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PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ


Patria Roja

"LINEAMIENTOS PARA EL TRABAJO CON LA


JUVENTUD"

¡ LOS JOVENES VIVIENDO Y LUCHANDO POR LA


PATRIA NUEVA, ROJA Y SOCIALISTA !
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PRESENTACIÓN

Existe en el Partida un creciente convencimiento respecto de la


importancia que tiene el trabajo en el seno de la juventud. Se admite
con razón que una de las deficiencias básicas que tenemos es ésta.
Durante años, la atención que se le prestó fue limitada, eventual. El
resultado no ha podido ser más lamentable: limitado vínculo del Partido
con la juventud, reducción de su influencia política, falta de
continuidad en la vertebración de sus cuadros.

Somos el Partido de la juventud, porque somos el Partido del


futuro, escribí Engels, y más tarde retomó Lenin. No debería sorprender
que su militancia se nutra de la juventud. En nuestro caso ha venido
ocurriendo lo contrario: La juventud es la convidada de piedra.

El viraje es imposible sin volver los ojos a la juventud, sin


integrarla a la labor del Partido, sin forjar una nueva generación de
cuadros que recojan lo mejor de nuestra herencia, maduren para colocarse
a la altura de las tareas del presente, y sean capaces de proyectarse de
cara al futuro. No por casualidad hablamos con insistencia de
rectificación y renovación. Dos conceptos inseparables de esta tarea.

El documento LINEAMIENTOS PARA EL TRABAJO JUVENIL es un primer


borrador que entregamos a un número determinado de activistas del
Partido vinculados principalmente al trabajo con la juventud, para
promover un intercambio de opiniones que permita enriquecerlo. El
Partido necesita contar con lineamientos de trabajo para iniciar esta
tarea en forma sistemática y a fondo. Este es el propósito. No es pues,
un documento oficial ni terminado, pero tampoco un proyecto para las
calendas griegas. Nos gana el tiempo, por eso mismo debemos apresurar el
paso.

Invitamos a los cc. a expresarnos con franqueza sus, criterios,


sugerencias, criticas, observaciones, de preferencia par escrito. La
comisión que tiene a su cargo esta tarea estará atenta a fin de
proceder a su reelaboración final, para luego ser sometida a la
dirección nacional.

Muchas cabezas piensan mejor que pocas. Esperamos que esta máxima
tenga frutos excelentes en esta oportunidad.

Lima, Marzo de 1991

Alberto Moreno
Secretario General
del Partido Comunista del Perú
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SUMARIO

Pág.
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1. LA JUVENTUD COMO FUERZA DE TRANSFORMACIÓN REVOLUCIONARIA

La correcta valoración e la juventud como fuerza de transformación


social deberá señalar la importancia demográfica-cuantitativa de este
sector poblacional y, además, constatar los rasgos cualitativos
presentes en la vida de cada joven. Por otro lado no puede estar
conveniente señalar que el tratamiento de la problemática juvenil no
puede estar desligado del drama social que vive el país, de la situación
política y, particularmente, de la necesidad de organizar
revolucionariamente a la nueva generación; logrando de esta manera,
encarar el trabajo juvenil en relación con los procesos históricos-
sociales.

Las cifras estadísticas son ilustrativas al expresar el peso de la


juventud dentro de la población total de nuestro país. Pero el análisis,
como hemos dicho, no debe hacerse con criterios exclusivos de magnitud
puesto que las cifras poblacionales establecen una relación
estrictamente externa, sino que debe profundizar en el contenido y los
rasgos característicos de los jóvenes, es decir en aquello que configura
a la juventud en un grupo dado (problemas sociales determinados,
intereses específicos, etc.); y eso es precisamente lo que vamos a
hacer.

Entonces, ¿Quiénes son y qué es lo que caracteriza a los jóvenes


hacia los cuales vamos a dirigirnos para promover su organización y
concientización política? Coherentes con nuestra concepción marxista de
la sociedad y el mundo, vemos a los individuos en función de las
circunstancias históricas en que se desarrollan. La definición de la
juventud no se puede reducir a la edad, puesto que la maduración
fisiológica y psíquica del joven no tiene plazos rígidos, y varía según
el medio geográfico y las situaciones históricas concretas. Además, la
etapa de la juventud está relacionada con actividades sociales
preestablecidas (período de formación y aprendizaje, de incorporación a
la actividad laboral, etc.) que varían de una sociedad a otra. En
consecuencia, la juventud es un grupo social que tiene características
demográficas y sociales.

La conceptualización de la juventud no sólo es riesgosa cuando se


hace abstracción de las diferentes sociedades en las que se desarrolla y
de las clases sociales clases sociales que en ello luchan, sino que,
inclusive dentro de una misma sociedad, como la nuestra, se producen
situaciones que contradicen los conceptos absolutos que pretender ser
válidos para todas las circunstancias. Por ejemplo, la etapa comprendida
entre los 15 y 24 años se toma Convencionalmente como el periodo que
corresponde a la edad juvenil; sin embargo, la crisis y el agravamiento
de las condiciones de vida en nuestro país, ha disminuido el límite
inferior de ese período al colocar a miles de niños o adolescentes en la
imperiosa necesidad de asumir funciones y responsabilidades sociales de
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"adultos". Son, pues, entonces, el conjunto de condiciones socio-


económicas vigentes en nuestro país, referentes necesarios para
emprender el trabajo juvenil exitosamente.

El rol revolucionario que pueden asumir los jóvenes queda


graficado en la fuerza y el entusiasmo que la nueva generación pone a la
lucha por el cambio y la transformación social a lo largo de la
historia. La actitud renovadora, el espíritu fervoroso de lucha y la
entrega y desprendimiento que se abrigan en los jóvenes, los convierten
en combatientes de primera línea, en la reserva natural de la clase
obrera y el pueblo, hacia los cuales debemos avanzar haciendo a un lado
la desconfianza y el recelo, afirmando la seguridad y fraternidad con
ellos. Está claro que el papel protagónico de la juventud en los
procesos revolucionarios sólo puede cumplirse si muestra buena
disposición para integrarse y fundirse con las masas obreras, campesinas
y con todo el pueblo trabajador, porque la misión de la juventud no
puede entenderse ni justificarse como un propósito aislado,
independiente, distinto autónomo del movimiento popular y revolucionario
en su conjunto, sino por el contrario, contrario, indisolublemente
ligado a él. Los intereses del proletariado y del pueblo son los
intereses de los jóvenes y, por lo tanto, bajo ellos debe desarrollarse
la acción de una juventud auténticamente revolucionaria, democrática,
antiimperialista, socialista.

2. EL CARACTER DE LA JUVENTUD POPULAR REVOLUCIONARIA

¿Qué tipo de organización y qué banderas son necesarias para


unificar políticamente a la juventud peruana, la cual se encuentra en un
evidente estado de desarticulación y dispersión? Responder correctamente
estas interrogantes sólo es posible si partimos del conjunto de
situaciones externas e internas que actúan y están presentes en el
grueso de la juventud, pues únicamente su evaluación precisa y objetiva
nos permitirá formular la propuesta programática y el modelo
organizativo bajo los cuales integraremos a los jóvenes a la lucha
revolucionaria.

1. La juventud como grupo dentro de la estructura social


La categoría juventud engloba a individuos procedentes de
diferentes clases y estratos. En consecuencia, los jóvenes no están
ajenos al conflicto social, ni al significado que éste tiene para
cada clase. Esto es importante porque nos permite visualizar el
fenómeno juvenil en relación con la situación y el movimiento de las
clases en nuestro país. Sin embargo, la juventud como conglomerado
humano posee rasgos particulares y problemas comunes, así como tiene
distinto origen social.
Precisamente, la alternativa política y la forma descentralización
deben tener en cuenta la ubicación clasista de cada joven y los
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rasgos comunes a toda su generación, teniendo en consideración que


el objetivo del partido es ganar influencia en el grueso de la
juventud, unificándola, organizándola y convirtiéndola en una fuerza
activa que luche junto al pueblo por la transformación
revolucionaria de la sociedad peruana.

2. Las actitudes juveniles:


La conducta espontánea o consciente de los jóvenes, es un factor
que indica el grado de receptividad de éstos ante el mensaje
revolucionario. Perseguimos organizar a la juventud, y por lo mismo,
necesitamos que nuestras propuestas sean fértiles y de impacto
acumulativo, al punto que la convocatoria política lanzada genere
una respuesta positiva en las masas juveniles.

Se constata que un numeroso sector de la juventud está ajeno a la


actividad política, que el abstencionismo y la "neutralidad" han
sentado bases, y lo que es peor, existe un manifiesto rechazo y una
real desconfianza ante las organizaciones políticas de izquierda.
Este hecho se explica en la sistemática y creciente ofensiva
reaccionaria que busca aislar a las fuerzas revolucionarias del
movimiento popular y a la ineficacia y errores de la propia
izquierda para trabajar con la juventud. De esta responsabilidad no
se excluye el Partido.

Por ello, es necesario dar una respuesta audaz, creativa y con


suficiente flexibilidad como para permitirnos romper la situación
anteriormente descrita, relanzando la alternativa revolucionaria
para el sector juvenil bajo formas, mecanismos, y métodos apropiados
a las circunstancias políticas e históricas así como a las actitudes
juveniles existentes, sin que por ello cambie su contenido y
profundidad revolucionaria.

3. La actividad organizada de los jóvenes:


La organización de la juventud bajo orientaciones revolucionarias
y la definición de los elementos programáticos y políticos
necesarios para tal fin, requieren, que tengamos en cuenta a las
diversas y multifacéticas formas de organización y participación
que han desarrollado y vienen desarrollando determinados sectores de
la juventud en el país. Sólo entendiendo y valorando correctamente
estos antecedentes, lograremos aprovechar sus avances, estableciendo
una adecuada relación con la diversidad de organizaciones e
instituciones juveniles. Para ello requerimos contar con una
organización política revolucionaria juvenil orientada por el
Partido, que facilite un trabajo amplio en el seno de la juventud y
sus organizaciones, y que permita responder a sus particularidades.
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4. SITUACIÓN POLÍTICA:
Las masas trabajadoras, hoy por lo general todavía inorgánicas y
disgregadas en su accionar político, son el factor principal para
posibilitar una salida revolucionaria a la crisis, constituyéndose
en el eje central del trabajo político. Esto hace impostergable una
inmediata y decidida acción de masas con la juventud trabajadora y
popular que evidencia en ciertos sectores, una actitud positiva a
la lucha democrática, patriótica y transformadora de la
transformadora de la sociedad. Esta actitud puede ser extendida Y
consolidada, derrotando la ofensiva ideológica y manipuladora de los
sectores reaccionarios y comprometiendo el concurso mayoritario de
la juventud con la causa popular, revolucionaria y socialista. De
esta manera capitalizaremos la iniciativa creadora y la lucha que a
su modo desarrollan los jóvenes en pos del cambio y el progreso. No
importan los alcances y límites iniciales de ese cambio, lo
fundamental es que existe una voluntad básica y germinal en las
masas juveniles que hay que aprovechar, canalizar, desarrollar y
organizar con iniciativa, creatividad y audacia.

5. La Situación del Partido:


La debilidad del Partido tiene una de sus causas en la mala
politice de masas asumida, que nos ha llevado a perder espacios e,
influencia y a mermar paulatinamente nuestras fuerzas internas. La
renovación del Partido no puede dejar de tomar en cuenta un sólido
trabajo juvenil de masas, que nos permita obtener nuevas fuerzas
para mejorar y cualificar su acción política. No hay que perder de
vista que la juventud orientada por el Marxismo Leninismo es la
reserva natural del Partido. Uno de los grandes errores en lo que
concierne a la de construcción ha sido el "crecer hacia adentro",
desligando nuestro accionar de las masas populares, y estableciendo
métodos sectarios que impidieron una relación estrecha y dinámica
con éstas. Recogiendo esta experiencia negativa, debemos entender
nuestra labor de cara a las masas juveniles, a la juventud
trabajadora y estudiantil.

El carácter de la JPR queda establecido por los objetivos que


persigue y las fuerzas sociales involucradas en su realización. La nueva
organización juvenil nace para unificar al vasto sector de la juventud
popular, democrática y antiimperialista, y se propone luchar por el
bienestar y la democracia de las mayorías populares, así como por las
reivindicaciones especificas de los jóvenes. Insurge teniendo como norte
la realización de las tareas democráticas y nacionales pendientes, así
como la construcción del socialismo en el Perú; un socialismo que no sea
calco ni copia, sino creación heroica de la clase obrera y el pueblo
peruano.

A partir de lo expuesto anteriormente, y teniendo en cuenta la


Línea General del partido, la JPR deberá guiarse y desarrollarse bajo
Los principios democráticos; revolucionarios, antiimperialistas y
socialistas, luchando contra el bloque de dominación Imperialismo-Gran
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Burguesía, beneficiarios de la miseria y opresión del pueblo y directos


responsables del atraso de país y de las penurias materiales y
espirituales de la juventud peruana.

3. PROGRAMA
El programa debe propiciar la participación masiva de los jóvenes
en la política revolucionaria, unificándolos a partir de sus intereses
comunes, que la crisis y la polarización social han hecho más evidentes.

Con respecto al programa, debemos considerar los siguientes


lineamientos generales:

- Carácter eminentemente político, puesto que abordará la problemática


juvenil en estrecha relación con los problemas globales de la
sociedad, planteando propuestas que cuestionan a la propia estructura
semi-colonial y predominantemente capitalista de la sociedad peruana,
las relaciones sociales basadas en la explotación y el cúmulo de
privilegios que beneficia a una minoría, así como la naturaleza
antidemocrática del Estado Peruano.

- Establece objetivos democrático-revolucionarios y antiimperialistas


que abran paso a la construcción de una nueva sociedad, es decir la
construcción del socialismo como continuación de aquellas tareas. Es
importante para los comunistas entender la etapa de la revolución
popular, democrática y antiimperialista, las tareas derivadas de ella y
el tipo de organizaciones y formas de lucha correspondientes, más aún
si esta lucha se contextualiza en una sociedad como la nuestra:
capitalista-subdesarrollada y sometida al imperialismo.

- La lucha por la democracia, la liberación nacional y el socialismo


como ejes centrales. Estos objetivo son parte del programa mínimo del
Partido, que deben ser desarrollados creativamente en función de las
especificidades del trabajo juvenil, tomando en cuenta las
reivindicaciones propias de este sector.

- Plataformas de lucha concretas.


Además de desarrollar el programa político de la JPR, es necesario
elaborar plataformas de lucha específicas para cada sector de la
juventud: campesinos, obreros, estudiantes, etc. de manera que
hagamos de ellos fuerza organizada para afrontar la lucha, política
cotidiana, dando respuesta a las aspiraciones, y reivindicaciones
inmediatas de los jóvenes. El programa y las diferentes plataformas
permitirán además, cumplir una adecuada labor de agitación y
propaganda.
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4. PRIORIDADES

Una vez establecida la necesidad y la decisión de trabajar con la


juventud debemos resolver la pregunta de cómo iniciar el trabajo
político-organizativo con ella. No podemos empezar a trabajar con todos
los sectores de la juventud a la vez, sino que requerimos analizar
cuidadosamente cuáles son aquellos hacia los que debemos dirigir de
manera prioritaria nuestro accionar, para a partir de éstos,
proyectarnos hacia los demás sectores juveniles.

Ahora bien, ¿Cómo debemos establecer estas prioridades? Esta no


puede ser una elección al azar, ni mucho menos la materialización de
nuestros deseos subjetivos. Para desarrollar las prioridades de
nuestro trabajo requerimos hacer un análisis científico de la situación
de la juventud y de las condiciones del Partido. El hecho de definir
prioridades no significa excluir de nuestro trabajo a otros sectores de
la juventud que no estén contenidos en ésta, sino nuestra en de mayor
importancia para el cumplimiento de los grandes objetivos estratégicos y
tácticos de la presente etapa, para desde allí, abarcar el amplio
espectro de la juventud popular en su conjunto.

Es necesario tener presente dos aspectos fundamentales en el


tratamiento de la cuestión: en primer lugar., hacia qué sectores de la
juventud dirigiremos de manera fundamental nuestro trabajo, y en segundo
lugar, en qué lugares geográficos centraremos nuestro accionar, teniendo
en cuenta los siguientes elementos:

-La experiencia previa de relación política del partido con la


juventud. Es decir, elaborar un balance del trabajo realizado con la
juventud, rescatando lo positivo y señalado claramente los errores y
limitaciones. De tal manera que la nueva organización se nutrirá de
la experiencia acumulada, reafirmándose en los aciertos y desechando
los viejos lastres y equivocaciones.

-Las actitudes políticas y las condiciones objetivas de los diversos


sectores y grupos de la juventud.

-Los frentes de trabajo y niveles de organización con que cuenta el


Partido y que puedan coadyuvar al desarrollo del trabajo juvenil.
Esto es, la integración al proyecto juvenil proyecto juvenil de
aquellos frentes que de alguna manera tengan relación con la
juventud, como por ejemplo el magisterio, el frente femenino,
campesino, barrial, entre otros.

-Las prioridades de construcción de bases políticas revolucionarias


contempladas en el Plan General del Partido. Puesto que la
organización de la juventud busca ser un factor de fortalecimiento
del trabajo revolucionario como del propio partido, esta debe girar
en torno a los objetivos y orientaciones estratégicas existentes. De
lo que se trata es de concentrar fuerzas y esfuerzos en una sola
dirección, y no de dispersarlas.
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1. Sectores prioritarios para el trabajo juvenil

Se establece como primera prioridad el sector estudiantil secundario,


así como los estudiantes de institutos superiores, pedagógicos,
tecnológicos, escuelas de arte y pre-universitarios, por las razones
que explicamos a continuación:

Estudiantes secundarios
a) La escuela es una institución que se ha venido masificando en
nuestro país. Un trabajo con los estudiantes secundarios permite
una labor política y de organización con proyección a diferentes
sectores juveniles, fundamentalmente a las masas juveniles
populares.

b) La escuela reproduce parte de las contradicciones del sistema de


dominación capitalista, reflejando conflictos de clase en términos
económicos y materiales, y también en términos de valores
socioculturales, generándose las condiciones para una rápida
concientización política de los jóvenes estudiante. Esta
concientización en edad temprana (12-18 años), ayuda a lograr una
mejor formación de militantes .integrales, puesto que el joven
define sus rasgos básicos de personalidad, sus valores y principios
en ese estadio de su vida.

Por otro lado, la escuela representa, potencialmente un centro de


discusión de ideas que ayuda a lograr la formación integral de
cuadros, líderes y activistas revolucionarios al calor del debate y
la discusión fructífera.

c) El trabajo con los jóvenes secundarios aseguraría un trabajo


político posterior con los demás frentes del partido, pues la
escuela es un punto de convergencia temporal después del cual los
Jóvenes pasarán a formar parte de los diferentes sectores sociales,
en términos de actividad económica: obreros, campesinos,
ambulantes, empleados, etc., o formarán parte del sector
estudiantil superior.

d) A diferencia de los otros sectores de la juventud, los


estudiantes secundarios y de niveles superiores, están nucleados en
un centro de masas, hecho que facilita las tareas políticas de
organización. A este centro de masas no solamente confluyen
estudiantes, sino también maestros y trabajadores no docentes,
además de lograr movilizar también a los padres de familia, es
decir, al conjunto de la comunidad.

Estudiantes de institutos superiores


Este sector estudiantil recibe una formación relativamente rápida,
que le permite ingresar en corto tiempo al proceso educativo y
productivo del país, muchas veces inclusive antes de haber
culminado los estudios. Por otro lado, los institutos superiores se
están convirtiendo en una alternativa de mayor atractivo para la
juventud, pues representa una salida más rápida que la universidad
para solucionar sus problemas de subsistencia. Esto ha generado la
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acelerada masificación de este nivel educativo.

Los Estudiantes Universitarios


Se establece como segunda prioridad a sector estudiantil
universitario.
Por sus características de centro de discusión de ideas y formación
de profesionales, es en la universidad donde se pone en debate
permanente las grandes propuestas ideológicas y políticas para el
desarrollo de la sociedad. Esta ha sido y sigue siendo una cantera
importante de formación de cuadros políticos y un espacio de
movilización y efervescencia de la juventud estudiantil.

2. Otros sectores juveniles que debemos organizar


Como decíamos al inicio, establecer prioridades no significa
excluir a los demás sectores de la juventud, por lo tanto, allí donde
las condiciones nos lo permitan, debemos también organizar a otros
estamentos de la juventud, tales como:
- Jóvenes relacionados al sector informal: ambulantes y
pequeños productores.
- Jóvenes obreros.
- Jóvenes campesinos.
- Jóvenes artistas e intelectuales.
- La juventud desocupada.

5. POLITICA DE MASAS

La política de masas con la juventud constituye un factor


fundamental para lograr el objetivo estratégico que buscamos en el
actual período generar un movimiento juvenil revolucionario de masas,
que se integre al proceso de lucha política de la clase obrera y el
pueblo, Contribuyendo a la realización de las tareas democráticas y
nacionales, y a la construcción de una nueva sociedad. De esta manera la
Línea de Masas definirá y determinará los avances de organización y
movilización de la juventud en la medida en que sea correctamente
desarrollada.

La Juventud Popular Revolucionaria deberá ser construida como una


organización de vanguardia de la juventud peruana, porque ve más lejos
que el resto de la juventud, porque cuenta con una organización de
combate, porque practica una disciplina consciente, porque es
efectivamente, una fuerza dirigente del movimiento juvenil en la lucha
por la transformación revolucionaria de la sociedad peruana, en cuya
bandera se inscriben los ideales del socialismo. En razón de ello, su
construcción implica un proceso en el que se conjugan el trabajo
ideológico, teórico, político, organizativo y de autodefensa. Pero una
organización de avanzada, de vanguardia, carece de sentido si no tiene
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fuerzas que dirigir, masas que conducir y de la cual nutrirse


simultáneamente. Estimulará e impulsará la organización de la juventud
en todas sus formas, su unificación y centralización, trabajando con
iniciativa y creatividad, sin renunciar a ninguna forma de organización
o de lucha que la situación requiera. Prestará atención a la actividad
en la juventud obrera, campesina, barrial, estudiantil, informal,
desocupada; en sus gremios, sindicatos, asociaciones, clubes, o
cualquier otra forma organizativa que sea necesaria y que brote de las
condiciones mismas del movimiento juvenil. De otro lado, se debe partir
de la situación del movimiento juvenil y de si problemática especifica
para levantar una alternativa democrática, nacionalista, popular,
dirigida a la construcción de una patria renovada, desarrollada,
integrada, libre de toda forma de opresión extranjera, sin la cual es
imposible unificar y centralizar al mayoritario contingente juvenil del
país.

La política de masas permitirá al Partido y a la JPR desarrollar


una intima relación con los diversos sectores de la juventud popular, en
tanto ésta representa la fuerza social movilizadora de la juventud
peruana; teniendo en perspectiva su integración, como agente
fundamental, al proyecto revolucionario. La política de masas debe
contener y desarrollar ciertos rasgos que expresen la naturaleza
específica y las actitudes de las masas juveniles:

a) Trabajo en el seno de las masas juveniles:


Es indispensable que el Partido comprenda y asuma correctamente el
significado de "trabajar en el seno de las masas juveniles". Esto
indica la necesidad de una vinculación estrecha y directa entre él
Partido y la juventud popular, entendiendo que de esa relación
surgen las fuerzas que potencian nuestras filas y que además
permiten influir, concientizar y organizar al grueso de la juventud.

b) Un accionar democrático:
Todavía mantenemos rezagos de conductas burocráticas,
antidemocráticas y sectarias, de actitudes paternalistas y
manipulatorias en relación a la juventud. Debemos replantear
ideológicamente esta actitud, y corregirla en la práctica misma. La
valoración y el respeto, de los esfuerzos organizativos que nacen en
de la propia juventud, así como la relación con las masas juveniles
no organizadas nos permitirá conquistar la confianza de los jóvenes
y ejercer una real dirección política. Es pertinente asumir una
justa posición en lo concerniente a la hegemonía, frecuentemente
confundida con prácticas hegemonístas y sectarias que tanto daño
hacen al movimiento popular y revolucionario.

c) Comunicación adecuada, eficaz y juvenil:


Uno de los errores comunes que caracteriza al Partido es su descuido
de la juventud, la poca atención que le presta, y por eso mismo, su
conocimiento superficial de la juventud peruana actual, de sus
problemas, expectativas, inquietudes, psicología, estado de ánimo.
Sin tener un conocimiento sistemático de la juventud, n estaremos en
condiciones de orientarla debidamente, ni de comunicarnos con ella
con la fluidez del caso. La utilización del lenguaje, el
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perfeccionamiento de métodos de trabajo, el uso apropiado de formas


de acercamiento y vinculación con ella, son elementos a replantear
en nuestro trabajo juvenil. Si no logramos contar con una
comunicación fluida, ágil, efectiva con la juventud; si no logramos
interesarla en nuestras propuestas y objetivos, en las orientaciones
de nuestros documentos, éstos no dejarán de ser sólo eso: propuestas
y documentos. La juventud necesita contar con sus propios símbolos,
métodos, formas de trabajo, que correspondan a sus peculiaridades.
Pretender trasladar mecánicamente lo que es propio del partido a
la juventud, sin considerar las diferencias generacionales, sólo
conducirá a errores.

6. POLITICA DE CUADROS

La envergadura del trabajo juvenil y su carácter nacional hacen


indispensable la inmediata disponibilidad de un contingente de
militantes, activistas y cuadros que garanticen la conducción política
y la coherencia orgánica de la JPR. Sin embargo, el Partido no cuenta
con el número suficiente de dirigentes capaces de llevar adelante este
proyecto, lo cual hace más necesario que nunca, poner en práctica una
política eficiente y rápida de formación y promoción de nuevos cuadros
para el trabajo juvenil. Para lograr esto, es indispensable iniciar
cuanto antes el trabajo con las masas juveniles, pues es sólo a partir
de ello que podremos ampliar y Cualificar, seleccionar y capacitar a sus
elementos avanzados, vinculándolos al trabajo práctico, y de esta manera
ampliar nuestra militancia. Existe una doble relación entre la política
¿le cuadros y la línea de masas: no podemos formar nuevos cuadros y
militantes si no ponemos, en práctica una política de masas que nos
permita llegar a la juventud popular y ganarla a la JPR y al Partido, y
por otro lado, Sólo podremos desarrollar adecuadamente nuestra política
de masas si contamos con cuadros suficientes y capaces. Estos dos
aspectos no queden ser entendidos aisladamente, ya que sólo en la
medida en que los desarrollemos de manera integrada, podremos lograr los
objetivos específicos de ambas políticas.

¿Que tipo de cuadros juveniles necesitamos?


Definida la orientación política, los objetivos y las tareas, el
problema, se traslada a los cuadros y a los métodos que permitan
llevarlos a cabo. Los cuadros constituyen la espina dorsal de toda
organización. Su selección, formación, promoción, cualificación,
deben constituir una preocupación permanente si se aspira a
construir un movimiento juvenil revolucionario de alcance nacional y
de vigencia popular. Está en primer lugar su educación ideológica,
teórica y política marxista-leninista; en segundo lugar, su
capacidad de vincularse con las masas trabajar adecuadamente en el
seno de ellas; en tercer lugar, su serio sentido de organización,
de disciplina, de disposición a la lucha; en cuarto lugar, su
fortaleza moral, iniciativa y creatividad, inseparables de una
actitud critica y autocrática constante; en quinto lugar, su
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desarrollo integral como persona y como revolucionario, su amplitud


de miras, distante de todo dogmatismo y sectarismo, pero también de
todo comportamiento reformista y liberal. No aspiramos a forjar
súper hombres, porque ello está fuera de la realidad, sino
combatientes nutridos de altos ideales, abiertos a las conquistas
nobles de la humanidad, libres del espíritu egoísta e individualista
propios del capitalismo en decadencia, capaces de unir en un todo
único sus principios y su práctica, sus palabras y sus hechos. No es
fácil, desde luego, el logro de esta tarea, pero no hay otro camino
si aspiramos a construir un mundo nuevo. Poseemos la ventaja de
contar con el prototipo de un auténtico combatiente revolucionario
en la figura del amauta José Carlos Mariátegui, el maestro de la
juventud h el símbolo del hombre nuevo.

Sin embargo, el trabajo juvenil presenta aspectos que lo diferencia


de otros campos de actividad del Partido, por lo tanto, los cuadros
juveniles que debemos forjar, deben poseer características adecuadas
al tipo de trabajo que les compete al sector de la población donde
asentará sus fuerzas:

a) En primer lugar (y aunque parezca obvio es importante señalarlo),


requerimos cuadros jóvenes, ¿Quiénes sino los mismos jóvenes
pueden entender y vincularse mejor con la juventud? Para ello
debemos evitar que los cuadros y dirigentes se perpetúen en sus
responsabilidades y cargos, aún cuando su desempeño fuera bueno,
pues debemos entender que para un militante del Partido el
trabajo juvenil es transitorio, de lo contrario tendremos una
"juventud" dirigida por veteranos. La promoción de los cuadros
debe ser un proceso ágil y dinámico, desechando el recelo y la
desconfianza hacia el joven. Un cuadro juvenil debe tener la
capacidad y responsabilidad de formar nuevos cuadros, generando un
efecto Multiplicador basado en una labor educativa permanente

En una primera etapa, esta recomendación puede ser difícil de


llevarla a la práctica, pues el partido tendrá que destacar al
trabajo juvenil a los cuadros con que cuente, aún cuando éstos no
sean jóvenes. Pero ello sólo se justifica en una primera etapa, en
la que necesitamos impulsar la organización de la juventud
basándonos en las fuerzas con que disponemos actualmente.

b) El trabajo juvenil tiene la perspectiva de ampliarse y


multiplicarse rápidamente, lo cual hará difícil que los dirigentes
puedan resolver de manera rápida y efectiva todas las necesidades
y problemas que se vayan presentando en la práctica misma. Por
ello, requerimos cuadros con gran iniciativa, capaces de dar
respuesta a los problemas de la juventud y a la vez, lograr los
objetivos político-organizativos planteados, en suma, cuadros que
puedan resolver los grandes y pequeños problemas del trabajo
político cotidiano, sin perder de vista, en ningún momento, los
propósitos estratégicos que nos anima a su organización.

c) El carácter de a JPR, exige de nuestros cuadros una amplitud de


criterio y un accionar democrático que posibiliten una relación
política adecuada con los diferentes sectores de la juventud. Las
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actitudes dogmáticas y el accionar sectario pueden llevarnos al


aislamiento y al fracaso de la política de masas.

En general, necesitamos cuadros altamente capacitados, poseedores de


una disciplina férrea forjada en la lucha, nutridos de entusiasmo,
iniciativa y espíritu partidista, que conozcan y comprendan la
realidad juvenil y que pongan en práctica métodos y estilos de
trabajo adecuados para este sector.

¿Cómo formar, capacitar y promover nuevos cuadros juveniles?


a) Formación ideológica y política
No podemos dejar a la libre iniciativa y al esfuerzo aislado o
individual la formación y cualificación de nuestros cuadros juveniles.
Es necesario desarrollar y aplicar planes sistemáticos de formación
ideológica y política marxista-leninista a nivel nacional, regional,
etc., los cuales deben tener en la práctica un elemento fundamental
para la educación y formación de los activistas revolucionarios, pues
la labor de formación no sólo debe estar íntimamente ligada a la
práctica política, sino que no puede entenderse al margen de ella.
Requerimos, además, forjar una juventud revolucionaria con una visión
integral de la realidad nacional, de su historia y su pueblo, abierta
al mundo y al futuro, apta en el trabajo legal e ilegal, abierto y
secreto.

b) Especialización
El tipo de formación que impartiremos a los militantes cuadros y
dirigentes juveniles, si bien debe darles una adecuada formación
ideológica y política, también requiere desarrollar, en ellos, niveles
de especialización que les permita dominar determinadas áreas de
trabajo, dotando a la labor revolucionaria de mayor eficiencia. No
sólo requerimos ser tan eficientes como aquellos que quieren perpetuar
la situación de explotación y dominación de nuestro pueblo, sino que
para derrotarlos necesitamos desarrollar un trabajo superior al de
ellos; de allí la necesidad de cualificar y especializar
constantemente a nuestros cuadros.

La organización de la juventud requiere cuadros propagandistas,


educadores, agitadores y especialmente, organizadores; sobre todo
teniendo en cuenta que en esta primera etapa de construcción de una
nueva organización, el trabajo organizativo tiene una importancia
relevante.

Selección, distribución y atención de los Cuadros


La presencia de algunos rasgos y cualidades en los activistas
juveniles nos permitirán establecer un proceso de selección y
distribución de cuadros, acorde con las necesidades del Partido en el
trabajo juvenil. Debemos también, tener en cuenta la importancia que
tiene la atención económica de nuestros cuadros así como el apoyo
espiritual y moral que requieran, pues la inestabilidad que sufre el
joven en esta sociedad, hacen aún más necesario el cuidado de nuestros
cuadros juveniles.
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7. METODOS Y ESTILOS DE TRABAJO

Los grandes problemas del partido, el proceso de adaptación al


democratismo burgués y la secuela de lastres que esto trae consigo, no
han ido fundamentalmente por el lado de la concepción de sus políticas y
principios, es decir por aquello que ha escrito y difundido, sino
principalmente las distorsiones que se han producido por la presencia de
métodos de dirección y de trabajo incorrectos, que han marcado su
accionar político hasta hoy y que se han venido institucionalizando en
sus militantes, cuadros y dirigentes. De esta manera se ha venido
generando un desfase cada vez mayor entre lo que el partido dice y lo
que hace.

La nueva organización juvenil que construiremos, debe pues, ser


severamente critica con los malos estilos y métodos de trabajo que
reinan al interior del partido, estableciendo, desde un principio,
formas correctas de acercamiento a las masas que propicien una relación
dinámica Partido-Juventud, una práctica política clara y consecuente, un
estilo que una teoría y práctica, centralismo y democracia, palabra y
acción, critica y autocrítica, sencillez y honestidad, capacidad de
entrega, ligazón con las masas, que restablezcan la confianza de la
juventud en la actividad político y en sus jóvenes dirigentes. No
queremos en el partido, ni mucho menos en el trabajo juvenil oradores de
profesión y a tiempo completo, pero divorciados de las masas, de la
práctica revolucionaria; no queremos ya predicadores de locuacidad
brillante y magro accionar. Prediquemos con nuestra práctica, eduquemos
con nuestro ejemplo y consecuencia, sólo de esta manera lograremos un
real acercamiento a la juventud popular, sólo así las ganaremos a la
lucha revolucionaria.

Los jóvenes, como hemos dicho, tienen una gran capacidad de


entrega, están en una búsqueda constante de la verdad, pues se
encuentran en un proceso de definición de sus principio y valores, en la
búsqueda de una identidad; pero también se caracterizan por
decepcionarse fácilmente cuando comprueban que aquello por lo que luchan
no sirve, no da resultados o no es lo que dice ser. Por lo tanto,
debemos fomentar en los jóvenes, en los nuevos militantes confianza en
la revolución, convicción de que lo que hacen es correcto, necesario y
valioso, porque sólo así, este joven se entregará totalmente a la causa
revolucionaria.

Los métodos de trabajo con la juventud no pueden ser siempre los


mismos que los del partido. La juventud tiene características
específicas que exige poner en práctica nuevas formas de trabajo con
ella, métodos que por las cualidades propias del tipo de organización
que se quiere construir, sean más dinámicas y presenten cierta
flexibilidad, sin poner en peligro los principios marxistas.

Las formas de trabajo con la juventud deben renovarse


constantemente, de manera que se adecuen a las nuevas condiciones
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objetivas y formas de lucha en cada momento o situación concreta. Esto


no es posible si no ponemos en práctica una labor de evaluación
política permanente, lo cual a su vez es irrealizable si contamos con
políticas concretas, planes de trabajo y si no tenemos una relación
dinámica con las masas juveniles, pues ¿en base a qué podemos percibir
los cambios si nuestra labor política no está enraizada en el pueblo?
El trabajo juvenil debe estar dotado de una "vocación de cambio" hasta
en su propio accionar político, debe emplear métodos que sean
atractivos para la juventud, por un lado, y que nos lleve a lograr de
mejor manera nuestros objetivos revolucionarios, del otro. Esto supone
conjugar una consecuente política de principios con la flexibilidad en
el terreno de la táctica.

Existen principios básicos a partir de los cuales se desarrollan


la táctica, los métodos de trabajo y los de dirección. Los primeros
tienden a ser permanentes, pues son esenciales. Los segundos deben
adecuarse al momento político y las condiciones reales del sector o la
clase con la que se trabaje políticamente. En el momento en que estos
métodos dejen de ser los adecuados porque no corresponden a nuevas
realidades, hay que renovarlos por otros mejores, más eficientes, más
útiles a los propósitos que perseguimos en cada momento dado.

Esto quiere decir pues, que los métodos de trabajo con los jóvenes
deben ser bastante dinámicos, flexibles y creativos, adecuándose
permanentemente a las nuevas condiciones políticas. Y ello sólo se
logrará con mucha iniciativa y con esta vocación de cambio y de
perfeccionamiento constantes como estilo de trabajo propio del
marxismo-leninismo creador.

Será una tarea difícil para el Partido, acostumbrado a formas de


trabajo político muchas veces rezagados, poner en práctica, de la noche
a la mañana, métodos distintos a los acostumbrados. La fuerza de la
costumbre suele tirar muy fuerte, y a muchos nos lleva la corriente.
Sin embargo, la juventud está llena de energías, de creatividad, si no
veamos las formas increíbles que tienen de sobrevivir y sobreponerse a
la crisis. Pues bien, aprovechemos políticamente este ímpetu y
creatividad, nutrámonos de las formas peculiares de vida y acción de la
juventud, dándole contenido político; dirijamos estas energías
desbordantes hacia los objetivos revolucionarios. De esta manera, no
sólo lograremos crear una identidad de los jóvenes hacia nuestro
accionar político, sino también el partido se verá cualificado y
dinamizado. Solemos ir a las masas e imponer métodos que nosotros
consideramos correctos, pero que por no serlos, no generamos interés
en ellas. Si tomamos el camino inverso podemos aprovechar mejor su
potencial y nuestra labor será más fructífera.

Dirección real y legítima


La JPR debe ganar la dirección al interior del movimiento juvenil, y
a su partido debe asegurar su dirección en la JPR. Esta dirección y
hegemonía debe ser real, es que las políticas del partido y la JPR
sean asumidas por las masas juveniles, y no como suele ocurrir,
confundidas con prácticas que consideran que ser dirección y hegemonía
es copar, a cualquier precio, los núcleos .dirigentes. Esto no siempre
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refleja una dirección real sino un trabajo burocrático y de cúpulas.


Por otro lado; esta dirección debe ser legítima. ¿Qué queremos decir
con esta? Que las bases deben sentirse representadas por su dirección,
que esta actividad política debe sustentarse en un trabajo enraizado
en el serio de las masas juveniles. Nos atenemos al, principio de que
el Partido y la JPR dirigen, persuaden a las masas, no les imponen
autoritariamente sus puntos de vista v decisiones.

Rasgos Específicos
Los métodos y estilos de trabajo que debe tener presente siempre la
organización juvenil revolucionaria son por lo menos los siguientes:
a) Revalorar y poner en práctica la dirección colectiva y la
responsabilidad Individual y colectiva.
b) Buscar la verdad en los hechos. Partir en todo instante de la
realidad y no de los deseos subjetivos.
c) Delegar responsabilidad en lugar de concentrarlas en una o pocas
personas de esta manera se logrará un trabajo más eficiente y se
promoverán nuevos cuadros y dirigentes.
d) Consecuente aplicación y uso correcto del centralismo democrático.
e) Lucha permanente. Por la unidad ideológica, política organizativa,
desechando toda forma de liberalismo o fraccionalismo.
f) Saber persuadir antes, que imponer las decisiones políticas de
organismos dirigentes.
e) Aferrarse al eslabón clave da la tarea o táctica, evitando realizar
muchas tareas al mismo tiempo.
h) Control regular de las tareas. Tarea que se decide, se cumple
cueste lo que cueste. Sin un control de las tareas, de su
cumplimiento, será imposible sistematizar los resultados,
perfeccionar, o corregir las políticas o tácticas, descubrir y
corregir a tiempo los errores.
i) Desarrollar un lenguaje apropiado para la juventud, que posibilité
una comunicación directa con ella, y por eso mismo eficaz.
j) Saber recoger el humor de la juventud, sus inquietudes,
preocupaciones, de modo que esté en capacidad de desarrollar
actividades que le sean atractivas, aprovechando las posibilidades
del teatro, música, danza, folklore, poesía, deporte, etc. De esta
manera no sólo se revalorizará la cultura nacional, sino que se
crearán canales de participación adecuados para los diferentes
sectores juveniles.

Estilos de trabajo
En lo concerniente a los estilos de trabajo, esto es, a lo rasgos
básicos que caracterizan el trabajo revolucionario, que le, son
propios porque, expresan de manera concreta sus postulados
ideológicos, podemos considerar los siguientes:
a) Estrecha unidad entre la teoría y la práctica.
b) Vinculación permanente con las masas, sus luchas, su trabaja. El
pueblo es la .fuerza motriz de la historia.
c) Crítica y autocrítica como método de superación de las
contradicciones no antagónicas, de perfeccionamiento del trabajo, de
impulso del desarrollo político e ideológico.
d) Trabajo planificado, sistemático, perseverante, antes que
espontáneo y voluntarista.
e) Vida austera, constancia en el trabajo, honestidad y modestia,
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audacia en la acción, fraternidad con los camaradas y el pueblo.


f) Estar siempre atentos a lo nuevo, dispuestos a la formación
integral del individuo, imbuidos de optimismo revolucionario.

8. FORMAS DE LUCHA

La juventud revolucionaria no subestima ni anula por anticipado


ninguna forma o método de lucha que el propio proceso puede establecer
como adecuados y necesarios para el momento político concreto,
enmarcado siempre en los principios ideo-políticos asumidos.
La objetividad de la lucha conlleva a que ésta se plantee de
manera flexible y versátil, en función de la situación política que
vive el país, del movimiento de las clases y los grupos sociales, y
particularmente de la situación de las masas juveniles.

El objetivo es lograr vertebrar un movimiento juvenil ahora


disperso, en el cual todos sus componentes actúen y luchen
unitariamente con un claro sentido de la realidad social de las
perspectivas políticas de transformación que se abren ante ella. El
combate ideológico tiene en nuestro trabajo un significado particular,
puesto que el periodo de definición y consolidación de ideas que
representa la juventud, ha originado un amplio despliegue de esfuerzos
reaccionarios orientados a ganar ideológicamente a los jóvenes, anular
sus actitudes contestatarias y revolucionarías, convirtiéndolos en
instrumentos dóciles al sistema y en una fuerza social de sostén y
apoyo. Nuestra lucha ideológica debe estar orientada a desenmascarar
los principios y la esencia de la ideología reaccionaria, sus
beneficiarios y su contenido manipulador y alienante para la juventud
popular; levantando en contraposición, la ideología y la alternativa
revolucionaria como opciones liberadoras.

La JPR debe estar orientada, en todo momento, por los grandes


objetivos estratégicos de trasformación social evitando un simple
accionar coyuntural y reducido a los marcos del sistema, vigente, pues
esto sólo conlleva desviaciones economicistas y legalistas. Es,
necesario pues, que la lucha a desarrollar tenga trascendencia y
alcance político revolucionario.

La juventud no puede cumplir con su misión revolucionaria si no


entiende y valora la necesidad de organizarse, comprendiendo la
naturaleza y diversidad de organizaciones presentes en el movimiento de
masas, la función y papel que le corresponde a cada una en el proceso
revolucionario, los alcances y las tareas que se derivan de su
condición especifica. La organización partidaria debe ser valorada
como expresión de vanguardia, El Frente Único como forma de unidad de
las fuerzas revolucionarias y populares, el sindicato y los gremios
como instrumentos reivindicativos (que deben tener alcances
políticos), los órganos de democracia directa como gérmenes de poder
popular, etc. Todos estos mecanismos deben ser articulados y combinados
adecuadamente para servir a los objetivos centrales del proceso
revolucionario peruano y la vertebración de un poderoso movimiento
juvenil revolucionario.
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La lucha de clases tiene diferentes manifestaciones e


intensidades. De lo que se trata es de pasar de una lucha espontánea a
una organizada, consciente, política, que aún cuando apele, a diversos
mecanismos, no debe, perder de vista el carácter irreconciliable de
los intereses de los explotadores y explotados, así como la necesidad
de organizar la lucha directa, de autodefensa y armada del pueblo como
la única vía para su liberación. La organización de la juventud debe
tener en cuanta que esta forma superior de lucha se torna inevitable en
el Perú, por lo tanto, su preparación es una tarea que debe ser asumida
consecuentemente.

9. ALGUNOS PROBLEMAS ORGANIZATIVOS

La construcción orgánica de de la Juventud Popular


Revolucionaria es un tema de gran importancia y no de fácil solución.
Aspiramos, de un lado, a una organización amplia, capaz de incorporar a
la vanguardia juvenil, desechando de plano concepciones y práctica
sectarias que en la experiencia pasada ha estado siempre presente,
haciendo de la juventud revolucionaria una organización raquítica,
marcadamente universitaria, con pocos vínculos con la masa juvenil; del
otro lado, evitar al mismo tiempo que se convierta en una organización
fofa, endeble, donde lo cuantitativo no tenga su correlato en la
calidad y selección de sus miembros, en su capacidad para la lucha, en
la fortaleza de su estructura organizativa y su disciplina.

No debe perderse de vista las diversas formas de organización que


son propias de la juventud, las cuales surgen por vía espontánea o se
organizan por iniciativa de la vanguardia juvenil o la del propio
partido del proletariado. Todo aquello que permita articular la
actividad de la juventud, promover su organización debe ser apoyado y
perfeccionado por nosotros. La Juventud Popular Revolucionaria es sin
embargo una forma especial de organización juvenil: es su expresión
política de avanzada, su vanguardia dirigente, que se nutre de los
objetivos que están más allá de las exigencias reivindicativas, de la
espontaneidad del movimiento juvenil peruano.

Sus principios básicos de organización se resumen en los


siguientes:

1) No es una suma de individuos, sino de organizaciones. No admite la


militancia individual sino a través de sus organizaciones. Esto es
el círculo de la JPR organizado en un determinado centro de masas o
espacio territorial. Los requisitos, procedimientos y normas serán
establecidos en sus estatutos.

2) Una organización que suma el principio del centralismo democrático


como un principio básico de organización. Todo militante de la JPR
tiene derechos y obligaciones claramente establecidos. Entre ellos
derechos democráticos muy claros, que permitan su participación
activa, consciente, crítica; pero también deberes que obligan a que la
unidad de pensamiento tenga su correlato en la unidad de acción. El
centralismo que se apoya en una práctica democrática, en decisiones
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colectivamente asumidas, se convierte así en un requisito fundamental


para llevar a cabo las decisiones asumidas. El centralismo, sin
democracia interna, conduce necesariamente al autoritarismo,
centralismo burocrático, al sofocamiento de la crítica y la
fiscalización; la democracia sin centralismo lleva al democratismo
pequeño burgués, al individualismo, al diletantismo, a la
incapacitación de la organización revolucionaria para el cumplimiento
de sus fines.

3) Libertad y disciplina son dos aspectos que se interpenetran y


complementan. La libertad absoluta no existe en la vida social, menos
aún en la organización revolucionaria de la juventud peruana. La
anarquía es incompatible con nuestros fines. Ello no significa, que la
libertad no tenga sentido. Anulada la libertad, o asfixiada por el
centralismo burocrático, se habrá anulado la iniciativa, creatividad y
libertad, inherente al individuo que asume conscientemente los ideales
revolucionarios y socialistas. Pero estas carecerán de fuerza
transformadora si no van acompañadas de una elevada dosis de
disciplina, de sujeción de los intereses individuales a los
colectivos, de subordinación de lo parcial al conjunto. Sin disciplina
no es posible realizar ninguna obra grande y ninguna obra es más
grande, heroica, creadora, que la revolución, y el socialismo
auténticos.

4) Es indispensable contar con un sistema de organización que permita


la estructuración de la JPR a escala nacional, lo suficientemente
flexible para permitir que tenga un funcionamiento ágil,
desburocratizado; pero también lo suficientemente sólido como para
permitirle cumplir, con sus objetivos. Una estructura además, que tome
en cuenta los diversos sectores de la juventud en las cuales trabajará
y en cuyo seno serán construidas sus organizaciones de base.

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