siempre se mantiene ya. que el lengtiaje no puede decir aquelio de to que el otro carece ni lo que desea: “Es cierto, tdi me hablas tui me dices esto; yo camprendo el sentido de tus fae ses, pero. zpor qué me lo dices?, al decirmelo, zqué quieres pues... de mi?” No hay respuesta: enigma, del deseo del otro. Asi, el deseo esta mas alli de la demanca de reconocimiento por otro deseo. Esti mas alld del lenguaje, espacio siempre de terror y fascinacién, al mismo tiempo, Este es claramente el pretexto del cliscurso de la neurosis que, al identificar demanda y deseo procla- ma que el deseo s6lo puede ser insatisfecho © impo- sible, Entonces, ¢! sujeto no deja de quejarse 0 de ocultarse. Lo que busca en el o de su deseo para que el abismo de su propia ausen- cia tenga mas atractivos para el otro que su presen cia limitada. De esta manera, la neurosis se vuelve ocasion de actuar y demostrar milltiples personajes. El deseo jamis esta ahi donde el otro to espera: siempre en otra parte, no deja tras él sino una cera blanda sobre la cual cada uno, cada una, puede im- primir st marea, a su convenience. Sin embargo hay otra via: mantener la verdad del deseo es pasar al acto, mas alld del lenguaje, y esto se hace gracias al apoyo del fantasma cuya funeién es sostener el deseo. bierto, lugar », ¢s el precipicio EL GOCE Mis alla elel lenguaje esta el encuentro de dos cuer- pos, tal es la tercera dimension de la conyugalidad: la experiencia del tinico goce posible, el del cuerpo del oro. Este lugar de la sexualidad no se puede re- (9p babe vemtncatnan a ducir a la genitalidad y, en consecuencia, a la even: Wwalidad de la procreacion, En el nosaber verbalize ble del deseo del otro, el sujeto corre el riesgo del goce... gDe qué? zDe su propio cuerpo o del cuerpo del oto? El goce que yo tengo del cuerpo del otro.no evel que el otro tiene de mi cuerpo. ;Aht, ciertamente, ch el momento del acto sexual, en Los pocos seguti- dos del orgasmo se puede creer que verdaderamen- te hay unidad, identificacion, fusion de das en uno, Pero el éxtasis solo es puntual, La dualidad perma nece de manera irreductible, Desde Inego, se puede poser el cuerpo del otro, prodigarlo de caricias, estrecharlo con todas las fuer 771s, todearlo con los brazos y beber de sus labios, Una alteridad se mantiene firme: hay an Tit que es un Ely © un TG que es un Ella, que se me escapa, me rebase, hhuye de mi irresistiblemente. Entonces, volvemos a a, ella y €l, empujindose uno.a otro an te lo imposible de una relacion que de dos, nos hatin Uno, Qué respuesta damos a esta imposibilidad? sla lesesperacion, la célera, el desencanto, Ia huida en la soledad errante ¢ incluso el suicidio? 4 El goce que el otro conoce se me escapa desde el momento en que quiero apoderarme de él, Es.comie \ cl mercurio en la mano; si la mantengo abierta, per | maneceri; sila cierro, se me escurriré entre los dedos. | En esta diferencia entre dos goces hay dos causa completamente La primera concierne al goce sexual y erdtico. Cuando la conyugalidad de una mujer la lleva a ser madre, con. frecuencia hay yen ella un. despkazamien- to del goce del cuerpo del hombre al cuerpo del nie La gesta el parto, Ta Tactancia y el cuidado constante del recién nacido instauran una relac ser dos: ély el 46, Lyn, mrs Yeon cuerpo a cuerpo, una sensorialidad a dos que nin- gin hombre experimenta con tanta intensidad ¥ que s6lo puede imaginar, El crefa conocer a su: mu= jery, repentinamente, una alteridad viene a sorpren- derlo.¢ impresionarlo, aun euando se haya converti- do en padre. Dicho de otra manera, una mujer que se ha yuelto madre se muestra diferente en diversos grados Pero a esta primera razén se aftade una segunda mas fundamental: la experiencia de un goce mo se- xual, no erético y que no se puede calificar si no es negativamente: no sexual. Las misticas y las mujeres hablan de ello de buue- na gana pero no esti reservaido a ellas. Una parte de nosotros es el lugar de un goce que escapa a noso- tros; y lo experimentamos solos, marginal, silencio- samente. Pero, aunque estemos solos, no obstante nadie puede decir que es ef inico en conocerlo, és taes claramente la paradoja que hay que compartir, Asi, cuando Paul Claudel dice que la mujer es “la promesa que no se puede cumplir’, zhay que tomar lo como una queja de su parte? ZNo es mas bien que lo universal de ka mujer no existe como esencia califi cable? Hay una, una y una mujer, cada una en su sin- gularidad, segtin la manera en que se sittie en rela cidn con un goce diferente al sexual y sin nombre.! Como mantener lo conyugal pese a esa alteridad en la dualidad del goce? También en este caso soto Ia ley del deseo permite responder positivamente. la tinica que puede sostener la diferencia de los sexos, si no se Ia reduce nia la diferencia anate- ica nia la diferencia de las identidades culturales y sociales segtin el género masculino © femenino. “ yéase Philippe Julien, La frminié wot, Desetee de Browne 1997, pp. 97-108 1 Dn. sen YOR 47 Desde Iuego, con la democracia el discurso poli ‘ico afirma la igualdad de todo ser humano, pero se trata del sujeto de derecho, Asimismo, el discurso ‘eligioso revela, segiin san Pablo, que en Cristo “no hay ni hombre, ni mujer”? ya que el Dios de la sak \acidn da st gracia universalmente sin distincién de xe Ahora bien, estos discursos pablicos no borran la ‘experiencia privada e intima de la conyugalidad en la diferencia. Por tal raz6n, frente a esa alteridad del goce del otro, mas alld de la travesia del fantasma, el "0 apoyo que puede permitir no huir sino man- tencr la relacion es la Ley del desea, Concluyamos; por dos veces, en el encuentro del limite del amor y en el de ta dualidad de los goces, s6lo la ty del deseo puede impedirnos romper la alianza y hacernos avanzar en ka conyugalidad. Ella es nuestro nico apoyo. Pero zeémo la recibimos? Epistota a los gatas, 9, 28, Biblia de forusalén, op. ct 6 LA TRAICION DEL. DES Hemos conocido tres leyes diferentes: la ley del bie~ estar, la ley del deber y la ley del deseo en la conyu= galidad. Pero estas tres leyes no son equivalentes. No se remplavan una a otra. Segiin las circunstancias de la vida, 0 bien ocupan sus propios lugares en el res peto de la especifidad de cacla una, o bien entran en conilicto: entonees la ley del deseo debe hacerse a un lado en favor de una de las otras. Esto segtin los casos y segtin las momentos de una existencia. LO TRAGICO DE LA EXISTENCIA Aquello que constituye lo tnigico cle la existencia se define esencialmente por el acontecimiento de la trai- ciin. Eo nombre de su. bien o de su deber propios re- sulta que ¢l otro me traiciona, traicionando la ley det deseo, “:Por qué me abandonaste?” $i a esta pregunta se me responde que es por causa de nuestro bien ode nuestro deber, suede entonces que a la ver cedo, me resigno, tolero esta eleccidn y lo comprendo. En po cas palabras, también traiciono con el proposite de un nuevo acuerdo dentro del compromiso y la cobardia. En efecto, la traicidn de la ley del deseo se justifi- ca por “buenas” ir lo peor que son la guerra y el conflicto sin fin, Esto se comprueba to- dos los dias. En nombre de la vida por proteger, de ones: evil [4s) HERMON NEL NEO 4 Ja mesura que hay que mantener en el placer ps cvitar el displacer, no se pone en riesgo la vida y no se transgreden las leyes del bien y del deber; se ne nuncia a ta desmesura y a la “locura” de la ley dlel de seo, Asi, seguridad, proteceion, salud, garantia de los bienes superan a las razones de vivir y reducen al ser humano a una legumbre o a una maquina bur: critica donde cualquier cuestionamiento esta auser: te, comenzando por el mas elemental; “zEntonces por qué hacer esto en lugar de aquello?” Uno de los ejemplos mais conocidos de la traicién fue vivido y relatado por el poeta francés Paul Clave del, Ey nombrado consul en Fuccheu en 1900, en eb arco que lo traskida conoce a Rosalie Vetch, mujer casada y madre de cuatro hijos. Es un flechazo. Co- mo el sefior Vetch debe ausentarse con frecuencia or su trabajo, los encuentros amorosos entre Patil y Rosalie se muttiplican: “desencadenamiento de los sentidos he él, que debia durar cuatro anos, En 1904, Rosalie espera un hijo de lly decide vol sera Francia, donde Paul la aleanzata en cuanto puie- sla, una vez que obtenga su cambio, Ella parte el pri- mer dia de agosto. Qué pass enseguida? Silencio to- ‘al: ninguna respuesta a las cartas que Paul envia casi cotidianamente; Rosalie lax devuelve todas sin abrirlas, ¢Pero, por qué? Por qué, pues? Claudel obtiene su permiso y parte en febrero de 1905 a Francia, y Iuego a Bélgica para buscar a Rosalie, Pero no. la puede encontrar. jHorrorosa soledad! jTerrible abandono! Comienza la locura, como él 10 escribe en un texto que se publicari mas tarde: FINIEBLAS. Aqui estoy, la otr terrible: esta en otra parte y el silencio es arRUCION UM DESEO 50 Soros uintos desafortunados y Satin nos abecha en su criba: , i Sitio, Ma otra ste y yarn Hay earning Entre ella y yo, de la otra a rni ya ne hay pal mane. 1e la noche que es comin ¢ incomuni: mds qu « hace nada y el espantos La noche en la que no se hace nad: ‘ amor impracticable [4-1 ‘ nucramente el gusto de fa muer iis dientes. El abismo, las ganas de morir y el retorno. Fstuve solo en el haga pisé la uva en mi delitio, Aquella noche en li que eaminaba de otro riendo a eaicajadas." n este horror? Lat c empos: respuiesta s a seqrin tres temp al tn primer luge iene la oportunidad de poder ia blar con alguien, un amigo muy queride, Philipp Berthelot. Este es el mejor camino: poder ser €scu= h el mismo momento en el que Rosalie 1907, podra escribir a An- chado © guarda silencio, Asi, en dl ha sacadlo del En cuanto a Berthelot f,..J, eset que me b abisino de dalor, de pasion y de to el que habia 's exactamente Ta oportunidad que st hermana Ca wo cuands fue “waieionada” por Rodin y lle no tu su “banda”, 4, Biblioreque de la © pai Cause, eres poets, C Wiad, 1967, p- 13. ge reef Antee, Pan lad Efrat Rar La raced, font, 1988, . 126 [Paul CTauall ef infierme det genio, Gedisa, 1989). 2 EMCO ben OSLO 5. En segundo tugar, Clauclel transfigura ese lazo com Rosalie gracias a la escritura de Reparto de mediodia, con la figuracion de Yeé y, mas tarde, de Zapato de ra- w, con la de Dona Prouhéze. A ta palabra inti con el amigo Berthelot, él agrega la belleza de un decir piiblico, belteza que por si sola permite apro- simarse al horror del mal y de la infelicidad para co- lonizarla y hacerla suya. Por tiltimo, este acto ties c como efecto subjetivo el de dejar de injuriar a ta “cruel enemiga”, la “traido- sa", y poder reconocer su propia responsabilidad: si Rosalie huys es porque comprendié que, en Paul, la ley del deter (ino de adutteri deramente deseante. El es el traidor nocera en una carta dirigida a Marie Romain-Ro- Hand el 14 de junio de 1940: En cuanto a esas p fectame: labras que le escribi “jameis fut", es per- fe verdadero, En medio del desencadenamiento {le los sentidos, en mi siempre habia um rechazo esencial L...]. De eso se dio cuenta Rosalie.* Pero, con esta confesién, él reconoce lo que Ro= silie le ensefié: la ley del deseo, al punto que, en Cantata @ tres voces, eseribe: Yoi el deseo tusiera que cesar eon Dios. ;Ah! ria al not 0 lo erick Asi cuando, después de trece alos de espera, Ro- silie rompe el silencio, Claudel logra mantener una a nquila con su hija Louise y con su madre. Entre tanto él ha Hevado un matrimo- nio juicioso con Reine Sainte-Marie Perrin, con la * Mids 128. * Paul Claudel, of at, ps 3H, 52 oo yey Bez oasED que tiene cuatro hijos, y se ha sometido al orden so- cial, como le corresponde a un e6nsul oa un emba- jador: “Es s6lo un medio -le dice a Suarés- de pro- tegerme de ciertos peligros. sta es la dualidad del hombre que senta asi aude! pre- Elser humano esta construid, por decirlo asi, en dos ph sos: en el primero {.,.] hay un burgués ingenno; ent el 56 uno [.-.] hi sqitista esencial y subte- rranco.” iginal, ese et que cohabiten esos in La contradic 2Pero entonces como h: pisos, el mediocre y el subyersino? 2 ‘cién mantenicla 0 en la exclusion de uno por el otro? SENTIDO DE LA BELLEZA Para responder a estas preguntas, es preciso ver c6- mo s¢ plantea el acontecimiento de la subversion del “burgués ingenuo” por “el anarquista”. La inge nuidad denominada burguesa es la del amor por identificackin con el otro: amistad, fraternidad, soli- daridad: “;Quiero para ti ek bien que quiere para mil” Es la ley ce la ciuelad aplicada a ta familia: el re- chazo del extranjero diferente cimenta el amor en- we semejantes, abt) Ahora bien, esa ingenuidad aparece como tal ¢ dia en que se rebela, en mi conyuge, una extrafeza sorprendente, En efecto, puede succder que el goce ald Antoine, op city p- 140. 9 fhd,, p 180. Li TUCO rl fal 53. que él otr6 tiene de mi no implique mi bien y mi fe licidad sino mi mal y mi infelicidad, Horror por el goce del otro: “{No te reconozeo; ya no te compren- wcreible!” En efecto, “el anarquista” stube de su subterrinco, para destruir la ingenuidad de fa ley del bien por identificacién, como la del deber. Ese es el escanda- lo: la frontera entre ef semejante y el diferente se ha ddesplomado. Fntonces es tentador replicar por medio de la de- a, la indignacion, la acusacién de traicion y de cngaito. Esto puede durar sin fin, a menos que final mente un dia yo reconozea que esa no-bondad, ese no-amor solo es una consecuencia eventual del goce denominado saul y, en consecuencia, que concie ne también a mi propio goce del cuerpo del otro. Esa extrafieza habita en mi; me es totalmente inti- ma. Soy un traidor, a mi vez, infiel a la ley del amor: Asi se plantea una nueva pregunta: somo salir de la altermancia entre la eulpabilidad del otro y la suya propia? la de la denda por pagar, sea al otro, sea a si mismo? La ley del deber nos deja sin do! j in respues Pero hay otra via la de Ia dvflexa, Los artistas, des- de siempre, nos han mostrado eéme no huir det ho- rror del ultraje; aproximarse a la maldad inhumana s6lo es posible por medio de la belleza de la Emagen y del sonido, mas alla del sentido por comprender: pintura, escultura, arquitectura, poesia, misica, cane lo, teatro © pelicula por medio del acto de mostrar vel estilo. S6lo ese arte del bien decir permite que nos apro- ximemos a la extrafieza de nosotros mismos. En to, elarte no ¢s la simple expresion de lo que ya cesta ahi en el artista o en la sociedad. El crea. EL ins: cfo, un lugar despojado de toda voluntaed ad EA TRMCON ni neo de bien asi como de toda voluntad de mal; pone un cerco con un ne-sabersobre lo que el goce puede im- plicar de bien 0 de mal, Ahora bien, ese vacio es el mismo en el otro y en mi, Finalmente ese vacio creado por el arte respon- dea “zpor qué el mal?” Pero esta via de domesticacion del escandalo y de purificacién de cualquier saber sobre el horror no esta reservada a aquellos que el renombre Hama “los artistas”, Es la de cualquier sujeto que tiene acceso al deseo a partir del deseo del otro como carencia v vacio creador, Asi ¢s como el arte de la conversacio entre un hombre y una mujer pone una barrera a un supuesto saber del goce del otro. El reto es acer carse a lo desconocido en ¢l otro y en si mismo, ali donde la alteridad de dos goces deja un vacio irre ductible Este es el camino de cada uno, de cada una, que Hega al reconocimiento de lo que es la tinica verda- dera traicién: bajo pretexto del bien del otro 0 de si mismo, waicionar la ley cel deseo rechazando tos riesgos del goce. LAS PARADOJAS DE LA TRANSMISION Asi volvemos a nuestra pregunta central transmite de generacion en generacion? En el capitulo 3, vimos una primera respuesta: tansmnisién le concierne tanto a ta ley del bienestar como a fa ley del deber. Con la modernidad, esta ua 1 ya no estd reservada s6lo a los padres: e1 tercero social interviene para garantizarla, contro- larla y completarl. é sucede con la ley del deseo? Hemos re- a a conyugalidacl, En efecto, la ley de dejar al padre ya la madre para poder ha- cer una alianza con un hombre o con una mujer que procede de wa parte es la ley del deseo. Este fue realmente el descubrimiento eapital del psicoa- nalisis freudiano, pero la humanidad posefa ya la ex- nmemorial de la misma. El amor y el go- sextial no hastan por sf solos para constituit el la se requiere el deseo y su le Ahora bien, ze@mo se transmite esta ley? 2De quién Ia recibimos? Para vesponder'a esto, procede- mos segiin tres etapas: 1, No hay alianza conyugal sin ruptura con la fa lia de donde se procede. "Ley de hierto’, deci viStrauss, O bien la familia originaria, 0 bien la atlianza conyugal, Aquel o aquella que quiera conci- liarlas traiciona su Lazo conyugal. En efecto, el Lazo que se mi hace fracasar el pacto con el cOnyuge 0 la c6nyuge. La antropologia declara que aque se ntiene 56 AS RADOIAS HEL TRASSHISION toda sociedad enuncia ta necesidad de escoger, se= gtin la ley de prohibieidn del incesto. :Pero, basta con que la sociedad la enun 2. No hay ruptura posible sin éransmnisidn de los pa dns. En efecto, lo que la sociedad promueve, no lo puede realizar ella misma, EL antropélogo enuncia una estructura clemental, pero calla con respecto al poder de realizar lo que enuncia. En esto hay una extrana paradoja: solo la familia de donde se proce- dey que se deja puedetrasmitir esa ley del deseo dan- do asi el poder de efectuarla mediante una alianza conyugal. -Pero bajo que condicion? No hay transmision sin conyugalidad fundadora de la parentalidad, Esta es la condicién; la familia de origen no debe fundarse en la parentalidad, sino, al contrario, la conyugalidad de un hombre o de una mujer es la que funda la parentalidad. Esto no debe interpretarse en términos biolgi- cos: sélo la fecundacién permite tener hijos. Esta re- duceion “ciemtifica” leva al fracaso el verdadero re- to de la transmision a la generaci6n siguiente, En efecto, s6lo una madre y un padre que fueron y si guen siendo el une para el otro mujer y hombre: pueden tansmitir la lay del deseo a sus hijos que se: han vuelto adulto: Yolvemos a encontrar la misma paradoja: en el hecho de ser totalmente madre, totalmente padre, dirigidos hacia la generacién siguiente, hay, desde luego, respeto por el bien y los derechos del hijo y; sin embargo, una transmision sigue ausent Lo que es sorprendente es que la verdadera fii cian es haber recibide de tos padres el poder efectivo de dejarlos para siempre, porque su conyugalidad es taba y sigue estando en primer lugar; Dicho de otro modo, traer al mundo es saber retirarse, de tal mane- ie AS AAO AS DEE THANSNNEN 57 raqu stl Ver, Los descendientes sean capaces de re- lirarse. Asi, los padres que, gracias a sta conyugalidad, permanecen en su propia generacion, no hacen que sobre sus hijos, una vez adultos, pese una deuda de feciprocidad. EI hijo ne tiene que dar a los padres a cambio fanto amor come el que él recibid de ellos. No, el amor desciende de generacién en generacién pero no retrocede, si procede de la ley del deseo. ‘Como un dia lo seialaba Francoise Dolto, “hon- rar a los padres, con mucha frecueneia es darles la espalda y partir demostrando que tno se ha vuel un ser humane capaz cle asumirse”.! Esa pérdida del origen, ese despojarse, ese dejar- set, exe Gelassenheit, sélo es posible gracias a padres. que, debido su conyugalidad (tinica o multiple), pue dieron comprender que *traeral mundo” és saber re- Lirarse, asi como el mar crea la orilla: retirandose. En este caso, se trata de una negacion ereadora di- rigida al hijo: “Tino eres el objeto cle nuestro goce”, por medio de lo cual él podri volearse hacia fuera, hacia y segtin su propia generacion, Esta es claramen- te la significaci6n de la castracién liberadora, En efecto, en la generacion siguiente, cuando el hijo que se ha vuelto hombre @ mujer se encuentre con la prueba del limite del amor y la de la reed tible alteridad del goce, entonces, la ley del deseo «jue él o ella habra recibido le permitira avanzar en La conyugaliclad y no desfallecer {Como se instaura esa primacia de lo conyugal so- bre lo parental? Segin una doble negacién. * Francoise Dolio, viafyte, Gallimard, Rutlo, Linfant, te juge of la peycha 58 Las AbONS Me LA TARR LA PRIMERA RESPLIESIA DE LOS PADRES Ella se realiza en primer lugar gracias la palabra de la madre que responde a su hijo. En efecto, poco después de su nacimiento, todo: niiio vive la expe- neta de la angustia en relacion con el des madre: :Qué quiere ella... de mi? Acesta pregunta, él mismo no puede responder, Es el enigma, En efecto, acostado sobre sus espaldas, élye con sus grandes ojos abiertos una alternancia de presencia y de ausencia del cuerpo desu madre: su mirada, su rostro, sus manos, sus senos, Cuerpo: privilegiado, voz irremplazable porque esti mis alla de lo Gtil yde fisicas. “Grito, ella viene. Ella Grito otra vez, ella no viene. No grito, ella viene, Su presencia no depende de mi llamado, Entonces,.. ede qué depende?” 2Emtonces? Esta es la pregunta sin respuesta del deseo del Otro. De ahi la definicidn de la angustia como efecto de una interrogacion sobre el deseo del Otro, que siempre sigue siendo enigmeitica, {Es para volverse loco, para volverse local En efecto, a esta alternancia solo puede resper der con otra alternaneia que coneierne a mi propio: ser: zqué soy para ella? 261 todo de su deseo? Ento ces, €5 lo insoportable de lo demasiado con sen 10 de impotencia, Pero, a la inverst, zno soy pues nada para ella? zNada mas que una boca que Hlenar y un trasero que limpiar? (Es todo nada, sin fin, sin conclusion! Sola la madre puede dar una respuesta, Mas alld de lo que parece sometido a lo arbitrario y al capri- cho, la madre transmite fa rexin de sw propia alt nanci y la rige es la ley de su dese pe su isfaccién de las necesidacles seva de presencia y de ausencia. Lo que la ordena No eres tti en primer Ls BaLNO}S La THSSNSION 59 luga sino fuera, en ese lugar en fereera posicién en- lve thy yo, en ese lugar de mi carencia cuyo nombre yo te omunsmito” : Nombre de un lugar << Mujer Nino Esto porque la madre ne es completamente ma- dre, sino también y en primer lugar, mujer. En una parte de si misma, la madre como mujer mares para «] nifio un lugar en tereera posicién, jAh! Por fin puedo respirar! No soy angus bos, segtin el lugar relativo reeibido de mi madre. ta es la primera respuesta que se le da al nine. En otras palabras, para el niito, no hay !ugar para un padre sino por medio de su fe en la palabra que le transmite su madre. Desde luego, en los tiempos del pattiarcado ésta era una verdad diffeil de admit publicamente, a causa del amor propio y del presti: gio del hombre, En consecuencia, era una yerda todo de la ia ni la nada de la desesperaci6n, sino algo entre d seereta y privada, que habia que compensar median- te una afirmacién pribliea de la autoridad y del poder paternales, para equi hina y otro m: rar dos poderes, uno feme- culino, La modernidad, al deshacer este antiguo equilibrio mediante la promocién fe- menina, nos obliga a reconocer esa verdad cle sie pre: para su hijo o para hombre es padre ven la medida en que vecibe ese lugar del deseo de su mujer. Esto no es ni humillacién ni sumisio 60 1s rainojns oe Ea res verdad de la paternidad humana, si el hombre no se toma por amo y sefior. Por lo demas, la definicion tradicional del dere= cho romano, "pater is est quem nupliae demonstrant” (el padre es el que las nupcias designan), ya afirmaba, que la paternidad se funda en la conyugalidad y, por Jo tanto, que depende del deseo de una mujer. Se puede hacer el paralelo con el evangelio de Lucas donde el Espiritu de Dios sdlo fecunda a Maria gra- cias.a su fiat, su consentimiento de mujer; asimistno, las misticas no han dejado de repetir durante siglos que s6lo su “ferninidad” daha poder efectivo a su Es poso-divino.® L.A SEGUNDA RESPUESTA DE LOS PADRES La respuesta de la madre al nifio representa para él un reto, En tanto que ta madre ha simbolirade lo que le falta, el nifio puede querer ser para ella la imagen misma de la signifieaeion de su deseo, para obtener de ella signos de amor, Si, zpero cuales son entonces lox raygos de esa magen eon los cuales identificarse? Fs la segunda pregunlal det nine Gemie!Sranlan trveydetniel manda dirigida a un hombre, es decir a aquel que Hegé a ocupar ef lugar vacio instaurado por la ma- dire en tanto que mujer, En efecto, para saber con qué imagen identificare se se requiere tn modelo noble, atractivo y manifies to. Por ello, la segunda solicitud de cualquier nino después de haber recibido la respuesta materna a su CE Jacques Maite iohistonique, Pas, Le Mystique ot feminité: ead dle peyehalye si LS PARDONS E14 ARAN 6l primera pregunta, tiene que ver com la i un Pade uma agen de cal, es decir de un maesiro digno de ser do yadmirado, porque él es fuerte y todopode- n primer lugar en su vida publica y, en segun- 1 vida privada. jertamente cuando todo funciona mas © menos isi, en rigor se puede prescindir de ello. Pero descle cl momento en que el reto de ser una imagen desea ble para la madre se vuelve dificil e ineierto, el la- mado a una autoridad pat sistente, Lo mismo sucede en relacién con el lugar del Yo en Ta vida pablica. Si los jovenes, muchachos 0 mur -chachas se sienten inseguros en cuanto a su futuro profesional, temen él desempleo, la soledad y claban- dono; si todo proyecto est destinado a la falta de es- peranga, entonces, surge la demanda apremiante de que se erija un jefe que hable fuerte y claro para or- dienar Io que es preciso hacer, ;Malditos s rigentes politicos sin poder real, prof giosos, esos prafesores que pose bla, pero que en realidad no idac! Cuando todo funciona mal, s6lo un verdadero maes- tro puede salvar, Para recurrir a él, el tinico lenguiaje del que dispone la juventud es el de la violencia con- tra.un mundo que se percibe como “podrido”: violen- cia que és el signade un llamado a la intervencién de una autoridad indiseutible, a imagen de un Padre ideal. Vemos también ce qué manera ta droga 0 el lio se vuelven Ios i + tos iil quedan por mostrar. La bitsqueda det Padre ideal es una demanda de siempre, escuide contra el mal y la infelicidad, y esta de actualicad que nunca, El fundador del psi- coandlisis, Sigmund Freud, lo confiesa ya en su libro La interpretactin de los suerios: do, en se hace tanto mas in- esos die ionales 0 reli- n elarte del b mos "recurso: 62 Lastainags oF La Teas Tendrva yo die? 0 doce aiios cuando mi padre empers Hevarme consigo en sis paseos y a revelarme en plat sus opiniones sabre kis cosis de este mundo. Asi me cont Gierta ver, para mostrarme ctuinto mejores eran los te pos que me tocaba'a mi vivir, que no los de él: “Siendo. muchacho, me paseaba por las calles del pueblo donde naciste, wn sibado; Ilevaba un lindo traje con un gorro a pieles nuevo sobre la cabeza. Vino entonces un cristiano y de un golpe me quits el gorro y lo arrojé al barto exelie mando: *Judio, bajate de la aceral’™ “ZY 1 qué hiciste? “Me bajé a la calle y recog el gorro”, fue la resignada’ respuesta. Esto no me parecié heroieo de parte del hom bre grande que me Hevaba a mi, pequeiio, de la mano, Contrapuse a esta si que no me contentaba, ota. que respondia mejor a mis sentimicntos: la eseena en que el padre de Anibal, Amilear Barca, hace: jurar a st hija éstico que se vengara «le los romanos. ante el altar dor Descle entonces tavo Anibal un lugar sn mits Fantasias: Por tal motivo, cuando Freud nos presenta fos tres mitos fundadores de su pensamiento, no se tra ta.en absolute del buen padre de familias Layo, el padre de Edipo, esun rey, el rey de Tebas. = El padre primitive de Tétem y tabi, el Urvater, es todopoderoso: posce a todas las mujeres. — En fin, Moisés, la tltima imagen del padre para Frend, es el fundactor piiblico de una nueva religion Lo que Freud recuerda tres veces es la alta estatu- rade un maestro, que tiene la autoridad de poder fundar la Ley. No basta con responder que ese moti« yo del patriarcado, comin en la época de Freud, hoyya esta superado, La demanda de un padre fuer te siempre es actual; el fascisme del siglo xx da test monio de ello, asi como las guerras etnias, la prol mun Freud, Lintenprétation des neve, vO, 1980, VFB [Lae interpretacion, de los suerios, Obras completas, Buenos Aires, Amorrorts, 1976, 0h 4, p- 211) se ADOIAS BE LA TRANSNN feracion de las sectas y, sobre todo, la violencia de 2COmo responder a ese Namado a la autoridad que formula el nite, el adolesce ventud, ¢ incluso cada uno de nosotro der? O, al contrarie, hay que decepcion: go de provocar reproches, maldiciones, violencias sin fin? respuesta no viene en primer lugar de la socie- dad pitblica, sino de determinade hombre. Asi sea el progenitor, el padre legal 0 ef padrastro, esto no es el problema, Lo importante es que sea el que ocupa, cl lugar mareado por el deseo de la madre en tanto que mujer. En efecto, solo él puede permitir que la generaci6n siguiente haga poco a poco el duclo del Padre ideal, LAS CONDICIONES DEL DUELO. Para que se haga ese duelo, es necesario primeramen- te que el padre no se case con esa imagen ideal del maestro, que 40 respond a esa demanda del nie. Convertirse en st. cOmplice seria volverse aquel que eneu todo, saber tra sti ore en ver todo, control tima del nino para propéxito, Gonvertirse en el cémplice seria identi se con el maestro todopoderoso que espera al nifio ste puestamente impotente, -Pero esto es tun padre? Freud nos transmitio el sueno de un padre que acaba de perder a su hijo: todode la vida Un pad isti6 noche: y dia a su hijo mortalmente enfer- llecide el nifio, se retiré a una habitacion wecina con el propésito de descansar, pero dejé la puerta abiesta a fin oF LAS ARADO EAA TRAN ce poder yer desde sui dormitorio la habitacion donde yacia €l cuerpo de su hija, rodeado de velones, Un anciana a quien se le encargo montar vigilaneia se sent6 proximo al ‘cadiver, murmurando oraciones. Luego de dormir algunas. hhoras, el padre suefia que: su hip eta de pe junto et su enrma e tama el bras te sus este repraches “Padre, gentomces ne ve ‘que me abraso?” Despierta, observa un fuerte resplandor que Niene de, ta babitacién vecina, se precipita hasta allt encuentia al aneiano guandiin adormecido, y la mortaja y tun Lrazo de} cacliver querido quemados por unl vela que le habia caido encima encendi {Como interpretar este suefio? 2Es solo ncia del hecho de que ta luz viva del cirio haya, penetrado por la puerta entreabierta a la recimara del padre? No, eso no es suficiente. El “no ves que me abraso®” ano es el retorno de un antigo repro- che del hijo dirigido al padre cuando, enfermo, s€ “abrasaba” de fiebre? ;Si, sin duda! Pero, zcomo leer este reproche? La primera lectura concierne a la culpabilidad del padre que no fue capar de ver todo ‘en relacién con las enfermedades, los errores y las aflicciones de su hijo, Asi, por medio de la palabra del hijo, el padre se acuisa a si mismo de no ser el Pas dre ideal, completamente disponible para su hij Tenemos aqui una interpretacion psicologizante, f cil, demasiado facil. Pero la que aporta el psicoanilisis es completa mente diferente. Esa negacion: "No ves que..." noes sélo un recuerdo, sino el llamado a una respuesta, negativa: no, en efecto, ningdn padre puede ver to- do, saber todo; ningin padre humano es Dios, Ese es el trabajo del stiefto: la instauracion de u imposible, mas allé de fa impotencia falible. Fusta- con secu © Sigmund Freud, op, i p43 [op it, vol. 5p. 4) las PURADO}AS NE LA TRANSAENON 65 merite, ese imposible, esa distancia entre la imagen ideal del padre y lo real cel padre, es lo hay que ransmitir al nifio. Pero zbajo qué condicion? La condicion primordial tiene que yer con la po- siciOn del padre en tanto que esta voleade hacia una mujer: El objeto de su goce no es el niho sino ka mu- jer, frecuentemente la madre ~aunque no siempre: De ahi este esquema: Lo real del padre —————————» Una mujer Padre ideal Nifio Como consecuencia, se instaura una diferencia en- we las generaciones que provienen de esa separacién misma entre la imagen y lo real, A esa imagen ideal gue demande el nifio, el padre reyponde por medio de “cortina, muro, pantalla”, “;Tu recdmara es ti reea- mara, la mia es la mia! Sobre esa pantalla blanca el ni- ‘ho podré preyectar la imagen de un Padre ideal. Pero esta proyeccién viene solo de él. La funcién del velo es @ la we ocultar e indicar una carenci: una aisen cia, un imposible de ver, tal como el manto (Simla en hebreo) colocado sobre el cuerpo de Noé el padre.* Asi, gracias a ese retiro fundador, el nino que ha realizado el duclo del Padre ideal podra dejar a sus padres y hacer una alianza en otra parte, dentro de sui propia generacion, segtin la ley del deseo. > CE. Philippe, Julien, Le mantonw de Nod, Essai sur la paternita Desclée de Brouwer, 1991, pp. 4049, CRISIS DE LA PATERNIDAD Hemos visto cGmo la conyugaliclad constituye el fu ésta se define por medio de la transmision de la ley del deseo. isis yuelve a poner en tela de juicio la disyuncién moderna entre parentalidad publica y idlad privada, tally como lo presentamos en el capitulo 2. Ello no implica que mantengamos una nostalgia por las sociedades tradicion: cuales, como bien lo mostro Claude Lévi-Strauss, la sociedad es base de cada nueva famili Cuestionar la disyuncién moderna, muy por el con wario, es intentar remediarla dirigiéndose hacia eh futuro, es decir tomando en cuenta la paradoja de esa relacin fundadora entre conyugalidad y paren talidad sen las 2QUE ES SER PADRE? En efecto, el discurso oficial sostiene una incerti- dumbre en relacién con lo que es la parentalidad, alternando sin cesar entre dos polos, que revelan, € da uno a su yez, una insuficiencia en la definicion, Segiin el primer polo, la parentalidad es de orden legal: ser madre, ser padre, es ser reconocide como tal por la ley y, por lo tanto, aseguraral hijo o ala | ja una filiacion. Sin embargo, inmediatamente sur- 166) 1a DE 14 PARANA 67 gen objeciones: zy el cuerpo? 2¥ la fecundacién? cl parto? Asi nacié esa denominacién de “parentali- dad biolégica”, monstruosidad de la lengua que, a su vez, suscita criticas: la realidad de la fecundacion «ie un 6vulo por un espermatozoide no puede defi- hit el serpadre y el sermadre. Asi que hay que vol ver al primer polo, es decir al orden simbélico de la palabra dada, més alla de la pura contingencia de \in encuentro calificado de “bioldgico” El malestar que mantiene ese vaivén entre lo ke yal y lo biologico se manifiesta claramente en las in- tcrrogaciones de las jévenes generaciones: “;Enton- ces, por qué naci? dilicil de concebir, pero puede mostrarse. Esa es Javia del arte: la belleza de los cuadros de un Fra An- gélico nos proporciona paz y serenidad mis alla de exe escdindalo que es la “debilidad” divina. Asi es co mo existe una extiaia complicidad entre el arte y la mistica. SER O EL ACONTECIMIENTO Este debate sobre la nocién de omnipotencia divina se une a otro debate, mas fundamental, relative a la dualidad del discurso sobre Dios: uno ontolégico, otro sobre el acontecimiento y la historia. Pascal distinguia “el Dios de Abraham, de Isaac y Jacobo" de “el Dios de los filsofos y de los sabios”, y se puede afadir: de los teGlogos, En efecto, El es aquel del que habla el discurso sobre Dios como en EI mismo: Ser puro, infinito, Ser supremo y perfec to, creador y origen de todas las cosas. Asi se articus ta una ontologia del amor en conceptos intemporales y esenciales: por medio de la creacién continua, to- do ser que exista viene del Ens diffusivem sui, pleni- tud donadora de ser, siempre y en todas partes. Ahora bien, de este discurso sobre el ser divino se distingue otro: discurso diferente que tiene que ver can los acontecimientos de esa historia singular, disc So que se dice a si mismo como acto de los aconteci mientos. Por ejemplo, se tratard del relato de una historia mediante la cual Dios se compromete, esco- ge, elige a tal pueblo, a tal hombre: Abraham, Isaac, ‘obo, y luego Moises y los profetas. Fecunda a una TRANSANKION YieAHC 101 mujer virgen para poner en el mundo a un hijo stis, que a su vez escoge a un tal: Pedro, Juan el bien amado, Judas y muchos otros como Pablo de ‘Tarso ‘© Magdalena la pecadora. Yasi sucesivamente; Lo decisive no es el Ser divino, sino el enigma de Ja elecci6n. Asi, cuando san Pablo habla del hijo de Abraham, de Isaac y de su mujer Rebeca, precisa muy bien que Yahvé anuncid a Rebeca, fa futura ma- dire de Esati y de Jacobo, cual era su preferencia en- tre ambos hijos: Ahora bien, antes de haber nacide y nando hecho ni bien ni mal —para que se mantuyiese eleccisin divina, que depende no de tas obras sino del que Vama- le fue dicho [..J: Amé a Jacob y odie a sai." r qué esta cleccién? Pregunta sin senticlo: su deseo, punto, Asimismo, zpor qué Yahvé se y engendrar una historia con el pue> blo hebreo? zEl pucblo griego o el pueblo egipeio no eran igualmente dignos de ser elegidos? Preguntas sin respuesta; el acto no depende del ser del elegido; esta mas alld. Ese es el enigma del deseo. De manera que hay oposicién entre una ontolo- gia del amor y el relato de la historia de sn deseo, ente lo necesario y lo contingente. Por un lado, lo Heno que se desborda y, por otro, la falta que engen- dra otra falta, "SEpistola a os romans, 9, 11-13, Biblia de forsatin, of cit 102 eset YRELECEN JUNG 0 FREUD Este debate esta mas dle actualidad que nunca con ta modernidad: nacimiento del lenguaje cientifico 0 tecnoldgico, desacralizacién del cosmos, secularizae cion del poder politico, circulacion generalizada de Jas personas y de los bienes mis alli de las fronteras nacionales. Este giro que nace en Occidente plantea con urgencia, lo hemos visto, el problema de la transnision de una generaciGn a la otra, Esta apertie raes la razén misma del nacimiento del psicoanali- sis em el siglo xx. Este fue el heredero del mismo de= bate entre sery acontecimiento, entre amor y deseo, con el conflicto entre Jung y Freuel Para Jung y sus discipulos, el psicoanalisis de las profundidades nos revela un inconsciente colectivo por encima de la diferencia entre las historias cule rales y religiosas, Hay en nosotros arquetipos, imige- nes de valor simbélico, que entrafian una armonia cosmobiopsiquica. Asi, esta psicologia devuelve sti lugar a los relatos miticos, a la poesia de los cuentos y de las leyendlas, y al estilo de los stiefios, Por ahi, to- cados en nuestros afectas, podemos curarnos de nuiestras discapacidades y recuperar amor, confianza. y paz. De la misma manera, una madre, un padre, no se encuentran en el fundamento del deseo del nitio, ellos son slo sus detonadores, en tanto que rerni ten, mas alld de si mismos, a arquetipos primordia les de orden parental, EI psicoandlisis seria por lo tanto el heredero del romanticismo aleman: retorno a nuestras raices ya las divinidades nocturnas. Lo arcaico siempre esta presente en nosotros, aunque rechazado por la hue manidad. El reto es arrancar al Volk de las masas in- dustrializadas y degeneradas para recuperarlo en su THADSMINION Y RELIGION 108 union profunda con la sangre, ¢l suelo y tas divinida- des solares, es decir su verdadera cultura y su propio fandamento. Este retorno a los origenes es un rena- cimiento gracias a las fuerzas edénicas y naturales, de este lado del discurso judeocristiano. Eléxito actual del tedlogo aleman Eugen Drewer- mann, discipulo de Jung, es muy significative. Tene- mos que volver a deseubrir una religiosidad comin, lo divino inmanente en nosotros, por encima de las storias religiosas particulares con sus conflictos de poder y dominacion, Existe en nosotros, desde stem an lugar de armonia y de unidad entre nuestro alli, pre, cuerpo y el cosmos, entre el cuerpo y el espirit las diferencias entre el Yo y los otros desaparec oposicion entre masculino y femenino, ente activi- dad y receptividad, entre trabajo y diversion, entre razon y coraz6n, entre Animusy Anima se difumina, se diluye y pierde su razon de ser. Gon la ayuda de Jung, Drewermann de hecho in- Vierte ef método; no funda la interpretacién en la storia, sino que procede a la inversa. Por ejemplo, la historia biblica de origen judio no es exclusiva hay que leerla como representante, una entre otras, del tesoro comin a la historia humana de las revela- ciones divinas. En efecto, los arquetipos y las image- nes simbélicas estan en primer lugar; y los relatos, iticos de las religiones no son sino su expresion di- versa y variada segtin cada cultura, Como lo sagrado es una dimension de nuestro inconsciente colectivo, se dice y se i de la humanidad sin exclusividad ni sectarisme ins- tucional. Por ejemplo, el relato evangélico de Jestis, hijo de Dios, nacido de una virgen, es la version, diecisiete siglos ms tarde, del cuento egipcio que relata el ori- gen divino de la v dinastia. Al fecundar a.unar. terpreta en cada una de las religiones 104 "HNSMERRONY RELICON el Dios Sol Ra es el verdadero padre del nuevo rey faraon. Este relato sobre la filiacion divina de -un rey, esti mucho mis cercano al texto del evangelio de Lucas que cualquier relato del Antiguo Testamento, y Drewermann puede conchii En elnivel de lo simbdlico de ta fe hay idenddad perfecta en= tre la religion de los cristianos y la de los antiguas egipcios." Asi, Ia tradicién mitica nos preporciona variantes de una misma imagen simbélica y de un mismo ar quetipo inextinguible de nuestra psiquis. Por ello, para comprender en los Evangelios la escena de Be- Jen que nos muestra c6mo nace 1m Salvador “part todo el pueblo”, uno no puede privarse del relaio griego del nacimiento de Asclepio el Salvador gra- ‘cias a una mujer escogida por el dios Apolo. La influencia actual de! budismo se explica de ta misina manera: no hay ios que excoja a determina. do pueblo, que hable a través de determinado profe- ta, que envie a su hijo, sino la presencia de lo Divino ‘onio fundamento sagrado subyacente en el orden de las cosas. Freud, lo sabemos, se opuso fuertemente a la posi cidn de Jung, porque, segtin él, el inconsciente es en primer lugar el efecto de una historia segiin la singue laridad de determinados significantes, que pr de determinada madre, de determinado padre, de determinada descendencia, cada tna incomparable on Los arquetipos dle la madre y del padre en gene= ral. Asi, el retorno de determinada serie de significan- tes rechazaclos es el que esti en el origen de determie naclo significado, y no una signifieacion arquetipiea Drewermuatnn, De la neissaner dos diewse dla natswance nil, 1992 p. 9. Bags du Chris, THARSMISIS Var 105, ePor qué? Porque el cleseo det sujet nace a partir del deseo del Otro, ahi donde toman lugar los signifi cantes de la historia del sujeto. Lo fundador es el de- seo dle determinada madre en tanto que mujer, de de- terminado padre en tanto que hombre, los cttales per- tenecen-a la generacién que nos precede. En efecto, a partir de su conyugalidad, se transmite la ley que per- mite al sujeto dejar al padre y a la madre y umirse con tun(a) deseonocido(a). Dejar el origen se vuelve posie ble gracias a ese cerco que inscribe el inconsciente: huella de ma pérdida. El inconsciente res perdica original, una ausencia primera dle objeto que colma y totaliza, un encuentro siempre fallido. :Fallida con respecto a que? Al amor concebido como unidad sin distancia, plenitud sin alla, totalidad cerrada. Ahora bien, precisamente alli es donde se abre esa falla, al un abismo, donde final mente puede tomar lugar lo pulsional, es decir la se. idad y el goce del cuerpo del otra. Ese es el reto. del inconsciente en el sentido freueliano y no juengiame del ito: "Wo es way soll dca werden”, lecia Freud, que se traduce ast: “Donde tuvo lugar el acontecimiento, de determinada palabra, tengo que suceder como sujeto,” puiestas del psicoaniilisis a Jos nuevos problemas que plantea la modernidad es signifieativa de un debate que se ha vuelto mas con- flictive que nunca. En efecto, esa dualidad es la re- cuperaci6n de otro debate fundamental relativo a la interpretacién dada a la patemidad en la religion, segtin dos direcciones: omnipotencia 0 no del pa- dre, sacrificio ono exigido por Dios, ontologia eter na del amor odeseo que apela hist6ricamente a otro deseo. Ahora bien, el psicoanalisis leva la marca de esa diferencia, marea indestructible en su historia piiblica y en su experiencia personal, CONCLUSION Desde que los hombres y las mujeres existen, ta se- xualidad es para todos y cada uno objeto de una ine terrogacién inconmensurable, incomparable con otras dimensiones de la existencia, profesional, pol tica o religiosa. Si bien Freud terminé sus reflexiones hablando de Das Unbehagen, de malestar, tuvo mucho cuidado en atribuirselo a la cultura. Es un “malestar en la cul tura”, que viene fundamentalmente no de cierta re- presidn social, sino de la propia sexualicad. En el to, ésta lleva a la desmesura y al desbordamiento de los limites; transgrede las leyes apoyandose en ellas para sobrepasarlas e ir ms all 2COmo protegerse de él? Ks la pregunta de siempre a la cual la creatividad humana ha intentado dar res- jExtraiio veneno! Hemos visto de qué manera la sociedad responde transmitiendo los dos lados de las relaciones; el lado negativo, que prohibe el lazo incestuoso con la fami- lia de origen, y el lado positivo, que esta alianza con yugal. El reto de esta negacién fiundadora es el de poner Ia sexuatidad al servicio de la reproduccion humana por medio det nacimiento de nuevos miembros de la sociedad. Asi, la sexualidad no ine cestuosa se vuelve la realizacion, el cumplimiento de Ja palabra de alianza piblica intereambiada recipro- camenite entre un hombre y una mujer, de manera que; en consecueneia, pueda darse una parental dad. Pero entonces, si la sexualidadl encuentra su ley en la parentalicad, sla sexualidad se reduce a ésta? L106) voneavsin 107 2No tiene una relacién especifica con la conyngall dad? Este tipo de preguntas no procede del discur- 80 social. Por esa raz6n, en las sociedades occidentales se pero una division entre vida privada y vida piiblica, una que sustrae le conyugalidad de la mirada pili cay otra, por el contrario, que anexa la conyugal dad y completa cada ver mis la parentalidad en nombre del bien y del interés del niiio. Asi, poco a poco, con la modernidad y el declive del patriarce- do, nacieron dos éticas diferentes. La primera esa invencién de una erética por me- dio del arte de la cortesia y de la conversacidn, Ese arte del encuentro es estrictamente privado en el sentido etimoligico del término: priva al public de todo saber. En efecto: no hay sexwalidad sin pudor, es decir, a la vez, velo, cortina, muros colocados an- te él piiblico y, a la inversa, un descubrimiento:con horror y fascinacién en la intimidad de dos deseos, Lo privado no s6lo tiene un sentido juridice cle pro- piedad legal; define lo que se sustrae del dominio comin de la sociedad, por ka privacidad de la elec : “Porque es él, porque es Asi, se separan dos discursos, Los castiistas Lo sa- ben bien, justamente a propésito de la sexualidad: hay, por una parte, reglas oficiales y universales y, por otra, consejos oficiosos en la recepcién de la particularidad del case, No es hipocresia, sino nece- sidad que impone la sextialidad que en parte eseapa por si misma de la transparencia social y del saber En cambio, la parentalidad justifica cada vez me- 108 esa sustraccién del orden social, Los padres no. poseen a sus hijos, futuuros cindadanos, por comple= to; éstos tienen derechos desde su nacimiento, que provienen de una ética diferente a la de la conyuga- 108 feoxctbney lidad, en o fuera del matrimonio, no importa. Esa ética es la de la wansmisi6n de bienes, tal como los definen aquellos que supuestamente lo saben, es de- cir, los “expertos” sociales de la educacién entendi- da en su mas amplia acepci6n. Ella concierne enton- ces.a la ley de la parentalidad misma como deber de transmisidn a la generacién siguiente Ahora bien, esta disyuncién entre conyugalidad y parentalidad no deja de plantear problemas, En efecto, hemos mostrado que Ta ley del bienestar y la del deber no son una transmisiGn suficiente. Hay que uansmitir otra ley, la del deseo, para poder cumplir la probibicién del incesto y fundar una nue- va familia, Ahora bien, ni ka sociedad sola ni la. pax rentalidad sala transmiten esa ley, st la parentalidad ho se funda en primer lugar en una conyugalidad, Dicho de otro modo: sélo la conyugalidad privada hace posible que niiios y nifias crucen la frontera que los separa de la sociedad, de manera que ellos.o cellas, a su vez, puedan fundar una familia, Falta sie ber por qué es necesaria esa transmision. 1.0 FRAGICO MODERNO Esa transmision se impone cuando en la conyugal dad de la generacién siguiente surge una falla en la felicidad. Entonees se plantea una nueva pregunta: “Te dije que te amaba; me dijiste que me amabas. Yo comprendia el sentido de esas palabras y uh tam= bien, Pero, ahora que esas palabras han dejado de tener sentido, Hace una interrogacion: ¢Por qué me decias es0? Qué querias de... mi, diciéndomelo? Ese paso, mas alld del sentido, no deja de tener una significacion; mas alla del amor 0 del odio, se carsevenion 109 abre hacia el deseo del otro. Entonces, se descubre que el lenguaje falla al decir ta palabra que seria aval absoluto del deseo del otro. En efecto, la palabra concluyente que pudiera decirlo no existe —justar mente Jo que la neurosis se niega a reconacer, redu- ciendlo el deseo del otro a sus demandas, ¢s decir a la serie interminable de signos de amor por recibir: Pero, no obstante es posible evitar ese sefiuelo ha- cienclo-que acttie la ley del deseo que se recibe dela caso de infelicidad, slo ese apoyo permite volver a empezar “iwntigo” muevamente 0 con otro “ti”, Ante el mal y ta infelicidad, las Antiguos tenian la facilidad de poder dar una respuesta a su causa Las religiones antiguas se basaban en la creencia en la fatalidlad: felicidad © infelicidad se escriben desde siempre en cl ciclo. Asi es como los enamorados hendicen los ciclos y niegan el azar de su encuentro: jestibamos destinados el uno al otro! ¥, asi en Colono un Edipo podia maldecir a los dioses por su venganza. Ahora bien, la revelacion del judeoc smo clestruyd esa creencia en la fatalidad con la n del Verbo en los azares de la historia humana. La palabra divina cayé del cielo sobre la tierra sometiéndose ala libertad de cada uno ce ca- da hombre, de cada mujer. Asi, en caso de infelicé- dad o maldad, va no es posible remitirse a la fatali- dad y a los dioses del destino. El judeocristianismo los hizo morir; en ese sentido se puede decir que es “la religién de la salida de la religion”, como lo de- mostré, después de Hegel, Marcel Gauchet.! Ya no hay cosmos. Esa imagen divina de belleza, sabiduria y armonia que incluye al universo y al el Gauchet. Le déenchaniement iu monde, Gallimard 110 oneness hombre se desacraliz6. El cosmos se volvid lo que san Pablo ama sin vergiienza “basura’, porqueria (skubala).® Esto es lo que Dios ereador produjo. Esto es lo trigico de nuestra condicién. El amor nace del azar del encuentro y, si se transforma en odio, al porqué de la interrogacién sobre la infelice dad, no hay respuesta religiosa en el sentido pagano del término. Cada uno tiene la carga de su herencia, familiar y es responsable de la ley de los inteream- bios ahora entregados a su propia historia Asi tiene lugar una culpabilidad desconocida por’ no hay fatalidad, si el azar de los en= cuentros existe, entonces, en caso: de infelicidad y de fracaso en el amor, aparece ka pregunta de la pro= pia responsabilidad. Es lo que Freud confirma en BE malestar en ta cultura (1929). Esa culpabilizacién view ne ce lo que él Hama el supery6, instancia feroz, sex vera y exigente: Ante el superyé nada puede ocultarse, ni siquiiera Jos pen= samientos.® Ese supery6 insaciable actia come un Ti interior que no cesa de dar 6rden pirate, vas atrasado. Vuelve a comenzar ese trabajo, esti mal hecho. Ta camisa esta sucia, cambiatela, Acuéstate, levantate, come, no comas!” En poeas palabras, una orden que hay que cumplir, digase: de he-e-rr-0, Como bien lo mostré Kant, la causa del mal es in- sondable e inexplorable. No hay diseulpa posible, por, meclio del llamado a algtin poder diyino © demonia- co, La via que queda es, pues, Aacerse responsable, es Carta alos filipenses, 1,8, Biblia deJerusaléa, oct Y Sigmund Freud, Malai dans da civisation, Us, 1971, pe 82 {Utmatsaren la cultura, Obras completa, Buenos Aves, AmorTOrty 1976, vol. 21, p. 121] conceit i decir cargar sobre los propios hombros el peso del mal y dela infelicidad. Tal es, como hemos visto, fa ley del deber, puesto que todo es posible para el hombre su libertad es eapaz cle todo segtin el encuentro con tingente con tal cual acontecimiento. MAS ALLA DEL, DESDOBLAMIENTO. ePero la ley del deber es la tinica responsable posi- ble tras la muerte de todo dies del destino y de toda fatalidad? En efecto, la modernidad es el nacimiento det hombre de la civilizacién técnica y cientifica, Ella se define por una disyuncién entre lenguaje y palabra. Por una parte, el lengnaje es el de la comunicacion en el trabajo compartide de la biisqueda, Ahora bien, dentro de esa objetivacion, el hombr no, homo technicus, olvida su subjetividad y borra cualquier pregunta sobre el sentido de su existencia. Por otra parte, contra est abstrac se afirma no la pakabra de un sujeto, sino lade un yo. es decir la reivin ja de jucgar y de estigmatizar los desordenes de aque- Tios o aquellas que no son semejantes as Asi se borra el sujeto en el siglo xx, por desdobla- miento entre un lenguaje universalizante y una pala- bra particularista, Es algo que capté muy bien Han- nah Arendt, a proposito de Adolf Eichmann,! repre- sentativo del hombre modero, Cuando la yor del je- fe se impone, la de Himmler, de Heydrich o de Mi- Her, no puede sino obedecer, atrtomdticamente, sin moder nde un na Folio his- L999). “Hannah Arendt, Fichinann a érusidem, Gallimard, Leite”, 1991 [Bichmann en Jerusaden, Buenos Aires, Lu 112 cones plantearse preguntas, Como lo dir so en Jerusalén; Comprometido por mi juramento de lealtad, en mi sector n de los transportes consecutencia, en mi fuero interna no me siento, Me sentia libre ele cualquier responsabilidad Lo} Yo estaba adaptada a ese trabajo de oficina en Ia sec ci6n, cumpli con mi deber conforme a las drdenes.* Esto ¢s precisamente lo que Arendt llama “Ia tie vialidad del mal”, No se trata en absoluto de tiviali- zar Auschwitz, sino de reconocer que no hay que pox ner a Eichmann aparte, fuera de nosotros, como un monstruo excepcional y diabélico. El es la imagen dela condicién “trivial” de todos y cada uno, hoy: un téenico administrativo, burocratizado, funcionariza: do, normalizado, que no s6lo piensa mediante cli- chés estereotipados y sectorizados que se repiten concienzidamente, El “zeimo hacer?” no. permite que nazea Ii pregunta "spor qué esto en lugar de aquello?", pregunta que constituye la base de la res Claro esti que, a destiempo, ante el wibunal de la historia, Eichmann, reconocera ser “culpable de ha- her engendrado las deportaciones”. Pero los lamen- tos son infantiles, agrega Es tmeno para tor nition” Asi, mas que un conilicto entre una ausencia de responsabilidad subjetiva y una culpabilidad colecti- va, Eichmann manifiesta “un estado deseloblaco™ ® Rony Brauman y Eyal Svan, King de la davtvisiance a propos Cun speialte, Adolf ichnann, Editions Le Pommier, 199%, p. Wl. "Thi, p. 160. durante su proces eniexusic 113, entre el que ejecuta las érdenes concretamente y el que se somete abstractamente a los juicios de la Hi toria, No hay relacion entre ellos, ¥ por Io tanto no hay conflicto real Por ello, los autores del libro intitulado Etoge de la désobéissance, también quisieron dar con la peliewla que hicieron, Un especialista, un doble sentimiento al espectador, Como Eichmann se parece a todo el mundo, te- nos un “sentimiento de Familiaridada”,? con lo que él vivid, Pero, por otro lado, la pelicula “provoca un sentimiento de horror’. Familiaridad y horror, de manera que podamos despertar y superar eldesdoblamiento de nuestra mocernidad.

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