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LOS SECRETOS DE LA MADUREZ

Deberamos aprender ms de los rboles Y de las semillas que forman extensos bosques, Procurar el crecimiento interior En vez de maestros que rondan En laberintos enrejados como escuelas Donde se privan los instintos naturales. Deberamos aprender de los terremotos Ms que de los sismgrafos, Y de los fracasos ms que de xitos voltiles, De los derrumbes ms que de ostentosas construcciones, De lo que no se renueva en vez de lo que abunda, Y de lo que otros carecen en vez de lo que nos falta.

Deberamos aprender de las sencillas gentes Que pasan y un da de esos se desvanecen Llevndose la historia, la que nunca se escribe, Deberamos fortalecer nuestros tesoros De rama en rama para nido de los ms dbiles, Deberamos aprender de las races invisibles, Del trabajo silencioso en vez de hacer alarde de acciones, Deberamos no perder de vista el viaje de los ros Cuya desembocadura final siempre es el mar.

Deberamos ser ms nios y menos serios, Rernos a carcajadas de nuestros inslitos caprichos, Deberamos aprender a respetarnos en vez de temernos, Enarbolar ms verdades que enredaderas de mentiras Aunque alguien resulte herido o liberado,

Deberamos aprender ms de los cambios que estremecen, De las catstrofes para quienes el mundo se termina, Sin dejar de pretender proyectos duraderos.
Por cierto, no deberamos olvidar la madre de nuestro origen, que nos leg en el tormento la materia de la cual fuimos hechos. Nos ira mejor por la vida si fusemos menos arrogantes, Y ms autnticos seres en vez de terminar desplomados Encima de falsas corazas que acumulan confusiones.

Deberamos ser ms locos y traviesos que cautelosos enemigos. Sera reconfortante colgar la mscara de nuestras investiduras Y dialogar cara a cara de lo que siempre se silencia por tab. Deberamos desaprender lo que ya es tan sabido y cuestionar Lo que se impone por decreto desde arriba para controlarnos. Deberamos desentraarnos de ser protagonistas de la vida An cuando la rutina sea el paisaje frecuente donde transitamos. Deberamos revitalizar nuestros sueos antes de dormirnos.

DEMIAN ANDRE

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