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La bolita (Néstor Rompani)

Las puertas de la escuela se abrieron y los chicos de primer grado, luego de despedirse
de sus padres con un beso, ingresaron al establecimiento a reencontrarse con sus maestras. El
bullicio se fue apagando lentamente cuando los pequeños debieron formar la respectiva fila
para introducirse en las aulas, previa entonación de la canción a la bandera.
Los dibujitos, las vocales, las témperas, los cortes de papel y la charla de la maestra le
daban su color y calor a la clase. Se oyó la campana y a jugar, el primer recreo había llegado.
Nicolás y Jerónimo, se dirigieron hacia un espacio de tierra en el patio para jugar a las
bolitas.
-Jero, ¡qué linda tu puntera negra!
-A mí me gusta la amarilla y azul que tenés vos, porque parece de Boca.
-Me la regaló mi hermano el Toto, que la tiene hace mucho.
-Te la juego por la negra.
-Nooo, si la pierdo me muero, o mi hermano me mata.
-Dale Nico, no seas bolu, si vos jugás bien.
-Bueno, está bien.
-¡Te gané Nico, te gané!
- ...
-Dale, dame la bolita que nos llama la seño.
-Tomá... mi hermano me mata.
-No seas maricón, vamos.
A la salida, Toto, el hermano mayor de Nicolás, lo esperaba. Lo tomó de la mano y
comenzaron a caminar. Detrás de ellos iba Jerónimo.
- Niiiico, tomá, te olvidaste la bolita.

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