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que hay alguien que, como l, ser un nuevo consolador. Cuando Jess
se refiere al Espritu como Consolador, usando el pronombre masculino
singular (l), est identificndolo como una persona: "l dar testimonio
acerca de m" (Juan 15:26). Por lo tanto, el Espritu Santo es divino y es
persona.
3. Los apstoles y al Espritu. Es cierto que cuando los discpulos
recibieron el Espritu Santo, lo sintieron como un poder derramado sobre
ellos por Dios (Hech. 2:23); pero tambin lo reconocieron como la
Persona divina que Jess les haba prometido.
Por ejemplo: en el relato del episodio de Ananas y Safira,
encontramos una clara demostracin de la comprensin que tenan los
discpulos en cuanto a la naturaleza del Espritu. Pedro confront a la
pareja culpada con su pecado, al decirles: "Por qu llen Satans tu
corazn para que mintieses al Espritu Santo [...]. No has mentido a los
hombres, sino a Dios" (Hech. 5:3, 4). Aqu tenemos dos importantes
informaciones. Primera: el Espritu es una persona, porque solamente
podemos mentirles a las personas, no a las cosas. Segunda: l es divino,
porque mentir a l equivale a mentir a Dios.
En el Nuevo Testamento encontramos claras evidencias de que los
apstoles crean que el Espritu era una persona en paridad con el Padre
y el Hijo. Ellos saban que el Espritu Santo habla (Hech. 21:11); ejerce
su voluntad (Hech. 16:6); enva mensajeros (1 Cor. 12:11); intercede
(Rom. 8:26, 34); promueve alegra (Rom. 14:17); etc. Todas esas son
caractersticas de las personas, que nos permiten referirnos
definitivamente al Espritu como tal. Al mencionarlo en conjuncin con el
Padre y con el Hijo, los escritores bblicos estaban testificando respecto
de la unidad de las tres Personas (2 Cor. 13:14; 1:21, 22; Rom. 15:30;
Efe. 2:18; 1 Ped. 1:2; Apoc. 1:4, 5). Como iglesia, sencillamente
proclamamos la clara enseanza bblica sin tratar de explicar el misterio
de la unidad de Dios.
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