Lunes 1 de Febrero del 2010  -  E L NORT E   op i n ión  9
fricasé
Más humildad y menos arrogancia
en la toma de decisiones para
enfrentar los problemas del mundo es
una de las lecciones más valiosas que se
escucharon en Davos.
A
caba de terminar el Foro Econó-
mico Mundial de Davos, y quién
sabe si los 2 mil 500 invitados
que debieron pagar alojamientos desor-
bitadamente caros en ese resort alpino,
o alguno cercano, quedaron convenci-
dos de si valió la pena o no asistir.
Sobre todo que este año estuvie-
ron ausentes las luminarias del mundo
artístico, pues ni la Jolie ni Bono, ni la
Princesa Rania, ni nadie de esos “ricos y
famosos” asistió: y de hecho el Gobierno
de Estados Unidos mandó a un solo re-
presentante, el rotundo geniecillo Larry
Summers, asesor económico de Obama,
ex presidente de Harvard y ex funciona-
rio del Tesoro.
Fuera de los enfrentamientos entre
banqueros y reguladores (entendible,
pues los segundos les quieren cortar las
alas a los primeros) casi no hubo polé-
micas en Davos este año, sino puro des-
acuerdo: lo mejor fue quizás el llama-
do del Presidente francés, Nicolás S. De
Bruni, quien pidió “el retorno de la ÉTI-
CA y la MORAL en los negocios” (¡suer-
te con eso, amigo Nicolás!) y aprovechó
para burlarse del concepto de que los li-
bres mercados se regulan solos para in-
sistir en que hace falta “precisamente-
regularlos.
Hubo también llamados a los líderes
mundiales a ejercer VALORES y actuar
con responsabilidad social, y etc., etc.
Pero a nuestro gusto algo que mere-
ce comentarse es lo dicho por Sir Peter
Sands, “chairman” del británico Stan-
dard Chartered Bank: “Todos debemos
abrigar un fuerte grado de HUMIL-
De Política y Cosas Peores
Fenómenos
catón
L
o que voy a contar ahora no
es picardía ni humorada: es
verídica historia, y pertene-
ce al mundo de los hechos. En 1810,
un explorador inglés que recorría el
sur de África vio a una mujer nativa
que mostraba unos glúteos gigan-
tescos, descomunales, imponentes,
como jamás ningún hombre blanco
había contemplado. Tanto le asom-
bró aquel enorme y desproporciona-
do trasero que llevó a la mujer, llama-
da Saartjie Baartman, a Cape Town,
y de ahí a Londres, donde la exhibió
como fenómeno de circo –eso que
los americanos llaman “freak”– con
el nombre de “La Venus de los Ho-
tentotes”. Aquella infeliz aborigen
no pudo soportar el clima londinen-
se: poco tiempo después de su llega-
da a Inglaterra se le acabó la vida. Su
muerte, sin embargo, no evitó que
quien la llevó a Europa siguiera co-
brando por verla. El codicioso explo-
rador hizo embalsamar el cuerpo de
Saartjie, y la exhibió otra vez, ahora
en calidad de momia. Increíblemen-
te, los restos de aquella Venus negra,
con su profuso nalgatorio, estuvie-
ron expuestos y luego almacenados
hasta 1985 en el Musée de l’Homme,
en París, y sólo hasta abril del 2002 –
o sea hace menos de ocho años– fue-
ron devueltos al Gobierno de Sudá-
frica y recibieron sepultura. En polí-
tica se dan también esos fenómenos,
insólitas deformidades que llaman
la atención de todos. El más reciente
que hemos visto en México es la im-
pensada alianza del PAN y el PRD.
No es contra natura esa coalición,
pues la naturaleza, purísima como es,
no sabe de política. Tampoco puede
llamarse perversa a tal unión. En el
campo de la política no existe lo per-
verso, que es calificativo de moral, y
nunca los políticos se han sujetado a
la moralidad. Yo critico esa coalición
–y al criticarla me coloco otra vez en
el terreno de lo políticamente inco-
rrecto– porque no es una alianza
“pro”, es una alianza “anti”. Su único
Mirador
ARMANDO FUENTES AGUIRRE
T
orloroto.
Jamás había oído yo esa palabra.
Designa a un instrumento de viento –dice el diccionario– parecido al
orlo. El orlo es ese largo oboe, de dos o más metros de largo, que tocan los al-
deanos de los Alpes y que hemos visto en películas como “Heidi” y otras que
retratan el paisaje alpino. Produce un monótono sonido cuya única variación
es la del eco.
Me pregunto cómo sonará el torloroto. A lo mejor un ceñudo ángel me llama-
rá con él para que comparezca el día del Juicio Universal. Tengo miedo de oír
el torloroto. Su solo nombre, con la cuádruple o, hace que sienta un calosfrío.
¡Cómo quisiera no haber conocido esa palabra, “torloroto”! Bastantes inquie-
tudes llevo ya para cargar también con ésta. Procuro apartar de la mente al
torloroto, pero mientras más lo intento más cala en mí. Por favor, no te mo-
lestes si este día me preguntas: “¿Cómo estás?”, y te respondo con mirada au-
sente: “Torloroto”.
¡Hasta mañana!…
catón
¿Alianzas? Ni a los perredistas
de buena cepa les gusta ese
ayuntamiento, ni a los panistas con ideología
les agrada partir un piñón con quienes
los han deturpado.
Hace falta humildad
DAD acerca de lo que realmente sabe-
mos, y qué tan confiados podemos es-
tar de que las ideas que aplicamos ten-
drán las consecuencias que pensamos
van a tener”.
¡Nos parece un actitud muy sana es-
ta que recomienda Sir Peter de ser HU-
MILDES!
Es claro que si las cosas no salieron
bien (y tan fue así que caímos en una
crisis global que ha costado millones de
empleos y ha destruido trillones de dó-
lares de valor tanto a gobiernos como a
EMPRESAS) ello se debe a que se co-
metieron ERRORES de juicio, de con-
ducción y de ASUMIR confianzuda-
mente ciertas premisas que resultaron
falacias.
Y esto, insistimos, tanto en el sector
público como en el sector privado.
Entonces, por supuesto que asumir
una actitud de humildad ante la proble-
mática, esto es, una actitud de autocríti-
ca, reduciendo el grado de certeza que
esbozamos respecto a todo lo que abor-
damos, resulta una actitud sumamen-
te sana.
Esta tanto para los GOBERNAN-
propósito es ir contra el PRI; dispu-
tarle tal o cual coto de poder. En eso
no hay nada reprobable: la política
es lucha por el poder. Lo malo está
en que esa alianza no presenta una
agenda o programa de trabajo que
muestre a los ciudadanos lo que ha-
rán esos partidos en caso de que lo-
gren evitar que gane el PRI en los es-
tados donde tal coalición tendrá lu-
gar. Al trabar esas alianzas tanto el
PAN como el PRD confiesan su de-
bilidad, y admiten que sólo juntan-
do sus respectivas fuerzas podrán
quizá vencer al candidato priista. El
problema es que ni a los perredistas
de buena cepa les gusta ese increí-
ble ayuntamiento, ni a los panistas
con ideología les agrada eso de an-
dar ahora a partir un piñón con quie-
nes siempre los han deturpado, y que
ni siquiera reconocen al Presidente
Calderón. La alianza PAN–PRD es
uno más de esos goyescos monstruos
que engendra la política. Y la política
es capaz de crear fenómenos más fe-
nomenales aún que “La Venus de los
Hotentotes”… “Dame un tequila –le
pidió Capronio al cantinero en alta
voz–, y sírvele lo que quiera a aque-
lla vieja con cara de lavativa que es-
tá al extremo de la barra”. “Oiga, se-
ñor –se enoja el barman–. Absténga-
se de insultar así a mis clientes”. Des-
de su asiento dice la mujer: “No hay
problema. Acepto el trago que me
ofrece el caballero”. “Muy bien –ce-
de el de la taberna–. ¿Qué le sirvo?”.
Responde ella: “Una copita de agua
tibia”… La señorita Peripalda, cate-
quista, hacía un viaje en autobús. Su-
bió una parejita, y aprovechando la
penumbra que reinaba en el vehículo
se puso a hacer el amor en el asiento
trasero. La señorita Peripalda, estu-
pefacta, no supo cómo reaccionar al
ver aquello. Acabado el trance los no-
vios encendieron sendos cigarrillos.
Entonces sí recobró su compostura
la señorita y se levantó para quejarse
ante el chofer. Le dice la muchacha:
“¿Le molesta el humo?”… FIN.
fricasé
EL ABOGADO DEL PUEBLO
TES como para los LÍDERES empre-
sariales, ya que ambos pueden caer en
la soberbia intelectual: la cual toma la
forma de creerse más de lo que son y, en
consecuencia, abrigar una visión mun-
dial que no concuerda con la realidad y
acarrea como consecuencia darse unas
enramadas de pronóstico reservado.
Altamente cotorreable es también
la “madrina con guante blanco” que el
director del banco Grameen de Bangla-
Contra natura
N
o hay peor pecado que arreme-
ter contra la madre naturaleza.
Nada más aberrante que des-
viarse de su cauce o maldecir sus ins-
trucciones. Nadie tan soberbio como
quien pretende corregirle la ortogra-
fía. Se nos dice que ir contra la naturale-
za es propósito absurdo. En algo tienen
razón: el mar se reirá de quien lo quie-
ra quieto. Pero los que desean sujetar-
nos al imperio natural no lo hacen para
advertirnos de su fuerza, sino para ser-
monearnos con su sabiduría y su miste-
riosa bondad.
Pontifican que la naturaleza es sabia,
pretendiendo que olvidemos su cruel-
dad. Preconizan que la naturaleza per-
fila siempre la virtud, como si no cono-
ciéramos su impiedad. Un hombre que
nunca se vio los pezones llegó a decir
que la naturaleza no hace nada en vano.
La teología se apropió después de esa
confianza para subordinarla a una inte-
ligencia suprema, bondadosa e infalible.
Será entonces que la creación es aleccio-
nadora: de ella aprendemos no sólo cau-
sas y efectos, sino también moralejas.
Nos dicen que nuestras institucio-
nes existen para rendir homenaje a una
inteligencia sobrehumana. Nos advier-
ten que el límite de nuestra voluntad es-
tá en los preceptos naturales. Por ello las
reglas han de escribirse con reverencia,
con humildad: traducir para los hom-
bres aquello que la infalible naturaleza
ha redactado para los planetas, las hor-
migas y las familias.
Si no somos capaces de alterar la ór-
bita de la Luna, no toquemos las institu-
ciones naturales. Se sabe que nunca la le-
tra humana alcanzará la belleza de la ca-
ligrafía original, pero debe tenerla siem-
pre como modelo. Sólo un monstruo co-
mo Oscar Wilde pudo ofender a la natu-
raleza comparándola desventajosamen-
te con el arte. ¡Qué pasados de moda es-
tán los atardeceres! –decía en “La deca-
ELNORTE.COM
BUSQUE también en opinión A:
ROBERTO ZAMARRIPA
El caso de Salvador Cabañas mostró
a una hidra que cada vez más domina
las actividades cotidianas ante
la impotencia de la autoridad.
JUAN ENRÍQUEZ CABOT
Es necesario empezar a aplicar lo que
funciona. Algunos casos demuestran
la importancia que tiene la legitimidad
de las acciones para reducir la violencia.
Jesús Silva-Herzog
Hay quienes ven a la naturaleza
como inapelable carta de
legitimación y todo lo artificial les parece
maligno. Pero la naturaleza no es ordenanza
ética.
ron su EMPLEO, su comida y su mane-
ra de vivir”.
¡Qué razón tiene!
Se nos olvida, a veces, en estas reuni-
ones que los problemas que hay que solu-
cionar con mayor urgencia NO SON los
de los 2 mil 500 asistentes al Foro de Da-
vos, sino los que afectan a los MILLONES
de ciudadanos en todo el mundo que, a
consecuencia de la SOBERBIA de los ban-
queros de inversión y las grandes empre-
desh (pionero de los microcréditos) y sas que prestaron o se endeudaron hasta
Premio Nobel de la Paz 2006 le recetó a el tuétano pensando que la fiesta nunca
los quejumbrosos megabanqueros, quie- terminaría, perdieron sus empleos, su ne-
nes espumaban por la boca cuando Ni- gocio o su forma de ganarse la vida.
colás Sarkozy de Bruni les adelantó que No se puede concebir una plena re-
esperen más controles a la Banca, más cuperación económica sin PLENO em-
regulación y menos bonos y prebendas. pleo a nivel global: crear empleos es
“Los grandes perjudicados (por la pues el imperativo en Davos, en China…
crisis)”, dijo Muhammad Yunus, “NO ¡ y en la Conchinchina!
SON los grandotes; los grandes per-
judicados son los chicos que perdie- fricase@elnorte.com
Jesús Silva-Herzog Márquez
dencia de la mentira”. Ya nadie puede in- Los comisarios de la naturaleza
teresarse en ellos. ¡Sólo el sentimentalis- odian tanto lo artificial como lo diverso.
mo provinciano puede conmoverse con Su paladar es incapaz de saborear las in-
una puesta de sol! Uno de sus personajes constancias. Se han convencido de que
relata la invitación a contemplar la glo- al bien se llega solamente por un camino.
ria del cielo. Al asomarse a la ventana no Están seguros de que la naturaleza ha
pudo ver más que un Turner de segunda querido para nosotros un uniforme. Por
categoría. Una pésima imitadora del ar- eso creen que no hay más familia que la
te resulta la naturaleza. Una puesta de sol suya; que no hay más moral que la suya;
es un cuadro de Turner en su peor época, que no hay comunidad si no es idéntica a
con todas las fallas de su pintura exage- la propia. Desde luego, no es la suya, es la
radas de manera grotesca. auténtica, la natural, la verdadera.
La política no puede seguir la inso- El miedo a lo distinto se esconde en
lencia de Wilde ni los pincelazos de Tur- mandamientos sobrehumanos. Lamen-
ner. Por eso jamás podría darle lecciones tablemente, su dictamen no empata con el
de color a la naturaleza. Su sitio es su- mundo que aparece a quien abre los ojos.
bordinado. La ley de los hombres no tie- Por eso se empeñan en negar lo diferente.
ne permiso para enmendar la naturale- Así, estos ejecutores de la voluntad natu-
za. Pero para serle fiel ha de confiar en ral se sienten circundados por anorma-
sus transcriptores, en aquellos que han les a los que se empeñan en curar. Para el
logrado comprender su mandato. Quie- conservador, la naturaleza es una inape-
nes hablan en nombre de la naturaleza lable carta de legitimación: si es natural,
están convencidos de la unidad de sus es necesario; si es artificial, resulta sospe-
preceptos. A pesar de que el mundo pa- choso o, de plano, maligno.
rece regodearse en la variedad; a pesar He tratado de decir que la natura-
de que el clima, la vegetación y las cul- leza no es ordenanza ética y mucho me-
turas cambian con el tiempo y en la geo- nos recomendación política. Bienveni-
grafía, los descifradores del código na- das las instituciones contra natura; las
tural se empeñan en trazar una única alianzas contra natura; las prácticas
vía de convivencia, un solo camino del contra natura; los deseos contra natu-
bien, un solo modelo de convivencia. Pa- ra. Que a la naturaleza se subordinen las
ra ser adoradores de lo natural no son moscas y los beatos.
muy atentos a su variedad y muy poco
perceptivos de sus caprichos. http://blogjesussilvaherzogm.typepad.com/
tu opinión
La misma eficiencia
Si la eficiencia que
mostró el sábado
la Policía Regia para
detener a la aficionada
extranjera que “violó
el orden” en el Esta-
dio Tecnológico fuera
la misma en la lucha
contra la delincuencia, no estaría el Alcalde Fernando Larra-
zabal justificando los robos de autos por falta de elementos.
JOSÉ EDUARDO GUZMÁN PADILLA
Col. Valle del Seminario, San Pedro
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