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Esta ocasión es el cuarto año consecutivo que vengo al País Vasco para enseñar y
compartir la práctica del Zen.
En esta ocasión me gustaría hablaros de la Paz. Me gustaría hacer una humilde reflexión
sobre la paz basándome en las enseñanzas y la práctica del Zen, con la esperanza de
que todos juntos podamos beneficiarnos de esta enseñanza y podamos encontrar una
buena manera de resolver nuestros conflictos internos e interpersonales, de forma que
gocemos de un estado mental y emocional pacífico y armonioso.
Tenemos que reconocer que todo conflicto social y político nace, originalmente, en el
interior de la mente de los individuos. Y que es después, cuando ese conflicto interior ha
sido proyectado hacia el exterior cuando se materializa en un conflicto socio-político-
económico. Este último, a su vez, puede ser causa de nuevos conflictos internos en el la
mente de los individuos.
Así como la Paz social sólo puede surgir de la paz interior de los individuos que
componen la sociedad, el Conflicto social sólo puede surgir del conflicto interior de los
individuos que componen la sociedad.
Existe pues una estrecha relación entre el conflicto interno y el conflicto externo. Ambos
se generan mútuamente. Ahora bien ¿cuál es el primero, cuál es la causa y cual el
efecto?
Se podría discutir indefinidamente sobre esto. No es mi intención discutir aquí sobre ello,
pero si se hiciera, veríamos que, básicamente, surgirían dos actitudes:
Personalmente siento que una visión equilibrada debe incluir ambas actitudes, si bien
creo que las causas profundas de todo conflicto, ya sea social o individual, debemos
buscarlas en el interior de las mentes individuales.
Ningún ser humano sano ama el conflicto. El conflicto interno merma la capacidad de ser
feliz del individuo y el conflicto social merma la armonía entre individuos.
Dado que lo que en el fondo todos anhelamos es felicidad y bienestar es importante que
podamos comprender las causas y dinámicas de nuestros conflictos internos y de cómo
estos conflictos nos inducen a crear relaciones conflictivas con las personas que nos
rodean. Es muy importante que aprendamos a disolver nuestros conflictos internos. Esto
no puede suceder si no comprendemos cómo se generan.
¿Cómo romper este círculo vicioso? A primera vista, puede parecer que con suprimir
cualquier eslabón de esta cadena, la llama del conflicto actual no se produciría y, por lo
tanto, el conflicto quedaría resuelto. Pero un análisis más detallado nos hará ver que esto
no es exactamente así.
Veámoslo por parte. Para recapitular recordemos los cuatro elementos necesarios en el
círculo vicioso del conflicto y del sufrimiento:
• En primer lugar, una voluntad, una opción por crear el conflicto. (Puede ser
inconsciente).
(A su vez, este nuevo conflicto generado, puede convertirse en la llama que inicie un
nuevo conflicto futuro. Etc. etc.)
Cuando se dan estos cuatro aspectos, la aparición del conflicto y del sufrimiento es
automática y se genera una dinámica de conflictividad creciente, una bola de nieve.
• Podemos apagar la llama de los viejos conflictos no resueltos. Una vez suprimida
la posibilidad de encender nuevos conflictos con la llama de los conflictos viejos, estamos
en disposición de ocuparnos de apagar estos viejos conflictos. ¿Por qué se mantienen
encendidos los viejos conflictos? Podríamos decir que por dos conjuntos de causas:
1ª. Porque se dan las circunstancias externas que permiten que la llama de esos
conflictos siga ardiendo.
• Por lo cual tenemos que suprimir las causas profundas, el combustible básico, del
conflicto . Si queremos suprimir de raiz el conflictos y evitar que vuelva a encenderse
debemos disolver las causas profundas, el combustible básico, la posibilidad misma de
que vuelva a darse. Estas causas profundas no son externas a nosotros mismos, sino
que se encuentran en lo más íntimo de nuestra conciencia de ser. El término nirvana se
emplea para designar esta extinción total del soporte básico de todo conflicto.
Desde el punto de vista del Budismo, las causas profundas de todo conflicto y del
sufrimiento que conlleva, reciben el nombre de Tres Venenos. Estos son:
• La ignorancia primordial.
La práctica del Budismo Zen, cuyos tres pilares son: comportamiento moral correcto,
introspección o meditación correcta y visión correcta, tiene como finalidad la
transformación de estos Tres Venenos mediante el cultivo sistemático de sus antídotos.
Estos son:
Si no hay vela, no hay llama. Aunque se dieran todas las circunstancias adecuadas para
la combustión, aunque tengamos encendida y dispuesta otra vieja llama, aunque
tengamos la voluntad de prender un nuevo fuego con esta vieja llama, sin el soporte
básico este fuego no podría ser prendido.
Veamos con un poco más de precisión qué son estos Tres Venenos y sus Antídotos:
• Creemos que este yo permanece fijo, estable e idéntico a sí mismo a lo largo del
tiempo.
y ...
La creencia en el yo polariza la realidad en dos polos: yo (y lo mío) y no-yo (no mío) (los
demás, e.d. los que están "de más", lo suyo).
La mente cegada por la ignorancia traza un círculo psicológico, un límite, una frontera. Al
territorio que se encuentra en el interior del círculo lo llama "yo (y/o mío)". Al exterior del
círculo lo llama "lo otro" (o lo suyo)". El conflicto está entonces servido.
Todo conflicto es siempre un conflicto fronterizo, ya se trate de una frontera psicológica o
de una territorial (aunque en su origen todas las fronteras son psicológicas o mentales).
La independencia de un "yo" para marcar los límites que lo definan choca con la
independencia de otros "yo" para hacer lo mismo.
El apego puede ser definido como una identificación emocional obsesiva con una parte
determinada de la realidad, en concreto, con esa a la que se la ha llamado "yo" (y lo mío).
El deseo, la avidez, la ambición, el ansia, la ansiedad, forman parte de esta misma
familia.
El odio, por su parte, puede ser definido como un rechazo emocional obsesivo hacia una
parte determinada de la realidad, en concreto, hacia esa que hemos llamado "no-yo" (lo
otro). La cólera, la aversión, la descalificación de lo otro son emociones emparentadas de
esta misma familia.
Ahora bien, no siempre se puede obtener lo que se desea, ya lo decían los Rolling
Stones. La acción emprendida por el sujeto en pos de la satisfacción puede encontrar
muchos obstáculos que impidan alcanzar el objeto del deseo. Cuando esto sucede, por lo
general, aparece la cólera, la ira, la furia. La cólera es una emoción destructora. Su
objetivo es destruir el obstáculo que se interpone entre el sujeto que desea y el objeto
deseado.
Volvamos ahora al conflicto fronterizo (nuestra vida cotidiana está llena de pequeños
conflictos fronterizos: intrapersonales e interpersonales).
En realidad, y como espero demostrar, no hay dos maneras. Sólo una: la del diálogo
basado en la interdependencia mutua del yo con lo no-yo.
Veámoslo:
1º. Tenemos que reconocer que la opción que consiste en afirmar la independencia del
yo mediante la fuerza coactiva ha sido y sigue siendo la más recurrente en la mayoría de
nosotros como manera de resolver nuestros conflictos internos, interpersonales e
internacionales. Tenemos que reconocer que aunque el uso de la fuerza coactiva parece
solucionar el conflicto a corto plazo, en realidad lo único que hace es aplazarlo y
enconarlo aún más. ¿Por qué? Porque el uso de la fuerza coactiva no disuelve las causas
profundas de los conflicto. Solamente cambia la polaridad del conflicto.
Para que el yo pueda solucionar mediante el diálogo su conflicto con lo no-yo tiene que
abandonar la opción de la fuerza coactiva.
Seguramente hay muchas maneras de hacerlo. Cada uno debe encontrar la que
concuerde mejor con sus características personales.
Historia del ermitaño, de los dos toros que combatían a orillas del mar.
Esto es lo que vamos a hacer durante este fin de semana: sentarnos, sentirnos, hacernos
íntimos con nosotros mismos y dejar que los dos polos de nuestros conflictos internos se
disuelvan en el océano de paz, calma y luminosidad de nuestra auténtica naturaleza
original. Y vamos a ofrecer esta paz interior conseguida a la Convivencia Pacífica de
todos los seres vivos.