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¿Sabían que en este mundo somos los únicos animales en beber leche de otro animal?
¿Existe algo mejor que la leche para una merienda saludable y nutritiva?
Varios investigadores señalaron que la leche de vaca por su composición
rica en fosforo contribuye en realidad a la pérdida de calcio (excreción)
anulando todos sus beneficios. El efecto de los productos lácteos magros o
reducidos en grasas es aun peor si se considera que previenen la absorción
de nutrientes solubles como vitamina A o D, siendo esta última crucial para
la incorporación de calcio. Sabiendo esto ya no creo que un vaso de leche
sea saludable.
Interesante…
¿Y saben porque esas personas no tienen huesos débiles? Porque obtienen todo el calcio que necesitan
de sus alimentos a base de plantas. Estamos hablando de una ilusión que le costó millones a la industria
láctea para asegurarse de que creamos “lo correcto” de los productos lácteos. Hasta establecieron los
requerimientos diarios de calcio, que los mismos gobiernos promueven. ¿Les suena a “1984” o a un
régimen que reprime los derechos individuales?
Un estudio sobre la salud de las enfermeras de la Universidad de Harvard, que duró doce años, concluyó
que el calcio no es un nutriente importante para la densidad de los huesos. Mejor probar con el estroncio.
Es más, los productos lácteos presentan otro problema. A menos que tengan su propia vaca alimentada
con comida orgánica, la leche que se compra en el supermercado es muy diferente a la que aparece en la
imagen de la caja. Viene de vacas confinadas a espacios pequeños, alimentadas con comida procesada y
poco saludable (si es que no contiene animales muertos) y antibióticos (¡y a veces hasta esteroides!). Un
exceso de progesterona de las vacas lecheras puede alterar el balance hormonal humano. Todos estos
elementos se encuentran en la leche que compramos en el supermercado que en última instancia
causan alergias y crean bacterias resistentes a los antibióticos.
Para aquellos que todavía quieran tomar leche de vaca, empiecen a buscar leche de vacas orgánicas. Al
menos están libres de antibióticos, agroquímicos y homogeneización.
Cómprenles a pequeños productores, son más conscientes en lo que respecta al ambiente (menos
transporte, menos contaminación, etc.).
Para aquellos que dejarían de tomar leche si algo natural, tan bueno y rico en nutrientes como la leche
de vaca estuviese disponible, les digo: “¡déjenla ahora porque lo hay!”
Disminuyen los niveles de colesterol alto y las enfermedades cardiovasculares, entre otras
(estudios demostraron que un consumo diario de 47 gramos de proteína de soja contribuye a la
reducción de hasta un 25% en los niveles de colesterol después de apenas unas semanas);
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Traducción para Rede Verde Conservation Network Inc.: Sofia Montironi