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Como era de esperar, los titulares en la prensa popular incitan a sus lectores con tentadores
estímulos: «Esqueletos fósiles de un posible antecesor humano», escribía Charles Q. Choi para
Live Science. Ker Than escribía este titular para National Geographic: «Se descubre un antecesor
humano ”clave”: Unos fósiles ¿conectan a los simios con los primeros humanos?» Por su
parte, Jeff Hecht anunciaba para New Scientist: «Casi humano: se descubre el más cercano
primate australopiticino [sic]». Y cualquier cosa que pudiera complacer a Darwin tiene que incluir
el eslogan de «arrojar luz»: El largo titular de Science Daily proclamaba: «Un nuevo homínido
comparte rasgos con la especie Homo: Un hallazgo fósil arroja luz sobre la transición al género
Homo a partir de los homínidos más primitivos». Fiel a su tradición, PhysOrg exhibía obediente la
icónica imagen del progreso desde los simios hasta los hombres, completándola con unos rasgos
racistas en los colores de la piel y con exhibiciones sexistas únicamente de machos desnudos, con
las piernas o brazos derechos ocultando artísticamente sus partes pudendas. Sin embargo, no
queda muy claro porqué dejaron al hombre más evolucionado sin barba, a no ser que este gráfico
sea lamarckiano, pero entonces lo que falta es un buen indicio de obesidad ...
Sin embargo, un examen detenido de estos artículos revela una gran cantidad de dudas acerca de
muchos aspectos de la narrativa:
enterrados por un corrimiento de tierras en la cueva antes que los carroñeros pudieran
acabar con ellos. Pero otros no están tan seguros: «El geoquímico Henry Schwarcz de la
Universidad McMaster en Hamilton, Canadá, observa que el equipo sugiere que los
cuerpos de los homininos pudieran haber sido desplazados por corrientes fluviales
después de caer dentro de la cueva desde orificios en la tierra más arriba», explicaba
Michael Balter. «En tal caso, los fósiles podrían no estar estrechamente asociados con
los depósitos datados por debajo y por encima de los mismos». Dirks et al ponen esto en
tela de juicio, y llaman la atención a que «los cuerpos estaban parcialmente articulados
entre sí, lo que implica que quedaron enterrados poco después de morir». Sin embargo,
mucha de la interpretación depende de la datación de los sedimentos por encima y por
debajo de los huesos. La hipótesis del artículo incluye muchos elementos ad-hoc: hubo
carnívoros atraídos a pozos verticales donde animales de presa habían caído y muerto:
«Estos factores pudieron haber operado para acumular un diverso conjunto de
cadáveres en la cámara inferior, lejos de la actividad de los carnívoros», especulaban
los autores. «Los sedimentos implican que una posterior entrada de un gran volumen de
agua, quizá resultado de una gran tormenta, causó un movimiento de tierras que
transportó los cuerpos todavía parcialmente articulados a mayor profundidad
dentro de la cueva, para depositarlos junto a una corriente subterránea». Parece que esta
compleja secuencia de sucesos casuales ofuscaría cualquier posible conclusión respecto
a datación.
1. Berger et al, «Australopithecus sediba: A New Species of Homo-Like Australopith from South Africa», Science, 9 abril 2010: Vol. 328.
2. Michael Balter, «Candidate Human Ancestor From South Africa Sparks Praise and Debate», Science, 9 abril 2010: Vol. 328. no. 5975, pp.
3. Dirks et al, «Geological Setting and Age of Australopithecus sediba from Southern Africa», Science, 9 abril 2010: Vol. 328. no. 5975, pp.
Lectura recomendada:
• Jerry Bergman - Controversias en paleoantropología
Fuente: Creation·Evolution Headlines – Another Fossil “Human Ancestor” Claimed 8/04/2010 Redacción: David Coppedge © 2010