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Cultura - Administración de la Producción

La experiencia, y el conocimiento que de la misma surge puede ser determinante para la


supervivencia, crecimiento y desarrollo de la organización (objetivos básicos, implícitos
en todas las organizaciones) y esta se deriva del estudio del pasado, no solo de la
empresa sino también de sus competidores y del mercado, logrando extraer
conclusiones que contribuyan a una mejor interpretación de la realidad, pudiendo de
este modo facilitar la solución ante la existencia de problemas o facilitando el
aprovechamiento de oportunidades.

La Producción se define como la transformación o conversión de insumos en productos,


lo que revele una participación activa del hombre. Esta puede darse de distintos
modos: . Trabajando en el proceso de conversión o transformación de forma directa
(operario, ingeniero, técnico)

. Trabajando en el proceso de conversión o transformación de forma indirecta (contador,


analista, supervisor).

. Adquiriendo el resultado del proceso (producto o servicio), transformándose él en


cliente consumidor.

. Prestando apoyo para el mejor funcionamiento del proceso (medico, inspector de


calidad, consultor).

De esto se deriva la imposibilidad de ignorar los efectos humanos sobre el sistema de


producción, ya que intervienen y determinan cada uno de sus componentes, los cuales
tiene un fundamento totalmente cultural.

El planeamiento de la producción suele aportar hoy en día las claves a tener en cuenta
para el desarrollo del sistema de producción, y aunque es casi imposible desvalidar su
influencia en las principales decisiones ya que cuenta con métodos rigurosamente
exactos, efectivos y científicamente probados, deja afuera muchas veces a los efectos
del contexto en ellos, seguramente porque si estos debiesen de incluirse llegaríamos a la
conclusión que carecen de valor, por lo que no se considera una crítica hacia el
planeamiento de la producción sino de lo contrario, poder entender de donde surge y
que elementos quizás fundamentales no están tenidos en cuenta y deben de evaluarse
para no producirse catástrofes. Por esto el principal aporte de los directivos no surge de
este tipo de decisiones estructuradas (racionalmente aprobadas) sino que surgen de
decisiones no estructuradas que poco tienen que ver con estudios de factibilidad ya que
se espera de ellos un alto grado de flexibilidad y un “saber actuar” que siempre surge
del conjunto de valores, normas y principios que el decisor haya adquirido y que en
mayor parte es el resultado de lo que la organización en su conjunto ha de esperar de él.
Vemos que en este caso la acción de la cultura se da en dos dimensiones:

En el hombre mismo como ser humano perteneciente a una sociedad.

Y en el hombre como representante de una organización, la cual suele adiestrar sus


reacciones para lograr un comportamiento deseado acorde a lo que ella se propone.

La cultura es también determinante en lo referente al Producto, el cual comprende un


paquete de satisfacciones para los consumidores, quienes actúan y se comportan en un
medio Social que lo determina, y genera distintos tipos de necesidades.

La innovación y la creatividad son fundamentales para el desarrollo de nuevos


productos o la evolución de los actuales productos y dependen en gran parte del riesgo
al cual este dispuesto a asumir la organización, y este deriva por lo general del conjunto
de normas y principios que la identifican.

El Packaging que comprende el envasado, etiquetado y embalaje del producto, y debe


de estar fundamentado en los requerimientos culturales del mercado en cuestión, debido
a que produce un impacto en los consumidores en el contexto, un buen ejemplo de esto
es el conflicto generado en Europa con el consumo de envases enlatados, muchos países
europeos se han inclinado hacia productos que no dañen el medio ambiente y todavía
ninguna de las multinacionales que participan de dicho mercado ha logrado
solucionarlo, debido seguramente a la falta de un accionar basado en los valores y
normas sociales de los consumidores.

Producción y Trabajo Social.

La originaria distinción del hombre como perteneciente simultáneamente a la naturaleza


y a una especie social permite concebir que la especie humana es el resultado de
procesos naturales, y que al mismo tiempo, la especie es social por naturaleza.
Sin embargo esta especie no es un simple producto pasivo de procesos naturales, sino en
el curso de la evolución ha adquirido también la aptitud de transformar la naturaleza a
su propio uso. Esta relación activa de la especie con la naturaleza, aunque fundada en
características biológicas, se pone en practica por medios exosomáticos de tecnología,
organización e ideas. El hombre se yergue frente a la naturaleza por medio de lo que
denominamos hoy en día cultura.

Otro punto a destacar es la Sociabilidad de la humanidad, los humanos existen en


pluralidades organizadas, más aun, la forma en que están organizados socialmente rige
la forma en que enfrentan y transforman a la naturaleza y, a su vez, la naturaleza así
transformada afecta a la arquitectura de los vínculos sociales humanos.

Es mediante el trabajo como la humanidad adapta y transforma la naturaleza a su propio


uso, en definitiva un fenómeno social, realizado por individuos vinculados los unos a
los otros dentro de una sociedad.

Bajo esta perspectiva el termino Producción puede adoptarse para designar este
conjunto complejo de relaciones mutuamente dependientes entre naturaleza, trabajo,
trabajo social y organización social, entonces es a causa de ésto el motivo por el cual se
la relaciona con la naturaleza como con la reproducción y mantenimiento de lazos
sociales.

El concepto de trabajo social permite conceptualizar las formas principales en que los
humanos organizan su producción. Cada gran forma de hacerlo constituye un modo de
producción, un conjunto concreto, que ocurre históricamente, de relaciones sociales
mediante las cuales se despliega trabajo para exprimir energía de la naturaleza por
medio de utensilios, destrezas, organización y conocimiento.

Una de las ventajas del concepto de modo de producción radica precisamente en que
nos permite visualizar relaciones tanto intersistémicas como intrasistémicas. Brinda
además un importante análisis de las relaciones político - económica que fundan,
orientan y determinan toda interacción social.

El factor humano en la Administración de la producción


El sistema productivo, los modos de producción de toda empresa están determinados
por el accionar del hombre, quien a la vez requiere para su supervivencia de recursos
naturales renovables y no renovables. Como ha quedado entendido anteriormente, en
donde actúe el hombre va a existir una cultura, la cual atraviesa las unidades funcionales
de toda la organización y condiciona las interrelaciones funcionales dentro de la
empresa y el efecto que pueda provocar la misma en el medio ambiente.

Por medio del factor humano se ejerce la esencia de la cultura, el liderazgo, el estilo del
líder influye fuertemente, creando una realidad compartida, sobre el actuar del hombre
en la organización y fuera de ella. Suele existir siempre un liderazgo formal, planeado
por la organización, utilizado como estrategia para lograr influencia sobre la gente y
también un Liderazgo no formal, el cual surge de las relaciones informales, no
planeados ni descriptas por la organización y que debe de ser tenidas muy en cuenta a la
hora de querer analizar todo grupo de trabajo, ya sea para transmitir motivación,
información o para procurar un cambio organizacional.

Todo tipo de relación social se fundamenta en un proceso de comunicación que le de


soporte, la comunicación al ser un soporte de toda interacción humana, es también el
soporte de la cultura, lo que permite transmitir ideas, ejercer el liderazgo, relacione de
poder, decisiones para que se traduzcan en acciones, creencias, estímulos,
conocimientos, etc.

Del mismo modo a través de la comunicación se crea una identificación de la


organización, así sea en el entorno en donde la misma actúe como en el interior de la
misma, posicionando la organización dentro de un mercado, dentro de una sociedad.

El cambio solo es posible si existe una eficiente comunicación, tanto la imagen que
trasmite como el comportamiento interno que condiciona, la comunicación nos permite
conocer la satisfacción de la sociedad consumidora, nos permite generara credibilidad y
fidelidad en los consumidores, da el poder de la marca, quizas uno de los activos mas
importantes y más influenciados por la cultura de una sociedad.

El desarrollo tecnológico y el avance de las tecnologías comunicativas, transforman


comportamientos organizacionales y exigen respuesta de cada una de las unidades
funcionales de la empresa a crear una realidad compartida acorde a esta nueva realidad
globalizada y en donde las limitaciones geográficas, temporales y las distancias son
cada vez menores.

El ejemplo de Matsushita

Aunque quizás mediante un clásico ejemplo estemos simplificando arduamente la


realidad, a la realidad de una determinada organización en un momento determinado y
contradiciendo de algún modo lo propuesto anteriormente, este ejemplo puede brindar
de igual modo un oportuno análisis de la influencia cultural en el desarrollo de las
organizaciones de todo tipo y de cualquier lugar del planeta.

La empresa Matsushita Electric Company figura con otras cinco gigantes del sector,
entre las cincuenta mayores compañías del mundo. Sus productos se venden con las
marcas National, Panasonic, Quasar y Technics. El enorme crecimiento que ha
colocado a Matsushita en su posición actual impresiona por sí solo.

Pero cuando contemplamos sus meditados desarrollo como comunidad densamente


cohesionada, su perfecta adaptación dentro de la cultura y los valores de su país y la
consecución, no menos meditada, de una eficacia constante que muy probablemente
mantendrá incluso cuando falte el fundador y artífice de la empresa, nos damos cuenta
de que lo más impresionante no es solo el éxito financiero a plazo relativamente corto.
Matsushita se ha convertido en una gran compañía que hace algo más que dinero y
artículos electrónicos, y que probablemente continuará haciéndolo. Porque ha llegado
a ser un sistema organizativo que responde a las necesidades de sus sociedades con las
que se relaciona, de sus clientes, de sus directivos y de sus empleados, además esta
programada para adaptarse en la medida necesaria, a los cambios futuros. Un logro
tan extraordinario no podía ser alcanzado en pocos años por un director general que
definiese solamente objetivos a plazo corto y en términos fundamentalmente
financieros. En cualquier lugar, la construcción de una gran empresa requiere mucho
tiempo e implica objetivos complejos a fin de solucionar las necesidades de muy
diferentes grupos humanos, al mismo tiempo, es necesario respetar los valores de la
propia cultura.

En sus propias palabras su fundador proclamaba: “He visto con claridad que las
personas necesitan un camino para vincular sus vidas productivas a lo social” y
reconsideró bajo este aspecto las finalidades de su organización. De ello nació una
filosofía empresarial en la que el criterio de rentabilidad comercial se unía con el bien
social en una especie de paradigma darwiniano. “La empresa debe sustentarse a si
misma lo más pronto posible, sobre la base de los servicios que presta a la sociedad. El
beneficio no debe ser un reflejo de la codicia empresarial, sino un voto de confianza de
la sociedad, que así da muestra de valorar lo que la empresa ofrece. Cuando una
empresa no obtiene beneficios, debe morir, porque está dilapidando los recursos de la
sociedad ”.

Matsuhita resulta un interesante caso de estudio sobre los efectos culturales sobre el
funcionamiento organizacional, pero no deja de ser un simple ejemplo y no conforma un
modelo para absolutamente nada, debe de entenderse que se dio en un momento
histórico político determinado, de modo que extraer conclusiones generales del caso
puede no resultar conveniente para tomarlo como ejemplo a seguir para lograr el
desarrollo optimo de la cultura de una organización, que como ya hemos demostrado es
extremadamente complejo.

El método japonés que demuestra de algún modo Matsuschita en este ejemplo, a


diferencia del método Occidental generalmente posibilita la existencia de grandes
compañías que perduran con éxito y en armonía con los valores más hondos de la
cultura del país. Es importante que quede claro que el enemigo económico no es el
método japonés ni el asiático sino nuestra propia cultura empresarial.

Conclusión.

Las exigencias del medio ambiente, de los que lo conforman, competidores,


consumidores, estados, instituciones de defensa al consumidor, etc., exigen un diseño de
un sistema de producción mas flexible, consciente de la relevancia del factor humano
actuando dentro del sistema y también fuera, y por supuesto subordinar toda decisión y
su futura acción a los efectos de las culturas dominantes influyentes dentro y fuera de la
organización.

Producir en pos de la calidad pareciera ser la exigencia a cumplir hoy en día por los
sistemas de producción mundiales. La diversificación de las preferencias ya no solo
influye sobre el tipo de proceso de la industria sino que establece también una tendencia
a acortar los ciclo de vida de los productos, no por deficiencias comerciales sino
también por contar con consumidores, instituciones y legislaciones estatales cada vez
más dinámicos en sus preferencias y complejos en sus necesidades.

La conexión entre la filosofía y los fríos objetivos empresariales deben de ser aceptados
como cosa natural, en definitiva son los valores humanos los que determinan el
cumplimiento de estos y por ende la organización debe favorecer esta conexión
mediante la formación no solamente de la enseñanza del oficio sino fundamentalmente
la enseñanza de los valores.

Los directores generales y otros altos mandos de las empresas deben darse cuenta de
que hace falta tiempo, paciencia, energía y dedicación para apuntar las debilidades de su
desarrollo organizativo. Mas aun, de que no hay formula segura para el éxito. Cada
empresa debe inventar su propio método para manejar las variables organizacionales
relevantes, así como el ajuste entre ellas. Las soluciones mecánicos y programaticas que
no modifican lo que los directivos hacen, realmente y hasta cierto punto, lo que ellos
mismos son, sin duda están condenadas al fracaso. La misión no consiste en la copia
mimética, sino en la evolución orgánica. Y cada compañía, lo mismo que cada
individuo, debe evolucionar a su manera.

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