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a : Renita decide tavemnin dicightitigee ee ‘Rieando Seteas, Vieror L. Cagplt y Javier Méayoen ' | * * .- . i ie ol i} - 4 5 LG >. TEORIA GENERAL DE LA OCUPACION, F “EL INTERES Y EL DINERO en inglés, 1936 JOHN MAYNARD KEYNES en espafol, 1943, i de Ia Universidad de Cambridge en espaitol, 1951 4 Reimpresa ex 1956 «J, TEORIA GENERAL DELA sotinado lector: | g OCUPACION, EL INTERES ‘ Con sumo placer le hemos prettado este libro y es muestro deseo=- Y EL DINERO i que le proporcione 1a utilidad esperade~ d por Ud, Mucho le estimaremos tratarlo--— } Leon gran euidado y asimismo devolverlo-= en el plazo de tiempo estipulade, GRACIAS | : \ | BIBLIOTECA FACULTAD DE ECONOMIA, { ‘Eduardo Homedo Desc eradon conforme 18 Gapyrigt by Ponto de Cultura Bzonene, Arde Univer 75 = Mexico aD Printed and made in Mexico Dnt an made in Mes q FONDO DE CULTURA ECONOMICA México Buenoe Aires NOTA DEL EDITOR La Teoria general de Lord Keynes ha adquirido un lugar tan destacado en la literatura econdmica de nuestros dias, que es diff- «il encontrar un libro o articulo sobre economia no elemental donde no se cite. Por ello ha parecido conveniente dar la pagina- cidn de la obra original en todas sus ediciones para faciliter al lector ta comprobacién de las referencias a esta obra que pudiera encontrar en el curso de sus lecturas, Los guarismos entre corche- tes indican el lugar donde termina cada pdgina de la edicién inglesa. B70A/58 330.156 ens ET ewan on j wa PREFACIO Dirijo este libro especialmente a mis colegas economistas, aunque espero sea comprensible para quienes no lo son. Su principal objeto es ocuparse de las dificiles cuestiones de la teoria, y sélo secundariamente de sus aplicaciones prdcticas; porque si la economia ortodoxa estd en desgracia, la razén debe ‘buscarse no en la superestructura, que ha sido elaborada con gran cuidado por lo que respecta a su consistencia légica, sino en la falta de claridad y generalidad de sus premisas. Por tal ‘motivo no podré cumplir mi deseo de persuadir a los economis- tas que estudien otra vez, con intencién critica, algunos de los supuestos bdsicos de la teoria, mds que por medio de argumen- tos sumamente abstractos, asi como valiéndome a menudo de la controversia. Quisiera abreviar ésta; pero he creido impor- ante no sélo explicar mi propio punto de vista, sino también mostrar en qué aspectos se aparta de la teoria habitual. Sw pongo que quienes se aferran demasiado a lo que lamaré “la ‘teoria cldsica”, vacilardn entre la creencia de que estoy comple- tamente equivocado y la de que no estoy diciendo nada nuevo. Gorresponde a otros determinar si alguna de estas alternativas, 0 bien una tercera, es la correcta. La parte de mi obra especial- mente dedicada a la controversia tiene por objeto proporcionar materiales para la respuesta, y debo disculparme si, al tratar de establecer distinciones incisivas, mis argumentos resulton de- masiado sutiles. Yo mismo defendi durante muchos afios con conviccién las teorias que ahora [V] ataco y créo-no ignorar cudl es su lado fuerte. No puede exagerarse la importancia del asunto a discusién; ¥ si mis explicaciones son correctas, a quienes primero debo convencer 5 a mis colegas economistas y no al piiblico en ge- neral. En tales condiciones, el piiblico, aunque Bienvenido al debate, es s6lo un curioso que observa el intento de un econo- mista de encontrar una solucién a las diferencias profundas de % iN ;

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