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El uso de teléfonos celulares, correo electrónico y blogs está creciendo cada día más entre
los adolescentes, sin embargo, paralelamente, crecen también los efectos negativos y en
algunos casos hasta dañinos, de su incorporación a la cotidianeidad de jóvenes y niños. Una
de las más novedosas formas de acceso a la tecnología y su resultado es el cyberbullying,
que cada vez se extiende más en el país.
"Es increíble la invasión de blogs y fotologs agresivos durante el verano. Los chicos, de
vacaciones, están constantemente conectados a Internet", señala Flavia Sinigagliesi,
pediatra del Equipo Bullying Cero Argentina del Centro de Investigaciones del Desarrollo
Psiconeurológico (Cidep). Los especialistas de este centro detectaron que muchos de sus
pacientes con problemas en el desarrollo, se transformaban en un target más fácil para ser
intimidados.
Una de las maneras más frecuentes en que se manifiesta esta práctica consiste en sacar y
enviar fotos y videos filmados con celulares y difundidos a gran velocidad a través de
Internet, correos electrónicos y mensajes de texto con contenidos que, muchas veces, son
violentos. La apertura de blogs y foloblogs son también un terreno abonado para realizar
montajes fotográficos utilizados para desprestigiar a “la víctima”.
El ingreso de las nuevas tecnologías a la escuela, sin dudas, plantea nuevos desafíos a los
docentes y autoridades. En ocasiones, se argumenta que el cyberbullying tiene lugar fuera
de la escuela o el horario de clase, y que en ese sentido, escapa a la acción docente. Pero el
resultado de estas cargadas no es neutro para el normal desarrollo de las clases en el aula.
Al respecto, hay casos en los que la víctima del escarnio comienza un proceso depresivo,
cambios de conducta y trastornos de diverso tipo.
"Antes, los jóvenes utilizaban el chisme para desprestigiar a quien tomaban de punto, y era
algo entre íntimos. Hoy, con Internet, es muy rápido, masivo y anónimo", destaca
Sinigagliesi. Entre las razones más recurrentes para el uso de Internet, el anonimato que
ofrece la red de redes es uno de los más valorados por los agresores, que por supuesto,
tampoco desdeñan la rapidez y la masividad de esta tecnología.
"Los chicos se permiten cualquier cosa porque, a diferencia de la agresión física o verbal,
detrás de una computadora es difícil identificar al líder agresor y al resto del grupo",
observa María Zysman, psicopedagoga de Ciped.
Fuente: La Nación