Tecnología

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El espionaje ya no es
una actividad exclusiva
del Servicio Secreto de
Inteligencia Británica.

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L ndres
ciudad de espías
Esta es la historia de las tiendas que abastecen a los nuevos James Bond.
Es la celebración del centenario del natalicio de Ian Fleming, creador del 007.
Por Miryam Audiffred, desde Londres
N
o visten de traje negro ni recorren
las calles de Londres en coches
deportivos; ninguna oficina de
inteligencia coordina sus pasos,
pero están por todas partes acechando con
artefactos que les permite escuchar y mirar
lo que no deben.
Son los otros espías londinenses. Los nue-
vos agentes secretos que lejos del glamour de
las películas de James
Bond, traen en el bol-
sillo una pluma, un
Ninguna oficina de
encendedor o un lla- inteligencia coordina
vero que opera con la sus pasos...
tecnología más sofis-
ticada y con el que pueden grabar por horas
cualquier conversación o tomar fotos digitales.
Los espías de hoy, los que abundan en la
ciudad, son hombres y mujeres de apariencia
cotidiana que trabajan de manera individual
para resolver problemas con sus hijos, su
pareja o sus compañeros de trabajo.
Spy shops
El espionaje es una industria en Londres y
las “tiendas para espías” son el principal
atractivo. Están por todos lados en la web-
site, pero también en los barrios residencia-
les de la ciudad. Algunas veces están anun-
ciadas en letreros de grandes dimensiones,
y otras —la gran mayoría—, ocultas en la
clandestinidad entre supermercados y tien-
das de comida, al
lado de boutiques,
florerías o despa-
chos de abogados.
“Las spy shops
existen en esta ciu-
dad desde hace más de tres décadas”, nos
cuenta David Bitz, fundador y manager de
una de las tiendas de espías más añejas y
creativas de Londres: Spy Store.
Ubicada desde su apertura en la zona de
Queen's Park, al este londinense, Spy Store
ocupa la planta baja de un edificio victoriano
en el que destaca su fachada blanca, con sus
anuncios de “tecnología limitada” y sus cris-
tales ligeramente ahumados.
“Mr D” —como nos referiremos desde ahora
a David Bitz— nos explica que los grandes ven-
tanales solían estar completamente polarizados
para evitar la visibilidad desde el exterior y
garantizar el anonimato a sus clientes.
La tecnología de Internet ha cambiado
por completo esta situación. La gran mayoría
de sus competidores está en el ciberespacio
y no en las banquetas, como sucedía hasta
hace apenas un par de años. Por eso expone
gran parte de sus productos en la red y la
tienda sólo abre con previa cita.
A simple vista parece un local dedicado
a la electrónica. El espacio tiene las dimen-
siones de un cuarto pequeño y sencillo. Los
esqueletos de numerosos radios y celulares
dominan el escenario, los muros están tapi-
zados de cables y baterías, y un ejército de
cámaras vigila hasta el más mínimo rincón.
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Hay tres vitrinas con gorras, plumas,

relojes digitales. Todos los gadgets o artefac-
La industria de la observación
tos que viven en la literatura de Ian Fleming
Las tarifas de espías privados van
—creador del 007— están ahí. Y fueron dise- de 80 a 200 dólares por hora, tal
ñados por Mr D, un ingeniero autodidacta de vez por eso los ingleses prefieren
el "hágalo usted mismo".
cabello cano que un día cualquiera descubrió
que era capaz de hacer transmisores lo sufi-
cientemente pequeños como para esconder-
los en una pluma fuente.

El sueño de Mr D
“Digamos que todo esto es un juego de inge-
niería y creatividad que se basa en un hecho
irrebatible: a todo el mundo le gusta saber lo
que sucede a sus espaldas”.
Mr D fue uno de los primeros en produ-
cir maletines y bolsas de mano con cámara
a color integrada. También fue pionero en
crear la tecnología necesaria para colocar
cámaras sin cables y micrófonos ultrasensi-

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bles en relojes de pulso e, incluso, botones
de camisa. Y la fidelidad es total.
Algunos de los clientes de Spy Store —los
que consumen en grandes cantidades— son
empresas que hacen uso de los gadgets para
monitorear la calidad de los servicios que sus
empleados ofrecen al público. “Utilizando,
por ejemplo, uno de los botones con video-
cámara escondida, cualquiera puede hacerse
pasar por comprador y filmar la labor de
quienes lo atienden. El video puede ser ana-
lizado horas después por los directivos y ser
usado como prueba para despedir o ascender
a sus trabajadores”, explica.
El resto de su directorio de clientes, los
más comunes en el mercado, son perso-
nas que acuden con problemas mucho más
domésticos. “Casi siempre llegan sin saber
qué es lo que necesitan. Pero después de
platicarnos el problema les encontramos el
remedio perfecto”, concluye.
Un espía en la casa
Nadie mejor que Ben Craig conoce el fun-
cionamiento del mercado. Más de un lustro
al frente de la tienda para espías de The
Lorraine Electronics, uno de los negocios de
mayor fama en este rubro, le ha enseñado
que lo principal es la garantía de confiden-
cialidad absoluta. Y justamente por eso,
como periodista no es fácil tener acceso a la
Aunque las spy shops se niegan a dar cifras, datos de la consultoría Grant Thornton indican
que 49 por ciento de los divorcios que se registran en el Reino Unido involucran el servicio
de detectives privados o la técnica del espionaje.
Nadie sabe las razones, pero lo cierto es que Londres está más preparado que nunca para
espiar a las personas. Se estima que el gasto de los británicos en detectives y gadgets
asciende a 300 millones de dólares anuales.
tienda. En principio es necesario hacer una sede de los Juegos Olímpicos del 2012. Está
presentación exhaustiva del medio al que se ubicada en una de las calles más comerciales
representa y garantizar que no hay interés en de la zona, pero destaca por su gigantesco
conocer los detalles de sus clientes. letrero azul marino que, con letras blancas,
“No podemos darle nombres ni cifras. muestra las palabras spy shop.
Mucho menos detalles que comprometan a El lugar está lleno de monitores en los
nuestros clientes. que de inmediato
No se cómo pode- Las cámaras están aparece la silueta de
mos ayudarla”, es la
por doquier: en el todo aquel que cruza
primera frase que se la puerta de entrada.
escucha a través del marco, en el florero... Las cámaras están
teléfono. por doquier: en el
Garantizado el total respeto a la identidad marco del único cuadro que figura en los
de la clientela se obtiene una cita a la que muros, en el florero que sirve de adorno, en
hay que acudir con puntualidad inglesa. La la carpeta que está sobre una de las vitrinas
tienda se encuentra al este de Londres, en que muestran los gadgets que ofrece la com-
Waltham Forest, uno de los barrios que será pañía, en la bolsa femenina que yace en una

Gadgets espías
Nombre: Glasses Camera with Digital Nombre: Personal Digital Nombre: Interceptor Software
Video Recorder. Recording System (PDRS). with Nokia Phone.
Uso: Anteojos con cáma- Uso: Si se conecta a una Uso: Para "regalarlo". Permite
ra integrada al armazón. línea telefónica, sirve para leer copias de los mensajes y
Fotos, audio y video. grabar las llamadas. escuchar todas las llamadas.

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Si este "espía" trabajara
para el gobierno inglés,
ganaría 400 USD la hora.
de las mesas que —hasta ahora— había sido
inadvertida. Craig apunta hacia ella y dice:
“ni se imagina cómo le gusta a sus colegas”.
Comenta que quienes acuden a este
negocio, fundado en 1975, sólo están intere-
sados en “conocer la verdad”, sea para bien
o para mal. “Quieren saber si sus hijos están
en mala compañía o si su pareja es infiel. Les
interesa saber qué se dice de ellos en el tra-
bajo o simplemente
tener cierto control "Les interesa conocer
al obtener informa-
ción que, sin estos
qué se dice de ellos
objetos, jamás ten- en el trabajo".
drían”.
Por eso el producto estrella es una esfera
de plástico conocida como mambo, que sirve
como rastreador satelital y que además per-
mite escuchar todo lo que sucede en el lugar
exacto en el que este aparatito se encuentra.
Si quieres saber qué hace tu cónyuge,
basta con dejar mambo en el interior de su
coche o de su oficina para lograrlo.
Y es que el aparato funciona como un
teléfono celular. Cada uno de ellos tiene un
número que al ser marcado hace que se acti-
ve y difunda lo que sucede a su alrededor.
De catálogos virtuales
Nombre: Pen Transmitter.
Uso: Transmite conversa-
ciones. Su radio de alcan-
ce es de 600 metros.
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Un agente equipado
Si se revisan los catálogos virtuales de las
tiendas que se anuncian en la red, es fácil
advertir que 380 dólares son suficientes
para adquirir unos lentes de sol deportivos
con cámara fotográfica o de video
integrada. Con 300 dólares, cualquiera
puede adquirir un delgado chip para
interceptar llamadas telefónicas. Instalar un
dispositivo para disimular la voz es posible
con 200 dólares y con 400 se puede traer
en el bolsillo una pluma con grabadora.
Por 600 dólares se puede tener en el buró
de la recámara un reloj despertador con
videograbadora y por mil dólares puedes
adquirir una cámara del tamaño del dedo
pulgar para dejar en cualquier parte.
Incluso se puede comprar ropa interior con
rastreador satelital.
Una conversación se escucha con claridad
absoluta sin importar la distancia de por
medio, pues mambo trabaja vía satélite.
Los gadgets para rastrear y grabar las lla-
madas que entran a cualquier teléfono fijo o
celular se venden como pan caliente, pues
son muy fáciles de colocar.
La pieza favorita de Craig es la que sirvió
para iniciar el negocio. Se trata de un ele-
gante portafolio de
piel con cámara a
color escondida. Es
necesario utilizar una
lupa para detectar los
dos orificios que en
la parte lateral permiten grabar las voces y
capturar las imágenes.
El dueño de la compañía lo inventó déca-
das atrás para responder a las necesidades
de un amigo, que necesitaba tener pruebas
fehacientes en torno a la existencia de una
conversación para salir de un problema
muy serio. El maletín no sólo funcionó, sino
que comenzó a popularizarse al grado que
la petición de artículos fue aumentando y
diversificándose. Hoy, el catálogo asciende a
un centenar de artículos.
Nombre: 33hr Digital Recorder.
Uso: Puede conectarse
al teléfono. Permite gra-
bar hasta 33 horas.
Se buscan espías
Las historias de espionaje del Servicio
Secreto de Inteligencia Británica son una
realidad que está viva, trabajando y en pro-
ceso de reclutamiento. Aun hoy, superadas
las dos Guerras Mundiales y la Guerra Fría,
conviven con la cotidianidad londinense.
El organismo que inspiró a Ian Fleming
y fue cuartel de James Bond —conocido
popularmente como MI6— necesita nuevos
espías. Y actualmente los está buscando a
través de la radio, la televisión y e Internet.
Su última campaña fue lanzada en Facebook.
De acuerdo con la convocatoria, el
Servicio Secreto está en busca de “ciudada-
nos británicos, graduados universitarios, con
amplia capacidad intelectual e interesados
en culturas extranjeras. Es fundamental
que tengan un gran poder de persuasión e
influencia”.
—¿Y qué tan realista es la descripción
del SIS que se hace en las películas de James
Bond? —preguntan algunos interesados a
través de la página web del Servicio Secreto.
—James Bond, como Ian Fleming lo con-
cibió originalmente, se basaba en la realidad.
Pero cualquier autor tiene que incluir cierto
grado de glamour y entusiasmo para poder
vender. Cuando los cineastas se interesaron
en Bond, ya la brecha entre la verdad y la
ficción se había ensanchado. Sin embargo,
quienes comiencen a trabajar para el SIS
podrán aspirar a una carrera con momen-
tos en que esa brecha será un poco menor
y podrán tener la certeza de que será una
carrera estimulante y gratificante que, como
la de Bond, estará al servicio de su país —es
la respuesta que brindan las autoridades.
Así es el espionaje en Londres. Un esce-
nario pleno de espías oficiales, privados y
amateurs que gustan del “007-shopping”.
Si te interesa
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Nombre: Radiation Detector
Wrist Watch.
Uso: Para aquellos
que temen estar en
zonas radiactivas.