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Las mujeres en el proceso de la revolución chilena

Ana López Dietz


Licenciada en Historia, mención Estudios Culturales
Universidad Academia de Humanismo Cristiano
analopezdietz@gmail.com

Resumen
El siguiente artículo se propone estudiar a la mujer en el proceso de ascenso de la lucha de
clases vivido en nuestro país desde mediados de los años sesenta hasta la Unidad Popular,
los que terminarían con el golpe de Estado de septiembre de 1073. Se intenta analizar la
relación entre las luchas de las mujeres y las políticas de la Unidad Popular y la derecha en
estos años.

Palabras Claves
Mujer, feminismo, Unidad Popular, política, militancia, movimiento obrero

Los cordones industriales voceros del sentir de las bases


proletarias organismos nacidos en el calor de la lucha
contra la burguesía y el reformismo, defienden sus
puntos de vista que de acuerdo al proceso que vive
nuestro país para llegar al socialismo, es necesario en
primer lugar derrotar al Capitalismo explotador.
Teniendo pleno dominio de los medios de producción y
distribución bajo el control obrero. Por lo tanto las
empresas tomadas e intervenidas jamás serán
entregadas, ni transaremos con los vacilantes
reformistas que traicionan a sus hermanos de clase por
defender sus propios intereses de privilegiados.
Porque aquí se trata de una lucha de clase entre
explotados y explotadores; ellos o nosotros; se está con
los trabajadores o contra los trabajadores.
Sin control obrero de los medios de producción ni
distribución no habrá proceso revolucionario ni
socialismo.

El Cordonazo, órgano de los trabajadores del Cordón


Industrial Vicuña Mackenna 1

Durante las décadas de los sesenta y setenta, se vive en nuestro país un proceso de ascenso
de las luchas obreras y populares, que refracta también la situación que se estaba
desarrollando a nivel mundial, con hitos como el Mayo Francés o la Primavera de Praga en

1
Carta de los Cordones Industriales a Salvador Allende, Septiembre de 1973. Disponible en Internet en:
http://www.bibliotecaobrera.cl/?page_id=200&preview=true
Ecuropa. Son años donde el horizonte de la revolución aparece como un objetivo posible, y
donde la clase obrera una vez más muestra su organización y su fuerza para enfrentar al
capital.
En Chile se vive un proceso revolucionario, donde los trabajadores y trabajadoras chilenas
van a tratar de “tomar el cielo por asalto”, y van a dar todo de sí, para terminar con la
explotación del capital. Pero el imperialismo, la burguesía chilena, sus instituciones como
la Iglesia, los medios de comunicación y las fuerzas armadas ponen fin a este proceso
mediante el sangriento del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Las mujeres de la
clase obrera, las campesinas, las estudiantes, las mujeres de sectores populares, las
pobladoras, van a participar activamente de la lucha contra el régimen capitalista, marcando
con su estampa estos años de lucha.
Son las mujeres trabajadoras, las que en conjunto con su clase nos van a mostrar la
posibilidad de una sociedad diferente, acabando con la explotación. Son estas mujeres que
hicieron historia, las mujeres de esta clase, las que vamos a ver en las calles marchando
contra la derecha, las que vamos a encontrar en las fábricas impulsando sindicatos, las que
se organizan para frenar el desabastecimiento, las que participan de la conformación de los
cordones industriales.
Son estas mujeres anónimas, las mujeres de clase obrera, las protagonistas de esta historia.

Los trabajadores empiezan a escribir la historia…

El camino hacia los cordones industriales está inscrito en años de lucha y organización de
los trabajadores. El proceso de ascenso de la lucha de clases comenzó a trazarse ya desde
mediados de 1960, a través de las luchas que comienza a dar la clase obrera, los
campesinos, los estudiantes, donde se van acumulando fuerzas y sacando conclusiones. Un
par de años antes, el 12 de febrero 1953 se había fundado la Central Unitaria de
Trabajadores (CUT), que buscaba retomar la tradición clasista que la clase obrera chilena
poseía en sus orígenes. Entre otros puntos, la CUT, en su declaración de principios,
declaraba luchar por sustituir el régimen capitalista por un “por un régimen económico
social que liquide la propiedad privada hasta llegar a la sociedad sin clases, en la que
asegure al hombre y a la humanidad su pleno desarrollo 2 ”. Sin embargo, en ningún lugar se
planteaba la necesidad de un gobierno de los trabajadores dirigido por ellos mismos.

Junto a la clase obrera, el movimiento campesino comenzaba a organizarse en el Congreso


Nacional Campesino, e iba a participar activamente de los procesos de reforma agraria y
toma de tierras que unos años después se iban a producir. El movimiento estudiantil, por su
parte, se iba preparando para dar la principal batalla por la universidad, la pelea por la
reforma universitaria, reforma que tiene como una de sus principales banderas la unidad
obrero estudiantil.

En cuanto a las organizaciones de izquierda, la formación del Frente de Acción Popular


(FRAP), integrado en 1956 por el Partido Comunista, Partido Socialista, Radical
Doctrinario y otros, preanuncia la política que la Unidad Popular tendría más adelante, y
que significaba una vez más en Chile la estrategia de la colaboración de clases, conciliación
que ataba a los trabajadores chilenos al carro de la burguesía supuestamente progresista del
país, en un programa que se calificaba como antiimperialista, antioligárquico y antifeudal.
Programa que al caracterizar el país como semi-feudal, no podía nunca enfrentar al régimen
capitalista. Programa que al identificar como el enemigo principal al imperialismo, llevaba
hacia la confianza de una supuesta burguesía nacional progresista. Su influencia se deja
sentir en la CUT, la que cambia su declaración de principios para comenzar a hablar ahora
de la emancipación de los trabajadores en general.

Pero la acumulación de luchas y experiencias que van haciendo los trabajadores hace que
burguesía también se comience a preparar: el triunfo de Eduardo Frei Montalva, candidato
de la Democracia Cristiana, en 1964, con la política de la “Revolución en Libertad” es un
intento preventivo de frenar el ascenso obrero y popular. Su gobierno va a impulsar la
reforma agraria, la chilenización del cobre, reformas en la educación, una política
habitacional, etc., que eran parte también de las políticas imperialistas de EEUU para
América Latina, en la llamada Alianza para el Progreso, que buscaba “promover reformas

2
Declaración de Principios de la Central Unitaria de Trabajadores en 1953. Disponible en Internet en:
http://www.bibliotecaobrera.cl/?cat=14
por arriba como una forma preventiva para contener el desarrollo de movimientos
revolucionarios que se radicalizaran y se orientaran a transformaciones revolucionarias 3 ”.

Frei Montalva se ve obligado a tener que enfrentar la radicalización de los trabajadores y el


pueblo pobre. “En tan sólo dos años, entre 1965 y 1966, los campesinos se lanzaron a las
tomas de tierras y presentaciones de pliegos de peticiones, protagonizando más de 500
huelgas, 31 con tomas de tierras. Se produjo una radicalización de las capas medias
asalariadas, que iniciaron una serie de huelgas. El proletariado urbano y minero continuó su
proceso de reanimamiento, aumentando el número de huelgas y sindicalizados. El
movimiento de pobladores realizó más de 100 tomas, generalizándose el nombre de
"campamentos". El movimiento estudiantil retomó las banderas de la Reforma
Universitaria 4 ”. El gobierno de Frei Montalva consolida un modelo desarrollista de país,
donde el sector industrial se fortalece, y se busca “promover la producción de cobre
mediante una asociación del Estado con las empresas extranjeras; aumentar la producción
agropecuaria por medio de la Reforma Agraria y estimular el desarrollo de ciertas ramas
industriales a través de la fusión de empresas chilenas con el capital monopólico
internacional 5 ”.

La política del gobierno de la Democracia Cristiana, combinó ciertas concesiones al


movimiento de masas, con la represión a las luchas obreras. En 1966 en la mina El
Salvador, una huelga de los trabajadores mineros termina con el trágico saldo de unos
sesenta muertos, cuando el ejército dispara contra la sede del sindicato de los mineros. Una
vez más, la clase obrera chilena paga con su sangre por defender sus derechos.

Pero los procesos que en la clase obrera se estaban desarrollando, impactan a nivel de las
organizaciones de izquierda. Durante el gobierno democratacristiano se rompe la DC,
dando origen al Movimiento de Acción Popular Unitaria, MAPU, y surge también en
Concepción el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR. El PC por su parte reafirma

3
Miranda, Nicolás. Historia Marxista del PC Chileno, Ediciones Clase contra Clase, Santiago, p. 78.
Disponible en Internet en: www.clasecontraclase.cl
4
Idem.
5
Vitale, Luis, Moulian, Luis y otros, Para recuperar la memoria Histórica, Frei, Allende y Pinochet, Ed.
CESOC, Chile, 1999, p. 119
su línea de la vía pacífica al socialismo, la revolución por etapas y la conciliación de clases,
y junto al PS, el Partido Radical, el MAPU y otros grupos forman la Unidad Popular (UP)
para las elecciones de 1970.

Salvador Allende, el candidato de la UP, triunfó en las elecciones del 4 de septiembre de


1970. Pero, ¿qué era la UP? “El carácter del gobierno de la UP era frentepopulista. Se
materializaría en los permanentes llamados a la DC (…), y finalmente, en la conformación
de los gabinetes cívico- militares. (…) La estrategia de la colaboración de clases, es decir,
de la sumisión y subordinación a la clase burguesa y al imperialismo, se expresaba
políticamente de esta manera y se sellaba en el compromiso de no instaurar la dictadura del
proletariado y de defender a rajatabla “la democracia” 6 .

Entre otras cosas, la política de la UP, y la vía chilena al socialismo significó una serie de
políticas progresivas, como la nacionalización del cobre, el salitre, el carbón y la compañía
de teléfonos, la estatización de la banca, la profundización de la Reforma Agraria -que
dobla en tres años la cantidad de tierras entregadas durante todo el gobierno de la DC-, y la
creación de un Área de propiedad estatal con las principales empresas del país, entre otros
puntos. Sin embargo, distaba de ser un programa revolucionario, ya que la UP se mantenía
dentro de los límites del régimen burgués.

Pero el ascenso de la lucha de los trabajadores y el pueblo pobre de Chile, la radicalización


creciente, la experiencia de años de luchas obreras y populares, hizo que los trabajadores
comenzaran a cuestionar cada vez más al que consideraba su gobierno, la Unidad Popular.
Este cuestionamiento alcanzó su punto máximo con la conformación de los cordones
industriales, que tendían hacia la independencia de clase de los trabajadores y a construir
organismos de poder obrero. La formación de los cordones marca el punto máximo de
organización de la clase obrera chilena, y de la posibilidad de la revolución.

Lucha de género, lucha de clases

6
Miranda, Nicolás. ¿Quiénes fueron los responsables del Golpe?, Ed. Clase contra Clase, Chile,1999, p. 16.
Disponible en Internet en: www.clasecontraclase.cl
La historia de Chile se ha caracterizado por tener una importante tradición de movimientos
feministas y organizaciones de mujeres.

A fines del siglo XIX surgieron las primeras organizaciones de la clase obrera que toman
en sus manos los problemas y las reivindicaciones de las mujeres: sociedades obreras, de
resistencia y de socorros mutuos, mutuales y sindicatos, federaciones de trabajadoras que
van a plantear los problemas de la clase obrera, pero también de la discriminación contra la
mujer, que exigen el derecho a voto, el fin de su opresión, la posibilidad de su
emancipación. Organizaciones que enfrentan la brutalidad del capital, que explota a
mansalva a los trabajadores, y que es salvajemente represiva. La historia de las matanzas
obreras de principio de siglo está marcada a fuego en la clase obrera chilena.

Un poco más adelante, hacia 1910, con la ayuda de Luis Emilio Recabarren, el gran
dirigente obrero de los trabajadores chilenos, se organizan los centros Belén de Sárraga, en
honor a la conferencista anarquista española, que tienen una estrecha relación a
organizaciones del norte salitrero. Las mujeres obreras y de familias trabajadoras,
participan activamente de las luchas políticas y sociales de la época. Esto significa que
durante estos años existe un estrecho vínculo entre “lo feminista con lo político partidario
de izquierda 7 ”.

Sin embargo, no sólo las trabajadoras van a formar sus organizaciones. A nivel de los
sectores medios, surgen los “Círculos de Lectura”, representante de los intereses de los
nuevos sectores medios en ascenso en el país, donde van a destacar mujeres como Amanda
Labarca. También las mujeres de la burguesía se organizan en “Clubes de Señoras”, con un
claro sentido de clase, ya que ven como un enorme peligro la existencia de organizaciones
de trabajadores y trabajadoras para su futuro. En su interior, se notaba la influencia clara
del Partido Conservador

7
Kirkwood, Julieta. Ser política en Chile. Documentos de Trabajo N° 159, Programa FLACSO, Santiago de
Chile, Octubre de 1982, p. 15
De todas maneras, la organización de las mujeres durante estos años, se va a terminar
unificando en la lucha por los derechos civiles y políticos de las mujeres, como por ejemplo
el derecho a voto. El Movimiento de Emancipación de la Mujer Chilena, MEMCH, va a ser
uno de los grandes organizadores de esta pelea. Sin duda el retroceso de la combativa clase
obrera chilena, durante la década de 1920 y 1930, va a influir en este proceso. En el año
1922 se forma Partido Cívico Femenino, cuyo objetivo era lograr la obtención de derechos
políticos, legales y sociales para las mujeres, Apenas dos años después se organiza el
Partido Demócrata Femenino, que continúa la misma línea. Ambos partidos son
policlasistas en su composición, y se organizan centralmente en torno a estas demandas de
género.

Sin embargo, casi treinta años pasaron, de lucha, organización y reivindicación, para que
finalmente en 1949 se obtuviera el voto femenino. Durante estos años, grandes
movilizaciones de mujeres luchan activamente por sus demandas, y la mayoría de los
partidos políticos se ven obligados a tomar sus reivindicaciones. Finalmente el 14 de enero
de 1949 se consigue el histórico triunfo: derecho a voto en las elecciones parlamentarias y
presidenciales. De todas maneras, organizaciones como el MEMCH plantearon también
durante estos años reivindicaciones en torno a los problemas de la carestía de la vida y el
apoyo a las luchas obreras.

Con la obtención del derecho a voto se marca el fin de una época, a la que seguirá el
decaimiento de las organizaciones y la lucha feminista, las que recién se recompondrán
bajo la dictadura militar de Pinochet.

Esta etapa, denominada por algunas autoras como un “silencio feminista” 8 , significa que
las mujeres dejan de organizarse sólo desde los problemas de género y en torno a sus
reivindicaciones, dirigiéndose ahora hacia los partidos políticos. Y marca también el fin de
una cierta unidad en las demandas, para mostrar las diferencias de clase que se ocultaban al
interior del movimiento por estas reivindicaciones. Las mujeres obreras y populares se

8
Kirkwood, Julieta. La política del feminismo en Chile. Documentos de Trabajo, Programa FLACSO, N°
183, Junio de 1983, Stgo. Chile, p. 18
comienzan a organizar ahora por demandas relacionadas a problemas de trabajo, aumento
de precios, vivienda, etc.

Una de las organizaciones más importantes de las mujeres, han sido los Centros de Madre,
que surgen en 1947, como una política desde el propio gobierno, y se encontraban
presididos por la “primera dama”, la esposa del presidente. El gobierno de Frei Montalva,
desde 1964, impulsa la formación de estos centros además en sectores campesinos y en las
poblaciones. Dos años después, se centraliza la dirección de estos centros en CEMA,
Central relacionadora de los centros de madres. Estos centros se encontraban relacionados
además con las Juntas de Vecinos, sindicatos, organizaciones poblacionales, centros
culturales, juveniles, etc. Durante la UP, estos centros se van a masificar aún más. En 1970
existían unos nueve mil centros, organizando a cerca de cuatrocientas mil mujeres, hacia
fines de 1973 existían unos veinte mil centros de madre, organizando en ellos
aproximadamente un millón de mujeres. Durante estos años, los centros de madres
impulsaron y fueron una parte fundamental de las Juntas de Abastecimiento y Control de
Precios, las JAP. Y son una herramienta que utilizan las mujeres de los sectores populares y
las trabajadoras.

Es justamente la organización y la lucha de la clase obrera, la mayor actividad de la lucha


de clases en los sesenta y setenta, y un enfrentamiento cada vez más claro y profundo entre
la revolución y la contrarrevolución, los que van a marcar el rumbo del país. Si la lucha de
género en torno a los derechos políticos había unido al movimiento de mujeres durante
varias décadas, la lucha de clase contra clase va mostrar los intereses de clase de los
diversos sectores que lo integraban.

Esto significa que dentro de la clase obrera, las mujeres trabajadoras van a ser parte del
proceso de organización, radicalización y politización que se está viviendo en su interior, y
que va a consolidarse finalmente en la organización de los cordones industriales. Por otra
parte, las mujeres de la burguesía y de los sectores medios altos, serán activas opositoras al
gobierno de la Unidad Popular, buscando defender por todos los medios sus privilegios de
clase, ante el temor de que la clase obrera pudiera avanzar más allá de lo que la UP quería.
Lo que significa que no podemos solamente hablar de género, sin tomar en cuenta las
diferencias de clase que existen en su interior. Es hasta que la posibilidad de la revolución
comienza a ser cada vez más clara, cuando los trabajadores y trabajadoras empiezan a
plantear la posibilidad de una sociedad sin explotadores ni explotados, cuando las mujeres
van a dividirse según sus intereses de clase.

Por una parte, las mujeres de “la burguesía y la mayoría de las mujeres de las capas medias
se organizaron para dar la batalla que culminó con el golpe militar contra Allende. La
marcha de las “ollas vacías” y los múltiples desfiles de las momias 9 , precipitaron el
enfrentamiento de clases entre las mujeres. Las calles de Santiago, Valparaíso y
Concepción se convirtieron en campos de batalla entre las mujeres burguesas y las mujeres
obreras 10 ”. Crearon organizaciones como el Frente Democrático de Mujeres, Poder
Femenino o la Organización Cívico- Familiar. Así, las mujeres de la burguesía, de la
familia militar, de clase media alta, con clara conciencia de clase, con miedo a los
trabajadores, los “rotos”, los pobres, los explotados se organizan para reclamar y provocar
el golpe de Estado.

Las mujeres trabajadoras, por su parte, forman parte de esta clase obrera que va
consolidando cada vez más en su organización, avanzando en su conciencia de clase, y
haciendo una experiencia con el gobierno de la Democracia Cristiana, primero, y la Unidad
Popular, después. Una clase obrera que, sin embargo, está formada e influenciada por la
política de conciliación de clases, política que la va a desarmar durante muchos años para
enfrentar a sus enemigos de clase, la patronal y la burguesía internacional y nacional,
grande o pequeña, y que es defendida, en diferentes versiones y variantes, desde el PC hasta
el MIR.

Las obreras, como veremos más adelante, participaron activamente del gobierno de la
Unidad Popular, pero también fueron parte del proceso que embrionariamente se iba

9
Momias: mujeres de derecha que fueron activas luchadoras contra el gobierno de la Unidad Popular
10
La mitad invisible de la Historia, Vitale Luis, capítulo VIII, “El protagonismo social, político y cultural de
las mujeres latinoamericanas del siglo XX, en:
http://mazinger.sisib.uchile.cl/repositorio/lb/filosofia_y_humanidades/vitale/obras/sys/fmu/a/c08.pdf
gestando al interior de los trabajadores, de cuestionamiento cada vez más abierto a la
política reformista de este gobierno. Impulsando los centros de madre, las organizaciones
campesinas para luchar por la reforma agraria, las organizaciones pobladoras que
organizaban las tomas de terreno y las luchas por la vivienda, formando parte de las Juntas
de Abastecimiento y control de precios, las JAP, que enfrentaban el boicot y el
desabastecimiento organizado por la derecha, siendo parte de los cordones industriales.

Los Cordones Industriales

La UP tuvo una serie de políticas progresivas en el área económica, social, política y


cultural. Políticas que no cuestionaban de fondo al régimen capitalista, ni los mecanismos
de la democracia burguesa, y por lo tanto no podía derrocar el poder de la patronal. Su
política no sólo no apuntaba hacia una política revolucionaria, en el camino de levantar una
república de los trabajadores, sino que además, se transformaban en un freno para esta
posibilidad. La UP actuó como la última barrera de contención de la clase obrera ante la
posibilidad de la revolución, con una política de conciliación de clases y de revolución por
etapas, que no hacía más de desarmar a la clase obrera para la pelea que ésta tenía
planteada, y que trágicamente se demostraría en el golpe militar.

Desde el punto de vista de los trabajadores, éstos sentían a la UP como un gobierno propio,
de los trabajadores, por lo que la respuesta y el apoyo a su gobierno fueron enormes. Pero a
su vez fueron haciendo una experiencia con la política de reformas de Allende y la UP, lo
que se transformó más adelante en un cuestionamiento cada vez más abierto al mismo. No
sólo eso, sino que comenzaron a poner de pie sus propias organizaciones de clase,
organismos de autoorganización obrera, de independencia de clase, de coordinación y
frente único, que tendencialmente apuntaban a conformar organizaciones de poder obrero.
Estos organismos fueron los cordones industriales.

Entre los meses de mayo y junio de 1972, surge el primer cordón industrial, el de Cerrillos-
Maipú, que agrupa a los trabajadores de unas treinta fábricas de la zona. Entre otras cosas,
los obreros luchaban por el paso al área de propiedad estatal, de una importante cantidad de
fábricas, a lo que el gobierno de la UP se negaba para no “asustar” más a la DC y la
burguesía. Durante el mes de octubre del mismo año, la patronal chilena, apoyada por el
imperialismo norteamericano, realiza un paro de camiones y de sectores industriales,
paralizando una gran parte del país. La respuesta de la clase obrera no se hizo esperar: se
toman varias fábricas y empresas, y se extiende el método de las coordinaciones obreras, y
también de los cordones. Al de Cerrillos- Maipú, seguirán en este mes el nacimiento del
cordón Vicuña Mackenna y Estación Central, en la ciudad de Santiago, mientras que en
Concepción se organiza el cordón Hualpencillo. Además de la toma de las fábricas
abandonadas por la patronal, se van creando comités de vigilancia y seguridad. Un ejemplo
es la fábrica de Elecmetal, del cordón Vicuña Mackenna, tomada por sus trabajadores,
desalojada la misma noche por la policía y retomada al día siguiente con el apoyo de un
paro de todo el cordón de su zona.

La UP, por su parte “se propone la devolución de la mayoría de las empresas tomadas
durante el paro de Octubre. Los cordones se oponen a la devolución 11 ”. Dos políticas
comienzan a enfrentarse, en los hechos. La de la clase obrera, con su propia organización,
embrionariamente planteando la necesidad de enfrentar al conjunto de la burguesía, y la de
la UP, con su política de conciliación de clases, que intentaba frenar a los cordones y los
trabajadores, en este caso planteando la necesidad de devolver todas las empresas tomadas,
amenazando incluso con el desalojo por la fuerza. Entre otras cosas, se intentó que la CUT
se insertara para controlar los cordones. En su misma organización, los cordones tendían a
la democracia directa y el control obrero, discutiendo la política del gobierno de Allende de
nombrar interventores del gobierno, abogando por su cuenta por representantes elegidos por
los mismos trabajadores.

Los cordones industriales actuaban además como organizaciones territoriales, agrupando


además de diversos sindicatos y fábricas, al conjunto de organizaciones populares de la
zona, como por ejemplo las juntas de vecinos, los centros de madres, y las juntas de
abastecimiento y control de precios, e incluso a organizaciones campesinas cercanas. Los
cordones comienzan a exigir cada vez más al gobierno de Allende y la UP, por ejemplo el

11
Silva, Miguel. Los cordones industriales y el socialismo desde abajo, Santiago, 1998, p. 75
paso al área de propiedad estatal de una mayor cantidad de fábricas, la toma y expropiación
de otras, un mayor control obrero, etc., enfrentándose cada vez más al gobierno. Además de
los ya citados, se formaron los cordones de O´Higgins, Macul, San Joaquín, Recoleta,
Mapocho- Cordillera, Santa Rosa- Gran Avenida, Panamericana Norte y Santiago Centro, y
en regiones, además de Concepción, se dan en Arica, Antofagasta, Osorno y Valparaíso.

En el cordón Cerrillos- Maipú, en 1972, hay sesenta y tres huelgas, la mayoría ilegales,
para luchar, algunas por reivindicaciones de carácter más económico, por pagos de sueldos
atrasados, y otras, más políticas, contra la devolución de sus fábricas, o para presionar por
el traspaso de las mismas al Estado y no en manos de los privados. En tres industrias,
Perlak, Polycron y Aluminios el Mono, se lucha “por el ingreso al área de propiedad
estatal” 12 . Rápidamente se van sumando otras fábricas, como FENSA, INDUBAL y CIC.
Para junio de ese año, se forma el Comando de Trabajadores de Cerrillos- Maipú, que en su
plataforma de lucha propone, entre otras cosas: el control obrero de la producción, a través
de consejos de delgados revocables de base, aumento de salarios, expropiación de las
empresas monopólicas, de los fundos mayores a cuarenta hectáreas, y la instauración de
una Asamblea Popular en lugar del parlamento burgués.

El gobierno de la UP, por medio principalmente del PC, buscaba a toda costa frenar estas
políticas. A las huelgas se le oponía desde el desalojo, la persecución judicial, el descrédito
por parte del gobierno, la indiferencia de la CUT, controlada por los partidos de gobierno,
entre otras cosas. A tal punto que durante agosto de 1973, el gobierno abre la puerta a que
las fuerzas armadas ingresen a las fábricas para buscar armas, aprobando la ley de control
de armas, que por su puesto las FFAA van a utilizar contra los trabajadores.

Hoy, Altamirano, Secretario General del PS en estos años, explica que “yo me oponía
absolutamente a la idea de crear un poder dual 13 ”. El MIR por su parte, trata de absorber los
cordones, en su política de comandos comunales, que no era más que subordinar a los
trabajadores a la lucha del pueblo en general.

12
Ídem, p. 141
13
Gaudichaud Franck, Poder Popular y Cordones Industriales, Ed. LOM, Santiago, 2004, p. 398
En el caso de otros cordones, la historia y organización se da de manera parecida. Para fines
del año 1972, los cordones comienzan a tomar en sus manos las tareas de distribución y
también de control de la producción. Y se va profundizando la experiencia con la UP.

La respuesta de la derecha se hacía cada vez más feroz. Ya antes de que Allende asumiera,
se comienza a organizar la campaña, apoyado, financiado y orquestado también por los
intereses del imperialismo estadounidense. Desde el boicot, en envío de dinero, intentos de
golpe fallidos, asesinatos, retiro de fondos, desabastecimiento, acaparamiento, etc. La
carrera de la revolución y la contrarrevolución se hace cada vez más abierta y acelerada.
Luego del paro patronal de octubre de 1972, con la formación de los cordones industriales,
la derecha y el imperialismo se deciden a utilizar la única alternativa que les queda, el golpe
militar. El primero intento fallido se da a mediados de 1973. El segundo intento, el 11 de
septiembre, no iba a fallar.

El cinco de septiembre de 1973, la Coordinadora Provincial de Cordones Industriales de


Santiago, le envía a Allende una carta en la que se demuestra que la clase obrera organizada
en sus organismos de independencia de clase, tenía claridad de la política reformista del
Partido Comunista y Socialista, del gobierno de Allende, y de la necesidad de enfrentar a la
derecha. Claridad en que el enfrentamiento de clase contra clase, se resolvía no con los
mecanismos de conciliación del estalinismo, sino con una política revolucionaria de los
trabajadores. En esta carta, entre otras cosas, plantean: “antes teníamos el temor de que el
proceso hacia el socialismo se estuviera transando para llegar a un Gobierno de centro,
reformista, democrático burgués, que tendía a desmovilizar a las masas (…) Pero ahora,
analizando los últimos acontecimientos, nuestro temor ya no es ése; ahora tenemos la
certeza de que vamos en una pendiente que nos llevará irremediablemente al fascismo”.
Más aún, planteaban que de no cambiar la política de la UP, demostrando aún cierta
confianza en el mismo, que el gobierno iba a ser responsable “de llevar al país, no a una
guerra civil, que ya está en pleno desarrollo, sino que a la masacre fría, planificada, de la
clase obrera más conciente y organizada de Latinoamérica Y que será responsabilidad
histórica de este Gobierno, llevado al poder y mantenido con tanto sacrificio por los
trabajadores, pobladores, campesinos, estudiantes, intelectuales, profesionales, a la
destrucción y descabezamiento, quizás a qué plazo, y a qué costo sangriento, de no sólo el
proceso revolucionario chileno, sino también el de todos los pueblos latinoamericanos que
están luchando por el Socialismo 14 ”. Para esta fecha, el gobierno de la UP ya había
integrado a los militares a diversos ministerios, en los llamados gabinete cívico- militares,
insistiendo en que las fuerzas armadas tenían una tradición democrática, e iban a defender
al gobierno de Allende.

Las mujeres trabajadores en el proceso revolucionario chileno

Durante los tres años del gobierno de la Unidad Popular, se propusieron una serie de
políticas hacia la mujer y las trabajadoras, que incluían, entre otras cosas “establecer un
sistema de sueldos y salarios mínimos de niveles iguales para trabajos iguales (..) que se
eliminará toda discriminación entre el hombre y la mujer o por edad en materia de sueldos
y salarios …
Se establecerá la plena capacidad civil de la mujer casada y la igual condición jurídica de
todos los hijos (…) así como una adecuada legislación de divorcio con disolución del
vínculo, con pleno resguardo de los derechos de la mujer y los hijos…
Para posibilitar la incorporación de la mujer al trabajo productivo, se extenderá
rápidamente el sistema de salas- cuna y jardines infantiles 15 ”.

La UP creo una Secretaria Nacional de la Mujer, buscando impulsar el desarrollo de las


mujeres y su participación activa en el gobierno de Allende, además se buscaba avanzar en
leyes que tendieran a terminar con la tradicional discriminación social y económica hacia la
mujer. En la visión del gobierno, la mujer era madre, ciudadana y trabajadora. Tampoco se
iba más allá de esto. Y es lógico que fuera así, puesto que se pensaba la situación de la
mujer dentro de una concepción etapista y reformista.

14
Ídem, p. 11
15
Programa de la Unidad Popular, marzo de 1970
Pero las trabajadoras fueron haciéndose parte de la radicalización de la clase obrera en su
conjunto. Participaron de los cordones industriales, desde las fábricas en las que había una
importante participación femenina, como las textiles, fueron parte también de las juntas de
abastecimiento y precios, que se relacionaron con los cordones, pero además cumplían el
papel de abastecimiento y distribución de diversos productos, fueron activas integrantes de
los comités campesinos que impulsaban la reforma agraria en el campo, levantaron juntas
de vecinos y centros de madre en las barriadas obreras, etc. “Las mujeres de las fábricas y
otros sitios de trabajo intervinieron en la generación de los Cordones Industriales (…)
También participaron de los Consejos Campesinos y en los CERA (Centros de Reforma
Agraria), haciendo proposiciones de ocupación de tierras y de mejora de la producción
agrícola 16 ”.

Durante el paro patronal de 1972, además de su participación activa en la formación de los


cordones, en el enfrentamiento a la burguesía, las mujeres trabajadores y también
pobladoras de barriadas populares “del cordón Santa Rosa- San Joaquín rompieron los
candados de los locales comerciales de UNICOOP para impedir las maniobras de
desabastecimiento. Las trabajadoras de SOPROLE se tomaron a su vez la empresa para
asegurar la distribución de leche y aumentaron la producción en 70 mil litros diarios
mediante trabajo voluntario 17 ”.

Las mujeres trabajadoras, enfrentadas durante años al hambre y la miseria, a los sueldos
mezquinos de la patronal, con esfuerzo y sacrificio sosteniendo a sus familias, con trabajos
de jornadas agotadoras, condenadas al atraso material y cultural, fueron paso a paso
organizándose y luchando. Llegaron a los setenta enfrentando a la derecha y a la patronal
en cada fábrica, la represión y el soplonaje en las fábricas, el miedo a perder sus trabajos.
Pero fueron fundamentales en el proceso revolucionario chileno, a pesar del gobierno de
Allende que trataba de frenar el proceso de radicalización creciente, de la CUT que estaba

16
La mitad invisible de la Historia, Vitale Luis, capítulo VIII, “El protagonismo social, político y cultural de
las mujeres latinoamericanas del siglo XX, en:
http://mazinger.sisib.uchile.cl/repositorio/lb/filosofia_y_humanidades/vitale/obras/sys/fmu/a/c08.pdf
17
Momentos claves del feminismo chileno, Vitale Luis, artículo publicado en relación al 8 de marzo, el día
internacional de la mujer, disponible en la página de la universidad de Chile:
http://mazinger.sisib.uchile.cl/repositorio/lb/filosofia_y_humanidades/vitale/obras
en manos de los partidos de gobierno, de sus propios partidos que le decían que no se podía
poner de pie una república de los trabajadores. A pesar de todo, fundaron junto a sus
hermanos de clase los cordones industriales, participaron activamente de sus
organizaciones sindicales, crearon organizaciones de abastecimiento para enfrentar el
hambre y la falta de provisiones, tomaron fábricas y de terrenos, fueron haciendo la
experiencia de control de la producción y desfilaron en las calles luchando contra la
patronal, engrosando además las filas de los partidos de izquierda y las organizaciones
populares.

La historia ha silenciado las voces de estas mujeres, mujeres y voces que permanecen
anónimas, que conocemos sólo dentro de la lucha de la clase obrera chilena por hacer su
revolución. Y también que conocemos infortunadamente por los registros que los
organismos de derechos humanos han hecho de muchas de ellas.

La huella de las trabajadoras ha quedado marcada en la historia de fábricas como Yarur,


una de las empresas textiles más importantes del país y la que sus dueños dirigían con mano
firme y represiva contra sus trabajadores.

El 25 de abril de 1971, en una asamblea de mil quinientos trabajadores de Yarur, se vota la


toma y socialización de la fábrica. Una parte de sus trabajadores eran mujeres, algunas
trabajando desde hace décadas, en un sistema con altos ritmos de trabajo y bajos sueldos,
enfrentando formas de control social internos en la fábrica, son soplones al servicio de la
patronal. A mediados de los años 50, los trabajadores que entraban a la fábrica eran
obligados a jurar, delante de un hombre vestido como cura, su fidelidad a los patrones, y
que no se iban a organizar ni levantar sindicatos dentro de la fábrica 18 .

Pero los trabajadores intentaron una y otra vez, luchar contra las condiciones laborales que
Yarur les imponía. Así comenzaron a construir sindicatos, a enfrentar la represión interna
dentro de la fábrica, la explotación laboral, y también a sufrir derrotas. Pero también de
sacar conclusiones, como la de una trabajadora que durante años vivió el miedo a la

18
Idem, p. 65
patronal “uno debe ser leal a su propia clase 19 ”. Años de lucha, derrotas, acumulación de
experiencias, y conclusiones, llevaron a la gran lucha de los trabajadores de 1962, en que se
vota la huelga contra las condiciones laborales de la fábrica y los bajos sueldos. La huelga
termina en una terrible derrota, con más de mil trabajadores despedidos. Las mujeres, que
durante años fueron una cantidad importante de sus trabajadores, se habían ido
disminuyendo por que resultaban más caras al patrón. A pesar de todo, una parte de ellas
participó activamente en las luchas contra la patronal, en la toma de la fábrica Yarur y en
los intentos de socialización que durante el gobierno de la Unidad Popular se hicieron.

La presencia de las obreras está también en Textil SUMAR, otra de las fábricas importante
del rubro textil. Esta fábrica con sus diferentes divisiones, Nylon, Algodón, Poliéster y
Seda había pasado a manos del Estado en el año 1971, como parte de la creación el Área de
Propiedad social, con interventores designados por la UP. Los sindicatos de estas fábricas
estaban controlados por la izquierda, y sus trabajadores destacaban por su combatividad y
organización. SUMAR pertenecía al cordón Vicuña Mackenna.

Días antes del golpe, la fábrica fue allanada varias veces por las fuerzas armadas, con el
pretexto de buscar armas. La ley de control de armas promulgada en octubre de 1972 por
Allende y la UP, los amparaba. Este allanamiento que “incluyó disparos, heridos y
detenidos, se convertiría en la antesala de varios otros allanamientos que sufrirían las
diversas plantas de SUMAR, las cuales desde el día 11 comienzan a ser cercadas, atacadas
y ocupadas 20 ”

Hubo varias mujeres trabajadoras que participaron en la lucha de la fábrica SUMAR.


Mujeres que participaron de todo el proceso de organización del movimiento obrero de la
fábrica. Mujeres que protagonizaron las luchas de esta clase obrera que estaba dando todo
por la revolución. Clase obrera que también va empezando a disputar en los hechos, la
dirección del proceso revolucionario a la UP, mediante la construcción de los cordones
industriales.

19
Ídem, p. 67
20
Garcés, Mario. El Golpe en la Legua, Ed. LOM, Santiago, 2005, p. 45
El golpe encuentra a los trabajadores en sus fábricas, y en SUMAR se intenta una
resistencia desesperada, en una alianza de los trabajadores y militantes de izquierda con
otras empresas del sector, como INDUMET, MADECO y MADEMSA. La fábrica es
rodeada por militares, cercada por aire y por tierra. Y al día siguiente es tomada por las
fuerzas represivas. La mayoría de los trabajadores se ve obligado a entregarse, y son
trasladados al centro de represión del Estado Nacional. Desde el día dieciocho de ese mes,
los militares ordenan a los trabajadores volver al trabajo, aprovechando el momento para
detener a los activistas. Muchos de ellos nunca volvieron.

Ofelia fue detenida el 23 e septiembre al interior de la fábrica, junto a una veintena de


trabajadores, algunos fueron llevados al estadio nacional. Ofelia junto a otros dos
trabajadores, fue asesinada el mismo día por la dictadura. Textil SUMAR fue intervenida a
comienzos de la dictadura, y devuelta a sus dueños a fines de 1973.

La marca de estas mujeres impregna también la experiencia que trabajadores y pobladoras


hacen en la participaron de las JAP. “Las mujeres organizaron de hecho las JAP (Juntas de
Abastecimiento y Precios), encargándose de la distribución y venta directa de muchos
productos de consumo popular con el fin de contrarrestar el boicot de la alta burguesía y de
las grandes distribuidoras comerciales 21 ”. Estas nacen como una respuesta del gobierno a
los problemas de desabastecimiento y la inflación, y en ellas participaban las
organizaciones como los centros de madre y de vecinos. A principios de 1973 ya existían
más de dos mil JAP en todo el país, que cada vez más son tomadas por las organizaciones
populares, y en particular las mujeres, en sus manos. Las JAP tratan de coordinarse también
con los cordones para enfrentar de mejor manera la crisis económica.

Son todas estas experiencias y luchas en las que las mujeres serán las protagonistas, que nos
quedan como enseñanza y vivencia para la actualidad.

21
La mitad invisible de la Historia, Vitale Luis, capítulo VIII, “El protagonismo social, político y cultural de
las mujeres latinoamericanas del siglo XX, en:
http://mazinger.sisib.uchile.cl/repositorio/lb/filosofia_y_humanidades/vitale/obras/sys/fmu/a/c08.pdf
La dictadura y la derrota de la revolución chilena

La mañana del 11 de septiembre de 1973, se desataba toda la furia patronal contra la clase
obrera. El plan de la burguesía chilena y el imperialismo, se venía preparando hace meses.
La constitución de los cordones sólo aceleró este proceso. A las cuatro de la madrugada
comenzó el movimiento de tropas, para rodear primero los puntos críticos (edificios
públicos del gobierno, fábricas y cordones industriales, poblaciones combativas, vías de
comunicación importantes). Más tarde se silencian las radios y los canales de televisión. Se
rodean las fábricas, se implanta el toque de queda. Comienza la larga y negra noche de la
dictadura chilena.

La dictadura descargó toda su violencia contra los trabajadores y trabajadoras. Los patrones
querían marcar con sangre el atrevimiento de los obreros que se habían atrevido a disputar
su poder. Las mujeres, las obreras, las pobladoras y las estudiantes, sufrieron en carne
propia la dictadura militar. Pero son ellas también las que van a constituir, a fines de los
setenta, uno de los primeros sectores que comienza a enfrentar a la dictadura de Pinochet.
Las organizaciones de DDHH y de mujeres que enfrentan la crisis económica, el hambre y
la miseria, pondrá en primera fila nuevamente a las mujeres. Y la dictadura se encargó con
furia de reprimir también a las mujeres, o de intentar cooptarlas para su política.

La lucha de las mujeres de la clase obrera de los años 70 es poco conocida. Son en su
mayoría mujeres anónimas. Están presentes en las marchas, las asambleas, la construcción
de los cordones industriales. Están llevando adelante el proceso de la revolución. Pero su
historia es invisible. Es nuestra tarea rescatar la memoria histórica, la tradición, la lucha y la
organización de estas mujeres.
Bibliografía

- Garcés, Mario. El Golpe en la Legua, Ed. LOM, Santiago, 2005


- Gaudichaud Franck, Poder Popular y Cordones Industriales, Ed. LOM, Santiago, 2004
- Miranda, Nicolás. Historia Marxista del PC Chileno, Ediciones Clase contra Clase,
Santiago, p. 78. Disponible en Internet en: www.clasecontraclase.cl
- Silva, Miguel. Los cordones industriales y el socialismo desde abajo, Santiago, 1998
- Vitale, Luis, Moulian, Luis y otros, Para recuperar la memoria Histórica, Frei, Allende y
Pinochet, Ed. CESOC, Chile, 1999
- Vitale, Luis. La mitad invisible de la Historia, capítulo VIII, “El protagonismo social,
político y cultural de las mujeres latinoamericanas del siglo XX, en:
http://mazinger.sisib.uchile.cl/repositorio/lb/filosofia_y_humanidades/vitale/obras/sys/fmu/
a/c08.pdf

Documentos de Trabajo
- Kirkwood, Julieta. Ser política en Chile. Documentos de Trabajo N° 159, Programa
FLACSO, Santiago de Chile, Octubre de 1982, p. 15
- Kirkwood, Julieta. La política del feminismo en Chile. Documentos de Trabajo, Programa
FLACSO, N° 183, Junio de 1983, Stgo. Chile, p. 18

Páginas Web

- Carta de los Cordones Industriales a Salvador Allende, Septiembre de 1973. Disponible


en Internet en: http://www.bibliotecaobrera.cl/?page_id=200&preview=true
- Declaración de Principios de la Central Unitaria de Trabajadores en 1953. Disponible en
Internet en: http://www.bibliotecaobrera.cl/?cat=14
- Miranda, Nicolás. ¿Quiénes fueron los responsables del Golpe?, Ed. Clase contra Clase,
Chile,1999, p. 16. Disponible en Internet en: www.clasecontraclase.cl

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