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TEMA.

La construcción y evolución del Estado liberal durante el reinado de


Isabel II. Carlismo y guerra civil. Liberales y carlistas. El papel del ejército.

La construcción y evolución del Estado liberal durante el reinado de Isabel II.

Durante el reinado de Isabel II, progresistas, unionistas y moderados se sucederán en el


poder legislando cada uno Constituciones y leyes a su medida. Fuera del sistema quedan
los absolutistas (carlistas) que reclaman el trono para Carlos María Isidro y sus sucesores,
por lo que España se verá envuelta en tres guerras civiles a lo largo del siglo XIX. El cada
vez menor apoyo político y social al sistema hace que, enn el año 1868 , un levantamiento
revolucionario (La "Gloriosa") ponga fin al reinado de Isabel II.

1. Evolución política.
El largo reinado de Isabel II lo dividiremos en las siguientes etapas:

a) La época de las regencias (1833-1843).


· Regencia de María Cristina (1833-1840).
Isabel II tiene tan sólo tres años cuando muere su padre, Fernando VII. Ante esta
situación su madre, María Cristina, se hace cargo del gobierno en nombre de su hija.
El testamento de Fernando VII estableció la creación de un Consejo de Gobierno para
asesorar a Mª Cristina, que estaba formado por absolutistas moderados.La reforma más
importante fue la división provincial, con la que España quedó dividida en 49 provincias.
El país pasa por una época turbulenta ya que los partidarios de Carlos María Isidro,
hermano de Fernando VII (carlistas) se alzan en armas contra los partidarios de Isabel II,
a la que no reconocen sus derechos al trono; es el inicio de las Guerras Carlistas. María
Cristina, si quiere conservar el trono de su hija, no tiene más remedio que pactar con los
liberales, y de esta manera se va a imponer el régimen liberal en España.
Para el funcionamiento del régimen liberal hacía falta una Constitución que la reina
encargó a Martínez de la Rosa, lo que se llamó el Estatuto Real de 1834 (un conjunto de
reglas para convocar unas Cortes). Los progresistas realizaron la reforma agraria liberal
que se caracterizó por la desamortización de Mendizábal.
Un grupo de sargentos da un golpe de Estado en La Granja y piden a la regente que
acepte la Constitución de 1812, pero al redactarla de nuevo y adaptarla, se da lugar
a una Constitución totalmente diferente, la de 1837, una Constitución progresista. Este
mismo año, los moderados (Narváez) se alzan de nuevo con el poder mediante elecciones,
decretan la Ley de Ayuntamientos y limitaron la libertad de imprenta, e iniciaron una
legislación para devolver los bienes al clero. La regente apoyaba la Ley de Ayuntamientos,
lo que provocó un movimiento insurreccional y entonces la regente dimitió de su cargo.
· Regencia de Espartero (1840-1843).
Espartero, con un gran prestigio militar tras conseguir el final de la primera guerra
carlista (Abrazo de Vergara), aglutina a las fuerzas progresistas y se alza con el poder
consiguiendo arrebatar la regencia a María Cristina. Espartero, partidario del
librecambismo, se opone a los industriales catalanes partidarios del proteccionismo, y
acaba bombardeando Barcelona. Un amplio movimiento militar dirigido por el general
Narváez acabó con el poder de Espartero en 1843, quien se exiliará a Inglaterra.

b) La mayoría de edad de Isabel II (1843-1868).


· La década moderada (1844-1854).
Los moderados estaban dirigidos por Narváez, quien impulsó unas política basada en
el liberalismo moderado. Fruto de ese gobierno moderado es la elaboración de la
Constitución de 1845 que recoge las ideas básicas del moderantismo(soberanía
compartida entre rey y Cortes, ampliación del poder ejecutivo en manos de la Corona,
disminución del poder legislativo, sufragio censitario, derechos indiciuales restringidos
etc). El régimen se asentó sobre el predominio de la burguesía terrateniente. La Corona
y el ejército resultaron fieles a este sistema. Los moderados intentaron mejorar las
relaciones con la Iglesia, y por eso firmaron el Concordato con la Santa Sede en 1851.
· El bienio progresista (1854-1856).
Con el pronunciamiento de Vicálvaro de 1854 dirigido por el militar O´Donnell los
progresistas acceden al poder y funadan el partido Unión Liberal. Espartero vuelve del
extranjero y forma gobierno que intenta restaurar los principios del progresismo, también
restauró la Milicia y la Ley Municipal. Emprendieron una serie de reformas económicas
como la Ley Desamortizadora de Madoz y la Ley General de Ferrocarriles, ambas en 1855.
Todas las medidas tomadas por los progresistas no consiguieron acabar con la crisis de
subsistencias lo que produjo huelgas obreras y el levantamiento campesino. El gobierno
presnetó la Ley de Trabajo para mejorar la situación de los obreros. La conflictividad social
produjo discrepancias dentro del partido que acabó dividiéndose.
. Etapa unionista (1856- 1863)
El nuevo gobierno unionista de O'Donnell intentó un equilibrio político combinando los
elementos fundamentales del proyecto moderado con algunas propuestas de los
progresistas más moderados. Él y la reina forzaron la dimisión de Espartero. Destacan las
campañas militares de Marruecos (1859-1860) en las que se distingue Prim. En octubre
de 1856, O'Donnell dejó el gobierno debido a la oposición de los moderados. La reina
lo sustituyó por Narváez. Al gobierno Narváez siguieron dos cortos gabinetes, también
moderados ,que no satisficieron las necesidades del momento, por lo que en 1858 se creo
un gobierno de Unión Liberal, que duró hasta 1863.
. Gobiernos moderados (1863-1868)
Supusieron el retorno de Narváez al poder y la reposición de los principios del
moderantismo. Los gobiernos moderados impusieron una nueva forma autoritaria de
gobierno al margen de las Cortes y los partidos políticos. Por eso los progresistas se
revelaron de nuevo con el apoyo de los demócratas. La situación empeoró por una crisis
de subsistencias que provocó el descontento popular. Durante esta etapa tuvieron lugar
una serie de pronunciamientos liberales en los que participó Prim. O'Donnell se exilió a
Gran Bretaña.

2. La construcción del Estado liberal


Un primer y necesario paso es el desmantelamiento del Antiguo Régimen mediante la
disolución del régimen señorial, la supresión de los gremios y mediante la desamortización
de los bienes del clero realizada inicialmente por Mendizabal.
Par que el sistema político liberal se vaya consolidando poco a poco en España frente a
las ideas absolutistas defendidas por los carlistas, son necesarias una serie de medidas:
una reforma fiscal y judicial mediante la cual se creó el Código Penal, la creación de unas
fuerzas del orden de carácet estatal, la Guardia Civil, la Ley Moyano de educación pública,
la firma de un Concordato con la Santa Sede y la defensa de una serie de reformas
económicas de tipo liberal (destaca la polémica entre proteccionismo y librecambismo).
También se uniformizó el territorio y se centralizó (división en provincias), se impuso el
sistema métrico decimal y se defendió, ante la pérdida de las colonias americanas, una
política exterior de prestigio y colonial (en la que destacan las campañas a Indochina,
México y Marruecos).

Carlismo y guerra civil.

El carlismo fue un movimiento político legitimista de carácter antiliberal y


antirrevolucionario surgido en España en el siglo XIX y que pretendía el establecimiento
de un rey diferente a Isabel y sus sucesores en el trono español, y que en sus orígenes
propugnaba la vuelta al Antiguo Régimen.

La Primera Guerra Carlista fue una guerra civil que se desarrolló en España entre 1833
y 1840 entre los partidarios de Carlos María Isidro de Borbón (carlistas) y los de Isabel II
(cristinos), cuyo gobierno fue originalmente absolutista moderado, y acabó convirtiéndose
en liberal para obtener el apoyo popular.
La guerra comenzó por una cuestión sucesoria, ya que Carlos María de Isidro había sido
el heredero al trono durante el reinado de su hermano Fernando VII, debido a que éste
carecía de descendencia. Sin embargo, el nuevo matrimonio del rey y el embarazo de la
reina abren una nueva posibilidad de sucesión.
El rey publicó la Pragmática Sanción, restableciendo así el derecho sucesorio tradicional
castellano según el cual podían acceder al trono las hijas del rey difunto en caso de morir
el monarca sin hijos varones.
No obstante, Carlos María Isidro, no reconoció a Isabel ni como princesa de Asturias ni
cuando Fernando murió, al ser Isabel fue proclamada reina bajo la regencia de su madre.

Carlos, debido a su tradicionalismo, recibió apoyo mayoritario del campo y las pequeñas
ciudades y de una parte importante del clero, aunque muchos se mantuvieron ambiguos.
En el País Vasco y Navarra obtuvo sus mayores apoyos, así como en zonas de Aragón
y Cataluña. Allí se vio la guerra como una oportunidad de no perder (caso del norte) o
recuperar sus derechos forales, perdidos tras la Guerra de Sucesión (caso de la antigua
Corona de Aragón). El temor a las desamotizaciones fe otra razón importante.
Por otro lado, los liberales y moderados se unieron para apoyar a María Cristina y a su
hija Isabel, ya que vieron en la defensa de los derechos dinásticos de Isabel la posibilidad
del triunfo de sus ideales.

Podemos dividir la primera guerra carlista en tres etapas o períodos diferentes:


- La etapa inicial, comprendida entre 1833 y 1835, es un período, por lo general, de éxitos
carlistas. Zumalácarregui, figura clave en esta etapa carlista, consiguió reunir un amplio
ejército y el dominio de grandes espacios rurales en el País Vasco, pero fracasó en la toma
de capitales, especialmente en Bilbao, ciudad vital para el carlismo para obtener crédito y
reconocimiento internacional. Se trata además de una etapa caracterizada por la extrema
crueldad en ambos bandos con ejecuciones sistemáticas de prisioneros y civiles.

- La segunda etapa abarca los años entre 1836 y 1837 y se caracteriza por su proyección
expedicionaria. A partir de 1835, con la muerte de Zumalacárregui y el levantamiento del
sitio de Bilbao, el predominio carlista se vé reflejado en la realización de expediciones
hacia Castilla y Madrid.
El carlismo ensayó la ruptura de su confinamiento bajo la presión de los liberales y salió
para contactar y consolidar las resistencias de los focos distantes entre sí. Mientras, en
el ejército liberal, Espartero asumió el mando tras el éxito en Bilbao y tuvo que afrontar
esa ofensiva carlista. Se sucedieron numerosas expediciones, entre la que destaca la
expedición real, en 1837, que acampo en las puertas de Madrid, en espera de un
pacto con la regente. Sin embargo, todas estas operaciones fracasaron y los carlistas
no encontraron nuevos respaldos de importancia entre las poblaciones del centro y sur
peninsular.

- La tercera y última fase de la guerra dura desde 1838 a 1840. Viene marcada por la
división interna del carlismo. El bando carlista, desmoralizado y debilitado por los
enfrentamientos internos de sus jefes, sufrió continuas derrotas. Los fracasos militares
provocaron un aumento de las discrepancias que terminaron por dividir a los dirigentes
carlistas en dos facciones opuestas: apostólicos y transaccionales. Esto desembocó en el
Convenio de Vergara, firmado en 1839, entre Espartero y Maroto.
La resistencia se prolongó hastA mediados de 1840 EN EL mAESTRAZGO, pero, en
realidad, la victoria de los liberales era ya definitiva desde la huida de Don Carlos a
Francia y la firma del convenio.

La segunda guerra carlista tuvo lugar fundamentalmente en Cataluña entre


septiembre de 1846 y mayo de 1849 debido, al menos teóricamente, al fracasar los
intentos de casar a Isabel II con el pretendiente carlista, Carlos Luis de Borbón. Sin
embargo, Isabel II terminó casándose con su primo Francisco de Asís de Borbón.
El conflicto, cuestionado por muchos historiadores como tal guerra, fue
fundamentalmente un levantamiento popular en distintos puntos de Cataluña, a causa
de una crisis de subsistencias, una crisis industrial y la oposición a las quintas. Fue una
guerra de guerrillas que con dificultad se extendió a otros territorios (País Vasco,
Extremadura).

Aún hubo una tercera y última guerra carlista, en el Sexenio Revolucionario y el inicio de
la Restauración.

El papel del ejército

Una de las peculiaridades del liberalismo español fue la intromisión de los militares en
la política. Las grandes figuras del período fueron militares como Espartero, Narváez,
O´Donnel, Prim o Serrano, por lo que al reinado de Isabel II se le denomina con
frecuencia "el régimen de los generales". El prestigio de los militares isabelinos tras ganar
la guerra carlista les facilitó sin duda su presencia en las altas esferas de gobierno.
Pero, además, los militares recurrieron al pronunciamiento como método de acceder
al gobierno. No actuaban en nombre del Ejército, sino en nombre del partido con el
que se identificaban, que de esa manera accedía al poder, teniendo en cuenta que la
intromisión de la Corona o el fraude en las elecciones eran los otros métodos de acceder
al gobierno en ese momento en España. Como ejemplos de pronunciamientos, el exitoso
de O´Donnell en Vicálvaro (1854) o el fracasado de De León en 1841 (y que acabó con su
fusilamiento).

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