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VIDA DE LA PARROQUIA Nª Sª DE LA ENCINA

Sagrados Corazones

Calle Tormes 8, bajo B - Tlf 923 30 84 15


Primeras comuniones: Sábado 18 a las 12,30
Nadia Arias Martínez
Cristian Franco Castro
Laura García Martín
Francisco Javier Lunas de la Nava
Laura Marcos Cifuentes DAMIÁN DE MOLOKAI
Andrea Martínez Sánchez
AMÓ HASTA EL EXTREMO
10 de mayo de 1873. Damián pisa por primera vez la tierra santa de Molokai.
Excursión parroquial a Los Pilones y Hervás
Tierra santa habitada por los desechados de los hombres y preferidos de
Sábado 29 de mayo Dios. Allí, en aquella pequeña lengua de tierra, se escribió una de las más
hermosas páginas del evangelio. Allí, alguien como nosotros, con su inquietu-
des y con sus momentos bajos, fue capaz de amar “hasta el final, hasta dar
su vida libremente por los leprosos”.
Precio por persona: Damián fue un hombre de profundas convicciones religiosas recibidas de sus
5 €. padres: oración, sacrificio, prácticas de piedad, en todo la voluntad de Dios,
limosnas y generosidad.
El resto lo pagará la
parroquia En ese marco familiar nació la vocación a la vida religiosa en la Congregación
de los Sagrados Corazones; los mismos valores, no otros, le impulsaron a ser
misionero, a desembarcar en Molokai y a hacerse “leproso con los leprosos”.
Su fidelidad a Dios, su compasión ante el leproso, y su compromiso hasta el
final hicieron de él un santo.
16 años con los leprosos. No le fue fácil. Quería salvar almas al estilo de
Francisco Javier, pero ¡cómo conseguirlo en medio de aquel caos humano de
muerte y desesperación! Mirando a Jesús y sintiéndole amigo y cercano en la
Rosario del mes de María Eucaristía, llegó a comprender que si quería salvar almas tenía que curar
cuerpos. Amigo y enfermero, limpiando llagas y consolando, los leprosos se
María nos invita a orar repitiendo el saludo que recibiera del fueron acercando al Dios de Damián. Hermosa catequesis, pero ¡a qué pre-
ángel Gabriel el día de la Anunciación: cio! De Damián les llegaba a los leprosos la palabra de vida y salvación, la
“Dios te salve, María”. palabra de evangelio. De los leprosos le llegó a Damián la lepra. Los leprosos
hicieron de Damián un santo.
No nos hemos olvidado del canto que tantos recuerdos nos
trae: “Déjame en herencia tu manto”, le decía un hermano de Congregación a Da-
mián en el momento de morir. “No te servirá de nada, - le responde Damián -;
“Venid y vamos todos con flores a María”. está lleno de lepra”.
También saludaremos a María con el canto: En el día de San Damián, pidámosles en herencia su “manto” . Nos infundirá
“Buenas tardes, buenas tardes María, el valor necesario para desembarcar en los “molokais” de nuestro mundo tan
Buenas tardes, Madre mía”. cercanos a nosotros. Entonces … ¡ cuántos santos “damianes”, honrarán al
Miércoles a las 19,30 h Maestro y al discípulo, a Jesús y a Damián !

9 de mayo de 2010 DomingoVI de Pascua 9 de mayo de 2010 Domingo VI de Pascua


Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos (5,1-8) Lectura del santo evangelio según San Juan
Hermanos: Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora
Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban
por medio de nuestro Señor Jesucristo. en el mundo, los amó hasta el extremo.
Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos: y Estaban cenando (ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscario-
nos gloriamos apoyados en la esperanza de la gloria de los hijos de Dios. te, el de Simón, que lo entregara) y Jesús, sabiendo que el Padre había
Más aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribula- puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de
ción produce la constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperan- la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua
za, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con
en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado. la toalla que se había ceñido.
En efecto, cuando nosotros estábamos todavía sin fuerza, Cristo, en el tiem- Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les
po fijado, murió por los impíos - difícilmente se encuentra uno que quiera dijo: -
morir por un justo; puede ser que se esté dispuesto a morir por un hombre ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el
bueno - pero la prueba del amor que Dios nos tiene nos la ha dado en esto: Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el
Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores. Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos
a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vo-
R/ Gustad y ved qué bueno es el Señor. Alleluia sotros también lo hagáis.
Bendigo al Señor en todo momento, En verdad, en verdad os digo: No es más el siervo que su amo, ni el enviado
su alabanza está siempre en mi boca; más que el que le envía. Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís.
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
Contempladlo y quedaréis radiantes, Damián de Molokai,
vuestro rostro no se avergonzará. apóstol de los leprosos y mártir de la caridad,
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha fiel a la llamada del Señor y
y lo salva de sus angustias. generoso en tu entrega.
El ángel del Señor acampa Tu corazón se conmovió ante el desamparo de los leprosos;
en torno a sus fieles y los protege. te acercaste a Molokai con un mensaje de esperanza:
Gustad y ved qué bueno es el Señor, curar, consolar, evangelizar el sufrimiento
dichoso el que se acoge a él. y acompañar en el Paso a la Vida.
Aunque el justo sufra muchos males, Siguiendo a Jesús,
de todos lo libra el Señor; aceptaste el riesgo de la enfermedad.
él cuida de todos sus huesos, Amaste hasta el extremo de hacerte
y ni uno solo se quebrará. “leproso entre los leprosos”
Tu vida fue “buena noticia” para el mundo entero,
y grito profético contra toda exclusión.
Aleluya, aleluya. Damián,
Yo soy el Buen Pastor, dice el Señor ayúdanos a seguir tus pasos;
Aleluya danos un corazón como el tuyo,
a la medida del Corazón de Cristo,
Buen Samaritano.

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