En su memoria de gestión 2009 presentada ante el Claustro el pasado 16 de
abril, se muestran unas cifras relativas a la actividad investigadora en la UDC poco creíbles y con evidentes errores (cuadro 41). Por ejemplo, es poco verosímil que en 2009 sólo haya habido 48 proyectos estatales activos porque hay 118 grupos de investigación catalogados y algunos de ellos han participado hasta en cinco. Es muy probable que haya bastantes más y quien conozca la ineficacia del Servicio de Investigación no se sorprenderá de que tampoco sepan contabilizar los proyectos que gestionan. Así pues, es difícil obtener conclusiones de los datos que se proporcionan en este capítulo de la memoria. Lo que sí se ha confirmado en 2009 es que la UDC se ha situado como la peor universidad del SUG en términos de investigación tras seis años con Nova Luce al frente. Los datos del MICINN revelan que la UDC ocupa el puesto 34 (de un total de 50) en el indicador de producción científica frente a los puestos 15 y 9 de las universidades de Vigo y Santiago, respectivamente. Los datos son algo mejores en el apartado de proyectos de I+D donde la UDC aparece en el puesto 31 frente a los puestos 23 y 11 de Vigo y Santiago. Pero son demoledores en proyectos concedidos por la Xunta de Galicia: la UDC sólo fue capaz de captar un exiguo 16,3% en relación al 24,3% y 59,4% de Vigo y Santiago. Con estos números se entiende la decisión de la UDC de no concurrir a la convocatoria de Campus de Excelencia en 2009. Era tan improbable tener éxito como ganar una carrera de Fórmula 1 con un vehículo utilitario. Es evidente que lo que demandan los investigadores de la UDC es una clara mejora de la gestión de la investigación: que se simplifique la contratación de personal; que no haya un sinnúmero de subpartidas presupuestarias asociadas a cada proyecto; que se reincorpore rápidamente el dinero de las partidas al comienzo de cada ejercicio (y no esperar hasta abril como ha sucedido en algún caso este año); que disminuyan las trabas burocráticas del Servicio de Control Interno, … Hay que explicar claramente que el problema de la falta de competitividad de la UDC en materia de investigación lastrará su futura financiación que cada vez irá más ligada a la consecución de objetivos de calidad, como bien se podrá comprobar en las futuras ediciones de iniciativas similares al Campus de Excelencia. Porque, aunque el Sr. Rector presuma en la memoria de que la UDC es una de las universidades en España que más certificados de Sistemas de Garantía Interna de Calidad ha conseguido (lo cual es importante), habría que recordarle que resultados como publicaciones científicas, proyectos de I+D, convenios de transferencia tecnológica, creación de spin-offs o elaboración de tesis doctorales son indicadores de calidad mucho más universalmente reconocidos en las universidades del EEES al que se supone estamos convergiendo. No es casual que en el prólogo de la memoria se haga referencia al esfuerzo realizado “para cumplir los plazos de la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior”. Cumplir los plazos se ha convertido en un fin en sí mismo cuando lo importante es que la universidad que resulte de la adaptación al EEES sea de más calidad y competitividad. Para nada se ha tenido en cuenta que el cambio de la oferta académica en una universidad implica una redistribución de los recursos humanos, sin duda el activo más importante en una institución de enseñanza. Un caso evidente se ha producido en la Facultad de Informática en donde la asignación docente en el nuevo título de grado ha perjudicado a los dos departamentos (de los cuatro adscritos) que mejores ratios de profesores doctores y sexenios de investigación presentan. Es más, se modificó la oferta curricular con la opinión en contra de nueve de los trece Catedráticos de Universidad y de seis de los ocho grupos de Excelencia Competitiva reconocidos por la Xunta de Galicia. Eso sí, todos estos méritos se utilizaron en la memoria del título de Grado enviada a la ANECA para justificar la adecuación y la calidad del personal docente para impartir el nuevo título. ¿Puede uno imaginarse este tipo de actuaciones en universidades de referencia en Europa tales como Cambridge, Oxford, Munich o Politécnico de Zurich, a las que se supone queremos converger al adaptarnos al EEES? Lamentablemente, este tipo de reflexiones no aparecen en la memoria de gestión 2009 que se nos ha presentado.