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Tras Los Rastros de un Sueño Difuso

Acababa apenas de terminar de fumar su cigarrillo sabor a canela cuando distinguió


entre la muchedumbre a ese hombre, aquel que días atrás venía apareciendo
insistentemente en sus sueños… No sabía si seguirle o abordarlo… pero entre más se
acercaba a pasar cerca donde ella estaba, se inclinaba más por seguirle, puesto que el
nerviosismo le asaltaba a través de sus piernas… Trató de disimular y mimetizarse con
el entorno para que él no llegase a notar su consternación; pues al parecer lo hizo bien,
el simplemente pasó por su lado con la mirada perdida en el limbo, entre un cielo de
atardecer grisáceo, humedad confundida con la densa atmósfera contaminante, y un
océano citadino de ríos de gentes afanadas por llegar a casa, embotellamientos viales y
un sinnúmero de letras atiborradas en carteles vistiendo con agresividad comercial
neocapitalista los edificios de la ciudad aunados, enfilados formando múltiples
callejones y recovecos hostiles…

Ella lo seguía muy hábilmente, tratando siempre de guardar su silueta tras cualquier
cuerpo que le sirviera de escudo para conseguirse inadvertida ante él, sin perderlo de
vista, sin dejar por un instante de valorar cada detalle que le suministrase cualquier
información sobre el origen de este hombre que se escapó de sus extraños sueños y
que ahora estaba en su realidad…

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Tras varias calles, ingresó a un café se sentó donde pudo hallar un mejor lugar, frente al
ventanal que daba hacia la calle; ella se quedó afuera, otra vez presa de indecisión,
entre esperar a que saliera o simplemente entrar como una más del montón… temía
que él fuese muy buen observador y se percatará de que su rostro ya había sido
divisado en aquel limbo que había dejado unas cuantas calles atrás… finalmente
ingresó, de suerte que justo detrás del puesto donde él se encontraba había una silla
desocupada, así que allí se sentó… él por su parte ya estaba ordenando un mocachino
con brandy, mientras ella seguía en su recolección de datos y detalles que le sirvieran
para su interpretación…sacó un libro que tenía en su mochila… pidió un expreso… y
apoyó su espalda al espaldar de la silla, inhaló hondo y pese a los diferentes y
abundantes aromas de café que danzaban por la habitación, pudo detectar un muy
agradable aroma a pino silvestre proveniente de él… este aroma activó
inmediatamente sus idilios y utopías románticas… empezó a divagar: ¿Será que
apareció en mis sueños como señal del cielo para mostrarme mi futuro? ¿Será que lo
invito a mi mesa y empezamos una cálida conversación? Blablablablabla … siguió
ensimismada, pensando un sinfín de situaciones para el acercamiento y sentía como
todo su cuerpo se disponía a ese romántico encuentro… sus pechos se erizaban, sus
labios se dilataban, su piel se calentaba… todo en ella se tornaba en apertura, ese
aroma proveniente de él había tenido en ella el mismo efecto que los primeros rayos de
sol que acarician una pequeña flor primaveral…

De repente él se levantó, dejó unos cuantos billetes de baja denominación en la mesa


en pago de su orden y salió… ella por andar sumergida en sus delirios histeroides ni
siquiera había podido degustar su café, se incorporó tan pronto como pudo y sacó de
su chaqueta un billete de alta denominación, lo tiró en la mesa y mirando a la mesera le
pidió que conservase el cambio… salió presurosa, veía hacia ambos lados de la calle y
no lograba divisarlo, inmediatamente una triste agonía le invadió el pecho y se
manifestó en su arco de frente fruncido y justo cuando un suspiro de abatimiento salía

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quejumbroso de sus labios, logró verlo cruzando la esquina de la cera de enfrente… el
mismo aire del quejumbroso suspiro se retrajo, pero esta vez en forma de un inminente
hálito esperanzador; cruzó como pudo la avenida, automóviles a toda prisa, motos que
toreaban unas contra otras en búsqueda de un espacio de ventaja delantera, y unas
cuantas tímidas bicicletas que a los lados de la avenida rodaban como almas en pena,
todo esto, ella con milagrosa destreza, atravesó por ir en pos de él, de ese recién
conocido, divisado en extraños sueños y que apenas unos instantes se había convertido
en objeto de fantasías y deseos…

Llegó plenamente desbocada y agitada a la esquina donde había divisado por última
vez su silueta, de suerte que él se había detenido en un kiosco de revistas y que tenía su
vista enterrada en una de ellas, pues de lo contrario lo hubiese perdido definitivamente
entre la muchedumbre… se recostó en la esquina como quien espera por alguien,
buscó en los bolsillos de su chaqueta el último cigarrillo sabor a canela que sabía le
quedaba, lo encendió y apenas dio su primera aspirada cayó en cuenta que aquel billete
que había tirado en la mesa del café era lo único que tenía de dinero “¡argrrr!” se
maldijo una y otra vez, pues ni modo, ya que le había ofrecido el cambio a la mesera y si
regresaba perdería toda su labor de espionaje…

En pocos minutos oscureció, y una leve brizna de lluvia empezó a acariciar la ciudad, él
dejó de leer y empezó a marchar rápidamente, ella tiró el cigarrillo y empezó a seguirle,
cada vez él se adentraba más en la ciudad en sitios que se iban tornando más
macabros, menos poblados, angostos… Ella, envenenada por sus ensoñaciones había
perdido la prudencia de pasar inadvertida ahora le seguía más evidentemente, aunque
él en ningún momento volteó hacia atrás dándole a ella la impresión de seguir aún
indiferente ante él, cada vez habían menos personas en el camino, y las pocas que
estaban caminaban agitadamente buscando refugio de la fría brizna… hasta que entre
charcos de aguas negras, olores fétidos, personajes siniestros, escenarios lúgubres se

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hallaba ella tras de él más agitadamente y nada ya podía hacerla desistir de conseguir el
mismo destino, ni siquiera esos aromas putrefactos la hacían despertar de su
orgásmico ensueño… de callejón en callejón, y en un último cruce antes de toparse con
una pared, él viró y por supuesto ella tras de él.. sus ojos encontraron otro callejón sin
salida, de fondo lo tapaba una inmensurable cantidad de chatarra de viejos carros y
electrodomésticos, además de la basura… y delante de este fondo cuatro hombres de
muy mal aspecto aguardaban, tres de ellos fumando y al cuarto se le notaba un estado
de conciencia alterado… tan pronto se halló inmersa en esta escena todas las
ensoñaciones junto con sus “blablabla’s” cuestionadores sobre la naturaleza de este
hombre escapado de sus sueños, se fugaron de su cuerpo tomando la forma de un gran
viento que escapó súbitamente de su boca; viró su cabeza hacia la izquierda y ahí
estaba él, el que había visto en esos sueños extraños donde aparecía ella viendo su
rostro en un cielo carmesí, ella sintiendo sus manos halarla y lanzarla a un vacío oscuro
y húmedo, ella sintiendo su hálito entre sus labios… él la miró con vileza en sus ojos,
inclinó su cabeza y le dijo a sus compañeros: “Aquí está nuestra última muñeca, esta
vez sí que fue muy fácil encontrarla y traerla desde los brazos de Morfeo” ella se sintió
desfallecer y éstos cuatro hombres y él se le vinieron encima le arrancaron la ropa, le
metieron los dedos por todos lados, e incluso abrieron nuevos orificios en su piel para
penetrarla más, la vistieron de carmesí con su propia sangre, y ella no podía dejar de
mirarle… él se ubicó por encima de su cabeza, tal como ella había visto su rostro en el
sueño, y empezó a “jugar” con su rostro “Pero es que tienes el rostro de un ángel”
decía maquiavélicamente “¿de quien son esos labios?, ahora son míos” y con su navaja
le desgarró los labios, mientras sus compañeros ultrajaban todo su cuerpo, le violaban,
la mutilaban, la quemaban con sus cigarros… finalmente y cuando se aburrieron de
ejecutar sus demonios internos sobre ella y cuando la sangre ya no les dejaba agarrar
su cuerpo sin que se les resbalase, uno de ellos inquirió: “ya está bueno por hoy” así
que él tomó sus muñecas y empezó a halarla arrastrando su cuerpo, mientras ella
mantenía la vista en el oscuro cielo, de repente él se detuvo y con el pie la empujo por

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un cloaca oscura y húmeda en donde quedó semisumergida y tratándose de incorporar,
ignorante de las múltiples lesiones que no se lo iban a permitir, se agarró de cualquier
sólido firme que encontró, pero se horrorizó al notar que se trataba de una pantorrilla
en su mano derecha y una cabeza suelta en su izquierda, ahí horrorizada extrayendo
fuerza desde el fondo de su vientre gritó: “Noooooooo!”

Súbitamente despertó y aún estaba en el café, se había dormido al recostar su espalda


en el espaldar de la silla, para su vergüenza tenía la boca abierta y babeaba un poco,
rápidamente se limpió, él aún se hallaba en su puesto y riéndose amenamente se volteó
y le preguntó burlescamente si podía compartir su mesa para evitarle que en un sueño
pereciera… por supuesto tras éste último horrible sueño, ella no encontró gracioso
aquel comentario y tan rápido como pudo se levantó, pagó la cuenta cerciorándose
esta vez de recibir el cambio y decidió no dejarse tomar presa de estúpidas ilusiones
histeroides, anhelos de un sublime amor, y más bien quedarse en el anonimato de su
patética soledad, entre su mal pago oficio y la pérdida de su ingeniosa creatividad no
descubierta por el mundo, tomar la próxima ruta hacia su casa, y regresar a su
pequeña burbuja donde por lo menos sabía que podría abrigarse aunque fuese sola,
pero segura.

(07 de Mar. 2007)


Autora: Johanna Paola Roca Liz
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