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2º Bachillerato

LA POESÍA DE LA GUERRA (1936-1939). MIGUEL HERNÁNDEZ


(Ecir)

La insurrección militar del 18 de julio de 1936 es la ocasión para que los intelectuales y artistas que
defendían el compromiso del escritor con la sociedad de su tiempo se realizara plenamente. Todos
los poetas de uno y otro bando participaron en la defensa de sus ideales, sin embargo, como la
mayoría de ellos apoyó la causa republicana, es en este lado de la contienda donde se producen los
frutos intelectuales y poéticos más logrados.

Fue la poesía, la que, saliendo de lo puramente estético, cumple una función épica y aglutinadora al
cantar los ideales comunes y defender un sentido de la vida basado en los grandes conceptos:
libertad, igualdad, justicia...

La prensa juega un papel esencial en la difusión de la poética de guerra, la poesía ocupa en lugar de
excepción, muy especialmente en la prensa militar. En ella escriben los combatientes y también los
poetas anónimos y los consagrados que colaboran en cualquier publicación disponible. Galope,
poema de R. Alberti nació en una revista de caballería del ejército de guerra.

La forma preferida para la difusión poética es el romance, por su capacidad para albergar
elementos narrativos y líricos. Miguel Hernández y el vanguardista Alberti lo utilizan.

Los intelectuales republicanos organizan la alianza de Intelectuales Antifascistas (A.I.A.), que


dispone de un órgano de prensa El mono azul en el que colaboran Alberti, Mª Teresa León, Luis
Cernuda, José Bergamín, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados, Miguel Hernández...entre otros.

Miguel Hernández (1910-1942)

Nace en Orihuela (Alicante) de familia humilde; a los catorce años tuvo que dejar la escuela para
ponerse a trabajar, sin embargo, nunca dejó de formarse gracias a las lecturas y a las tertulias
literarias de su ciudad en las que participaba con su amigo Ramón Sijé.
En los años treinta se desplaza a Madrid, se hace amigo de Pablo Neruda y de los jóvenes de la G27
y bajo la influencia común gongorina y esteticista publica Perito en lunas (1933). Tres años
después edita un libro de sonetos El rayo que no cesa (1936) en los que aparece el amor como una
experiencia real, carnal y erótica.
Cuando estalla la Guerra Civil Hdez escribe poesía comprometida al servicio de la causa
republicana, se alista como voluntario y recorre los frentes organizando actividades culturales y
recitando versos. Así surge Viento del pueblo (1937). En estos poemas Hdez quiere ser la voz de
todos los hombres por lo que utiliza un lenguaje muy sencillo, prácticamente coloquial, ya
definitivamente alejado del lenguaje vanguardista de la G27.
Cuando acaba la contienda lo detienen y lo condenan a muerte. En la cárcel escribe Cancionero y
romance de ausencias (1938-41), poemas llenos de soledad, desánimo y amor por la esposa y el
hijo ausentes. En este libro los versos se acortan para expresar sentimientos cada vez más hondos y
depurados, acercándose en su forma a la lírica popular. Nanas de la cebolla, escrito en la cárcel está
dedicado a su hijo pequeño en los terribles años del hambre, cuando apenas tenían sólo cebolla para
comer

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