EL MEXICANO
ASPECTOS CULTURALES
Y PSICOSOCIALES
‘
hae
wr
t
ce
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICOque tenderd a una mayor
En cuanto a
con cierto rigor supone entfrentar-
dose, podrii recuperar parte de los el 'versas conceptualizaciones adquiridas en usos histéricos
fiadanos que ahora estén en contra, se han murginado, o bievey
iniferentes ante la forma en que se leva a cabo la politica,
Una interrogante dificil de ac
larar es si el Estado tended
Suficiente capacidad para resolver el problena edue V0,
como quedé seftalado es condici6n sir
‘ocidlogo se encuentra en una situacién singular dentro
specialistas en ciencias sociales, en la medida en que
Parte del vocabulario de los asuntos cotidianos y de
n extendida dentro de los mis distintos estr
oS en su tarea académica. Y si bien esto
desventajas por la imprecision conceptual, se ber
ecesario, al evitar usar un lenguaje oscuro y
le S6lo para los iniciados.
Un primer desglose de este concepto estaria apoyado por las
fan en los dic-
de la lengua
gente parecen ser insigi
ra la magnitud de la tarea por real
Finalmente, se puede sefialar que la
dependencia de cualquier con:
Vs Las Rey Pes gna cones polices soy
México, México, tess is
profesional, 1967,
262no en su propio yo, en su familia,
humanidad, puesto que su esencia
Lun proceso continuo de desbastar stu
Su persona, de “afinarse” es decir, de hacerse més hom
encontrarse. Es en este contexto que Malraux define a la
Ta como la expresién més profunda de fi
formas de arte, de amor,
vés del curso de los
feman, como para Johnson y Duverger,
a de cultura resulta abstracta y poco mang}
Por Io que el dltimo propone volverla mis opera
ciendo en ella el concepto de rol. Duverger
siguiente defi cultura es un conju
maneras de actuar, de pensar y de sentir, co
| André Malraux, Poltica de la cultura, Buenos Aires, Argentina, Ba
1976, p.
ionario de ciencias sociales, Madrid, uNe:CO, 1, 1975,
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jue definen los comportamientos expresados de una colee-
ividad de personas.’ Por lo tanto, la acc
como el modo de
es “practicar algo
na cultura, puesto que no hay persona que no par-
por lo menos en minima forma, de una sociedad que
dominar y transformar al mundo. Y dentro de esta linea
ade la politica, Barcelona, Ariel, 1975, pp.
tura de a pobreza, Buenos Aires, AmorTor
* Maurice Duverger, op. cit, p. 11S
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