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Discurso de la Presidenta en el acto conmemorativo del 193 aniversario de la

Declaración de la Indepedencia
jueves, 09 de julio de 2009
PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ, EN EL ACTO
CENTRAL POR EL 193 ANIVERSARIO DE LA DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA, DESDE LA
CASA DE GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE TUCUMÁN.

La Presidenta saluda a público asistente al acto de conmemoración del 9 de Julio

Muchas gracias, muy buenas tardes a todos y a todas; señor Gobernador de la provincia de
Tucumán; señor Intendente; amigos y amigas: en un lugar muy especial, en una fecha muy
especial, donde se declaró la Independencia de nuestros país, hace exactamente 193 años,
y a pocos menos de un año del Bicentenario de lo que constituyó el nacimiento de nuestro
país, quiero dirigirme no solamente a los aquí presentes y al maravilloso pueblo de
Tucumán, que como siempre me ha recibido con muchísimo afecto, sino que se impone, nos
impone a todos nosotros la historia de los argentinos hablar con la franqueza, con la
sinceridad con la que siempre me he dirigido en todos los actos de mi vida, no solamente
como Presidenta de la República, sino también en todos los roles institucionales que me han
tocado desempeñar.

Creo que precisamente a un año de ese Bicentenario debemos iniciar una nueva etapa todos
los argentinos. Permítanme contarles las impresiones y los ejes sobre los cuales deberíamos
abordar esta nueva etapa que estoy segura, y no porque crea en magia fundamentalista
sino porque creo que estamos en un momento especial en la historia del país y del mundo
con grandes desafíos, pero también con inmensas posibilidades. Estos tres abordajes
presuponen lo que a mi criterio constituyen los tres ejes básicos: economía, democracia y
sociedad.
Primero quiero aclararles el concepto que entiendo de economía, tal vez no sea el de los
economistas, el concepto de economía se parece mucho más a la descripción que recién
hiciera el señor Gobernador acerca de cuál es el rol que debe cumplir la economía, el
gobierno, el Estado: promover el bienestar de la sociedad. Hay cientistas económicos
también que están absolutamente convencidos de que la economía es eso, que no es
solamente la suma de números o el cierre de números, sino que si la economía no sirve
para proveer de bienestar a la sociedad, de educación, de seguridad, de salud, de vivienda,
de trabajo bien remunerado, de derechos, en realidad no es economía sino prevalencia de
intereses de los más poderosos sobre los más débiles. (Aplausos).

Con este concepto es que creo que debemos abordar el tema de la economía, el de la
democracia y de la sociedad convocando al más amplio diálogo a todos los sectores de la
vida nacional. No porque hasta ahora no haya habido diálogo, no porque hasta ahora no nos
hayamos visto las caras, al contrario, me ha tocado - como Presidenta a mí, a todo mi
gabinete, al que se fue y al que está, a los gobernadores, dialogar a diario con empresarios,
con sindicalistas, con comerciantes, con desocupados, con todos los que constituyen los
actores de la economía, que no solamente son trabajadores y empresarios sino que
desocupados y gente que no tiene trabajo también forma parte de la economía, tal vez no
como actores económicos, sí como actores sociales.

Yo he observado en este marco y con esta conceptualizaciòn de economía, en estos años en


los cuales hemos crecido sin precedentes completando el ciclo de crecimiento económico
más virtuoso que haya tenido toda nuestra historia y además luego de una crisis de carácter
terminal, como la que teníamos en el año 2001, por la misma dinámica de la crisis que
íbamos solucionando problemas, los debates, las discusiones, los diálogos eran de carácter
parcial, se vinculaban siempre con un sector, que puede ser el de la industria o con otro
sector como el comercio, con otro sector que es el de los trabajadores, con otro sector que
es el de los productores, pero en definitiva yo creo que lo que debemos hacer ahora, en
esta etapa, es juntar a todos los actores sociales porque ya no hay posibilidad de
discusiones parciales, porque cuando uno discute parcialmente y otorga parcialmente hacía
un sector es porque evidentemente está - desde la economía - distrayendo los recursos
para ese sector, independientemente de la justicia o no que merezca la demanda o el
reclamo. Pero lo cierto es que la etapa que vive el mundo, una crisis muy profunda, nuestra
propia realidad - que luego voy a decir algunos números que es importante tener en cuenta
para ver la inmensa posibilidad y potencialidad que tiene nuestro país frente a un mundo
que se ha desplomado - va a exigir un gran esfuerzo por parte de todos en el diálogo y,
fundamentalmente, en la posibilidad de realización efectiva de todo esto para que la
economía siga siendo lo que dije que yo creo que es, y que es lograr el bienestar del
conjunto de la sociedad y no la prevalencia de los intereses de un sector, con mayor poder
de presión, o con mayor poder de lobby, o con mayor poder de acceso a los distintos
sectores del poder para lograr lo que obtiene.
Yo creo, sinceramente, que estamos en inmejorables condiciones para hacerlo; sentar en
una mesa a quienes representan las finanzas del país; a quienes representan a la industria;
a quienes representan a los servicios que definen todo el cuadro tarifario, ustedes saben la
importancia que esto tiene; al sector de la energía; al sector del campo y por supuesto claro
a los trabajadores, no nos olvidemos de ellos, es la mayoría absoluta del país, me refiero a
los que viven de un salario, y me refiero también a que cuando tomemos decisiones
tenemos que acordarnos de los que no están en esa mesa sentados porque todavía no
reciben ningún salario y es necesario, aunque no estén presentes en la mesa, tenerlos en
cuenta desde lo social. (APLAUSOS)

Con esta conceptualización vamos a convocar también a todos los que integran en la
economía lo que se denomina normalmente las cadenas de valor, desde el que produce,
desde el que industrializa, desde el que comercializa, hasta que finalmente llega al público.
Porque ustedes los que están aquí, y el resto de los argentinos, son gente muy inteligente y
sabe que muchos de los conflictos que comienzan a dispararse en la Argentina ya no tienen
que ver con una crisis de las características del 2001, tiene que ver con lo que se da en toda
sociedad que ha recompuesto su economía y entonces comienza la puja distributiva, que el
gobernador Alperovich planteaba como redistribución o no redistribución del ingreso.
Por eso es necesario en este sentido tener la amplitud de convocar y escuchar a todos y ver
además la viabilidad de cada una de las propuestas que los sectores económicos acerquen
al gobierno y qué impacto tienen esas propuestas económicas que los distintos sectores
acompañan en lo que constituye lo que maneja el gobierno nacional, que es el Presupuesto
Nacional y que son los ingresos que por todo concepto maneja la Nación Argentina. Esto en
un marco de fuerte restricción de acceso a los mercados de capitales, porque ustedes saben
que la volatilidad de los mercados ha disparado las tasas y en definitiva hay problemas muy
graves en el mundo, pero esto exige que todos nos sentemos a discutir desde esta
perspectiva: actores económicos y sin perder de vista a los que no van a estar en esa mesa
porque todavía ni siquiera tienen un trabajo.

Para dejarles una tranquilidad en cuanto a números me voy a referir muy brevemente a los
que me dejara el saliente ministro de Economía, a quien desde aquí aprovecho para
agradecerle la colaboración que tuvo para con esta Presidenta en un momento muy difícil.
Un gran técnico, que tal vez su pecado haya sido no hablar demasiado. Pero yo recuerdo -y
permítanme una digresión, me acordaba de las contradicciones que muchas veces
tenemos-, he leído y seguramente algunos recordarán, y le voy a encomendar al jefe de
Gabinete que es experto en esas cosas que encuentren editoriales, artículos,
pronunciamientos, seguramente va a encontrar alguna declaración mía, donde se decía que
la Argentina iba a volver a ser un país normal cuando nadie supiera quién era el ministro de
Economía. Ustedes lo deben recordar tal vez, muchas veces escuché decir esto y la verdad
que yo lo afirmaba porque habíamos estado acostumbrados a ministros de Economía muy
habladores, muy dicharacheros. Por favor no crean que estoy coartando la palabra al nuevo
ministro de Economía, al contrario, parece ser que el ministro de Economía tiene que hablar
y va a hablar mucho seguramente. Pero como ejemplo y como charla amable que estamos
teniendo en esta reflexión, recuerdo que precisamente se mencionaba el ejemplo de países
europeos donde nadie sabía el nombre del ministro de Economía, porque realmente lo
importante había sido ya decidido y entonces se administraba y lo más importante no era el
ministro de Economía sino tal vez el ministro de Educación o de Salud, etcétera. Sería
bueno encontrar algunas de esas editoriales.

Pero unos días antes de irse el Ministro me pasó la información de cómo estamos situados
en materia de endeudamiento externo por ejemplo, y de 146.975 millones de dólares que
debíamos al 30 de diciembre del año pasado, en apenas 3 meses hemos hecho una
reducción de 9.313 millones de dólares, que nos posicionan actualmente en una deuda
externa de 136.662 millones. Quiero que comprendan la importancia de estos números
porque de aquel año 2003 donde la ratio de deuda, o sea la relación que había entre la
deuda y lo que producíamos los argentinos era del 166 por ciento, o sea debíamos más de
una vez y media lo que todos los argentinos producíamos en todo un año, hoy, merced a las
amortizaciones de deuda que se han venido haciendo, una de las últimas exitosas fue la
refinanciación de los préstamos garantizados, estamos en una ratio de deuda, como llaman
los economistas, una relación entre lo que producimos y lo que debemos, del 47,6 por
ciento. Si a esta reducción drástica le sumaos el excelente posicionamiento que tenemos en
materia de reservas, 46.000 millones de dólares en nuestro Banco Central, convengamos
que de aquella fuerte restricción que significaba el endeudamiento permanente, la falta de
reservas, estamos en lo macro en una situación muy buena.

Y en cuanto a otro dato que voy a darles, y les prometo que no les doy ningún dato más,
simplemente para poner en cuadro de situación cómo estamos en la crisis más importante
que se recuerde desde la de 1930, como aseguran todos los economistas y los políticos, al
30 de junio de este año el superávit comercial de nuestro país, o sea la diferencia entre lo
que exportamos e importamos asciende a 9.861 millones de dólares contra 5.332 millones
que teníamos a la misma altura del año pasado, que fue el mejor año en materia de
exportaciones y superávit. Representa un 85 por ciento más de superávit del que teníamos
el año pasado. (Aplausos) Esto no se hizo por casualidad, hubo una fuerte intervención del
Estado en materia de políticas para lograr defender el trabajo argentino y las empresas
argentinas, sin infringir por supuesto las normas internacionales, sean las del MERCOSUR o
las de la Organización Mundial del Comercio. Como decía el General, dentro de la ley todo,
fuera de la ley nada.
Pero mi último dato, lo que es más importante, las exportaciones que en enero habían caído
a un 36 por ciento, se redujeron solamente en el último mes de junio a un 5 por ciento.
Hemos reducido la brecha fuertemente con una muy buena actuación de las manufacturas
de origen agropecuario, o sea producto agropecuario pero con valor agregado, y de las
manufacturas industriales.

Y en materia de importaciones, del 49 por ciento que habíamos caído al mes pasado, este
mes se llegó a recuperar casi 20 puntos, 30 por ciento de importaciones menos que el año
pasado pero con un crecimiento de las importaciones de bienes de capital, que es lo que
realmente define la calidad de la importación y da la temperatura de cómo está la
economía.
¿Qué quiero decir entonces? Que estamos en un momento en el que es necesario que todos,
absolutamente todos, nos aboquemos a un diálogo serio, constructivo, responsable y
realizable, fundamentalmente, porque la economía es números, es un lugar donde no caben
los discursos, pero sí evidentemente para ver cómo se asignan los recursos y qué prioridad
se da en la asignación de esos recursos para mantener nivel de empleo, nivel de actividad
económica y nivel de las empresas, es éste el momento.

Quiero hablarles también de otro aspecto para abordar en esta nueva etapa y con mucho
diálogo, que es el de la democracia. Si ustedes me decían hace un mes que podía haber
algún problema en materia de democracia en una región que había reconquistado
definitivamente la democracia, creo que la experiencia que como Presidenta me tocó vivir
en torno a la hermana República de Honduras revela que ni la economía es definitiva si no
se hacen las cosas bien, ni la democracia tampoco es definitiva si no se tiene un sólido
sistema de partidos políticos.
Y acá quiero hacer también referencia a algo, porque siempre se ha hablado de golpes
militares en la República Argentina en nuestra historia, y yo quiero cometer una infidencia.
En la Cena de Camaradería de la Fuerzas Armadas que compartí con los señores jefes de las
fuerzas que hoy nos acompañan, charlando de esta experiencia en Honduras, uno de ellos
me decía que nunca fueron golpes militares, siempre fueron golpes cívico-militares. ¿Y
saben qué le dije a ese alto jefe? Tiene razón, nunca fueron solamente las Fuerzas
Armadas, al contrario, siempre fueron el instrumento de civiles que los fueron a buscar para
dar golpes militares. (Aplausos) Así que creo que es hora de comenzar a llamar a todas las
cosas por su nombre y la experiencia de Honduras lo demuestra claramente. Cuando
hablemos de golpes militares y de la historia, de nuestra historia como país, no hablemos
más de golpes militares, hablemos de golpes cívico-militares, porque no solamente
estaremos haciendo un poco más de justicia sino que además estaremos diciendo la exacta
y estricta verdad de lo que pasó en toda nuestra historia.

Y referido a esto y a la consistencia que yo entiendo debe darse a la democracia, y a la


resistencia que fundamentalmente deben tener los partidos políticos, que como ustedes
saben son el sustento de la democracia, así lo consagra nuestra Constitución -a través de
ellos se ejerce la representación política- creo que también es hora de abordar y discutir
una profunda reforma política en la República Argentina, y convocar, por supuesto, de
hecho hay que hacerlo porque todo proyecto debe ser remitido al Congreso, a todos los
sectores.

Déjenme contarles un poco lo que entiendo por reforma política, no tan centrada en las
formas, porque está visto que la forma de votar en la República Argentina que se instaló a
partir de 1946, cuando las Fuerzas Armadas comienzan a custodiar los comicios y se
termina la etapa de lo que se constituyó como el fraude patriótico, da la exacta dimensión
de la transparencia del sistema electoral argentino, de la cual algunos dudaban cuando
perdían, pero parece ser que están un poco más seguros cuando ganan. Yo creo que es
necesario discutir a fondo el sistema de representación de los partidos políticos y no
dejarlos solamente en el marco de elecciones internas, me refiero a todos aquellos
candidatos que tienen que ir a desempeñar cargos electivos, estoy hablando obviamente a
las autoridades partidarias, donde cada militante elige sus autoridades. Estoy hablando de
hacer una reforma más amplia, que en algunos lugares de nuestro país, como la provincia
de Santa Fe, ya está vigente. En la cual, en un sistema de doble turno electivo de elecciones
primarias, donde vota el conjunto de la sociedad, entre los candidatos que tienen los
distintos partidos, se elige y luego en una segunda votación la ciudadanía elige. Es un
sistema que vamos a poner a consideración. Tengo la autoridad de haber sido la autora de
un proyecto, no es algo nuevo que haya inventado ahora. Presenté este proyecto cuando
era senadora y no obtuve las mayorías y los consensos necesarios pero creo que estamos
en otra etapa donde todos queremos realmente un nuevo protagonismo de los partidos
políticos y creo que es muy importante poder lograrlo y hacerlo. Sobre todo porque en las
últimas elecciones que se han celebrado en la República Argentina en ninguno de los
partidos políticos, ni pequeños ni grandes, ni chicos ni medianos, ni nuevos ni viejos, hubo
por ejemplo elecciones internas.

Pero también es cierto que la última vez que hubo elecciones internas en un partido político
fue en el año 1999 en lo que constituyó la Alianza, hubo elecciones internas en todo el país
para ver quién era presidente, y resultó electo quien resultó electo, ustedes lo recordarán,
que luego fue presidente en el año 1999. Con lo cual dejar en manos únicamente de los
partidos la designación de sus candidatos me parece que no es suficiente garantía de
estabilidad democrática y de fortaleza institucional de los partidos políticos. Creo que es un
tema a discutir, estamos abiertos, vamos a trabajar desde el Ministerio del Interior y desde
la Secretaría de la Función Pública fuertemente en este tema porque es un tema pendiente
que tiene nuestra sociedad.
Finalmente la sociedad, que creo es el tercer componente. Hablábamos de la
responsabilidad de los sectores y actores económicos, hablamos de la funcionalidad que
deben cumplir en el sistema de los partidos políticos y también de la sociedad, y del grado
de participación e involucramiento que esa sociedad debe tener en los grandes temas, que
seguramente se van a discutir en esta nueva etapa que se avecina y en la que tienen que
participar activamente. Porque hay decisiones que escapan a la esfera de los gobernantes,
hay decisiones que por su naturaleza cuando involucran a muchas generaciones o
involucran decisiones importantes, necesitan muchas veces también de un consenso más
amplio que el que puede dar un Poder Ejecutivo o un Parlamento, requiere también la
participación de la sociedad que además implica el hacerse cargo de las decisiones que una
sociedad adopta en determinado momento histórico y en relación a determinados tópicos.
Porque muchas veces uno siente que hay poca participación en la decisión que luego
termina influyendo en la vida de todos los argentinos.

Por eso creo que estamos en un momento de grandes desafíos pero de grandes
posibilidades. Estoy absolutamente convencida de la inteligencia de todos los argentinos.
Estoy convencida también que el mundo y su situación amerita que todos nuestros
principales actores económicos se sienten a esa mesa de diálogo con mucha seriedad y
responsabilidad. Y estoy segura que con el resto de los partidos políticos vamos a poder
darnos una reforma democrática en serio adentro de los partidos, para que sea la sociedad
la que entre a los partidos y pueda también decidir y hacerse cargo de las decisiones que
toma en torno a este esquema de funcionamiento democrático.
Miren, la democracia no es algo que está para siempre, ni la economía de bienestar o una
determinada situación, si no se llevan bien, con seriedad y responsabilidad, no duran para
siempre. Nada es para siempre. Esto tenemos que aprenderlo todos. Lo único que es para
siempre es cuando Dios ha decidido algo sobre nosotros, pero hasta ese momento siempre
todo puede cambiar. Porque muchas veces hemos creído que habíamos llegado a un
determinado lugar y luego hubo muchos retrocesos, muchas frustraciones y muchos
fracasos.
Por eso siento en lo más profundo de mi corazón, pero también de mi cabeza, porque creo
que hay que poner las dos cosas, la una sin la otra no valen, que es el momento de iniciar
esta etapa, de convocar en estos términos y lograr en serio definir firmemente el rumbo
económico, político y social de la República Argentina.

La historia de tantas frustraciones y fracasos nos obliga a todos a actuar con muchísima
responsabilidad, escuchando todas las propuestas y también siendo escuchado cuando se
explican razones, números y en fin todo lo que puede constituir la pléyade de gestión que
significa tomar decisiones todos los días. Porque el diálogo es maravilloso pero luego de
dialogar hay que tomar decisiones, esto también es algo muy claro. No dialogamos para
encontrarnos únicamente, es una forma de encuentro, es una forma civilizada y
democrática de abordar los problemas, pero al final de cada diálogo siempre hay una
decisión, por lo menos en materia de gestión. En lo temporal, en lo atemporal, en la fe, en
la filosofía, en cuestiones menos terrenales como son la gestión diaria y cotidiana, uno
puede debatir sine die, uno puede discutir por mucho tiempo, pero cuando uno tiene que
gestionar en una municipalidad, en una provincia, en un país, hay que dialogar y luego hay
que tomar decisiones.
El compromiso en este 9 de julio, frente a todos los argentinos, de esta primera Presidenta
mujer de la República Argentina, es convocar a todos al diálogo pivoteando sobre estos tres
ejes. Y el que tenga alguna otra idea o algún otro eje para plantear fundamentalmente una
discusión, también todos estamos dispuestos a escucharlo. Pero creemos que economía,
democracia y sociedad son sinceramente las tres claves para enfrentar los desafíos y la
inmensa posibilidad que tenemos.

Recordemos que hemos sido capaces en 6 años de tener el mayor crecimiento económico
de nuestra historia. Cuando todos nos decían que nos caíamos, finalmente se cayeron los
que decían que nos caíamos. No nos alegra porque también nos ha complicado en nuestra
propia situación, vivimos en un mundo absolutamente globalizado, pero sí creo que todos
tenemos que hacer un aprendizaje, soy de las que dice que uno aprende hasta el día que se
muere, sigue siempre aprendiendo.
En este 9 de julio y con esta convocatoria a todos los argentinos, quiero darles a todos un
gran abrazo en el día de la Independencia de la República Argentina.
Muchas gracias y buenas tardes. (APLAUSOS)
Cristina Fernández en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno de Tucumán.
Cristina Fernández escucha el Tedeum en la Catedral de Tucumán.
La Presidenta, en la Catedral de San Miguel de Tucumán, en el Tedeum del 9 de Julio.
Atrás, el Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, el ministro del Interior, Florencio Randazzo y
el canciller Jorge Taiana.

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