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El mayor, el primero y el grande

Por Fabio Carballo

Marcos 9: 33-40,
“Y vino a Capernaum; y como vino a casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre
vosotros en el camino?} 34 Mas ellos callaron; porque los unos con los otros habían
disputado en el camino, quién de ellos había de ser el mayor. 35 Entónces
sentándose, llamó a los doce, y les dice: El que quisiere ser el primero, será el
postrero de todos, y el servidor de todos. 36 Y tomando a un niño, le puso en medio
de ellos; y tomándole en sus brazos, les dice: 37 El que recibiere en mi nombre a
uno de los tales niños, a mí recibe; y el que a mí recibe, no me recibe a mí, sino al
que me envió. 38 Y le respondió Juan, diciendo: Maestro, hemos visto a uno, que en
tu nombre echaba fuera los demonios, el cual no nos sigue; y se lo vedamos, porque
no nos sigue. 39 Y Jesús le dijo: No se lo vedéis; porque ninguno hay que haga
milagro en mi nombre que luego pueda decir mal de mí. 40 Porque el que no es
contra nosotros, por nosotros es”.

Introducción: Después de una revelación importante, que era necesario para Jesús
padecer y ser muerto, los discípulos entran en una discusión con respecto a su liderazgo
y posición en el círculo del Mesías. Mientras viajaban para Capernaum empezaron a
preguntarse cual de ellos quedaría como líder, muy seguramente después de la muerte
del Señor y mientras llegaba algo que todavía no entendían que era la resurrección. Yo
me imagino un poco la discusión:

La disputa (pienso yo), tenía mucho de lógico, pues ya el Señor les había anunciado su
muerte, de que era necesario padecer por los ancianos y los principales y ser muerto.
Así que bueno, si el Maestro moría, y después resucitaría (aunque en ese momento no se
sabia que era resucitar, lo confundían con su segunda venida), era indispensable ir
pensando quien podía reemplazarlo o asumir tal liderazgo.

Empecemos con nuestro ejercicio de suposiciones, claro de acuerdo a la Biblia:


Andrés: Yo le vi desde que era discípulo de Juan, e inmediatamente le identifiqué como
el Mesías, además le traje a otro, a mi hermano Pedro.
Juan: Pues mi querido Andrés, yo estaba contigo cuando el bautista dijo “he aquí el
Cordero de Dios”, así que, no te puedes atribuir ese privilegio como único.
Pedro: Un momento, Andrés tu me llevaste, pero, él me dijo proféticamente que yo
sería llamado Cefas, él me cambió el nombre y hace poco, cuando yo dije que nosotros
decíamos que él era el Cristo, el hijo del Dios viviente, él me puso el nombre de Pedro.
Así que, ya soy la piedra sobre ustedes.
Felipe: Pero Pedro, Juan, y Andrés, tal vez ustedes fueron los primeros en verlo, pero
yo fui el primer llamado por él, él me dijo “sígueme”, y yo lo hice y le llevé a Natanael
(Bartolomé).
Bartolomé: Así fue, pero él dijo que yo no tengo engaño, quien más puede liderar este
grupo, sino una persona sin engaño, un israelita verdadero y sincero como dijo el
maestro, sólo yo.
Santiago: Un momento queridos amigos, ustedes después de estos maravillosos
encuentros, no le siguieron constantemente, ni siquiera mi hermano Juan, él también se
fue otra vez a pescar, seguro con temor de lo que le había pasado al Bautista, pero yo al
instante dejé las redes, en mi primer llamado, no he vuelto atrás, aparte, mi mamá
Salomé, es hermana de Maria, así que yo soy primo del Señor, y mi mamá le va a pedir
a su sobrino que me deje sentar a su derecha en el reino que le va a instituir. ¿Ustedes
creen que él le va a negar eso a la tía?
Mateo: Yo no sé ustedes que piensen pero para esto se necesita una persona con
experiencia, una persona que sepa llevar bien los negocios y yo fui publicano y a mi
casa el Señor fue a comer, e hice una reunión evangelistica, pues muchos pecadores y
publícanos llegaron a mi casa.
Judas Iscariote: La situación aquí es de administrar, como dice Mateo, pero si el fuera
tan bueno, él llevaría la bolsa, y yo soy el que la llevo, por otro lado, soy el único de
Judá, ustedes son galileos.
Simón el Zelote: Pues si la cosa es de política, yo soy el mejor político, miembro del
partido de patriotas que está contra Roma, así que debería ser yo.
Tomás: Hasta que el no diga, yo no digo nada.
Lebeo y el otro Santiago, eran los únicos votos en blanco.

El Señor Jesús, conociendo lo que pasaba, les interrogó sobre la discusión en el camino,
pero estos hombres callaron, dada la razón de la controversia. Usted se imagina, Pedro
debió de haber dicho: “Maestro, como te van a matar, queremos saber quien quedará en
el liderazgo”.

Aquí sigue una escena importante, él les dice, el que quiera ser el primero será el
postrero y servidor. Esto es algo que sabemos desde hace mucho tiempo pienso. Pero
notemos algo: El cambia la palabra mayor (meizón) por la palabra primero (prothos),
sinónimo de grande (mega). Como pasa también en Lucas (Lucas 9: 46-48). Por el
contrario en Mateo, la palabra continua, mayor (meizon), Mateo 18: 1-4.
¿Porqué pasa esto, cual es la situación diferente, ante aparentemente la misma escena?
Si la Palabra de Dios es pura, debe de existir algo, algo que nos ponga a pensar, algo
que el Espíritu Santo quiera mostrar y que se lo haya mostrado de una manera a Mateo,
de otra a Marcos y de otra a Lucas. Yo sé, yo sé lo que dirá la teología liberal, no se fije
en cada palabra, no sea fanático de las palabras, pero yo creo que si Dios puso en un
lado mayor y primero (o grande) y en otro sólo mayor, es por algo, no por que
simplemente Mateo escribió a los judíos, Marcos a los romanos y Lucas a los griegos.
Mi amigo la Palabra de Dios, no es sólo para romanos, griegos y judíos, es para todos
nosotros y el agradezco a Dios por eso.
Las dos situaciones que quiero que note son las siguientes:

1. En Mateo, donde no se cambia la palabra “mayor” (meizon), la idea es de


volverse como niño, leamos Mateo 18: 1-4. Aunque el verso habla de recibir, el
énfasis de “mayor” está en volverse como niño.
2. En Marcos donde se cambia la palabra “mayor” a “primero”, el énfasis
está en servir a otros. Lea Marcos 9: 35
3. Y en Lucas donde se cambia “mayor” a “grande”, se le brinda
importancia a recibir a un niño. Lea Lucas 9: 46-48

Resumiendo hay tres ideas: El mayor en el reino es el que se vuelve como niño, el
primero es el que sirve a los demás, el grande es el que recibe a un niño en el nombre de
Jesús.
Para mi es muy claro que volverse como niño está hablando de la conversión, y creo
que Mateo me lo muestra con toda refulgencia (Mateo 18: 3). ¡Claro, cuando uno nace
de nuevo es un niño! Así que, es básica la idea: EL MAYOR O EL MAS
IMPORTANTE EN EL REINO DE DIOS, SON LOS NUEVOS HIJOS, SON LOS
NIÑOS DEL REINO.
Para Dios la persona más importante en la iglesia de Copacabana en este momento es la
hermana “XXXX”, ella tiene como 28 años, pero sólo tiene tres semanas de nacida, y en
nuestra iglesia, ella es la persona mayor de todas.

Y yo, combino las otras dos ideas de Marcos y Lucas, en que sentido, en que debemos
de recibir a estos niños, como hijos de Dios, y servirles, aquel que los recibe y les sirve
es el grande y el primero.

Marcos y Lucas nos relatan lo que siguió, ellos dicen que Juan responde: “Maestro,
vimos a uno echando demonios en tu nombre y se lo impedimos”. A lo que el Señor
contesta “no se lo impidáis, porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre que
luego hable mal de mi, y el que no es contra nosotros, por nosotros es”.

Aquí yo me preguntaba: ¿Pero porqué el Señor Jesús, la Sabiduría de lo Alto, el


Admirable Consejero, no les admitió que interpelaran a este exorcista furtivo?
El estaba cometiendo por lo menos tres errores graves:
• No había recibido la autoridad de Jesús para hacerlo
• Utilizaba el nombre de Jesús en forma fetichista (o de amuleto) Actos 19:
13-16. Mateo 12: 27.
• No pertenecía a la congregación del Señor Jesucristo.

Yo pienso que si esto me hubiera pasado y “YYYY” o “ZZZZ” llegan a mi y me dicen:


“pastor un Señor de tal parte estaba echando un demonio, y nosotros le explicamos que
esa no era la forma y que como iba a hacer eso si Jesús no le había autorizado” y yo
seguro les hubiera contestado: “bien muchachos, es bueno darle doctrina a toda esa
gente”

Evidentemente, este hombre no estaba en lo correcto, así que me pregunté porqué el


Señor les dijo, déjenlo, en el verso 42 de Marcos 9. Este hombre era un niño, seguro no
en la forma de la gracia como la conocemos hoy, pero sí en el hecho de que empezaba a
creer en Jesús como el Cristo.

El apóstol Pablo, hablando con los ancianos o pastores de la iglesia de Éfeso, les dice
que Dios los ha puesto por sobreveedores (Actos 20: 28), un sobreveedor es el superior
de los veedores. Un veedor es uno que está observando lo que pasa en determinada
organización para corregir aquello que no está de acuerdo a unas normas o parámetros
establecidos, así que por ejemplo, en Colombia tenemos veedurías ciudadanas, que son
como sitios de fiscalización ciudadana. Yo creo y entiendo que Pablo, habló en Actos
20: 28 a los ancianos de una iglesia local específica, que era la iglesia de Éfeso, la
palabra viene del griego episkopos (obispos), y ésta a su vez, viene de dos epi (sobre)
skopos (mirando), de allí otra palabra como episkopeo, pero específicamente ésta
“episkopos”, sólo aparece en relación con las iglesia locales (como en Timoteo y Tito).
Esta palabra también se relaciona con la que aquí estudiamos Kuluo (vedar o impedir),
pero porque son contrarias es el antónimo. Así que el Señor, con respecto a la iglesia
local habla de ser veedores, pero en lo que se refiere a por fuera de la iglesia muestra de
no impedir a los demás. Esto es a lo que yo llamo una veeduría anti bíblica o incorrecta.

Ahora bien, déjeme poner mis cartas sobre la mesa y concluir este mensaje con lo que le
quiero decir:
Yo pienso que es muy incorrecto usar mecanismos de presión contra las personas para
que acepten nuestras ideas.
Yo quisiera que toda la gente que va a la iglesia leyeran sus biblias diariamente, pero yo
no puedo hacer eso llamándolos todos los días preguntarles si ya lo hicieron.
Yo quisiera que los hermanos oraran todos los días en la mañana y en la noche, pero no
puedo ir a sus casas a regañarlos si no lo hacen.
Yo quiero que la gente sea fiel a los cultos, pero no puedo estar encima de ellos cada
vez que no vienen.
Yo quiero que mi gente no vaya a una iglesia carismática, pero no puedo decirle
simplemente que es un niño y que está cayendo de la gracia. Yo debo enseñarle, debo
servirle.
Yo quiero que todas las hermanas de la iglesia usen faldas decentes, pero no puedo
comprarle la falda o presionarlas de manera que lo hagan diciendo cosas represivas
Yo quiero que toda la gente en la iglesia use la Biblia que yo uso, pero a punta de
insultos a otras versiones o de infamias. No lo podré hacer, esa no es la forma de Dios.
Yo quiero que mi gente sea fiel a la iglesia, pero debo de darle argumentos de porqué y
doctrina sólida y correcta.
Y escúcheme esto, yo debo de tener una forma correcta de decirle a mi hijo de tres años,
porqué no irse todavía de la casa, yo debo tener una forma correcta de decirle a mi hijo
de siete años porqué no irse de la casa y seguir algunas reglas, yo debo tener una forma
correcta de decirle a mi hijo de 15 años porqué seguir en la casa y ayudar en las labores
y visión de la casa, yo debo tener una forma correcta de decirle a mi hijo de 20 años
porque irse de la casa y dejarme criar a otros hijos.

Entonces, el mayor de todos en una iglesia local es el más recién convertido, el primero
de todos, es el que le sirve al mayor. Ojo, el que le sirve no el que busca ser servido. El
grande es el que recibe a estos niños y los entiende y ayuda.
¡Nuestras iglesias están llenas de niños que se creen grandes (recién convertidos que
creen que se las saben todas), de primeros que no sirven (líderes que buscan que los
nuevos les rindan pleitesía, ¡pues ellos saben más!) y de legalistas que no reciben a los
nuevos (hermanos viejos en la fe que se creen más santos que cualquiera)!
Arrepintámonos y respetemos el orden de Dios.

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