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Fecha: 17/11/198
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Partes: Stamei S.R.L. c. Universidad Nacional de Buenos Aires
Publicado Colección de Análisis Jurisprudencial Elems. de Derecho Administrativo - Julio
en: Rodolfo Comadira, 524
HECHOS:
SUMARIOS:
TEXTO COMPLETO:
3°) Que si bien los hechos de la causa han sido examinados extensamente
en los pronunciamientos de primera y de segunda instancia, a tal punto que
cabría, en principio, remitirse a lo allí expresado en lo que aquéllos
concierne, una comprensión adecuada de los agravios planteados por los
apelantes impone, empero, la conveniencia de reseñar nuevamente, a pesar
de las inevitables repeticiones, aquellas circunstancias que han de gravitar
en la solución del pleito. Resulta útil para ello separar en tres etapas la
relación contractual que vinculó a las partes, la primera de las cuales
comenzó con el llamado a licitación pública que en el año 1973 formuló la
Universidad de Buenos Aires para erigir la nueva sede de la Facultad de
Filosofía y Letras, dependiente de dicha institución, en el predio que
ocupaba hasta entonces el ex Hospital de Clínicas, delimitado por las calles
Córdoba, José E. Uriburu, Paraguay y Junín. El 11 de marzo de 1974, por
resolución N° 217 de la Universidad, se aprobó la licitación, que preveía el
aprovechamiento de los viejos pabellones hospitalarios mediante su
adecuada remodelación a las nuevas funciones, adjudicándose la obra a la
empresa Stamei S.R.L. por el importe de la oferta (fs. 192 del expte.
30.451/73); suscribiéndose el contrato correspondiente el 22 de abril de
1974 (fs. 2 de la carpeta azul N° 1 agregada). Los trámites de aprobación
de los subcontratos previstos para la ejecución de los trabajos especiales,
no comprendidos en el régimen general de contratación estipulado,
demoraron la puesta en marcha del proyecto, que sólo habría comenzado a
concretarse a mediados de diciembre de ese mismo año. La obra, lejos de
completarse, se vio interrumpida al poco tiempo de su iniciación pues las
nuevas autoridades universitarias, en desacuerdo con los planes de la
conducción anterior, ordenaron su paralización el 24 de enero de 1975 (ver
orden de servicio N° 19 a fs. 15 del expte. citado) y, casi simultáneamente,
encomendaron al delegado interventor en la Facultad de Arquitectura
mediante la resolución (CS) N° 75 "...proceder a la demolición, reparación,
edificación y toda otra tarea que estime indispensable... destinada a
establecer el destino final de dicho predio" (fs. 1 Expte. 35.635).
5°) Que conviene precisar, antes de abordar los agravios planteados por la
actora, que en su demanda esta parte no formuló reclamo alguno derivado
del contrato de obra pública suscripto el 22 de abril de 1974 ni cuestionó la
eficacia del convenio de limitación estipulado en las cuatro primeras
cláusulas del documento del 4 de marzo de 1975. La pretensión que esboza,
por vez primera en su expresión de agravios a fs. 1681/1682, de ampliar el
reclamo indemnizatorio original a los eventuales daños que habría
ocasionado la paralización ordenada por la comitente en la aludida orden de
servicio N° 19 ha sido, pues, correctamente denegada por la Cámara sin
que en el memorial en examen se advierta crítica alguna a la decisión del a
quo en ese sentido. Admitido en mérito a lo expuesto que los derechos que
la empresa invoca son los que emergen de la nueva contratación incluida en
el referido convenio a partir de su cláusula quinta, corresponde
pronunciarse acerca de la impugnación de nulidad que formuló la
demandada y que, en general, no ha sido objeto de controversia en el
memorial de fs. 1799/1811, destinado, casi exclusivamente, a argumentar a
favor de la procedencia del pago de los aludidos certificados. Conviene tener
presente que la impugnación de la demandada se funda en el hecho de
haberse contratado una obra sin respetar el procedimiento de la licitación
pública que impone la ley 13.064. No está cuestionado en la causa el
derecho de la Administración a ocurrir ante el órgano jurisdiccional
competente para obtener la declaración de nulidad del acto emitido por ella
misma en forma irregular, ni tampoco suscita controversia alguna lo
afirmado por el a quo en el sentido de que, aunque se trate de un contrato
parcialmente ejecutado, tal circunstancia no obsta a la viabilidad del planteo
porque el sustento final de éste no es otro que la defensa del interés
público. Sin perjuicio de la insuficiencia del recurso en los aspectos
mencionados, la revisión de los argumentos ensayados por la actora para
defender la validez del contrato de cuya rescisión pretende responsabilizar a
la comitente, facilita el tratamiento del agravio principal, referente a la
improcedencia del pago de los certificados. En tal sentido, cabe advertir que
se ha pretendido justificar la inobservancia del procedimiento licitatorio
mediante razones que en cierta medida se excluyen mutuamente. En
efecto, la actora ha sostenido que ha mediado en el caso una única
contratación y le ha asignado al documento suscripto el 4 de marzo de 1975
el alcance de un mero acuerdo transaccional tendiente a superar los
inconvenientes surgidos a raíz de la ejecución del contrato original (ver fs.
1681 y sigtes.). Paralelamente ha reconocido que podría tratarse de una
obra nueva y no de una simple modificación de la que fue licitada y ha
invocado las razones de urgencia contempladas en el art. 9°, inc. c), de la
ley 13.064 para justificar el trámite anómalo bajo el cual aquélla fue
realizada (ver fs. 1675).
7°) Que esta última tesis ha sido sostenida por la actora al asignar al
convenio impugnado tanto el carácter de una simple modificación del objeto
originalmente pactado (ver fs. 1675) cuanto el de una "compensación"
tendiente a evitar perjuicios mayores para la Administración (fs. 1809/1809
vta.). Ninguna de estas caracterizaciones resulta eficaz a los fines de
justificar el trámite irregular de la adjudicación de la nueva obra. En efecto,
contrariamente a lo afirmado en el sentido de que tal modificación se
encuentra prevista "en la legislación vigente y hasta en los pliegos" (fs.
1675) del punto 1.11.1 de las cláusulas generales del pliego de licitación
que deben considerarse parte integrante del contrato, por así disponerlo
expresamente el art. 2° de este documento, estipula claramente que las
modificaciones o trabajos adicionales a las obras contratadas podrán
disponerse "siempre que no se alteren las bases del contrato" (fs. 23 vta.
del expte. 30.451/73). Un examen de las disposiciones pertinentes de
ambos documentos pone en evidencia que tales bases han experimentado
modificaciones tan substanciales, que equivalen virtualmente a su alteración
en los términos prohibidos por el pliego. En efecto, el art. 1° del contrato
suscripto el 22 de abril de 1974 dispone que el objeto del contrato consiste
en "la remodelación del ex Hospital de Clínicas... para la Facultad de
Filosofía y Letras, en un todo de acuerdo a las especificaciones de la
documentación contractual y conforme la adjudicación dispuesta por
resolución N° 217". En cuanto al sistema de contratación y al monto, el art.
3° prevé que: "Las obras se contratan por el sistema de 'unidad de medida'
sobre las bases de los precios unitarios cotizados por el contratista",
reservándose el sistema de "Coste y costas" para los casos específicamente
detallados en las cláusulas complementarias Bis del Pliego de Condiciones
(fs. 32 a 38) por hasta un monto total de $ 3.500.000. La modalidad del
sistema impuesto por las cláusulas de referencia a los fines de la
determinación del precio de los trabajos principales de albañilería de la obra
se extiende igualmente al método elegido para su medición y
reconocimiento, estableciéndose al efecto que los certificados se liquidarán
conforme a la cantidad de obra realmente ejecutada por el contratista, con
los valores resultantes de aplicar los precios consignados en la lista de ítem,
agrupados por rubros (fs. 32 del expte. 30.451). Asimismo se advierte que
en la sección 2 de las cláusulas complementarias del pliego se pone un
particular énfasis en la necesidad de convenir previamente los precios
cuando se trate de introducir modificaciones en los trabajos contratados
"sean adicionales y/o de deducción" (fs. 33 del expte. citado). Tales
provisiones, que hacen al objeto de la obra, al método para establecer y
controlar su precio y a la forma de contabilizar el pago de los trabajos, se
dejan de lado en el documento suscripto el 4 de marzo de 1975, cuyo
artículo 5°, al disponer que Stamei S.R.L., ejecute los trabajos en el
pabellón que designa como "área Museo" se limita a declarar que la
adjudicación es en compensación por la limitación de obras del contrato
original sin formular indicación alguna acerca del monto presupuestado para
la totalidad de la nueva. No puede dejar de observarse, por otra parte, que
el objeto de esta última tampoco se determina con precisión en el contrato
ya que, no obstante que según el artículo 11 sólo "comprende el pabellón
con frente a la calle Paraguay entre Junín y José E. Uriburu, donde
antiguamente funcionaba el sector de cirugía y quirófano del ex Hospital de
Clínicas y todos sus jardines adyacentes", una simple comunicación interna
posterior (ver fs. 14 del expte. 36.684) incluyó en el área asignada la
reconstrucción de una capilla, circunstancia que contribuye a desdibujar aún
más la significación y el alcance real de la compensación a que
aisladamente alude el art. 5°.
11) Que los agravios que la actora plantea al respecto en el memorial de fs.
1799, suscitan dos tipos de cuestiones. La primera atañe a la eficacia
probatoria de la documentación referida a los fines del cálculo del volumen
real de la obra ejecutada; la segunda concierne al establecimiento de su
valor como instrumentos aptos para fijar el alcance de la condena.
13) Que el informe del perito contador no resulta mucho más esclarecedor
en tal sentido, ya que si bien contiene una prolija referencia a los registros
asentados en los libros de la empresa, declara que no está en condiciones
de indicar el monto de la deuda de la firma con sus subcontratistas y
proveedores al finalizar el ejercicio 1° de febrero de 1975-31 de enero de
1976, período en el que se realizó la construcción del museo y la capilla,
porque "en el balance no figura discriminado en cada una de esas cuentas lo
que corresponde a las distintas obras que la actora realizó en ese ejercicio"
(ver fs. 1377). En el memorial sub examine se pretende reforzar el valor
probatorio de las respuestas del experto remitiéndose al mérito igual que al
efecto le atribuye a las preguntas formuladas por la parte. El argumento no
es atendible, pues si bien cuando se trata de la prueba de confesión lo
afirmado sobre el hecho a que se refiere la posición implica para el ponente
el reconocimiento de su veracidad, cuando, como en el caso, lo que se
ponderan son las contestaciones de los puntos de pericia propuestos por las
partes, el contenido de las preguntas no cumple una función procesal
equivalente. Resulta obvio que la fuerza de convicción que pueda o no
aportar la respuesta concreta del experto no está en función de cómo han
sido formuladas aquéllas sino del valor intrínseco de dicha respuesta para
esclarecer los hechos controvertidos.
14) Que corresponde, por último, pronunciarse acerca de los agravios que
plantea el recurso ordinario interpuesto por la demandada, quien en el
memorial del art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación
cuestiona la condena a pagar los certificados de obra dispuesta por el a quo,
la exclusión de los certificados de variaciones de costos números 14 y 15 de
la excepción de falta de legitimación para obrar, admitida por el juez de
primera instancia, y la devolución de los fondos de reparo correspondientes
a los certificados de obra números 1 a 30.
16) Que en cuanto a las costas, esta Corte comparte las razones expuestas
por el Tribunal apelado para mantener su imposición a la actora respecto de
la excepción que prospera y por su orden en lo que se refiere al fondo del
litigio. Los argumentos propuestos en el memorial de dicha parte a fs. 1810
no justifican una modificación de la distribución dispuesta por la Cámara en
segunda instancia, y, en cuanto a las correspondientes a la presente, la
solución viene impuesta por el resultado de las respectivas apelaciones, por
lo que deben correr por su orden (art. 71 del Código Procesal).