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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MÉXICO.

TEMA:
TEOLOGÍA EN LA ECONOMÍA: MORALIDAD Y DINERO, ¿ESTÁN
RELACIONADOS?

INTEGRANTES DEL EQUIPO:


BLANCAS ALVA MIGUEL ANGEL.
PINEDA NICOLÁS JOSÉ MANUEL.
POBLETE LANDERO ALONSO.
SEGURA GRIFALDO HÉCTOR.
VÁZQUEZ OJEDA ARTURO.

ASIGNATURA:
INTRODUCCIÓN A LA ECONOMÍA.

PROFESOR:
PABLO TORRES SALMERÓN.

FECHA:
5 DE MAYO DEL 2010.
INTRODUCCIÓN.
El presente documento tiene como propósito fundamental poner en claro la
relación, si es que existe alguna, que la Teología tiene con la Economía. En la
actualidad esta relación parece ser nula, no existe a primera vista ningún elemento que
vincule estas dos ramas.

En el texto se desarrolla de la siguiente manera:


I. Implicaciones éticas de la microeconomía.
II. Teología y económica.
a) Teoría económica.
b) Teología en los sistemas económicos.
c) Visión teológica de la pobreza.
III. Justicia en la Economía.
IV. Conclusiones generales.

Estos son los temas que consideramos suficientes para clarificar que tanto están
relacionadas la Teología y la Economía, para al final proponer una teoría acerca de
cómo se estructura una sociedad donde los valores de justicia imperen.
Al final de cada tema se dan conclusiones parciales, anexamos también conclusiones
generales al final de este trabajo.
El lector debe entender que al hablar de teología se está implícitamente hablando de
cuestiones éticas y es por eso que a lo largo de este documento se tocan temas
estrictamente éticos como lo es la justicia.
I. IMPLICACIONES ÉTICAS DE LA MICROECONOMÍA.
Comenzaremos hablando de asuntos de ética en la economía porque es una
manera de acercarnos a las relaciones teológicas y económicas. Veremos las
implicaciones que tiene la toma de decisiones en la economía.

Es importante ver que vía más adecuada para articular la microeconomía y la ética
requiere dos operaciones teóricas:

1ª Asumir el mercado como un dato de la realidad económica actual, porque una


reflexión ética sobre la economía que pretenda orientar las decisiones y conductas en
este ámbito, debe partir de la consideración de las estructuraciones reales de las
relaciones económicas en el mundo actual y tal estructuración se da en los mercados.

2ª Detectar los márgenes de libertad y los valores implicados en la interpretación


vigente de los mercados, es decir, la microeconomía, porque el propósito de éste
trabajo es ético y la materia propia de la ética son los juicios de valor sobre los actos
libres, para lo cual es necesario analizar la explicación teórica de la decisión
económica, distinguiendo los elementos constitutivos de ésta.

“Asumir el mercado como dato de la realidad económica actual”.

El Papa Juan Pablo II poseía un pensamiento ético-político en el cual afirmaba:

“Da la impresión de que, tanto a nivel de naciones, como de relaciones internacionales,


el libre mercado sea el instrumento más eficaz para colocar los recursos y responder
eficazmente a las necesidades. Sin embargo, esto vale sólo para aquellas necesidades
que son «solventables» con poder adquisitivo y para aquellos recursos que son
«vendibles», esto es, capaces de alcanzar un precio conveniente”.

El Papa nos muestra uno de los principales retos de la teología moral ante la economía;
el de determinar las posibilidades y límites de la economía de mercado ante las
necesidades de la sociedad. Debido a esto nos parece que desde la perspectiva moral
el problema de la economía no se debe plantear como la alternativa entre asumir el
mercado o prescindir del mismo, pues de hecho los mercados son una realidad cultural
presente en la inmensa mayoría de las sociedades humanas. En la actualidad, la
tendencia mundial a la globalización y a la homogeneización de las culturas, según los
patrones occidentales, hacen inevitable la aceptación del mercado como condición
imprescindible, al menos en el corto y mediano plazo, para una reflexión ética que
incida en la vida real.
Parece ser que el gran dilema de los países con economías más débiles es el rescate
de lo que el Papa Juan Pablo II ha llamado “la subjetividad de la sociedad”: dejarse
arrastrar por la dinámica económica mundial que tiende a homogeneizar los modos de
vida, a través de la información, la tecnología y el consumo, o intentar preservar las
identidades culturales con el riesgo de ser aislados de la escena mundial.
“Márgenes de libertad y valores implicados en la microeconomía”.

En éste apartado nos interesa entender la lógica del pensamiento económico actual
para acercarnos a la vida económica real desde la perspectiva ético-teológica. Para ello
trataremos de detectar si en el marco de la teoría económica existen márgenes de
libertad que permitan fundamentar la moralidad de las decisiones económicas, así
como los valores morales implicados.
La instancia articuladora de la microeconomía y la ética no puede ser otra que la
decisión económica, en primera instancia, la de los agentes particulares que actúan en
un mercado. En la historia del pensamiento teológico moral un eje fundamental ha sido
el análisis del acto humano que permita determinar las fuentes de su moralidad.
En economía la decisión se refiere a una acción por la que se resuelve un problema, en
este caso de escasez/maximización, a través de una elección entre alternativas, para lo
cual la teoría económica propone un modelo de racionalidad, la decisión económica nos
lleva a distinguir en la misma cuatro componentes constitutivos: la racionalidad, el
agente, los bienes y los efectos.

La racionalidad económica implica categorías de profundo contenido humano individual,


como son la “maximización del interés propio” que se refiere a la motivación de las
decisiones económicas, la “utilidad” y el “beneficio”, que se refieren al contenido del
objetivo buscado por el agente económico, las “preferencias” del consumidor, que
excluye explícitamente la idea de necesidad y que se refiere en último término a la
escala de valores propia del agente económico.

La motivación fundamental de las decisiones racionales en el ámbito de la economía es


la búsqueda del propio interés del agente atribuyéndosele la “teoría de los juegos” a las
decisiones económicas, ampliando así la racionalidad estratégica en la toma de
decisiones. La teoría de los juegos se refiere a que en este caso el agente, para tomar
su decisión, debe considerar los intereses y las posibles decisiones de los agentes con
los que interactúa. Entonces se comprueba que en muchas de ellas es más
conveniente para el agente tomar decisiones no egoístas, porque éstas le proporcionan
resultados más benéficos o, en otras palabras, que es mejor para él tomar la decisión
pensando en el bien de los demás.
Samuelson, después de exponer la aplicación de la “teoría de los juego”, propone la
siguiente “regla de oro” de la conducta cooperativa:

“Haz a los demás lo que te gustaría que ellos te hicieran a ti, pero sólo en la medida en
que ellos actúen de la misma forma”.

El análisis de cómo los diversos agentes económicos buscan maximizar su interés


propio según la teoría económica, nos ayudará a detectar los márgenes de libertad
posibles y los valores implicados en esta concepción de la racionalidad económica.
Cuando se analiza la conducta de un consumidor, el interés propio se designa con la
categoría de utilidad y el método para optimizarla da lugar a la teoría del consumidor.
La teoría del consumidor requiere de la categoría “preferencia”, entendida como una
relación (u ordenamiento) entre alternativas de compra, para determinar la racionalidad
de las elecciones. El consumidor toma sus decisiones considerando los precios de los
bienes que forman el campo de su elección, su ingreso (restricción presupuestaria) y la
relación de los bienes entre sí.

En realidad la preferencia es expresión de los intereses y las necesidades de una


persona y de su modo de jerarquizarlos, por lo que se puede afirmar que están
implicados los valores. Pero también, y más allá de la dimensión individual, las
mercancías tienen una función social, pues la gente prefiere ciertas cosas no sólo por la
búsqueda de bienestar físico o bienestar psíquico, sino que también se prefieren y
consumen ciertas cosas por la necesidad de relacionarse con otros, “las mercancías
son neutrales pero su uso es social; pueden ser utilizadas como murallas o como
puentes”, lo cual abre amplias posibilidades para una reflexión teológica sobre la de los
bienes económicos.

La teoría económica supone un consumidor perfectamente informado que por eso


puede elegir la mejor alternativa, pero en la realidad esa información es ocultada o
distorsionada por los medios de comunicación, debido a esto nos permite plantear la
cuestión de la justicia como condición previa y englobante de la racionalidad
microeconómica.

El agente económico es aquella persona que toma decisiones de carácter económico.


Esto significa que no todas las categorías propias de un sujeto humano hacen del
mismo un agente económico. Por ejemplo, las intenciones, las creencias, los valores o
las virtudes, aunque son propios de un ser humano actuante, para la economía
convencional no lo constituyen como agente económico, porque no determinan la
cualificación económica de su decisión. Existen dos tipos de agentes económicos:
oferentes, quienes producen y venden bienes económicos o servicios, y demandantes,
quienes los compran y consumen.

La motivación del agente económico es un supuesto del paradigma de la teoría


económica vigente: la maximización de su propio interés. Cuando tratamos de la
racionalidad vimos que la generalidad y ambigüedad de las categorías que describen la
motivación del agente económico (utilidad o preferencias) permiten ya sea la
subordinación de aquélla a otras motivaciones no económicas, ya sea la inclusión de
motivaciones no propiamente egoístas.

La dimensión económica del agente da lugar a reflexiones éticas fundamentales, pues


en último término se refiere al poder económico que unos agentes ejercen sobre otros.
En el caso del agente monopólico se dan dos cuestiones morales importantes: la
pérdida de eficiencia y bienestar social, en los casos en los que el monopolio no es
generado por causas económicas, y la limitación de la libertad de empresa de otros
agentes. En el caso del oligopolio, los agentes que participan en el mismo tienen cierto
margen de libertad generado por las condiciones estratégicas a las que se enfrentan,
sobre todo en el largo plazo, en el que resultan importantes cuestiones como la
publicidad, el respeto de los acuerdos, la colusión, etc. lo cual nos permite una reflexión
ética sobre sus decisiones. Algo semejante sucede en el caso de la competencia
monopolística donde el “arma” fundamental en manos de los agentes es la posibilidad
de modificar las preferencias de los consumidores a través de la publicidad. En todas
estas situaciones la reflexión ética nos remite al medio institucional en el que se dan las
relaciones económicas y por eso mismo a la ética social como tal. En ese sentido, la
microeconomía es una mediación insuficiente para la ética, porque sus categorías no
nos proporcionan ni el conocimiento de todos los mecanismos que subyacen a las
relaciones económicas reales, ni nos permiten la detección de todos los valores
implicados en las mismas. Por ello es necesario proponer una ética social constituida
por una teoría de la justicia.

II. TEOLOGÍA Y ECONOMÍA.


Este es nuestro tema fundamental, aquí explicaremos la relación existente entre
aspectos teológicos y económicos, primero veremos como el desarrollo de la teoría
económica fue creando una brecha entre los aspectos éticos y los económicos, luego
se expondrá la paridad existente entre el sistema económico y la postura teológica,
para finalizar este apartado con la explicación de la visión teológica que se tiene con
respecto a la pobreza esto afín de mostrar la postura que toma la teología en aspectos
de la realidad económica.

A. Teoría Económica.

La teoría económica se ha desarrollado a lo largo de los siglos XVIII al XIX, esta teoría
no es fija, va evolucionando, se le va añadiendo ideas que van perfeccionándola.
Lo que queremos lograr es ver que camino ha seguido la teoría económica, es decir,
veremos este desarrollo de la teoría económica enfocándonos en la tendencia que esta
ha tenido, tendencia a liberar la teoría económica de cualquier aspecto ético.
Expondremos a Adam Smith, David Ricardo, los Marginalistas y a Vilfredo Pareto a
quienes consideramos suficientes para logar el objetivo que nos planteamos (ver la
tendencia de desarrollo de la teoría económica).

 Adam Smith.
A pesar de ser considerado por muchos “padre” de la economía moderna,
Smith no fue un economista en el sentido actual del término, sino un filósofo moral
preocupado por entender la conducta humana y sus repercusiones en la vida social.
Esta preocupación le llevó a tratar de entender y explicar las causas del progreso
económico de las naciones y para lograr este objetivo hizo teoría económica. La
relación tan estrecha entre el pensamiento económico y el pensamiento moral de los
clásicos es muy evidente en la mayoría de estos autores, pero sobresale el caso de
Smith. Con su concepto de “La mano invisible”, es interesante constatar que las dos
veces que Smith usa tal expresión, una es en su obra moral y la otra en su obra
económica. En la primera, lo hace a propósito de cómo los ricos a pesar de su
“egoísmo” son conducidos por una mano invisible para lograr aproximadamente la
misma distribución de las cosas necesarias de la vida que se habría realizado si la tierra
hubiera sido dividida en proporciones iguales entre todos sus habitantes. En la
segunda, utiliza la expresión en el contexto de la explicación de por qué las
restricciones a la importación o al uso del capital privado son innecesarias; esto se debe
a que, sin intentarlo y sin saberlo, cada individuo empleando lo mejor posible su capital
en beneficio de su propio interés es conducido por una mano invisible para promover un
fin (hacer crecer lo más posible el ingreso anual de la sociedad) que no formaba parte
de su intención.
Aquí lo importante es señalar que se trata de una misma idea en dos vertientes: la
vertiente moral y la vertiente económica, lo cual nos permite afirmar que no es
conveniente disociar estos aspectos cuando se estudia la economía.

 David Ricardo.
El pensamiento de David Ricardo, constituye una desviación con respecto al
pensamiento de Smith, en cuanto que su tendencia a la abstracción y a la
simplificación, que son consecuencia de su pretensión cientificista de que los problemas
de la economía están en “la determinación de las leyes” que regulan la distribución. Así
David Ricardo inicia un nuevo método de análisis económico más deductivo y
sistemático.
Su afán de hacer la economía más técnica puede estar fundamentado en que su
formación académica fue elemental pero desde muy joven se inició en la práctica
bursátil, que era la profesión de su padre, lo que le permitió acumular una gran fortuna y
dedicarse a la vida intelectual y política. Se trata entonces de un “financiero” que se
convierte en teórico de la economía.

 Los Marginalistas.
Con estos autores el pensamiento económico se orienta más al perfeccionamiento
de los instrumentos analíticos de la economía, principalmente las matemáticas, con el
propósito de hacer de ésta una ciencia con las características requeridas por el
pensamiento científico de la época. Su postulado es que los fenómenos económicos
sociales no son la expresión de alguna fuerza social sino resultado de la conducta de
los individuos y por lo tanto el punto de vista “atomístico” es una necesidad
metodológica sin implicaciones éticas.

 Vilfredo Pareto.
Las aportaciones teóricas de Pareto están estrechamente vinculadas a su interés
por las matemáticas. En su pensamiento económico, esta tendencia lo lleva a intentar
hacer de la teoría económica un pensamiento puramente formal, que haga abstracción
de las relaciones causales de los fenómenos económicos, esto es, que postule
simplemente la interdependencia matemática de los mismos.
Conclusión:
Existe una tendencia del hombre a volver cada vez más técnicas los aspectos de
su vida, al inicio vemos a un filosofo haciendo teoría económica (Smith) ocupado en
estudiar la conducta humana y ver en qué consiste la riqueza, después a David Ricardo
haciendo más sistemática la economía, para luego llegar a los marginalistas y Pareto y
omitir por completo el contexto social.
En esta tecnificación de la economía se pasan por alto cuestiones fundamentales que
podrían ayudar a los economistas contemporáneos a entender el fondo de los
problemas, ver más allá de los números y plantear soluciones integrales.
En concreto, lo que quisimos hacer notar, es que a la teología se le fue separando de la
economía en el momento en el que los economistas quisieron hacer de la economía
una ciencia “exacta” como las matemáticas.

B. Teología en los sistemas económicos.


Este apartado trata respecto la relevancia de la concepción del Hombre derivada de
la acepción y postura teológica. Se deja claro que es imposible separar la teología de la
ciencia económica, y que según es el sistema de valores de una sociedad, se definen
funcionalmente la moral con que se hacen los negocios y las interacciones humanas.

Primero debemos observar y aceptar que el tema de Dios está presente de forma
implícita o explícita en toda actividad de interacción humana, para ello les pedimos a los
lectores de este trabajo que abran su mente y antes de ser críticos, o no concuerden
con las ideas, sean dóciles, después de terminar el texto completo podrán darse cuenta
que muchas de las cosas aquí mencionadas tienen cierta lógica.
El ascenso de las mentalidades del Hombre en su historia puede concebirse en una
correlación entre la organización social del trabajo y la producción respecto a la historia
de las creencias y cosmovisiones, para demostrarlo nos apoyaremos de un cuadro en
el cual podemos ver tal acenso mental a lo largo de la historia, y veremos la paridad con
que han ido avanzando tanto la mentalidad del hombre como su postura teológica y
económica:

Sistema económico Postura teológica

Salvajismo Ateo

Barbarismo Animista/Totemista

Esclavismo Politeísmo

Feudalismo Monoteísmo

Capitalismo Monoteísmo

Socialismo Ateo
Salvajismo.
El salvajismo, es un concepto antropológico que define un estadio de la
evolución cultural de las sociedades humanas anterior a la barbarie y a la civilización;
bien sabemos que su pensamiento era instintivo, irracional y cruel. Durante esta época
del salvajismo el Hombre es ateo, o bien agnóstico de toda creencia teológica.

Barbarismo.
Se conoce a esta época como la época de las Invasiones bárbaras, o Período
de las Grandes Migraciones, al conjunto de migraciones masivas que se desarrollaron
aproximadamente entre el siglo III y siglo VIII de nuestra era marcando la transición
entre la Historia Antigua y la Edad Media que se conoce con el nombre de Antigüedad
tardía.

Era una época de culturas nómadas, se establecían pero no por largos periodos de
tiempo La ideología de estas invasiones en general era el de poder someter a otros
pueblos, se decían ser superiores y por lo tanto merecían reclamar lo que les
pertenecía, imponían su propio mercado extendían sus terrenos y con ellos la
capacidad de poder obtener nuevas tecnologías, artesanías, etc. Hubo un gran auge en
el intercambio de productos agrícolas.

Esclavismo.
El modo de producción esclavista es propio de un nivel de desarrollo de las
fuerzas productivas netamente preindustrial. Tierra y trabajo son las fuerzas productivas
fundamentales, el hombre entra en una concepción teológica en la que implica tener
dioses, y tener una inclinación politeísta, a diferencia del barbarismo, el hombre en el
esclavismo ya es sedentario, ya se establece de forma definitiva, la tierra vista como la
fuente de vida, el aire el fuego y agua, eran alabados de diferentes maneras.

Feudalismo.
Durante el feudalismo, la relación servil entre el señor feudal y su siervo se
sostiene bajo el sistema de creencia monoteísta, donde las relaciones putativas son
encomiendas de un Dios, el señor feudal era el asignado para poder evangelizar a su
serviles, quienes habían nacido para servir, se decía que los serviles eran personas
ajenas al conocimiento brindado por dios, conocimiento que los señores feudales
habían adquirido con el paso de las generaciones con la iluminación de su dios.

Capitalismo.
Podemos observar que en el capitalismo influyen escritos como los hechos por
Adam Smith. Adam Smith carga de especial carácter teológico su principal obra literaria
La riqueza de las naciones. Su tan nombrada mano invisible no es mas que una sutil
referencia al orden natural de inspiración divina que para el significa el capitalismo. La
creencia en Dios es inevitable en la derivación del pensamiento económico en cuanto al
Hombre como objeto económico: le considera un ser racional, moral, sabio y con
libertad de elegir: el homo económicus.
Socialismo.
Por último podemos ver que en el socialismo el hombre es ateo pero a diferencia
del salvajismo es ateo por convicción no por ignorancia, su pensamiento ha alcanzado
un nivel científico

La economía es una ciencia que no escapa del sello que imprime la inspiración
espiritual humana y la sublimación de los distintos estilos de vida y bases de
subsistencia humana.

Analicemos ahora tres políticas económicas no porque sean las más importantes si no
porque se prestan para el propósito del este texto.

LIBERALISMO.
Durante la época del auge del liberalismo se crea una polémica entre los
anarquistas quienes concebían que solo Dios podía ordenar las cosas y hacer justicia,
por lo que no debiera haber gobierno entre los Hombres (Estado); y los institucionalistas
quienes pensaban que Dios reina mas no gobierna, por lo que debe haber gobierno
entre los Hombres para hacer justicia a los hombres justos.

Para ellos la intervención estatal en la economía no es más que una torpe intromisión
de los Hombres en la obra de Dios, la que solo viene a entorpecerla. Es por ello que
sugieren la nula intervención del Estado en la economía. Para ellos el papel económico
del Estado debe resumirse a ser un juez que emite las leyes, un policía que supervisa el
apego al orden y cumplimiento de las leyes, y un gendarme que resguarda a la nación
de invasiones o atentados a la soberanía de la nación por una potencia extranjera.

EL NEOLIBERALISMO.
En el neoliberalismo no se aborda de forma directa el tema de Dios, se admite
como algo ya resuelto, como un tema subyacente y donde la existencia de Dios no se
cuestiona.
En el neoliberalismo se admite implícitamente que Dios es un componente sustancial
para legitimar la moral de los negocios y las transacciones económicas de corte
capitalista.

Es interesante admitir que no existe ninguna tesis sociológica ni económica que pueda
desligarse del tema teológico, no por casualidad la filosofía, madre de todas las ciencias
tiene dos principales directrices: la teología y la ontología.
La ontología que se preocupa por las razones de la existencia, mientras que la teología
por las idealidades del Hombre sobre entidades divinas. Finalmente esto se patenta en
las tesis económicas donde la subsistencia humana (economía) debe tener una misión
y una visión que le dé sentido a la existencia del sistema (teología), algo que
necesariamente tiene un carácter subliminal.

Conclusión.
La economía no puede dejar como tema aparte la teología. De hecho le es sustancial y
de la postura ante la existencia de Dios se deriva el tipo de sistema económico que se
tiene.

La religión es en gran medida civilizadora, bajo la creación de valores y conciencia,


temor y reprobación social admitida bajo una moral prevaleciente en el grupo al que se
pertenece.

La teología establece tanto la ética de los negocios y el carácter de las transacciones.

La ética de hacer negocios se inscribe en el espíritu del propio sistema económico,


innegable entonces es el tema de Dios en la moral con que se resuelve la naturaleza y
la condición humana ante no solo su propia existencia, sino de su subsistencia,
persistencia y continuidad.

C. Visión Teológica de la Pobreza.


Vamos ahora a hacer un análisis de la postura que toman la economía y la teología
en la pobreza. Tomamos como punto de análisis la pobreza porque es un tema que se
presta a nuestro propósito de ver el papel que está jugando la teología en la economía.

La economía explica la pobreza como una mala distribución de la riqueza, lo que origina
que en una sociedad haya individuos que subsisten solo con lo básico.
Desde el punto de vista teológico el empobrecimiento de grandes masas de la
población mundial es resultado de la perversión de la espiritualidad operada por las
fuerzas contrarias a la vida, concretamente “el sistema mundial de mercado” y sus
ideólogos (economistas, filósofos y comunicadores neoliberales). Al carácter necrófilo
del sistema, hay que oponer la producción social de la vida humana real y concreta
como fuente de criterios económicos y políticos. Se trata por lo tanto de un
enfrentamiento entre dioses, los dioses necrófilos y el Dios de la Vida, o de “una
confrontación de espiritualidades”, la espiritualidad perversa del sistema y la
espiritualidad liberadora de la vida.

Entonces vemos que la solución que propone la economía al empobrecimiento es la


elaboración de un sistema económico donde la distribución de la riqueza sea equitativo,
mientras que la teología dice que al ser un problema de enfrentamiento de dioses, la
solución está en la victoria del Dios de la vida ante el Dios necrófilo o Dios de la muerte.
Ya se ha hablado de la mano invisible de Smith y que esta trae como consecuencia del
egoísmo del individuo riquezas para la sociedad. Hay una promesa distributiva al
postularse que la promoción de la búsqueda del interés propio generará el más rápido
crecimiento económico y, por lo tanto, mayor producción de riqueza para ser repartida.
Se establece, que la mejor base para la democracia es la promoción de la libertad
económica identificada con la búsqueda del interés propio. Con el secuestro del
mandamiento del amor por parte de la teoría económica, transformado ahora en la
búsqueda del interés propio como la mejor forma de amar al prójimo y, por eso mismo,
de amar a Dios. El “Dios de los pobres” hace llegar ahora sus dones a través de
quienes generan la riqueza social buscando su propio interés en el marco de la libre
competencia. Entonces la preocupación por la transformación social deliberada ya no
nos corresponde a los seres humanos, porque hay un dios providente, el mercado, que
guía nuestros egoísmos en esa dirección.

Características de los Dioses económicos.


“Son dioses tan obvios y verdaderos que su presencia no es notada. Nadie los ve
caminando por la calle, pero están en la calle, en las casas y sobre todo en el comercio
y en todas las instituciones económicas”.
“Los dioses económicos tienen su campo de actividad principal en el funcionamiento de
las cosas tenidas como obvias, en el plano de la economía real”
Lo que se quiere decir con esto es que (estos Dioses) no se encuentran en lugares
conocidos como religiosos sino en la bolsa de valores, en los bancos, en los
organismos financieros internacionales y en el sistema de mercado en general.

Pero, ¿Qué pasa con aquellos que cierran las puertas a un orden económico justo por
considerarlo imposible?
Lo que pasa, es que están olvidando que el Dios liberador es siempre un Dios que
trasciende la imposibilidad humana, es siempre el Dios de la esperanza contra toda
esperanza, es siempre el Dios que no tolera el miedo y la alienación que el opresor
interioriza en el pueblo oprimido. Esta trascendencia de Dios se manifiesta en el
hombre, que tiene esperanza contra toda esperanza.

En esta religión económica que la teología propone aspirar a lo que está fuera, más allá
del sistema, significa caos y muerte, permanecer dentro significa orden y vida. Por eso
el pecado capital contra el sistema económico es el de crear “desorden” en las
relaciones económicas.

Conclusión:
La Teología propone toda una religión económica, nos dice las características de los
dioses que imperan en la realidad económica, el pecado de los individuos en la
economía y el pensamiento religioso-económico.

Podemos darnos cuenta que la teología busca articular criterios económicos con los
propios teológicos y que esta articulación está encaminada a la afirmación de la vida,
no solo para la subsistencia de los empobrecidos sino también como una fraternidad
humana donde las acciones de los demás afectan a la sociedad completa. Esta
propuesta la vemos encaminada a la reivindicación de las cuestiones espirituales del
ser humano frente a lo económico que como ya hemos visto en apartados anteriores de
este texto, se ha ido perdiendo a lo largo del desarrollo teórico de la economía.

III. JUSTICIA EN LA ECONOMÍA.


Como ya se dijo, propondremos un método para alcanzar la justicia en la
economía, con el fin de unir en una sola teoría de justicia los fundamentos teológicos y
económicos.
Comenzamos viendo que los problemas de justicia se relacionan con la distribución de
beneficios y obligaciones entre los miembros de una sociedad.

Para tratar temas relacionados con la justicia existen diferentes enfoques:

1) Utilitarista. Considera que habrá justicia cuando los intereses de todos sean
iguales.
2) Libertario. Considera que habrá justicia cuando los derechos de todos sean
iguales.
3) Contractualista. Considera que habrá justicia cuando el status moral de todos
sea igual con respecto al contrato social.

Consideramos elegir el enfoque contractualista. La elección del tercer enfoque se debe


a que se está vinculando a la justicia con el consentimiento y a la racionalidad, pero
para desarrollarlo es necesario saber que es un contrato social.
La idea de contrato social nos permite juzgar a los principios y a las instituciones, ya
que las personas que se encuentran de acuerdo con ellos, lo están no por obligación
sino por el interés que se tiene en sí mismas.
Una teoría contractualista que nos permite entender a la justicia es la Teoría de la
Justicia de John Rawls. Esta teoría es también conocida como Justicia como
imparcialidad, la imparcialidad es el compromiso incondicional para promover el bien
común.
El sentido de justicia es definido por Rawls como la capacidad moral que tenemos
para juzgar cosas como justas, apoyar esos juicios en razones, actuar de acuerdo
con ellos y desear que otros actúen de igual modo.
El objeto primario de la justicia es la estructura básica de la sociedad, o sea, el modo en
que las grandes instituciones sociales distribuyen los derechos y deberes
fundamentales y determinan la división de las ventajas provenientes de la cooperación
social.
Sus principios de justicia dependen considerablemente de un análisis de la elección
racional por interés propio en una situación hipotética especial que denomina “la
posición original”.
Esta situación inicial de igualdad se trata de un acuerdo al que llegarían personas libres
y racionales interesadas en promover sus propios fines. Entre los bienes que posee
esta situación son derechos, libertades, oportunidades, ingresos, riquezas y el
autorrespeto. Así se garantiza que los participantes sean tratados justamente.
Para que los principios de justicia sean imparciales ante las personas que los eligen,
John Rawls usa un concepto denominado “velo de ignorancia” que consiste en que
cuando las personas eligen los principios de la justicia no saben cuáles van a ser sus
circunstancias específicas como su propia concepción del bien, sus atributos
naturales y su posición social. Cuando se actúa tras el velo de ignorancia implica actuar
en ventaja de todos.

Reflexión:
Hacemos un análisis del velo de la ignorancia. En la realidad social existen ricos y
pobres, estos poseen información sobre lo que les ocurrirá a futuro (aunque no tienen
asegurado que sus condiciones futuras serán las mismas), y en este caso los ricos no
decidirán por una posición de igualdad ya que esperan que en el futuro sigan siendo
ricos, pensamos que esto es parte de la naturaleza de algunos de los individuos de la
sociedad algo como: “si no tengo que me den y si tengo que no me quiten”.

A partir de esta teoría contractual surgen dos principios que deben caracterizar a una
sociedad justa, basándose en la posición original según la cual los individuos bajo un
velo de la ignorancia elegirían los principios de la justicia.

1) Cada persona debe tener un derecho igualitario a la más amplia libertad básica,
compatible con una libertad similar para los otros (Principio de libertades).

2) Las desigualdades sociales y económicas deben arreglarse, de tal manera que


sean tanto.
A) Para el mayor beneficio de los menos favorecidos y (Principio de
diferencia)
B) Se vinculen a empleos y puestos abiertos a todos bajo condiciones de
justa igualdad de oportunidades.

La aplicación de sus dos principios establece un sistema de derechos e instituciones


que asegurará máxima libertad igualitaria y, hasta donde sea posible, imparcial igualdad
de oportunidades.

Reflexión:
Nótese que el principio de diferencia da preferencia por los pobres o en palabras de
Rawls los “menos aventajados”.
Aquí hacemos la reflexión acerca de las condiciones en las que los menos aventajados
pudieran estar en la realidad social. Supongamos un individuo con posibilidades de
trabajar pero sin intención de hacerlo, este individuo al no trabajar entraría dentro del
conjunto de las personas “menos aventajadas” que enuncia Rawls y entonces obtendría
una ventaja que consideramos injusta, dado que al no cooperar con la sociedad no
debería tener derecho a recibir las ventajas que enuncia el principio.
Analizamos también el caso del individuo que sí trabaja, sin embargo gasta su dinero
sin medirse a tal grado que dice “nunca tiene dinero” y esto lo hace entrar también al
conjunto de personas menos aventajadas y llegamos a un caso parecido al anterior.
En otro caso, el que los menos aventajados extraigan mayores beneficios que los mejor
posicionados, da motivos a estos últimos para rehusarse de la cooperación que se
impone en el principio de diferencia, ya que en cierta forma el principio frena su
desarrollo individual.

Por estos motivos, a nuestra consideración, la teoría tiene puntos débiles a la hora de
llevarse a cabo en la realidad.

Para la construcción de la justicia como imparcialidad es necesario dar a conocer las


dos partes más importantes, las cuales son: lo razonable y lo racional.

Lo razonable

Se basa en la concepción de lo que es justo y constituye al ciudadano como miembro


de una sociedad.
La idea de lo razonable como virtud moral implica aceptar las fuentes de un desacuerdo
razonable y las consecuencias para el uso de la razón pública.
Los cuatro aspectos de lo razonable son:
 Cooperación
Aceptación de los desacuerdos razonables: La aceptación de los desacuerdos
razonables, es parte de un ideal de ciudadanía democrática que incluye también la idea
de razón pública.
 Autorrespeto. Es el bien primario más importante, siendo la voluntad de realizar
en la propia persona, y que sea reconocido por los demás. Está constituida por
dos elementos:
 La confianza en la razonabilidad y la racionalidad.
El sentimiento seguro de nuestro propio valor.
 Poder educativo de las virtudes políticas

Lo racional.

Lo racional tiene que ver con la capacidad para tener una concepción del bien y al
ciudadano lo constituye como un individuo , también se aplica a la elección de medios
adecuados a fines, también abarca el balance terminal de fines y su significado para un
plan de vida global, así como la manera en que se ajustan tales fines.

Reflexión:
Siendo lo razonable y lo racional ideas distintas en el trasfondo se complementan,
aunque consideramos que una puede tener un mayor valor que la otra.
Si analizamos los dos conceptos vemos que lo racional nos proporcionara conocimiento
del bien, de mis intereses, pero conforme a lo que se está planteando, una sociedad
justa, a lo razonable le damos un mayor valor, ya que nos permitirá discernir entre lo
justo y lo injusto, y formar parte del tipo de sociedad que plantea Rawls.
El tipo de sociedad que concibe Rawls es un sistema justo de cooperación, pero
entendamos que es la cooperación.

La cooperación que es concebida por Rawls está guiada por reglas y procedimientos,
además implica la idea de reciprocidad ésta última ubicada entre la idea de
imparcialidad y la idea de la ventaja mutua, y la cooperación social requiere de la idea
de ventaja racional de cada participante.

Reflexión:
En un principio se considera una situación ideal en donde los individuos tienen
intereses comunes y al cooperar harán el mismo esfuerzo, pero nos cuestionamos lo
siguiente: ¿Todos tenemos los mismos intereses?
Llegamos a una conclusión de que no, los intereses de unos son diferentes a los de
otros y viendo a la cooperación como la forma de obtener una meta, algunos individuos
podrán aprovecharse para lograr sus propios intereses con un mínimo de esfuerzo,
resultando una situación de parcialidad.

La teoría de Ralws representa un buen acercamiento a un modelo de sociedad justa,


como vimos tiene sus fallas, sin embargo, es la teoría de justicia que relaciona los
principios morales presentes en una economía con la economía misma.

IV.CONCLUSIONES GENERALES.
 El desarrollo teórico de la economía provocó que esta se fuese separando de los
problemas morales y acercándose cada vez más a problemas abstractos, esto con
el afán de hacer de la economía una ciencia, donde sus procedimientos son
sistemáticos y totalmente deslindados de la realidad social.

 Las inclinaciones morales de las personas influyen en las decisiones que toman, y
si estas decisiones son de carácter económico, entonces, influyen también en los
resultados económicos.

 No es propósito, ciertamente, de la teología proponer medidas económicas


concretas, medidas estrictamente técnicas, que se adecuen a problemas
económicos. No obstante, sí cabe a la teología contribuir en la definición de los
fines y principios económicos que van a orientar estas medidas.

 La Teología busca la reivindicación de las cuestiones espirituales del ser humano


frente a lo económico. Conjuntar aspectos en la vida del hombre, economía y moral,
buscar el punto donde estos aspectos se desarrollan armónicamente.

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