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Es común que algún familiar o amigo nos aconseje tomar

una aspirina para el alivio de algún dolor y con frecuencia el de la


cabeza; el ácido acetilsalicílico (aspirina) se emplea desde hace
unos cien años. Se toma por vía oral, para el dolor moderado o
leve, y proporciona entre cuatro y seis horas de alivio, y es eficaz
para la prevención de enfermedades del corazón, mas sin embargo
hay que tener cuidado al ingerir este medicamento.

Dado que la aspirina suele irritar


el estomago, se puede combinar con un
antiácido para evitar este efecto y con
ello una posible gastritis o una
complicación mayor como una ulcera
gástrica.
La aspirina también aumenta
el riesgo de hemorragias porque
disminuye la agregación plaquetaria,
es decir inhibe la coagulación; a las
personas que le salen moretones con
facilidad son especialmente vulnerables a
este efecto.

Cualquier persona con sangrados o presión alta no


controlada, debe evitar la aspirina excepto bajo supervisión
médica.
Si usted va a ser intervenido quirúrgicamente debe evitar
consumir este medicamento al menos una semana antes para
evitar posibles hemorragias durante la cirugía.
Las personas asmáticas deben evitar su consumo ya que se
puede empeorar su enfermedad; así como las personas alérgicas a
este medicamento pueden tener una severa reacción alérgica, que
produce erupción en la piel, comezón y problemas respiratorios
graves; en mujeres embarazadas y en niños menores de 12 años
no recomienda la ingesta de este medicamento.

Con dosis muy elevadas, la aspirina puede causar


reacciones adversas graves, uno de los primeros síntomas de la
sobredosis es el zumbido de oídos.
Si usted padece de dolores frecuentes de cabeza consulte a
su médico, para que éste le indique el tratamiento a seguir y evite
el consumo continuo de la aspirina.
Ahora que sabe cuales son los efectos secundarios de la
“aspirina” queda a su consideración el consumo de ésta.

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