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En lo que sí existe consenso es en que el primer antepasado único del hombre (es decir, que no es a la vez antepasado

de otros primates modernos) es Australopithecus ramidus, nombre que significa, por una parte, "mono austral" y por
otra "que da lugar a las ramas". A partir de esta especie evolucionaron dos ramas de homínidos diferentes: por una
parte, un grupo que se hicieron, con el paso del tiempo, robustos, adaptados a la alimentación herbívora basada en
tallos y raíces duras (Paranthropus) y otro, de tamaño corporal inicialmente más pequeño, que daría lugar a las primeras
especies del género Homo, entre las que actualmente nos incluimos. Lo cierto es que este proceso evolutivo se produjo
en África, único continente donde existen restos de fósiles homínidos tan antiguos.

El primer representante del género Homo fue Homo habilis, que apareció hace algo más de dos millones de años. Debe
su nombre a que sus restos se han encontrado ocasionalmente relacionados con herramientas, toscas pero claramente
manipuladas. Homo ergaster también hace referencia con su nombre (que significa trabajador) a su capacidad para
utilizar herramientas.

A partir de aquí las teorías se diversifican mucho. Según algunos autores, Homo erectus (el primero en caminar erguido
durante la mayor parte del tiempo) habría sido el antepasado común del resto de las especies humanas, mientras que
otros consideran que desapareció. Juan Luis Arsuaga, director de las excavaciones de Atapuerca, propone que un
descendiente directo de Homo ergaster habría sido Homo antecessor, cuyos restos han sido encontrados en este
yacimiento burgalés, siendo el hombre "moderno" más antiguo encontrado en Europa. H. antecessor habría dado lugar a
dos estirpes; una de ellas conduciría a Homo neanderthalensis, más adaptado a condiciones climáticas frías, mientras
que la otra habría conducido hacia nuestra especie, Homo sapiens. Estas dos especies habrían convivido en Europa
hasta hace apenas 30.000 años.

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