{$T2A3 }Los restos de Federico el Grande y de su{=}
padre descansan ya en la paz de Potsdam{=}
{$S2A3 }Doce horas y un kilómetro de jardín marcaron la distancia entre padre e hijo{=} {$FI2A3 }Potsdam. Ramiro Villapadierna, enviado especial{>} {$E2A3 }Federico II de Prusia, llamado el Grande, el rey que hablaba <en francés con los seres humanos y en alemn con los caballos> como dijo, descansa por fin en la paz de su jardín de Potsdam desde la medianoche de ayer. Sólo un funeral en común, con asistencia de las autoridades de la nación, y luego las diferencia s que en vida mantuviera con su padre, Federico Guillermo I, se tradujeron en do ce horas de diferencia entre ambas inhumaciones y mil metros de jardines y fuent es de por medio.{<} {$TX1A3 }-En presencia del jefe de la Casa Real de Alemania, Su Alteza el prínci pe Luis Fernando de Hohenzollern, del canciller alemn Helmut Kohl, de un repres entante del ministerio de Defensa, y de altas autoridades de todos los ejércitos , incluidos los ocupantes soviético, britnico y norteamericano, dentro de un se lecto grupo de tan sólo doscientas cincuenta personalidades invitadas, tuvo luga r ayer en tres actos la ceremonia de inhumación de los restos de los reyes de Pr usia Federico Guillermo I y Federico II, padre e hijo.{<} -Pasado el mediodía hacía su entrada en la estación imperial de Wildpark, apeade ro privado de los kiser en la esquina del Charlottenhof Park, la pequeña locomo tora negra y roja que tiraba de los dos vagones reales del kiser Guillermo II y de la emperatriz Augusta Victoria, construidos en 1905. Cabe destacar que la mi sma casa de pompas fúnebres que se ocupó en 1927 de los funerales de la emperatr iz ha dirigido ahora los preparativos de las ceremonias de inhumación que ayer t uvieron lugar en Sanssouci.{<} -Bien de mañana había tenido que partir el pequeño tren, tirado por una locomoto ra de gasoleo de 1930, habida cuenta de que no puede alcanzar ms all de los oc henta kilómetros por hora y que cada noventa debe parar a repostar. A su llegada a Wildpark los dos féretros de estaño fueron descendidos de los vagones mientra s una banda de música de la Bundeswehr interpretaba una de las muchas sonatas qu e Federico el Grande dejó escritas.{<} -Según recuerda todavía el plomista de Hechingen, Adolf Rudolph, que cuenta ya o chenta años y que hubo de hacerse cargo de la reparación de los dos féretros tra s la guerra, cuando el príncipe Luis Fernando consiguió trasladarlos a su reside ncia familiar de Suabe (Baden-Wurttemberg), en 1952, <cuando abrí la caja cualqu iera habría dicho que el rey Federico se acababa de acostar en ese momento, con su uniforme estirado, su peluca peinada, perfectamente embalsamado>; parece que unicamente su célebre nariz aguileña no habría resistido tan bien el paso del ti empo. Fuera de esto, Federico el Grande parece estar hoy como ayer, y muchos ale manes así lo han interpretado para bien o para mal, enfrentados en arduas polémi cas sobre la herencia prusiana de este rey que fue tan guerrero como filósofo, y que todavía ayer provocó alborotos pacifistas en los alrededores del Real Sitio de Sanssouci. Sin embargo, y durante toda la tarde, alrededor de sesenta mil pe rsonas visitaron el féretro de Federico II, expuesto al público en delante de la Kavalier Haus.{<} -Los féretros, cubiertos con el paño blanquinegro en cuatro cuartos que es enseñ a de la casa de Prusia, fueron cargados sobre dos catafalcos tirados cada uno de ellos por cuatro caballos, dos negros y dos castaños en cada tiro. Dejando a la derecha el hipódromo real, la comitiva se encaminó hacia el interior del enorme parque por la Lindenavenue, a cuyos lados miles de personas llegadas y turistas del Oeste, que aprovechaban la real ocasión para conocer por primera vez Potsda m, seguían en silencio la ceremonia.{<} -Llegando al Neues Palais, la comitiva se dirigió hacia el Este por la Hauptalee que cruza el corazón del parque hasta llegar a la Friedenskirche, la iglesia de la Paz, que como todos los monumentos, paseos, avenidas, fuentes, palacios, con strucciones o parterres tienen en Sanssouci nombres que transpiran la cultura hu manística de Federico II.{<} -En la Friedenskirche, tras una pequeña ceremonia funeral de cuerpo presente, y mientras ocho oficiales, pertenecientes a cada uno de los Estados Mayores de los Ejércitos, montaban guardia de honor ante los sarcófagos, el féretro de Federic o Guillermo I fue inhumado pasadas las dos y media de la tarde en la misma Fried enskirche, mientras que el de su hijo esperó, para ver cumplido definitivamente su testamento de 1769, hasta la medianoche y fue inhumado en la primera terraza delante del palacio de Sanssouci, a poco ms de un kilómetro del de su padre y a escasos metros de su perro, tal como era su real voluntad.{<} -A las tres de la tarde, en el Neue Palais, tuvieron lugar varias intervenciones , entre las cuales la del príncipe Luis Fernando, quien a sus ochenta y tres año s es un compositor de conocida afición y que había escrito para la ocasión una p equeña pieza musical, el secretario de Cultura del gobierno regional, y del céle bre historiador Von Krockow, durante las que se intentó analizar objetivamente y a la luz del tiempo pasado la polémica figura de Federico el Grande, através de sus éxitos y sus fracasos.{<} FIN @